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SALUD COLECTIVA. 2018;14(2):211-224. doi: 10.18294/sc.2018.1490


El mal paraje y la mala hora: notas sobre la violencia
naturalista hacia el saber médico andino

The mal paraje and the mala hora: remarks on


the naturalistic violence towards Andean medical
knowledge

Carlos Piñones Rivera1, Wilson Muñoz Henríquez2, Miguel Ángel Mansilla3

1
Doctor en Antropología RESUMEN Las nociones locales de mal paraje y mala hora son claves para explicar los
Médica. Investigador
Asociado, Instituto de orígenes de muchas enfermedades en el saber médico andino. Pese a su importancia
Estudios Internacionales, etnográfica, ni la investigación antropológica ni el saber biomédico han tratado adecua-
Universidad Arturo Prat, damente estas distinciones locales, relegándolas muchas veces al olvido. Nuestro objetivo
Iquique, Chile. *
es explorar el origen de esta limitación de la producción antropológica y biomédica. La
2
Estudiante de Doctorado hipótesis es que se relaciona con la utilización implícita de ciertos supuestos teóricos na-
en Etnología y Antropología
Social. Investigador turalistas a la hora de abordar este fenómeno, tanto de parte de las ciencias sociales como
Asociado, Universidad de de los saberes biomédicos, lo que produce una violencia simbólica y epistémica contra
Tarapacá, Arica, Chile. *
el saber médico andino que denominamos violencia naturalista. Respecto a la metodolo-
3
Doctor en Antropología. gía, se analizó información etnográfica sobre la comunidad Aymara de Camiña (Tarapacá,
Investigador Asociado,
Instituto de Estudios Chile) y la principal literatura producida. Centramos nuestro análisis en las nociones de
Internacionales, Universidad mal paraje y mala hora, utilizando la técnica de análisis de contenido. Concluimos que los
Arturo Prat, Iquique, Chile.
principales obstáculos naturalistas se manifiestan en el tratamiento que reciben las entida-
*
des territoriales, las relaciones que se establecen entre éstas y los seres humanos (reciproci-
Correspondencia:
dad), y las concepciones de espacio/tiempo presente en el diagnóstico de una enfermedad.
Wilson Muñoz Henríquez
PALABRAS CLAVES Salud Intercultural; Sistemas de Salud Tradicionales; Chile.

ABSTRACT The local notions of mal paraje [bad place] and mala hora [bad time] are
key to explaining many illnesses in Andean medical knowledge. Notwithstanding the
relevance of these notions ethnographically, neither anthropological research nor
biomedical knowledge has properly dealt with these local distinctions, and have largely
relegated them to the shadows. Our aim is to examine the origin of this shortcoming
of anthropological and biomedical knowledge production. Our hypothesis is that such
shortcoming is related to the implicit use of certain naturalistic theoretical presuppositions,
both from the point of view of social sciences and from the point of view of biomedical
research, producing symbolic and epistemic violence against Andean medical knowledge
which we call naturalistic violence. In methodological terms we examine ethnographic
data from the Aymara community of Camiña (Tarapacá, Chile) and the literature produced
on this topic. We focus on the notions of mal paraje and mala hora using the content
analysis technique. We conclude that the main naturalistic obstacles include the treatment
received by territorial entities, the relationships established among these entities and
human beings (reciprocity), and the conceptions of space/time present in the diagnosis
of a disease.
KEY WORDS Cross Cultural Care; Traditional Health Systems; Chile.

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INTRODUCCIÓN en mala hora, pues el gallo puede aparecer


súbitamente y producir un “susto”. Si bien
este conocimiento general que poseen los
El Yatiri ocupa un lugar especial dentro del habitantes de Camiña les permite identificar
conjunto de curadores que detentan el saber la presencia de malos parajes y malas horas
médico andino. Etimológicamente, Yatiri sig- en el origen de una enfermedad, es el Yatiri
nifica “el que sabe”(1), y si bien es difícil definir quien conoce específicamente cómo tratar
qué es lo que sabe el Yatiri, localmente es dis- estos males.
tinguido del resto de los curadores por poseer Cuando el Yatiri realiza el diagnóstico y
un conocimiento específico. Entre ellos, los trata estos males, debe identificar ciertos lu-
qullirinaja son curadores que entienden espe- gares que poseen una significación espacial
cialmente de huesos, nervios y lastimaduras; y temporal específica. Se habla de malos pa-
los yerbateros conocen el uso de las hierbas rajes para referirse al lugar donde una per-
y el manejo del complejo calor/frío; y las par- sona sufrió un susto, o donde el ánimo fue
teras saben cómo preparar a las embarazadas agarrado (ay. katjata). Son lugares conocidos
para el parto, ayudar al alumbramiento y como “fieros”, reconocidos como tales desde
otorgar cuidados en los períodos posteriores. antaño, y que se alzan como formas más vo-
Mientras que el Yatiri puede compartir muchos races o menos domesticadas que el resto de
de los conocimientos de estos otros curadores, entidades que pueblan los Andes(3). Se habla
se distingue de ellos por saber tratar una serie de malas horas para referirse a ciertos días,
de problemas que hoy son referidos genérica- momentos del día, o a ciertas ocasiones que
mente como “espirituales”: las fuerzas del mal, son identificadas como una temporalidad
los embrujos, los sustos, la pérdida del ánimo, propicia para el infortunio. Por esto mismo,
las agarraduras(2), etc. Él sabe indagar en las en general se utiliza la expresión “que sea en
causas de estos problemas a través de la lectura buena hora”, manifestando así el deseo de
de la hoja de coca o del naipe. que las acciones ocurran según lo anhelado.
Uno de los elementos específicos que Pese a la importancia que poseen estas
este curador debe manejar para establecer nociones para la comunidad andina, muchas
la etiología de algún mal o enfermedad es de las caracterizaciones biomédicas y antro-
el conocimiento de los malos parajes y las pológicas categorizan a este tipo de cono-
malas horas. En general, quienes habitan en cimiento como una forma de no-saber, una
Camiña constatan la importancia de ambas mera creencia, o simplemente las excluyen
expresiones, pues conocen la topología y la de sus descripciones. Nuestro objetivo es
temporalidad de los lugares, saben identificar analizar el origen y el principio que organiza
la presencia de entidades territoriales, practi- esta situación. La hipótesis de trabajo es que
can las relaciones de reciprocidad con ellas, e esta limitación se debe parcialmente a que
identifican los vínculos que estas poseen con la descripción que realizan estas disciplinas
ciertos males o enfermedades. Así, por ejem- sobre el conocimiento del mal paraje y la
plo, conocen al inmenso cerro Laymisiña, el mala hora suele reproducir los supuestos del
principal mallku (cerro sagrado) que protege naturalismo. Este último puede ser entendido
a la comunidad, el cual a través de sus soni- como una concepción de lo real que supone
dos nocturnos anuncia la muerte de uno de la existencia de una naturaleza que posee
sus miembros. También saben dónde están determinadas leyes y que está desprovista de
los vestigios mortuorios de la humanidad la intencionalidad propia de los seres huma-
previa, llamados chullperíos, que no se debe nos(4,5,6,7). La fuerza de esta ideología es tal,
transitar por esos lugares y que deben “hacer que actualmente puede ser vista como parte
las veces” (libaciones) con el ánimo íntegro del sentido común occidental. Sin embargo,
y el estómago lleno para no ser poseído por su utilización e imposición, ante fenómenos
un chullpa. Conocen también la vertiente del como el aquí analizado, pueden caer fácil-
gallo y saben que no deben transitar por allí mente del lado de la descalificación y la

