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embarazo
Sigue, semana a semana,
los cambios más importantes que
viviréis tanto tú como tu futuro bebé
PRIMER TRIMESTRE
Semanas 1 a 13
SEGUNDO TRIMESTRE
Semanas 14 a 27
TERCER TRIMESTRE
Semanas 28 a 40
Contenidos
¿Estás embarazada?
¡Enhorabuena!
Déjanos darte la bienvenida a esta guía del embarazo con la que podrás
seguir, semana a semana, los cambios más importantes que viviréis tanto
tú como tu futuro bebé. Queremos que en estas 40 semanas que tenéis por
delante no tengáis que preocuparos más que de lo importante, ¡y que esta
sea una herramienta con la que guiaros para todo lo demás! Para hacértelo
más fácil, hemos estructurado el contenido en trimestres:
#3 Cuídate, cuídale
Consejos para descansar mejor, recomendaciones para llevar una dieta
más sana que os aporte todos los nutrientes que necesitaréis en cada fase
de la gestación, tips para elegir la vestimenta más cómoda en cada mo-
mento… ¡Seguro que esta sección resuelve muchas de tus dudas a lo largo
del embarazo!
Controla tus revisiones
ginecológicas con nuestra
guía del embarazo
Además de ofrecerte información sobre ti y tu bebé, hemos añadido algu-
nas secciones que te servirán de orientación para organizar tu agenda
ginecológica, así como para lidiar con otras cuestiones relacionadas con el
embarazo. ¡Veamos cuáles son!
¡Bienvenida a tu primera semana de embarazo! Ahora mismo aún es pronto para confirmar que
estás embarazada y es probable que ninguno de los primeros síntomas del embarazo se haya
manifestado.
El porqué es sencillo: aunque se cuenta el primer día de tu última regla como el primer día de
tu embarazo, en la primera semana el desarrollo del embrión todavía no ha empezado. La
duración aproximada de un embarazo son 280 días, por lo que calculamos 40 semanas desde
la última menstruación o 38 semanas (9 meses) desde que se produce la fecundación del
óvulo, lo que suele suceder 14 días después de tu última regla (semana 3).
Si te has hecho un test de embarazo y las líneas rosas han confirmado que estás embarazada, es
probable que la gestación esté un poquito más avanzada de lo que creías. En cualquier caso, no
importa: ¡hay muchas cosas de las que tenemos que hablarte esta primera semana también, así
que empezamos!
A nivel biológico, esta semana estarás experimentando los síntomas típicos de inicio de tu
menstruación: tu cuerpo expulsará el óvulo no fertilizado del mes anterior junto al revestimiento
uterino y, en las siguientes dos semanas (casi con toda seguridad, en la semana 3 de gestación),
te quedarás embarazada.
Varios síntomas que puedes experimentar desde el primer día de gestación serán que:
Sin embargo, estos síntomas se pueden dar desde el inicio de la gestación (recuerda, semana 3
de esta guía) y no debemos olvidar que cada caso será distinto. Un indicio bastante habitual en
muchas futuras mamás es sentir presión en la pelvis y las caderas o un aumento en las ganas
de orinar. Pero de esto ya hablaremos más adelante, ¿de acuerdo?
Como decíamos, oficialmente estás en tu primera semana de embarazo, pero el desarrollo del
embrión no empezará hasta dos semanas más tarde (14 días), coincidiendo con tu periodo de
ovulación. Ahora mismo, tu cuerpo se prepara para el embarazo: se genera la membrana del
útero (es decir, el endometrio) y, en este caso, alojará al cigoto o blastocito tras la fecundación y
allí se desarrollará la placenta para la personita que crecerá en tu interior.
Cuídate, cuídale
Si estás pensando en quedarte embarazada, este es el momento ideal para empezar a cuidar
de tu futuro hijo o hija y seguir cuidándote a ti misma. Por esto, es muy importante que
suplementes tu dieta con ácido fólico/vitamina B9 (0,4 mg/día) desde el primer día: por regla
general, se encuentra en verduras de hoja verde y el cuerpo no suele absorber todo el que
ingerimos, por lo que los suplementos son una buena forma de asegurar que tienes los 600
microgramos mínimos que necesitas de forma óptima (0,4 mg en suplementos y 0,2 mg por
dieta).
La carencia de ácido fólico está relacionada con bajo peso del recién nacido, alteraciones de la
placenta, sangrado uterino o lesiones precursoras de cáncer de útero y colon, y en los peores
casos con defectos congénitos, como el labio leporino, el paladar hendido o defectos del tubo
neural, como la espina bífida, por lo que es muy importante que te asegures de tomar la cantidad
suficiente.
Pero no todo es agregar suplementos a tu rutina de futura mamá, cuidarte también significa
quitar algunos malos hábitos:
En la consulta
Tu próxima visita
Tras esta primera visita, puedes esperar hasta las 8 o 12 semanas desde tu última regla para
volver al especialista. Por descontado, si tu embarazo requiere de necesidades especiales (por
ejemplo, un embarazo ectópico u otros embarazos de alto riesgo), será el ginecólogo quien te
asesorará sobre la frecuencia de las visitas y el porqué de las mismas.
Tu entorno
Siempre que no hayas querido concebir como madre soltera, es recomendable que tanto la
futura mamá como su pareja se impliquen al 100%.
En el caso de los hombres, para una mejor salud sexual y reproductiva, es aconsejable evitar —o,
por lo menos, limitar— el tabaco, el alcohol y cualquier tipo de droga ilegal para asegurarnos la
mejor calidad posible del esperma, así como problemas en la concepción del bebé.
Puntos clave
● Aunque contamos como el primer día de regla como tu primer día de embarazo, la
gestación del embrión no empezará hasta la semana 3.
● Debes tomar suplemento de ácido fólico (vitamina B9) desde antes de quedarte
embarazada para evitar defectos congénitos.
● Tras la primera visita, siempre que tu embarazo no sea de alto riesgo, puedes esperar a
la semana 8 para volver al ginecólogo.
● Cuidarte también significa evitar malos hábitos: en especial, evitar el alcohol, el tabaco,
el estrés y cargar peso.
Semana 2 de embarazo
La segunda semana del embarazo… ¡sigue sin ser exactamente una semana de embarazo!
Recuerda que tu ginecólogo define las 40 semanas de embarazo a partir de tu última regla, pero
el embarazo como tal se inicia en la semana 3, momento en el que se produce la ovulación.
Por lo que, en esta segunda semana, es muy probable que todavía no te hayas quedado
embarazada… ¡pero estés muy cerca de hacerlo! Veamos qué sucede en esta semana, ¿de
acuerdo?
La ovulación se produce, aproximadamente, 14 días después del último día de tu regla. En este
momento, el ovario libera un óvulo que avanza hacia la trompa de Falopio: en caso de
encontrarse allí con un espermatozoide, se producirá el embarazo.
Hacia finales de la segunda semana, el óvulo sale del ovario y se produce la fertilización en la
trompa de Falopio. Después, el óvulo fecundado inicia su viaje hacia el útero, el cual alcanzará
entre los 2 y 5 días siguientes. En el proceso, el óvulo pasa por distintas fases de segmentación en
las que va subdividiéndose en cada vez más células.
En esta fase del embarazo, tu bebé se denomina embrión y seguirá denominándose así hasta el
final del primer trimestre, cuando podemos empezar a llamarle feto, y su aspecto empezará a
parecerse cada vez más al del futuro bebé.
Cuídate, cuídale
Conseguir un embarazo es el anhelo de muchas mujeres, pero a veces nos olvidamos de que
quedarse embarazada requiere tiempo. Son muy pocas las mujeres que lo consiguen durante el
primer mes en que se deciden a tener un hijo (apenas un 25%). Normalmente, una pareja sin
problemas de fertilidad tarda alrededor de un año en conseguirlo.
Existen algunas buenas prácticas para facilitar el proceso: el primero y más importante, como ya
te hemos comentado, es que procures mantener relaciones en los días próximos a tu ovulación,
ya que así maximizarás las opciones de quedarte embarazada.
En previsión del momento en que el embarazo llegue, no está de más que consultes a tu
ginecólogo o matrona sobre la necesidad de tomar suplementos de vitaminas y minerales: se
trata, principalmente, de preparados muy ricos en:
● Ácido fólico. Tener un buen nivel de ácido fólico ayuda a disminuir el riesgo de que tu
bebé presente algún defecto en el tubo neural, como por ejemplo la espina bífida.
Normalmente se recomienda tomar un suplemento de entre 400 y 800 microgramos
diarios.
● Hierro. El hierro ayuda a producir glóbulos rojos y fomenta el desarrollo del bebé. Un
déficit de hierro provoca anemia, cansancio y baja resistencia a las infecciones.
● Yodo. forma parte de las hormonas fabricadas por el tiroides y su déficit puede provocar
retraso mental y bocio en el niño. El yodo se encuentra en alimentos marinos como el
pescado, el marisco y las algas marinas. del sistema nervioso de tu bebé.
● DHA. resulta clave para el buen desarrollo y funcionamiento del sistema nervioso y visual
del futuro bebé.
Te recomendamos que siempre consultes con tu médico antes de tomar ningún tipo de
preparados a base de vitaminas y minerales, ya que de esta manera podrá confirmar que es el
correcto y el que mejor se adapta a tus necesidades.
Lubricantes y embarazo
Por norma general, cuando una pareja busca un bebé suele aumentar el número de relaciones
sexuales que mantiene. Y es totalmente lógico que aunque no lo utilices de forma habitual,
empecéis a utilizar lubricante, incluso si no lo habíais hecho antes, para tener una ayuda extra
durante vuestros encuentros.
Sea cual sea tu caso, si quieres quedarte embarazada te recomendamos que no utilices un
lubricante cualquiera. El motivo es sencillo: los lubricantes convencionales suelen influir en el
pH del moco cervical, y los espermatozoides son muy sensibles a la acidez; además, suelen
dificultar su movimiento, lo que hace más complicada la fecundación.
Si quieres utilizar lubricante mientras intentas quedarte embarazada, consulta con tu farmacia o
con tu médico para que te recomienden un lubricante apto para la concepción.
En la consulta
Por ahora, ¡no es necesario que visites a tu médico! Hasta que no hayan pasado al menos 7
días desde la fecundación, tu cuerpo no empezará a producir la hormona del embarazo
(hormona gonadotropina coriónica humana o hCG). Es esta hormona la que puede detectarse en
los tests de embarazo, ya sea en orina o en sangre, y también se relaciona con síntomas
característicos para detectar un embarazo como son las náuseas.
Tu próxima visita
A partir del 12 día desde tu última regla, es buena idea que te realices un test de embarazo.
Puedes optar por uno de los que puedes conseguir en cualquier farmacia hasta visitar a tu
médico para que te realice una analítica. Sea como sea, si has planificado quedarte embarazada,
el final de la segunda semana desde que tuviste el último periodo es un buen momento para
visitar al médico y hacerte un buen chequeo general. ¿Qué mejor que empezar tu embarazo
comprobando que todo está en orden?
Tu entorno
El estrés es uno de los principales enemigos del embarazo: puede que tu pareja esté algo
agobiada por no conseguir vuestro objetivo, así que no está de más que le recuerdes que lo
importante es disfrutar del proceso y no obsesionarse con la idea de concebir.
Solo si lleváis al menos un año intentándolo deberíais plantearos consultar con un centro
especializado en fertilidad; si la mujer tiene más de 38 años, este periodo se reduce a unos 6
meses. A partir de este periodo de tiempo es cuando es plausible plantear la opción de que
alguno de los dos tenga un problema de fertilidad que esté impidiendo que quede embarazada.
Puntos clave
Durante la semana 3 es posible que empieces a notar algunos de los primeros síntomas del
embarazo, si bien cada mujer vive el embarazo de un modo único, lo que sí te podemos asegurar
es que empiezan 38 semanas que cambiarán tu vida, ¡sigue leyendo para saber qué va a pasar
en los primeros días de gestación!
En esta tercera semana de tu embarazo (recuerda, esta será tu primera semana de gestación), te
encuentras en el momento posterior a la fecundación: ahora mismo, el embrión en desarrollo
pasará por distintas fases de división celular y, a la vez, empezará a informar a tu organismo del
embarazo, iniciando una larga cadena en la que desactivará la menstruación a medida que
empiece a producir mayores niveles de hormona gonadotrofina coriónica humana (GCH).
La GCH mantendrá los niveles de progesterona elevados para que el embrión siga
desarrollándose con seguridad y, además, es la hormona que te permite descubrir si estás
embaraza con un test de orina.
En esta semana 3 todavía no hay evidencias claras de que estás embarazada; sin embargo,
algunas señales que pueden indicártelo son:
Más allá de estas señales, hay otras bastante habituales que vamos a tratar con un poco más de
detalle: mayor sensibilidad a los olores, presión en la pelvis y las caderas y sabor metálico en
la boca.
Muchas mujeres empiezan a notar cierta hipersensibilidad olfativa en las primeras semanas del
embarazo. Esto es debido a que la hormona del estrógeno está amplificando todos los olores:
para lo bueno y para lo malo, por supuesto. De este modo, notarás con mayor intensidad el olor
de la basura, la comida o el olor corporal (o la colonia) de tu pareja. Tu primer superpoder de
embarazada tiene sus contras también y es que puede aumentar las náuseas: intenta abrir
ventanas, si es posible, ventilar más y hacer todo lo que esté en tu mano para huir de los olores
demasiado intensos. Si ese olor está vinculado a tu pareja, amigos o familiares, coméntalo con
ellos: ¡seguro que todo el mundo está encantado de echarte una mano!
● Masticar caramelos de sabores ácidos (siempre que te gusten y tu estómago los tolere)
para contrarrestar esta sensación.
● Beber zumo de limón, limonada o zumos cítricos.
● Aderezar las comidas con un extra de vinagre.
● Cepillarte la lengua cuando te lavas los dientes o hacer gárgaras de agua con sal.
Sí, sabemos que ninguno de los consejos suena extremadamente apetecible (bueno, quizá los
zumos, ¿no?), pero funcionan. Así que ¡algo es algo!
