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Red Mexicana de Teatro Comunitario, sus primeros 100 días.

Por: Sebastián Liera.

El reloj del ordenador (computadora, decimos en México) marca las 8 de la mañana.


Signo de estos tiempos en que la pandemia del SARS-CoV-2 y su neumonía asociada, la
COVID, nos han tenido buena parte del tiempo guardad+s en casa, una a una, uno a
uno, l+s compañer+s que integran la Red Mexicana de Teatro Comunitario (RedMxTC)
van conectándose a la videollamada del día de hoy. La liga para esta reunión la ha
generado la actriz y directora Sandra Romero, integrante del círculo de comunicación y
de la Red Mujer es Teatro, proyecta hermana de la misma RedMxTC; el tema: terminar
de definir la propuesta que presentaremos a la Coordinación Nacional de Teatro
respecto a la participación de la RedMxTC en la Muestra Nacional de Teatro, un
encuentro anual que en sus más de cuatro décadas organizándose se ha caracterizado
por dejar fuera las más de las veces, casi todas, al teatro comunitario.

El teatro comunitario, apunta la pedagoga, actriz y directora Mariana Chávez (2021), es


el arte de la pasionalización, término que, nos dice, ha sido acuñado por el director,
actor y promotor José Manuel Galván Leguízamo, mejor conocido como “El Topo”,
partiendo de que “entendemos que los hacedores del teatro comunitario no
necesariamente han pasado por procesos académicos formales, ni los buscan; pero sí
se requiere un proceso de pasión por el teatro” en un quehacer cuyas “herramientas y
prácticas son muchas veces desarrolladas en colectivo y (llegan a volverse)
individuales”, en medio de un acto político “que desoculta verdades y crea mundos
propios (y) revela perspectivas no solo del creador, sino del espectador (…) gestado
por unidades comunes que desde las prácticas sociales han sido vulneradas
(generando) desde esta construcción en común (…) estrategias y praxis para el cambio
social a partir del sujeto para llegar a lo colectivo” (p. 22).

Por su parte, Jorge Holovatuck (2021), tras reconocer que “todos los teatros habidos y
por haber pertenecen siempre a una comunidad” (p. 19), considera que es posible
reconocer en los medios de producción las primeras características distintivas del
teatro comunitario: desde la comunidad, donde “los recursos suelen provenir de los
propios vecinos/as”; por la comunidad, cuando los recursos “provienen de aquellos
vecinos/as que poseen algún comercio y que ofrecen ayuda económica”, y mediante la
comunidad, donde “se suman aquellas empresas que suelen colaborar
desinteresadamente o por cuestiones impositivas”, es decir: taxativas, “con distintos
recursos, pero principalmente con dinero” (p. 28).

Mariana Chávez, hablando del proceso de producción también creativo, lo expresa de


manera similar; pero, lo enuncia como: teatro de la comunidad, “que se gesta desde la
comunidad, ellas y ellos desarrollan las habilidades y buscan las herramientas para
generar no solo el espectáculo, sino también el proceso”; teatro con la comunidad,
“que gestiona con facilitadores o artistas que sí tienen injerencia en los procesos
creativos o artísticos”, y teatro para la comunidad, como “una propuesta que recoge
saberes de la comunidad para generar y gestionar un espectáculo dirigido a la
comunidad en particular” (p. 23).
A mí, ambos abordajes me recuerdan a Augusto Boal (1976) y me llevan a
parafrasearlo para plantear desde una mirada también política que en tanto el teatro
comunitario es también teatro popular, existen igual tres categorías del teatro
comunitario: de la comunidad para la comunidad, donde “el espectáculo se presenta
según la perspectiva transformadora del pueblo, quien es, al mismo tiempo, su
destinatario”, pudiendo ser de tres tipos: “de propaganda, didáctico y cultural” (p. 8);
de perspectiva comunitaria pero para otro destinatario, que “asume la perspectiva del
pueblo en cuanto el análisis del microcosmos social que en él aparece” (p. 19) pero en
lugar de presentarse a la comunidad lo hace ante una “mayoría silenciosa (…) que por
su condición social está más cerca del pueblo” que de la burguesía, “pero que por la
deformación que sufre” a causa de la desinformación y la alienación propia de la
hegemonía cultural del capitalismo, “está más cerca del statu quo” (p. 21), pudiendo
ser de contenido implícito y contenido explícito, y de perspectiva anti-comunitaria
cuyo destinatario sea la comunidad, “la única abundantemente patrocinada por las
clases dominantes (que) siempre se valieron del arte en general y del teatro en
particular como eficaces instrumentos de formación de la opinión pública” y, también,
“la única categoría que nada tiene realmente de popular: apenas su apariencia” (p.
25), pudiendo ser explícita o implícita.

I. Paso de Gato y el teatro, por comunitario, invisibilizado.

La Red Mexicana de Teatro Comunitario tiene su antecedente más inmediato en el


trabajo colectivo detrás de la edición del número 84 de la revista mexicana de teatro
Paso de Gato, dedicado en su mayoría a los teatros comunitarios que se hacen en este
territorio llamado coloquialmente México. El contexto que sirvió, para decirlo de algún
modo, de banderazo de salida fue la celebración del 25 Encuentro-Festival de Teatro
Comunitario de la Región de los Volcanes, también a distancia y transmediado por el
uso de plataformas y paqueterías que ofrecen servicio de videochat y redes
sociodigitales; en particular, la presentación del libro Teatro Comunitario de los
Volcanes. 25 años de tradición cultural y artística (2020: Fray Bartolomé de las Casas,
A.C.) escrito por el director, dramaturgo y promotor Raúl Pérez Pineda, revisado por la
actriz y promotora Beatriz Serrano y traducido al tseltal por el director y también
promotor Diego Méndez. Allí, el investigador, dramaturgo y editor Jaime Chabaud,
codirector de Paso de Gato, sugirió la posibilidad de hacer un número de la revista
cuyo dossier estuviera dedicado al teatro comunitario en México, y, sin mayor trámites
de por medio, organizamos un equipo de trabajo que se abocara a la coordinación del
mismo, integrado por Raúl Pérez Pineda y Beatriz Serrano, así como por el maestro
José Manuel Galván Leguízamo, “Topo”; el actor, director y pedagogo Raúl Díaz; el
director, actor y promotor Mauricio Garmona, y un servidor, Sebastián Liera.

