Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide
range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and
facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact support@jstor.org.
Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at
https://about.jstor.org/terms
II
Ili
de la intelectualidad creada
ción de Dios. Esto es lo que
la iriteligencia y la voluntad
al Ser Infinito.
Comencemos por consignar un hecho reconocido por todos
los teólogos. Todo conocimiento de Dios inferior a la vision in
tuitiva es un conocimiento mediato, obtenido a través de un me
dio objetivo creado : todo conocimiento mediato de Dios es ne
cesariamente un conocimiento meramente anàlogo, obtenido corno
està a través de un medio finito, que no puede ser perfectamente
semejante al Ser Infinito : un conocimiento no anàlogo, sino pro
pio, de Dios sólo es asequible en la intuición, pues no puede haber
especie creada que represente el Infinito ad modum infiniti, y
todo objeto creado tiene una semejanza meramente analògica, esen
cialmente imperfecta con el Ser Increado. Por otra parte, a la
luz de la revelación se ha llegado a la conclusión cierta de que
la creatura intelectual pura, es decir, no deificada, no puede pasar
la frontera del conocimiento mediato de Dios.
Sobre este hecho la teologia no ha reflexionado suficientemen
te; y sin embargo, proyecta un fuerte haz luminoso en el proble
ma de la inmanencia de la vision de Dios. En efecto : el conoci
miento mediato de Dios, es necesariamente anàlogo y, en conse
cuencia, esencialmente imperfecto. El medio objetivo creado, a tra
vés del cual se llega a Dios, incluye necesariamente finitud y po
tencialidad, mientras que la realidad divina, en él representada, es
Acto Puro e Ilimitado. El entendimiento creado se percata de està
esencial imperfección de su conocimiento mediato de Dios y, no
provectando sobre la realidad divina el modo imperfecto con que
el medio objetivo la representa y el modo imperfecto con que en
ese medio creado conoce a Dios, evita que su conocimiento sea
falso; pero, aun cuando se percate de esa imperfección, no puede
eliminarla : es una imperfección inevitablemente vinculada a todo
conocimiento mediato de Dios, compuesto esencialmente de luz y
sombra; el medio objetivo creado es corno un objeto opaco que
pennite percibir lo que està detràs de él y simultàneamente obli
ga a percibirlo imperiectamente 18.
Pero la imperfección esencial del conocimiento mediato de Dios
no consiste unica ni principalmente en que es un conocimiento in
completo : consiste principalmente en que, mientras permanece den
20 S. Τη., I, q. 12, a. 8-10; C. G., Ili, 56, 59; Comp. Theol., i, 106, 149.
ta a la voluntad creada en
in actu primo, aspecto inna
vision de Dios. Està consec
statado el hecho en que se
perimente ante el bien, en
cationem que no experiment
segùn la unanimidad de los
nia viviente y manifestació
lidad ontològica, de un aspe
ese bien : esa determinatio
actu secundo, presupone ne
ad unum en el orden del ser
quese este recto modo de ra
dad quoad specificationem
experimenta ante la vision
mitir, no ya a pari, sino a f
el mas profundo estrato d
escondida una innata afìni
lar y exclusiva, respecto d
Sumo en Si mismo; a fortio
tan sólo parcialmente inmo
movilidad ante la vision de Dios es total : inmovilidad total que
presupone una mayor profundidad en la determinación innata ad
unum ο afìnidad ontològica correspondiente : de este modo se ha
hecho visible la profundidad de la inmanencia de lo sobrenatural,
que radica en el mas intimo estrato de intelectualidad creada 2
Es verdad que el entendimiento creado puede por si mismo ob
tener el concepto de bien, en cuanto tal, y la voluntad puede por
si misma apetecerlo, alcanzando asi por sus fuerzas naturales la
inmovilidad parcial; mientras que, al no poder el entendimiento
por sus fuerzas naturales ver a Dios, tampoco puede la voluntad
alcanzar naturalmente la inmovilidad total y perfecta. Esto prueba
ùnicamente que la creatura intelectual no puede por si misma, es
decir, dejada en su pura creaturalidad, llegar a la perfecta inmovi
lidad; inmovilidad perfecta que solo podrà alcanzar en el caso hi
potético de su deificación en la vision de Dios, de la superación de
su pura creaturalidad. Pero queda en pie el hecho de que la volun
tad creada, por razón de su mera condición esencial de apetito in
2* S. Τη, I, q. 82, a. 1-2; I-II, q. 10, a. 1-2; De Ver. qu. 22, a. 5-6;
De Malo, q. 6, a. unic.
IV
27 Cf. De Finance J., Ètre et Agir, 280-1, 339-342; Lotz J., Kant und
die Scholastik heute, 102-108; Marechal J., Le Point de Départ de la Mé
taphysique, V, sect. Ili, chap. 3-4; Ed. II, 363-424; Rast M., Dos subjective
« A priori » in unserer Gotteserkenntnis, Scholastik, 1939, 78-80.
28 Nuestro estudio, estrictamente teològico, se limita a analizar la estruc
tura intima del entendimiento creado a la luz de la revelación, que nos
descubre con certeza que la creatura intelectual es capaz de la vision de
Dios y que solamente en esa vision alcanza su perfección simplemente ùltima.