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deslegitimación, produciendo una especie Mientras que 14 personas declararon poseer
de violencia simbólica y epistémica(8), que una adscripción religiosa pentecostal, 8 ad-
hemos denominado violencia naturalista. ventistas, 42 católicas, una persona se definió
como atea y 3 señalaron no tener adscripción
religiosa. De los entrevistados, 32 correspon-
ASPECTOS METODOLÓGICOS den a mujeres y 36 a hombres. De este total
solo dos tenían menos de 20 años, 16 entre
20 y 40 años, 23 entre 40 y 60 años y 31
Para mostrar esta hipótesis utilizamos la et- más de 60 años. Los tópicos centrales de las
nografía como estrategia metodológica prin- entrevistas fueron las diversas enfermedades
cipal. El material de campo fue recolectado sufridas y conocidas por los entrevistados,
entre 2011 y 2012 en la comunidad aymara poniendo especial atención en sus procesos
de Camiña. Esta comuna se encuentra si- de desarrollo, causas y prácticas de atención.
tuada en la precordillera de la Región de La información recolectada fue sometida a
Tarapacá, norte de Chile, y está conformada un análisis comparativo inicial de las distin-
por unas 1.200 personas, cuya principal tas características ideológicas de los saberes
actividad es el cultivo del maíz, las zana- médicos. Posteriormente, se analizaron los
horias, el ajo y las hortalizas. La población rasgos ideológicos que obstaculizaban y fa-
actual de Camiña se ha conformado a partir cilitaban las articulaciones entre los saberes
de un doble proceso de movilidad, desde el médicos concretos, y la contribución que
altiplano (Colchane) hacia Camiña y, desde estas articulaciones generaban en el posicio-
esta, a las urbes costeras (Iquique, Arica y namiento hegemónico de un determinado
Antofagasta). Se trata de una población que saber. Por otro lado, se realizó una revisión
es religiosamente heterogénea, cuyas tradi- y análisis crítico de la bibliografía especiali-
ciones son mayoritariamente católica-andina zada sobre el saber médico andino. Para el
y evangélica-pentecostal(9). análisis de la información tanto etnográfica
Los datos analizados forman parte de como bibliográfica, utilizamos una perspec-
una investigación doctoral cuyo objetivo fue tiva teórica que se nutre de la antropología
describir y analizar los saberes médicos y sus médica crítica y del giro ontológico de la
procesos de articulación y configuración de antropología contemporánea, y se utilizó la
relaciones de hegemonía/subalternidad(9). técnica de análisis de contenido. Las distintas
El diseño metodológico se estructuró es- etapas del análisis y la permanente reflexión
pecíficamente para conocer cada uno de estos sobre los múltiples niveles involucrados,
saberes médicos. Utilizamos la observación permitieron la necesaria triangulación meto-
participante como técnica principal de reco- dológica. De acuerdo con los lineamientos
lección de información para conocer el saber internacionales de protección a seres huma-
andino, pentecostal, biomédico y de autoa- nos, se obtuvo el consentimiento informado
tención. El objetivo de esta técnica fue obte- de los participantes y la investigación fue
ner información directa sobre las prácticas de aprobada cumpliendo con todos los requisi-
atención de los problemas de salud correspon- tos éticos de la comisión de doctorado de la
dientes a cada saber practicado en distintos Universitat Rovira i Virgili.
lugares de desarrollo (casa del Kollire, casas Con este artículo pretendemos contri-
de curadores particulares, Iglesia Pentecostal, buir a la reflexión sobre las dificultades que
posta de atención rural). plantea el estudio de los saberes médicos
Se realizaron 68 entrevistas a represen- en el campo de la salud intercultural, y pro-
tantes de estos distintos saberes médicos. blematizar algunas de las asunciones implí-
Fueron entrevistados 10 representantes del citas presentes en los estudios sociales y el
saber andino, 13 del pentecostal, 7 del bio- sentido común, que dificultan la adecuada
médico, 28 del de autoatención y 10 corres- caracterización y comprensión de estos sabe-
pondientes a la categoría “otros informantes”. res. Si bien los obstáculos naturalistas aquí

