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ASIGNATURA: ECONOMIA Y VALORACIÓN AMBIENTAL

Profesor: Dr en Desarrollo Socio Ambiental

Ing. Forestal, JORGE ARTURO MORI VÁSQUEZ

TEMA SEMANA 2: LA MICRO ECONOMÍA Y LA LÓGICA DE FORMACIÓN DE


PRECIOS

Tomado de: Mattos, L; Hercowitz. 2011. Economia do meio ambiente e serviços


ambientais.

Las bases teóricas en economía del medio ambiente no es única, existen líneas de
pensamiento divergentes entre economía ambiental y economía ecológica, lo que
resulta en métodos diferentes de valorar los servicios ambientales. La economía
ambiental, por lo general se apoya en los conceptos neoclásicos , en las simples
relaciones microeconómicas de mercado entre precio – cantidad y en el papel
regulador del estado, en cuanto que la economías ecologista , aun cuando no tiene
en sus orígenes una línea de pensamiento definido (con signo marxista, keynesiano
y neoclásico) valoriza procesos macroeconómicos de desarrollo, sobre escala
sustentable, distribución justa y distribución eficiente , además del papel planificador
e interventor del estado

Se tiene que recalcar que la temática sobre servicios ambientales no puede ser
tratada solamente como una cuestión de mercado, sino también debe contemplar o
incluir condicionamientos sociales, culturales y evidentemente ambientales.

Existen muchas maneras de concebir la economía como una rama del


conocimiento, y para los economistas clásicos del siglo 18 y 19, como Adam Smith
(1723 – 1790), David Ricardo (1772 – 1823) y Jhon Stuart Mill (1806 – 1873), la
economía es el estudio del proceso de producción, distribución, circulación y
consumo de bienes y servicios

A su vez, para los autores ligados al pensamiento económico neoclásico (la mayoría
de los economistas modernos), la economía es definida como la ciencia de las
elecciones, decisiones u opciones, que lidia con el comportamiento humano en
cuanto condicionado por la escasez de recursos, esto es, la economía trata de la
relación entre fines y medios (escasos) disponibles para alcanzarlos. De esta
manera, para los neoclásicos, el objetivo de la economía consiste en estudiar los
medios de asignación de esos recursos para alcanzar determinado fin económico,
como acumulación de capital, expansión de mercados y poder económico. Es un
problema de optimización sobre restricciones, que busca respuestas sobre como
maximizar la utilidad a partir de una estructura limitada de medios, o sea, como
alcanzar los fines económicos más satisfactorios sabiendo que los medios para
alcanzarlo son limitados. Un concepto básicamente lógico de naturaleza de
economía, que llevo a la matematización de esta ciencia.

Partiendo del presupuesto de la visión neoclásica de que la micro economía es


definida como un problema de asignación de recursos escasos en relación a una
serie posible de fines económicos, los desdoblamientos lógicos de ese problema
llevan al estudio del comportamiento individual de consumidores y empresas en que
estas son consideradas demandantes de factores de producción , “trabajo”, y
“capital”, además de proveedores de bienes de consumo, y aquellos son
considerados proveedores de dos factores de producción, “trabajo” y “capital”
además de demandantes de bienes de consumo (Fig.). Los consumidores
maximizan el lucro a partir de costos e ingresos posibles.

La micro economía neoclásica busca analizar el mercado como un mecanismo que


distribuye los recursos que disponen determinados individuos organizados en una
sociedad. De este modo, ella se preocupa de explicar cómo son generados precios
de los bienes y servicios finales y de los factores de producción, a partir de un
conjunto de proposiciones teóricas apoyadas en el paradigma del equilibrio. Esas
proposiciones son así presentadas en los manuales convencionales de micro
economía:

a) Teoría del comportamiento del consumidor (o teoría de la demanda), que


estudia las preferencias del consumidor, analizando sus elecciones (sometidas a
restricciones presupuestales) a fin de determinar la demanda de mercado,
expresada sintéticamente en la curva de demanda.

b) Teoría del comportamiento de las empresas (o teoría de producción y


costos), que estudia las elecciones de las empresas con el objeto de maximizar
los lucros, analizando: b.1) las leyes de producción, sintetizadas en las funciones
de producción (relación puramente técnica que resulta del proceso de
transformación de factores adquiridos por las empresas en productos finales
para la venta en el mercado); b.2) las funciones de costos. Éstas son obtenidas
con bases en los métodos de producción disponibles, los cuales son
comparados con los precios de los factores de producción, de modo que la
empresa escoja el método más eficiente, técnica y económicamente, y construye
curvas de costos, que son utilizados para determinar la curva de oferta.

c) Teoría de mercados, que estudia el equilibrio de mercados resultantes de la


confrontación entre las condiciones de demanda y de oferta (consumidores
maximizadores de su satisfacción versus productores maximizadores de lucro),
con el objetivo de determinar la combinación precio – cantidad de equilibrio, en
determinadas estructuras de mercado, con destaque para el modelo de
competencia perfecta.

Por tanto, para los economistas de la corriente neoclásica, que inspira a la


economía ambiental, la determinación de los precios de los bienes y servicios
transables en el mercado pasa por la simple relación entre precio y cantidad, como
si los precios fuesen una consecuencia natural de equilibrio entre oferta y demanda.
Obviamente, en determinadas situaciones, es posible que la simple relación entre
oferta y demanda equilibre la determinación de precios, pero pueden existir otros
factores.

Se debe aclarar que la corriente de pensamiento neo clásico de economía


ambiental, en su esencia intenta transformar “bienes y servicios no transables en el
mercado” en “bienes y servicios transables en el mercado”, y para eso, el Estado
debe atribuir un valor a estos bienes, como si el problema ambiental simplemente se
limitase a un problema de valoración. Este análisis es cuestionado por la economía
ecológica que propone estrategias nacionales de desarrollo orientado por el
conocimiento del patrimonio ambiental de cada nación.

Al lado de León Walras (1834 – 1910), Marshall fue uno de los grandes
reformuladores de la teoría clásica; Walras desarrolló la Teoría del Equilibrio
General, en cuanto que Marshall se dedicó al análisis de las condiciones de
Equilibro Parcial de Mercado. En la obra, Principios de Economía (MARSHALL,
1890), se sintetiza su pensamiento, el autor se propone completar y generalizar, con
el auxilio de la matemática, los postulados de Smith y, sobre todo, de Ricardo,
transformándolos en principios y conceptos operacionales. La introducción del factor
tiempo en el análisis permitió conciliar “costos de producción” y “utilidad marginal”
en la determinación del valor.

Al reflexionar sobre la visión del capitalismo del mundo, la tesis central de Marshall
se basa en la “tendencia natural hacia el equilibrio, una tendencia de crecimiento
gradual” (MARSHALL, 1890, p. 153), sin embargo, la Gran Depresión de los años
1930, debido a la quiebra de la Bolsa de Nueva York (1929), coloca en jaque la
visión del autor (SILVA, 2004). Joseph Schumpeter (1984), uno de los mayores
críticos (y al mismo tiempo admirador) de la visión marshalliana, reconoce, sin
embargo, que uno de sus grandes méritos fue apuntar para el futuro, algo hasta
entonces raro en la economía.

Marshall resaltaba la existencia, en todos los mercados, de una permanente tensión


entre rendimiento crecientes y decrecientes, sugiriendo una analogía con los
bosques “[…] la producción en gran escala posibilita grandes economías (la ventaja
en relación a los competidores menores), sin embrago, tarde o temprano, la edad se
manifiesta en todas” (MARSHALL, 1890, p. 271). Con eso, el autor hacia una
comparación de las empresas con los árboles (todos nacen, crecen, se reproducen
y mueren) o de la industria con los bosques. Usando ese argumento, el autor
expone la idea de que ese ciclo contribuirá para evitar la concentración absoluta de
las actividades industriales (IGLESIAS, 1990; SILVA, 2004), idea errónea, si
consideramos la gran concentración industrial (y económica, en general) de los
mercados en manos de las grandes corporaciones del siglo 20 y, principalmente, las
sucesivas fusiones empresariales de la globalización del siglo 21.

Uno de los principales críticos de Marshall, Steindl (1990) afirma que el autor dio
mucha importancia al factor de involución, a partir de cierto tamaño de la empresa,
cuando debería atenderse con mayor profundidad (y no con una simple mención) a
las dificultades en la ampliación de los mercados de una empresa cualquiera, pues
sería este el punto crucial y más tarde denominado por la escuela neo clásica como
de competencia imperfecta. La determinación del precio no es solo una relación
binaria entre precios y cantidades, entre curvas de oferta y demanda, porque el
mercado trae “imperfecciones” que pueden ser derivadas de la falta de información
o, principalmente, de condiciones desiguales de competencia. La competencia
sobre condiciones oligopólicas trae bajo su brazo otros factores determinantes de
precios además de relaciones ente oferta y demanda, como barreras a la entrada y
prácticas de dumping. El Precio no es algo necesariamente natural, pero si, en
muchas circunstancias, una práctica especulativa que expulsa competidores y
oligopolisa mercados y servicios de los intereses del gran capital, en detrimento del
bienestar de los consumidores.
Es bueno reconocer que, al comparar las empresas de una rama industrial a los
árboles del bosque, Marshall no solo representó la historia propia de esas empresas
dentro de un ciclo de vida o de una evolución a lo largo del tiempo, mas también
trajo la idea de industria como una estructura heterogénea, compuesta de un
conjunto de empresas en diferentes etapas de su ciclo de vida, con diferencias de
tamaño, costos, precios, tasas de expansión, colocando las bases para un camino
alternativo al neoclásico.