Lo primero que hicimos fue presentar una propuesta de temas y plumas que dieran
cuenta de ellos; buscábamos abarcar, como era de esperarse, lo más posible:
conceptualización y definición del teatro comunitario, antecedentes y precursores,
metodologías pedagógicas, encuentros y festivales, prácticas y estrategias,
participación de las mujeres, impronta de los pueblos originarios, presencia de
infancias y juventudes, procesos de producción, vinculación con otras expresiones
artísticas escénicas comunitarias, políticas públicas en materia cultural y proyección
hacia el futuro. Al final, nos quedó un dossier desde nuestro punto de vista bastante
rico con todas estas temáticas (a)bordadas por compañeras y compañeros como
Mariana Chávez, Julio César López Cabrera, Petrona de la Cruz Cruz, Sandra Romero
Jiménez, Roberto Vázquez Montoya, Diego Méndez Guzmán, Sna Jtz’ibajom A.C., David
Mazatl, Rosa Hortensia Aguilar Trujillo, Alfonso Nava Hernández, Luz Sandoval, Aldo
Quintero Sánchez, Ignacio Pérez Barragán (entrevistado por Mauricio Garmona) y
Edwin Sarabia.

Al conocer la propuesta, tanto Jaime Chabaud como Leticia García, editora de Paso de
Gato, nos propusieron encargarnos de tres secciones más de la revista: “Perfil”, donde
se celebra la trayectoria de algún hacedor o alguna hacedora de la escena nacional;
“República del Teatro”, donde se recoge el quehacer teatral de algunas de las
entidades federativas del país allende la Ciudad de México, y “Estreno de Papel”,
espacio reservado a la publicación de obra dramática inédita, generalmente de noveles
autoras y autores. Sobra decir que aceptamos el reto y para llevarlo a cabo nos
articulamos en cuatro círculos de trabajo muy al estilo del modelo sociocrático; pero,
en nuestro caso, adoptados de la metodología de trabajo colaborativo en red de la
organización hispanoamericana tejeRedes. “Perfil” quedó en manos del maestro
“Topo”; “Estreno de Papel”, en las de Raúl Pérez Pineda, y “República del Teatro” y
“Dossier”, en las manos de tod+s.

El primer paso, luego de contactar a las compañeras y compañeros que propusimos


escribieran los artículos, fue diseñar una calendarización de los primeros borradores
para su primera revisión colectiva en materia de ortografía y redacción. De esta suerte,
Raúl Pérez, Mauricio Garmona, Beatriz Serrano, Raúl Díaz y yo nos dedicamos a
acompañar el trabajo de las escritoras y los escritores, buena parte de ellas y ellos más
acostumbradas/os al quehacer escénico que al trabajo de compartir por escrito sus
experiencias y saberes; mientras, por su parte, el maestro “Topo” se encargó de
organizar los encuentros con Fernando Hernández, “El Fantasma”: el maestro a quien
decidimos homenajear en el “Perfil”, y Raúl Pérez, por su parte, acompañó a Petrona
de la Cruz para que fuera una obra suya la que se publicara en “Estreno de Papel”.
Además de la necesidad de cubrir de una manera lo más amplia posible los distintos
aspectos de la producción estética y política del teatro comunitario, nuestras
directrices fueron: resaltar la labor de las mujeres, nodal en este tipo de teatro; dar
cuenta de experiencias en diversos territorios, en particular geográficos; presentar una
obra que además de su carácter dramatúrgico la distinguiera estar escrita en lengua
originaria, y visibilizar, a través del reconocimiento a la trayectoria de uno de nuestros
maestros más invisibilizados, al invisibilizado teatro comunitario.

La tarea de resaltar la labor de las mujeres que hacen los teatros comunitarios en
México fue asumida por la maestra Beatriz Serrano, convocando a las directoras,
actrices, promotoras, pedagogas, escritoras, diseñadoras, constructoras y
cuentacuentos Rosa Hortensia Aguilar Trujillo, María Luisa Góngora Pacheco, Petrona
de la Cruz, Andrea Arenas, Claudia Ascencio y Mariana Chávez; la maestra Chávez,
además, la acompañó en la compilación y edición de la palabra y el sentipensar de
todas las demás maestras. Entre su pluma y las del resto de las secciones “Dossier”
cubrimos parte del quehacer teatral comunitario de ocho estados: Chiapas, Yucatán,
Estado de México, Baja California, Morelos, Guerrero, Tlaxcala y Ciudad de México,
que, junto a los textos de “República del Teatro”, de Martín Layune (Aguascalientes),
Francisco “Pacho” Lozano, que coordinó un texto a seis manos junto con Carlos Reyes
y Cyril Demouy (Colima), Julio Perea Guillén (Sonora), Coral Turrubiates (Tamaulipas),
Marisol Castillo Castillo (Morelos), Socorro Loeza Flores (Yucatán), Leopoldo Elías
Smith Mac Donald (Zacatecas) y Sebastián Liera, a partir de una presentación de
Benjamín Gómez Jiménez (Durango), hicieron un total de 14 entidades federativas con
experiencias teatrales de por lo menos seis pueblos: tsotsil, tseltal, maya, nahua,
comcáac y afromexicano.

Al tsotsil, además, y por primera vez en los 20 años de existencia de la revista, pudimos
darle un lugar especial en “Estreno de Papel”, con la obra Ton vo’ / La roca de agua, de
Petrona de la Cruz; un texto en el que, como escribiera Vivian Martínez Tabares (2021),
la dramaturga “persiste en hurgar en las raíces de las culturas originarias de Chiapas, al
recrear una parte de su historia por medio de la tradición oral”. La crítica e
investigadora teatral, editora de la revista Conjunto, agrega:

La recreación que hace la autora de la oralitura de su gente propicia la


transmisión de voces que descubren objetos, costumbres y prácticas cotidianas
de otros tiempos, revividas en su sentido primigenio que remite a lo raigal de la
cultura y devela, con sencillez, la naturaleza depredadora de la colonización,
disputas de poder que generan las guerras, desigualdades de género y las luchas
aún inconclusas en la defensa de la diversidad cultural, para conquistar derechos
de autonomía y propiedad de la tierra. (p. 73).

¿Cómo expresar desde un proyecto editorial la invisibilización que el Estado mexicano


y sus administraciones públicas, por un lado, y la informe comunidad teatral que se
autonombra profesional e independiente a pesar de subsistir con dineros de los
sectores público y privado, por otro lado, hacen del teatro comunitario? Visibilizando a
uno de los nuestros, invisibilizado entre los invisibilizados: el actor Fernando
Hernández, mejor conocido como “El Fantasma”.

