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Muchas gracias...
Quisiera agradecer a la Dra. Marlene Solís y a la Dra. Silvia López por haberme invitado y
también a todo el equipo que ha arreglado una visita tan cómoda. Tambien les agradezco a
ustedes por acompañarme hoy.
Estoy muy honrada estar aquí y poder compartir algunas reflecciones con ustedes sobre temas
que he pensado mucho durante los últimos años y mucho en diálogo con el trabajo y las ideas
que han generado las y los investigadores aquí en COLEF. Es mi primera visíta a COLEF-
Tijuana, aunque he disfrutada de una relación larga y fructífera con COLEF-Ciudad Juarez,
desde 1992, cuando tuve una afiliación con COLEF ahí. Les presento hoy un trabajo elaborado
de unos estudios que he llevado a cabo en Ciudad Juarez durante los últimos veiente años. Se lo
presento a ustedes con el espíritu de un diálogo continuo y productivo.
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Melissa W. Wright
Hay un zumbido en el aire donde Ciudad Juárez , Chihuahua se encuentra con El Paso , Texas ,
en donde México se encuentra con los Estados Unidos, en donde dice Gloria Anzaldúa ( 1987 ) "
el tercer mundo raspa contra el primero y sangra. " Se oye el zumbido en los periódicos locales ,
"La violencia se ha acabado! Todo está mejor! Vamos de compras! " Como dijo el alcalde de El
Paso en una rueda de prensa, acompañado del alcalde (Teto Murguía) de Juárez, en abril de
2013 (apenas tres años después de haber logrado la fama de ser la "capital global del
asesinato.”), " Juárez está ahora a salvo de nuevo. Invitaré yo mismo a los ciudadanos
maravillosa de esta gran ciudad " ( Luján 2013 ) . Ambos alcaldes se negaron a discutir el
había cobrado miles de vidas y que había aterrorizado a miles más en esta área metropolitana
binacional de 2,5 millones. En cambio, los dos insistieron en seguir adelante con el mensaje de
que todo estaba mejor y que la violencia era una cosa del pasado, mejor olvidada. Las cosas
para olvidar son los asesinatos, los secuestros, las extorsiones, y la falta de justicia en relación
con todo esto, desde que el ex presidente, Felipe Calderón, declaró en 2006 una guerra contra el
crimen organizado en el país. Hasta 2013, más de 10% de los 120,000 homicidios atribuidos a la
de más del 25 % de la vivienda, mientras que la tasa de homicidios aumentó 400 % para los
hombres jóvenes. Luego, en 2012, los informes de una tasa de violencia en caída empezaron a
dominar los titulares de los diarios junto con la declaración del nuevo presidente, Enrique Peña
Barack Obama, inmediatamente respaldó esta declaración ya que durante su visita en 2013, dijo
que no valía la pena hablar de la violencia y de la falta de justicia para las víctimas porque era
algo del pasado, y que deberíamos estar enfocados en un futuro más bonito.
Al mismo tiempo, y por si acaso el mensaje de que todo estaba mejor no hubiera sido recibido
adecuadamente, el gobierno federal mexicano envió un duro mensaje a los periodistas del país ,
"decapitación," "secuestro,” y términos relacionados que habían sido utilizados con frecuencia
por periodistas describiendo la realidad de Juárez en aquellos años ( Sosa 2013 ). Dado que
México es uno de los lugares más peligrosos del mundo para los periodistas, especialmente para
aquellos que han cubierto la guerra de narco, la corrupción del gobierno y la falta de procesos
Sin embargo, a pesar de los peligros, muchos en el norte de este país siguen luchando en contra
de los esfuerzos que silencian a las noticias y a los análisis de la violencia. Este activismo contra
la presión de “olvidar y seguir adelante” -es lo que motiva mi charla de hoy. Es un activismo
para poner en marcha el poder de la memoria colectiva como una fuerza democrática en el país,
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y es un activismo para rechazar la producción oficial de un olvido represivo que, como presento
aquí, es una herramienta para explotar aún más a la clase obrera que ha sido tan golpeada en esta
guerra contra el narco. Este análisis tiene relación con un proyecto más grande que estoy
trabajando en colaboración con dos colegas: el Dr. Hector Padilla, de la universidad autónoma de
Ciudad Juárez y El Paso, y en Nogales, Sonora y Nogales, Arizona. Por militarización, nos
referimos no solamente a los cuerpos militares y sus acciones en la esfera pública y cívica,
también a como las estrategias y conceptos de los cuerpos militares se infiltran en la gobernación
enemigos, aliados y guerras que vienen de las herramientas conceptuales de los cuerpos militares
concepto y nuestras investigaciones sobre ella son centrales a mi análisis, y lo podremos hablar
más delante.