Apartándose de ese camino alternativo, entre finales del siglo 19 y el inicio del 20,
conforme dice Silva (2004), un proceso intenso de sistematización y difusión
consolidó la hegemonía de la escuela neo clásica en manuales de micro economía
que optan por la mayor formalización de modelos económicos, en perjuicio de los
trazos de realismos que caracterizan a la obra de Marshall. La admisión de
“imperfecciones” de mercado y lógicamente inconsistente con la caracterización
hecha por los manuales convencionales de micro economía del mercado de
competencia, en particular, con la hipótesis de homogeneidad de los productos y
curva de demanda infinitamente elástica. Por ese modelo, los límites al crecimiento
de la empresa no se darían por el lado de la demanda, más si por las condiciones
de oferta a costos crecientes (vale resaltar de que en muchas aplicaciones, el
modelo de competencia perfecta es usado apenas como modelo de referencia, y no
como modelo real, siendo útil para situar el nivel de imperfecciones del mercado)

Las condiciones de producción y demanda de una mercadería son considerados


prácticamente, independientes entre sí y en relación a todas las otras mercaderías
al permitir análisis parciales sobre la cláusula cetaris paribus (todo lo demás es
constante). De este hecho el abordaje neo clásico garantizó e identificó un único (e
irreal) punto de equilibrio para el mercado, representado por el par precio –
cantidad, sin espacio para las teorizaciones de la rivalidad entre los competidores.
Las “imperfecciones” derivadas del proceso de competencia, para el abordaje neo
clásico, serian meras “fricciones” temporales, que pueden retardar o modificar las
conclusiones apenas superficialmente. El mayor propósito, pues, está en las
consideraciones de desempleo y de los males sociales como “fricciones” de
mercado, como si la libre iniciativa, de manera unilateral, fuese capaz y suficiente
para garantizar el desarrollo (léase crecimiento y distribución de renta) de las
naciones.

Sraffa (1982) surge como el primer crítico del abordaje neo clásico de la
competencia al considerar inadmisible que las imperfecciones del mercado sean
temporales y al resaltar que muchos de sus efectos son permanentes y
acumulativos. En su obra, el autor ofrece no solo una crítica a los presupuestos neo
clásicos de relación univoca precio – equilibrio, pero también contribuciones para
estudios futuros sobre el proceso de competencia en los mercados. Básicamente,
trae tres críticas centrales al modelo de competencia perfecta: a) Le acusa de
manipular las leyes de rendimientos para obtener una curva de oferta con formato
previamente definido, b) apunta inconsistencias de las leyes de rendimiento con
elementos centrales del modelo, como la existencia de límites a la expansión de las
empresas que asegure el atomismo de mercado y la independencia entre las curvas
de demanda y de oferta de equilibrio parcial (entiéndase por atomismo de mercado
como la existencia de un gran número de competidores actuando en el mercado); c)
a partir de evidencias empíricas, critica la curva de demanda individual infinitamente
elástica y la forma de U de las curvas de costo medio y costo marginal.

Como ejemplo del punto “a” se puede decir que en el caso del funcionamiento del
Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) para actividades forestales, previsto en el
Protocolo de Quioto, llevan a la formación de curvas de oferta de créditos de
carbono con formato previamente definido, por medio de acciones especulativas de
mercado financiero que ignoran los costos de transacción incluidos en el día a día
de una propiedad rural (sea cual fuera su tamaño)

El autor (SRAFFA, 1982) no desarrolla un modelo alternativo, pero realiza


contribuciones sobre aspectos relacionados a la competencia, tales como
diferenciación de productos, preferencias de los consumidores, papel de los gastos
de venta, nociones de que la empresa considera las reacciones de sus
competidores en las decisiones de corregir precios, significativos márgenes de lucro
como consecuencia de la existencia de barreras al ingreso de nuevos competidores
y límites al endeudamiento de la empresa, cuestiones que no solo señalizaran los
nuevos estudios neoclásicos (Teoría de la competencia imperfecta), mas también
las investigaciones alternativas sobre mercados en condiciones oligopólicas.

Chamberlin (1956) y Robinson (1969), autores neoclásicos, en respuesta a las


críticas de Sraffa (1982), se dedicaron a construir una nueva teoría de mercado al
considerar tanto los modelos de competencia perfecta y de monopolio, así como las
propuestas sraffianas sobre preferencias de los consumidores. Vale recordar que
ambos eliminan el concepto de mercados homogéneos. Robinson (1969) propone
modelos de competencia imperfecta, y Chamberlain (1956) los de concurrencia
monopolista, fundamentados en los siguientes conceptos: gran número de
empresas (mercado atomizado), libre movilidad de los factores (libre entrada y
salida), diferenciación de productos (existencia de clientela) y curvas de costo
marginales en U. Como se nota, los autores ignoran, en parte, las críticas de Sraffa
(1982) y, de nuevo, la libre entrada funciona en sus modelos como mecanismos de
ajuste, y no como una real presión competitiva.

Kaldor (1983) de inmediato cuestiona los conceptos de Chamberlin (1956) y de


Robinson (1969), con críticas severas a la uniformidad en la distribución de las
preferencias de los consumidores entre los productos de las diferentes empresas
(expresadas en la igualdad de las curvas de demanda individual). A partir de sus
críticas, Kaldor (1983) trae contribuciones a los estudios de la concurrencia como
fuerza dinámica: afirma lo hallado por Sraffa (1982) sobre la interdependencia entre
las empresas, asume el oligopolio como caso general, aún en mercados
atomizados, resalta la relevancia de la competencia potencial y percibe las
economías de escala como barreras a la entrada de concurrentes.

Al analizar la obra de Kaldor (1983), Possas (1985) observa que cada empresa tiene
sus rivales más próximos, que la demanda por sus productos es también
influenciado por los precios de esos rivales y que la variación de los precios de una
empresa puede influir en los de otras empresas. Así se configura la imposibilidad de
determinación de la “curva real de demanda” de cada empresa y la dificultad de la
“curva imaginaria de demanda” de asumir los precios de los rivales como
constantes, siendo necesario basarse en las expectativas – correctas o no – sobre
el comportamiento de sus rivales delante de las de sus propias variaciones de
precios, condiciones esas que comprometen el análisis unívoco de relaciones precio
– cantidad. Luego, la curva de demanda ceteris paribus de una empresa no puede
ser aceptada en virtud de la inter dependencia de la cadena de productos sustitutos
que forma la industria.

Al trazar conclusiones sobre el abordaje neoclásico, Silva (2004) resalta que las
hipótesis centrales del modelo de mercado de competencia perfecta (atomismo
de mercado, homogeneidad de producto; libre entrada y salida) traen las ideas
erróneas de “imagen inerte” y “espacio homogéneo” libres de confrontaciones entre
empresas, siendo los “ajustes de equilibrio” soluciones simultáneas de empresas y
mercado ( lo que denota la flaqueza de la teoría neo clásica en lidiar con las
variables tiempo e incertidumbre). Ya en el mercado de competencia imperfecta
(o monopolista), las hipótesis centrales del modelo (atomismo de mercado; libre
entrada y salida; igualdad de las curvas de demanda individual para productos
diferentes) también llevan a la no rivalidad. En ambos casos, el (utópico) equilibrio
se da por la “soluciones del mercado”, por medio del cruzamiento de las condiciones
de demanda (preferencia de los consumidores) y de oferta (parámetros técnicos;
costos de producción), iguales para todas las empresas.

Por tanto, Sraffa (1982) contribuyó con la identificación, aún en mercados


atomizados, del poder del monopolio de las pequeñas empresas (asociada a
diferenciación de productos), en cuanto que Kaldor (1983), sin romper con los
presupuestos neoclásicos, trajo a luz la rivalidad y la inter dependencia entre las
decisiones de las empresas (y su efectos de unas sobre las otras) como
características generales de los mercados, al llamar la atención para la existencia
de rivales muy próximos. La preocupación que une ambos está situada en los
mercados atomizados, en que fueran precisos al resaltar, que aún en esas
situaciones, las empresas tienen poder de mercado y, así, influencia los precios, no
siendo los precios (y los lucros) una mera “consecuencia” del mercado.

La Escuela Neo Clásica trató los mercados concentrados por el modelo de


monopolio puro o modelos simplistas de duopolio. Al rechazar ese análisis algunos
autores se empeñaron, desde el final del siglo 19, en entender los efectos de la
concentración de mercado, y crearon una nueva corriente de pensamiento
(Teorías de la Organización Industrial), con la hipótesis central de que hay una
relación causal que liga estructura, conducta y desempeño. Según Mason
(1939), la capacidad de la empresa de, intencionalmente, influenciar (con su precio
y producción) las condiciones de mercado estaría relacionada al grado de control
ejercido por ella. A pesar de importantes contribuciones al tema, los resultados
obtenidos por el autor no permitieron generalizaciones simples sobre mercados
concentrados.

Pero lo dicho por él nos indica que las políticas públicas deberían basarse en
minuciosos análisis técnicos de políticas de precios predominantes en cada
mercado y de la real capacidad de que la acción pública tiene de influenciar esos
comportamientos. Aquí son bien venidas las observaciones de Fontenele (1995),
que indirectamente, sugiere la necesidad de la acción pública, vía políticas públicas,
en los procesos de desarrollo, sin dejar de criticar el abordaje neo clásico de “libre
mercado” y “condiciones naturales de equilibrio”. Ese tipo de análisis es relevante
en la base teórica de la economía ecológica que valoriza el papel planificador
del Estado en los procesos de desarrollo. De este modo cualquier iniciativa de
desarrollo sostenible con la consecuente prestación de servicios ambientales, que
ignore el papel del Estado o que le atribuya un papel meramente administrativo o
burocrático – como impone el MDL, cuando exige sólo la aprobación de los
proyectos por los Estados Naciones, sin determinar la vinculación de los proyectos
forestales y energéticos con las políticas públicas nacionales – está orientado al
fracaso, en el largo plazo, en términos socio ambientales, sobre todo en la cuestión
distributiva.

De esta manera, las políticas públicas deberían basarse en minuciosos análisis


técnicos de políticas de precios predominantes en cada mercado y de la real
capacidad que la propia acción pública tiene en influenciar esos comportamientos.