En las primeras semanas de tu embarazo, puedes notar una sensación de presión abdominal
sin sangrado entre curiosa y muy molesta (como tantas otras cosas, depende de cada mujer).
¡Alégrate, es una señal de que todo va bien! Por regla general, está asociada al aumento del
flujo sanguíneo, la implantación de embriones o el engrosamiento del revestimiento uterino.
En algunos casos, pueden ser incluso molestias debido al gas, asociadas al crecimiento de tu
útero. Puedes preguntar a tu ginecólogo aprovechando una visita médica pero, aunque molesto,
no debería ser algo de lo que te tengas que preocupar demasiado.
Por ahora, no percibirás demasiados cambios más en tu cuerpo (aunque no es que sean pocos,
¿verdad?), pero ¿qué está pasando con tu futuro bebé en tu interior? Vamos a verlo con un poco
más de detalle...
Como sabes, por ahora pocos cambios se perciben en el exterior, pero dentro de ti están
sucediendo todo tipo de procesos desde el momento en que tu óvulo fue fertilizado a través de
relaciones sexuales u otros procesos de reproducción asistida. En estos momentos, las células que
forman tu cigoto aumentan rápidamente de número y se dirigen hacia tu útero; una vez allí, las
células del cigoto continuarán dividiéndose y transformándose en el blastocisto (un grupo hueco
de células), que se implantará en el revestimiento uterino.
Una vez el óvulo se libera del folículo (cuando el ovocito sale del folículo), ese folículo se
transforma en cuerpo lúteo gracias a la hormona luteinizante. Si estás embarazada, el cuerpo
lúteo crecerá y segregará progesterona durante los primeros meses para permitir el desarrollo
del embrión hasta el momento en el que la placenta empiece a segregar la hormona del
embarazo.
Es probable que, esta semana, un test de embarazo todavía te dé un falso negativo, así que
imagínate todo lo que queda para saber si será niño o niña… pero ¡el óvulo fertilizado ya lo sabe!
De los 46 cromosomas (23 tuyos y 23 del padre o donante), la mamá siempre proporcionará un
cromosoma X; si el padre/donante proporciona otro cromosoma X (XX), en nueve meses tendréis
una niña; en cambio, si proporciona un cromosoma Y, tu cigoto será XY y el embrión se
desarrollará durante 38 semanas hasta convertirse en un niño. En resumen, si el cigoto es XX,
niña; ¿XY? ¡tendréis un niño! En cualquier caso, dale un poco de tiempo, ahora mismo tu cigoto
tiene el tamaño de la cabeza de un alfiler…
Cuídate, cuídale
Si te haces una prueba de embarazo esta semana, recuerda que es probable que te dé un falso
negativo debido a que no se detecta suficiente hormona en sangre u orina. Lo mejor es que no
te obsesiones y que esperes hasta el día en el que debería volver a bajarte la menstruación para
hacerte la prueba de embarazo: aunque se haga difícil esperar, sobre todo si estáis muy
ilusionados o lleváis tiempo intentando ser mamás y papás, esta es la mejor forma de
asegurarse.
Mientras tanto, aprovecha esas semanas para hacer actividades con tu pareja o tu círculo
cercano: ¡te ayudará a relativizar un poco y a centrarte en otras cosas durante unos días!
Aprovecha ese extra de energía para empezar a cuidarte:
● Elimina cualquier sustancia nociva: alcohol, tabaco y cafeína, pues durante el embarazo
te vas a hacer más sensible al té y al café, que pueden afectar al sueño y al ritmo
cardíaco.
● Si convives con perros, gatos u otros animales, empieza a extremar las medidas de
precaución e higiene: por supuesto, ellos también son tu familia, pero tendrás que vigilar
con la toxoplasmosis (es mejor que las heces del gato las limpie otra persona: en el caso
de que tengas que hacerlo tú, ponte guantes y mantén el máximo de higiene) y, aunque
es muy poco frecuente en gatos, la salmonelosis. Con tu perro, lávate las manos y limita
los lametones durante esta etapa, son pocos meses y pronto todo volverá a la
normalidad.
En la consulta
Como te dijimos en la semana 1 y semana 2, la primera visita prenatal puede esperar hasta las
ocho semanas de gestación. Aun así, si sufres debido a la posibilidad de un posible aborto
espontáneo o sientes ansiedad o miedo frente a tu nueva situación prenatal, te recomendamos
que leas nuestro artículo sobre temores frecuentes del embarazo e incluso que hagas una visita
a tu ginecólogo para quedarte tranquila. También es buena idea apoyarte en tu pareja y en tu
entorno.
Tu próxima visita
A partir de los diez días es posible que el test de embarazo ya dé positivo, aunque te seguimos
recomendando que no pierdas la calma hasta tu próxima regla. En cualquier caso, en estas
primeras semanas puedes sentirte un poco impaciente o saturada por las emociones, pero
incluso si quieres confirmar tu embarazo mediante un análisis de sangre, todavía deberías
esperar un par de semanas más.
Tu entorno
No solo para la mamá va a ser difícil esperar y dejar pasar los días, ¡es natural que la pareja
también se implique, se sienta abrumad@ y se estrese un poco! Recuerda que tú eres su
mayor apoyo, pero intentad limitar las discusiones: si creéis que es importante discutir sobre
algunos temas o tomar algunas decisiones comunes para ciertas cuestiones concretas, escoged
un momento para tratar los temas y, después, focalízalos en temas más positivos.
El resto del tiempo, disfrutad en pareja, y también con amigos y familiares: en un futuro, el
círculo más cercano de vuestro entorno podrá ser un apoyo importante, pero no hay razón para
que no os sigáis divirtiendo, aprovechando el tiempo e incluso realizando un viaje especial con
amigos, familiares o en pareja. En el tercer trimestre del embarazo y durante el primer año de
vida de vuestro bebé, habrá unos meses de reposo, de menor actividad de calle y de vida más
casera, así que el mejor consejo es que os lo toméis con calma y, sobre todo, que disfrutéis de
cada momento que os toca vivir.
Puntos clave
Es en la cuarta semana del embarazo cuando la mayoría de mujeres se dan cuenta de su estado:
normalmente, tras la falta de aparición de la regla. Y también es el momento en que puedes
confirmar si estás embarazada con seguridad. ¿Quieres saber qué te espera en esta semana
tan emocionante? ¡Veámoslo!
En esta cuarta semana deberías volver a tener la regla, ya que se cierra el ciclo menstrual. Si ves
que tu periodo no aparece y estabas buscando quedarte embarazada, es un buen momento
para hacerte un test y obtener resultados fiables.
En esta semana, algunas mujeres pueden experimentar un sangrado que, muchas veces, se
confunde con la regla, aunque suele ser mucho menos abundante. El sangrado por
implantación se produce cuando el embrión se implanta finalmente en el útero y se da,
aproximadamente, en un 25% de los casos, así que no te preocupes si no lo experimentas.
Además de este síntoma, es habitual sentir náuseas, somnolencia, fatiga, calambres, dolor de
cabeza o una mayor sensibilidad en los senos: esto se debe a la hormona del embarazo (hCG),
cuyos niveles se duplican cada dos o tres días durante el primer trimestre. No se sabe a ciencia
cierta qué perfil de mujer padecerá estos síntomas, ya que algunas los experimentan todos y
otras no notan apenas cambios en su cuerpo; además, los síntomas pueden variar de un
embarazo a otro en una misma persona.
En esta semana empieza a formarse la placenta: por el momento, tu cuerpo está desarrollando
el líquido amniótico y el saco vitelino, que protegerán y nutrirán al embrión hasta que la placenta
se haya desarrollado totalmente.
A nivel de desarrollo, algo increíble ha sucedido: la masa de células que ha ido creciendo desde el
momento de la fecundación adquiere tridimensionalidad. Hasta ahora, tu bebé ha sido un disco
(denominado disco embrionario) formado por dos capas: el epiblasto, que es la capa externa,
recubre al embrión durante las primeras fases del desarrollo y acabará formando parte del saco
amniótico; y el hipoblasto o capa interna, que acabará formando parte del saco vitelino.
El sistema nervioso es uno de los primeros en formarse: el tubo neural de tu bebé se cierra al
final de esta semana y el cerebro y la médula espinal comienzan a desarrollarse.
Cuídate, cuídale
Como el sistema nervioso es uno de los primeros en desarrollarse, ahora es más importante que
nunca que sigas tomando un suplemento de ácido fólico. Así reducirás el riesgo de que tu bebé
padezca defectos en el tubo neural y fomentarás un buen desarrollo cerebral. Además de tomar
ácido fólico, no descuides la vitamina D, que es fundamental para asimilar bien el calcio: la luz
del sol es una gran fuente de vitamina D, pero también puedes adquirirla de diferentes alimentos
como el zumo de naranja, el huevo o las sardinas, o como alternativa de los complementos a
base de vitaminas y minerales para embarazadas que estén enriquecidos en la misma.
Si tú o tu pareja fumáis, este es un excelente momento para dejar el hábito si no lo has hecho
todavía. Aquí tienes unos cuantos buenos motivos para hacerlo:
Además del tabaco, debes revisar tu dieta para asegurarte de que tu alimentación es lo más
sana posible, tanto por tu salud como por la del bebé. Hay algunos alimentos y bebidas que
deberían ser eliminados o reducidos al mínimo durante el embarazo. Para empezar, el alcohol
y las bebidas energéticas. Pero también es muy importante que minimices o elimines el consumo
de:
Con algunos alimentos deberás tomar precauciones extra: un exceso de hígado durante el
primer trimestre del embarazo puede ser perjudicial para el desarrollo del bebé, por ejemplo.
Las comidas grasas es mejor evitarlas, ya que provocan digestiones pesadas y al estar
embarazada te costará todavía más digerirlas; en cuanto al pescado, reduce todo lo que puedas
el consumo de atún rojo, lucio o pez espada por su alto contenido en mercurio: es mucho más
recomendable optar por salmón o pescado blanco. También es recomendable que no tomes
más de 2 tazas de café o té al día, y que reduzcas el consumo de refrescos por su alto
contenido en azúcar. Una alternativa pueden ser los refrescos tipo cero, y el uso de edulcorantes.
Por último, un consejo: ¡permítete sentir libremente! Tanto si no tenías especial interés en
quedarte embarazada como si es algo que has estado buscando durante mucho tiempo, ante la
noticia del embarazo puedes tener sentimientos encontrados. Euforia, calma, ansiedad,
preocupación, miedo o incluso algo de tristeza. Sientas lo que sientas, no te preocupes: tener un
hijo es un gran cambio, y es normal sentir una mezcolanza de emociones.
En la consulta
Ahora que sabes que estás embarazada, es un buen momento para hacerte un chequeo
general. Solicita una visita con tu médico para que te haga una analítica completa, revise tu
historial médico y analice si estás tomando alguna medicación que pueda entrañar algún riesgo
durante el embarazo.
También es interesante reservar una consulta con tu ginecólogo para que te haga una
exploración y resuelva todas las dudas y preguntas que puedas tener: ¡seguro que son muchas!
Aquí, no te dejes llevar por “lo que es habitual”: quizá prefieras ir sola a la consulta, o te apetezca
mucho que te acompañe tu pareja o algún familiar o amigo. Relájate y haz aquello con lo que
te sientas más cómoda, ¡este es un viaje para disfrutarlo!
Tu próxima visita
Si se te ha quedado algo en el tintero, ¡no te preocupes! Anota todas las dudas que tengas para
poder plantearlas con tu ginecólogo o con una matrona. No te preocupes si algunas preguntas te
parecen un poco “tontas”: ¡el embarazo es una etapa increíble! No te quedes con las ganas de
preguntar absolutamente nada, porque esto solo acaba de empezar.
Tu entorno
La noticia de un embarazo puede generar mucha euforia tanto en el entorno familiar como en el
círculo más íntimo de amigos. Sin embargo, muchas mujeres pueden sentir angustia o ansiedad
cuando saben que están embarazadas, ¡incluso aquellas que llevaban mucho tiempo intentando
conseguirlo! Sea cual sea su reacción, lo más importante es que se sienta arropada y sepa que
no está sola en esta nueva etapa vital.
Puntos clave
Probablemente (esta semana o, como mucho, la semana pasada) acabas de confirmar que estás
embarazada. ¡Enhorabuena! Como ya te habíamos comentado, tu viaje de unas 40 semanas
empieza tras el primer día de tu última menstruación, pero el embrión en esta quinta semana
de tu embarazo no tendrá más de dos semanas todavía. Aun así, es probable que ya sientas
cómo los cambios fisiológicos de tu nueva etapa están dando guerra: fatiga, náuseas, sensibilidad
en los pechos…
Durante el primer trimestre, el aumento de peso apenas es visible todavía: por regla general, a
finales de la semana 13, la mayoría de mujeres habrán incrementando su peso tan solo entre 0,4
y 2 kg. ¡Imagínate en esta quinta semana de tu embarazo! En estos momentos, es probable que ni
tan siquiera estés notando grandes cambios externos en tu cuerpo, pero sí puedes encontrarte
mucho más cansada de lo normal. La fatiga —cansancio, más sueño del habitual— es uno de los
primeros síntomas de que estás esperando a tu bebé y, probablemente, el más universal de
todos. Si quieres echar las culpas a alguien, que sepas que las causantes son la hormona
progesterona y nuestra ya conocida hormona gonadotropina coriónica humana (GCH). Aquí
tienes algunos consejos contra el insomnio que te servirán durante todo el embarazo.
Una sensación algo más molesta, pero totalmente normal, es sentir ciertos calambres en la zona
del útero. El dolor pélvico está asociado, en esta fase de tu embarazo, a la implantación del
óvulo fecundado en las paredes del útero o a la expansión de este órgano, principalmente, y no
es algo de lo que te tengas que preocupar.
En estos momentos, el embrión que crece en tu interior sigue desarrollando el tubo neural, que
terminará por convertirse en la médula espinal y el cerebro gracias a un proceso conocido como
neurulación. Su aspecto será similar al de un renacuajo que comienza a alargarse y empiezan a
tomar forma la mayoría de lo que serán sus órganos, así como su sistema digestivo,
circulatorio y nervioso.