En esta ponencia, pong el activismo contra “el olvido” en relación a un plan para renovar
(gentrificar) el centro histórico de Ciudad Juárez, que fue uno de los epicentros de la carnicería y
Juárez, Hector Murguia, se refirió a este plan como “el rescate” de Ciudad Juárez que incluye
una “repoblación” para que sea la ciudad que siempre debió ser. Una de las preguntas que guían
mi investigación es: ¿Cómo puede un análisis geográfico mostrar las relaciones entre la presión
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de olvidar y los procesos de despojo que están pasando en Ciudad Juárez? y ¿qué es lo que nos
dice Juarez sobre otras partes del mundo? Con este tipo de preguntas en mente, dirijo mi
atención a una contradicción en el corazón de la guerra contra las drogas de Juárez. Y es ésta: En
calle y las personas huyeron y abandonaron sus hogares y negocios a un ritmo sin precedentes,
dejando un antiguo centro que solía ser vibrante también , literalmente, muerto, la clase política
regional (de ambos lados de la frontera) y los líderes empresariales lanzaron un ambicioso plan
de renovación del centro. O sea, un plan para la reproducción urbana salió en el momento de su
destrucción total. Este plan consistía en la destrucción de la mayor parte de los edificios y viejas
casas en el centro y su sustitución por condominios, restaurantes de alto nivel y vías peatonales
con cafés y boutiques. Y el plan generaba una tensión entre los dueños de las casas y de los
gobierno que, desde el nivel municipal y estatal, anunciaron que si no vendieron sus propiedades
Como pretendo demostrar aquí, la presión para renovar el centro—por el desalojo forzado de sus
residentes y negocios tradicionales-- junto con la presión política para olvidar la violencia y sus
gira en torno de una contradicción en el corazón del plan de renovación. Que es: Para rescatar y
asesinar. Resulta ahora que la clase política local y estatal y los inversionistas expresan ansiedad
por la falta de personas—o sea por la falta de vida—en el centro. Y, ahora, después de años de
guerra y de un colapso total de la economía del centro, quieren que la gente regrese al centro que
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se olviden porque se huyeron en primer lugar. Esta contradicción es la que Neil Smith llamó: “el
revanchismo del capital.” La venganza de la clase elite sobre la clase obrera, a la que odia pero
sin ella no sobrevive. Smith nos muestra como se ve esta venganza en los procesos de
gentrificación que pretenden abrir la brecha de renta (the rent gap): que es la diferencia entre el
valor de un lugar en sus usos actuales y el valor del mismo lugar bajo una diferente y llamado “
mejor uso.” En Ciudad Juárez, se enfrenta los procesos de abrir la brecha de renta con la
justificación de que quieren rescatar el centro de la clase obrera y todos sus problemas y
rehacerlo para una clase más elite, mas gentil, menos problemática. Sin embargo, Ciudad Juárez
sigue siendo una ciudad principalmente dedicada a la maquiladora, donde se paga el salario
mínimo a las masas que trabajan en ella y que viven en esta ciudad. Sin esta clase obrera que
sostiene la economía industrializada, la ciudad tendrá un colapso total. Pero es esta misma clase
que ha sido el blanco de la guerra y que ha sufrido sus más terribles consecuencias, mientras la
La devastación social dentro de esta contradicción se hace aún más evidente cuando se le
observa a través de la teoría feminista que se enfoca en la reproducción social como la lucha
cotidiana. Por esta razón, la geógrafa, Cindi Katz, expande la noción de acumulación por
desposesión dentro de las luchas diarias de la reproducción que los trabajadores, con salarios
bajos, constantemente viven como una cuestión de supervivencia. Ella escribe: "La escala de la
día en Juárez), sino también en las escalas íntimas de la vida cotidiana donde se reproducen la
geografía critica para mostrar como el plan de rescate de Ciudad Juárez pone en relieve los
procesos contradictorios y globales del despojo de las clases obreras de los centros históricos de
ciudades por todas partes del mundo: como en Londres, Rio de Janeiro, Medellín, Beijing, Nueva
York, entre muchas otras. Pero, para entender estos procesos, hay que exponer los proceses
locales que producen los lugares, o que no permiten su producción, como otros ejemplos del
revanchismo capitalista. Por esta razón, me enfoco aquí en como la guerra contra el narco
produce ciertos discursos globales que culpan a los víctimas locales de la violencia de sus
propias muertes y, por lo tanto, explican que ellos ni siquiera valen la pena de ser recordados.