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presentados no agotan las dificultades episte- la comunidad. Bajo el influjo de la iglesia


mológicas que se presentan al investigador, evangélica pentecostal, que considera dichas
consideramos que constituyen algunas de las prácticas como idolatrías, muchos camiñanos
limitaciones más generalizadas y naturaliza- habían dejado de realizar los pagos a la pa-
das dentro del espacio académico y el sen- chamama y esta habría mostrado su enojo a
tido común. través del aluvión.
Este texto se estructura de la siguiente Este tipo de experiencias son comunes
forma: inicialmente describimos de manera entre los aymara de Tarapacá y evidencian la
general las nociones de entidad territorial importancia que le otorgan a la relación con
y reciprocidad andina, a partir de informa- las entidades territoriales. Para comprender
ción etnográfica y bibliografía pertinente; dicha relación, es importante subrayar que
en segundo lugar, realizamos una síntesis estas entidades no pueden ser concebidas de
de los principios del naturalismo que suelen una manera genérica. Un elemento clave de
utilizarse para abordar ambas nociones; en la experiencia andina es el conocimiento de
tercer lugar, desarrollamos de manera más la identidad específica de un lugar concreto,
específica la noción de reciprocidad en el lo cual se aprecia en el siguiente relato sobre
saber médico andino para, posteriormente, el tratamiento de la agarradura realizado por
analizar las nociones de mal paraje y mala un Yatiri.
hora como parte de un conocimiento local
que opera con una lógica distinta a la del na- GM: La agarradura es más fácilmente…
turalismo. Por último, realizamos algunas re- Por ejemplo, te dice una persona: “cú-
flexiones donde sintetizamos los principales ramelo a mi hijito... está agarrado con
obstáculos que presenta el naturalismo a la agarradura”. Tú tienes que preguntar:
hora de abordar ambas nociones. “¿en cuál parte?, ¿qué pasó?, ¿qué es-
taba haciendo?, ¿por qué le agarró?,
¿cómo se llama ese lugar?” Entonces él
RESULTADOS te va a decir: “en tal lugar”. Usted pide
un cordero blanco. Si no tienes cordero
Entidades territoriales y reciprocidad blanco puede ser un gallo blanquito,
andina paludito, ¿ya?... Entonces una vez que
te dio, será cordero blanco o será gallo
En el año 2011 ocurrió en Camiña uno de blanco, tú tienes que agarrarle y tu pa-
los aluviones más grandes de los que se tiene ciente ahí va a estar, tienes que indicarlo
memoria. La gente señalaba que, en un día, con tu corderito o tu gallo. Si es gallito
llovió lo que debía llover en un año. Las in- tú tienes que darle la vuelta. Al gallo,
clementes lluvias abrieron los históricos ríos le agarras del cogote y se le da vuelta,
que bajaban desde los cerros, produciendo al extremo de tu paciente […] Entonces,
desprendimientos de piedras y lodo, des- una vez que esté muerto ya ese gallo,
truyendo a su paso las casas, inundando las tienes que poner ahí en la mesa, tenis
iglesias de los pueblos, arruinando cultivos y que prepararte una mesa, mesa de esta
destruyendo los cauces de los ríos. El ruido o de awayo, cualquiera cosa ahí. No
de los truenos se unía al estruendo de las lleva cosa negra, porque es una agarra-
caídas de las piedras, causando pavor en dura, entonces lleva unas cosas blancas
las personas. De no ser porque el aluvión o floreados. Entonces ya te dijo el lugar
ocurrió en la tarde, probablemente mucha donde, donde se agarró, dio la flojera
gente habría muerto, entre ellos los abuelos para trabajar, ahí le agarro, ya te dijo
de la comunidad, por su dificultad para des- ya. Entonces tú tienes que ir de noche
plazarse. Luego de que finalizó la tormenta, ahí. Primero tienes que acomodarte tus
muchos expresaron que la catástrofe se remedios. Tienes copal, incienso y biste-
debió al abandono de las “costumbres” de rio, vas a poner cuatro en par.