Bain (1956) y Sylos-Labini (1979), al trabajar de forma simultánea e independiente,


trajeron las principales contribuciones teóricas a las relaciones estructura -
conducta- desempeño. Ambos avanzaron en el análisis de organización y
estructura del mercado que influencia la competencia y formación de precios. El
primer autor reconoce la concentración económica como elemento central de la
estructura de mercado e innova al asumir como fundamental la variable “condición
de entrada” (competencia potencial”), en cuanto que el segundo autor recorre el
mismo camino, pero con menos énfasis en la comprobación de las relaciones entre
variables.

Yá Steindl (1983, 1990) demostró que los diferentes costos entre empresas
tienen importante ligazón con la intensidad de la competencia y, por
consiguiente, con la formación de precios, y con el proceso endógeno de
transformación de las estructuras de mercado (siempre en mutación). Sin embargo,
conforme sostiene Silva (2004), el pecado capital del autor fue no haber visto hacia
la diferenciación e innovación de productos y para los procesos de diversificación e
internacionalización de la gran empresa.

La visión schumpteriana del proceso de competencia es construida a partir del


presupuesto de que la realidad capitalista es desfavorable al rendimiento
máximo de producción. Al tomar el concepto marxista del capitalismo como un
sistema en movimiento y que tiene en el proceso de competencia su consigna, el
autor avanza en el entendimiento de la competencia y la innovación. Sobre el
papel de las innovaciones, para él, el punto esencial que se debe tener en mente es
que el capitalismo es un proceso evolutivo y, a su vez, acerca de las prácticas
monopólicas, sostiene que la economía del lucro depende de la inexistencia de
la competencia perfecta.

En su obra clásica Capitalismo, Socialismo y Democracia, trabajando la idea del


capitalismo como “destrucción creadora” , Schumpeter (1984), argumenta que,
si analizamos la evolución del desempeño productivo a lo largo del tiempo, es
evidente que el mayor progreso se evidencia no en las empresas que operan en
condiciones próximas a la competencia perfecta, más si en las grandes empresas
oligopólicas. Para el autor, el capitalismo es, por naturaleza, una forma de
transformación económica de carácter no estacionario, y no solo por el hecho
que la vida económica transcurre en medios naturales y sociales que se modifican y
alteran las situaciones económicas, mas, fundamentalmente, porque los nuevos
métodos de producción, nuevos bienes de consumo, nuevos medios de transporte,
nuevos mercados y nuevas formas de organización industrial mantienen en
funcionamiento a la máquina capitalista. De esa forma, en el modus operandi de la
competencia, no es la competencia por los precios que debe retener la atención del
empresario, más sí la competencia por innovación de cualquier tipo
(mercadería, técnicas, fuentes de abastecimiento y tipo de organización).

La no búsqueda de la innovación abre camino para el avance de los potenciales


rivales, luego, la competencia actúa no solamente cuando está presente, sino
también cuando se constituye en apenas una amenaza. Por ejemplo, no asumir las
nuevas exigencias socio ambiental puede significar pérdida futura de oportunidades
económicas, que serán ocupadas por competidores innovadores más atinados a la
realidad internacional. En ese contexto, los Estados Nacionales deben desempeñar
un importante papel en la regulación socio ambiental de la iniciativa privada,
también como una oportunidad innovadora (o como un diferencial de mercado), y no
solo como un costo adicional de producción. Por ejemplo, el hecho de que el Estado
ponga a disposición de las emprendedoras líneas diferenciadas de crédito industrial
y agropecuario es uno de los puntos fundamentales como estrategia de incentivos a
la innovación tecnológica sobre bases limpias.

La visión Schumpteriana, sin embrago, peca en no atribuir relevancia al papel del


Estado en los procesos innovadores del capitalismo. A pesar de que el autor resalta
en sus obras que todas las inversiones implican, como complemento indispensable
a la actividad del hombre de negocios independiente, ciertas medidas de protección
pública, como reglamentación de seguros y patentes, él se queda poniendo énfasis
en los instrumentos económicos innovadores – por ejemplo, reglamentación pública
del crédito para los actores privados y planeamiento de inversiones públicas o
privadas estratégicas en energía, comunicaciones y transporte – de modo a
garantizar el aspecto logístico a los nuevos emprendimientos privados innovadores.
Dentro de un debate socio ambiental, en vigor en los tiempos actuales, no se puede
olvidar de la relevancia de esas acciones estratégicas públicas, sobre todo, cuando
ciertos tipos de inversiones privadas garantizan sólo retornos socio ambientales en
el corto plazo, y tal vez, como una estrategia de marketing, retornos económicos en
el largo plazo.

De acuerdo a Utterbask (1996), cuando una empresa (o emprendedor) pionero


lanza un producto, ella crea en torno de sí un mercado creciente (considerando que
ese producto tenga aceptación de mercado), luego nuevos competidores pueden
inspirarse, entrar y aumentar aún más el nuevo mercado (o capturar una parte de
ese mercado con versiones propias del producto). En esa etapa inicial, por tanto
ninguna empresa detenta el domino del mercado, lo que crea un ambiente propicio
para la entrada de nuevas empresas (siempre y cuando que las barreras técnicas y
financieras no sean muy elevadas). De ese modo, se resguardan ciertas
condiciones , una empresa innovadora en los aspectos socio ambientales
puede no solo inaugurar nuevo mercado, sino también captar (en su condición
de pionera) una significativa parte de ese nuevo mercado y aun proporcionar
posibilidades de crecimiento para otros competidores menores. Aquí queda
claro que la cuestión socio ambiental no irá a crecer en la pauta de la economía
mundial sólo como factor exógeno, pudiendo los empresarios pioneros ejercer
fuertes influencias endógenas y colocarse en evidentes ventajas competitivas. De
forma alguna eso reduce la relevancia del papel del estado como inductor, pues
muchas veces los procesos endógenos resultan en demanda exógena a ser
atendidos por las esferas públicas.

En esa combinación de experimentos y competencia, puede surgir un proyecto


socio ambiental dominante en el mercado, que altere sustancialmente la base de la
competencia y adquiera la fidelidad de los consumidores. Pero solamente esa
definición sería algo insuficiente, porque como resalta Utterback (1996), otras
variables, además de aquellas de mercado y de tecnologías, influencian en la
constitución de un proyecto dominante, tales como patrimonios colaterales
(canales de mercado, imagen de marca y costo de cambio por parte del portafolio
de clientes), regularmente reglamentos sectoriales e intervención gubernamental
(imposición de padrón), maniobras estratégicas por parte de empresas individuales
(la estrategia de producto adoptada por una empresa en relación a sus
competidores puede determinar que sus proyectos se tornen dominantes) y
comunicación entre los productores y usuarios (ese talento puede influenciar la
ratificación de proyectos dominantes).

Es importante recordar también que, con frecuencia, las empresas que permanecen
en el mercado y con éxitos son aquellas que entraron en el sector en los tiempos
iniciales. Utterback (1996) evidencia también las diferencias fundamentales entre
innovación de productos y procesos, dentro del debate sobre dinámica de
innovación. Así, en relación a los productos, el autor expone que los revuelos por
grandes innovaciones pueden parar con el surgimiento de un proyecto dominante,
con el objetivo de investigación y desarrollo ahora orientado a las innovaciones
incrementales de las características existentes. Aunque los perfeccionamientos
sean introducidos, se hace más difícil superar el desempeño del otro. En el caso de
las innovaciones de procesos, durante el periodo de formación de tecnologías de un
nuevo producto, los procesos para producirlos son genéricos. Sin embargo, al
considerar que las innovaciones de productos y de procesos son inter dependientes,
a medida que la tasa de innovación de productos decrece, la tasa de
innovación del proceso aumenta. No solamente cambios en productos y procesos
ocurren en una empresa, también se demanda cambios organizacionales, con
acciones en conjunto.

La diferencia entre productos y procesos es muy saludable en la discusión


ambiental. Un punto es la certificación de productos (por ejemplo, alimentos
orgánicos) que es algo concreto, absoluto, visible y, por tanto más visible y, por
tanto, más asimilable críticamente por el gran público (consecuentemente, más
atractivo políticamente); otra cosa, muy diferentes y más relevante para la cuestión
socio ambiental, es la certificación de procesos (por ejemplo servicios ambientales),
algo más abstracto, menos visible y generalmente más onerosos en el costo de
transacción. Así, la certificación de procesos no solamente es menos perceptible
críticamente por el gran público, como también por los empresarios, lo que resulta
en mayores dificultades políticas para su implantación.

PREGUNTAS:

1. Construya una lista de términos que desconoce y busque su respectivo


significado.
2. Construya un cuadro donde identifique cada una de las teorías descritas,
sus creadores y seguidores y las características de cada una de ellas

3. Elija un caso de su vida y describa como aplicaría cada una de las teorías
descrita para explicar el caso elegido.

4. Describa un caso de producto y proceso (diferente al mencionado)

5. ¿Según los Neoclásicos como se generan los precios de los bienes,


servicios y factores de producción? Con un ejemplo relacionado a un bien o
servicio describa el proceso de generación de su precio.

6. ¿Cuál es el objetivo de la corriente de pensamiento neo clásico relacionado


a la economía ambiental?

7. ¿Según Steindl de que derivan las imperfecciones del mercado?

8. Cuál es el aporte de Fontenel y Utterbask a la intervención del Estado?,


Que opinión tiene al respecto?, fundamente su opinión.

SEMANA 3

CLASE 3 - IMPERFECCIONES DEL MERCADO Y ECONOMIA AMBIENTAL


Adaptado de Saldarriaga Isaza, Carlos y Campos Requena, Nelyda.

Economía de recursos naturales y medio ambiente en los 40 años

de la revista economía y administración

Durante los últimos tres decenios las Ciencias Económicas han hecho un aporte al
manejo de los recursos naturales y del medio ambiente. Los problemas suscitados
en su momento como resultado de políticas de desarrollo que se contraponen a la
disponibilidad en el tiempo de los stocks de recursos naturales o de actividades
humanas que generan efectos externos contraproducentes al ambiente circundante,
han sido los detonantes dentro de la economía de la búsqueda de métodos que
conlleven a un balance entre la actividad económica y el entorno dentro del cual se
encuentra inmersa ésta.

