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Jordi Masó, Microrrelatos y Miniaruras Musicales
Jordi Masó, Microrrelatos y Miniaruras Musicales
Fragmentos
El “Fragmento” fue una forma literaria muy en boga a finales del siglo
“Un fragmento debe ser como una pequeña obra de arte, completa en sí
misma y separada del resto del universo como un erizo”1. La metáfora del
sus púas– y proporciona una imagen muy adecuada a tales escritos breves
e incisivos. A principios del siglo XIX esta forma de aforismo se hizo muy
1
La definición apareció en la revista de crítica literaria Athenaeum, donde entre 1798 y 1800 Schlegel
publicó sus 451 Fragmentos.
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Charles Rosen en su ensayo Fragments –incluido en The Romantic Generation (Harvard, 1995)–
analiza muy bien la influencia del “fragmento” en el romanticismo musical.
obras no solier tocarse en concierto en su integridad, avala la independencia
de cada una de las piezas que las conformaban. Sirva de ejemplo recordar
que Clara Wieck, una de las principales pianistas del momento –y esposa de
del intérprete, cambió con el tiempo, y desde el siglo XX hasta nuestros días
por el compositor.
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A lo largo del siglo XIX, algunos compositores sometieron la “forma sonata” a una evolución que
difuminaría la claridad de sus límites (véase la Sonata en si menor de Liszt o la Fantasía op. 17 de
Schumann).
ilustre en las 6 kleine Klavierstücke op. 19 de su maestro Arnold
una pieza muy breve y buscar paralelismos con la labor del escritor de
brevedad musical: los 24 preludios para piano op. 28 de Frederic Chopin, las
Frederic Mompou.
narración pero sí a un discurso sonoro que el oyente tiene que percibir como
coherente.
Veamos ahora cómo la literatura y la música consiguen sus objetivos
terminológicas puesto que no hay una palabra que defina y distinga la pieza
La repetición
ellos está escrito en una tonalidad diferente hasta cubrir las 24 tonalidades
Bach en las dos series de 24 “preludios y fugas” del Clave bien temperado
con las que los músicos de la época solían “preludiar” sus conciertos,
aunque nada hay en estas piezas dejado al azar: los preludios de Chopin
suponen una de las cimas del piano romántico, a pesar de tan modesto título
(la misma modestia con la que Beethoven tituló sus Bagatelas, colecciones
abarca dos compases y que se repite hasta ocho veces. La repetición será
musical hasta agotar las posibilidades del elemento reiterado y ceñirse así a
una duración muy limitada (la notable excepción sería el Preludio nº15, con
motivo principal es –una vez más– una nota repetida que atraviesa toda la
convincente.
de sus Variaciones para piano op. 27; Frederic Mompou, en la tercera pieza
dos compases repetida –con muy pocas variaciones– de principio a fin (una
música, por cierto, que se hizo muy popular al servir de sintonía de una
emisora de radio).
aunque bien podría citar textos de otros cultivadores del género5. En El jardí
de l’Edèn (El jardín del Edén) el protagonista se enamora una y otra vez de
escritor hace una relación de sus futuros proyectos literarios. Mort d’un
que siente por sus admiradores, a quienes dedica entre dientes, una y otra
4
Basilio Pujante Cascales en su artículo Entre la elipsis y la narratividad (Universidad de Murcia)
menciona otro recurso muy útil en los microrrelatos: la “frecuencia iterativa”, esto es, “narrar una vez
lo que ha sucedido varias veces”.
5
Todos los ejemplos citados están extraídos de mis libros Catàleg de monstres (Marcòlic, 2012) y Les
mil i una (ARC-Lo Càntich, 2014)
6
Cabría añadir que la repetición per se tampoco garantiza la brevedad: recordemos las composiciones
de la escuela “Minimalista” –Morton Feldman, Steve Reich, Philip Glass, John Adams…–,
debe caminar, sino que el camino debe conducir a un punto culminante. Sin
sea la opción más obvia y –tal vez– la que el lector más agradezca): el
microrrelato también puede llegar al clímax por otras vías como una
extensísimos frescos sonoros de una música que repite con insistencia determinadas fórmulas rítmicas
o melódicas.
Motivos y personajes
equivalente al motivo musical podrían ser los personajes: cuanto más breve
conexiones temáticas que unifican las trece piezas, una unidad motívica que
miniatura musical, en este caso por medio de una única voz narrativa y de
Melodías y frases
más blanca está la página, más satisfecho estoy. Esto es lo que persigo. Por
análoga a la narrativa que con pocas palabras relata una historia (que es,
el desprecio por las formas breves que denuncia Mompou, también suele
siempre sospechosa10.
instrumento –el piano–, y cultivó las formas breves desde sus primeras
9
Jaume Comellas, Lluís Millet, Ramón Barce, Narcís Bonet: Frederic Mompou (Boileau, 1993).
10
Recordemos una declaración de Mompou en el libro de Antonio Iglesias Federico Mompou: su
obra para piano (Alpuerto, 1976): “Para mí es injusto que en los conservatorios se premie una
estirada y sabihonda sinfonía –aunque no sea de primerísima calidad– y no se le atribuya el galardón a
una simple hoja de buena música”.
Cants màgics, Charmes, Fetes lontaines, etc.). En estas obras Mompou
único objetivo”, declaraba, “es producir obras en las que nada falte, pero que
no sean demasiado largas”. Escrita entre los años 1959 i 1967, Música
Mompou.
melodía de perfume gregoriano (que parece evocar los versos del poeta
extensas11.
11
Aunque no son pocos los microrrelatos escritos con una sola frase, más o menos larga. Mi volumen
Les mil i una (ARC-Lo Càntich, 2014), por ejemplo, contiene una sección –titulada Ras i curt– con
muchos microrrelatos de sólo una frase.
serían las frases del relato. Si exceptuamos los microrrelatos brevísimos, de
directa, con pocas subordinadas, que permita que la historia avance con las
Las elipsis
breves: hay obras que siguen la estructura de “forma sonata” en las que se
(véanse los primeros movimientos de las Sonatas para piano nº2 y nº3 de
microrrelato.
Conclusiones
12
Aunque hay compositores que no muestran reparos en las repeticiones literales, como el noruego
Edvard Grieg en sus 66 Piezas líricas.
común: la aparición de pocos personajes en un microrrelato se
autosuficiente en su brevedad.