Veo tal discurso como una herramienta para destruir los espacios donde se reproducian las clases
populares en Ciudad Juárez durante los ultimos 100 años. Por lo tanto, este enfoque geográfica-
económico político que lucra del despojo de las clases obreras tanto de los espacios urbanos
Para demostrar este argumento, me remito a un período anterior en Ciudad Juárez, cuando,
plan para desplazar a ellas y a sus familias como un medio para “renovar” la ciudad por medio de
su desaparición y la economía que ellas sostenían. Junto con mi colega, Dra. Estela Madero,
llevé a cabo un estudio sobre cómo actuaron estas mujeres, por un tiempo, para socavar los
planes de los inversores de sacar provecho de su expulsión del centro. Contribuyó a su éxito el
movimiento social simultáneo ganando fuerza en Juárez para protestar contra la violencia, que
las activistas llegaron a llamar el feminicidio: el asesinato de mujeres con impunidad. En los
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años 90s, los líderes empresariales y políticos culparon habitualmente a las víctimas de la
mientras las familias de las víctimas enfrentaron la actitud oficial de que las victimas vivían
"doble vidas” – esta actitud es parte de lo que yo digo que es el discurso de la mujer pública—la
historia que culpa a las victimas de la violencia que sufren mientras dice que cada muerte de una
de ellas deja la calle, la comunidad y la ciudad mas limpia, mas ordenada, mas segura.
Las activistas contra el feminicidio impulsaron un movimiento social en contra del discurso de la
generar un plan que se beneficiaría de la limpieza de las mujeres de sus calles y, sobre todo, de el
centro. Esta lucha de ellas es la misma lucha de las clases obreras para tener sus lugares
discursos es importante para comprender cómo la historia actual de olvidar la violencia desatada
por la guerra contra las drogas del gobierno representa otro intento de generar valor a partir de la
eliminación brutal de los pobres en el centro de la ciudad. Con este fin, expongo cómo el
gobierno justifica los efectos de la guerra contra las drogas por medio de culpar a las víctimas de
la violencia. En esta historia, nos enteramos de cómo los pobres jóvenes, impulsados por la
ambición, la codicia y una tendencia innata hacia el salvajismo se matan, uno al otro. Al igual
que la historia de las prostitutas que incitan a la violencia que sufren, esta historia va mucho más
allá del aquí y el ahora de Ciudad Juárez. Su familiaridad suena cierta para aquellos que saben
poco de los detalles de la ciudad, de la frontera o del país de México. Llamarlo una " guerra
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contra las drogas " proporciona suficiente explicación para muchos en todo el mundo—y genera
otras formas de violencia al respaldar las ideas, también violentas, de que en ciertos países, como
México y otros afuera del norte del planeta, que por razones de cultura y de sociedad hay más
violencia- que tal violencia es normal e inevitable. Este racismo—con sus raíces en el
colonialismo Europeo y en el imperialismo de los EEUU y sus aliados—se suma al poder de los
discursos para sacar provecho de la explotación extrema de las clases obreras en el mundo.
Por esta razón, muchos en el norte de México resisten tales discursos como forma de resistir las
2 . El Olvido y el Feminicidio
centro de Ciudad Juárez , las mujeres ya estaban luchando por sus vidas y medios de subsistencia
en las zonas más antiguas de la ciudad. La mayoría de las quince mujeres que trabajaban allí en
la década de 1990 habían emigrado inicialmente del interior de México para trabajar en las
maquiladoras, y como muchas, encontraron que el trabajo sexual ofrece mejores salarios y mayor
flexibilidad. Trabajaban en los caminos peatonales hacia el sur del antiguo mercado y la
catedral, detrás de la plaza principal de la ciudad, donde la gente de las clases populares, junto
con turistas estadounidenses, compraban de todo, desde ropa para sus hijos, servicios sexuales,
narcóticos, tacos, helados, medicinas indígenas. Las mujeres que trabajaban en los senderos
antiguos de la ciudad figuraban entre las trabajadoras sexuales peor pagadas en la ciudad.
Ganaban, en promedio, 30 pesos por quince minutos en una habitación con una cama y un
cuenco de agua .
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Mientras obtenían poco por cliente, ellas valoraban la seguridad que sentían en esta parte del
y se cuidaban entre ellas. La clave consistía en generar una gran cantidad de clientes, entre 10 a
15, por día, lo que era posible en un área intensamente transitada. Estas mujeres se consideraban
también participaban en la economía informal, donde muchas vendían ropa usada, queso
menonita, drogas, etc., y estaban en el proceso de formar un colectivo cuando Estela y yo les
pedimos permiso para estudiar sus estrategias de sobrevivencia en la calle, cosa que hicimos
durante varias semanas en 1997 y 1998. Muchas de ellas habían estado trabajando en esta área
por más de diez años, que representa mucho tiempo en el negocio, y casi todas las mujeres tenían
hijos y otros miembros de la familia a quienes apoyaban con sus ingresos. El objetivo del
colectivo era representar a las trabajadoras sexuales como grupo económico que contribuían a la
economía local y que estaban batallando contra ciertos esfuerzos político-económicos que
pretendían desplazarlas y cambiar la economía que ellas sostenían. Con la llegada del PAN al
gobierno municipal en 1983 y luego a inicios de los 1990s, la clase empresarial de la ciudad
fronteriza había impulsado un plan para “renovar” el centro histórico. Con la formación de un
nuevo instituto de planeación municipal en 1995 y la consolidación de un plan para atraer nuevas
inversiones al centro histórico, los líderes municipales buscaron apoyo político para su plan por
caracterizaban el centro. Así que el plan de renovar el centro formaba parte de una estrategia
para sacar a la gente pobre de éste, y la campaña de desprestigio hacia las mujeres prostitutas
constituía un eje central de su métodos para lograrlo. Así nos lo explicó, Brenda, una de las
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líderes de las prostitutas en nuestra primera entrevista con ella en 1997. “Somos pobres, pero
tenemos nuestros derechos. … Quieren que nos vayamos, pero es nuestro lugar también."