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C: ¿Cómo así? como matriz simbólica fundacional de todos
GM: Un bisterio, dos bisterio, tres cua- los intercambios. Si lo usamos, es porque
tro, bisterio. Dos bisterio en par, dos restituye la transitividad característica de la
en par. Si, así cuatro en par se dice. Ese relación entre humanos y entidades territo-
tiene que estar acomodaíto con qolla, riales, la cual siempre debe ser contrastada
con tu untito. Todo está acomodado ese empíricamente según el caso de estudio,
ya, así en un trapito está amarrado. Ya, contribuyendo así a desnaturalizar la “rei-
entonces ese amarraíto tienes que poner ficación de las divinidades andinas”(14). En
aquisito, pegadito no más [en el pecho], términos teóricos esto es relevante, pues una
adentrito, ahí tienes que dejarle el tra- de las cosas más difíciles de pensar bajo el
pito, amarradito […] Entonces el caba- paraguas del naturalismo es la existencia de
llero tiene que dar tres resuellos: “ha, ha, una relación propiamente social entre ambas
ha”. Usted tiene que irte con ese paque- entidades, especialmente, en la dirección
tito. Claro el caballero tiene que echar que va desde lo natural a lo social(6,15). Aquí
tres veces, entonces con ese paquetito tú debemos recordar la aclaración que el diri-
te vai, ¿ya?, donde está agarrado. Ya te gente aymara Ramón Conde hiciera en los
dijo el lugar… ahí tienes que llegar. Ahí años ochenta al respecto:
sí que tenis que ser fuerte […] Porque
ahora usted ya llegaste a ese lugar donde Nosotros, los aymaras, no “adoramos”
se ha quedao. Usted tiene que llegar ahí sino que hacemos ayni o mink’a en
y pedirle perdón de ese lugar: “Perdó- reciprocidad con los seres protectores...
nalo, Virgen”, o “perdónalo vertiente”. Lo que nosotros hacemos es que, como
¿Qué será ese lugar?, ¿qué nombre ten- ellos son nuestros mayores, les retribui-
drá ese lugarcito?, perdónalo. Ya, con mos en ayni, nos mink’amos porque la
este tienes que llevar estito y quemarle, Pachamama nos da el fruto.(16)
ahí mismo. (GM, 70 años, Yatiri, aymara,
católico, agricultor) ¿Cómo podríamos caracterizar el repertorio
de la reciprocidad con las entidades territo-
Como se descubre en estos pasajes, según la riales? Sostenemos que no basta con afirmar
cosmología andina la naturaleza es capaz de un vitalismo(17). Debemos ir un paso más allá
establecer y sostener relaciones sociales. Esta y asumir el carácter propiamente social de
no solo participa de las relaciones sociales las relaciones que establecen y más especí-
como objeto, sino que lo hace activamente ficamente la lógica de reciprocidad que las
como un actor inmerso en tramas de reci- articula(6,7,18,19,20,21,22). Así, por ejemplo, no
procidad. Aquí entendemos la reciprocidad basta con señalar que las entidades territo-
como una relación de correspondencia entre riales comen, sino que es necesario precisar
actores, cuyo intercambio está sometido a que participan como comensales en los ban-
una cierta obligatoriedad(10). Si bien existen quetes que le son ofrecidos(23). Tampoco son
importantes críticas a este concepto que de- lugares donde solo el ánimo se pierde, sino
nuncian su contribución al velamiento de que, por ejemplo, muchos cerros realmente
la inequidad(11,12) y la vehiculización de una agarran (ay. katjata) el ánimo y en ocasiones
ideología de la norma moral(13), lo conside- pueden llegar a tener relaciones sexuales con
ramos un concepto útil porque caracteriza sa- sus víctimas. No solo albergan riquezas mi-
tisfactoriamente los elementos y la lógica del nerales, sino que negocian el acceso a estas
saber médico andino. Además, sustituye una a cambio de ofrendas, entre ellas, las vidas
serie de conceptos subordinantes como los humanas. No solo se relacionan recíproca-
de adoración, magia, sugestión, proyección, mente con los humanos, sino que también
etc., que poco ayudan a comprender el tipo son desmesuradamente exigentes (“voraces”)
de relaciones que buscamos describir. Esto en estas relaciones. No solo reaccionan
no supone que postulemos la reciprocidad puntualmente ante las acciones humanas,

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también se pueden acostumbrar al amor de y excluye la intencionalidad, la voluntad y la


las personas y la comunidad, así como a la historicidad de la naturaleza. Llegados a este
negligencia de sus cuidados. Tampoco in- punto, es necesario esbozar brevemente los
teractúan únicamente a través de símbolos preceptos principales que sostiene el natura-
y prácticas, sino que también pueden llegar lismo, para luego avanzar en la descripción
a entablar diversas formas de diálogo, espe- de la especificidad del fenómeno de la reci-
cialmente, con el Yatiri y bajo condiciones procidad en el saber médico andino y con-
específicas(14). trastarlo con la lógica naturalista.
Paradójicamente, si bien es posible des-
cribir todo un repertorio de la reciprocidad El naturalismo
en la zona andina(24), las entidades territoria-
les también gozan de ciertas características Siguiendo a autores como Descola, Viveiros
que las sitúan más cercanas al polo de lo a- de Castro y De Martino, entendemos el natu-
social: se presentan como instancias salvajes, ralismo como el supuesto de la existencia de
no controlables y en el margen de lo social un ámbito de la realidad (la naturaleza) que
(puruma)(3). Ahora bien, lo que escapa al con- está regido por leyes propias (las leyes natu-
trol, lo salvaje, nos parece menos una carac- rales) y que operaría de manera separada, au-
terística de las entidades, que una propiedad tónoma e independiente de los dominios en
emergente de la sujeción a la reciprocidad. los cuales opera la intencionalidad(6), la acción
Un resultado inevitable de la reciprocidad en humana(7), la agency(27), o la historicidad
tanto lógica no determinista ni mecánica. A como esfera de las decisiones humanas(28).
ello contribuyen tanto la especificidad de los De esta forma, el naturalismo produce el des-
interlocutores, su historia relacional, las va- tierro de la subjetividad, la intencionalidad,
riaciones en el reconocimiento, la ambigüe- la voluntad y la historicidad del ámbito na-
dad de las entidades territoriales, así como las tural, con lo cual estas propiedades pasan a
vicisitudes de las acciones concretas de reci- ser definidas como características propias del
procidad, que pueden ser bien o mal realiza- ámbito de la cultura o, en su defecto, de lo
das (según todas las variables mencionadas). sobrenatural. La producción de un concepto
Esta falta de control no es una deficiencia de de naturaleza regido por las leyes naturales
la “técnica” a través de la cual se establecen y sin intervención humana, ha dado origen
estas relaciones, sino una característica del a otros dos dominios: el de lo social y el de
tipo de reciprocidad, que no necesariamente lo sobrenatural. Mientras que el primero está
supone con-naturalidad ni equivalencia(17). A ligado al mundo de los humanos y el len-
su vez, nos permite ver cómo la condición de guaje, el segundo aparece como un ámbito
a-socialidad no coincide necesariamente con trascendente asociado simultáneamente al
la de ausencia de reciprocidad. concepto positivista de naturaleza y al con-
La lógica del saber médico andino(25,26) cepto cristiano tomista de gracia(29). Con ello
reposa en la construcción de estas relaciones se zanja lo que De Martino ha denominado
de correspondencia recíproca entre humanos “la paradoja de la naturaleza culturalmente
y entidades territoriales, compuesta por un condicionada”(28). Según Viveiros de Castro,
amplio repertorio de prácticas que abarcan en la lógica naturalista “solo pueden existir
elementos tan diversos como el reconoci- relaciones sociales, es decir, relaciones con-
miento, la comensalidad, el diálogo o la afec- tractuales o instituidas entre sujetos, dentro
tividad, al interior de complejas tramas de de la sociedad humana”(6).
reciprocidad. En la medida en que todas ellas Lo importante de destacar es que el natu-
contribuyen con su cuota de indetermina- ralismo se ha convertido en una lógica exclu-
ción, deviene totalmente impertinente la exi- yente que opera y ha operado históricamente
gencia de eficacia y determinación propias como fuente de violencia simbólica(8), en el
de las evaluaciones naturalistas, las cuales se que todo pensamiento o experiencia que no
plantean según una cosmológica que reduce comparta esta noción de la naturaleza cae

