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Normativa

PID_00284330

Marisa Santiago Barriendos

Tiempo mínimo de dedicación recomendado: 2 horas


© FUOC • PID_00284330 Normativa

Marisa Santiago Barriendos

Licenciada en Filología Hispánica


por la Universitat de Barcelona. Sus
áreas de investigación son la sintaxis
y lingüística aplicada a la enseñan-
za de español como lengua extran-
jera y a la didáctica de la escritura.
Imparte asignaturas de Sintaxis y de
Gramática normativa y construcción
de textos como profesora asociada
de la Universitat de Barcelona. Co-
labora como consultora de la UOC
en asignaturas de construcción de
textos profesional (Competencia co-
municativa para profesionales de las
TIC y Técnicas de expresión escrita
académica y profesional).

El encargo y la creación de este recurso de aprendizaje UOC han sido coordinados


por la profesora: Mercè Vázquez

Primera edición: septiembre 2021


© de esta edición, Fundació Universitat Oberta de Catalunya (FUOC)
Av. Tibidabo, 39-43, 08035 Barcelona
Autoría: Marisa Santiago Barriendos
Producción: FUOC
Todos los derechos reservados

Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño general y la cubierta, puede ser copiada,
reproducida, almacenada o transmitida de ninguna forma, ni por ningún medio, sea este eléctrico,
mecánico, óptico, grabación, fotocopia, o cualquier otro, sin la previa autorización escrita
del titular de los derechos.
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Índice

1. ¿Cuál es el problema? Dudas de normativa................................ 5

2. ¿Dónde buscar la respuesta? Recursos de normativa............... 7


2.1. Manuales en papel y cambios en la normativa .......................... 7
2.2. Recursos accesibles en línea ........................................................ 8
2.3. Portales lingüísticos ..................................................................... 13
2.3.1. RAE. Portal lingüístico ................................................... 13
2.3.2. Fundéu RAE ................................................................... 15

3. Conclusión. Los límites de la normativa..................................... 18


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1. ¿Cuál es el problema? Dudas de normativa

Un aspecto básico antes de dar por terminado un texto es resolver las dudas
de normativa que surgen al escribir. Algunas de esas dudas son muy comunes
y se les plantean a muchos hablantes.

Otras dudas son más personales: son puntos que un escritor en particular no
acaba de tener claros. En ocasiones son errores que reproduce en todos sus
textos porque no es consciente de que constituyen un error.

Por lo tanto, el primer paso para resolver las dudas de normativa es detectar
que lo son. Siempre funciona dar a leer un texto a otra persona –una colega, un
amigo…– que tenga la suficiente confianza como para marcar lo que le chirríe,
lo que le parezca raro, aunque no esté seguro de si es incorrecto o correcto. Eso
permitirá incluir también en la lista de dudas que hay que revisar los errores
o usos personales de los que el escritor no es muy consciente.

En este texto no vamos a hacer un resumen de la normativa académica; sería


demasiado extenso y la mayoría de los escritores tienen problemas solo con
algunos aspectos concretos, no con toda la normativa. Lo que haremos es un
recorrido por los recursos existentes útiles para resolver dudas. Es un texto
para leer con un ordenador a mano, porque propone explorar esos recursos,
comprobar cómo acceder a ellos y qué respuestas proporcionan. Trabajaremos
a partir de una lista de preguntas, con distintos tipos de cuestiones. El lector
debería añadir a esta lista sus dudas personales, los escollos con los que suele
encontrarse al escribir. Este módulo habrá funcionado si, al llegar al final, tras
navegar por los recursos que describimos, habéis encontrado la respuesta a
todas.

¿Cómo se escribe?: ¿ceviche, cebiche, seviche o sebiche?

¿Cuál es el futuro de maldecir?: ¿maldiré o maldeciré?

¿Es correcto en español catering, web, software…?

¿El participio de imprimir es impreso o imprimido?

¿Cómo se dice: la ayudó o le ayudó?

¿Cómo se abrevia a la atención de?

¿Se dice te comparto algo o comparto algo contigo?

¿Están bien usadas las preposiciones en depositar en la cuenta y transferir a la cuenta?

¿Se dice átomos y iones o átomos e iones?

¿Es ya se puede comprar las entradas o ya se pueden comprar las entradas?

¿Puedo decir en relación a y en relación con?


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¿Por qué es raro Para terminar, recordar que…?

