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CASO CLINICO

“El Dr. Brantleigh dijo que tenía esquizofrenia", informó Sofía. Sofía era la nieta política adulta del
Sheila Wilton, y aportó la mayor parte de la información de la historia clínica. La mueca de sus
labios revelaba que no le creía al Dr. Brantleigh.

Los problemas habían comenzado alrededor de tres meses antes, cuando Sheila había tenido
dificultad para encontrar su camino de vuelta desde la tienda. Había comprado en la tienda de
autoservicio de la esquina durante muchos años, pero ahora en dos ocasiones al parecer había
girado a la izquierda en vez de a la derecha, y terminado a muchas cuadras de distancia. La
primera vez un policía la había llevado a casa.

La segunda vez, un vecino la reconoció y le llamó a Sofía quién acudió para recogerla. "Al inicio,
parecía extrañada, confundida", se lamentó Sofía, "pero cuando le pregunté más tarde nuestra
dirección y otras cosas por el estilo, me respondió correctamente".

Unos cuantos días después, Sofía encontró a Sheila sentada en el borde de la cama en su
recamara, hablando con una alucinación vívida de su esposo, que estaba parado a su lado. "Me
estaba haciendo señas para que me levantara y preparara el desayuno", fue lo que le dijo Sheila
cuando por fin fue capaz de relatar el suceso. "Y mi padre murió hace siete años", concluyó Sofía.

Habían acudido con su médico local, quien, al no encontrar algo mal, refirió a Sheila para una
valoración psicológica. Un diagnóstico tentativo de esquizofrenia y otra visita al médico habían
dado como resultado una receta de haloperidol, "y luego se desencadenó el infierno".

La alucinación discreta y silenciosa de Sheila se había vuelto hostil. Utilizando todavía la mímica el
fantasma de su esposo ahora la amenazaba, en ocasiones con un puño cerrado, en ocasiones con
el pesado bastón que siempre llevaba. Al principio ella había presentado agitación, y luego furia,
que por último se había convertido en un estado de confusión que iba y venía.

En el transcurso de un día o dos había desarrollado sedación intensa, luego rigidez-tanta que
difícilmente podía caminar. "Ahora están diciendo que tiene catatonia y que necesita
electrochoques", dijo Sofía "No lo entiendo. Nadie de su familia había tenido alguna enfermedad
mental de este tipo".

Una y otra vez a lo largo del día, Sheila desarrollaba confusión, en ocasiones sin-saber dónde se
encontraba, Sin embargo, en el consultorio se mostraba del todo orientada, y sólo erró la fecha
por un par de días. "Eso es lo mejor que yo puedo hacer", recalcó Sofia. "Pero es tan típico de su
estado actual primero desorientada, luego orientada de nuevo. La implicación fue que ella estaba
lo estaba haciendo para recibir toda la atención que yo le daba. Brantleigh utilizó la palabra
simulación”.

¿Cuál es el diagnóstico más probable?

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