Un rasgo común en los conflictos y problemas medio ambientales y de manejo de


recursos naturales es la falla o inexistencia de mercados, que desencadenan en la
contaminación del aire y aguas, y la sobreexplotación de algunos recursos, como los
pesqueros, forestales, suelos, etc. Niklitschek (1989) trae a colación la propuesta de
Arthur Pigou hecha en 1932 para tratar este tipo de asuntos. Un precio, impuesto o
subsidio, a estas actividades que generan efectos externos (externalidades), ya
sean negativos o positivos, actuaría como mecanismo de respuesta ante tales
situaciones. Sin embargo, subsiste la pregunta de cuál sería este “precio”. Como
idea alternativa a la propuesta de Pigou está el trabajo de Ronald Coase basado en
la asignación de derechos de propiedad, pero cuya relevancia práctica es incluso
más limitada.

Una manera de distinguir entre Economía Ambiental y Economía de los


Recursos Naturales, puede ser la referencia a un análisis estático en el primer
caso, y el análisis dinámico o en el tiempo que se realiza en el caso de recursos
naturales (Niklitschek, 1989). Sin embargo, esta clasificación no es definitiva,
existiendo la posibilidad de examinar los problemas ambientales en un horizonte de
tiempo determinado.

El enlace entre economía y recursos naturales viene dado por el rol de proveedor
de recursos que tiene nuestro entorno y que son de utilidad en los procesos
productivos. Muchas economías se sustentan y basan su crecimiento en la
utilización y explotación de estos recursos naturales, entre los que tenemos
principalmente los recursos forestales, mineros y pesqueros. Perú no es una
excepción a este comportamiento y gran parte de sus exportaciones provienen de
estos sectores, fundamentalmente los dos últimos. Por ello, ha surgido
continuamente la discusión de cómo incorporar el medio ambiente y los recursos
naturales en la contabilidad nacional.

Mäller et al. (1994) presentan una discusión teórica respecto al uso del concepto
de producto nacional como indicador de bienestar de la población y cómo debería
calcularse un adecuado producto nacional ajustado ambientalmente. Junto a ello,
realizan una revisión de los principales estudios empíricos sobre contabilidad de
recursos en algunos países como Francia, Noruega, y México. Su principal
conclusión es que este tipo de medición, sin la Teoría del Bienestar, es peligrosa.
Un año después, y considerando el proyecto de cuentas ambientales del Banco
Central de Chile con base en la propuesta de las Naciones Unidas, Marcel Claude
presenta las limitaciones del Sistema de Contabilidad Nacional desde la perspectiva
del desarrollo sustentable y los principales ajustes a los indicadores
macroeconómicos que propone la literatura.

Centrándonos en la Economía Ambiental, podemos definirla como la rama del


análisis económico que aplica los instrumentos de la economía al área del medio
ambiente. La Economía Ecológica, en cambio, no es estrictamente una rama de la
teoría económica, sino un campo transdisciplinario que estudia la relación entre los
ecosistemas naturales y el sistema económico.

Más específicamente, la Economía Ambiental proporciona la información


necesaria para la toma de decisiones correspondiente al campo de la Política
Ambiental y ofrece información relevante en tres campos:

· Identifica las causas económicas de un problema ambiental: trata de


determinar, por ejemplo, en qué medida la contaminación atmosférica
observada científicamente en una ciudad puede atribuirse a su sistema de
transportes (según el mayor o menor uso de vehículos individuales, de los
carburantes usados, de sus horarios del tráfico, etc.).

· Evalúa los costes que supone la pérdida de recursos naturales o


ambientales, como por ejemplo los del impacto de la contaminación
atmosférica sobre los habitantes de una concentración urbana. Como
veremos, existen diversos métodos de evaluación, combinables además
entre sí, para asignar un determinado valor económico a los recursos de la
biosfera.

· Analiza económicamente las medidas que podrían tomarse para revertir el


proceso de degradación ambiental. Por ejemplo, cuál es la eficacia y la
eficiencia de cada medida posible para mejorar la calidad atmosférica
(desarrollo del transporte público, impuestos al transporte en auto, peajes
urbanos, uso de la bicicleta, etc.) y cuáles son sus implicaciones sobre otras
variables económicas (empleo, competitividad, equidad, etc.).

Es importante diferenciar la Economía Ambiental de la Economía Ecológica. La


primera, como lo vimos, analiza las problemáticas ambientales con herramientas
económicas. Reconoce las fallas del mercado pero no cuestiona los fundamentos de
la economía de mercado, sino que busca corregir las externalidades ambientales
negativas al asignarles un valor económico. La Economía Ambiental busca
optimizar la explotación de los recursos naturales para alcanzar un estado de
“contaminación óptima”.

La Economía Ecológica, en cambio, no es estrictamente una rama de la teoría


económica, sino un campo transdisciplinario que estudia la relación entre los
ecosistemas naturales y el sistema económico. Considera que la economía es parte
de un sistema mayor, el ecosistema Tierra (o la biosfera), cuyos recursos naturales
y capacidad para asimilar desechos son limitados. Partiendo de esta consideración,
la Economía Ecológica cuestiona tanto el objetivo como la viabilidad del
crecimiento económico ilimitado. Los economistas ecológicos suelen oponer la
“sostenibilidad fuerte” que ellos buscan a la “sostenibilidad débil” de la Economía
Ambiental. A pesar de estas diferencias, la Economía Ambiental y la Economía
Ecológica suelen usar herramientas similares como la valoración económica de los
servicios ambientales. Los académicos de cada una de esas disciplinas suelen
además publicar artículos en las revistas de la otra.

Algunos de los principales autores de cada disciplina son: Partha Dasgupta Karl-
Goran Mälher, David Pearce y Michael Haneman (para la Economía Ambiental); y
Kenneth Boulding, Herman Daly, Robert Constanza y Joan Martínez-Alier (para la
Economía Ecológica).

Las principales revistas de la Economía Ambiental son el Journal of the Association


of Environmental and Resource Economists (JAERE) y Environmental and
Resource Economics (ERE). La principal revista de la Economía Ecológica es
Ecological Economics (publicada por el International Society of Ecological
Economics).

Otra manera de enfocar las diferencias entre Economía Ambiental y Economía


Ecológica consiste en entender en qué medida surgen de posiciones éticas
distintas. Diego Azqueta Oyazún insiste en que la Economía Ambiental suscribe a
una “ética antropocéntrica ampliada”. Ésta, a diferencia del antropocentrismo “puro”,
reconoce que los seres vivos y la naturaleza poseen valores no instrumentales, por
ejemplo, a través de la consideración por una mascota o la admiración ante un
paisaje. Pero esta visión no llega hasta la ética de la Tierra desarrollada por Aldo
Leopold (“El almanaque del condado arenoso”, en 1948), que apunta a preservar la
integridad de la biosfera y que tiene una influencia mayor sobre la Economía
Ecológica.

Una macroeconomía ambiental:

La contabilidad nacional (representada por el PBI) no toma en cuenta las variables


ambientales, y es incapaz de valorar el hecho de que la economía esté incluida en
la biosfera. Sin embargo, es un hecho que a medida que una economía crece el
stock de capital natural disminuye, lo cual reduce la capacidad de la biosfera. Es
decir que las variables ambientales condicionan el crecimiento del PBI pero también
se ven afectadas por la evolución del PBI. Por eso, el cálculo del PBI debería incluir
la depreciación de los activos ambientales así como descontar los gastos negativos
(por ejemplo, aquellos gastos necesarios para limpiar un derrame de petróleo).

Algunos indicadores ambientales ya permiten pensar en esta problemática, como el


modelo “presión-estado-respuesta” desarrollado por la OCDE o el concepto de
huella ecológica de la organización WWF. Este último calcula la superficie de tierra
productiva y de agua necesaria para producir los recursos que la sociedad
consume, y para asimilar los residuos que produce. Además, modelos elaborados
por el Banco Mundial o las Naciones Unidas integran la depreciación del capital
natural dentro de la metodología de cálculo del PBI. Pese a estos avances, aún
queda mucho camino por recorrer hasta que los países integren sistemáticamente
indicadores ambientales en sus contabilidades nacionales.

Fuente: http://www.ambienteycomercio.org/que-estudia-la-economia-ambiental-y-
cual-es-su-diferencia-con-la-economia-ecologica/

PREGUNTAS

1. Describa un caso de la vida cotidiana que conozca donde se pueda


identificar cada uno de los tres campos relevantes que ofrece la economía
ambiental

2. Que es macro economía? Y que PBI?


3. Describa un caso de la vida real en donde usted aplicaría el principio de
Arthur Pigou. Indique cuál sería su propósito.

4. Mediante un ejemplo indique lo que se debe agregar a la macroeconomía


clásica para que se convierta en una macro economía ambiental.

SEMANA 4

ECONOMÍA DEL MEDIO AMBIENTE.- RELACIÓN ENTRE ECONOMÍA Y


ECOLOGÍA
Documento elaborado en base a Mattos; Luciano; Hercowitz, Marcelo. 2011.
Economía do meio ambiente e serviços ambientais Uno de los principales
desacuerdos entre economía y ecología, bajo el punto de vista ecológico, deriva del
hecho de que la naturaleza tiene procesos cíclicos en cuanto que los sistemas
productivos son pensados linealmente, sin considerar que todo sistema tiene
entradas y salidas (Figura 1).

Sistemas productivos lineales X Procesos


naturales cíclicos

Figura 1. Desacuerdo entre


economía y ecología Fuente: Mattos, L.;
Hercowitz, M,
Las actividades económicas extraen recursos naturales y las transforman en
productos y residuos, en seguida transfieren esos productos a los consumidores,
que descartan aún más residuos después del consumo. En los sistemas productivos
lineales, el capital activo se renueva por la acumulación del capital y el trabajo
“activo” se renueva con la remuneración salarial (debajo de la plusvalía), pero el
activo “tierra”, proveedor de los recursos naturales, no se renueva (o se renueva en
parte) siendo transformado en residuos de productos y consumo, debajo del disfrute
marginal actual superior al disfrute marginal futuro, esto es, la utilidad de una unidad
de tierra en el futuro es menor que la actual (figura 2).

