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PRESENTADO POR:
Kenyi Jheyson Mendoza Anchapuri
ASIGNATURA:
Producción de Textos Académicos
DOCENTE:
Condori Ccahua Cerafina
Ciclo: 2021 - 2
Puno – Perú
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DEDICATORIA
En primer lugar, agradecer a nuestro Dios por ser la parte fundamental de la vida y en
Con todo el cariño y amor para mis padres y para las personas que me apoyaron para
que pudiera lograr la culminación del trabajo, por la motivación y estar siempre ahí
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AGRADECIMIENTO
buena manera.
Agradecer a esta prestigiosa universidad la cual abre sus puertas a jóvenes como
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CONTENIDO
INTRODUCCIÓN......................................................................................................................5
1. ANTECEDENTES .............................................................................................................6
2. MARCO TEÓRICO...........................................................................................................7
4. CONCLUSIÓN .................................................................................................................12
ANEXOS ...................................................................................................................................13
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INTRODUCCIÓN
Esta pandemia también trae consigo varios otros efectos más amplios, menos visibles
hacia las personas, pero igual de preocupantes: la negación de la atención sanitaria para
trastornos y enfermedades no relacionados con la COVID-19; el descuido y el maltrato
en instituciones públicas y centros de salud; el aumento de la pobreza y el desempleo a
nivel mundial; los efectos devastadores de esta pandemia en el bienestar y la salud mental
de las personas en el mundo; y el trauma que supone el estigma y la discriminación por
varios factores.
Todos los esfuerzos, para lograr proteger a las personas de edad no se deben pasar por
alto los numerosos cambios que pueden darse dentro de esa categoría de personas, ni la
increíble resiliencia y positividad de estas personas, y los múltiples papeles y oficios que
ellos desempeñan en la sociedad, pues ejercen, entre otras cosas, de cuidadores,
voluntarios y líderes comunitarios. Hemos de apreciar toda la diversidad que se engloba
en la categoría formada por las personas de mayor edad. Las mujeres, por ejemplo, están
sobre protegidas tanto entre las personas de edad como entre los cuidadores remunerados
y no remunerados que las atienden en varios campos de la vida diaria. Como también,
debemos reconocer la importante de la contribución de las personas de edad para hacer
frente a esta crisis que nos aqueja a todos, por ejemplo, como trabajadores sanitarios y
cuidadores. Todos nosotros como estados, empresas, organizaciones internacionales,
sociedades, comunidades, amigos y familias, debemos de intensificar nuestros esfuerzos
para apoyar a las personas de mayor edad. Debemos hacer todo lo posible para preservar
sus derechos y su dignidad en todo momento hasta el día de su partida.
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1. ANTECEDENTES
El 30 de enero de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote del
nuevo coronavirus humano (SARS-CoV-2) como una Emergencia de Salud Pública de
Importancia Internacional (ESPII). (Organización Mundial de la Salud, 2020)
La enfermedad por COVID-19 afecta a personas de todas las edades y no está aislada de
ningún origen étnico, estrato socioeconómico o género. Sin embargo, con el paso del
tiempo se ha evidenciado que las personas mayores constituyen un grupo especialmente
vulnerable frente al virus. De acuerdo con la información oficial disponible, al 8 de julio
2020, el porcentaje de personas de 60 años y más contagiadas por la COVID-19 dentro del
total de la población en la misma situación fue del 21.7% en Cuba, 20% en México, 19%
en Panamá, 13% en El Salvador, 9% en Guatemala y el 5% en Costa Rica. La tasa de
letalidad por la COVID-19 en la población de 60 años y más alcanzó el 33,4% en México,
13,6% en Cuba, 5,7% en República Dominicana y 4,9% en Costa Rica. El total de personas
mayores fallecidas en estos cinco países fue de 18.548. (Comisión Económica para
América Latina y el Caribe, 2020)
En el informe emitido por las Naciones Unidas (23 de abril de 2020), se enfatizó que es
esencial que los gobiernos tomen medidas desde una perspectiva de derechos humanos
para detener la difusión del COVID-19, reducir sus posibles efectos negativos sobre la vida
de las personas y proteger cuidadosamente a los sectores más vulnerables y desfavorecidos.
(Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 2020)
Asimismo, el 23 de abril de 2020, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH), en el marco de su Sala de Coordinación y Respuesta Oportuna e Integrada para la
crisis derivada de la pandemia de la COVID-19 (SACROI COVID-19), urgió a los Estados
a brindar una protección reforzada a las personas mayores de la región, quienes se
encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad, y a adoptar las medidas necesarias
para garantizar sus derechos, de acuerdo con la Convención Interamericana sobre la
Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores. (Organización de los
Estados Americanos, 2020)
Las instituciones nacionales de personas mayores en toda la región están redoblando sus
esfuerzos para que las personas de edad avanzada no queden atrás con respecto a su
atención en salud y cuidados, así́ como en su inclusión en la sociedad. En algunos casos,
su acción se ha visto reforzada porque el Paísratificó la Convención Interamericana sobre
la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores. En otros, las leyes
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nacionales han permitido brindar atención preferencial a este sector poblacional. También
hay países donde la voluntad política de las autoridades ha dado un lugar preponderante a
este grupo social. (Organización de los Estados Americanos, 2020)
En este marco, el Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (CONAPAM) de Costa
Rica y el Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA) de Chile, con el apoyo técnico
de la sede subregional de la CEPAL en México, convocaron a la reunión “El impacto de
la pandemia por COVID-19 en las personas mayores”, realizada de manera virtual el 29
de abril de 2020. (Organización de los Estados Americanos, 2020)
2. MARCO TEÓRICO
Si bien todos los grupos de edad en el mundo corren el riesgo de contraer la COVID-19,
en el caso específico de las personas de edad avanzada el riesgo de morir o de enfermarse
gravemente tras la infección es mucho mayor, y la mortalidad en mayores de 80 años
quintuplica esta media. Se estima que el 66 % de las personas de 70 años en adelante tiene
al menos una enfermedad preexistente en su haber, lo que incrementa significativamente
el riesgo de que sufran los efectos graves de la COVID-19. Las personas de edad también
pueden ser víctimas de discriminación por motivos de su edad en las decisiones relativas
a la atención médica, el triaje y los tratamientos vitales para sobre llevar el virus. Como
muestra de las desigualdades existentes en el mundo, ya antes de la COVID-19 en algunos
países en desarrollo cerca de la mitad de las personas de edad carecía de acceso a los
servicios de salud esenciales para sobrevivir. La pandemia puede conllevar también la
reducción de servicios críticos no relacionados con la COVID-19, lo que aumentaría los
riesgos para la vida de las personas de edad. (Naciones Unidas, 2020)
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recibieron noticias perturbadoras de casos de descuido o maltrato a personas de edad.
Estas personas que pasan la cuarentena o el confinamiento con sus familiares o cuidadores
pueden también estar expuestas a un riesgo mayor de sufrir violencia en algunos casos,
malos tratos y descuido por parte de sus familiares. Las que viven en condiciones
precarias, como en campamentos de refugiados, asentamientos informales y prisiones,
corren este riesgo particular debido a las condiciones de hacinamiento, el acceso limitado
a los servicios de salud y a las instalaciones de agua y saneamiento, así mismo las posibles
dificultades para acceder al apoyo y una asistencia humanitaria. Además, las personas de
edad también suelen ejercer de cuidadores en varios casos para hacer frente a la pandemia,
por lo que corren un riesgo mayor antes las demás personas de contraer el virus. Así es
en el caso de las personas de edad, muchas mujeres, que han de ejercer de cuidadoras de
otras personas de edad en el hogar arriesgando sus vidas, especialmente en contextos
especifico de la fragilidad de sus sistemas de salud y atención prolongada.