Fernando dejó su oficio de impresor para integrarse el Grupo de Teatro y Poesía Coral
Mascarones en 1968, un año más tarde viajaría junto con sus nuev+s compañer+s a
Francia para presentarse en el Segundo Festival Internacional de Nancy y L’université
de Paris (La Sorbona) con la puesta en escena Las calaveras de Posada, original de
Guillermo Contreras, bajo la dirección de Mariano Leyva. Cuenta la leyenda que
estando en París, los muchachos fueron a conocer el famoso cabaret del barrio rojo de
Pigalle ubicado en el número 82 del Bulevar de Clichy, en el distrito 18 de la capital
francesa: el Moulin Rouge, y, en un momento dado, cuando habían decidido regresar a
su hotel, Fernando les pidió que lo esperaran afuera porque necesitaba ir al baño; así
lo hicieron, pero Fernando, que no salió nunca según sus compañeros, desapareció. Al
llegar a su hotel preocupados por no saber dónde estaba, lo encontraron ya dormido
en su cama: había salido del Moulin Rouge frente a sus propios ojos y nadie se dio
cuenta de cuándo salió y cuándo se fue; desde entonces lo apodaron “El Fantasma”.
La invisibilidad del “Fantasma” a sus 24 años de edad fue el signo de su quehacer
escénico a lo largo de sus más de seis décadas de trayectoria artística; estuviera en
Mascarones, o en el Grupo Cultural Zero que cofundara en 1978, o en Colartes
(Colectivo de Artes y Raíces Escénicas) donde actualmente participa, Fernando “El
Fantasma” ha sido uno de esos integrantes que son mayoría en los grupos de teatro
popular y comunitario cuya presencia es opacada por el liderazgo y protagonismo de
sus directores o de otros actores y actrices. Su participación, sin embargo, tanto en la
escena teatral y estética como en la social y política, se ha ganado el cariño y la
admiración de varios de sus colegas de tablas y compañeros de luchas, y de ello dimos
cuenta en el “Perfil”.

II. Una red, sí, mexicana; pero, sobre todo, de teatro comunitario.

Al Consejo de Teatro Comunitario de los Volcanes, integrante también de la Red


Latinoamericana de Teatro en Comunidad, sus pares argentin+s y colombian+s lo
invitaron a ser el anfitrión del festival-encuentro de dicha red con miras a celebrarse
en México por ahí del 2022 o el 2023; ello implicaba hacer una apuesta mucho mayor a
la de coeditar un número de la revista mexicana de teatro Paso de Gato: convocar a la
articulación de una red en México que fuera hermana de las ya existentes en Brasil,
Perú, Ecuador, Argentina y Colombia. La tarea, sin duda enorme, no obstante parecía
posible justamente tras la experiencia de la edición del número 84 de Paso de Gato: el
núcleo central de esa red, o, como dice la metodología tejeRedes, la(s) capa(s) más
interna(s): la red/comunidad local o equipo/organización, podría(n) estar integrada(s)
por l+s autoras/es de los textos publicados en ese número dedicado al teatro
comunitario.

Lo primero fue ponerle nombre al proyecto/comunidad en red. Se pusieron a votación


seis variantes: Red Mexicana de Teatro Comunitario, Red Mexicana de Artes Vivas
Comunitarias, Red Mexicana de Teatro en Comunidad, Red Mexicana de Artes Vivas en
Comunidad, Red Mexicana de Artes Escénicas Comunitarias y Red Mexicana de Artes
Escénicas en Comunidad. Una de las voces con más convocatoria dentro del incipiente
proyecto dijo que la red latinoamericana se llamaba de teatro comunitario como
argumento para votar por la primera opción y su equivocación pareció haber inclinado
la balanza hacia ese nombre, pues, de un total de 12 votos, 8 (el 67 por ciento) se
decantaron por llamarnos Red Mexicana de Teatro Comunitario; en segundo lugar, con
2 votos, quedó la opción de Red Mexicana de Artes Vivas Comunitarias, y en tercer
lugar, con un voto cada una, las propuestas de Red Mexicana de Teatro en Comunidad
(que sí hubiera recogido el nombre de la red latinoamericana) y Red Mexicana de Artes
Vivas en Comunidad.

Que sólo hubiera habido 12 votos, de poco más de 30 participantes en un chat de


WhatsApp, permite observar que al principio la convocatoria a conformar la red
parecía estarse traduciendo en una especie de estructura reticular jerárquica y
semicentralizada, donde el poder y la comunicación se concentraban en un grupo
limitado de personas; algo muy similar al tejido conversacional propio de
organizaciones más verticalistas que horizontales. Esto se comprobaría a principios de
julio, aproximadamente al mes de haberse creado, al asomar una narrativa
organizacional que edificaba su estructura en comisiones de trabajo y se autodefinía
conceptualmente en metas, objetivos, misión y visión; una especie de mezcla de
empresa tradicionalista, proyecto social y partido político, con un toque cooperativista
al contar con un espacio asambleario de encuentro y toma de decisiones.

Compañeros como Raúl Pérez Pineda y Pablo Moreno harían algunos aportes, igual en
el foro (chat) de WhatsApp de la ya para entonces bautizada Red Mexicana de Teatro
Comunitario, sobre lo que desde su visión podrían ser sus propósitos: “El propósito de
esta red es (…) sumar esfuerzos, seguir creando intercambios y buscar apoyos para
todos los grupos y personas que nos dedicamos a esta noble acción por una política
cultural más equitativa y mejor para todos” (Pérez, R., comunicación personal, 3 de
julio de 2021). “Generar intercambios de saberes y metodologías de aprendizaje del
teatro comunitario” (Pérez, R., comunicación personal, 4 de julio de 2021). “Generar
políticas públicas favorables para los grupos y personas que dedican su vida al
desarrollo del teatro comunitario” (Ibíd.). “Difundir las actividades de los grupos y
personas pertenecientes a la red, así como promover los festivales, encuentros,
congresos, talleres, seminarios, etc.” (Ibíd.). “Creo la pedagogía de nuestra red debe
ser el hilo conductor… uds que son grupos de teatro comunitario deben marcar (el)
rumbo” (Moreno, P., comunicación personal, 4 de julio de 2021). “Generar mayor
diálogo entre los creadores de las comunidades indígenas, afro y mestizos. Difundir el
uso de lenguas originarias” (Pérez, R., Ibíd.). “Por una política cultural más equitativa y
mejor para todos” (Ibíd.).