En las semanas antes de nuestro proyecto, Brenda y su compañera de trabajo, Ema , se habían
reunido con el teniente de la policía para protestar por la escalada de hostigamiento policial
destinada a desalojarlas. Brenda sabía que su ventaja frente a este abuso residía en las conexiones
económicas entre las profesionales del sexo y los negocios del centro que dependían en gran
medida de las trabajadoras sexuales para atraer a sus clientes al lugar. Las raíces de esta relación
entre las empresas y las prostitutas en la zona comenzaron en los primeros años del siglo 20,
cuando Juárez surgió como una de las principales ciudades turísticas en la frontera, de fácil
acceso para los turistas que buscaban el alcohol durante la época de la Prohibición de los Estados
Unidos. En todo el centro, y en las mismas calles trabajadas por Brenda y sus colegas,
florecieron cabarets, casas de juego, cantinas, restaurantes, hoteles durante la década de 1920.
Como resultado de ello, en México, la ciudad llegó a ser conocido como un lugar donde tanto las
mujeres como los hombres podían encontrar trabajo, donde la gente del lado norte de la frontera
buscaba placeres prohibidos en su propio país y donde Mexicanos desde el interior podía
disfrutar un ambiente más liberal y sexualmente abierto. Con esta transformación económica de
programa Bracero para legalizar el trabajo migratorio de México para hacer frente a la escasez en
las granjas de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, el centro de Ciudad Juárez se
acomodaba a las necesidades de este grupo transitorio, que también solicitaba servicios sexuales
inauguración del Programa de Industrialización Fronteriza, que más tarde sería conocido como
las maquiladoras. Durante esta década, las grandes familias terratenientes crearon nuevas
de algodón) en el desarrollo industrial, que fue fuertemente subsidiado por el gobierno mexicano.
Todo esto fue muy atractivo para las empresas trasnacionales que buscaban recortes de
impuestos, una fuerza laboral mal pagada y mal organizada, y también, menos regulaciones
1969, todo el sector se ganó la atención internacional. Sin embargo, en lugar de contratar a los
jornaleros agrícolas desempleados, que emigraba todavía a Juárez con la esperanza de cruzar la
frontera, las nuevas fábricas solicitaban a "operadoras,” y sus gerentes explicaban que buscaban
a gente dócil y con una destreza supuestamente natural para las mujeres jóvenes. Lo que
buscaban, en realidad, era una fuerza laboral marginada y más vulnerable socialmente. Y las
mujeres y niñas de México respondían y llegaban a la ciudad fronteriza de todas partes del país
para presentarse como las obreras en las nuevas fabricas y como las nuevas residentes invasoras
de las colonias al poniente y sur del centro histórico. De pronto, las calles de centro se llenaron
de mujeres jóvenes antes o después de sus jornadas de nueve horas diarias en las fabricas. Ellas
hacían sus compras, comían y se divertían en el centro, y sus hijos se encontraban en todos lados.
Con faltas enormes en servicios para ellas y sus familias, tales como guardería infantil y en
instalaciones médicas y educativas, los y las niños de las trabajadoras jugaban en las calles del
centro , muchos ganaban unos pesos limpiando zapatos y vendiendo baratijas a los turistas. A
trabajo industrial femenina que gastaba sus salarios bajos, criaba a sus familias y que se relajaba
ahí. Y por la década de 1990 , junto con su fama como lugar de alta calidad de mano de obra
industrial, Juárez llegó a ser conocida como la ciudad de las mujeres públicas, las mujeres que
estaban en la calle, para la diversión, para el trabajo y a cualquier hora de día y de noche.