Sistemas productivos lineales X Procesos


naturales cíclicos Sistemas económicos

Disfrute marginal actual > Disfrute marginal futuro

Figura 2. Economía de los sistemas productivos lineales


Fuente: Mattos, L.; Hercowitz, M,
Los patrones sustentables de producción y consumo precisan ser cíclicos, iguales a
los procesos de la naturaleza, con disfrute marginal actual igual a disfrute marginal
futuro (figura 3).

Sin embargo, no se debe confundir la exigencia de Martines Alier (1998), para que la
economía se convierta de sistema productivo lineal en patrones cíclicos de
producción y consumo que imiten los procesos naturales, con las ideas expuestas
por Kalecki (1977) de que la economía es naturalmente cíclica, esto es, los ciclos
económicos (crecimiento seguido de recesión, recesión seguido de depresión,
depresión seguido de crecimiento, y así sucesivamente) en el tiempo son inherentes
al capitalismo, estando asociado a las incertidumbres. Por lo tanto, para el
pensamiento Kaleckiano, la expansión económica del capitalismo crea la semilla de
su depresión en razón de la fragilidad financiera asociada a los cambios de los
valores de los activos.

Sistemas productivos lineales X Procesos


naturales cíclicos Sistemas naturales
Disfrute marginal actual = Disfrute marginal
futuro
Figura 3. Ecología de los procesos naturales cíclicos
Fuente: Mattos, L.; Hercowitz, M,

(Pregunta 1: Considerando las tres figuras, construyan cuadros con ejemplo


concretos de su cotidiano vivir)

Existe la preocupación de alertar a los profesionales del medioambiente para


debates futuros, en los cuales, no es raro que algunos economistas (de cualquier
línea de pensamiento) reducen la gravedad de la dicotomía vigente entre economía
y medio ambiente (que para la economía ecológica no precisa ser dicotómica) al
resaltar que la solución para la sustentabilidad está solamente en procesos
productivos innovadores (aun cuando de ellas no se puede prescindir). Las
innovaciones en la lógica schumpeteriani derivan de la necesidad económica de
disminuir los costos unitarios del producto con nuevas tecnologías, diferenciar un
producto de la competencia o crear un nuevo producto, y no de garantizar la
capacidad del medio ambiente de promover o renovar recursos naturales y asimilar
residuos. La innovación tecnológica es un punto fundamental para la cuestión
ambiental, pero no es el único. (Pregunta 2: Describa con detalle un ejemplo
donde se respalda lo dicho en este párrafo).

Se debe tener en cuenta que una determinada concepción de desarrollo sustentable


(por ejemplo la economía ambiental trata el medio ambiente como un activo más, en
cuanto que la economía ecológica como un patrimonio nacional), demanda cambios
institucionales profundos que chocan con la lógica actual del proceso de
acumulación de capital y con los patrones de consumo correspondientes. (Pregunta
3: De acuerdo a la lectura, que es lo que debe cambiar para lograr un
desarrollo sustentable?)

Una condición objetiva que torna esos cambios posibles es la aplicación del principio
de precaución, que representa un tipo de innovación institucional capaz de imponer
restricciones suficiente severas a la actual racionalidad económica de forma de
someterlo a una nueva racionalidad basada en valores culturales distintos
(ROMEIRO, 1999). (Pregunta 4: Explique algunos ejemplos que conozca sobre
la aplicación de este principio),

Para Romeiro (1999) como resultado del documento “Límites del crecimiento” del
Club de Roma, surgieron dos corrientes, de un lado, los que el autor denomina
“tecno-céntricos radicales”, para los cuales los límites ambientales al crecimiento
económico son más relativos, delante de la capacidad inventiva de la humanidad, en
este caso ya se entra al campo socio ambiental que considera el crecimiento
económico como una fuerza positiva capaz de eliminar, por sí solo, las disparidades
sociales con un costo ecológico tan inevitable cuanto irrelevante delante de los
beneficios obtenidos. Y de otro lado, los denominados por Romeiro (1999) de
“deterministas geográficos” o “ecocentricos radicales”, para los cuales el medio
ambiente presenta límites absolutos al crecimiento económico, y la humanidad
estaría próximo a la catástrofe si son mantenidas los niveles observados de
expansión de la extracción de recursos naturales, agotamiento y de utilización de la
capacidad de asimilación del medio – polución.

El concepto de ecodesarrollo emerge en ese contexto como una posición


conciliadora, en que se reconoce que el progreso técnico efectivamente relativiza los
límites ambientales, pero no los elimina, y que el crecimiento económico es
condición necesaria, más no suficiente para la eliminación de la pobreza y de las
disparidades sociales. Así, la proposición de que es preciso intervenir en el proceso
de desarrollo económico y direccionarlo, de modo a conciliar eficiencia económica,
equidad social y prudencia ecológica, pasa a tener una razonable aceptación. Con
todo, de manera previsible, las divergencias continúan en lo que concierne a los
mecanismos de intervención, las cuales están relacionadas, principalmente, al
entendimiento de inevitables entrampamientos entre crecimiento económico y medio
ambiente, esto es, la comprensión de que el crecimiento impone restricciones al
primero (ROMEIRO, 1999).

Cuando los pioneros del “ecodesarrollo” inventaron ese término en la década de


1970, el mundo vivía el incipiente pasaje del régimen de Bretton Woods para el
Nuevo Consenso macroeconómico. Con el sentido nacional desarrollista aun
presente, paso a ser necesario la armonía entre lo económico, lo social y ambiental,
sin embargo, en la actualidad, la fuerte orientación de libre mercado agudiza los
entrampamientos entre economía y medio ambiente, elimina lo social de ese
contexto, expurga el papel del estado y sustrae la sustentabilidad ambiental al
tratarlo con base a la lógica del mercado. Esa orientación es seguida por los
economistas ambientales, en cuanto que los economistas ecológicos, entretenidos
en el trinomio económico, social y ambiental, tienen que inevitablemente sugerir o
repensar el papel planeador del Estado y los patrones productivos privados.
(Pregunta 4: Describa un ejemplo de ecodesarrollo).

Martinez Alier (1998) critica la asociación entre pobreza y medio ambiente. Para el
autor, las relaciones entre riqueza y degradación ambiental son diversas, según el
indicador escogido y, por tanto, hay argumentos para todos los gustos. (Pregunta 5:
Describa un ejemplo donde existe relación entre deterioro ambiental y pobreza
y otro entre riqueza y deterioro ambiental)

Que es lo que significa el desarrollo sustentable?. Existen básicamente dos


corrientes de interpretación económica, la economía ambiental y la economía
ecológica. Para explicar esto se debe trazar un breve línea cronológica del
pensamiento económico.

Los economistas clásicos, como Ricardo y Malthus, y marxistas consideraban a la


renta de cualquier actividad productiva proveniente de tres tipos de activos de
producción: tierra (recursos naturales), trabajo (recursos humanos) y capital
(recursos monetarios). Pero los economistas neoclásicos del dejar hacer dejar
pasar, al tratar a la economía dentro de una racionalidad meramente industrial,
redujeron el activo tierra de sus modelos económico (asumiendo que esta es
resultado de la aplicación del capital para adquirirla) y se concentraron solamente en
el trabajo y el capital, como si la tierra, fuente de recursos naturales, no tuviera
importancia para promover el funcionamiento de la industria y de la propia
economía. Con el nuevo consenso económico los economistas neo clásicos traen
un enfoque aún más reducido, esto es, en la línea del activo tierra, consideran el
activo trabajo también como secundario, ya que la economía de activos financieros
no necesita, necesariamente, del trabajo para generar acumulación capitalista
(GROPPO, 1991; MATTOS et al., 2001; SEBILLOTTE, 1982).

En los últimos años se revalora lo dejado por los neoliberales y se rebautiza los
activos tierra, trabajo y capital para denominarlos como capital natural, capital social
y capital monetario, respectivamente. Primero sucedió con el capital social (o la
reinserción del trabajo) en los análisis de desarrollo económicos (MATTOS et. Al.,
2001). El activo capital social es lo que viene siendo tratado en las ciencias sociales
como un conjunto de características, entre ellas, la confianza, normas y sistemas,
que contribuyen a aumentar la eficiencia de la sociedad, facilitando las acciones
coordinadas. Para el autor, el capital social es, ante todos, la respuesta al
escepticismo neo clásico en relación a la acción colectiva.
Dentro de un orden democrático que se desea para todas las naciones son
fundamentales los papeles “planificador” e interventor del Estado, para que
prioridades sean establecidas y ejecutadas por medio de políticas públicas (y no
simplemente por la libre iniciativa privada), evitando el establecimiento de
prioridades de encima para abajo, para lo cual se deben fortalecer mecanismos de
participación ciudadana. Con este abanico institucional construido, entra la relevante
actuación del capital social en el planeamiento, ejecución y evaluación de políticas
públicas como socio del Estado en cada localidad.
De acuerdo con Mattos (2001), el retorno del activo tierra, o capital natural, viene
siendo reconocido en algunas líneas de pensamiento económicos por el hecho de
que la evolución de la economía humana no tiene como factor limitante la
tecnología, más la provisión constante de recursos naturales. Como pondera Merico
(1996), nuestra relación con el ambiente natural encontró una barrera insuperable:
los límites de la biosfera. La mudanza paradigmática en curso aparece como un
elemento reorganizador de los procesos económicos, cuyo eje principal es la
búsqueda de sustentabilidad ambiental en los procesos de desarrollo (sin abdicar de
él). La creencia de que el avance tecnológico y la acumulación de capital monetario
son perfectos sustitutos para el capital natural es uno de los pilares del pensamiento
económico conservador que limita la economía ambiental.