(Naciones Unidas, 2020)
El virus no solamente pone en peligro la vida y la seguridad de las personas de edad, sino
también sus redes sociales, su escaso acceso a los servicios de salud, sus empleos y sus
pensiones. Quienes con normalidad reciben atención en casa y en la comunidad, como las
mujeres de más de 80 años de edad que tienen más del doble de probabilidades que los
hombres de vivir solas, corren el gran riesgo de verse bajamente afectados por las medidas
de distanciamiento físico que se impuso a nivel global. Los períodos prolongados de
aislamiento podrían tener graves consecuencias en la salud mental de las personas de
edad, puesto que su inclusión a la tecnología es menos probable por el hecho de no
conocer el tema. Los efectos sobre los ingresos y el desempleo son también considerables,
dado que, a nivel global, la proporción de personas de edad entre la población activa ha
aumentado casi un 10 % en los últimos tres decenios. La protección social ayuda y puede
ofrecer una red de seguridad, pero las carencias de cobertura en algunos países en
desarrollo bajo, en los que menos del 20 % de las personas en edad de jubilación percibe
una pensión, son considerables. (Naciones Unidas, 2020)
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1.2 LOS EFECTOS DEL DISTANCIAMIENTO FÍSICO Y EL ESTIGMA
Corremos el gran riesgo de que la COVID-19 agrava la exclusión social de las personas
de edad con medidas para restringir la circulación de los mismos y los contactos que los
rodeaban, como las restricciones que imponen la permanencia en el domicilio y cuidados
especiales, las cuarentenas y los confinamientos. Si bien se trata de medidas cruciales e
importantes para garantizar la seguridad de todos, es necesario que en la medida de lo
posible tengan en cuenta las realidades a las que se enfrentan las personas de edad al
encerrarse por un periodo largo, a fin de no aumentar su nivel de aislamiento social y
empeorar su estado de salud. Los riesgos se incrementan si esas medidas permanecen en
vigencia durante períodos prolongados y no permiten las interacciones sociales en
persona u otras medidas de restricción. Muchas personas de edad dependen de servicios
y apoyo domiciliarios y comunitarios, en particular las que viven solas. Deberían
intensificarse los esfuerzos que las autoridades y los voluntarios de las comunidades están
llevando a cabo en varios países para llegar a las personas de edad y prestar los servicios
de apoyo necesarios. (Asociación Española de Pediatría, 2020)
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1.2.3 Efectos en la Salud Mental y el Bienestar:
Como en muchos países cada vez son más las personas de edad que viven solas por causa
del abandono o desdén de su familia, la pérdida y la desarticulación de las redes sociales
a causa de la COVID-19 pueden crear una situación en la que dejen de atenderse las
importantes necesidades de apoyo psicosocial y de salud mental de muchas personas de
edad. Para los muchos millones de personas de edad que viven en centros residenciales,
las medidas de distanciamiento físico que limitan las visitas y las actividades en grupo
pueden perjudicar la salud física y mental y el bienestar de estas personas, en particular
las que padecen deterioro cognitivo o demencia y tienen un grado de dependencia
elevado. (Organización Mundial de la Salud, 2020)
Los países de la región han logrado avanzar rápidamente con medidas de distanciamiento
social como respuesta a la pandemia y lentamente se empiezan a observar respuestas en
el área de cuidados de largo plazo. De todas maneras, las medidas todavía son
insuficientes. (Sáenz, 2021)
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visitas a residencias de adultos mayores bajo la jurisdicción del Ministerio de Desarrollo
Social y se entregaron alimentos secos, medicinas y artículos de limpieza a las mismas.
En Ecuador y Costa Rica se prohibieron las visitas a los centros geriátricos a nivel
nacional. En Argentina, se limitaron las visitas en las residencias de PAMI y se
suspendieron las actividades en centros de día. Estas medidas se complementan con otras
como la definición de protocolos y recomendaciones para la atención en residencias o
centros de día (Argentina, Barbados, Chile, Colombia, Costa Rica, Panamá, Perú o
Uruguay). (Oliveri, 2020)
3. SOLUCIONES O RECOMENDACIONES
• Reforzar los servicios de atención a las personas de edad de manera que se respeten sus
derechos y su autonomía e integridad personal.
• Evaluar las necesidades de las personas mayores, especialmente las que están más
aisladas o las personas con movilidad limitada y deterioro cognitivo o demencia, a fin de
prestarles apoyo específico, que incluya atención de la salud mental y apoyo psicosocial.
• Apoyar a las personas de edad y a las que se encargan de su cuidado para que puedan
acceder a la comunicación digital o a formas alternativas para mantener el contacto con
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sus familias y las redes sociales cuando los movimientos físicos están restringidos.
• Asegurarse de que la información sobre las medidas para protegerse frente a la COVID-
19 y sobre la manera de acceder a los servicios llegue a las personas de edad trabajando
con voluntarios y organizaciones de las comunidades y empleando formatos diversos que
puedan ser accesibles para un gran número de personas de edad.
• Aumentar los servicios móviles para garantizar el acceso a las personas mayores más
aisladas o con movilidad limitada para evaluar sus necesidades y prestarles apoyo.
• Trabajar con las comunidades y utilizar distintos formatos, como emisiones de radio,
notificaciones impresas y mensajes de texto, para velar por que la información crítica
llegue a las personas de edad.
• Utilizar términos para describir a las personas de edad que no las estigmaticen y evitar
los estereotipos. No etiquetar a las personas de edad como si todas ellas fueran frágiles y
vulnerables. Abstenerse de utilizar palabras para referirse a las personas mayores que
tengan connotaciones o sesgos negativos. (Organización Panamericana de la Salud, 2021)
4. CONCLUSIÓN
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ANEXOS
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REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
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