El 7 de julio, en el marco de la tercera reunión plenaria, primera que se tiene


registrada en formato de vídeo, Aldo Quintero aportó en el chat de WhatsApp las
siguientes definiciones, producto de una síntesis de la lluvia de participaciones en las
dos reuniones anteriores:

Misión: Ser una red de trabajo, investigación, formación, divulgación y


promoción de arte y vínculos comunitarios, incluyente, respetuosa y diversa de
los Méxicos, que permita auricular redes territoriales para el desarrollo de los
pueblos. Visión: Un mundo tejido por la comunalidad, el diálogo, la diversidad y
la creatividad para la construcción de posibilidades sociocomunitarias a través
del teatro y transformar conflictos o barreras que impiden el desarrollo del ser”
(Quintero, A., comunicación personal, 7 de julio de 2021).

En esa misma reunión, Raúl Díaz sumaría como propósitos dejar de estar invisibles y
que se reconozca al quehacer teatral comunitario como un hecho profesional, dar a
conocer las metodologías de los grupos que hacen teatro comunitario y crear una
consciencia de lo que es teatro comunitario. Agregó, para el tema de las metodologías
pedagógicas la importancia de identificar/definir la psicología, la sociología y la
antropología propias del teatro comunitario. Socorro Loeza y Julio Perea hablaron de la
trascendencia de sistematizar los procesos pedagógicos y los saberes, así como las
experiencias de cada proyecto/colectivo, y Marisol Castillo apoyó su participación
mencionando que si hay un comité de educación se apuntaba para ser parte del
mismo.
Lo anterior llevó a ir mencionando las comisiones de trabajo: “1. Educación y
pedagogía; 2. Políticas culturales; 3. Construcción de la red; 4. Mujeres; 5. Pueblos
originarios; 6. Difusión y promoción, y 7. Investigación, historia del teatro comunitario
(biblioteca historiográfica de los grupos)” (Castillo, M. comunicación personal, 7 de
julio de 2021).

El tema de la segunda comisión: Políticas culturales, llevó a Raúl Díaz y Jaime Chabaud
a hablar de un comité rotativo de representación (Díaz) o voceros ante posibles
encuentros con funcionarios del sector público en aras de un trazado de agenda
política (Chabaud), paralelo a la labor interna que Beatriz Serrano propuso se fuera
construyendo para definir propósitos, misión, visión, estructura organizacional. El tema
de la tercera comisión: Construcción de la red, fue bordeando asuntos como la
filosofía, las bases conceptuales de la misma RedMxTC y la creación de un documento
madre o matriz.

La cuarta comisión: Mujeres, se visibilizó en la conversación tras la participación de


Sandra Romero, quien habló del papel de las compañeras y de las juventudes en el
teatro comunitario, observando que en la RedMxTC cuando se habla de las personas
con saberes y experiencias destacadas en el teatro comunitario se mencionan casi
exclusivamente a hombres y adultos invisibilizando las aportaciones de las mujeres y
l+s jóvenes a los teatros comunitarios del país; además, agregó, ya se está organizando
la Red Mujer es Teatro.

Mucho más difuso, el tema de la quinta comisión: Pueblos originarios, quedó apenas
mencionado pero no se dejó de mencionar que uno de sus grandes retos/problemas
tiene que ver con problemas de conectividad. Los temas de difusión y promoción
terminarían siendo integrados a una comisión de comunicaciones que empezaría por
preguntarse en voz de Sandra Romero: ¿Qué plataforma es la que más no conviene
utilizar? ¿Qué queremos mostrar en esa(s) plataforma(s)? ¿Quién queremos que nos
vea a través de esa(s) plataforma(s)? y hablaría de la importancia de visibilizarse hacia
el interior de las propias comunidades. Y, el tema de la séptima comisión: Investigación
y memoria histórica, se fue abordando de manera paralela a los de educación y
pedagogía, pero sin definir líneas de trabajo.

III. Articular la red, la diferencia entre tejer y enredar.

Cristian Figueroa (2016) apunta que “las redes se definen como sistemas de actividad
humana (y) acoples de conversaciones entre los actores o CLEHES, entendiendo que
el entrelazado entre el lenguaje y las emociones genera mundos a partir del
diálogo y la conversación” (p. 40). Para Figueroa,

Dichas redes de diálogos y conversaciones forman los sistemas de actividad


humana, donde el habla y la escucha producen conexiones de ida y vuelta entre
nodos humanos (…) En ocasiones las redes sólo fluyen (se enredan) y en otras
tienen más diseñada su dirección (se tejen) (…) Por naturaleza las redes están
conformadas por cuerpos conversacionales (emociones + lenguaje) y en
consecuencia la red es una sola y se caracteriza por no tener límites. (p. 40).
Una comunidad, en cambio, “es un segmento de la red (que) a diferencia de la red, que
no tiene límites (…) se caracteriza por tenerlos” (Figueroa, Ibíd, p. 42):

Una Comunidad la podemos definir como un sistema de personas que se


reconocen entre sí y que se juntan en torno a un propósito, ideales y metas. La
fraternidad es la fuente que les da cohesión para tomar acción en torno a
iniciativas en espacios presenciales, virtuales o híbridos (…) En una comunidad la
fraternidad se relaciona con el eros o amor y la capacidad de seducirnos. Si nos
vamos a las raíces biológicas del amor de H. Maturana y F. Varela, el amor
(fraternidad) es “la aceptación del otro u otra tal cual es él o ella, sin
condiciones” (p. 42).

