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María Alejandra Calvo García

Humanismo y cultura

30 septiembre de 2018

Reflexión sobre la tolerancia y los Derechos Humanos.

Resulta ser un poco contradictorio leer sobre la tolerancia y la viabilidad de los Derechos

humanos, ya que siempre ha sido un tema delicado de tratar y más ahora con la situación

que tenemos en el país; claro que esto no significa que antes de la crisis venezolana no se

infringieran, lastimosamente nuestro territorio siempre ha tenido un pasado violento donde

todas estas facultadas han sido y son violentadas, pero ahora se puede evidenciar de mejor

forma con dicho acontecimiento del país vecino.

En primer lugar, me parece muy surrealista leer todos esos derechos que poseemos,

no porque me parezcan asombrosos como tal, sino que estando en mi posición de

colombiana es utópico pensar en que todo sea posible. Siendo sincera, creo que somos un

país que logra violar aquellos derechos, aquí hasta nacer resulta ser un privilegio, y tal vez

si lo logra (dependiendo de la región) no dure mucho en estas tierras, o sea violentado por

otras personas categorizándose como un desplazado más, este tipo de cosas es lo que nos

hace desiguales e intolerantes.

Por otro lado, se supone que todos debemos ser iguales ante la ley y sin distinción

alguna, pero no es un secreto que las cosas no funcionan así. Lastimosamente, como

humanos que somos, la corrupción siempre le gana a cualquier derecho, asesinos o los
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llamados ladrones de cuello blanco, logran salirse con la suya por su posición social y

económica, dejando a los otros sedientos de justicia.

Nadie resulta ser igual ante la ley, lo que resulta ser igual es la cantidad de plata que

hay para ofrecer. Y esto no es solo con la justicia, evidentemente este mal nos acecha en

todas las ramas, en la política, en las empresas e incluso en la misma cotidianidad, lo cual

promueve mucho más la desigualdad y la discriminación frente a ese otro que no tiene la

misma capacidad que yo.

Ese otro, el que resulta ser violentado día a día, es el inmigrante, aquella persona

que genera repulsión por el hecho de que “su presencia significa pobreza, marginación,

inseguridad, desorden e incluso muestra una injusticia por resolver o tapar” (Camps)

motivando en las personas el pensamiento de valer más que el otro, por tener una cultura

diferente, una posición más cómoda y no presentar una situación de vulnerabilidad.

Por otro lado, hace falta que nos pongamos la mano en el corazón, ya que está bien

tener propios ideales y opiniones, pero también hay que respetar a los que no comparten ese

mismo pensar, como es el caso de las religiones, cada quién cree en lo que quiera, o

simplemente no creo, y no por eso hay menospreciar su palabra, tratarlo de forma

despectiva, apoyar actos de violencia contra aquellos o juzgarlos sin razón de ser. Todos

tenemos derecho a la libertad de culto, y nos falta razonamiento para comprender al otro,

aquel que resulta ser diferente a mí y a mis allegados, una persona poseedora de dignidad la

cual la hace merecedora de respeto y tolerancia.

De igual manera pasa con las personas homosexuales, hoy en día se aprecia una

evolución frente al tema, pero ¿Realmente las personas no discriminan a esta población? Lo
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que se está haciendo ahora es una obligar a respetar por medio de normas, y es triste llegar

a eso porque simplemente no podemos respetar lo diferente, nos resulta tan extraño de

entender que por eso lo categorizamos como anormal o raro, e incluso lo condenamos con

nuestras creencias.

Aunque suene muy cliché, el amor es amor en todas sus manifestaciones, y nadie

debería meterse en la vida del otro, si la otra persona es feliz así, yo no debería meterme en

su vida y en su privacidad. Si dicha persona no concuerda con mis ideales morales no

debemos generar prejuicios, a pesar de que sea un poco difícil no hacerlo porque somos

humanos que inevitablemente tiene juicios de valor frente a todas las eventualidades, hay

que tolerar a los demás, eso no significa que inmediatamente se apoye lo que hace la otra

persona, significa que se respeta la dignidad y los derechos que tiene como ser humano.

Finalmente, es importante que como sociedad trabajemos en fortalecer la tolerancia,

ya que esta depende de la “educación, cultura y sensibilidad pública” para ser efectiva, para

permitirnos ser humanos que respetan dignidades humanas sin importar color, sexo,

posición social, etc. De esta manera, lograremos convivir pacíficamente en nuestro entorno,

sin necesidad de tantas peleas, desprecios y hasta muertes por cosas que no valen la pena y

no tienen sentido.

Por último, debemos aceptar de que todos claramente somos diferentes, y es una

realidad que no se podrá cambiar nunca, y por dicha razón hay que aprender a convivir

juntos, no sé puede desaparecer al otro que es inferior o distinto, por el contrario, debemos

llenarnos de tolerancia para que esta sea el punto de enlace entre todos y poder vivir en paz,

en un ambiente seguro y tranquilo, pero principalmente, un ambiente libre donde se

respeten los Derechos Humanos.

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