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LOS 10 MANDAMIENTOS

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Dibus: Patxi Velasco FANO Texto: Fernando Cordero ss.cc.

Antes de comenzar a meditar cada uno de los


mandamientos, entregados por Dios a Moisés en el Sinaí,
recordemos el resumen que Jesús realizó en Mt 22,36-40:
– Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?
Él le contestó:
– “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu
alma, con toda tu mente”. Este es el mandamiento principal
y el primero, pero hay un segundo no menos importante:
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. De estos dos
mandamientos penden la Ley entera y los Profetas.
1º- Amarás a Dios sobre
todas las cosas
1º - Amarás a Dios sobre todas las cosas
Serás feliz si pones al Señor en el centro de tu vida. Si, como un niño, te
lanzas a sus brazos. Si te pones por encima de las apariencias, el tener, el
presumir, el querer ser el primero… Lo más grande de todo Dios. Porque
cuando estamos en Él, nos movemos en Él, todo tiene sentido y realmente
somos felices.
El amor ocupa tan poco porque quizá lo ocupa todo y no necesita de
sucedáneos ruidosos, brillantes o metálicos.
El Dios en zapatillas nos espera, nos abraza, nos ama.
Amarás a Dios… sobre todas las cosas, sobre tantas cosas que nunca nos
darán la felicidad. Amar, lo más grande, cuando Él acuna nuestros sueños,
acaricia nuestras utopías y sencillamente nos abraza.
2º - No tomarás el nombre de Dios en vano
2º - No tomarás el nombre de Dios en vano
El nombre de Dios es “Abba”, “papaíto”. Es relación de ternura con sus
hijos. Abba nos brinda la oportunidad de ser hijos y de convertirnos en
hermanos. Abba es abrazo incondicional, sostén en las horas de la dificultad,
ternura en lo cotidiano, alegría sin fin. Abba es el nombre de lo más preciado,
de lo más sagrado, donde cabemos todos, donde no queda excluido nadie.
Su hermoso Nombre no puede ser utilizado, manejado, manipulado, manchado.
Es el Nombre que invita a la Paz, que hace posible la fraternidad universal sin
distinciones de ninguna clase, porque cualquier persona queda distinguida con
su Nombre.
No usemos su Nombre en vano, para cualquier cosa. Es sagrado, regalo,
sacramento, no tiene precio. Pero démoslo a conocer con pasión y con
contento. Es la mejor noticia que podemos transmitir.
3º - Santificarás las fiestas
3º - Santificarás las fiestas
Santificar las fiestas es sumergirnos en la santidad de Dios.
Es entrar en el dinamismo de la Familia de Nazaret: de la
alegría, la disponibilidad, la escucha, el servicio y la ternura.
Santificar las fiestas es vivir desde la onda de Dios.
Impulsar lo cotidiano para que todo nos hable de Dios. Pero
para que todo nos hable de Él, hemos de hablar y celebrarlo
en familia. El Domingo, las grandes fiestas de los santos, de
la familia, los pequeños y grandes acontecimientos son
motivo para pasarlo por el corazón y la oración.
Santifiquemos las fiestas, la vida… para ser cristianos de
corazón y pasión.
4º - Honrarás a tu padre y a tu madre
4º - Honrarás a tu padre y a tu madre
Honrar, amar a nuestros padres, especialmente en los momentos de
enfermedad, limitación, ancianidad, pero también en lo cotidiano, en tantas
oportunidades que tenemos de disfrutarlos, quererlos, mostrarles toda
nuestra gratitud por todo lo recibido de su amor.
Nuestros padres son nuestras raíces, nuestro origen. Nos recuerdan cómo
es Dios: abrazo de padre y de madre. Son fiel reflejo de todo lo desbordante
que es el Señor. Son la prueba directa de que el “amor” no es una palabra
sino una realidad que puede llevar incluso a dar la vida.
Demos gracias por nuestros padres y cuidémoslos, como regalo precioso que
nos regala el Creador y origen único de nuestra familia.
5º – No matarás
5º – No matarás
No matarás. Cuidarás de la vida. La regarás con amor. Porque nuestra
vocación es vivir y hacer que los demás vivan en toda su plenitud. Colaborar
con el Creador para que la felicidad se extienda por toda la tierra, como
regadera que empapa la planta y le da vigor.
Cuidemos de la vida, de toda vida. De los de cerca, de los de lejos, de los que
todavía no están, de los que vendrán, de los que se irán. De las personas, de
la naturaleza, del cielo, de la tierra, del mar, de la montaña… Cuidemos la
vida. Las azadas están para remover la tierra no para destruir vidas. Que los
tanques se transformen en columpios de paz, que la violencia desaparezca