¿Es la Red Mexicana de Teatro Comunitario una red o una comunidad? ¿En qué
medida es la una o la otra? Quizás podríamos empezar por decir que es ambas: una
red/comunidad local o equipo/organización de “personas que, unidas por un propósito
y desde (nuestras) actividades, (deseamos) realizar un proceso de cambio en (nuestras)
relaciones internas y externas” (Figueroa, Ibíd, p. 30). Personas que nos reconocemos
mutuamente y que hemos decidido juntarnos, repito, en torno a un propósito (aún por
terminar de construirse/definirse), ciertos ideales (obviados en las conversaciones) y
algunas metas (enunciadas, pero todavía difusas) que, por supuesto, formamos parte
de una o varias redes/comunidades globales (o territorios) de personas, colectiv+s y
agrupaciones que “que se conectan entre (sí) para desarrollar (sus propios)
propósitos” (p. 30). Es el caso, por mencionar los ejemplos más evidentes, de la
red/comunidad global de personas que hacen teatro comunitario en México, cuya
mayoría está allende el tejido de la RedMxTC, o la de quienes hacen teatro
comunitario a lo largo y ancho del así llamado subcontinente de América Latina (con
fraternidades y sororidades que nos enlazan a experiencias del sur de Estados Unidos
con el teatro chicano), o la informe red/comunidad global de quienes hacen teatro sin
adjetivos.

Desde luego, las relaciones de las personas y comunidades/proyectos al interior de la


red/comunidad que es la RedMxTC con las redes/comunidades globales arriba
mencionadas son diversas y, algunas veces, contrapuestas. Hay, por ejemplo, un
autorreconocimiento de que quienes estamos en la RedMxTC hacemos teatro y ello
pareciera conjuntarnos con las demás personas que también hacen teatro en México y
el mundo; pero, por otra parte, está el sabernos muchas veces invisibilizad+s por otr+s
colegas de esa red/comunidad global porque el teatro que hacemos no se corresponde
con el suyo, ni en las perspectivas políticas, ni en los procesos estéticos, ni en los
medios de producción, y son ell+s quienes cuentan con la mayoría de los apoyos del
sector público, las alianzas con los grandes empresarios del sector privado y el acceso a
los medios de propaganda, promoción y difusión que “regula” el primero y posee el
segundo.

En el ámbito de la red/comunidad global de los teatros comunitarios, sucede algo


parecido dependiendo de la tipología que les caracterice: la proximidad al teatro
“desde la comunidad” (Holovatuck), “de la comunidad” (Chávez) o “de la comunidad
para la comunidad” (Boal) es inversamente proporcional a la visibilización del trabajo y
la posibilidad de obtener apoyos públicos y/o privados: a mayor acercamiento con la
comunidad, más precariedad tanto en las producciones como en la calidad de vida de
quienes las realizan; a mayor distancia de la comunidad, más recursos para producir (a
razón de decenas de millones de pesos, sólo de dinero público, a lo largo de varios
años en algunos casos) y estilos de vida que poco tienen que ver con el de las personas
en las comunidades de las que se benefician. En México tenemos casos de compañías
que en los últimos 15 o 20 años (de los cuales llevan haciendo teatro comunitario la
mitad o menos) han recibido entre 20 y 25 millones de pesos de recursos públicos; su
teatro comunitario lo hacen a veces incluso a distancia de las comunidades, pero
siempre en proximidad con las instituciones culturales de los gobiernos municipales,
estatales y federal. Mientras, en el extremo contrario, hay colectivos o agrupaciones
que en 25, 30, 40 o hasta 50 años de quehacer teatral comunitario estrechamente
vinculado con sus propias comunidades y pueblos si han recibido apoyos totales por
uno o dos millones de pesos son una excepción.

Si el propósito (aún no terminado de construir ni de definir) de la RedMxTC, como


apuntara en algún momento Raúl Pérez Pineda, es el de “sumar esfuerzos, seguir
creando intercambios y buscar apoyos para todos los grupos y personas que nos
dedicamos a esta noble acción por una política cultural más equitativa y mejor para
todos”, o, como aportara Raúl Díaz, es “dejar de estar invisibles y que se reconozca al
quehacer teatral comunitario como un hecho profesional”, y una de sus metas es la de
“generar políticas públicas favorables para los grupos y personas que dedican su vida al
desarrollo del teatro comunitario”, podemos imaginar dos escenarios: el uno, que
quienes han resultado favorecid+s de una política pública inequitativa por lo menos en
materia de cultura no se sumarán a la RedMxTC, porque no se sientan identificad+s en
dichos propósitos; el otro, que sí lo hagan acusando dos posturas: a) sumándose a la
exigencia de que en efecto haya una política pública equitativa, o b) no sintiéndose
aludid+s y querer, a río revuelto, obtener buenas ganancias como buen+s pescador+s.

IV. Los primeros resultados de una incipiente estructura organizativa.

Como puede observarse, la RedMxTC precisa de muchas definiciones para ir


resolviendo situaciones que se vayan presentando en su seno en la medida que la
red/comunidad local se consolide. En lo personal, creo que las definiciones más
urgentes están en la construcción del mismo propósito, pues, éste será la columna
vertebral para, por un lado, diseñar una estructura organizacional útil al alcance del
propósito y, por otro lado, construir un modelo de gobernanza que al regular las
relaciones conversacionales al interior de la red/comunidad local y sus posibles
clústeres o racimos no obstaculice el alcance del propósito mismo. Sin embargo,
determinar el nivel de prioridad e, inclusive, urgencia de los retos a enfrentar y
resolver no puede ser una tarea individualista ni, mucho menos unilateral; de allí que
hayamos postulado a la RedMxTC para ser la organización cuyos retos se (a)bordarían
en la tercera estación de la Escuela TejeRedes 2021: el GranLAB.

Paralelamente a la postulación, reflexionamos sobre la narrativa que enmarca el


concepto de comisiones o comités de trabajo y la que abraza el de círculos de trabajo.
Las más de las veces, las/os primeras/os nos hablan de estructuras organizacionales
verticalistas o matriciales que suelen tener una dirigencia o coordinación general,
propiciando redes/comunidades centralizadas o semicentralizadas, donde “el poder y
la comunicación se concentra en una sola persona que es quien centraliza las
conversaciones (…) y basa su gestión en el control y la reglamentación para obtener los
resultados planificados y/o deseados por la organización” (Figueroa, 2021, p. 70), o
descentralizadas o semidescentralizadas, donde, si bien “el poder y la comunicación se
desconcentra(n) de una persona (…) se centraliza(n) en un grupo limitado de personas”
(Figueroa, p. 71). Por otra parte, los segundos, apuntan hacia un sistema de
articulación colaborativo de una red/comunidad con una intencionalidad
horizontalista, pues, “se basa en la colaboración y la distribución de los nodos (y) busca
que los equipos de trabajo o la organización (se) desarrollen (en) la autoorganización”
(Figueroa, p. 72).