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en las redes de la descalificación, siendo ta- asociadas a los malos parajes y las malas ho-
chada de cosmovisión errada e ilusoria. Ya ras. Esto nos permitirá dar cuenta de los obs-
Durkheim planteó en los siguientes términos táculos que presenta el naturalismo a la hora
esta violencia naturalista: de abordar este complejo fenómeno.

Una vez asumido este principio, todo La reciprocidad y el saber médico andino
lo que se desvíe de estas leyes debe
necesariamente aparecer como fuera Una vez que hemos entendido de manera ge-
de la naturaleza y, por consiguiente, de nérica el concepto de reciprocidad que opera
la razón: pues lo que en este sentido es en los Andes, es necesario hacer algunas espe-
natural es también racional, no haciendo cificaciones y precisiones respecto de su ope-
estas relaciones necesarias sino expresar ración en el saber médico andino.
la manera en las que las cosas se enca- En primer lugar, nuestra evidencia etno-
denan lógicamente. Mas esta noción gráfica nos permite advertir que las prácticas
del determinismo universal es de origen de atención son más cercanas a la reciproci-
reciente; incluso los más grandes pensa- dad que a la “adoración” de divinidades. De
dores de la antigüedad clásica no habían hecho, Fernández ha mostrado que lo central
llegado a captarla plenamente. Es una de los ritos “adoratorios” aymaras es la cele-
conquista de las ciencias positivas; es el bración de un “banquete”, al cual son invita-
postulado sobre el que se asientan y que dos los “seres tutelares” a comer las ofrendas
han demostrado por sus progresos.(30) culinarias preparadas por el Yatiri en función
de sus gustos específicos(23). A cambio, los
Según Descola, el naturalismo se ha con- Achachilas entregan el ánimo de la persona
vertido en nuestro propio modo de identi- capturada, dan la “suerte” para el año, contri-
ficación, permeando tanto nuestro sentido buyen para la bondad de las cosechas, ahu-
común como la práctica científica occidental. yentan el granizo, contradonan el agua, etc.
En este contexto, se ha transformado en una En segundo lugar, la reciprocidad cons-
presuposición natural que estructura nuestra tituye una lógica que no exige un control
epistemología y, de manera más general, técnico. El hecho de que el saber médico
nuestra percepción de cualquier otro modo andino opere a través de la reciprocidad
de identificación: “nos parecen representa- permite comprender de manera más justa la
ciones interesantes desde el punto de vista complejidad del problema de su eficacia. Si
intelectual, pero falsas, sólo manipulaciones esta última está sujeta a las relaciones de reci-
simbólicas de ese campo de fenómenos es- procidad, la ineficacia atribuida por la lógica
pecífico y circunscrito que nosotros llamamos naturalista puede ser concebida como resul-
naturaleza”(7). tado de la falta de con-naturalidad y equiva-
Si bien actualmente existe una abundante lencia y, por supuesto, del carácter de los
literatura crítica sobre el naturalismo, gene- interlocutores que han sido caracterizados
rada por el denominado giro ontológico en como ambivalentes o ambiguos(33).
la antropología(6,7,30,31,32), bástenos con estos Por último, queremos subrayar la impor-
principios esenciales para entender el corazón tancia del diálogo al interior del saber mé-
de la propuesta, la cual ha sido utilizada am- dico andino, lo cual ha sido precisado por
pliamente por las ciencias sociales y las cien- muchos autores(16,34,35). La reciprocidad no
cias biomédicas para caracterizar una serie debe ser entendida solo como el intercambio
de enfermedades y males en la zona andina. de dones y contradones, sino que debe ser
A continuación, describimos sintéticamente capaz de incluir el lugar que posee el diá-
la concepción presente en las comunidades logo entre las personas y las entidades terri-
andinas sobre la relación de reciprocidad toriales(10,16,34). Considerar esta facultad de las
que establecen con las entidades territoria- entidades territoriales permite entender por
les para entender y atender las enfermedades qué han sido descritas como ambivalentes

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o ambiguas. Dado que la etimología de la explicaban que estas se originaban luego de