En algunos casos, una ecografía del embrión puede mostrar ya un latido inicial del corazón, pues
el sistema circulatorio es el primero que debe desarrollarse, pero lo más habitual es esperar
algunas semanas más para realizar este tipo de pruebas.
Pero, ¿ya tiene corazón tu futuro bebé? En realidad, el embrión cuenta con dos pequeñísimos
canales conocidos como tubo cardíaco primitivo, que se fusionarán a partir de la tercera
semana y, poco a poco, darán forma al corazón.
Cuídate, cuídale
Dicho esto, ¿cómo vas de ánimos? Tras saber que estás embarazada y empezar a experimentar
todo tipo de cambios hormonales, llegan las semanas de dudas, de preguntarte cuándo
empezarás a sentir que tu bebé «está ahí y se mueve» e incluso de dudar sobre si ha sido una
buena idea, si serás una buena mamá… Todo esto es normal y, simplemente, intenta que las
emociones no te saturen: relájate y paso a paso, como suele decirse.
A continuación, vamos a tratar dos temas sobre los que suelen surgir dudas: qué alimentos se
pueden comer durante el embarazo y qué ejercicios están recomendados y cuáles no tanto en
este primer trimestre. ¡Vamos allá!
Durante todo el embarazo, los nutricionistas recomiendan que las futuras mamás se centren en
comer alimentos poco procesados y aumenten el consumo de integrales, así como que se
aseguren de su procedencia y calidad alimentaria; del mismo modo, es importante limitar los
alimentos procesados ricos en grasas y sal en la medida de lo posible. Los alimentos que
deberías limitar al máximo y en la medida de lo posible eliminar de vuestras comidas son los
siguientes:
A no ser que seas vegetariana o vegetariana estricta (en este caso, consulta con tu nutricionista
cómo puedes mantener una dieta equilibrada basada en vegetales durante el embarazo),
deberías tratar de mantener en tu dieta pescados ricos en ácidos grasos omega-3, como el
salmón, las sardinas, las anchoas y los arenques; como podrás consultar en el enlace, también
puedes obtener el omega-3 de nueces y semillas, aceites de plantas y alimentos suplementados
para completar y variar tu alimentación.
Ten presente también que, si no eres alérgica a ningún alimento, no deberías evitar consumir
productos como los frutos secos, la leche o el trigo, pues no protegerás a tu bebé de no sufrir
alergias, sino todo lo contrario según los últimos estudios.
Por último, aunque no se recomienda abusar, y deberías limitar mucho tu consumo de café y
té, una cantidad moderada (200-300 mg diarios) son perfectamente seguros para tu bebé, pero
¡cuidado con esos nervios!
En esta quinta semana del embarazo, lo que más lata te puede dar son los nervios y la
ansiedad. Si tu trabajo está considerado “de riesgo”, puedes pedir que te asignen a otro puesto
durante la gestación, así como otras medidas de protección de la mujer embarazada que te
interesará conocer.
En la consulta
Si has sabido que estás embarazada entre agosto y febrero será recomendable que consultes a
tu ginecólogo sobre las posibles ventajas de vacunarte contra la gripe. Por el contrario, hay
otras vacunas que no están recomendadas en el primer trimestre, debido a que el embrión es
más vulnerable a ciertos virus vivos de las vacunas, como el sarampión, la varicela, la rubeola o
las paperas. A modo informativo, aquí tienes una lista de vacunas para embarazadas, pero es
imprescindible que lo hables con tu médico.
Asimismo, trata de no viajar a zonas donde esté activo el virus zika para el que no existe
vacuna y, sobre todo, si vives en una de estas zonas, toma todas las precauciones que aconsejan
las autoridades sanitarias y el Gobierno de España. En cualquier caso, tu médico podrá
asesorarte sobre esta y otras cuestiones relacionadas con viajar durante el primer trimestre de tu
embarazo.
Tu próxima visita
Antes de la primera visita prenatal, que todavía tardará unas semanas en llegar, puedes
aprovechar para visitar al dentista. En serio, has leído bien. Verás, los cambios hormonales que
estás sufriendo pueden provocar inflamación de las encías: lo que se conoce como gingivitis del
embarazo, que puedes tratar de prevenir con estos consejos de higiene bucal para embarazadas.
En cualquier caso, si crees que puedes sufrir gingivitis del embarazo, no la ignores, pues puede
conducir a la periodontitis de las encías y a incrementar el riesgo de parto prematuro.
Tu entorno
A partir de esta semana, quizá empezáis a pensar que es un buen momento para difundir la
noticia del embarazo. Ante todo, tened una conversación sobre el tema con calma y poneros de
acuerdo: hay parejas que no esperan ni una hora para difundir la buena nueva por todas
partes y, por el contrario, hay otras que prefieren esperar al final del primer trimestre, cuando
el riesgo de aborto espontáneo es mucho menor. En cualquier caso, apoya a la mamá y hazle
saber tu opinión: será vuestro pequeño gran secreto hasta que os pongáis de acuerdo o decidáis
compartirlo con el mundo entero.
Puntos clave
¡La sexta semana de embarazo es muy emocionante! Bueno, puede que empieces a tener ganas
de orinar todo el día y que las náuseas no te dejen mucho margen de maniobra… Pero otras
cosas increíbles están a punto de pasar, y lo compensan. ¡Te lo prometemos!
Los síntomas del embarazo pueden darse muy pronto, incluso a partir de la tercera semana, o no
hacerlo hasta el final del primer trimestre. ¡Depende de cada persona! Si hasta ahora no has
notado ningún síntoma, puede que en tu sexta semana de embarazo empieces a sentir
algunos cambios en tu cuerpo. Los más habituales son el aumento de sensibilidad y tamaño del
pecho y ganas de orinar más frecuentes, ya que tus riñones están trabajando más rápido para
eliminar residuos. Otro factor que te hace orinar más es que el útero está creciendo y presiona la
vejiga, por lo que hace que sientas la necesidad de ir al baño mucho más de lo habitual.
A esto hay que sumarle las náuseas, que suelen aparecer con más frecuencia en esta semana
si es que no lo han hecho todavía. Existen algunos remedios a los que puedes acudir para intentar
aliviarlas: el primero y más importante es que te hidrates más (entre 8 y 12 vasos de agua
diarios). También puede ayudarte comer más veces al día pero en cantidades más pequeñas:
entre 5 y 6 comidas ligeras, para tener digestiones más sencillas.
Otro síntoma que puede aparecer en la sexta semana es el ardor de estómago. Esto es
debido a que el músculo que evita que los ácidos estomacales pasen al esófago se relaja. Para
minimizar estas molestias, puedes:
● Evitar tumbarte justo después de comer, que es cuando se segregan más líquidos
gástricos.
● No hacer comidas muy copiosas ni beber mucho líquido durante las comidas, para
reducir el volumen del estómago.
● Evitar alimentos que produzcan acidez, como los cítricos, el picante o la salsa de tomate.
● Beber mucho a lo largo del día y a sorbos pequeños.
● Tomar lácteos, que ayudan a neutralizar la acidez.
Ahora mismo tu bebé tiene, más o menos, el tamaño de un guisante: entre 3 y 5 mm. Aunque su
volumen sea muy pequeño, el desarrollo del embrión en la sexta semana de gestación
alcanza algunos puntos clave. Para empezar, es en esta semana cuando el tubo neural
empieza a cerrarse; el tubo neural es el precursor del sistema nervioso del embrión y dará lugar
al cerebro y a la médula espinal. Por este motivo es tan importante que se cierre correctamente,
ya que si esto no sucede el bebé puede padecer malformaciones.
Su corazón empieza a latir de forma regular, y lo hace muy rápido: las pulsaciones de un
embrión se sitúan en torno a las 150 por minuto. En la sexta semana de embarazo ya puedes
apreciar el latido rítmico en una ecografía, aunque no podrás escucharlo hasta la octava o
décima semana.
El cuerpo de tu futuro bebé empieza a tomar forma: aparecen dos hoyos a lado y lado de la
cabeza que se convertirán en los ojos, y la mandíbula empieza a esbozarse. Verás que el embrión
tiene una cola y unos bultitos a los lados del cuerpo: ¡en el futuro, serán sus piernas y brazos!
Cuídate, cuídale
Orinar con frecuencia es totalmente normal, y también un indicador de que te estás hidratando lo
suficiente (recuerda: ¡entre 8 y 12 vasos diarios!). Si no tienes la sensación de estar yendo al baño
más de lo habitual, quizá es que necesitas aumentar tu ingesta de líquidos: el agua es
fundamental para el desarrollo de la placenta.
Es importante que intentes no aguantarte las ganas de hacer pis durante demasiado tiempo, ya
que esto puede acabar provocando una infección de orina. Este riesgo se incrementa a partir
de la sexta semana de embarazo, así que procura ir al baño siempre que sientas la necesidad.
Uno de los grandes problemas de la infección de orina durante el embarazo es que uno de los
síntomas más habituales, el aumento de las ganas de miccionar, se camufla como un síntoma
más del embarazo. Otros síntomas a los que debes prestar atención son:
Una infección de orina no tratada puede llegar a convertirse en una infección de riñón, así que si
notas cualquiera de estos síntomas haz una visita a tu médico para que te dé una solución segura
para ti y para tu bebé.
Seguro que más de una vez has oído hablar de la toxoplasmosis. Esta infección se produce a
través de unos parásitos que pueden vivir en las células del ser humano y de algunos
animales, y puede pasar de la madre al bebé atravesando las paredes de la placenta. Los daños
que puede provocar al bebé están directamente relacionados con el momento de la infección:
una infección en el primer trimestre tiene consecuencias más graves pero es más improbable,
mientras que una infección en el tercer trimestre puede ser más probable pero las consecuencias
serán mucho menores.
Mucha gente piensa que si estás embarazada y tienes un gato ya no puedes convivir con él por el
riesgo a contagiarte de toxoplasmosis, pero esto no es del todo correcto. El gato no tiene estos
parásitos de forma natural en su cuerpo, sino que los adquiere al comer carne cruda de un
animal infectado. Si tu gato no sale al exterior (porque vives en un piso, por ejemplo), puedes
minimizar los riesgos de que te contagie toxoplasmosis evitando darle de comer carne cruda y
limpiando su cajón de arena con regularidad y lavándote las manos rápidamente.
Si el gato sale al exterior deberás tomar mayores precauciones, ya que puede comer ratones,
pájaros u otros animalillos que, quizá, contengan este parásito. En este caso, procura limpiar el
cajón de arena con guantes y lejía o, mucho mejor, procura que lo haga tu pareja si convives con
ella.
Sea como sea, puedes seguir viviendo con tu gato con normalidad y acariciándole:
simplemente, evita tocar gatos desconocidos y maximiza la precaución si tu gato tiene acceso al
exterior.
● Lavar a conciencia frutas y verduras, incluso las que ya vienen lavadas y embolsadas
desde el supermercado.
● Pelar la fruta que vayas a comer cruda.
● No comer carne cruda o poco hecha, ni embutidos que no hayan sido sometidos a
procesos de calor elevado.
● Limpiar y desinfectar los utensilios que utilices para cortar carne (cuchillos, tablas…).
● Usar guantes si vas a manipular tierra (en el jardín, en las macetas de casa, etc.).
● Usar guantes para manipular carne cruda, frutas o verduras, y evitar el contacto con ojos
y mucosas.
En la consulta
En algunos casos, tu ginecólogo puede querer hacerte una ecografía a partir de la sexta semana
de embarazo, aunque es más común hacerlo a partir de la semana 8 de gestación. En esta fase
la ecografía es transvaginal, es decir, se realiza a través de la vagina mediante una sonda.
Por último, el ultrasonido te permitirá ver por primera vez el latido del corazón de tu bebé: se
trata de un momento emocionalmente muy intenso, que puede que te haga llorar, reír… o,
simplemente, dejarte sin palabras. Sea cual sea tu reacción, ¡disfruta!
Tu próxima visita
Tu primera visita oficial al ginecólogo está al caer: preguntas sobre tu historial médico, chequeos,
analítica… Alguna información útil que puedes anotar para tenerla a mano:
● La fecha de tu última regla.
● Información médica sobre tu familia y la de tu pareja, especialmente la relacionada con
defectos congénitos, enfermedades hereditarias, etcétera.
● Si has estado embarazada anteriormente, toda la información relevante que puedas
recopilar.
● Enfermedades relevantes que hayas padecido.
● Medicación que estés tomando.
Un consejo muy útil es que empieces a registrar un “cuaderno del embarazo” en el que puedas
ir recopilando esta información y también anotar cualquier duda o pregunta que quieras
plantearle al personal sanitario. ¡Así lo tendrás siempre todo a mano y bien ubicado!
Tu entorno
En la sexta semana del embarazo, la mayoría de mujeres sienten que su estómago se está
volviendo un poco loco. Antojos, náuseas, vómitos, olores que provocan rechazo… Esta semana
puede ser complicada, así que sacad punta a la empatía: ¡la hormona del embarazo está
haciendo de las suyas!
Puntos clave
A partir de esta semana, es posible que te sientas más hinchada debido a la expansión del útero
y al estreñimiento propio del embarazo. De nuevo, son las hormonas haciendo de las suyas: la
progesterona relaja las células del músculo liso (o músculo no voluntario), lo que provoca que los
intestinos se muevan más lentamente ahora.
Por esto, tus heces serán más firmes y tu cuerpo absorberá una mayor cantidad de agua, y eso
es exactamente lo que tienes que hacer para no sentirte tan inflada: tomar mucha agua. Un
pequeño truco es probar con aguas de sabores, agregar a tu agua menta, jengibre o fruta o
prepararte infusiones de hierbas (¡nada de abusar del té!). También aumentar la cantidad de
fibra insoluble y de magnesio en tu dieta te ayudará contra el estreñimiento: trigo integral,
frutas con cáscara, verduras, arroz y pan integral, pipas de girasol y grandes cantidades de
verdura.