Actualmente, la RedMxTC tiene una estructura organizacional conformada por tres


“círculos sectoriales”, cuatro “círculos de trabajo” y un “círculo de articulación”;
además de un espacio de tipo asambleario. Los “círculos sectoriales”, que
eventualmente podrían constituirse en clústeres o racimos al interior de la
red/comunidad local o, inclusive, en redes/comunidades locales por sí mismos, son: el
Círculo de Mujeres, que es ya la Red Mujer es Teatro; el Círculo de Pueblos Originarios,
marcado por los problemas de conectividad y, por lo mismo, ha precisado de una
red/comunidad más presencial que virtual o digital, y el Círculo de Juventudes, aún
incipiente pero ya echado a andar.

Los “círculos de trabajo”, marcados por las líneas temáticas trazadas en la asamblea
del 7 de julio, son: el Círculo de Educación y Pedagogía, que ha empezado a
organizarse y entre sus primeras propuestas está el compartir los distintos formatos de
sistematización de metodologías educativas y pedagógicas que se han dado a sí
mism+s l+s nodos/colectiv+s/agrupaciones integrantes de la red/comunidad local; el
Círculo de Políticas Culturales, que tuvo una salida en falso, primero, al no reunirse y
dar cabida a la designación de un grupo de integrantes de la red que dialogaran con el
jefe de la Coordinación Nacional de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes y
Literatura (INBAL), Leonardo Daniel Miranda Cano, y, segundo, al relegar de facto sus
posibles tareas al Círculo de Articulación en la continuación de las negaciones con la
CNT-INBAL; el Círculo de Investigación y Memoria, que también ha empezado a
organizarse y tiene por primera propuesta realizar una encuesta que recoja nombres y
trayectorias personales y colectivas de quienes integran la red/comunidad local, y
conceptualizaciones también personales y colectivas en torno al teatro comunitario, y
el Círculo de Comunicaciones, que sin un propósito definido ha retrasado el diseño de
una estrategia de comunicación social y comunitaria para la red/comunidad local y
apenas va resolviendo sobre la marcha necesidades de comunicación tanto al interior
de la misma red/comunidad (vinculadas con necesidades de cuidados de las personas)
como al exterior (relacionadas con la promoción y difusión de la red/comunidad y sus
nodos integrantes.

El Círculo de Articulación, por su parte, integrado por las personas que articulan los
otros siete “círculos”, está conformado por el núcleo más activo de lo que en la
metodología tejeRedes Cristian Figueroa (2016, p. 30) llama “emprendedores/agentes
de cambio”:

Personas que son activistas sociales o emprendedores. La mayoría de ellos


tienen un apellido en común: líderes. Aunque existen diversos matices para
caracterizar a un agente de cambio, está claro que hay una diferencia abismal
entre un líder que promueve la colaboración y otro que se inclina por el
individualismo. Es importante que los líderes colaborativos emerjan desde las
bases de los territorios o equipos y lo hagan por sus propias características (de
forma organizada y no forzada). Se acostumbra que, en los sistemas
individualistas, los roles de liderazgo se designen con el dedo del favoritismo. En
los sistemas colaborativos, en cambio el liderazgo de las personas emerge como
resultado del reconocimiento de los otros. (p. 30).

Los “círculos” se han ido conformando por las siguientes personas:

1. Mujeres (muy pronto convertido en la Red Mujer es Teatro), estaba integrado


inicialmente por Beatriz Serrano (Articuladora), Sandra Romero, Luz Sandoval, Mariana
Chávez y Patricia Santín. No obstante, fue enriqueciéndose con la presencia de más
compañeras, sumando incluso a hacedoras de los teatros comunitario de México que
no se han sumado a la RedMxTC.

2. Pueblos Originarios, estaba inicialmente integrado por Raúl Pérez Pineda


(Articulador), Socorro Loeza, Beatriz Serrano y Diego Méndez; pero, se espera sumar a
más personas, entendiendo que su articulación sería híbrida entre lo presencial y lo
virtual (digital).

3. Juventudes, que no estaba pensado en un inicio, actualmente está integrado por Luz
Sandoval (Articuladora), Sandra Romero y Sara Pinedo.

4. Educación y Pedagogía, uno de los que quizás sean más determinantes en la


consolidación de la red/comunidad y posible generador de valor de uso o de cambio al
interior y exterior de la misma, está integrado por Raúl Díaz (Articulador), Socorro
Loeza, Marisol Castillo y Aldo Quintero.

5. Investigación y Memoria, otro de los círculos que podrían llegar a ser muy
importantes al interior de la red/comunidad, está integrado por Mauricio Garmona
(Articulador), Julio César López, Donnovan Santos y Roberto Vázquez.

6. Políticas Culturales, que teniendo una labor destacada por desempeñar no se ha


podido echar a andar, estaba integrado el 7 de julio por Raúl Pérez Pineda, Donnovan
Santos, Aldo Quintero y Polo Smith; sin embargo, sus tareas han sido asumidas más
por José Manuel Galván Leguízamo “Topo” y Mauricio Garmona en conjunto con l+s
integrantes del Círculo de Articulación.

7. Comunicaciones, inicialmente abocado a tareas de promoción y difusión asumidas


por Sandra Romero (Articuladora), fue engrosado posteriormente por Sebastián Liera,
cumpliendo también tareas de articulación, Mauricio Garmona, Donnovan Santos y
Aldo Quintero.

8. Articulación (inicialmente, Comisión de Construcción de la Red), estaba conformado


en un principio por Aldo Quintero, Beatriz Serrano, Raúl Pérez Pineda, Sandra Romero
y Sebastián Liera; pero, al pasar de comisión a círculo y definirse que es un espacio de
encuentro entre quienes articulan los círculos y la Red Mujer es Teatro se reconfiguró
con la participación de Beatriz Serrano (Articuladora de la Red Mujer es Teatro), Raúl
Pérez Pineda (Articulador del Círculo de Pueblos Originarios), Luz Sandoval
(Articuladora del Círculo de Juventudes), Raúl Díaz (Articulador del Círculo de
Educación y Pedagogía), Mauricio Garmona (Articulador del Círculo de Investigación y
Memoria), José Manuel Galván Leguízamo “Topo” (Articulador del Círculo de Políticas
Culturales), Sandra Romero (Articuladora del Círculo de Comunicaciones) y el de la voz,
Sebastián Liera, que de acuerdo a la metodología tejeRedes y su caracterología de
roles, he asumido tareas propias de polinización.

