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Doctor en Antropología RESUMEN Las nociones locales de mal paraje y mala hora son claves para explicar los
Médica. Investigador
Asociado, Instituto de orígenes de muchas enfermedades en el saber médico andino. Pese a su importancia
Estudios Internacionales, etnográfica, ni la investigación antropológica ni el saber biomédico han tratado adecua-
Universidad Arturo Prat, damente estas distinciones locales, relegándolas muchas veces al olvido. Nuestro objetivo
Iquique, Chile. *
es explorar el origen de esta limitación de la producción antropológica y biomédica. La
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Estudiante de Doctorado hipótesis es que se relaciona con la utilización implícita de ciertos supuestos teóricos na-
en Etnología y Antropología
Social. Investigador turalistas a la hora de abordar este fenómeno, tanto de parte de las ciencias sociales como
Asociado, Universidad de de los saberes biomédicos, lo que produce una violencia simbólica y epistémica contra
Tarapacá, Arica, Chile. *
el saber médico andino que denominamos violencia naturalista. Respecto a la metodolo-
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Doctor en Antropología. gía, se analizó información etnográfica sobre la comunidad Aymara de Camiña (Tarapacá,
Investigador Asociado,
Instituto de Estudios Chile) y la principal literatura producida. Centramos nuestro análisis en las nociones de
Internacionales, Universidad mal paraje y mala hora, utilizando la técnica de análisis de contenido. Concluimos que los
Arturo Prat, Iquique, Chile.
principales obstáculos naturalistas se manifiestan en el tratamiento que reciben las entida-
*
des territoriales, las relaciones que se establecen entre éstas y los seres humanos (reciproci-
Correspondencia:
dad), y las concepciones de espacio/tiempo presente en el diagnóstico de una enfermedad.
Wilson Muñoz Henríquez
PALABRAS CLAVES Salud Intercultural; Sistemas de Salud Tradicionales; Chile.
ABSTRACT The local notions of mal paraje [bad place] and mala hora [bad time] are
key to explaining many illnesses in Andean medical knowledge. Notwithstanding the
relevance of these notions ethnographically, neither anthropological research nor
biomedical knowledge has properly dealt with these local distinctions, and have largely
relegated them to the shadows. Our aim is to examine the origin of this shortcoming
of anthropological and biomedical knowledge production. Our hypothesis is that such
shortcoming is related to the implicit use of certain naturalistic theoretical presuppositions,
both from the point of view of social sciences and from the point of view of biomedical
research, producing symbolic and epistemic violence against Andean medical knowledge
which we call naturalistic violence. In methodological terms we examine ethnographic
data from the Aymara community of Camiña (Tarapacá, Chile) and the literature produced
on this topic. We focus on the notions of mal paraje and mala hora using the content
analysis technique. We conclude that the main naturalistic obstacles include the treatment
received by territorial entities, the relationships established among these entities and
human beings (reciprocity), and the conceptions of space/time present in the diagnosis
of a disease.
KEY WORDS Cross Cultural Care; Traditional Health Systems; Chile.
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Una vez asumido este principio, todo La reciprocidad y el saber médico andino
lo que se desvíe de estas leyes debe
necesariamente aparecer como fuera Una vez que hemos entendido de manera ge-
de la naturaleza y, por consiguiente, de nérica el concepto de reciprocidad que opera
la razón: pues lo que en este sentido es en los Andes, es necesario hacer algunas espe-
natural es también racional, no haciendo cificaciones y precisiones respecto de su ope-
estas relaciones necesarias sino expresar ración en el saber médico andino.
la manera en las que las cosas se enca- En primer lugar, nuestra evidencia etno-
denan lógicamente. Mas esta noción gráfica nos permite advertir que las prácticas
del determinismo universal es de origen de atención son más cercanas a la reciproci-
reciente; incluso los más grandes pensa- dad que a la “adoración” de divinidades. De
dores de la antigüedad clásica no habían hecho, Fernández ha mostrado que lo central
llegado a captarla plenamente. Es una de los ritos “adoratorios” aymaras es la cele-
conquista de las ciencias positivas; es el bración de un “banquete”, al cual son invita-
postulado sobre el que se asientan y que dos los “seres tutelares” a comer las ofrendas
han demostrado por sus progresos.(30) culinarias preparadas por el Yatiri en función
de sus gustos específicos(23). A cambio, los
Según Descola, el naturalismo se ha con- Achachilas entregan el ánimo de la persona
vertido en nuestro propio modo de identi- capturada, dan la “suerte” para el año, contri-
ficación, permeando tanto nuestro sentido buyen para la bondad de las cosechas, ahu-
común como la práctica científica occidental. yentan el granizo, contradonan el agua, etc.