Así que cuando los funcionarios municipales, a mediados de la década de 1990 , iniciaron un
plan de desarrollo destinado a renovar el centro, sacó el viejo discurso de la mujer pública como
una forma de demonizar la vida popular del centro, una vida que sobrevivía tanto en la economía
informal como en la formal, y las mujeres trabajando y consumiendo en la calle eran el corazón
de esta economía. Atacarlas por ser mujeres públicas, o sea, mujeres de la calle, era una manera
de atacar a las familias pobres que radicaban en el centro. Como resultado, cuando Brenda y sus
compañeras lucharon contra la policía en contra de su expulsión, no estaban peleando sólo por su
lugar de trabajo, sino por los lugares donde vivían y criaban a sus familias. Ellas estaban
luchando por los espacios de su reproducción social. Y su lucha fue contra la lógica que equipara
su salida del centro como una limpieza social. En consecuencia, cada vez que una trabajadora
sexual era detenida por la policía, un secuestrador o un asesino, el discurso de la mujer pública
explicaba que, aunque triste, este tipo de cosas suceden a este tipo de mujeres, y que, cuando
estas mujeres ya no estén en las calles, entonces tales problemas ya no serán un problema para la
sociedad. Así, el discurso de la mujer pública es una tecnología clave, empleada por la élite
gobernante para ampliar la diferencia del valor de los lugares donde viven las clases populares y
los lugares de donde ya han desparecido. Un centro histórico antes conocido por la prostitución
es un centro ya renovado habitable (solo hay que preguntarle al alcalde anterior de New York
City—Rudolph Giuliani). Sin embargo , Brenda y sus compañeros luchaban contra esta lógica al
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poner sus redes de negocios en acción política. Como ella dijo: " Somos pobres, pero el centro es
nuestro también.”
entre la élite urbana encabezada por los políticos del PAN, por un lado, y, por el otro, por los
empresarios de los negocios pequeños en el centro que tenían muchos enlaces con el negocio del
sexo, e hizo un acuerdo para intentar conciliar ambas partes. Decidió dejar que se quedaran las
trabajadoras del sexo en el centro si estuvieron caminando. Es decir, que hizo una ley “informal”
que hizo un crimen que la mujer estuviera de pie en la calle a pesar de que la Constitución
protegía su derecho de trabajar. Estela y yo veíamos las dificultades que este compromiso creó
para ellas, que tuvieron que caminar constantemente, hacer los arreglos con los clientes, ya que
deambulaban alrededor de los puestos del mercado, y su agotamiento visible después de horas de
movimiento sin fin. Simultáneamente a esta lucha permanente entre las prostitutas y la élite que
pretendía despojarlas, otra pelea se estaba gestando en toda la ciudad respecto también al
significado de las mujeres públicas para la economía, la política, la cultura y los espacios
públicos de México.
Mientras la violencia dirigida a las mujeres y niñas en Ciudad Juárez empezó a dominar las
esfuerzo coordinado para atraer a la atención pública las conexiones que vinculaban la violencia
a las condiciones de pobreza de las mujeres trabajadores y a la indiferencia política hacía ellas.
marchas en los puentes internacionales y otros eventos para dar a conocer la existencia de estos
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delitos, la falta de voluntad política para hacer algo al respecto, y la vulnerabilidad de las jóvenes
obreras que trabajaban en las fábricas y que vivían cerca del centro de la ciudad. La
Coordinadora fue particularmente hábil para atraer a los medios de comunicación internacionales
y para poner a los dirigentes políticos y empresariales a la defensiva acerca de los temas de los
bajos salarios de la fuerza laboral, de la infraestructura urbana que no les proveía los servicios
básicos, y de su vulnerabilidad en la ciudad. Adentro y afuera del país, tanto los oficiales
políticos, de los tres niveles de gobierno, como los líderes de las empresas que manejaban
maquilas en México tuvieron que responder con más frecuencia a preguntas acerca de la
Coordinadora había logrado algunos éxitos notables con el nombramiento del primer fiscal
estatal del país para investigar los crímenes contra las mujeres, la fundación del primer centro de
asalto sexual en la ciudad, y una creciente presión nacional e internacional para que la clase
política abordara el tema de la seguridad de las mujeres como un tema urgente. En respuesta a la
presión, la élite recurrió al arma probada y muy usada para minimizar la importancia de los
delitos contra las mujeres. Ellos llamaron a las víctimas, " prostitutas" y a las activistas “viejas
locas.” Y así pusieron de nuevo en circulación la historia cansada de la mujer pública: que es la
historia que cuenta que las mujeres en las calles o son prostitutas que generan muchos problemas
o que ellas están locas e histéricas. Ambos discursos—tanto el que demoniza a las mujeres que
trabajan en la calle como el que demoniza las mujeres que ejercen su voz democrática en la
calle—atacan a las mujeres por tener una presencia pública, metafórica y literalmente, dentro de
un sistema democrático que requiere la participación pública de su ciudanía. O sea, son discursos
que debilitan la ciudadanía y, por eso, el sistema democrático que depende de ella.
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Sin embargo, bien preparada para este asalto tan familiar, la Coordinadora se enfrentó a este
discurso y su lógica nefasta con sus propias estrategias. Sus miembras impulsaron marchas y
conferencias de prensa que declararon que todas las mujeres que trabajaban en Juárez no solo
ciudad industrializada que dependía de ellas económica y socialmente. Declararon que las
mujeres públicas en Juárez estaban en la calle, ya que estaban sosteniendo a sus familias en una
pregunta: ¿Cómo pueden los líderes políticos y empresariales celebrar la excelente mano de obra
proporcionada por estas mujeres, mientras declaraba que sus muertes violentes no eran de
importancia?