Paralelamente a los “círculos sectoriales” y “círculos de trabajo”, que he escrito entre


comillas porque su organización conversacional interna aún no alcanza la característica
de circularidad que les permita constituirse como “espacios de igualdad y
sororidad/fraternidad” (Figueroa, 2016, p. 48) plenas, corriendo el riesgo de llegar a
adoptar “las típicas estructuras de organigramas” (Ibíd.); paralelamente, decía, la
RedMxTC se ha dado a sí misma un espacio asambleario que, con carácter de plenaria,
aún está muy lejos de conseguir convocar al grueso de l+s
nodos/colectiv+s/agrupaciones integrantes de la red/comunidad local. Cuando lo
consiga, dicho espacio podría configurarse como el órgano nodal de la toma de
acuerdos y decisiones, al estilo de las organizaciones cooperativistas. Mientras tanto,
justamente a raíz de las negociaciones con la CNT-INBAL, se ha ido fortaleciendo dicho
espacio logrando transparentar la información y horizontalizar la toma de acuerdos. (1)

Poco a poco, desde el Círculo de Comunicaciones, se ha ido visibilizando la existencia


de la RedMxTC a través del uso de redes sociodigitales; falta definir, como se ha dicho
líneas arriba, la estrategia comunicacional y ello se ha traducido en irregularidad en la
creación de contenidos y distribución de los mismos, pero es muy posible que en los
próximos meses eso se vaya resolviendo. Por lo pronto, en espejo con las experiencias
de tejeRedes, en particular la de los Charlatómetros, y con acompañamiento de
RED@ctuar (Redes, Encuentros y Divergencias para la Actu@cción), la RedMxTC ha
comenzado a organizar espacios que consoliden el valor relacional de la misma y a la
fecha ha llevado a cabo sus propios charlatómetros, a los que hemos bautizado como
“Tsikbalo’ob Teatrales”; siendo el primero el de la maestra Socorro Loeza Flores,
directora del Colectivo Teatral Ariel Méndez, con sede en Tecoh, Yucatán, y el segundo
el de la maestra Andrea Arenas Embarcadero, dramaturga, diseñadora y constructora
de títeres en el Grupo Pahpaki Títeres, con sede en Ayotla Ixtapaluca, Estado de
México.

V. La RedMxTC, el futuro a corto y mediano plazo.


Uno de nuestros primeros proyectos que podría generar en el mediano plazo valor de
conocimiento y relacional es el Directorio de Artes Vivas y Escénicas Comunitarias en
México (https://bit.ly/Formulario-RedMxTC) con el cual buscamos recoger información
general y datos de contacto de la más amplia gama de proyectos, agrupaciones,
colectiv+s y/o comunidades que se dedican a las artes vivas y escénicas comunitarias
en nuestro territorio; sobre todo, pero no exclusivamente, el teatro comunitario.
Nuestro objetivo, en tanto Red Mexicana de Teatro Comunitario (RedMxTC),
integrante de la Red Latinoamericana de Teatro en Comunidad, es realizar un mapeo
de las experiencias escénicas, pedagógicas, estéticas, organizativas y de gestión-
promoción que existen en torno a las artes vivas y escénicas comunitarias dentro de
México y fuera de México pero en relación con experiencias pares en México (una de
nuestras redes/comunidades globales), con el fin de tender puentes de comunicación y
colaboración entre ellas y la RedMxTC.

Otro de nuestros proyectos que podría generar en el corto plazo valor de cambio o de
uso, relacional y de conocimientos es la participación de la RedMxTC en la 41 Muestra
Nacional de Teatro, co-creando con la Coordinación Nacional de Teatro del INBAL un
espacio digno de presencia de nuestro quehacer en un acontecimiento que
tradicionalmente nos ha despreciado. La propuesta que hemos presentado a la CNT-
INBAL estará afinándose en los próximos días y, de consolidarse, se estará llevando a
cabo hacia finales del mes de noviembre del presente año.

Una experiencia, que además de generar valor relacional y de conocimientos, nos


permitirá prototipar posibles soluciones a los retos que estamos enfrentando
organizacionalmente, es nuestra aceptación a ser la organización en torno a la cual la
Escuela tejeRedes 2021 trabajará su tercera estación: el GranLAB. En dicho espacio,
seis de nosotros (a)bordaremos de uno a tres de nuestros retos junto a l+s actuales
participantes de la Escuela y diseñaremos proyectos para darles respuesta. Las seis
personas de la RedMxTC que participarán en el GranLAB de la Escuela tejeRedes 2021,
son: Beatriz Serrano (Articuladora de la Red Mujer es Teatro), Sandra Romero
(Articuladora del Círculo de Comunicaciones), Luz Sandoval (Articuladora del Círculo de
Juventudes), Mauricio Garmona (Articulador del Círculo de Investigación y Memoria),
Leopoldo Smith (integrante del Círculo de Políticas Culturales) y Daniel Cebada.

También en el corto plazo, esperando que ello redunde sobre todo en valor relacional,
está el Laboratorio de Masculinidades de la RedMxTC impulsado por Mauricio
Garmona, con acompañamiento de Sebastián Liera. Una de sus primeras actividades es
la charla “Responsabilidad ante la violencia masculina: retos y alternativas”, que será
impartida por Héctor Merino Gómez, licenciado en Psicología Social, maestrante en
Sexualidad y Equidad de Género y facilitador del grupo Hombres Creando-se Bienestar
que trabaja bajo el modelo reeducativo CECEVIM-GENDES con hombres que deciden
dejar de ejercer violencias hacia las mujeres de quienes son pareja y otras personas; la
cita será el 30 de septiembre de 2021 a las 20 horas. La segunda actividad es el taller
“Masculinidades en transformación”, facilitado por Rafael Alfaro y Carlos Burgos, del
Instituto Municipal de la Mujer del Ayuntamiento de Mérida, cuyo objetivo es
promover relaciones equitativas entre mujeres y hombres mediante la construcción de
alternativas a la masculinidad hegemónica; la cita tendría cuatro encuentros: 20 y 27
de septiembre, y 4 y 11 de octubre. (2)

En el mediano plazo, nuestra actividad que creemos nos significaría mayor valor de
conocimientos y, desde luego, relacional, y tal vez también de cambio o uso, sería la
celebración del que ya estamos nombrando III Congreso Nacional (I Internacional) de
Teatro Comunitario, el cual estamos imaginando sobre la base de los artículos que
escribimos en el número 84 de Paso de Gato y los que se nos quedaron en el tintero
por falta de espacio. Su antecedente son los I y II Congresos Nacionales de Teatro
Comunitario realizados por el Consejo de Teatro Comunitario de los Volcanes en 2003
y 2004; tras casi 20 años, la RedMxTC recogería el guante de aquellas experiencias,
buscando como entonces vincularnos con estudiantes de las escuelas superiores de
artes escénicas del país.