¿Pero qué más estás ocurriendo en tu organismo? ¡muchas cosas! Se está preparando el tapón
mucoso, puedes estar luciendo ya el famoso brillo en la piel de las embarazadas y también
algunos cambios no tan apetecibles, como el acné o las infecciones vaginales.
Mientras lees esto, están sucediendo cosas asombrosas en tu cuerpo. ¡En serio! Ahora mismo, en
tu cuello uterino —es decir, el pasaje en forma de embudo que conecta tu vagina con el extremo
inferior del útero— el aumento de las hormonas y el flujo sanguíneo han empezado a producir
la leucorrea o moco cervical. Se trata de un fluido de color blanco, lechoso y sin olor que,
durante el embarazo, es perfectamente normal y necesario.
Si bien el flujo puede ser un poco molesto, en la primera visita prenatal tu médico te tranquilizará
con una explicación similar a la siguiente: el moco cervical se está acumulando para
convertirse en un tapón de moco que sella la abertura del cuello uterino para evitar que entren
bacterias.
Si te brillan las mejillas con un tono rosado y tu piel resplandece mucho más de lo habitual,
¡exacto! disfruta del famoso brillo del embarazo. El brillo, por descontado, tiene un componente
fisiológico que explica su porqué: en el caso de las mejillas, se debe a un aumento enorme del
flujo sanguíneo, mientras que, en la piel, se relaciona con el hecho de que las glándulas
bombean más aceite de lo habitual. Como contrapartida, ese exceso de aceite y una piel grasa
puede hacer que, en lugar de brillar, sufras un poquito de acné de embarazada.
Si este es tu caso, no te agobies, porque el acné de las embarazadas es totalmente normal: lávate
la cara con limpiadores suaves y cremas hidratantes sin aceite y consulta con tu ginecólogo
sobre la posibilidad de utilizar tratamientos tópicos con peróxido de benzoilo, aceite de árbol del
té u otros. Te recomendamos que sigas leyendo sobre cómo cuidar tu piel durante el embarazo y
que consultes a un médico dermatólogo y a tu ginecólogo, si es una cuestión que te agobia
más de lo que creías.
A causa de los estrógenos, las infecciones vaginales son un dolor frecuente en las
embarazadas. El porqué es sencillo: estas hormonas facilitan que los hongos puedan adherirse a
las paredes de la vagina, produciendo irritación, picor, incomodidad en las relaciones sexuales y
cambios en el flujo vaginal. En cualquier caso, y aunque una candidiasis vaginal siempre será
molesta, no puedes contagiarla a tu bebé y existe tratamiento efectivo que no afecta al
embarazo. Solo tienes que consultar a tu ginecólogo y seguir un tratamiento antifúngico.
Desde que te quedaste embarazada, el embrión no ha dejado de crecer y crecer. Ahora mismo
mide entre 10 y 14 mm y pesa 1,5 g. En estos momentos, casi todo su volumen se presenta en la
cabeza, aunque, poco a poco, esa cosita con forma de judía irá adoptando forma de bebé. Por
ahora, su cabeza ocupa la mitad de su cuerpo y tiene unos ojos asombrosamente grandes: no ve
nada, eso sí, porque el nervio óptico todavía se está formando, al igual que el inicio de la
lengua, los oídos y las vértebras de su espalda.
Mientras todo este proceso mágico sigue su camino, la placenta continúa un proceso de
estabilización y el cordón umbilical se ha desarrollado con éxito, lo que permitirá servir de
fuente de nutrientes, oxígeno y eliminación de desechos a través del torrente sanguíneo.
Cuídate, cuídale
Cómo han empezado a acelerarse las cosas, ¿verdad? Si todavía no la has hecho, en nada llega
el primer ultrasonido y la visita prenatal. Si tu ginecólogo o matrona te lo han recomendado,
sigue tomando los suplementos de vitaminas, minerales y DHA de los que ya te hemos
hablado anteriormente, bebiendo mucha agua (por lo menos, un litro y medio o dos litros al día)
y aumentando tu consumo de fibra insoluble y magnesio.
A grandes rasgos, ahora te va a tocar batallar contra esas náuseas en todo tipo de comida
que quizás te encantaba. Esto puede ser chocante, pero es algo muy habitual y atiende a los
cambios en el gusto y el olfato durante el embarazo. Puede ser que tus gustos coincidan con
tus antojos o… bueno, puede ocurrir todo lo contrario. En este último caso, te tocará encontrar
sustitutivos: si no puedes soportar el olor del pescado o de la carne, te tocará buscar proteína
vegetal, o a la inversa.
En la consulta
Esta semana no hay por qué visitar al obstetra, aunque puedes plantearte adelantar tu primera
ecografía si estás embarazada de tu primer bebé y sientes que estas semanas se te están
haciendo muy duras y repletas de dudas. En cualquier caso, el ultrasonido será por vía vaginal
todavía y, en la actualidad, podrás ver en colores el corazón y detectar el latido del embrión. ¡Es
un momento mágico, ya verás!
Sin embargo, si dejas para la semana 8, e incluso alguna posterior la primera visita prenatal,
puede que tengas que controlar los ardores propios del embarazo o el reflujo
gastroesofágico producido por el aumento de la relaxina y la progesterona.
El reflujo gastroesofágico está relacionado con la válvula que cierra la entrada al estómago
desde el esófago y suele entrelazarse con el aumento del volumen abdominal y los cambios
hormonales. Si procuras comer tres horas antes de acostarte, mantener la cabeza un poco
elevada cuando estés tumbada para dificultar la subida del ácido y no tomar alimentos grasos,
fritos o café, los síntomas deberían reducirse notablemente. En casos graves, si sufres una hernia
de hiato por ejemplo, lo mejor será acudir a un especialista para que te recete antiácidos y
evitar comidas picantes o especiadas.
Tu próxima visita
La semana que viene llegará, casi con toda seguridad, tu primera visita prenatal. Ya te
adelantamos que será una cita más larga que la media, ¡que lo sepas!, pues el equipo médico
tendrá que tomar muestras de sangre y orina y hacerte varias pruebas (ultrasonido, prueba de
Papanicolaou...) que puedes consultar en la semana 8 de esta guía de embarazo.
En cualquier caso, puedes estar muy tranquila: puedes comer y beber con normalidad y no
tienes que hacer nada especial para los análisis. Simplemente, asegúrate de que hay un
ultrasonido programado y pregunta si tienes que ir a la prueba sin haber hecho pis. ¿Sabes por
qué? Las ondas de sonido viajan mejor a través del líquido, pero todo dependerá de tu
especialista, que tiene la última palabra.
Tu entorno
El embarazo todavía no es muy evidente y la futura mamá puede estar algo estresada por todo
lo que siente y aún no se ve: hinchazón, dolor abdominal, fatiga, náuseas, pechos... ¡El embarazo
avanza, pero todavía no lo parece! Es el momento de apoyaros mutuamente y de interesarse
por todos los cambios internos que tu pareja está viviendo ya.
Si eres la pareja o parte del círculo cercano de la madre, lo mejor será tratar de hacer
comentarios positivos, aunque incluso estos pueden hacer que una embarazada se sienta
cohibida o nerviosa, ¡pero nada de achacarle todo a las hormonas! Aunque hay parte de verdad
en la relación hormonal con esos sentimientos y deberíamos ayudarle a relativizar de vez en
cuando, no es buena idea restar valor o desvalorizar lo que siente o piensa la mamá con la
excusa de las hormonas. ¡No lo olvides!
Puntos clave
● ¿Tienes estreñimiento? Bebe más agua y come alimentos ricos en fibra insoluble.
● Se está acumulando moco cervical en el cuello de tu útero para formar el tapón mucoso.
● El embrión ahora mismo mide entre 10 y 14 mm y pesa 1,5 g.
● Puedes sentir que tienes la necesidad de hacer pis muchas más veces y que tus senos
se han hinchado y están más sensibles.
● Apóyate en tu pareja o en personas cercanas para verbalizar lo que no es evidente
físicamente: ¡te ayudará más de lo que piensas!
Semana 8 de embarazo
En la octava semana de embarazo es muy probable que veas a tu bebé por primera vez. Y,
aunque no te lo parezca, ¡esta cosita diminuta ya tiene todos sus órganos! Veamos qué os
espera en estos siete días tanto a ti como al peque, ¿de acuerdo?
Las hormonas del embarazo también pueden provocar dilatación y contracción de los vasos
sanguíneos. La sensación es similar a una bajada de glucosa, y puedes sentirte mareada, tener
frío, sudar, notar que la cabeza te da vueltas… Si sientes alguno de estos síntomas, túmbate o, si
no es posible, siéntate apoyando la cabeza sobre las rodillas.
El embrión crece a un ritmo trepidante: de media, lo hará a razón de 1 milímetro diario; ahora
mismo, su tamaño es de unos 20 mm. Al final de esta octava semana de embarazo, todos los
sistemas y órganos importantes estarán formados, aunque algunos estén en fases iniciales de
desarrollo. Mediante una ecografía podréis comprobar cómo su aspecto se asemeja cada vez
más al de un bebé: el cuerpo deja de estar tan plegado sobre sí mismo y, aunque sigue
desproporcionada todavía, en la cabeza ya se aprecian lo que será la nariz, las orejas y el labio
inferior.
Las manitas y pies ya van tomando forma y los dedos empiezan a desarrollarse; las retinas se
están creando y el pigmento empieza a hacer su trabajo, ¡aunque no sabrás el color definitivo de
sus ojos hasta que tenga más o menos un año de edad! Pese a todo, todavía es pronto para que
el médico pueda deciros si es un niño o una niña.
En la octava semana de embarazo, y aunque es menos visible para ti, se produce uno de los
grandes hitos del desarrollo embrionario: las neuronas empiezan a migrar desde el tubo neural
hasta el cerebro y empieza a formarse la comisura anterior, la primera conexión entre lo que
serán los dos hemisferios del cerebro. Muy pronto, el embrión empezará a mostrar movimientos
reflejos más centralizados, especialmente en brazos y piernas.
Cuídate, cuídale
Ahora que sabes que estás embarazada, seguro que ya has empezado a cuidar tu dieta y has
reducido o eliminado todos esos alimentos que están en la lista negra. Ya sabes: embutidos,
pescado crudo, alcohol… Si las náuseas y el olfato sensible te están dando un poco de guerra y
notas que no te apetece comer nada, ¿por qué no aprovechas para introducir nuevos alimentos
en tu dieta?
Muchas mujeres embarazadas desarrollan cierta aversión al olor de alimentos que antes les
encantaban, así que si te está pasando esto a ti también, puedes probar el tofu, la soja
texturizada o el hummus como nuevos alimentos en tu dieta. ¡Quién sabe, igual descubres un
nuevo plato preferido! Sea lo que sea, recuerda que lo importante es que comas con frecuencia y
en pocas cantidades para mantener los vómitos y el ardor a raya.
También es habitual sentir miedo o angustia ante el cambio de vida que supone la decisión
de tener un bebé y preguntarse si realmente ha sido una buena idea quedarse embarazada. Y,
por supuesto, a muchas mujeres les preocupa no recuperar su figura después del parto. Si en
algún momento tienes cualquiera de estos pensamientos, ¡no te sientas mal! Es perfectamente
normal.
● Lee, ¡todo lo que puedas! Existen una infinidad de libros sobre maternidad, lactancia,
modelos de crianza y muchísimos temas más. Cuanto más te documentes, más
confianza tendrás en tus capacidades como madre.
● Comparte tus pensamientos. Si te da cierto apuro compartir estos sentimientos con tu
pareja o con tu familia, puedes empezar a seguir blogs o páginas web en las que
compartirlos con otras madres o mujeres embarazadas. ¡Ya verás como es algo mucho
más habitual de lo que piensas! Y, por supuesto, puedes buscar grupos de ayuda para
embarazadas: es una forma de conocer gente nueva, resolver dudas sobre el embarazo
y compartir emociones y sentimientos en un entorno más distendido.
● Solicita ayuda profesional. Si realmente crees que alguno de estos temas te está
empezando a agobiar más de la cuenta, habla con tu obstetra o incluso plantéate hablar
con un psicólogo o psicóloga que te ayude a aprender a manejar todo este cúmulo de
sentimientos.
En la consulta
En la mayoría de casos, la octava semana de embarazo coincide con la primera visita prenatal
al obstetra. En este momento el personal sanitario abrirá el historial de tu embarazo, que suele
iniciarse con:
Bueno, quizá tu primera ecografía fue en la semana 6, ¡pero esta es la primera ecografía externa!
A diferencia de la ecografía transvaginal, en esta ocasión el especialista huntará tu tripa con un
gel frío y luego aplicará ondas de sonido mediante un transductor. De esta manera, el ecógrafo
podrá convertir las ondas en imágenes. ¡Sonríe, es la primera vez que ves a tu bebé!
Antes de acudir a esta cita, consulta con tu médico si considera apropiado que vayas con la
vejiga llena para obtener unos resultados más precisos. Si es el caso, procura beber bastante
antes de ir a la cita, lo suficiente como para que sientas la necesidad de ir al baño al entrar en la
consulta.
Tu próxima visita
Si los resultados de tus analíticas son correctos y no sucede nada fuera de lo esperado, es muy
probable que no vuelvas a visitar al obstetra hasta la semana 12 de tu embarazo. En ese
momento te harán varias pruebas, como por ejemplo un test prenatal para detectar anomalías
genéticas como el síndrome de Down.
Tu entorno
El embarazo avanza viento en popa y puede ser que la futura mamá esté un poco estresada
ahora que la cosa empieza a ponerse más seria. Ver al bebé por primera vez y oír el latido de su
corazón es un momento mágico, pero que puede causar un poco de vértigo. Es normal que la
madre se sienta un poco abrumada: en esta octava semana, ¡sacad punta a la empatía! Quizá
esté un poco más irritable de lo normal, o tenga cambios de humor más pronunciados. ¡Ahora
toca tener mucha paciencia y ser lo más comprensivos que podáis! Al fin y al cabo, no todos los
días decide una traer un hijo al mundo, ¿verdad?