En sus marchas, las activistas sostenían fotografías de rostros de víctimas en carteles , pintaron
cruces rosas en los postes telefónicos y eléctricos en toda la ciudad, enfrentaban a los políticos
con su consigna: Ni Una Más, para decir que no importaban si hubo cifras más escalofriantes
sobre la violencia de genero en el DF, en Oaxaca, en Chiapas, en Tijuana, que en Ciudad Juárez,
acoplamiento de una palabra anglófona -feminista académica " femicide,” combinado con un
contra las guerras sucias apoyados por los EE.UU. en las Américas después de la Segunda
Guerra Mundial . Y ahora, gracias a los movimientos sociales en el norte de México , el término
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feminicidio es comúnmente utilizado para nombrar el problema de los asesinatos de mujeres con
impunidad alrededor el mundo—un problema reconocido por las Naciones Unidas, por las
De este modo, las activistas en el norte de México desafiaron la historia que equipara la
desaparición de las mujeres del espacio público, ya sea a través de la muerte o por medio de
proyectos de limpieza social municipales, con el bien público—con el valor de una calle más
limpia, con un espacio más rentable, con una ciudad más atractiva económica y socialmente. Así
desactivaban una tecnología clave para la ampliación de la brecha de renta entre los lugares para
las mujeres pobres y los lugares conocidos por la desaparición de ellas. Por la década de 2000, y
junto con el impacto de una recesión económica, la renovación prevista para el centro se estancó.
Las trabajadoras del sexo, junto con los negocios locales que dependían de ellas, se mantuvieron
firmes.
Pero, como Karl Marx advirtió conocidamente, el capitalismo es siempre innovador, y siempre
hay que estar listo para sus trucos. Dentro de un par de años, los inversores interesados en la
efectiva para derrocar a los trabajadores pobres del centro. Esta vez, en lugar de fijarse tanto en
las mujeres en las calles como el eje del problema para mejorar la rentabilidad del centro, se
dirigían a sus hijos—a los jóvenes que crecían en los vecindarios pegados al poniente y al sur del
centro, donde sus madres habían hecho sus hogares en vecindades sin los recursos para proveer
de servicios a sus hijos e hijas mientras sus madres trabajaban. A mediados de la nueva década,
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los nuevos inversionistas se enfocaban en esta generación para vincularlos con el negocio
violento del narcotrafico. Esta historia, como la de las prostitutas, también culpa a las víctimas
de los crímenes de sus muertes a la vez que hace una asociación de este tipo de violencia como
una forma de limpieza social que también puede aumentar las rentas.
La historia generalizada del negocio del narcotráfico y su asociada violencia se presenta así :
Para consternación de los ciudadanos respetuosos de la ley y de sus gobiernos en las Américas ,
dinámico para la producción de drogas ilícitas en el sur del planeta y el consumo en el norte. Su
existencia no sería posible sin una demanda insaciable de drogas ilícitas en los países más
prósperos. Debido a su éxito económico, los carteles cuentan con los recursos necesarios para
a sus aliados y empleados. Pueden recurrir a la violencia brutal para lograr sus objetivos y son
trabajadora y adquieren el estatus de héroe de culto entre los jóvenes de sexo masculino que
intentan seguir sus pasos. Los jóvenes que se unen a estas organizaciones ya comprenden y
aceptan los altos riesgos. De buena gana se involucran en actividades delictivas con el fin de
posibilidad de convertirse en un capo algún día. Ellos saben que es un negocio en que se pone en
riesgo la vida, y ellos son los responsables por el miedo y la miseria que tanto afligen al país.
Mi intención no es negar los problemas asociados con las organizaciones criminales y con el
hecho de que tantos jóvenes participan en esta economía informal y criminal. Más bien, mi
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objetivo es ver examinar la historia que les culpa a los jóvenes que participan en esta economía
por la existencia de esta economía y los problemas que la crean y que también resultan de ella.