Ese típico argumento económico neoclásico cae por tierra ( ahora no como activo
sino como metáfora) cuando es insertado la cuestión de escala de la economía en
relación a la capacidad de soporte de los ecosistemas, y se percibe que el propio
crecimiento económico, además de ciertos límites, viene generando costos muy
elevados en la reparación de las externalidades ambientales, de forma que no hay,
en muchos casos, dinero suficiente o tecnología capaz de sustituir las ganancias
proporcionadas por la preservación de la biodiversidad, regulación climática, ciclo
hidrológico, protección de la capa de ozono u otros servicios ambientales. Así, la
orientación del crecimiento económico debe considerar los límites de la biosfera.

La figura 4 esquematizan las corrientes básicas de interpretación económica, la


economía ambiental y la economía ecológica

La figura 4 A ilustra la visión del sistema económico no limitado por restricciones


ambientales, como disponibilidad y renovación de recursos naturales o capacidad
de asimilación de los ecosistemas. Esa es la visión implícita inicialmente en los
modelos neoclásicos de representación de la realidad económica, en que apenas
son considerados los activos de producción – capital y trabajo. La Figura 4 B ilustra
la manera como la economía ambiental (neoclásica) incorpora el medio ambiente,
siendo el sistema económico apenas relativamente limitado por las restricciones
ambientales, las cuales serían superables indefinidamente por el progreso científico
y tecnológico. La figura 4 C ilustra la economía ecológica, en la cual el sistema
económico es visto como un sub sistema de un todo que lo contiene, el medio
ambiente, el cual impone restricciones absolutas a su expansión, no solamente
superable por la aplicación de la ciencia y tecnología, sino también por profundos
cambios institucionales y nuevos mecanismos económicos (MATTOS; SANTOS,
2009; ROMEIRO, 1999, 2001).(Práctica 1: Con un ejemplo interprete los tres
pensamientos económicos esquematizados en la figura 4)
SEMANA 5

SEMANA 5: ANÁLISIS DE LAS TEORIAS DE LA ECONOMIA DEL MEDIO


AMBIENTE Y

Para la economía ambiental (neoclásica), la escases creciente de recursos


naturales o servicios ambientales se traduce en elevación de los precios, como en
cualquier situación de escases de oferta ante la demanda, o una simple relación
micro económica de curva de oferta y demanda, de relación neoclásica unívoca y
binaria de precio – cantidad, lo que induce a la introducción de innovaciones
ahorradoras al medio ambiente.
Con base en las suposiciones de que los mecanismos de mercado fallan en la
valoración directa de los bienes públicos no transables en el mercado (como son
algunos recursos naturales y los servicios ambientales), la economía ambiental
introduce, como una de sus herramientas metodológicas, el concepto de
“disposición a pagar”, vía encuestas oficiales, a medida que la escases ambientales
aumenta. No en tanto, la capacidad de juzgar de los individuos es socialmente
condicionada por su poder económico, político, intereses locales, y los precios de
mercado reflejan la escases de cada recurso en particular, y no la escases absoluta
de los recursos en general.
Luego, la determinación de los precios relativos mediante la “disposición a pagar”
tiene distorsiones insuperables, además de eso, no observa la relevancia de la
distribución de la renta y del acceso igualitario a los recursos naturales por todos los
estratos de la sociedad en los procesos de desarrollo.
La economía ambiental parte de la suposición de que toda externalidad, toda
contribución de un recurso natural o de un servicio ambiental puede recibir una
valoración monetaria por el mercado o, si hubiera fallas, puede tener un valor
determinado por el Estado. Para alcanzar tal valoración, además de la “Disposición
a pagar”, los economistas ambientales proponen, siguiendo los hallados del
economista británico Ronald Coase, la atribución de “derechos de propiedad” sobre
los recursos naturales y servicios ambientales, toda vez que confían en que sus
propiedades los intercambien a precios justos.
La alternativa ideal para la economía ambiental, pero operacionalmente no factible,
sería la definición de “derechos de propiedad” sobre todos los recursos naturales, de
modo de crear un mercado necesario. Justificando los argumentos en base en la
publicación The Problems Social Cost del economista británico Coase (1960), la
idea es que los problemas ambientales son externalidades que ocurren del hecho
de que parte importante de los bienes y servicios ambientales son recursos
públicos, la atribución de esos derechos creará un mercado para los bienes y
servicios y resolvería el problema independientemente de quien sea el propietario
(Teorema de Coase).
Lo atractivo de lo que se determinó llamar Teorema de Coase es la regulación de
los conflictos ambientales por
el mercado, sin que sean necesarios intervenciones externas, y no se definan
políticamente el valor de los recursos naturales y de los impactos ambientales
(MARTÍNEZ ALIER; ROCA JUSMET, 2001)
Existen tres tipos de preguntas que son muy relevantes para la economía
ecológica, en el sentido de disminuir los desbalances (compensar) entre
crecimiento económico y medio ambiente. El primer grupo se relaciona a la
necesidad apremiante de que, en las actividades económicas, sean sustituidos los
recursos naturales no renovables por los recursos naturales renovables (pregunta
1), de ser usados los recursos naturales renovables, que su uso sea dentro de la
capacidad del medio ambiente de renovarlos (pregunta 2) y de ser generados
residuos de producción y consumo (orgánicos e inorgánicos), estos estén dentro de
la capacidad de asimilación del medio ambiente (pregunta 3). El segundo grupo es
relativo a la escala sustentable (pregunta 1), distribución justa (pregunta 2) y
asignación eficiente (pregunta 3) Pregunta 1: Describa un ejemplo diferentes a
los mencionados en la lectura relacionado a cada una de las preguntas
planteadas por la economía ecológica
En relación a la pregunta 1 del primer grupo Mattos Et. Al. (2001) presentan algunos
ejemplos como el sustituir el petróleo, recurso no renovable, no solo por el alcohol,
sino también por otras fuentes renovables como la energía hidráulica, eólica y sobre
todos solar; y también garantizar que un determinado padrón de calidad de vida no
sea reducido por la disminución del stock de recursos naturales como es el caso
emblemático de la minería.
En relación de la pregunta 2, del primer grupo, un ejemplo presentado por el mismo
autor es el no uso de madera, recurso renovable, a una tasa mayor a la capacidad
de regeneración forestal (en el caso de explotaciones de bosques naturales),
adoptándose como práctica la extracción de madera bajo manejo forestal
científicamente validado; incentivar el establecimiento de bosques plantados
asociados o de uso múltiple de la tierra, de modo de evitar la explotación
depredadora de áreas naturales.
Ya en relación a la pregunta 3, por ejemplo, tratar el agua utilizada en irrigaciones
antes de retornarla a cursos de agua.
La determinación de una escala sustentable, a su vez, de la misma forma que una
distribución justa, envuelve otros valores que van más allá de la búsqueda individual
de maximizar el bienestar individual, como responsabilidad intra generacional. Los
precios que miden los costos de oportunidad de las relaciones no están, por tanto,
relacionados con aquellas referentes a los costos de oportunidades de distribución
de renta o de cambio de escala. Cualquier trade off entre estas preguntas envuelve
un juzgamiento ético sobre la calidad de las relaciones sociales, y no un cálculo frio
sobre las “disposiciones a pagar como normalmente ocurre” (ROMEIRO, 1999).
Conforme explican Daly y Farley (2000) , la economía ecológica coloca la escala
como principio fundamental en el diseño de políticas públicas que garanticen el uso
sustentable de los recursos naturales. Por consiguiente, existen algunos
mecanismos que, aunado a las políticas ambientales, pueden tratar o impactar la
escala, entre ellos, los mecanismos de “regulación directa”, las “licencias de
comercialización “y las tasas pigouvianas”.
En relación a la regulación directa, los instrumentos de regulación se constituyen
como el modo político más común y presentan diversas formas. Una de las
comúnmente usadas son las prohibiciones gubernamentales de uso de una
sustancia o un recurso por la iniciativa privada, por ejemplo, prohibición del uso de
un insecticida muy nocivo para la biodiversidad, limitación de emisiones, impuestos
para la eliminación de determinados contaminantes industriales en los cursos de
agua, entre otros. Otra herramienta son las “licencias de comercialización”, que
se constituyen en otro mecanismo costo – efectividad para obtener un objetivo
específico, como la cantidad máxima de contaminación. (Pregunta 2: Describa
ejemplos concretos de regulaciones directas relacionadas al ambiente)
Sobre la segunda pregunta del último grupo, el motivo de la distribución justa de
renta y riqueza es siempre una cuestión controversial; Daly y Farley (2000),
consideran tres razones: a) personas ricas consumen una excesiva cantidad de
recursos finitos y comprometen el padrón de consumo de futuras generaciones b)
personas más pobres no piensan tanto en la sustentabilidad porque necesitan
pensar en la sobrevivencia momentánea, y no en el bien futuro c) preocuparse por
la sustentabilidad es preocuparse con la distante distribución inter generacional. Los
tres puntos son pertinentes, pero insuficientes pues no abordan la cuestión principal
que es la mala distribución de la renta: división social del trabajo y relaciones
capitalistas de producción. Pregunta 3: Haga un comentario sobre lo expresado
en este párrafo
¿Mas cual debe ser la renta individual máxima compatible con la distribución justa,
por consiguiente, con la escala sustentable de producción y consumo? Los
economistas neoclásicos consideran ese tipo de cuestión política una intromisión en
la libertad económica individual. Entretanto, vivimos en un planeta finito sujeto a las
leyes de la termodinámica, así, si todos consumiéramos excesivamente en la
presente generación, se irá a reducir los recursos disponibles para las futuras
generaciones. De ese modo, un impuesto sobre el consumo progresivo de
productos no renovables (o sobre el consumo de productos renovables con retirada
de recursos superior a la capacidad de renovación del medio ambiente) puede ser
una innovación para evitar externalidades negativas. Además, políticas de
distribución de renta necesitan contener también un sistema de impuesto a la renta
altamente progresivo, como ocurre en los países europeos occidentales, así como
las políticas de distribución de riqueza necesitan incluir un impuesto progresivo de
tasación de las herencias, como lo que existe en EEUU.
Para Daly y Farley (2000), muchos países instituyeron políticas de garantías de
renta mínima que pueden auxiliar a la sustentabilidad por el alivio a la pobreza,
como también reducir la laguna entre sociedades ricas y pobres. Para los autores
políticas de renta mínima se justifican, pues auxilian el acceso universal a los bienes
públicos. Las críticas a estos pensadores está que las políticas de renta mínima
pueden aliviar la pobreza, pero probablemente no reducir la brecha entre riqueza y
pobreza si los procesos productivos son concentradores de renta, como
comúnmente lo son. En esos casos, las políticas de renta mínima son meramente
compensatorias pues no proveen cambios estructurales relevantes como
inversiones. No se puede olvidar de que un país puede aliviar la pobreza y
concentrar la renta al mismo tiempo, fenómeno relativamente común. Para elevar la
renta de los más pobres y, al mismo tiempo, desconcentrarlo en el ámbito nacional
de forma sostenible, es necesario la oferta de crédito también para las clases con
menos renta, con intereses menores y con criterios ambientales. Pregunta 4:
Identifique un país que redujo la pobreza concentrando renta
La asignación eficiente de recursos no es el primer lema de la economía ecológica,
ya que está por delante de ella, en primer lugar, la escala sostenible y la distribución
justa. Sin embargo, la asignación eficiente, a pesar de ser un término de origen
neoclásico, tiene cierta relevancia en la economía ecológica en la formulación de
políticas de desarrollo. Cuando tratamos de asignación eficiente de recursos,
inevitablemente nos remitimos a cuatro tópicos:
1) Valoración de bienes y servicios no transados en el mercado
2) Macro localización
3) Aspectos espaciales de bienes y servicios no mercantiles
4) Redefinición de eficiencia
1) Valoración de bienes y servicios no transados en el mercado. - Hay los
siguientes problemas metodológicos para la valoración de los bienes
públicos, servicios y externalidades ambientales (positivas o negativas): a) el
valor de uso versus valor de cambio (el valor de uso del servicio ambiental se
inserta en el stock total de los recursos naturales; el valor de cambio, es el
valor de la próxima unidad marginal a ser utilizada; de manera general, un
recurso natural aún abundante tiene un valor de cambio bajo, más su
existencia tiene valor de uso infinito); b) Costos de monitoreo e información:
algunas formas de uso de los recursos naturales se tornan escasos a lo largo
del tiempo , luego, su valoración e internalización de las externalidades
ambientales demandan actualizaciones periódicas y conocimiento suficiente
para limitar el sistema de precios (algo que exige un dominio público caro y
necesario); c) valoración a partir de situaciones hipotéticas o ficticias: la
valoración es basada en situaciones hipotéticas o ficticias (mercados creados
artificialmente levantan suposiciones hipotéticas o ficticias para la valoración
de la vida).
Los economistas neoclásicos serán favorables a una explotación de los recursos
renovables, siempre que los beneficios de la obtención de estos recursos superen
los costos marginales correspondientes, de manera que se detenga la actividad
cuando ambos indicadores coinciden o se igualan. El problema está en que, al
compararse costos y beneficios presentes y futuros, los economistas neoclásicos,
incluso si incorporan los costos ambientales, no agregan las tasas de renovación del
stock de recursos renovables. Por tanto, no hay una comparación entre beneficios
inmediatos y perdida futura de un recurso renovable. Pregunta 5: describa un
ejemplo donde ocurre lo que se indica en este párrafo
Para la economía ecológica, se trata de una cuestión de ética de distribución de
recursos naturales entre generaciones. La creación del “derecho de propiedad”
inalienable de los recursos naturales para las próximas generaciones puede ser el
camino a andar. La definición de métodos, por tanto, también es una cuestión de
ética. En fin, para la economía ecológica, en cualquier situación, la valoración
directa de recursos naturales no es suficiente para garantizar la mejor distribución
de los recursos, pues, como ese tipo de valoración es algo dictado por el mercado,
inevitablemente, llevará a objetivos de maximización de los lucros, que no ofrece
garantías de bienestar a la sociedad. Para los economistas ecológicos, no basta la
“tasa de descuento” del medio ambiente, si no hay otro patrón de desarrollo.
2) Macro localización. Hagamos un análisis de políticas en esta dirección.
Suponiendo una hipotética o irreal situación de confianza o simetría de
informaciones, si la población tiene el deseo de consumir bienes y servicios
no mercantiles, por consiguiente, el estado deberá coordinar la oferta directa
o indirectamente. El problema de la provisión indirecta se refiere a las
externalidades positivas o negativas que el sector privado se apropiará, así,
es necesario implementar un subsidio, para que parte de la externalidad sea
dividida con la sociedad. El financiamiento del subsidio puede ser vía tributo
que se paga al gobierno, por ejemplo: prestamos con interés cero a los
prestadores de los bienes y servicios que no se transan en el mercado. Pero
no hay que olvidar del escenario en la que existe asimetría de información.
En la decisión entre la preservación de bienes y servicios que no se transan
en el mercado y el crecimiento de la producción de bienes con mercado. El
marketing tiene un papel decisivo, pues puede direccionar negativamente las
preferencias de los consumidores para los bienes con mercado sobre modos
de producción no sustentables, aun cuando en ello esté insertado el
marketing ecológico, consecuentemente, límites ambientales deben ser
impuestos por el Estado a las propagandas, orientados al bien común y a la
reducción de falta de informaciones. En esta misma dirección, debe haber
obligatoriedad de divulgación de propaganda de bienes y servicios que no
son transados en el mercado. No se trata de promover negativamente la
censura, más positivamente el bien común. Pregunta 6: exprese una
opinión con argumentos sobre lo que se dice en este párrafo
3) Aspectos espaciales de los bienes que no son transados en el
mercado. - Los impactos ambientales pueden generar problemas locales,
regionales, nacionales o globales, al revés, las causas de los impactos
ambientales son de ámbito local y están, muchas veces bajo responsabilidad
individual. Los entes productivos (públicos o privados)), por tanto, causan
externalidades negativas a la sociedad, más obtienen ganancias individuales.
Así, es responsabilidad permanente del estado la regulación de los procesos
económicos productivos, así como la degradación ambiental y los impactos
sociales causados por los mismos procesos. Entre tanto la reglamentación
puede ir desde el ámbito local hasta el nacional, pero encuentra límites en la
escala global. Para que las gestiones gubernamentales opten por entender
los objetivos globales, hay que implementar formas de incentivos, como,
beneficiario del país A se convierta en pagador del proveedor B. Los costos
de transacción, a su vez, pueden ser muy onerosos en escala global, también
la ausencia de una institución multilateral verdaderamente neutra para regular
el funcionamiento del mecanismo internacional. Pregunta 7: mediante un
ejemplo particular, interprete lo que se dice en este párrafo