palabra ambiguo significa “en discusión”(33), haber estado o pasado por un mal paraje en
podríamos considerar que las entidades te- una mala hora. Como adelantamos, este tipo
rritoriales son ambiguas porque su carácter de males son los que trata el Yatiri, practi-
positivo o negativo no está definido de an- cando un saber que contiene concepciones
temano por alguna identidad esencial, sino del espacio y del tiempo que desbordan
que está en relación con la reciprocidad ri- la lógica naturalista. Comencemos por la
tual y la conversación (diálogo) con ellas. primera: el mal paraje.
Así, su comportamiento se corresponde y En Camiña existe una verdadera to-
modula según las relaciones concretas de re- pología de los malos parajes, pues existe
ciprocidad que establecen con los humanos, un conocimiento del espacio basado en la
estando abiertas a la voracidad o el capricho identificación de ciertos lugares reconoci-
de cada una de las partes, así como también a dos como peligrosos, caracterizados por su
las dinámicas de reconocimiento en el marco voracidad o “bravura”. Según señalamos, di-
de la historia de las relaciones mutuas. chos parajes no deben ser entendidos como
De hecho, una de las características de- espacios desprovistos de intencionalidad.
finitorias de las huacas(36) era su capacidad Se trata más bien de entidades territoriales
de dialogar con los humanos. Hoy en día las siempre específicas con las cuales conviene
entidades territoriales dialogan con los co- establecer relaciones de reciprocidad(36). Pa-
muneros andinos de diversas formas: a tra- rajes capaces de dar y recibir con niveles
vés del diálogo íntimo de la persona con el de exigencia, voracidad y generosidad va-
lugar, durante la vigilia, en sueños, a través riables, de una forma no mecánica, bajo el
del diálogo público ritual en determinadas signo del reconocimiento o el capricho, ajus-
fiestas, o por medio de un Yatiri cuando pide tándose a la historia de relaciones estable-
por la salud o la suerte. Este último goza de cidas y al momento presente. Parajes cuyo
un reconocimiento singular de parte de las sentido de ecuanimidad no asegura que los
entidades territoriales que fundamenta su resultados sean siempre los esperados, pero
eficacia. O, dicho de otra manera, solo una que igualmente se mantienen involucrados
vez que el Yatiri es reconocido por ellos es en el enjambre de la reciprocidad, incluso
capaz de conversarles, es decir, literalmente: cuando intencionalmente muchos miembros
versar-con, lo que supone “encontrarse en un de la comunidad rechacen el intercambio
lugar” y “ocuparse en algo”(33). con ellos debido a sus cambios ideológicos,
Teniendo en consideración estas tres como los que ocurren hoy por la expansión
especificaciones del fenómeno de la reci- del pentecostalismo(42,43).
procidad dentro del saber médico andino, Teniendo en consideración estas preci-
podremos comprender la importancia que siones, y a la luz de nuestro trabajo etnográ-
poseen los fenómenos del mal paraje y la fico, hemos podido distinguir tres sentidos
mala hora dentro del conocimiento local, así asociados a la noción de mal paraje. En pri-
como también las limitaciones que posee la mer lugar, el mal paraje está referido a las
lógica naturalista para comprender los males entidades territoriales propias del imaginario
asociados a estos fenómenos. andino. En Camiña, estos lugares bravos o fie-
ros normalmente son vertientes habitadas por
serenos; caídas de agua en las que se oyen
El mal paraje y la mala hora: un tropas invisibles de músicos; mallkus donde
conocimiento local no naturalista se aparece el demonio personificado como
un ostentoso hombre sobre un caballo; espa-
Al preguntarle a muchos camiñanos por qué cios como la Laguna Roja donde las historias
padecen determinadas enfermedades como narran las desventuras de personas devoradas
el susto(37,38,39), la agarradura(2,9,40) o la enfer- por el lugar; chullperíos o extensiones con
medad del gentil(9,41), frecuentemente nos vestigios de construcciones funerarias que

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testimonian la existencia de una humanidad presencia del diablo es reconocida en las en-
previa. Mal paraje también puede ser un ca- tidades territoriales y, a su vez, la mayoría de
mino poco transitado donde amenaza el in- las entidades territoriales han sido demoni-
fortunio, algunos lugares en los cerros donde zadas. Así, los malos parajes coincidirían en
se sabe que hay antiguos entierros, o accesos este caso con lugares donde la colonización y
al interior de las montañas donde se puede la evangelización histórica han demonizado
acceder a las riquezas minerales. a las entidades territoriales locales, superpo-
Para pensar la especificidad de un con- niendo a cada una de ellas la figura del diablo
junto de entidades tan aparentemente hetero- y estableciendo formaciones de compromiso
géneo, creemos útil retomar los conceptos de entre ambas tradiciones(2,45). La expresión mal
Taypi y Puruma de la cultura Aymara(3). Así, paraje reflejaría así una polarización: por la
Taypi se refiere a aquella edad y espacio que demonización, las entidades territoriales pa-
tienen un valor central para la comunidad, saron de ser ambiguas en la reciprocidad, a
pues constituye sus orígenes. Puruma, por su convertirse en entidades exclusivamente ne-
parte, se refiere a ciertos espacios y tiempos gativas (fieras, bravas o malas)(44,45). Aquí es
caracterizados por su condición liminal. En importante subrayar que la noción de mal pa-
general, se trataría de un concepto ligado a la raje señala también un desborde conceptual,
muerte como límite de la vida y a lo salvaje pues si para las ideologías cristianas el diablo
como límite de lo social, aunque de manera puede estar presente en cualquier lugar, los
más específica ha sido asociado a la fiereza conceptos de Taypi y Puruma nos recuerdan
de los lugares tanto por Bouysse-Cassagne y la importancia del anclaje territorial especí-
Harris(3) como por Martínez-Soto(44). Desde fico para entender por qué ciertos lugares (y
estas categorías es posible hacer el ejercicio no cualquier otro) son malos parajes.
de pensar por qué ciertos lugares son fieros o Para entender un último sentido atri-
bravos de una forma no-naturalista: se trataría buido al mal paraje debemos señalar que,
de entidades, espacios y tiempos que remi- si bien existe todo un saber sobre el territo-
ten a los orígenes comunitarios/territoriales; rio que permite identificar a ciertos lugares
o bien que remiten a los límites de lo social, como fieros, bravos o ligados al maligno,
lo humano y lo vital. Notemos que ninguna también es cierto que no todo mal paraje
de las dos condiciones implica estar fuera de es predecible o claramente identificable
las relaciones de reciprocidad(3). a priori bajo esta categorización. Es decir,
En segundo lugar, un mal paraje puede también puede ser que un mal paraje se
estar referido a la presencia de un espíritu descubra como tal porque es el lugar donde
maligno. En concreto, se trataría de un lugar ocurrió una mala hora. Esta evidente rela-
donde habita o frecuenta el maligno (diablo) ción entre el mal paraje y la mala hora nos
o alguno de sus espíritus cómplices. En este obliga a continuar con la descripción de
segundo sentido, el término mal paraje está este segundo concepto local.
referido al imaginario cristiano del diablo, re- Cuando Don VF pasó pastando con sus
presentado como un macho cabrío sulfuroso cabras nunca se imaginó que en su camino
y llamado popularmente “el cachudo”. Etno- había chullpas. Solo por la noche, cuando no
gráficamente, hemos constatado que todos podía dormir, empezó a sospechar que había
los lugares del territorio de los que se sabe pasado por un gentilar. La visita a un Yatiri
que son frecuentados por el diablo, son ma- le permitió reconocer que así había sido,
los parajes (por ejemplo: la “cuesta del dia- simplemente, por el desconocimiento de
blo”, “la vertiente del gallo”, etc.). aquellos parajes. Ahora bien, no era la pri-
Ahora bien, como es esperable, luego mera vez que VF pastaba por ese lugar y en
del proceso de colonización vivido por es- otras ocasiones nada le había ocurrido. ¿Qué
tas sociedades(14,45), existe una superposición pasó en ese momento específico que tuvo un
conceptual parcial entre ambos sentidos desenlace negativo para el camiñano? Había
asociados al mal paraje: con frecuencia, la pasado por el lugar en una mala hora.

