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MÁSCARAS Y PSICODRAMA
Las máscaras y su valor terapéutico
Aplicaciones y características
Máscaras hechas, máscaras construidas
Máscara y catarsis
Máscara Neutra
Las escenas con las máscaras
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LAS MÁSCARAS Y SU VALOR TERAPÉUTICO
Elina Matoso
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Oscar Ya Vicoli dice que tanto en la utilización de máscaras ya
hechas como en la que podemos construir, existe un efecto
transformador de estructuración y desestructuración de la imagen
corporal, de aceptación o de rechazo, fusión o discriminación del cuerpo
con el objeto máscara.
Las máscaras no son solamente esos objetos que colocamos sobre
nuestros rostros, sino que todo el tiempo estamos frente a máscaras de
diferentes estilos: es todo aquello que modifica nuestra personalidad en
el día a día, tomando el concepto de Elina Matoso son las llamadas
“máscaras cotidianas”. De ahí es que existen otros tipos de máscaras a
las que denominamos con diversos nombres: los disfraces (que serían
una especie de mascara del cuerpo), el maquillaje (el que se realiza
sobre el rostro), los distintos roles que ocupamos (que ya sería parte de
la vinculación social), y hasta los objetos que adornan nuestro cuerpo
(aros, pulseras, etc.).
En este caso tomamos a la máscara como un elemento que
permite un efecto enmascarador / desenmascarador que fácilmente
puede ser homologado a una despersonalización y una re-
personalización.
Cuando la construimos, el tiempo de creación, va envolviendo a
la persona en su devenir, hace emerger rasgos de la historia que se
depositan en la máscara que se está creando.
El trabajo desde una máscara neutra, blanca, permite ir
amoldándose de acuerdo a las características personales de quien le
agregara los rasgos, ya que, a diferencia de adaptarse a una ya
confeccionada, el trabajo de construir una personalidad para la misma
implica otros procesos internos.
La máscara acentúa rasgos, los remarca, permite sacarlos de
lugares ambiguos o confusos, atravesarlos, dar un salto y
transformarlos. Pasar de una máscara a otra abre a la transición, este
pasaje es uno de los momentos más productivos de la vida. Cuando se
transita el cambio, cuando se va y se vuelve de diferente manera.
Cuando se re-nace, se vuelve a pasar por ese canal de vida hacia otro
rumbo vital. La máscara es facilitadora de pasajes, acompaña, da
cuerpo a estos momentos de cambio.
La máscara, como la postura corporal, o el grito desgarrante
cobran su potencia según el contexto en el que se incluyen. Se
significan y resignifican sólo en esas circunstancias. No hay máscaras
aisladas, como no hay miradas, ni sonrisas desprendidas de relatos.
No hay porque asustarse de las máscaras, de las que utilizamos
constantemente, y que cambiamos según dónde y con quiénes. Es
imposible vivir sin máscaras. Aún en el trabajo corporal están presentes
más allá de si se las incorpora como elemento en la práctica concreta.
Es más peligroso creer que no se tiene ninguna, o vivir aferrados
permanentemente a una sola, inmodificable, ya que cuanto más
apegada estoy a ésta, menos claro tengo quien soy.
Es posible que no haya una respuesta al por qué se elige una u
otra máscara, la respuesta no es determinante, ya que las máscaras
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pocas veces nos llevan por un camino de certezas, más que nada nos
sumergen en búsquedas, desafíos, sensaciones impredecibles.
También huelga destacar que el mismo objeto, además de
brindar un nuevo rostro, permite una nueva relación con el cuerpo, ya
que permite adaptar nuevas actitudes corporales, movimientos, gestos y
hasta sensaciones a la persona que posea la máscara.
La máscara permite la creación de un espacio de juego, tanto por
el manejo de materiales en su etapa de armado y pintura, como al
asignarle características o algún diálogo.
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“No se puede concebir a la persona si no es con máscaras.
Toda acción humana la implica.”
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máscaras a las propias, sino que a través de éstas, se conecta de una
manera diferente con su propio rostro y con el rostro de los demás.
La doble representación del rostro, expresa un desdoblamiento
más profundo y más esencial: entre el individuo biológico y el personaje
social que aquel tiene por misión encarnar. Al irse constituyendo el
“tatuaje natural de ser humano” que no es más que los rasgos que se
van imprimiendo en el rostro, aquel se va constituyendo como objeto, en
el cual se van imprimiendo los rasgos de los acontecimientos
significativos de su historia.
La máscara deja de tener un valor en sí, aislado, ya que es el que
la usa quien le confiere determinadas propiedades que estaban ocultas
en su propio rostro: pero por otro lado muestra otros rasgos, que
habitualmente quedaban detrás de sus máscaras cotidianas. Así la
máscara cotidiana “propia” se va diferenciando de la cara o máscara
biológica que nunca existió como tal…el rostro entendido como máscara
forma parte de la constitución del sujeto con su historia. Una máscara
lleva a otra, a otra, a otra….
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Máscaras y catarsis
La máscara neutra
Bibliografia
- Las máscaras de las máscaras – Mario Buchbinder – Elina
Matoso
- Creatividad y transformación – Gilda Waisburd
- Revista campo grupal Nª17
- Revista Latido Nª 2 Vidas de plástico