para que la vida tenga siempre la última palabra. La vida que Dios quiere. Vida
que es regalo, que se regala, que es para dar y compartir.
Cuidemos de la vida… Es nuestra principal tarea. Nuestra vocación.
6º – No cometerás actos impuros
6º – No cometerás actos impuros
Jesús nos limpia con el suavizante de su Amor. Nos regala la blancura de su
corazón y nos deja las señales de una vida realmente pura: la de identificarse
con las bienaventuranzas, especialmente con la de ser pobres y servir a los
pobres. Jesús nos limpia, nos da la luz para que brillemos como hijos y no
como esclavos, dominados por los instintos y, sobre todo, por la colada del
propio egoísmo. Jesús nos limpia para que entremos en el centrifugado de la
conversión. Jesús nos limpia porque necesitamos que Él nos eche una mano
nos saque de nuestra manera de mirar, optar y actuar en nuestro entorno, a
veces más en clave de interés que de disponibilidad serena para el Reino.
Jesús nos limpia. Cuelga nuestras ropas en el tendedero que está al aire de
su Espíritu. Para que todo seque y se identifique con sus planes, que son los
que realmente dotan de la auténtica felicidad.
Jesús nos limpia, en positivo. Es la única manera de ser liberados.
7º - No robarás
7º - No robarás
No robarás, compartirás. No robarás, te sentirás que lo tuyo es de todos y le
de todos tuyo. No robarás, construirás una sociedad con valores. No robarás,
ni extorsionarás, ni engañarás para favorecer tus propios intereses.
No robarás, porque destrozamos la sociedad y la suerte de los más pobres.
No robarás, porque no hace falta montarse una vida de ensueño sin
necesidad. Mientras más tenemos, más nos vamos atando a más gastos e
historias que están por encima de nuestras posibilidades.
No robarás. Sé honrado. La honradez es una luz en medio de una sociedad
oscura, competitiva y en crisis.
No robarás, porque el puzle social se viene abajo con tanta economía negra,
tantos queriendo quedarse con lo que es de otros…
No robarás. Sé feliz con lo que tienes. Sorpréndete del regalo de la vida, de
las estrellas, del sol, del agua…
No robarás. No lo hagas, así darás ejemplo con tu vida cabal.
8º - No dirás falso testimonio ni mentirás
8º - No dirás falso testimonio ni mentirás
Caminemos en la verdad, en el sí que es sí y en el no que es no. Que nuestra
palabra tenga palabra, que nuestras afirmaciones concuerden con la realidad
y nuestras negaciones no sean contradictorias o erróneas.
Que nunca demos un falso testimonio, sobre todo, cuando puedan salir otras
personas perjudicadas. Lo nuestro es mirarnos en el espejo de Jesús que es
la Verdad. Que nuestra vida contraste con la suya y, sobre todo, con su
Palabra.
No nos dejemos liar por la mentira. Es un enredo que termina mal y que hace
sufrir. La Verdad es la que ha de tener la última Palabra. Vivamos desde ella,
iluminados por ella, alentados por su fuerza maternal.
9º - No consentirás pensamientos ni deseos impuros
9º - No consentirás pensamientos ni deseos impuros
Con alegría y amor, poblarás tu mente y tu corazón de sentimientos nobles y
transparentes, de conducta recta y auténtica. No te dejarás tentar por la
serpiente que conduce a la muerte, la que hace cambiar los planes de Dios
sobre ti, la que te lleva a arrastrarte, quitándote dignidad a ti y destrozando
al otro.
Con alegría y amor, poblarás tu cabeza de todo lo bueno que hace feliz a los
demás y que te hará feliz a ti.
Con alegría en el corazón, vivirás el gozo de la plenitud en lo sencillo,
cotidiano, en lo familiar, en los pequeños milagros del día a día.
Con alegría y amor, la muerte no tendrá la última palabra en ti. Despedirás a
la serpiente símbolo del tentador y serás libre para darte de verdad a los
otros.
Con alegría y amor, cabeza y corazón, los dos a un mismo son: el de la música
de las bienaventuranzas, música de Dios.
10º - No codiciarás los bienes ajenos
10º - No codiciarás los bienes ajenos
Da gracias por lo que eres, por lo que tienes, por lo que ha
logrado el vecino. Y no codicies, porque la codicia te priva
de disfrutar lo que te rodea, marchita los sentimientos y
echa a volar lo mejor de ti.
No acumules por acumular, por ser más, por creerte más
seguro teniendo. Contempla las flores del campo, los pájaros
y no caigas en la tentación de exhibirte con muchas cosas.
La seguridad, el equilibrio, lo da la interioridad, una vida
cimentada en valores, de la que brota continuamente la
alabanza y la gratitud.

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