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Este tipo de relatos son muy frecuentes deformes, con anomalías (como tener dos ca-
cuando se indaga en los problemas de salud bezas), gallos negros, lagartos, culebras, etc.
que trata el Yatiri y es necesario analizar el
sentido local que posee. En paralelo a la des- CJ: Pero si te asustai en buena hora no te
cripción de los malos parajes, podemos decir pasa nada poh, pero si ese rato está pa-
que, en una primera acepción asociada a las sando mala hora, y te asustai, te agarra,
malas horas, pueden ser entendidas como te enfermai poh, te volvís loco.
horas umbrales. Son horas o momentos que C: ¿Mala hora es cuándo?
marcan el paso de un momento del día a CJ: No sabimos poh. Solo ese no más
otro, como el mediodía y el crepúsculo, de- sabe si es mala hora o buena hora.
nominado oscurana por los camiñanos. Cuando está buena hora no pasa nada.
Podís ver ese animal, lo pescai, lo matai,
C: ¿Y ese… quién habrá sido esa persona? o si no lo dejai tranquilo como querai.
MC: El demonio poh. Y en ese rato mala C: ¿Pero si es mala hora?
hora sería, pasando una hora mala salió CJ: Ahí asustai... ahora si te ponís [a]
ella solita y justo lo vio al cachúo. matar a ese animalito, peor puh, si es-
C: Yo he oído que hablan aquí de mala tai en mala hora más te complica… Y
hora ¿qué es eso? después, así te enfermai... ¡Chuta! estai
MC: Es la hora donde anda el mal. enfermo poh y te da recaída, no comís
C: ¿No es que sea una hora…? bien. (CJ, 90 años, Yatiri, aymara, cató-
MC: Cualquier hora puede ser, puede lico, agricultor).
ser a las 12, a las 7 cuando está oscu-
reciendo, a esa hora es la hora siempre Un último sentido que encontramos para este
anda, a las 12 justa también, 12 del día. término está asociado a la mala práctica de
Siempre esa hora son fregados y ahí se- las “costumbres” (rituales) con las cuales se
guro que a las 12 de la noche… y ahí se establecen relaciones de reciprocidad con
le presentó. (MC, 62 años, aymara, cató- las entidades territoriales. Por ejemplo, si
lico, agricultor) las costumbres no se hacen con respeto, si
se modifica el orden de las acciones rituales,
En segundo lugar, otra dimensión de las si al nombrar a los mallkus que pueblan el
malas horas es que son más susceptibles de territorio se olvida a alguno importante, se
ocurrir en ciertos días específicos. Martes y puede gatillar el enfado de alguna de las enti-
viernes son días especialmente propensos dades territoriales o de los ídolos del panteón
para que nuestras acciones caigan en mala católico. En este caso, se entiende que este
hora pues, como comentó una informante, error ocurrió en mala hora.
en estos días los espíritus malignos están más Vistos los múltiples sentidos de la mala
vivos, tienen más fuerza y pueden atacar. hora, ahora podemos situar mejor un último
En tercer lugar, la mala hora es también significado para la expresión mal paraje. Así,
aquella en la cual “anda suelto el demonio”, un mal paraje puede ser cualquier lugar en
donde “anda el mal” o donde se presentan que ocurre la mala hora: el lugar de encuen-
los “espíritus malignos”. Es decir, la noción tro con el demonio, el sitio donde se falló
de mala hora también se nutre en uno de en las prácticas de reciprocidad con las enti-
sus sentidos directamente del imaginario dades territoriales, el paraje donde se estaba
cristiano católico tradicional, para referirse llorando al momento de la oscurana, o el lu-
a aquellos momentos en que el diablo, en gar específico donde un chullpa ingresó en el
sus distintas manifestaciones, o sus espíritus cuerpo. Todos estos son malos parajes.
aliados se hacen presentes. En la multiplici- Sin perjuicio de que todos los sentidos
dad de manifestaciones posibles se descubre de las nociones de mal paraje y mala hora
un importante anclaje local, pues el demo- tienen igual valor local, nos parece que el
nio puede aparecer en forma de animales último sentido definido es especialmente