En este sentido veo esta historia como una tecnología discursiva para producir una cierta
interpretación de la realidad de Juárez en los últimos años. En lo particular, quiero hacer ciertas
preguntas: Cómo circula la historia en relación a los procesos económicos, políticos y sociales a
que contribuye? ¿Qué tiene que ver con el plan para renovar el centro en donde tanta violencia
Sin duda, una parte de esta historia generalizada, tiene sus raíces en la guerra-contra-droga (The
War on Drugs) elaborada en los Estados Unidos en los 1970s por la administración de Richard
informal (con sus mercados no regulados de mano de obra, de producción y de consumo) como
un escenario de criminalidad que llega ser el terrorismo interno—o sea, una economia de
enemigos internos. Tal representación en los EEUU justificaba una guerra contra los enemigos
internos, que vivían, en su mayoría en las comunidades negras y Latinas y las vecindades dentro
de las ciudades principales del país. Cuando el gobierno de Nixon enmarcaba esta economía en
términos de una guerra, lanzó un discurso para comprender los problemas de adicción ligados a
la economía informal, que conecta a los productores de drogas con los consumidores, como una
cuestión estrictamente penal. Todo el mundo que se dedicaba a esta economía era un criminal -
entendido como un enemigo interno que amenazaba la seguridad de las ciudades, comunidades y
las buenas familias de los EEUU. La administración de Nixon lanzó su guerra contra las drogas
simultánea al colapso económico urbano en el país, donde las minorías raciales llevaron la peor
parte de las pérdidas de empleo y de los servicios públicos desprovistos del financiamiento
federal. Además, la huida de la población blanca y más próspera a los suburbios, junto con un
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intenso racismo que les negaba acceso a crédito y a capital a las comunidades negras y Latinas,
agravaban su situación. O sea, la economía formal se estaba restringiendo y cerrando las puertas
a las comunidades populares, minorías y urbanas junto con la declaración de guerra en contra de
la economía informal de las drogas. Y como ha sido bien documentado, el resultado principal de
la guerra contra las drogas ha sido el encarcelamiento masivo de los hombres negros y latinos,
especialmente de los jóvenes en los centros urbanos del país, mientras la economía informal de
las droga ha crecido y expandido por todo el hemisferio durante una guerra que también ha
Regresando al significado para Juárez, les digo que mientras que los jóvenes en el centro de
Juárez no pertenecen, en su mayoria, a una minoría racial en el país, que son, al igual que las
poblaciones minoritarias en los centros urbanos de Estados Unidos, por lo general jóvenes pobres
y con pocas oportunidades en la economía formal. También, como está ya bien documentado,
muchos ven a la economia informal como el único sitio donde ellos tienen lugar—tanto
Sin duda, este ha sido el caso desde la declaración de la Guerra Contra las Drogas del gobierno
de Calderón cuando la economía de Ciudad Juárez comenzó una espiral descendente hasta que el
desempleo pasara en 2009 por encima del 20 %, con tasas aún más altas de desempleo que
afectaban a los jóvenes. Un estudio de 2010 sobre la economía de la ciudad, encontró que el 45%
nacional como " los ni- nis.” Esta población que no encuentra lugar ni en el empleo ni en las
aulas formales tiene más probabilidades de emplearse en la economía informal e ilegal. Como un
periodista lo describió en 2010 después de hablar con miembros de una pandilla en Ciudad
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Juárez, " Los carteles de la droga intervienen para proporcionar puestos de trabajo, con sus
Por 2011 , Juárez estrenó su doble fama de ser “la capital mundial de asesinato” junto con ser “la
capital nacional” de los "ni- nis .” También, estrenó unas nuevas estadísticas que la mayoría de
los 12.000 asesinatos entre 2006 y 2012 eran hombres jóvenes; la mayoría de los asesinos fue de
la misma población; y los que sobrevivían tenían una gran posibilidad de ser encarcelado.
Como si estuviera en pleno eco de la guerra de EEUU contra las drogas que acompañaban altos
ha representado sin descanso a los jóvenes más afectados por la violencia como criminales que
no sólo son responsables de su propia muerte, sino también del caos que afecta a la frontera y los
gran parte porque ya se la conoce afuera de la ciudad y afuera del país, donde un público que
sabe muy poco sobre Juárez, sobre la frontera, sobre México, sobre las guerras contra drogras en
de la economía formal, se siente informado por el cuento de los narcos que se están matando en
Juárez. Afuera de México, esto es el cuento más relatado sobre la ciudad, y como nos hace
entender esta historia, aúnque es una desgracia, la muerte de un joven metido en el narco quiere
decir que hay un narco menos. El eco con la historia de la mujer publica que merece su mal fin
es contundente… todo lo que sucede a la gente pobre que vive de la economía informal es bien
merecido.
De hecho, el gobierno mexicano, junto con su poderoso aliado de los EEUU repite
unos a otros con el desafortunado lado positivo que es: la limpieza social, y una calle mejorada.
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Por ejemplo, se puede escuchar esta lógica que viene de las autoridades estadounidenses, uno de
ellos dijo, en 2009, "Creemos firmemente que el gobierno mexicano está tomando las medidas
que debe tomar y que está siendo muy valiente, ya que se enfrenta a un problema importante ....
Y la gente Mexicana está pagando un precio muy alto porque los grupos del crimen organizado
por la droga se están matando unos a otros. Pero yo creo que el gobierno de México considera
que sólo a través de este tipo de trabajo sistemático y muy efectivo pueden volver a tomar las
calles " ( en Whitesides 2009 ). En fin, calles retomadas son calles limpias, y ciudades más
seguras.