Finalmente, con todo este capital relacional, de conocimientos y de cambio, podríamos


decir que estaríamos list+s para organizar la siguiente fiesta de la Red Latinoamericana
de Teatro en Comunidad en México, abrigándola con una red/comunidad local mucho
más articulada en lo colaborativo y, por ende, fortalecida.

El reloj del ordenador (computadora, decimos en México) marca pasadas las 5 de la


mañana. La reunión preparatoria de cara a nuestro segundo encuentro con la CNT-
INBAL terminó, vino una segunda reunión preparatoria al día siguiente y, finalmente,
un día más tarde, el encuentro con Norma Barragán y Carlos Camarillo;
personalmente, les siento a ambos compas: coincidimos en otros espacios de lucha y
de trabajo, tanto en la escena teatral y estética, como en la escena social y política.
Dos consignas cierran una sesión de tres horas de escucha mutua y barcos. La una:
¡Hasta que la dignidad se haga costumbre!, frase acuñada por Estela Hernández el 22
de febrero de 2017 como respuesta a la disculpa pública del Estado mexicano para con
tres mujeres hñähñu que pasaron tres años en prisión sin que nunca se demostraran
los delitos de secuestro y posesión de estupefacientes que se les imputaba, una de
ellas Jacinta Francisco Marcial, madre de Estela. La otra: ¡Ser pueblo, hacer pueblo y
estar con el pueblo!, acuñada por el maestro normalista rural Lucio Cabañas, al
parecer, en el marco de la Segunda Asamblea General del Partido de los Pobres (PDLP)
en junio de 1973, donde se terminara de dar la ruptura entre el PDLP y la Liga
Comunista 23 de Septiembre. Dos historias, dos generaciones; pero, la misma esencia
y el mismo pueblo; ése que Boal (1976) conceptualizara como quienes alquilan su
fuerza de trabajo:

Pueblo es una designación genérica que engloba a obreros, campesinos y a todos


aquellos que están temporaria u ocasionalmente asociados a los primeros, como
ocurre con los estudiantes y otros sectores en algunos países. Quienes
constituyen la población pero no el pueblo –o sea los anti-pueblo– son los
propietarios, los latifundistas, la burguesía y sus asociados (ejecutivos,
mayordomos) y, en general, todos los que piensan como ellos. (p. 7).

Hacer teatro comunitario en su expresión más radical es, como dijera Lucio, “ser
pueblo, hacer pueblo y estar con el pueblo”; la Red Mexicana de Teatro Comunitario
está en construcción todos los días, su lógica, al parecer, es la de ser una
red/comunidad que a diferencia de los partidos políticos apueste por prácticas
colaborativas, horizontales y transparentes. El modelo de producción capitalista en su
actual fase ha proletarizado sectores de la sociedad que en los setenta no cabrían en la
definición de Boal, ensanchando el espectro de lo que es ser pueblo; sin embargo, la
esencia de lo postulado por Cabañas sigue vigente y lo contrario sería traicionarnos.
Nos queda, pues, trabajar por ello “hasta que la dignidad se haga costumbre”… por lo
menos.

VI. NOTAS.

(1) Mientras escribo este texto, la RedMxTC ha presentado una contrapropuesta a la


CNT-INBAL respecto a la invitación que ésta le ha hecho para participar en la 41 edición
de la autonombrada Muestra Nacional de Teatro (MNT). La invitación resultó del
encuentro cordial y respetuoso entre el jefe de la CNT-INBAL, Daniel Miranda, y la
RedMxTC representada por un grupo de integrantes de ésta que no eran el Círculo de
Políticas Culturales; simultáneamente a dicho encuentro, la CNT-INBAL contrató a dos
personas que le asesoraran para elaborar un diagnóstico sobre los teatros
comunitario, popular y de participación en México: Norma Barragán y Carlos Camarillo,
quienes se han reunido con la RedMxTC en plenaria para definir la programación de un
espacio dedicado al teatro comunitario en la 41 MNT. Los encuentros entre l+s
asesor+s de la CNT-INBAL y la RedMxTC han estado marcados por la escucha
respetuosa e, inclusive, por la sororidad y la fraternidad. Sin ingenuidades y falsas
esperanzas, y no con poca crítica, desde la RedMxTC se espera que gracias a la
intermediación de Barragán y Camarillo se origine un espacio del teatro comunitario
en la 41 MNT digno para quienes participen en él, como primer paso para la creación
de un puente entre la CNT-INBAL y la RedMxTC de cara a lo que resta de la actual
administración.

(2) De funcionar la iniciativa, sería el primero de cinco talleres que buscarán generar
espacios de reflexión que favorezcan la deconstrucción de la masculinidad hegemónica
con la finalidad de promover relaciones mas saludables entre los hombres, facilitar la
reflexión y sensibilización de los hombres sobre el ejercicio de las violencias hacia las
mujeres, fomentar la construcción de una paternidad responsable e igualitaria a través
de la deconstrucción de la paternidad tradicional y promover la seguridad de las
personas ante situaciones de acoso sexual callejero a través del fortalecimiento de
rutas de acción en espacios colaborativos.

VI. REFERENCIAS.

Boal, A. (1976). Teatro popular de nuestra América. Ediciones Mascarones.

Chávez, M. (2021). ¿Qué es el teatro comunitario? Paso de Gato. Revista Mexicana de


Teatro, (84), 22-23.

Figueroa, C. (2016). Libro tejeRedes – Trabajo en Red y Sistemas de Articulación


Colaborativos. TejeRedes.
Figueroa, C. (2021). Manual tejeRedes Play. TejeRedes.

Holovatuck, J. (2021). Teatro comunitario: apuntes para su impulso, abordaje y


proyección. Toma, Ediciones y Producciones Escénicas y Cinematográficas.

Martínez Tabares, V. (2021). Ton vo’ / La roca de agua. Paso de Gato. Revista Mexicana
de Teatro, (84), 73.

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