¿Cómo es la frase para pasar una noticia?: ¿boca a oreja o boca a boca?

¿Se dice contactar con ellos o contactarlos?


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2. ¿Dónde buscar la respuesta? Recursos de normativa

La verdad es que ningún hablante sabe siempre la respuesta a cualquier pre-


gunta sobre normativa, ni siquiera los que nos dedicamos profesionalmente a
la lengua. Un escritor competente, en realidad, no necesita saber de memoria
toda la normativa, pero sí tiene que saber dónde buscar información y qué
recursos hay para resolver sus dudas.

Este módulo es, sobre todo, para aprender a encontrar respuestas fiables rápi-
damente. Recorreremos unos pocos recursos y materiales, solamente los que
tienen valor normativo, los reconocidos por la Real�Academia; y de estos, so-
lamente los que son accesibles en línea, porque, aunque haya buenos manua-
les de normativa en papel, nadie los lleva encima cuando tiene una duda y se
actualizan con menos frecuencia.

2.1. Manuales en papel y cambios en la normativa

No recomendamos aquí ningún manual en papel en particular. Para resolver


la gran mayoría de las dudas, será bueno cualquiera que el lector conozca y
esté acostumbrado a manejar.

Sin embargo, no siempre es lo mejor recurrir al «manual de toda la vida»,


porque es posible que no esté actualizado. Es lo que sucedió con la Guía práctica
de español del Servicio Lingüístico de la Universitat Oberta de Catalunya, que
en la edición de 2013 incluyó la siguiente recomendación:

Figura 1. Versus en la UOC

Sin embargo, desde la edición de 2014, versus consta en el Diccionario de la


lengua española de la RAE.
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Figura 2. Versus en el DLE

La Fundéu explica el cambio en la versión revisada en 2018 de su recomen-


dación.

Figura 3. Versus en la Fundéu

En la edición de 2020 de la Guía práctica de español del Servicio Lingüístico de


la Universitat Oberta de Catalunya ya se incluye la siguiente recomendación:

«Se recomienda sustituir la preposición de origen latino versus por contra o frente a. Ade-
más, muchas veces basta con sustituirla por una y.

Inversión directa en acciones frente�a fondo de inversión [mejor que versus]».

La�lengua�cambia bastante rápido. Es fácil que la realidad del uso haya aca-
bado por modificar los criterios de la normativa: si la mayoría de los hablan-
tes, incluidos los que los demás consideran cultos, usan una expresión, la nor-
mativa tiene que admitir que forma parte de la lengua y dejar de censurarla.
Hay que recordar que la Real Academia no tiene poder para imponer sus con-
sideraciones, que no dejan de ser recomendaciones que quizá se asienten y
permanezcan en la lengua culta, o quizá no.

2.2. Recursos accesibles en línea

Repasamos los recursos de la página de la Real Academia Española, que es la


autoridad en normativa, y para qué sirve cada uno.
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1)�Diccionario�de�la�lengua�española�(DLE) Enlace recomendado

Real�Academia�Española
a)�¿Cómo�se�escribe?:�¿ceviche,�cebiche,�seviche�o�sebiche? El DLE puede so- (2020). Diccionario de la len-
lucionar problemas de ortografía. En concreto, esta palabra se considera co- gua española. Accesible en
línea desde la página de la
rrecta escrita de esas cuatro maneras. Sin embargo, la RAE prefiere una. Aun- RAE: www.rae.es
que no lo dice directamente, se deduce de cuál es el lema que contiene la de-
finición y cuáles remiten a otros.

• Así, la forma sebiche, con «b» y «s» existe –por lo tanto, es correcta y no
constituye una falta de ortografía–, pero no incluye una definición, sola-
mente remite a seviche. Es la menos preferida de las cuatro.

Figura 4. Sebiche en el DLE

• La forma seviche, con «v», pero también con «s» contiene una indicación
de la zona en que es usual que se escriba con «s» –sea con «b» o con «v»–,
lo que se interpreta como que no es la escritura preferida en la mayoría
de los territorios del español. Sigue siendo correcta, pero sigue sin ser la
mejor opción.

Figura 5. Seviche en el DLE

• Si pasamos a escribirla con «c», de nuevo la forma con «v» remite a la


escritura con «b».

