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No debemos tomar la Cena del Señor de manera inadecuada, de manera que debemos tener
en cuenta la razón de participar de este acto; que principalmente nos ayuda a recordar la
noche antes de que Jesús fuera arrestado, para ser llevado a la cruz y entregar ahí su vida, en
nuestro lugar para perdonar nuestros pecados y darnos salvación. Pero este acto también nos
debe hacer pensar en la forma en que Jesús vivió en la tierra, una vida de rectitud e integridad,
haciendo la voluntad de Dios y obedeciendo sus mandamientos, Su vida nos debe inspirar a
vivir de la misma manera, agradando, amando y obedeciendo a Dios en todo, amando a
nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Ahora, la mesa del Señor está abierta para todo aquel que sienta en su corazón la necesidad
de un salvador, alguien a quien podamos venir cuando estamos cansados y podamos
encontrar descanso en Él, pero también alguien quien pueda perdonar todo nuestro pecado,
cambiando nuestra manera de vivir y pensar. Si tú tienes esta necesidad acércate y participa
de la cena del Señor.
Oración de inicio:
Nosotros no presumimos venir a ésta tu mesa, oh Señor misericordioso, confiados en nuestra
rectitud sino en tus muchas y grandes misericordias. No somos dignos ni aun de recoger las
migajas de tu mesa. Más tú, Señor, eres siempre el mismo; siempre misericordioso por
naturaleza. Concédenos por tanto, Señor, por tu clemencia, de tal manera participar de este
sacramento de tu Hijo Jesucristo, que podamos andar en novedad de vida, crecer a su
semejanza y que siempre vivamos en él y él en nosotros. Amén.
Tomando los elementos (pan y jugo de uva) hacemos la siguiente oración o similar:
“Señor presentamos estos elementos el pan y el jugo del fruto de la vid, de lente de tu
presencia pidiendo que los consagres, y que a través de ellos podamos recordar esta obra que
Jesús ha hecho por nosotros al entregar su cuerpo y derramar su sangre en un Nuevo Pacto
de redención y vida eterna, por Jesucristo nuestro Señor, Amén.”
Habiendo orado repartimos los elementos el pan y el jugo de uva, y cuando todos tengan
los elementos leemos la porción de la Escritura en 1 Corintios 11:23-26:
“Pues que la misma noche que fue entregado tomó el pan (aquí toma el pan en sus manos) y
habiendo dado gracias lo partió y dio a sus discípulos diciendo: Tomad, comed, esto es mi
cuerpo que es dado por ustedes; haced esto en memoria de mí. Igualmente, después de la
cena, tomó la copa (aquí toma la copa en sus manos) y habiendo dado gracias, la dio a ellos
diciendo: Bebed todos de esto: porque ésta es mi sangre del Nuevo Pacto, que es derramada
por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados; haced esto, cuantas veces lo
bebiéreis en memoria de mí. Amén.”
Oración de gratitud:
¡Oh Señor! Padre celestial, nosotros tus humildes siervos deseamos, aceptes
misericordiosamente este sacrificio de alabanza y de acción de gracias; pidiéndote en
humildad nos concedas que por los méritos y muerte de tu Hijo Jesucristo y por la fe en su
sacrificio, nosotros y toda tu Iglesia obtengamos el perdón de nuestros pecados y todos los
otros beneficios de su sacrificio en la cruz. Ofreciéndote, oh Señor, a nosotros mismos,
nuestras almas y cuerpos, para que sean un sacrificio razonable santo y vivo delante de ti;
suplicándote humildemente que todos los que somos partícipes de esta Santa Comunión,
seamos llenos de tu gracia y bendición celestial. Y aunque somos indignos, por nuestros
muchos pecados de ofrecerte cualquier sacrificio, sin embargo, te suplicamos lo aceptes; no
pesando nuestros méritos, mas perdonando nuestras ofensas, por Jesucristo nuestro Señor;
todo honor y gloria sean a ti, oh Padre Omnipotente, por siempre. Amén.