4) Redefinición de eficiencia. - En los conceptos neo clásicos, la eficiencia es


obtenida cuando la asignación de recursos escasos genera el mayor flujo de
renta posible, sin embargo, para la economía ecológica, la eficiencia debe
considera la relación entre los servicios obtenidos del capital manufacturado y
los servicios sacrificados del capital natural. La mejor relación posible vendrá
a partir de la multiplicación de cuatro indicadores fraccionados de eficiencia:
a) eficiencia de los servicios obtenidos del capital manufacturado dividido por
el stock de capital manufacturado; b) stock de capital manufacturado dividido
por Throughput (flujo de recursos naturales del medio ambiente para la
actividad económica que retorna al medio ambiente en la forma de residuo);
c) Throughput dividido por el stock de capital natural; d) stock de capital
natural dividido por los servicios sacrificados del capital natural. Pregunta 8:
Con un ejemplo indique que se entiende por redefinición de la eficiencia

SEMANA 6

VALORACIÓN ECONÓMICA AMBIENTAL, DEFINICIONES PREGUNTAS


ORIENTADORAS

1. Describa un caso donde se sobrestima o subestima el valor económico de


un bien o servicio.
2. Describa dos procesos productivos resaltando las cuatro funciones que
cumplen el medio ambiente
3. Describa un caso donde se evidencie la importancia de la valoración
económica ambiental.
4. Mencione y describa ejemplos de bienes y servicios que son
comercializados en el mercado y de los que no lo son, separe los bienes de
los servicios. Además, mencione ejemplos de “valores de no uso” o de
“existencia”, “valor de uso presente” o “valor de uso opcional”.
5. Investigue que es un ecosistema, identifique un ecosistema de la
Amazonía y describa los componentes que formaría su valor económico
total tal como se presenta en el cuadro de la última página
IMPORTANCIA DE LA VALORACIÓN ECONÓMICA AMBIENTAL
La valoración económica ambiental es importante porque debe proveer la necesaria
información que permita al menos:

1. Realizar las evaluaciones de impacto ambiental de los proyectos de


inversión
2. Incorporar los cambios producidos en la base de recursos naturales y los
impactos ambientales en la contabilidad nacional y el sistema de cuentas
ambientales.
3. Conocer el valor de los bienes y servicios naturales nacionales para su
apropiada administración y gestión.
4. Diseñar y planificar el desarrollo nacional en consistencia con un uso
sustentable de los bienes y servicios ambientales (BSA) y sus ecosistemas.
5. Proveer la información necesaria para mejorar el desempeño del mercado
en la asignación de recursos y uso de los BSA.