Puntos clave
Tras la primera visita prenatal todo se ha vuelto un poco más real, ¿verdad? Muchas mamás
empiezan a sentir en esta novena semana de embarazo una vorágine de sentimientos y
emociones: alivio, ansiedad, miedo… ¡Es normal! El embarazo ya está modificando parte de tu vida
—sobre todo si eres primeriza— y los cambios físicos ya confirman esto. Ahora veamos cómo
sigue creciendo tu embrión hasta convertirse en un feto…
A nivel fisiológico, los cambios son más visibles, ¿verdad? Es muy probable que tus pechos
hayan aumentado de tamaño y sientas dolor o picor: esto es debido a que las glándulas
productoras de leche materna se están expandiendo y, a la vez, los cambios hormonales (GCH,
progesterona, prolactina) se preparan para la producción de la leche y hacen que crezca el tejido
mamario (¡de ahí viene la picazón!). Puede que aparezcan venitas azules encima de tus senos,
pero tienen un origen similar: están expandiéndose y llevando un extra de sangre a los pechos.
En paralelo, tu útero sigue creciendo y ahora es posible que ya puedas percibirlo encima de tu
pubis. Las fibras se vuelven más elásticas y el cuello uterino se ablanda: ¡y todo esto ya está
ocurriendo antes de cumplir dos meses de gestación!
No es extraño que sientas que tu libido no es la que era. Puede ser por múltiples motivos y
todos son muy habituales ahora mismo, desde aquellos físicos (malestar, sensibilidad, etc.) a la
falta de ganas, aunque es completamente seguro practicar sexo durante todo el embarazo
(siempre que no existan factores de riesgo), no dejes a tu pareja con dudas. Habla con él o ella y
comparte lo que estás sintiendo. Hablar sobre vuestra intimidad en pareja es algo que el
embarazo debe reforzar y jamás debilitar.
Por último, en el caso de que tu ginecólogo o matrona te los haya recomendado, no olvides
seguir tomando tu suplemento de vitaminas, minerales y DHA y mucha agua (8-12 vasos, por lo
menos); además, puede que con los cambios en tus pechos sea momento de buscar un sostén
adaptado a tu nueva situación.
El periodo de embrión está llegando a su fin. En tu interior, están pasando cosas maravillosas con
ese guisante que mide 3 cm y pesa unos 3 gramos. Pese al tamaño, tu futuro bebé ya siente la
presión del músculo uterino y la pared abdominal mediante el tacto y su piel, poco a poco, se irá
volviendo menos transparente. Los riñones, el estómago, el corazón… todo está en su lugar y
sigue creciendo y creciendo. En estos momentos, podemos escuchar el latido de su corazón con
un Doppler y, a cada minuto, se crean 100.000 nuevas células cerebrales: la estructura básica de
su futuro cerebro ya está completa y empieza a lanzar sus primeras señales a los músculos.
¿Qué está haciendo por ahí dentro nuestro futuro bebé? A grandes rasgos, no deja de probar
todo lo que puede hacer: mueve hombros, codos, rodillas, ¡incluso puede ser que empiece a
cerrar el puño y a poner la mano en posición de chuparse el dedo! Aunque todavía no puede
hacerlo, en realidad. Mientras se lo pasa en grande dentro de ti, el corazón ya se ha dividido en
cuatro cámaras distintas y las válvulas empiezan a desarrollarse. Los órganos reproductivos
que nos indicarán el sexo del bebé empiezan ahora su formación, pero todavía tenemos entre
seis y diez semanas más de intriga para saber si será niño o niña.
Cuídate, cuídale
Casi con total seguridad, durante esta novena semana de embarazo lo que más molestias te va a
ocasionar es el dolor en los senos. Hay un par de buenos consejos que te ayudarán:
● Aplicar frío reducirá la inflamación y “adormecerá” la zona; para ello, puedes usar bolsas
de hielo o duchas frías (¡aunque depende de la época, esto último puede ser todo un
reto!).
● Utilizar cremas hidratantes de mentol y alcanfor que aliviarán el picor y la inflamación
en la zona.
Sin embargo, tu ginecólogo obstetra te confirmará que no hay cremas que puedan evitar al
100% las estrías, puesto que las cremas son absorbidas por la epidermis (la capa superior de tu
piel), mientras que las estrías se desarrollan de manera más profunda: en la dermis. Por
descontado, puedes seguir todo tipo de trucos y mantener un estilo de vida activo y cuidarte al
máximo para evitar estrías, pero no asegurarte de que no vas a tener ninguna.
De todos modos, ¡esa actividad física te va a servir y mucho! Y siempre puedes consultar a un
dermatólogo durante el posparto para eliminar o disimular las estrías con láser o dermoabrasión,
así que, visto así, las estrías pueden ser una molestia circunstancial.
La semana 9 es tan buena como cualquier otra para empezar una rutina de fortalecimiento de
la espalda y de ejercicio. Durante el embarazo, los dolores lumbares debido al peso del feto y la
adaptación de la columna vertebral motivada por el crecimiento de tu útero serán algo con lo
que vas a tener que lidiar: si dedicas unos minutos diarios a realizar gimnasia para tu espalda, te
ahorrarás buena parte de este malestar. No está mal el trato, ¿no?
En lo que se refiere al ejercicio, puede que esta semanas (náuseas, fatiga, dolor en los senos) te
cueste mantener unos horarios fijos. Recuerda que caminar todo los días entre media hora y
una hora puede ser un gran éxito ahora mismo, ¡incluso si eres un as en atletismo, pilates o en
algún arte marcial! Tu cuerpo está gastando mucha energía en convertir ese embrión en un bebé.
En la consulta
Si los resultados de tus analíticas son correctos y no sucede nada fuera de lo esperado, es muy
probable que no vuelvas a visitar al ginecólogo hasta la semana 12 de tu embarazo, cuando
te realizarán varias pruebas médicas como el test prenatal para detectar anomalías genéticas.
En realidad, estos exámenes de detección durante el primer trimestre pueden realizarse a partir
de la semana 9, tras la primera visita prenatal, pero lo habitual en España es esperar hasta la
semana 12. En cualquier caso, pueden realizarse desde esta semana hasta la semana 14.
Tu próxima visita
En tu próxima visita, es posible que te hablen de una prueba de diagnóstico. ¿En qué se
diferencian las pruebas de diagnóstico de las de detección? Las pruebas de detección se realiza a
mujeres menores de 35, mientras que a mujeres mayores de 35 años se le suelen realizar
directamente una prueba de diagnóstico, como el test prenatal genético o la amniocentesis.
Si no estás dentro de un grupo de riesgo por edad o por otros factores, como una anomalía
cromosómica por ejemplo, simplemente deberás esperar a la semana 12, donde se te harán
análisis de sangre y un ultrasonido especial con el que detectar marcadores para el síndrome de
Down.
Tu entorno
Tras la primera visita prenatal, las cosas suelen relajarse un poco para la mamá. Todo es más
real que hace quince o veinte días y es habitual que, al observar los cambios en el útero a través
de las primeras ecografías, las emociones y el malestar físico cobren un sentido más tangible.
Con los ánimos más relajados, puede ser que aparezca el tema de la sexualidad durante el
embarazo. Es importante resaltar que, si no existen sangrados vaginales u otros problemas de
riesgo para el bebé y la madre, el sexo es seguro durante las 40 semanas de gestación: en
ningún caso la penetración puede lastimar al bebé, pero si no os sentís cómodos, podéis explorar
otras formas de intimidad también. Igualmente, el malestar físico (fatiga, sensibilidad, náuseas)
puede hacer que la libido de la futura mamá no esté en su mejor momento: la clave ahora es
hablarlo y encontrar el modo de conectar, física y emocionalmente.
Puntos clave
Semana 10 de embarazo
Poder saber el sexo del bebé, detectar posibles anomalías genéticas, la tripita de embarazada
que ya empieza a asomar… ¡En esta semana pasan muchas cosas importantes! ¿Vamos a ver
cuáles son?
¡Ya han pasado 2 meses! A día de hoy, la gente todavía no puede ver que estás embarazada,
pero seguro que tú ya empiezas a notar algunas señales de que tu cuerpo está cambiando: los
pantalones quizá han empezado a apretarte un poco y, definitivamente, necesitas cambiar de
talla de sujetador. Veamos más en detalle qué señales están apareciendo, ¿vale?
¿Ya te has mirado al espejo a ver si se nota que estás embarazada o estás retrasando este
momento? Si lo haces, verás que tu bajo vientre tiene un aspecto más redondeado,
especialmente si eres de constitución delgada: tu útero, ahora mismo, tiene un tamaño similar al
de un racimo de uvas. Si no notas nada, no te preocupes: ¡ya verás cómo cada día tu tripa crece
un poquito más!
Durante el primer trimestre del embarazo el útero se mantiene dentro de la pelvis pese a su
aumento de tamaño, y este es el motivo por el que apenas se notan cambios externos. El útero
no cambiará de posición hasta bien entrado el tercer mes de embarazo (en algunas mujeres
incluso en el cuarto).
Toda esta actividad es la que hace que tu pecho aumente de tamaño, y también provoca
sensaciones tan dispares como hormigueo, pesadez o hinchazón. Así que ya sabes: ¡toca
adquirir un buen sujetador de embarazo o maternidad que te ayude a lidiar con ello!
¿Has notado todas esas líneas azules que recorren tu pecho y, quizá, también tu abdomen? Si
este síntoma del embarazo te ha sorprendido, no te preocupes: las venas se marcan por una
necesidad fisiológica, y seguirán haciéndolo en los próximos meses: especialmente en las
manos o en los brazos que serán todavía más visibles.
En esta fase del embarazo, tu cuerpo aumenta la producción de sangre alrededor de un 50%
para que tu bebé pueda desarrollarse. Para transportar todo ese caudal extra, el torrente
sanguíneo se expande. Este es el motivo por el que ahora puedes ver venas en tu cuerpo que
antes no se veían.
Hoy por hoy, tu bebé sigue desarrollándose a toda velocidad: notarás que su cabeza sigue
siendo muy desproporcionada y mide prácticamente la mitad del tamaño total de tu bebé, que
ahora es de unos 3 centímetros; además, está abultada en la parte delantera. No te preocupes,
esto es totalmente normal y se trata, simplemente, de una fase del desarrollo cerebral del
embrión.
Cuídate, cuídale
A estas alturas del embarazo, mientras el embrión se desarrolla a un ritmo frenético, puede que
tú estés notando las consecuencias: la fatiga es uno de los síntomas más comunes en esta
etapa. Pero tenemos buenas noticias: ¡vamos a darte algunos consejos para lidiar con ella y que
puedas descansar mejor! Sé todo lo regular que puedas con los horarios e incorpora estos
buenos hábitos a tu rutina vespertina:
1. Es muy importante que procures cenar al menos dos horas antes de irte a la cama. Así
reducirás el riesgo de padecer ardor o acidez y que esto te robe el sueño. ¡Y lo mismo
aplica si pretendes echarte una siesta después de comer!
2. Un poco antes de irte a la cama, date una ducha tibia. Tu cuerpo se enfriará después
del baño y te ayudará a prepararte para dormir.
3. Un rato antes de acostarte, intenta evitar mirar el móvil o la televisión. La luz que emite
la pantalla retrasa la producción de melatonina, una hormona encargada de inducir el
sueño.
En la consulta
El test más habitual permite detectar si tu bebé padece trisomía: en el ser humano la
información genética se transmite por pares de cromosomas (uno del padre o donante y otro de
la madre) y cuando uno de estos pares tiene el formato de 2+1 (es decir, 2 cromosomas de un
progenitor y 1 del otro) se produce lo que se conoce trisomía. Esto puede dar lugar a diferentes
síndromes como el de Down (trisomía 21), de Edwards (18) o de Patau (13) entre otros. Esta
prueba se conoce como triple screening del primer trimestre y consiste en extraer datos a
través de una analítica de sangre y una ecografía que, procesados a través de un ordenador,
ofrecen datos estadísticos sobre la probabilidad de que el embrión presente diferentes
malformaciones genéticas como la que te hemos mencionado antes.
Para hacerte esta prueba te realizarán un análisis de sangre en el que el personal sanitario
secuencia y analiza el ADN fetal en relación al de la madre para determinar anomalías genéticas
con una gran precisión: por ejemplo se ha demostrado hasta un 99% de eficacia en la detección
del Síndrome de Down.
Con este test los médicos podrán saber si tu bebé presenta trisomías o anomalías en los
cromosomas sexuales, pero también si tiene microdeleciones. Una microdeleción supone la
pérdida de parte del material genético del bebé: algunos cromosomas presentan unas fracturas
cuya información no existe. Esto puede dar lugar a alteraciones de diferente gravedad y a
síndromes como el de DiGeorge o el de Cri du Chat.
Tu próxima visita
Si los resultados de estas pruebas informan de que tu bebé puede parecer alguna anomalía
genética o los resultados son dudosos, es muy probable que tu ginecólogo decida llevar a
cabo una biopsia corial, una prueba que consiste en el análisis de las vellosidades coriales. Estas
vellosidades, que también se llaman barrera placentaria, son las que separan la sangre materna
de la fetal y el lugar en el que se produce el intercambio de nutrientes, oxígeno y dióxido de
carbono.
Esta prueba es invasiva y puede realizarse de dos formas, o bien por vía vaginal o atravesando
el abdomen mediante una punción. Al extraer información de estas vellosidades se puede
complementar la información obtenida por otras pruebas.
Tu entorno
También es esta semana la que eligen muchas mamás para anunciar su embarazo, cuando el
primer trimestre va acercándose a su fin y el riesgo de aborto espontáneo se va reduciendo. ¡Sin
duda, esta semana es muy intensa emocionalmente!
Puntos clave
● El bebé ya mide unos 3 centímetros y las bases de todos sus sistemas orgánicos ya se
han formado.
● La fatiga puede ser más intensa en estos días: procura mantener una buena rutina de
descanso.
● En esta semana te harán las pruebas para detectar posibles anomalías genéticas en tu
bebé.