Figura 6. Ceviche en el DLE

• Y esta última, cebiche, con «c» inicial y «b» –además de recordar que tam-
bién es admisible con «v»– sí incluye la definición y etimología. Es la for-
ma principal, la preferida según el criterio del diccionario.
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Figura 7. Cebiche en el DLE

b)�¿Cuál�es�el�futuro�de�maldecir?:�¿maldiré�o�maldeciré? El DLE también


puede solucionar dudas de conjugación (¿maldecirá o maldirá; predecirá o pre-
dirá?, ¿condució o condujo?, ¿abolir y agredir tienen todas las formas o no?), por-
que incluye un vínculo a la conjugación de los verbos a la derecha del lema,
el botón «Conjugar»:

Figura 8. El botón «Conjugar»

Figura 9. Resultado de conjugar maldecir

Así, queda claro que la forma correcta es maldecirá.

c)�¿Es�correcto�en�español�catering,�web,�software…? Otra cuestión intere-


sante sobre el diccionario son los préstamos y los neologismos: ¿cómo se di-
ce en español chat, internet, web, marketing, catering...? La respuesta es que, si
aparece en el DLE en redonda, se considera ya una palabra en español, mien-
tras que si aparece en cursiva es que sigue siendo una palabra en inglés. No es
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un problema incluir palabras en inglés o en otras lenguas en un texto, pero


deben estar resaltadas, escritas en cursiva (o entre comillas si se trata de un
texto manuscrito).

Figura 10. Palabras en inglés o en español

Sin embargo, en muy pocas ocasiones el DLE resuelve dudas de construcción


(¿se puede decir al lado mío y detrás de mí?). Para estas cuestiones está el Diccio-
nario panhispánico de dudas (DPD). Cuidado porque, como indicamos arriba,
la edición accesible es de 2005, más antigua que la del DLE. De modo que, si
no hubiera acuerdo entre lo que indica el DLE y el DPD, la solución vigente
es la del DLE.

2)�Diccionario�panhispánico�de�dudas�(DPD) Enlace recomendado

Real�Academia�Española
a)�¿El�participio�de�imprimir�es�impreso�o�imprimido? El DPD es muy útil (2005). Diccionario panhispá-
porque proporciona explicaciones�generales, en lugar de centradas en una nico de dudas. Madrid: San-
tillana. Accesible en línea
única palabra. Así, en la entrada imprimir explica cómo se distribuye el uso de desde la página de la RAE:
www.rae.es
sus dos participios.

Figura 11. Los dos participios de imprimir

Si el lector busca también freír comprobará que puede generalizarse sobre la


preferencia por los participios irregulares (frito, impreso) y la limitación de los
regulares (freído, imprimido) para formar tiempos compuestos.

b)�¿Cómo�se�dice:�la�ayudó�o�le�ayudó? La entrada «de diccionario» –por el


lema ayudar– del DPD resuelve la duda que planteábamos: es correcto la ayudó
porque se ha generalizado el uso del verbo como transitivo, a pesar de que
antes solo se consideraba correcto le ayudó.
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Figura 12. La ayudó o le ayudó

Además de dar esta respuesta, remite a un artículo más general sobre las dudas
entre le y lo o la, es decir, al error que se denomina leísmo.

El DPD es muy útil, pero no es fácil de utilizar porque gran parte de la infor-
mación no se encuentra buscando directamente una palabra. Además de las
entradas similares a las de un diccionario, que mostrábamos arriba, incluye sus
explicaciones en temas más generales, como el leísmo, que, a su vez, pueden
estar reunidos en temas�más�amplios (en este caso, el leísmo es una parte del
tema «pronombres personales átonos»). Estos temas generales están recogidos
en una lista en el apartado «Artículos temáticos».

Figura 13. Artículos temáticos

En ocasiones, la dificultad para manejarlo es adivinar cuál será el nombre téc-


nico del problema que intenta solucionarse. En otras ocasiones, radica en que
las explicaciones globales que propone son complejas, porque intentan ser
exhaustivas y no dejar fuera ningún uso. El lector puede intentar leer lo que
dice de los pronombres átonos a modo de ejemplo.

c)�¿Cómo�se�abrevia�a�la�atención�de? Otro aspecto muy práctico del DPD


es que incluye una lista de signos�y�abreviaturas, en la que se encuentra la
respuesta a esta duda.
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Figura 14. Abreviaturas

2.3. Portales lingüísticos

2.3.1. RAE. Portal lingüístico

Recientemente, la Real Academia Española ha habilitado su portal�lingüísti-


co, con un apartado llamado «Dudas rápidas». Es la manera más sencilla de
intentar encontrar una explicación a las preguntas más frecuentes.