Tal lógica sigue perfectamente en el plan de gentrificación que el alcalde de Juárez describió en
2010 - el año del peor derramamiento de sangre - como " el rescate del Centro Histórico” del
crimen organizado. El concepto del crimen organizado es como si fuera generado por unos
invasores a la ciudad, en vez de por la población residente de la ciudad, que es la población que
ha crecido en Juárez y en el país y que no encuentra otro lugar más que en el sector informal,
donde el estado no se encarga de ellos. Esta impresión de la invasión de los narcos se presenta
claramente en las descripciones que dio el entonces-jefe de policía de Juárez (y alguien muy bien
conocido por aquí), Julián Leyzaola, a la prensa nacional e internacional. Con frecuencia,
un término que utilizaba indistintamente para referirse a los pobres que se enfrentan a la muerte o
el encarcelamiento. Cucarachas invaden los espacios, los ensucian, dan asco y merecen su propia
exterminación. Tanto como la población a que se refiere, la cucaracha tampoco tiene un lugar
2011, la revista El Economista explicó que además de las ventajas de la estrategia de Leyzaola
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para erradicar el narco de las ciudades fronterizas hay un posible riesgo del: "Efecto Cucaracha
(the cockroach effect).” Que las cucarachas pueden invadir al resto del país, o aun pasar la
frontera. No son bienvenidas a ningún parte. Los jóvenes no tiene a donde ir, y al igual que la
historia de las putas, la historia de los narcos/cucarachas—que se matan uno al otro-- niega sus
Y mientras Leyzaola implementaba desde 2011, sus políticas para exterminar el problema de las
un cantinero se lamentó, " Ni siquiera los gringos vienen por putas,... y ni siquiera vienen a echar
un polvo y comprar Viagra barato.” Por el contrario, el único negocio que, durante estos años,
creció a pasos agigantados en Juárez durante era el de los servicios funerarios que vieron un
Como era de esperar, entre tanto la economía turística del sexo y otros entretenimientos baratos
terminaron en jirones en el año 2012, y más de 6.000 empresas locales cerraron sus puertas, con
ese año que cualquier negocio que no se vendiera como parte del plan de desarrollo podría ser
con el plan de renovar al centro histórico de El Paso a solo un puente de distancia – expresaron
convertirse en la ciudad que siempre debería haber sido. Una ciudad con un centro sin las
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mujeres públicas y sin sus hijos que trabajaban en la calle. En el mismo año, Leyzaola anunció
que el barrio al sudoeste de la ciudad, Los Aztecas, debiera cambiar su nombre por el de "Las
Flores" porque, según él, los jóvenes no quisieran estar vinculados con un barrio con un nombre
tan femenino y sería otra manera más de deshacerse de ellos. Pero, otra interpretación, y algo
que no quisiera Leyzaolo (ni la genta para quien trabajaba) que nos acordemos es como miles de
los jóvenes en la ciudad, y muchos del vecindario, Las Aztecas, son representados por las flores
que adoran sus tumbas, en una ciudad donde la industria funeraria era el principal negocio en
Conclusión
La geografía crítica expone cómo lo que está pasando en Juárez tiene eco en otros sitios donde se
manejan los conceptos de guerra, de enemigos internos, del espacio público como un territorio
para ser controlado y la movilidad humana acorralada para referirse a la relación entre los
estados y las poblaciones en cuyo nombre gobiernan. O sea, lo que está pasando en Juárez no es
único en los sentidos globales—se reconoce lo que pasa ahí porque es semejante a lo que pasa en
muchas partes del mundo. Pero reconocerlo no es lo mismo que conocerlo—el conocimiento
requiere un compromiso con los detalles de la producción de esta realidad en Juárez, que sí, es
reflejo de algo único, una confluencia de procesos y relaciones específica del lugar—por eso
Juárez se siente diferente a otros lugares, como Tijuana, o El Paso, o el DF, lugares tan cerca
relativamente, y tan diferentes. La resistencia la hacen los detalles, dentro de las relaciones
vividas y cotidianas, no en procesos globales ni en los medios sociales, se hace en las calles, en
las casas, en los cafés, en los tribunales donde la gente se enfrentan a la injusticia que tiene
El despojo de las clases obreras no es nada nuevo, ni la declaración de las guerras contra las
militarización se encuentra en el planteamiento de los problemas comunes, hoy en día, y por eso
también en sus soluciones oficiales. Pero para resistirlo, como nos dicen la gente comprometida
en eso en Juárez, hay que entender cómo se produce el lugar específico que es Juárez, de una
convergencia de cosas tan vagas y generalizadas: como guerras, narcos, prostitutas, cucarachas,
Por eso, me he enfocado en como la renovación de dos viejos discursos ( el de las mujeres
para abrir la brecha entre el valor de las rentas de la ciudad obrera y la ciudad que solo ellos se
pueden imaginar, y que todavía no existe. Por lo tanto, quieren prohibir que se acuerden pública
que ha pasado—es identificar que la ciudad rescatada fue, primeramente, asesinada. Y los y las
porque resistir los cuentos de los narcos-cucarachas es, como nos han mostrado las activistas en
contra del feminicidio, una resistencia a la economía política global que se aprovecha del
desprecio y del despojo de las clases obreras, que se realiza como una fuerza global en un sitio
local.
Gracias.