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Texto Expositivo
¿Usted cree que los monos pueden evolucionar hasta convertirse en humanos en un abrir y
cerrar de ojos? Lo crea o no, esta es una descripción exagerada pero acertada de cómo ha
cambiado mi pueblito natal. Si antes de 2016 alguien me hubiera dicho que mi familia no se
dedicaría a cultivar cayenas verdes y a criar cerdos para vivir, habría respondido horrorizada: "¿Se
extinguirá la raza humana en cinco años?"
No había nada de lo que reírse en ese pensamiento, porque en aquellos días habíamos nacido
para ser agricultores. Mi sobrina, antes de saber distinguir las palabras en inglés, había aprendido a
diferenciar los tipos de pimientos. Y a lo largo de su crecimiento, desarrolló un sistema de tiempo
propio - un sistema de campesino, que no está determinado por el movimiento de la tierra, sino
dividido por el ciclo de crecimiento del cultivo. También el sistema de monetario - la medida de
valor - se estableció para ser un buen agricultor, porque la unidad básica para estimar valor es el
precio de una bolsa de cayenas. Incluso yo, una chiquita nacida en la ciudad, naturalmente tomé
como verdad la creencia de que la gente del pueblo había nacido para ser agricultora, para
convertirse en calendarios de cultivo o en herramientas para eliminar las malas hierbas.
Sin embargo, en 2016, esta canción idílica se interrumpió bruscamente. Los turistas acudían
constantemente a la zona y preguntaban por qué no vendían el paisaje como una belleza en sí
misma, sino dedicaban tanto esfuerzo a cultivar la tierra para obtener tan pocos ingresos, lo que
rompió el calendario, destruyó las herramientas e iluminó otro camino para los aldeanos: además
de ser campesinos, ¿existían otras opciones? Desde entonces, el pueblo ha adquirido un aspecto
totalmente nuevo, en el que los chiles han pasado a formar parte del paisaje y la cría de cerdos se
ha convertido en una actividad cara para que los habitantes de la ciudad experimenten la vida
primitiva y, sobre todo, en lugar de limitarse a los campos, los aldeanos pueden ser posaderos,
conductores o personal de atracciones.
Pues bien, el paisaje, el entorno y la vida en mi pueblo natal han cambiado, pero lo más
importante es que la gente se ha vuelto verdaderamente humana. Todos esos cambios fueron, en
última instancia, en beneficio de las condiciones de vida de los seres humanos, de las opciones
profesionales y, sobre todo, de la liberación de la mente. En vez de ser campesinos, de ser
calendarios y herramientas agrícolas, ahora pueden y saben poder ser otros.

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