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“bueno para pensar” su especificidad no coloniales consistió en la imposición de la
naturalista. Pues cuando el mal paraje no dicotomía natural/sobrenatural sobre la tradi-
se puede situar a priori en virtud de un co- ción andina donde, por ejemplo, las huacas
nocimiento topológico, sino que solo se fueron consideradas como objetos inanima-
descubre retroactivamente en relación con dos y/o endemoniados(14). Y también que la
la mala hora, no se está dando cuenta solo avidez y voracidad de las huacas se observó
de la interrelacionalidad de las dos nociones históricamente a través del movimiento del
dentro del saber médico andino, sino de la Taki Onqoy, donde se realizó la apropiación
interrelacionalidad propia de los comuneros de los cuerpos de los fieles, ante la desespe-
y las entidades territoriales. Ambas nociones ración en la que cayeron las huacas por el
permiten comprender y operar sobre el con- hecho de ser excluidas de la reciprocidad del
junto de situaciones en las que las entidades intercambio con los humanos. El hambre, la
territoriales ejercen su agencia de manera no sed y la voracidad se expresaron, entonces,
ajustada a los objetivos y pretensiones hu- a través de los bailes frenéticos de los fieles,
manas. Su uso concreto se da en el marco poseídos por el ansia de sus huacas(46,47).
de las relaciones entre seres que se recono- Estos ejemplos muestran la producción
cen, dialogan, comparten una historicidad violenta de un consenso hegemónico que hoy
relacional y gozan de una voracidad, y cuya devino sentido común para el saber biomé-
confluencia permite su producción mutua a dico y parte de las ciencias sociales(48,49), según
través de las prácticas de la reciprocidad. Por el cual las entidades territoriales andinas son
esto, en el saber que organiza esas prácticas, simples creencias, resultado de la ignorancia,
las nociones de mala hora y mal paraje nos la ingenuidad o el engaño. Desde este punto
parecen claves, pues develan dicha relacio- de vista, la idea de hablar con los cerros, ali-
nalidad, siempre y cuando se interrogue crí- mentarlos o darles de beber es una nueva
ticamente la violencia presente cada vez que forma de idolatría o culto ilusorio, pero difí-
se reproducen los supuestos naturalistas. cilmente un saber válido. Así, el naturalismo
se ha constituido en una de las principales he-
rramientas ideológicas que ha contribuido si-
CONSIDERACIONES FINALES: LOS multáneamente a calificar estos saberes como
OBSTÁCULOS DEL NATURALISMO carentes de validez, y a negar la eficacia cura-
tiva de las prácticas rituales asociadas.
Bajo esta lógica las nociones de mal pa-
A partir del análisis desarrollado en nuestro raje y mala hora, absolutamente centrales en
artículo podemos señalar que los principales la explicación local de la enfermedad, han
obstáculos naturalistas en el estudio del saber sido extirpadas de la investigación y de la
médico andino se manifiestan en el trata- valoración social en general, pues suponen
miento que reciben las entidades territoriales, concepciones del espacio y del tiempo ínti-
el tipo de relaciones que se establecen entre mamente ligadas a la compleja trama de re-
ellas y los seres humanos (reciprocidad), y las ciprocidad que establecen las comunidades
concepciones de espacio/tiempo presentes con las entidades territoriales que pueblan
para diagnosticar una enfermedad: el mal los Andes. Es por esto que, en la mayoría
paraje y la mala hora. de las investigaciones sobre la etiología de
En general, la racionalidad del saber los problemas que trata el Yatiri, las expli-
que encarna el Yatiri ha devenido objeto de caciones son atribuidas a la “debilidad del
la violencia naturalista porque no comparte ánimo”(50,51), cuestión perfectamente tradu-
sus supuestos elementales. Esta violencia cible a la lógica naturalista como una pre-
ha sido una constante histórica en las con- disposición a la enfermedad. Lejos de dicha
sideraciones sobre el saber médico andino. lógica, y de manera mucho menos simple
Recordemos que una parte importante de de lo que se suele suponer, la explicación
la estrategia de la extirpación de idolatrías que moviliza a las figuras del mal paraje y la

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mala hora emerge como una interpretación de relación que los andinos establecen con
eminentemente relacional, en la que la espa- las entidades territoriales, la reciprocidad, o
cialidad y la temporalidad existen y actúan las figuras del mal paraje o la mala hora, al
en relación (reciprocidad) con los humanos, momento de construir el diagnóstico y trata-
de manera compleja y situada. Una comple- miento de muchas de sus enfermedades. Este
jidad que los camiñanos conocen muy bien artículo ha intentado poner de manifiesto
y que nosotros recién estamos comenzando esta situación, mostrando los obstáculos de
a comprender, entre otras cosas, porque des- la violencia naturalista que suele encarnar
conocemos aún la profundidad histórica que el saber biomédico y las ciencias sociales
ha configurado este fenómeno en Camiña y frente a la complejidad de las concepciones
sus vínculos con otros fenómenos asociados presentes en el pluralismo médico aymara
en los Andes cercanos. andino, buscando así abrir una nueva vía
No obstante, por lo pronto podemos interpretativa al respecto. Consideramos que
sostener que si las concepciones naturalis- solo cuando se reconozca esta violencia sim-
tas se construyen desde la asunción de una bólica y epistémica será posible articular un
asocialidad para el dominio de lo natural, di- discurso de oposición, de crítica y eventual-
fícilmente servirán para comprender el tipo mente de transformación(52).

AGRADECIMIENTOS 3. Bouysse-Cassagne T, Harris O. Pacha: en torno


al pensamiento aymara. En: Bouysse-Cassagne T,
Este artículo surge principalmente de la tesis doc- Cereceda V, Harris O, Platt T, editores. Tres re-
toral “La Mala Hora. Articulaciones en el plura- flexiones sobre el pensamiento andino. La Paz:
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Piñones Rivera C, Muñoz Henríquez W, Mansilla MA. El mal paraje y la mala hora: notas sobre la violencia naturalista
hacia el saber médico andino. Salud Colectiva. 2018;14(2):211-224. doi: 10.18294/sc.2018.1490.

Recibido: 30 de junio de 2017 | Versión final: 12 de enero de 2018 | Aprobado: 20 de febrero de 2018

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