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Es para ni un gran honor disertar en esta fecha especial y conmemorativa que toca
nuestra Nación, pues dentro de muy breves días el Perú celebrará 200 años de
aniversario de la Proclamación de la Independencia Nacional, fiel a su costumbre
de celebrar las glorias de la Patria. Por ello, realizare una pedagogía patriótica en esta
magna fecha, porque son momentos de tanta trascendencia histórica y de fe resuelta,
por cuanto en pocos días también un nuevo gobierno dirigirá los destinos de nuestra
querida Patria.
Así, nos hemos reunido aquí con la finalidad de reafirmar la identidad nacional y
espíritu cívico que nos enseña nuestro querido colegio Alexander Fleming. La Patria
fue el fundamento de la independencia. Si no hubiese existido la Patria, el Perú no
hubiese existido como nación por tanto la independencia no se hubiera producido.
Cuando en 1532 las huestes de Francisco Pizarro inician la conquista del Imperio de
los Incas, el Perú aún era un sueño lejano. Cuando se va el último virrey, don José de
la Serna, derrotado en la batalla de Ayacucho en 1824, el Perú se fortalece con un
ideal.
La temprana nación aún se forjaba con ideles originales y esenciales, si bien Tupac
Amaru II fue el motivo de un grito emancipador, en realidad eran los ecos de aquella
tierra oprimida, que aun susurraba por la justica que debía consolar a imperios
acaecidos. Una soberanía triunfal se acercaba pues el ideal de la democracia política,
la libre determinación de los pueblos, la soberanía popular y el Uti Possidetis
empezaban a secar las lágrimas de valientes precursores y retornar a la memoria el
sudor de aquella población indígena que fue dormida entre injustica y muerte.
Juan Pablo Viscardo y su “Carta Dirigida a Los Españoles Americanos” ya proponían
un sueño de hombres libres: “El Nuevo Mundo es nuestra patria, su historia es la
nuestra, y en ella es que debemos examinar nuestra situación presente, para
determinarnos, por ella, a tomar el partido necesario a la conservación de nuestros
derechos propios, y de nuestros sucesores”
O el vate Mariano Melgar ensalzando una suprema convicción de amor a la patria
manifestado en su último suspiro en 1815 frente al pelotón de fusilamiento
“Póngansela ustedes que son los engañados porque América será libre antes de
diez años”