Figura 15. Dudas rápidas

Algunos ejemplos:

1) Una de las preguntas de nuestra lista ya la había planteado alguien antes


y se puede encontrar ahí la respuesta: ¿se�dice�te�comparto�algo�o�comparto
contigo�algo?
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Figura 16. Te comparto algo o comparto contigo algo

2)�¿Están�bien�usadas�las�preposiciones�en�depositar�en�la�cuenta�y�trans-
ferir�a�la�cuenta? Si no aparece entre las dudas ahí listadas, es posible enviar
la�duda al Twitter de la RAE:

Figura 17. Depositar en y transferir a la cuenta

3)�¿Se�dice�átomos�y�iones�o�átomos�e�iones?

Figura 18. Átomos y iones o átomos e iones


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2.3.2. Fundéu RAE

Esta página actualiza sus recomendaciones mucho más rápido que la página Enlace recomendado
de la RAE y sus decisiones cuentan también como normativas. Empezó como
Fundéu. Accesible en línea
versión en línea y actualizaciones del libro en papel Manual de español urgente en www.fundeu.es
y conserva ese objetivo de responder a las dudas urgentes. Es fiable, está bien
diseñada y es muy entretenido ir leyendo sus recomendaciones. Incluye tam-
bién comentarios sobre refranes, frases hechas, un boletín sobre cuestiones
lingüísticas, enlaces a artículos y programas de radio de contenido lingüístico,
recomendaciones de escritura… y un buen buscador, que, a partir de «puede»
lleva a la respuesta a otra de las dudas, categorizada como una cuestión de
«concordancia». Algunos ejemplos:

1)�¿Es�ya�se�puede�comprar�las�entradas�o�ya�se�pueden�comprar�las�entra-
das?

Figura 19. Ya se puede comprar las entradas o ya se pueden comprar las entradas

2)�¿Puedo�decir�en�relación�a�y�en�relación�con? Se llega a la respuesta a partir


de la búsqueda por relación.
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Figura 20. En relación a y en relación con

3)�¿Por�qué�es�raro�Para�terminar,�recordar�que…?

Figura 21. Para terminar, recordar que…

Buscando infinitivo llegamos a la explicación. Además de los artículos temáti-


cos, organizados por categorías, incluye un formulario�para�proponer�dudas
y conserva todas las respuestas a dudas anteriores. El buscador permite encon-
trar la respuesta a las últimas dudas de la lista del inicio de este módulo, que
fueron respondidas hace tiempo. Algunos ejemplos:

1)�¿Cómo�es�la�frase�para�pasar�una�noticia?:�¿boca�a�oreja�o�boca�a�boca?
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Figura 22. Boca a oreja o boca a boca

2)�¿Se�dice�contactar�con�ellos�o�contactarlos?

Figura 23. Contactar con ellos o contactarlos

Y, finalmente, si no damos con la respuesta, es posible plantear la pregunta en


el formulario «¿Tienes una duda?» visible tanto desde las «recomendaciones»
como en la página de «consultas». Responden siempre, y bastante rápido.
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3. Conclusión. Los límites de la normativa

Probablemente al lector le habrá extrañado de este módulo que no sea simple-


mente un resumen de las reglas básicas de la normativa del español que pueda
estudiarse y ya está. Quizá hasta le haya alarmado llegar a la conclusión de que
semejante cosa no existe como un todo completo y estable. Por un lado, no
puede ser completo porque la normativa es demasiado extensa. Por otro lado,
no puede ser estable, porque cambia con el tiempo. Dado que la lengua evolu-
ciona, la normativa debe cambiar para adaptarse al cambio lingüístico y social.

En algunos casos, puede parecer que cambia demasiado rápido, que algunas
normas que aprendimos en la escuela ya no se aplican, que se aceptan palabras
y construcciones que se consideraban errores hace unos años, o que, simple-
mente, ni existían. En la mayoría de los casos, sin embargo, la sensación es que
los cambios en el DLE y en la normativa van muy lentos. Van tan despacio que
limitarse a escribir solo las palabras y construcciones refrendadas por la RAE
puede resultar poco operativo para funcionar en textos de ámbitos específicos
y también para construir textos inscritos en los grandes cambios que se están
produciendo en la sociedad.