EL PRECIO Y EL VALOR ECONÓMICO

El precio es la cantidad de dinero que un comprador da a un vendedor a cambio de


un bien o un servicio. El precio se determina en el mercado en el proceso de
interacción entre la oferta y la demanda (pensamiento teórico). El precio puede
sobrestimar o subestimar el verdadero valor económico de un bien o servicio.
Ocurre entonces que el medio ambiente y muchos recursos naturales, como no
tienen precio, no pueden ser incluidos en el mercado. No hay información sobre
estos bienes y servicios para poder analizarlos. Así, la degradación
medioambiental, tradicionalmente ha sido considerada como una falla del mercado.
Por tanto, el mercado es un sistema que opera con una información incorrecta
sobre su valor, que funciona como si careciesen de valor (como si su precio fuese
cero).
Un ejemplo concreto que se da en la amazonía (fig 1) es la emisión de gases por
parte de la industria y el parque automotriz de la ciudad amazónica de Manaús, se
ha demostrado que estas emisiones llegan a formar radicales OH y Ozona, un gas
de efecto invernadero dañino para la salud humana. os científicos observaron
niveles de ozono entre un 30 y un 50 por ciento más altos que los niveles de
referencia en un lugar a 60 millas donde el viento sopla a favor de la ciudad. Por el
contrario, los niveles elevados no estaban presentes en otro lugar en contra del
viento. Las emisiones de los vehículos y otras actividades humanas en la ciudad
liberan óxido de nitrógeno a la atmósfera. Las emisiones se mezclan con los
compuestos orgánicos volátiles (COV) liberados naturalmente por la vegetación y,
en presencia de la luz solar, producen sustancias químicas que pueden influir en la
calidad del aire, la meteorología y el clima de la región.
Los científicos consideran que estas moléculas son dañinas para los humanos si se
inhalan y pueden causar daños ambientales a la vegetación en la selva tropical.
“Esta investigación ilustra la medida en que los humanos pueden modificar estos
entornos prístinos”, subraya José D. Fuentes, también de la Universidad de
Pensilvania. “Las selvas tropicales son los pulmones de nuestro planeta y esos
pulmones nos impactan incluso aquí en Estados Unidos, porque las masas de aire
circulan por todo el mundo”, concluye.

Figura 1 - Ilustración que ilustra cómo las emisiones de NOx originadas en Manaos termina dando lugar a la
formación de radicales hidroxilo (OH) y ozono (O3). Crédito: Atmospheric Environment.

https://www.tiempo.com/ram/contaminacion-atmosferica-en-la-amazonia.html
La pregunta final es quien se hace cargo de estas externalidades ocasionadas por
las actividades económicas.
Hardin (1968), en un texto bien conocido, caracterizó hace ya bastantes años este
problema como el de la Tragedia de los Recursos Comunes.

Algunos teóricos reducen la diferencia entre precio y valor a las siguientes


características (Tabla – 1):
Tabla 1 – Diferencias entre precio y valor.

Desde una perspectiva económica es pertinente encontrar precisamente el valor


de los bienes y servicios ambientales, para integrar esta información a un
proceso de toma de decisiones, de forma que cuando se utiliza el medio
ambiente (sus recursos y funciones) se conozca y se pague el costo que ello
representa. O que al menos se sepa el valor para la población de un cambio
determinado, cuando se adopta alguna medida que mejora la calidad ambiental de
un determinado entorno o se adopte una media que deteriore el mismo.
Planteado así el problema, podemos comenzar reiterando lo que es obvio: el medio
ambiente carecerá de precio, pero tiene valor (CORREDOR BIOLÓGICO
MESOAMERICANO, s.f.).
Según David Pearce (1976), el medio ambiente cumple al menos cuatro funciones
que son valoradas positivamente en la sociedad:

1. Forma parte de la función de producción de gran cantidad de bienes


económicos, como ejemplo podemos mencionar procesos productivos que
consumen agua de una determinada calidad, aire, etc.).
2. El medio ambiente actúa, en efecto, como un receptor de residuos y
desechos de toda clase, producto de la actividad productiva como
consuntiva de la sociedad.
3. Proporciona bienes naturales, entre ellos paisaje, parques, entornos
naturales, etc., cuyos servicios son demandados por la sociedad.
4. Finalmente, constituye “un sistema integrado que proporciona los medios
para sostener toda clase de vida”.
Aceptando pues que el medio ambiente tiene valor desde una perspectiva incluso
estrictamente económica, el siguiente paso es intentar descubrirlo. En efecto, si
fuese posible crear un mercado en el que los bienes ambientales fuesen objeto de
compraventa, el problema se simplificaría notablemente. No sería necesario
siquiera iniciar el proceso de definir y buscar un valor en cualquier caso elusivo: el
mercado se encargaría de ponerle precio. El problema se centraría entonces en
analizar las condiciones que harían aceptable tal precio como un exponente del
valor del medio ambiente, pero éste ya es un problema común de todos los bienes
y servicios producidos en la sociedad (CORREDOR BIOLÓGICO
MESOAMERICANO, s.f.)..

EL VALOR ECONÓMICO TOTAL DE LOS BIENES Y SERVICIOS


AMBIENTALES (BSA)
El valor que los bienes, servicios y funciones que los recursos naturales y
ambientales generan pueden ser divididos en varias categorías.

Según se determinen o no en el mercado


No todos los bienes, servicios y funciones que los recursos naturales generan
son transados en los mercados. La leña que recolectan las familias rurales para su
propio consumo o su producción agrícola para autoconsumo no es transada ni
valorada en el mercado. Tampoco lo es la función de protección contra vientos y
mareas que cumplen los manglares en las zonas costeras tropicales, o la capacidad
de absorción de residuos que cumple el caudal de un río depositario de efluentes
urbanos o la belleza escénica que provee la majestuosidad del Velo de la Novia, el
Lago de Yarinacocha, el Lago Imiria y Chauya, un volcán nevado.
No obstante, todos ellos constituyen, directa o indirectamente, beneficios
importantes para el hombre.
Bajo esta premisa se pueden distinguir dos tipos de valores:
1. Valor de bienes de mercado
El valor de mercado es aquel importe neto que un vendedor podría recibir por la
venta de un bien mueble o inmueble, u de otro orden en condiciones normales de
transacción económica en el mercado. Esto es, suponiendo que la comercialización
sea propicia, que exista un comprador con potencial económico y que ambos
actúen libremente y sin interese particulares

2. Valor de bienes de no–mercado


Es aquel valor que se obtiene a través de un conjunto de técnicas y métodos que
permiten medir las expectativas de beneficios y costos derivados de acciones,
como el uso de un activo ambiental, la realización de una mejora ambiental o la
generación de un daño ambiental (Azqueta, 1994)

Valores que son inherentes a la naturaleza del bien y disociado de su uso actual o
de la opción de usarlo a futuro. Es un valor existencia, similar al disfrute de una
herencia o un legado, que se preserva, porque implica benevolencia, simpatía y
cualquier otro sentimiento, o sea es el valor intrínseco

Según se consuma el bien o no


Algunos tipos de bienes o servicios requieren, para realizar su beneficio, que éstos
sean consumidos, en el sentido que, luego de su consumo ya no está disponible a
futuro para el consumo de otros. Tal es el caso del ejemplo anterior, en el que luego
de la captura y consumo del paiche, éste ya no está disponible para la captura o
consumo por parte de otros pescadores (ni tampoco para el que lo consumió) (bien
consuntivo). Sin embargo, el beneficio de recreación obtenido por el goce de la
belleza escénica del lago Imiria o Cashibococha no impide que otros gocen del
mismo servicio simultáneamente o posteriormente (no– consuntivo). En la figura 2
se presente un ejemplo relacionado al agua
Figura 2 – Situaciones en las que el agua tiene un valor consuntivo y no consuntivo.

Se distingue, dentro de esta última categoría, valores derivados de alguno tipo de


bienes o servicios para los cuales no se necesita contacto físico ni consumo de los
mismos, tales como el beneficio derivado de saber que existen las ballenas en la
Antártica, los cóndores en las montañas de los Andes, los lobos de río en el Parque
Nacional del Manú. El beneficio de este tipo de bienes o servicios se logra aunque
se tenga la seguridad de que nunca se irá a la Antártica o nunca se verá
directamente un cóndor o al lobo de río. A este tipo de valores se les denomina
“valores de no uso” o de “existencia”. Finalmente, dentro de esta misma
categoría, podemos encontrar valores determinados por la mera posibilidad de
poder gozar de un bien o recurso en el periodo presente o futuro. A este tipo de
valores se les denomina “valor de uso presente” o “valor de uso opcional”. Se
distingue así los siguientes tipos de valor:
• Valores de uso consumptivo (de consumir)
• Valores de uso no–consumptivo (que no se consumen)
• Valores de no–uso o de existencia
• Valores opcionales (y cuasi–opcional)
Se observa así que el concepto de valor ha sido analizado y formalizado de varias
maneras y se le ha dado diversas interpretaciones en el tiempo. Sin embargo, en la
actualidad se ha llegado a aceptar de manera más o menos amplia, el concepto de
“Valor Económico Total” (Randall 1987). En esta conceptualización, las
preferencias individuales son el factor fundamental que determina el valor. En otras
palabras, los recursos naturales y ambientales son considerados en términos
económicos solo en su capacidad para satisfacer necesidades humanas y, por lo
tanto, valorados en tanto entran en las escalas de preferencias humanas.
El concepto de Valor Económico Total (VET) es más amplio que la evaluación
tradicional de costo/beneficios, ya que permite incluir tanto los bienes y servicios
tradicionales (tangibles) como las funciones del medio ambiente, además de los
valores asociados al uso del recurso mismo. En la figura 3, podemos observar un
esquema de los componentes del valor económico total Figura 3 – Componentes
del valor económico total

Fuente: https://www.researchgate.net/figure/Figura-5-Valor-economico-de-la-
biodiversidad-Cuando-losrecursos-tienen-mercado-uso_fig3_257364083

Conceptualmente, el VET de un recurso consiste en: valor de uso + valor de no


uso.
Dado que el valor de uso puede descomponerse en valor de uso directo e indirecto
y valor opcional, se debe tener cuidado de no duplicar en la contabilidad las
funciones indirectas en adición al valor de uso directo resultante de ese mismo
recurso.
En términos simbólicos, podemos resumir el concepto de VET en:

La siguiente figura nos ilustra el valor económico total

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