Semana 11 de embarazo
Si es la primera vez que te quedas embarazada, es posible que la gente todavía no pueda
adivinar que vas a ser mamá. El feto, sin embargo, ha duplicado su tamaño en las últimas dos
semanas y ya es tan grande como una fresa. En estos momentos, tu futuro bebé debería pesar
más de 8 gramos y medir alrededor de 4 cm. ¡Menudo estirón!
Cerca de concluir el primer trimestre de embarazo, tu cuerpo empieza a prepararse para los seis
meses que quedan de gestación de tu bebé. Sin embargo, aunque nos sabe mal decirte que la
sensación de fatiga y sueño no va a desaparecer de un día para el otro, es probable que vayas
recuperando el apetito y empiecen a desaparecer las náuseas matutinas.
Si tus tejanos o tu ropa empiezan a apretar, ¡bingo! En el párrafo anterior te hemos descrito al
culpable que, junto a la progesterona, incrementa aún más la hinchazón, los eructos y los gases.
La razón es que esta hormona relaja el tejido muscular liso del cuerpo para que los nutrientes
de los alimentos tengan más tiempo para ser absorbidos por el torrente sanguíneo y lleguen a tu
bebé.
Con las uñas, también es un poco el juego de la ruleta. El embarazo puede estimular el
crecimiento y la consistencia de tus uñas o puede hacer todo lo contrario, volviéndolas más
quebradizas. Si estás dentro del segundo grupo, evita los esmaltes y quitaesmaltes que pueden
debilitar todavía más la uña. Como en el caso de tu cuero cabelludo, para bien o para mal, todo
volverá a su sitio en los seis primeros meses de maternidad.
Este podría ser tu grito de guerra premamá, ¿verdad? Cuando te pasas días enteros sentada o
tumbada, puedes empezar a perder la paciencia, pero recuerda que la fatiga del embarazo es
totalmente normal. En estos momentos, tu cuerpo está funcionando 24 horas al día y 7 días por
semana tanto para la gestación del feto como para la formación de la placenta. Y tiene su parte
positiva, porque ya casi has terminado con esto último. En las próximas semanas, te irás sintiendo
menos cansada, pero puedes seguir los siguientes consejos para minimizar esta sensación:
● Mantén los niveles de azúcar en sangre altos con comidas breves de carbohidratos
complejos y proteínas: queso, nueces, frutos secos… Una buena opción son las nueces
(ricas en cobre, magnesio, selenio, zinc, manganeso, potasio, calcio y vitamina E). ¡Puedes
comerlas con moderación! y, además, puedes estar tranquila, se ha desmentido que
exista riesgo de alergias para el bebé porque la madre coma frutos secos.
● Aunque pueda parecer todo lo contrario, hacer ejercicio puede darte ese impulso de
energía que estabas buscando.
● Si sientes que necesitas descansar, ¡descansa! ¿Qué tiene de malo? Con todo lo que está
pasando dentro de ti, quizá te mereces un poco más de tiempo de calidad delante de la
TV, el ordenador o de un libro, ¿no?
Pasamos de hablar de embrión a hablar de feto cuando nos referimos al futuro bebé. La razón
principal es que, en estos momentos, se ha completado la primera fase del desarrollo y el bebé
ya tiene una apariencia plenamente humana. Ahora mismo, el feto mide entre 3 o 4 cm de la
cabeza a las nalgas y pesa alrededor de 8 gramos. Algunos de los cambios más destacados de
esta semana son:
Cuídate, cuídale
Durante el tercer mes, muchas mujeres empiezan a preocuparse sobre cómo compaginar
adecuadamente trabajo y embarazo. Ante todo es importante remarcar que, en un embarazo
sano, puedes trabajar hasta el mismo día de dar a luz. Sin embargo, aquí hay muchos matices,
y la legislación laboral de cada país promueve unos tiempos de descanso. Asimismo, en un
embarazo de riesgo, esto cambiará radicalmente, mientras que hay otros trabajos en los que
es posible que no pueda realizarse la actividad a partir del tercer o cuarto mes. En la medida de
lo posible, mantener una rutina será beneficioso, pero también comunicarlo a la empresa y
conocer nuestros derechos laborales como futuras madres si trabajamos por cuenta ajena. Entre
otros derechos, debes saber que:
Ante cierta inseguridad en el clima laboral debido a tu embarazo, es importante que te apoyes en
la legalidad y, si fuera posible, en otras compañeras de confianza que sepas que han pasado por
lo mismo. En cualquier caso, debes saber que, en España, estás protegida por ley ante una
posible discriminación laboral debido a tu embarazo.
Hay un gran número de actividades que puedes llevar a cabo al entrar en el tercer mes de
gestación. Para empezar, te recomendamos que intentes hacer ejercicio con otras personas, lo
que te obligará a mantenerte motivada con más facilidad; también puedes disfrutar de una
mayor intimidad con tu pareja ahora que las náuseas y la fatiga del embarazo han empezado a
reducirse, pero si eres del amplio porcentaje de mamás que han perdido la libido en el primer
trimestre, es probable que, en breve, no quieras salir del dormitorio en uno o dos días, ¡quién sabe!
En cualquier caso, si no estás de humor para eso, no te agobies más de la cuenta: las ganas
volverán.
Durante todo el embarazo, debes mantener unos hábitos de higiene todavía más estrictos que
antes: ahora mismo, tu sistema inmunológico funciona más lento (está centrado en proteger al
bebé y evita que el cuerpo luche contra el feto), pero… los resfriados y los virus van a ser más
habituales. Para evitarlos, lávate las manos a menudo con agua y jabón(o desinfectante a base
de alcohol).
También es importante mantener unos niveles altos de vitamina C, que son básicos para producir
colágeno, fortalecer músculos, huesos, cartílagos y vasos sanguíneos del bebé. Tendrás que
tomar vitamina C de forma diaria (zumo de naranja, mango, melón, fresas, pimientos, brócoli,
col rizada), porque esta vitamina C no puede almacenarse en el organismo.
Por último, es importante mantener una buena higiene bucodental en el embarazo. Aprovecha
los chicles sin azúcar, el queso y las nueces para reducir el riesgo de acumulación de placa y
cepíllate bien. En estos meses, no suelen recomendarse los blanqueamientos dentales ni las
limpiezas bucales debido a que las encías están muy sensibles. En cualquier caso, una boca sana
evita partos prematuros, algo que, a priori, nos cuesta relacionar, pero que se ha comprobado
científicamente.
En la consulta
Probablemente, esta semana no tengas ninguna cita médica, pues ya habrás programado tu
próxima visita prenatal para la semana 12. En cualquier caso, recuerda seguir cuidándote física
y mentalmente: si tienes dudas, siempre puedes recurrir a una visita extra para aliviar tus miedos
y si, por el contrario, estás sintiendo que todo te supera a nivel emocional, lo mejor será apoyarte
en los tuyos o buscar ayuda de un psicólogo o una psicóloga perinatal.
Tu próxima visita
En la semana 12, tienes tu próxima visita prenatal. Esta segunda visita será más corta que la
primera y se centrará en las pruebas de detección de posibles anomalías cromosómicas. Del
mismo modo que, con tu primera experiencia premamá, puedes estar tranquila y no tienes
mucho que preparar para el examen de finales del primer trimestre de embarazo, lo que, por una
vez, está bien, ¿no crees?
Tu entorno
Podéis aprovechar esta semana para empezar a hablar sobre cómo os organizaréis los
próximos meses; sobre si la mamá puede y quiere seguir trabajando, acerca de lo que os
gustaría hacer una vez nazca el bebé, si vais a reducir vuestras jornadas laborales o no, quién
cogerá una baja por maternidad o por paternidad y cuándo lo haréis, etcétera. Tenéis mucho
tiempo todavía por delante, pero hay una larga lista de opciones de cuidados del bebé que
podéis empezar a definir: en casa, guardería, aupair...
Puntos clave
Durante esta semana el útero empieza a desplazarse desde su posición habitual entre las
caderas hacia una ubicación más elevada en tu bajo vientre. Puede que ahora tu tripa sea más
visible, ¡aunque es probable que la mayoría de personas que no te conocen no se den cuenta
todavía de que estás embarazada! Una vez el útero se haya recolocado es probable que ya no
sientas ganas de orinar con tanta frecuencia: esto se debe a que, en esta nueva posición, el
útero no presiona tanto la vejiga como antes.
Y seguimos con las buenas noticias: es muy probable que a partir de esta semana las náuseas
y los vómitos empiecen a remitir. El nivel de gonadotropina coriónica humana (GCh) presente en
tu cuerpo está empezando a disminuir porque la placenta ha empezado a generar progesterona,
que elimina la GCh. La gran mayoría de embarazadas dejan de tener estos síntomas entre la
semana 12 y la semana 16 de embarazo: sin embargo, un pequeño porcentaje (alrededor del 1%)
sigue padeciendo náuseas con gran frecuencia a lo largo de todo el embarazo, aunque sea de
forma esporádica: es lo que se conoce como hipermesis gravídica.
Así que, con casi total seguridad, las náuseas empezarán a disminuir gracias a la progesterona.
Pero, como suele pasar, vamos a darte una de cal y otra de arena: la presencia de esta
hormona puede hacer que te sientas mareada con más frecuencia. El motivo es que esta
hormona hará que tus vasos sanguíneos se dilaten y se relajen: esto aumenta el flujo sanguíneo
hacia el bebé, pero dificulta que la sangre vuelva a tu sistema circulatorio. ¿El resultado? Una
presión sanguínea baja y menos flujo sanguíneo, lo que puede hacer que te sientas como
flotando. Para minimizar estas molestias, puedes:
¿Has oído hablar del brillo en la piel de las embarazadas? Seguro que sí, ¡y es algo real! El
aumento del flujo sanguíneo hace que las hormonas produzcan más glándulas sebáceas y, por
eso, tu piel parece más fresca. No obstante, en algunos casos, esta grasa extra puede hacer que
experimentes algunos problemas como el acné.
En estos días los riñones del bebé empezarán a funcionar: ahora que tu pequeño ya puede
abrir y cerrar la boca, va tragando líquido amniótico y los riñones deben filtrarlo para eliminarlo
en forma de orina muy diluida. Del mismo modo, el sistema digestivo empieza a funcionar de
forma muy básica.
Cuídate, cuídale
En esta semana empezarás a darte cuenta de lo importante que es sentirte cómoda durante el
embarazo. Con la recolocación del útero es probable que el pantalón o las faldas empiecen a
apretarte, ¡y no siempre es buena idea forzar ese botón para que cierre! A lo largo del día, la
ropa ceñida puede provocarte molestias y dolor abdominal. Para solucionar esto, lo mejor es
iniciar una renovación de tu armario.
Para empezar, puedes hacerte con una banda o cinta de embarazo, por ejemplo: se trata de
una cinta de tela que se coloca sobre el pantalón y se ajusta, para que puedas vestir las mismas
prendas sin necesidad de abrocharte los botones. Así evitas tener que comprar tanta ropa
premamá.
En la consulta
Durante esta semana deberías tener tu segunda visita prenatal con el obstetra. En esta
consulta se repetirán muchas de las preguntas de control que ya te realizaron y volverán a
tomarte la presión y a pesarte. Tendrás que entregar una muestra de orina para que puedan
analizarla y ver el nivel de azúcar y de proteínas.
En esta semana se lleva a cabo una de las tres ecografías más importantes de un embarazo
sano: sirve para fijar la edad gestacional del feto y para tener una fecha prevista del parto. ¡Qué
emocionante! Además, el profesional confirmará el latido fetal, una medida que se mantendrá a
lo largo de todo el embarazo.
Esta ecografía también sirve para llevar a cabo el test de translucencia nucal: se trata de una
prueba no invasiva en la que se mide el espacio que hay entre la piel y los tejidos que hay detrás
de la nuca del bebé. En esta zona se acumula un líquido cuyo grosor no debe medir más de 3
milímetros: si la medición es superior, se considera un indicio de que el bebé pueda tener alguna
anomalía cromosómica como, por ejemplo, el Síndrome de Down. Aun así, no se trata de una
prueba diagnóstica cuyo resultado sea fiable al 100%: tan solo es un indicador, ya que un grosor
superior a los 3 mm está normalmente asociado a estas anomalías.
Otros aspectos que se evalúan en esta ecografía están relacionados con el correcto desarrollo
del feto: que se reconozcan brazos, piernas, manos y pies, la columna vertebral, la vejiga y el
estómago, así como un buen desarrollo cerebral.
Próxima visita
La amniocentesis sirve para examinar las células del feto que están presentes en el líquido
amniótico, con el objetivo de detectar cualquier trastorno genético. No es una prueba
recomendada para todas las mujeres, sino que se propone cuando hay probabilidades elevadas
de que el bebé pueda tener alguna anomalía cromosómica o si tienes más de 35 años en el
momento del embarazo.
Existe un pequeño riesgo de aborto debido a la realización de esta prueba (un 0’6% de los casos),
si bien es totalmente voluntaria y no tienes por qué realizarla si no lo deseas, pudiendo optar por
otras pruebas no invasivas como el test de ADN libre en sangre.
Tu entorno
A estas alturas, todavía no es posible ver el sexo del bebé en una ecografía, ya que los
genitales externos están empezando a desarrollarse. Sí es posible saberlo a través de una prueba
genética, ya que en los resultados sabréis si se trata de un XY o de una XX. En estos días es
importante que os pongáis de acuerdo sobre si deseáis saber el sexo del bebé o no. ¡Esta puede
ser la primera gran decisión a la que os enfrentéis!
Muchas parejas o familias deciden no saber si se trata de un niño o una niña para mantener el
misterio: si este es vuestro caso, tened presente que existen multitud de juguetes, decoraciones
y prendas de vestir que son unisex, así que ¡que no os frene el no saber!
Puntos clave
¡Estás acabando la primera de las tres grandes etapas de tu embarazo! Sin embargo, el inicio
y el final del primer trimestre del embarazo… genera cierta controversia entre los especialistas.