En este contexto, se ha transformado en una En segundo lugar, la reciprocidad cons-
presuposición natural que estructura nuestra tituye una lógica que no exige un control
epistemología y, de manera más general, técnico. El hecho de que el saber médico
nuestra percepción de cualquier otro modo andino opere a través de la reciprocidad
de identificación: “nos parecen representa- permite comprender de manera más justa la
ciones interesantes desde el punto de vista complejidad del problema de su eficacia. Si
intelectual, pero falsas, sólo manipulaciones esta última está sujeta a las relaciones de reci-
simbólicas de ese campo de fenómenos es- procidad, la ineficacia atribuida por la lógica
pecífico y circunscrito que nosotros llamamos naturalista puede ser concebida como resul-
naturaleza”(7). tado de la falta de con-naturalidad y equiva-
Si bien actualmente existe una abundante lencia y, por supuesto, del carácter de los
literatura crítica sobre el naturalismo, gene- interlocutores que han sido caracterizados
rada por el denominado giro ontológico en como ambivalentes o ambiguos(33).
la antropología(6,7,30,31,32), bástenos con estos Por último, queremos subrayar la impor-
principios esenciales para entender el corazón tancia del diálogo al interior del saber mé-
de la propuesta, la cual ha sido utilizada am- dico andino, lo cual ha sido precisado por
pliamente por las ciencias sociales y las cien- muchos autores(16,34,35). La reciprocidad no
cias biomédicas para caracterizar una serie debe ser entendida solo como el intercambio
de enfermedades y males en la zona andina. de dones y contradones, sino que debe ser
A continuación, describimos sintéticamente capaz de incluir el lugar que posee el diá-
la concepción presente en las comunidades logo entre las personas y las entidades terri-
andinas sobre la relación de reciprocidad toriales(10,16,34). Considerar esta facultad de las
que establecen con las entidades territoria- entidades territoriales permite entender por
les para entender y atender las enfermedades qué han sido descritas como ambivalentes
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Este tipo de relatos son muy frecuentes deformes, con anomalías (como tener dos ca-
cuando se indaga en los problemas de salud bezas), gallos negros, lagartos, culebras, etc.
que trata el Yatiri y es necesario analizar el
sentido local que posee. En paralelo a la des- CJ: Pero si te asustai en buena hora no te
cripción de los malos parajes, podemos decir pasa nada poh, pero si ese rato está pa-
que, en una primera acepción asociada a las sando mala hora, y te asustai, te agarra,
malas horas, pueden ser entendidas como te enfermai poh, te volvís loco.
horas umbrales. Son horas o momentos que C: ¿Mala hora es cuándo?
marcan el paso de un momento del día a CJ: No sabimos poh. Solo ese no más
otro, como el mediodía y el crepúsculo, de- sabe si es mala hora o buena hora.
nominado oscurana por los camiñanos. Cuando está buena hora no pasa nada.
Podís ver ese animal, lo pescai, lo matai,
C: ¿Y ese… quién habrá sido esa persona? o si no lo dejai tranquilo como querai.
MC: El demonio poh. Y en ese rato mala C: ¿Pero si es mala hora?
hora sería, pasando una hora mala salió CJ: Ahí asustai... ahora si te ponís [a]
ella solita y justo lo vio al cachúo. matar a ese animalito, peor puh, si es-
C: Yo he oído que hablan aquí de mala tai en mala hora más te complica… Y
hora ¿qué es eso? después, así te enfermai... ¡Chuta! estai
MC: Es la hora donde anda el mal. enfermo poh y te da recaída, no comís
C: ¿No es que sea una hora…? bien. (CJ, 90 años, Yatiri, aymara, cató-
MC: Cualquier hora puede ser, puede lico, agricultor).