Los cambios llegan a la norma después –a veces, mucho después– de haberse


producido en la comunidad lingüística. Recordemos de nuevo que la norma
académica no es una ley en el sentido que pueda tener este término en de-
recho, puesto que una nueva norma o recomendación de la RAE no está for-
mulada con el fin de modificar la realidad ni de crear nuevas realidades (algo
normal en una ley en el sentido del Derecho: sí cambió la realidad, por ejem-
plo, la ley del divorcio). Las normas lingüísticas solo recogen y sistematizan lo
que los hablantes ya han establecido como correcto y adecuado por el uso. La
normativa siempre va unos pasos por detrás de la lengua y de la sociedad.

Como consecuencia, la RAE parece demasiado conservadora. Por ejemplo, res-


pecto a la admisión de neologismos, de palabras nuevas, en pocos casos se
aventura a proponer una solución inmediata y, frecuentemente, si lo hace, es
con poco éxito.

Ejemplo: el caso de whisky y croissant

La recomendación académica fue adaptar a la escritura en español palabras nuevas pro-


venientes de otras lenguas como whisky o croissant, pero los hablantes no obedecieron y
nadie escribe «güisqui» ni «cruasán». Ante el poco apoyo obtenido por esa vía, en general,
la RAE espera a ver lo que la costumbre de la mayoría da por bueno.

En este sentido, aunque la postura de la RAE sea que no son necesarios todos
los anglicismos que inundan las redes y los textos y prefiera traducir al español
las palabras, o, al menos, adaptar su escritura, casi siempre espera a ver qué
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traducción deciden usar mayoritariamente los hablantes para proponerla co-


mo normativa. Sin embargo, es muy posible que los hablantes no incorporen
una traducción, sino que continúen con el término en su lengua original.

Seguimos esperando, pues, y todavía ni tienen una traducción comúnmente


aceptada ni se consideran palabras propias de la lengua algunas tan comunes
en el español estándar como:

• Marketing (para el que el DLE sugiere la traducción mercadotecnia).

• Software o hardware (sin sugerencias).

• E-mail (que no está recogido en el DLE y para el que el DPD sugiere las
farragosas dirección de correo electrónico, correo electrónico o mensaje de correo
electrónico).

En este estado de cosas, la solución para un escritor que quiera acogerse a la


norma, pero que no encuentra en la RAE ninguna traducción o adaptación de
palabras comunes en su ámbito de conocimiento –o no le parecen aceptables
las propuestas por la RAE– es incluirlas en su lengua original, pero marcándolas
como ajenas al español, es decir, escribiéndolas en cursiva.

Ante la situación «alegal» de tantas palabras habituales en diversas especiali-


dades, es inevitable que la escritura técnica esté plagada de términos en inglés,
que conviven con traducciones diversas y adaptaciones dudosas. En los textos
de especialidad, la recomendación es asegurar la consistencia en la terminolo-
gía: elegir una única denominación para cada realidad (en su lengua original
y en cursiva, o una traducción y siempre la misma) o explicitar las equivalen-
cias si se usa más de una. Contra lo que podría parecer, no es un problema
que afecte solamente a textos académicos o propios de especialidades oscuras
para los no iniciados: pensad lo difícil que puede ser escribir una carta de un
restaurante no tradicional, o un comentario o una crítica musical, siguiendo
estrictamente los dictados de la RAE.

Y la norma puede ser también excesivamente conservadora ante la necesidad


de incorporar en la lengua las transformaciones que se producen en la socie-
dad. En este sentido, por ejemplo, la RAE se muestra reticente a aceptar la ne-
cesidad de cambios en la norma que garanticen un uso no sexista de la lengua.
En opinión de gran parte de los hablantes, el papel de la RAE debería ser apor-
tar una propuesta normativa sensible con la demanda social de un lenguaje
inclusivo. Si lo que la normativa prescribe, como en este caso, no es compati-
ble con lo que la sociedad quiere expresar, el resultado es que se produce una
separación entre la norma y el uso. Para la mayoría de los hablantes, no es
admisible mantener usos y términos machistas, homófobos o racistas simple-
mente porque se usan, ni porque se usaban y están en los textos. En cuestiones
tan sensibles –en la acepción que procede del inglés, pero que la RAE ya ha
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aceptado incluir en el DLE– la lengua debe ir por delante de la sociedad, es


necesaria una política lingüística, que un cambio en la lengua facilite y acelere
el cambio social que ya se está produciendo.

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