No queremos entrar en la discusión del conocido problema acerca de la po
sibilidad de conocer por la sola razón naturai, sin influjo alguno de la re
velación, que el entendimiento finito es capaz de la intuición del Ser Infini
to. — Creemos mas probable la opinion que afirma, que, sin la luz directa
ο indirecta de la revelación, no podemos conocer ciertamente que la intui
ción del Infinito es posible, de algùn modo, al entendimiento finito.
ditas » (S. Τη., I, q. 12, a. 1 ; De Anima, q. unic., a. 17, ad 16; etc.). Esto
equivale a afirmar que la razón ùltima por la cual la creatura intelectual
no puede por si misma alcanzar la vision de Dios es su creaturalidad, su ser
participado, compuesto de potencia y acto, es decir, su movilidad. Mientras
que Dios, Acto Puro, Ser subsistente e Inmovil, naturalmente intuye su esen
cia infinita. (Cf. Comp. TheoI,, I, 4-11, 74, 80, 149, 1S0, etc; S. Th., I, q.
9, a. 1-2; q. 65, a. 1, ad 1 ; Ili, q. 57, a. 1, ad 1 ; etc.).
« Consummatio autem hominis est in adeptione ultimi finis, qui est per
fecta beatitudo sive felicitas, quae consistit in divina visione. Visionem autem
divinam consequitur immutabilitas intellectus et voluntatis. Intellectus qui
dem : quia cum perventum fuerit ad primam causam in qua omnia cognosci
possunt, inquisitio intellectus cessat. Mobilitas autem voluntatis cessat, quia
adepto fine ultimo, in quo est plenitudo totius bonitatis, nihil est quod desi
derandum restet. Ex hoc autem voluntas mutatur quia desiderat aliquid quod
nondum habet. Manifestum est igitur quod ultima consummatio hominis in
perfecta quietatione vel immobilitate consistit et quantum ad intellectum, et
quantum ad voluntatem... ostensum est autem in praemissis [cap. S] quod
aeternitatis ratio ex immobilitate consequitur. Sicut enim ex motu causa
tur tempus, in quo prius et posterius invenitur, ita oportet quod remoto mo
tu cesset prius et posterius, et sic aeternitatis ratio relinquitur, quae est
tota simul. In ultima igitur sua consummatione homo aeternitatem vitae con
sequitur non solum quantum ad hoc quod immortaliter secundum animam
vivai, quod habet anima rationalis ex sua natura..., sed etiam ad hoc quod
ad perfectam immobilitatem perducatur » 3e.
" Camp. Theol., 104; II, 9; 5\ Th., I-II, q. 3, a. 8; C. G., Ili, 53.
ss Camp. Theo!., I, 4-5 Cf., S. Th., T, q. 10, a 2-3; C. G., I, 15, etc.
39 Camp. Theo!., 149, 150; Cf. C. G. Ili, 61; .9. Th., I-II, q. 5, a. 4.
40 S. Τη., I, q. 10, a. 3.
41 S. Τη., I, q. 10, a. 5, ad 1.
42 IV Sent., d. 49, q. 1, a. 2, qe 3, ad 3. — S. Tomàs mide la mayor per
fección de una creatura por su mayor inmovilidad, por la que se acerca mas
a Dios, que es absolutamente inmovi 1 (S. Τη., I, q. 65, a. 1, ad 1, etc). Lò
gicamente ha visto en la inmovilidad alcanzada por el entendimiento creado
en la vision de Dios un elemento supercreatural y deificante, una participa
ción en la divina eternidad, que no puede naturalmente convenir a ninguna
creatura.
43 « Das von Christus uns verheissene ewige Leben ist nicht bloss des
halb ewig, weil schlechtweg in irgend welcher Weise unsterblich, unvergàng
lich, sondern deshalb, weil es ein Ausfluss des absolut ewigen, des absolut
prinzip- und end-losen sowie unverànderlichen Lebens der Gottheit ist. — Das
natiirliche Leben des geschaffenen Geistes ist, wenn auch unverganglich, doch
nicht iiber jeden Zeitfluss erhaben; weil es nicht in einem Akte seinen gan
zen Reichtum entfalten kann, muss es sich in einein fortdauernendera Wech
sel verschiedener Akte entwickein. Das Leben aber, welches der Geist in
Gott lebt, ist dem góttlichen gleichgeartet ; bei ihm ist alles in Gott und um
Gott gerumkreist, wie die Planeten um die Sonne, steht er mit seinem {iber
natili-lichen Leben in Gott selbst mit unwandelbarer Ruhe, in dem einen Akte
der Erkenntnis und Liebe Gottes alles das beschliessend, was im natiirlichen
Leben in langer und vielfacher Entwicklung verlàuft. Er ist in Gott und
mit Gott, nicht nur iiber die Gesetze des irdischen Zeitflusses in der geistigen
Kreatur (des « aevum ») erhaben und partizipiert an dem Gott allein vor alien
Kreaturen eigentiimlichen Vorzuge der unwandelbaren Ruhe. Sein Leben
ist, weil durch und durch gdttlich und aus Gott fliessend, in ihm griindend,
ewig nach Art des Lebens der Gottheit, und diese Ewigkeit selbst ist somit,
wie die Folge, so auch ein hervorstechendes Merkmal seines gòttlichen Cha
rakters ». Scheeben M. J„ Die Mysterien des Christentums, Neuntes Haupts.,
§ 93; Ed. Hófer, 1951,p. 553.