Muchos ginecólogos y obstetras consideran que, en esta semana, acaba el primer trimestre,
mientras que otros cuentan la semana 15 como el inicio del segundo trimestre de tu embarazo. En
cualquier caso, a partir de ahora los fetos se desarrollan a distintas velocidades, por lo que,
mientras esté sano, este tipo de discusiones no tienen mucha relevancia en tu día a día, ¿no te
parece?
Como comentábamos en la semana 11 y la semana 12, algunos de los síntomas típicos del
primer trimestre empiezan a desaparecer: es probable que ya hayas dejado atrás las náuseas
matutinas y que te notes con muchísima más energía que hace un par de semanas. El segundo
trimestre suele considerarse el más fácil de las tres fases, pero eso no quiere decir que, de golpe,
vayas a encontrarte como una rosa: los cambios serán graduales, pero el segundo trimestre es la
etapa con menos síntomas del embarazo: ¡alégrate!
● Tu libido puede estar ya de vuelta y el sexo es totalmente seguro para ti y para el bebé
siempre que tu ginecólogo no te haya advertido de una situación de riesgo.
● Muchas futuras mamás se asustan debido a ciertos calambres tras el orgasmo, pero
durante el embarazo esto es perfectamente normal: ¡no hay de qué preocuparse! Es el
útero contrayéndose un poco, pero no supone ningún riesgo en absoluto.
● Como comentábamos en la semana 11, quizá estés notando ya las punzadas en la ingle
y el bajo vientre debido al crecimiento de tu útero. Busca una posición más cómoda en tu
situación actual para sentarte y tumbarte: es algo que te saldrá natural.
● Si tienes fiebre o picor cuando haces pis, ve al médico; si bien la cistitis o infección de
orina en el embarazo es algo común, deberías recibir tratamiento y consejos para su
prevención para evitar que vuelva a sucederte.
En estos momentos, quizá percibas que estás perdiendo cintura y que tu ropa ya no se te hace
tan cómoda, ¿verdad? Si prefieres dejar las prendas premamá para más adelante, prueba con
ropa holgada que no apriete la zona del abdomen.
Sin embargo, ahora el aumento de peso ya debería ser evidente en ti. Debes haber cogido unos
2 kg de peso (aunque la mayoría es líquido, ya que el feto no pesa más que un limón, en
realidad). La retención de líquidos es tu nueva gran batalla en el camino hacia el segundo
trimestre, ya que tus tejidos retienen más líquido y empezarás a notar pies y tobillos hinchados.
Para evitar esto:
La cabeza del feto ocupaba hasta hace poco la mitad del tamaño de su cuerpo, ¡y por eso
parecía un pequeño alienígena en esta etapa! Pero ahora todo empieza a volverse más
proporcionado: tu futuro bebé mide alrededor de 8 centímetros y pesa unos 23 gramos.
Su cabeza será, aproximadamente, un tercio del tamaño total y, en la ecografía, ya podrás ver
las uniones de las placas de hueso que forman el cráneo: en el interior, los hemisferios
cerebrales empiezan a conectarse entre sí y las fibras motoras son las primeras en madurar: ¡lo
que explica el por qué no pare de moverse dentro de ti! También en esta semana se desarrollan
las cuerdas vocales del feto: no podrás escuchar lo que pasa en el útero, ¡pero ya se hará oír
cuando salga, tranquila!
La piel, en cambio, seguirá viéndose muy transparente, pero el lanugo, un vello suave y fino,
empieza a cubrir su cuerpo con el objetivo de proteger al feto del propio líquido amniótico. Se
mantendrá hasta el parto, cuando ya habrá cumplido con su función. También hay grandes
cambios en sus intestinos, que se están reubicando hacia su posición final, pues hasta ahora
crecían dentro del cordón umbilical por la falta de espacio.
¿Y qué está pasando con el resto de su cuerpecito? Pues los brazos y las piernas han empezado
a estirarse y las articulaciones de la cadera ya están formadas; los dedos de las manos ya
contienen las huellas dactilares que le acompañarán toda su vida y, aunque faltan varias
semanas para que la placenta esté completamente formada, el feto ya se mueve en libertad
por el útero y continúa con esa cronología de movimientos fetales que va desde las primeras
semanas de vida hasta el parto.
Para que no te estreses o te angusties, te recomendamos que no compares tu feto con cualquier
otro feto o con el desarrollo de la etapa fetal de otro de tus hijos o hijas, puesto que los bebés
crecen a ritmos diferentes desde el momento de su concepción y durante gran parte de su
infancia y adolescencia.
Cuídate, cuídale
En las primeras visitas prenatales ya te habrán informado de que no tienes que comer por dos,
que eso es un mito: las calorías que necesitas variarán entre 2.100 y 2.500 en esta etapa
dependiendo de tu IMC, pero en ningún caso se duplicarán: si te tomas el embarazo como una
licencia para comer mucho más de lo que necesita tu cuerpo, te costará mucho más recuperar tu
peso ideal tras el parto.
En otras palabras, te toca seguir con una dieta sana, ejercicio y vamos a ver opciones
saludables para aumentar tu ingesta de calcio, vitamina D y magnesio para ayudar al desarrollo
de huesos y dientes de tu bebé.
● Para el calcio puedes tomar lácteos, tofu, col china (bok choy) brócoli o bebida vegetal
suplementada.
● Para mantener unos buenos niveles de magnesio: calabaza y sus semillas, aguacate, soja
y lentejas.
● Para la vitamina D: yemas de huevo, pescado azul, sardinas y alimentos suplementados.
Esta semana deberías prestar especial atención a tu historial médico: si tienes antecedentes
familiares de cuello uterino débil o incompetente, también conocida como insuficiencia de cuello
uterino, deberías hablar con tu ginecólogo para valorar un cerclaje cervical entre esta semana y
la semana 14 de tu embarazo.
Llegado el caso, se te haría una intervención con anestesia en la que un cirujano sutura el cuello
uterino para evitar que se acorte y se abra demasiado pronto, con el objetivo de evitar un parto
prematuro.
En la consulta
Tu próxima visita
Si tras tu segunda visita prenatal, todo va bien, no hay visitas previstas para las siguientes
semanas. Por lo tanto, es un muy buen momento para evaluar si estás contenta con el equipo
médico que te atiende: si es así, no hay nada más que decir, si consideras que el personal no ha
sido respetuoso o no ha dado respuesta a tus dudas o inquietudes, valora comentarlo con ellos o
como alternativa más radical, cambiar de médico.
Tu entorno
El final del primer trimestre es un gran momento para los papás, ¡quedan seis meses y todavía
podéis hacer un montón de cosas juntos antes de que el embarazo os obligue a frenar un poco
vuestra actividad diaria y de fin de semana! Si la futura madre está con energía, aprovechad al
máximo los próximos tres meses.
Pero… a veces es la pareja quien se empieza a encontrar mal, ¡de veras! El síndrome de Couvade
o síndrome de embarazo comprensivo es bastante común en personas sensibles
emocionalmente. Si sientes que estás ganando peso o te mareas, ¡puede que necesites tomártelo
con más calma!
Puntos clave
● La retención de líquidos es tu nueva gran batalla: evita la sal, los tacones y no te sientes
por más de 2 horas seguidas.
● El feto se ha vuelto más proporcionado, ¡y es tan grande como un limón ya!
● Nada de comer por dos, ¡que eso es un mito! Pero asegúrate que tu dieta tiene suficiente
calcio, magnesio y vitamina D.
● Revisa tu historial médico ante posibles antecedentes de insuficiencia de cuello uterino.
● Si tu pareja es muy sensible, ¡puede estar padeciendo el síndrome de Couvade!
SEGUNDO TRIMESTRE
DE EMBARAZO
Semana 14 de embarazo
Otra buena noticia es que, muy probablemente, las náuseas habrán empezado a disminuir y
también tendrás menos ganas de ir al baño con tanta frecuencia. Esto se debe a diferentes
procesos que se inician alrededor de la semana 12 de embarazo: la producción de progesterona
por parte de la placenta y el movimiento del útero hacia fuera de la pelvis.
¿Quieres más buenas noticias? ¡Pues allá vamos! Si no lo estás haciendo ya, muy pronto podrás
empezar a lucir tu tripa de embarazada, sin lugar a dudas. Tu bebé ya ha pasado la fase de
desarrollo y ahora entra en una etapa de maduración: es decir, ¡a crecer, a crecer y a crecer! Y,
con él, también crecerá tu barriga. ¡Se acerca el momento, ahora sí, de empezar de verdad a
renovar tu armario!
Pero, como ya sabrás, no puede ser todo bueno: con el crecimiento del útero también pueden
aparecer molestias en los ligamentos redondos. Estos ligamentos están en la pelvis y ayudan a
sostener el útero, conectando su parte delantera con la zona de la ingle. A medida que el
embarazo avanza y el útero crece es normal sentir dolor en esta zona, debido a contracciones
ligamentarias o irritación de las fibras nerviosas de la zona.
Si notas dolor en esta zona pero está acompañado de fiebre, dolor al orinar, sangrado o,
simplemente, crees que es un dolor intenso, acude a tu ginecólogo para que te examine y
dictamine cuál es la causa del problema.
Cuídate, cuídale
La gran mayoría de mujeres ve cómo empiezan a aparecer varices durante el embarazo. Los
motivos son diversos: el mayor tamaño del útero dificulta la circulación sanguínea hacia la zona
inferior del cuerpo, hay un mayor volumen de sangre, las paredes venosas se debilitan debido a
las hormonas… Aunque en la mayoría de casos se trata de un problema más bien estético, las
varices pueden complicarse y acabar siendo muy dolorosas.
El segundo trimestre de embarazo es la mejor época para viajar antes de que nazca tu bebé.
El malestar propio del primer trimestre ha disminuido y todavía no estás “tan embarazada” como
para que sea molesto o, incluso, como para que tu médico te prohíba hacerlo. Aun así, hay
algunas medidas que debes tomar para prevenir cualquier tipo de problema mientras viajas.
● La banda vertical se sitúa sobre el hombro y el esternón, sin tocar el cuello ni los senos.
● La banda horizontal debe quedar bajo el abdomen, bien colocada sobre la cadera.
Existen en el mercado diferentes adaptadores y productos para sujetar la banda horizontal y
evitar que suba hacia arriba presionando la tripa.
Recuerda que, tanto si viajas en coche como en cualquier otro medio de transporte, debes tener
cuidado con los coágulos: al menos cada dos horas deberías poder ponerte de pie y andar, ya
sea por dentro de un tren o avión, o parando el coche para dar un paseo.
En la consulta
Si no tienes un embarazo de riesgo ni sucede nada fuera de lo habitual, es probable que pasen
algunas semanas hasta que vuelvas a ver a tu ginecólogo.
A lo que sí debes prestar atención es a los cambios que las hormonas están produciendo en tu
piel: es normal que los lunares y pecas cambien de color o incluso que te aparezcan algunos
nuevos, pero una visita de control al dermatólogo nunca está de más.
Próxima visita
Si las pruebas no invasivas para detectar anomalías cromosómicas dieron resultados dudosos o
mostraron evidencias sobre la posibilidad de que tu bebé tenga una trisomía, entre otras, tu
próxima visita al médico es probable que sea para realizar una amniocentesis.
Esta prueba puede realizarse o por vía vaginal o por vía abdominal, y consiste en una punción
para extraer líquido amniótico. Así los profesionales sanitarios pueden analizar el contenido en
busca de información genética de tu bebé para saber si tiene alguna anomalía cromosómica.
Tu entorno
Entre las semanas 12 y 16 del embarazo es probable que el ginecólogo invite a la futura mamá
a una sesión previa a la preparación al parto, que probablemente no empezará hasta la
semana 28.
Ahora que todavía hay tiempo, es un buen momento para ayudar a la mamá a decidir si quiere
apuntarse o no a estas clases: muchas mujeres primerizas prefieren no hacerlo porque la idea
del parto les asusta y prefieren no pensar en ello. Del mismo modo, mujeres que ya han tenido
hijos pueden preferir no llevarlas a cabo porque ya tienen experiencia. Lo más recomendable en
todos los casos es asistir a las clases preparto, aunque la decisión final es de la futura mamá:
hay que apoyarla haga lo que haga.
Puntos clave
¡Bienvenida a la semana 15 de tu embarazo! Este segundo trimestre es, para la mayoría de las
mamás, el mejor de los tres trimestres de gestación, pues empieza a notarse la barriga, la
familia y los amigos que no lo sabían ya comparten la buena noticia con vosotros y las náuseas
matutinas y la fatiga desaparecen. Puede que, durante las primeras semanas de este segundo
trimestre, no tengas ninguna sensación típica del embarazo. Disfruta esa energía extra para
hacer cosas, ya que el tercer trimestre se volverá un poquito más duro…
Durante el primer trimestre de tu embarazo, habrás subido entre 1 y 2 kg de peso, sin embargo,
a partir de ahora vas a notar un aumento semanal. Si quieres ubicar al culpable o la culpable,
puedes presionar suavemente debajo de tu ombligo para sentir cómo tu útero sigue
expandiéndose y tu futuro bebé crece y crece.
A partir de ahora, aumentarás alrededor de medio kilo por semana(450 gramos, de media),
por lo que, si bien el ginecólogo va a mantener controlada tu dieta, conviene que lo hables con él
si has ganado mucho más peso. En cualquier caso, al final del embarazo, es habitual haber
ganado entre 7 y 12,5 kilos antes del parto.
Y el feto sigue creciendo y creciendo… Ahora mismo, dentro de ti tienes un niño o una niña que
pesa ¡85 gramos! y mide 11 centímetros. Menudo estirón. Poco a poco, su apariencia se va
asemejando a la del futuro bebé: sus ojos cada vez están más cerca de la nariz y puede estar
empezando a definir la línea de su cabello y las cejas (recuerda lo que dijimos en la semana 13:
cada feto se desarrolla a partir de ahora a distinta velocidad).