ser a las 12, a las 7 cuando está oscu-
reciendo, a esa hora es la hora siempre Un último sentido que encontramos para este
anda, a las 12 justa también, 12 del día. término está asociado a la mala práctica de
Siempre esa hora son fregados y ahí se- las “costumbres” (rituales) con las cuales se
guro que a las 12 de la noche… y ahí se establecen relaciones de reciprocidad con
le presentó. (MC, 62 años, aymara, cató- las entidades territoriales. Por ejemplo, si
lico, agricultor) las costumbres no se hacen con respeto, si
se modifica el orden de las acciones rituales,
En segundo lugar, otra dimensión de las si al nombrar a los mallkus que pueblan el
malas horas es que son más susceptibles de territorio se olvida a alguno importante, se
ocurrir en ciertos días específicos. Martes y puede gatillar el enfado de alguna de las enti-
viernes son días especialmente propensos dades territoriales o de los ídolos del panteón
para que nuestras acciones caigan en mala católico. En este caso, se entiende que este
hora pues, como comentó una informante, error ocurrió en mala hora.
en estos días los espíritus malignos están más Vistos los múltiples sentidos de la mala
vivos, tienen más fuerza y pueden atacar. hora, ahora podemos situar mejor un último
En tercer lugar, la mala hora es también significado para la expresión mal paraje. Así,
aquella en la cual “anda suelto el demonio”, un mal paraje puede ser cualquier lugar en
donde “anda el mal” o donde se presentan que ocurre la mala hora: el lugar de encuen-
los “espíritus malignos”. Es decir, la noción tro con el demonio, el sitio donde se falló
de mala hora también se nutre en uno de en las prácticas de reciprocidad con las enti-
sus sentidos directamente del imaginario dades territoriales, el paraje donde se estaba
cristiano católico tradicional, para referirse llorando al momento de la oscurana, o el lu-
a aquellos momentos en que el diablo, en gar específico donde un chullpa ingresó en el
sus distintas manifestaciones, o sus espíritus cuerpo. Todos estos son malos parajes.
aliados se hacen presentes. En la multiplici- Sin perjuicio de que todos los sentidos
dad de manifestaciones posibles se descubre de las nociones de mal paraje y mala hora
un importante anclaje local, pues el demo- tienen igual valor local, nos parece que el
nio puede aparecer en forma de animales último sentido definido es especialmente
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mala hora emerge como una interpretación de relación que los andinos establecen con
eminentemente relacional, en la que la espa- las entidades territoriales, la reciprocidad, o
cialidad y la temporalidad existen y actúan las figuras del mal paraje o la mala hora, al
en relación (reciprocidad) con los humanos, momento de construir el diagnóstico y trata-
de manera compleja y situada. Una comple- miento de muchas de sus enfermedades. Este
jidad que los camiñanos conocen muy bien artículo ha intentado poner de manifiesto
y que nosotros recién estamos comenzando esta situación, mostrando los obstáculos de
a comprender, entre otras cosas, porque des- la violencia naturalista que suele encarnar
conocemos aún la profundidad histórica que el saber biomédico y las ciencias sociales
ha configurado este fenómeno en Camiña y frente a la complejidad de las concepciones
sus vínculos con otros fenómenos asociados presentes en el pluralismo médico aymara
en los Andes cercanos. andino, buscando así abrir una nueva vía
No obstante, por lo pronto podemos interpretativa al respecto. Consideramos que
sostener que si las concepciones naturalis- solo cuando se reconozca esta violencia sim-
tas se construyen desde la asunción de una bólica y epistémica será posible articular un
asocialidad para el dominio de lo natural, di- discurso de oposición, de crítica y eventual-
fícilmente servirán para comprender el tipo mente de transformación(52).
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Piñones Rivera C, Muñoz Henríquez W, Mansilla MA. El mal paraje y la mala hora: notas sobre la violencia naturalista
hacia el saber médico andino. Salud Colectiva. 2018;14(2):211-224. doi: 10.18294/sc.2018.1490.
Recibido: 30 de junio de 2017 | Versión final: 12 de enero de 2018 | Aprobado: 20 de febrero de 2018
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