Si te preguntas qué está haciendo por ahí dentro, la verdad es que está trabajando mucho,
mucho. A grandes rasgos, el feto dedica buena parte de esta fase de la gestación a respirar,
succionar y tragar, con el objetivo de prepararse para los primeros años de vida. Lo mismo
ocurre con las pataditas (que todavía no vas a poder notar, lo sentimos), los movimientos de
brazos y piernas y la forma que tiene de doblar los dedos de las manos y de los pies.
Cuídate, cuídale
Vamos a hablar un poco más sobre la ganancia o pérdida de peso, ¿de acuerdo? Pues si estás
ganando poco peso o demasiado, el segundo trimestre está considerado el momento más
importante para esos ajustes con tu dieta.
Aun así, lo más normal es que esta semana y las siguientes te encuentres llena de energía y con
pocas molestias, por lo que, al margen de las pruebas del segundo trimestre del embarazo,
quizá quieras reservar tiempo para pasarlo en pareja y con tu círculo cercano. Tu pareja, en
especial, puede sentirse un poco alejado si siente que todo se centra en ti y en el nacimiento
del bebé y que no existe espacio para vosotros, así que lo de siempre: comunicación, empatía y
fortalecer vuestros lazos: ¿qué tal una escapada de fin de semana?
A la vuelta de ese idílico fin de semana en pareja, quizá sigas trabajando, ¿verdad? Si es así, y ya
has comunicado tu estado en el trabajo, no olvides revisar los términos de tu contrato laboral,
así como todo aquello en lo que te ampara la ley (en la semana 13, encontrarás más
información). En estos momentos, no solo tienes mayor flexibilidad para tus citas prenatales por
ley, sino que tu jefe o jefa debe proporcionarte un entorno laboral seguro.
En la consulta
Si durante la semana 14, has decidido hacerte una amniocentesis, esta es la primera semana
en que podrás: por regla general, esta prueba se realiza entre la semana 15 y la semana 18. El
procedimiento dura unos 30 minutos y, como ya te habrán explicado, tu ginecólogo usará un
ultrasonido para guiarse en la extracción de un poco de líquido (células fetales) del saco
amniótico a través de tu útero o de tu abdomen con el objetivo de detectar anomalías
cromosómicas. Como ya se te habrá informado, las anomalías que detecte la amniocentesis no
podrán ser tratadas, pero la prueba permite poner en conocimiento a los papás de la condición
de su bebé.
Tu próxima visita
Durante el segundo trimestre te repetirán algunas pruebas, como los análisis de sangre y de
orina, ecografías y el test de O´Sullivan. En tu siguiente visita, se realice ya en la semana 20 o un
poco antes, tu ginecólogo medirá tu altura de fondo o altura uterina, que es la distancia entre
la parte superior del hueso púbico y la parte superior del útero: ¡si te la haces en la semana 20,
probablemente coincidan las semanas y los centímetros!
Tu entorno
El apoyo de la pareja y el del resto de las personas más cercanas a la mamá es indispensable
para mejorar su salud física y mental durante todo el embarazo. La depresión en el embarazo y
las herramientas con las que cuente ella para controlar la ansiedad son solo una parte. Se ha
descubierto que el apoyo de la pareja durante el embarazo ayuda a reducir la probabilidad de
que las futuras madres sufran ansiedad y depresión.
Puntos clave
La 16 semana de embarazo viene cargada de nuevas sorpresas: síntomas que aparecen, otros
que se van, algunas pruebas médicas y grandes noticias como, por ejemplo, el sexo de tu bebé.
¡Veamos qué os espera en los próximos siete días!
El cambio más importante que notarás a partir de la semana 16 del embarazo es que tu tripa
empieza a crecer a un ritmo mucho más rápido. Es normal: ¡a partir de ahora, tu bebé se
dedicará a aumentar de tamaño hasta el momento del parto! Y, con él, también crecerá tu útero
y la placenta.
Notarás cómo vas aumentando de peso de forma progresiva: en el segundo trimestre se suele
ganar entre 3 y 4 kg, aunque esta medida depende de muchos factores como, por ejemplo, tu
índice de masa corporal. En función de tu peso en el momento de quedarte embarazada, será tu
ginecólogo quien te indique cuál es el máximo de peso que puedes ganar a lo largo de todo el
embarazo.
Ahora mismo, tu bebé mide alrededor de 11’5 centímetros y pesa unos 100 gramos. Sigue
siendo pequeño, ¡pero a partir de ahora crecerá a pasos agigantados! En este momento ya
puede abrir y cerrar las manos e incluso hacer algunas muecas, porque sus músculos faciales ya
se han desarrollado lo suficiente.
En la semana 16 del embarazo es cuando la mayoría de órganos de tu bebé se ponen
realmente en marcha. Lo hacen despacio, eso sí: el sistema digestivo, por ejemplo, todavía está
demasiado inmaduro como para poder funcionar de forma regular, pero sí puede hacerlo a
intervalos. En esta semana se forman muchísimas células nerviosas, aunque el cerebro también
sigue siendo muy inmaduro.
Si pudieras ver a través de tu barriga, verías que la piel de tu peque tiene un tono rojizo y es
casi transparente: de hecho, algunos vasos sanguíneos son visibles a través de la piel. Esto se
debe a que todavía tiene muy poca grasa en su cuerpo.
Es también sobre esta semana de embarazo cuando se comienza a desarrollar la tiroide: para
hacerlo, el feto necesita grandes cantidades de yodo. Por este motivo es muy importante que
se tome el yodo suficiente para conseguirlo, que en muchos casos procede de los suplementos
para embarazadas, ya que así te asegurarás de que no tienes ningún déficit que pueda
perjudicar a tu peque.
Cuídate, cuídale
A medida que tu barriga crece, dormir parece que es cada vez más complicado. ¡Y eso que, a
estas alturas, todavía no está ni de lejos tan abultada como estarás hacia el final del embarazo!
Ya es momento de que te acostumbres a dormir en una posición más adecuada, que te ayude
a descansar mejor. Lo ideal es que te acuestes sobre tu lado izquierdo, por dos motivos muy
simples:
1. Tumbarte boca arriba puede hacer que sientas que te falta el aire, ya que el útero
puede presionar los pulmones.
2. Tumbarte sobre el lado derecho genera presión sobre la vena cava inferior, que
recorre toda tu espina dorsal y es la encargada del retorno al corazón de la sangre de la
parte inferior del cuerpo.
Así que, ¡bienvenida a tu nueva postura preferida! Acuéstate sobre el lado izquierdo y coloca una
almohada bajo tu tripa para que quede apoyada en ella. Puedes colocarte otra entre las rodillas,
para que la espalda quede alineada. Y recuerda que a estas alturas del embarazo no hay
postura prohibida para dormir así que, simplemente, ponte como estés más cómoda.
Otra molestia común en la semana 16 de embarazo suele ser la rinitis, como ya te hemos
comentado. Sin llegar a este extremo, es probable que notes sequedad en la nariz; a veces,
incluso aparecen pequeñas heridas acompañadas de sangrado. Nada grave, ¡pero sí muy
molesto! Para aliviar este síntoma puedes hacerte con un humidificador, que acabará con la
sequedad ambiental y te ayudará a respirar mejor, especialmente durante la noche.
En la consulta
Esta semana te toca volver a visitar al ginecólogo y, como ya sabes, controlará tu tensión
arterial y tu peso. También te solicitará una muestra de orina para seguir midiendo el nivel de
proteínas y de azúcar. Además, puede pedirte una muestra de sangre para realizar lo que se
conoce como triple screening, que sirve para medir:
● Los niveles de alfa-fetoproteína (AFP). La alfa-fetoproteína se produce en el hígado del
bebé y pasa a tu torrente sanguíneo a través de la placenta. Si tus análisis muestran un
nivel muy alto o muy bajo, puede significar cosas muy diversas: que estás embarazada
de gemelos y por eso el nivel es más alto de lo habitual, que la fecha de concepción está
mal calculada, que tu peque tiene algún defecto en el tubo neural o que padece alguna
alteración cromosómica.
● El nivel de estriol. El estriol libre es el estrógeno producido tanto por la placenta como
por el feto.
● El nivel de hCG. La gonadotropina coriónica humana, o beta-hCG libre, es una hormona
producida por la placenta que también se conoce como hormona del embarazo.
Los resultados de esta prueba se cruzarán con los del triple screening del primer trimestre
para tener datos más fiables sobre posibles alteraciones genéticas de tu bebé.
En esta consulta, el ginecólogo también medirá tu altura uterina. Esta medida toma la distancia
que hay entre la parte superior del hueso púbico (sínfisis pubiana) y la parte más alta del útero,
también conocida como fondo uterino. Para tener la altura uterina se multiplica por 4 los meses
de embarazo: es decir, que si estás, por ejemplo, de 5 meses, tu altura uterina estándar es de 20
centímetros. Comparando esta medida estándar con la medición real, el ginecólogo puede saber
si el feto está creciendo con normalidad o si es más pequeño o más grande de lo que debería.
Próxima visita
Si todo va bien, tu siguiente visita será entre la semana 18 y la semana 20. Es en este momento
cuando se lleva a cabo una de las pruebas más importantes del embarazo: la ecografía
morfológica. Entonces, notarás que tu bebé ya es mucho más grande que en tu anterior
ecografía y el personal sanitario podrá evaluar si su desarrollo es correcto: para ello, se
asegurará de la buena formación del cerebro, corazón, estómago o riñones.
Tu entorno
A estas alturas del embarazo es muy probable que la mamá ya sepa el sexo del bebé. Y, con
esta noticia, ¡suele llegar el interés por saber qué nombre tendrá el peque! Es normal dejarse
llevar por el entusiasmo y hacer propuestas u opinar sobre las ideas que tiene la madre o su
pareja. Pero hay que saber controlar ese entusiasmo y no dejarse llevar, ya que es fácil que
esta situación se repita con familiares, amigos y conocidos. Y el resultado… ¡Puede ser un gran
nivel de estrés!
Así que si la futura madre no quiere oír hablar del tema, no hay que presionarla: a su debido
tiempo os preguntará vuestra opinión o, simplemente, os comunicará cuál ha sido el nombre
ganador. Recordad que cada familia es un mundo, por lo que procurad tener en cuenta las
peticiones de la madre para no agobiarla sin necesidad.
Puntos clave
Estás a punto de llegar al ecuador de tu embarazo. ¡Cómo están pasando las semanas! En esta
semana 17, puede ser que te encuentres como una rosa tras ese primer trimestre de náuseas y
fatiga, pero también es posible que sufras algunas molestias físicas debido al tamaño de tu bebé
y a cómo tus órganos se están reubicando a medida que tu hijo o tu hija crece dentro de ti.
A medida que tu bebé está aumentando de tamaño, el útero sigue expandiéndose: ahora mismo,
está a medio camino entre tu hueso púbico y tu ombligo. ¿Y en qué se traduce esto?
Principalmente, en dos grandes cambios:
Por descontado, estas molestias dependen de cada mujer y, si bien es probable que alguna de
ellas aparezcan durante el segundo trimestre, no hay una semana definida para la mayoría
como, por ejemplo, la rinitis del embarazo, que suele aparecer entre la semana 13 y la semana 21
de gestación. La mayoría de estudios médicos vinculan la rinitis a los cambios hormonales y el
aumento del volumen de sangre que da como resultado congestión nasal y estornudos.
En cualquier caso, estamos (casi) seguros de que las molestias de este trimestre no se te harán
tan cuesta arriba: tu apetito aumentará, las náuseas y la fatiga han quedado atrás y tienes
energía más que suficiente. Además, si tu libido ha vuelto a ti, el aumento del riego sanguíneo en
la zona pélvica te ofrecerá relaciones sexuales mucho más satisfactorias, ya que los niveles más
elevados de progesterona y estrógeno se traducen en que tus zonas erógenas están todavía
más sensibles. Ya sabes, ¡no todo va a ser malo!
Si has hablado con el ginecólogo, ya sabrás que ahora los latidos de su corazón ya se distinguen
de los tuyos y pueden escucharse mediante un estetoscopio. En paralelo, el cordón umbilical se
ha ensanchado para nutrir mejor a tu bebé y la placenta se ocupa de entregar nutrientes y
oxígeno a través de miles de vasos sanguíneos. Pero, ¿qué más está sucediendo dentro de ti?
Verás...
Cuídate, cuídale
A riesgo de haberlo comentado ya una docena de veces, concentra tus energías en mantenerte
hidratada y en ir bien al baño. ¿Por qué se repiten tanto estos consejos? Principalmente, porque
parte del agua que bebes se queda en los tejidos corporales y no en el torrente sanguíneo, por lo
que, si no quieres que tu organismo se desequilibre, es importante que bebas de 8 a 12 vasos de
agua al día y lo acompañes de fruta (especialmente, aquellas con azúcar, ya que la fructosa del
melón, las uvas o las fresas, ayuda a la absorción).
A su vez, el útero suele ejercer presión en la vejiga desde finales del primer trimestre de tu
embarazo y, a esto, se une el hecho de que las hormonas pueden dilatar los uréteres y aumentar
el riesgo de infección urinaria. ¿En qué se traduce esto? Primero, en que no te aguantes el pis
mucho rato, que sigas bebiendo mucha agua y si, sientes escozor o te cuesta orinar, tendrás que
visitar al médico, porque es probable que tengas una infección de orina.
¿Has notado calambres nocturnos en las piernas? Estas contracciones involuntarias (¡y
dolorosas!) son muy comunes a partir de la mitad del embarazo. Tienen múltiples causas, entre
ellas, la compresión de los nervios de las piernas o la menor circulación sanguínea en las zonas
periféricas. Para evitar los calambres nocturnos durante el embarazo, haz estiramientos de los
músculos de las pantorrillas, mantente activa e hidratada y usa un calzado adecuado para el
embarazo.
En la consulta
Esta semana no tienes visita con tu ginecólogo, pero es un buen momento para informarte
sobre los beneficios del ejercicio durante el embarazo. Las grandes ventajas de no mantenerse
sedentaria durante la gestación van desde un menor número de molestias (dolores de espalda,
articulaciones, calambres, etcétera) a menor riesgo de padecer cesárea o diabetes gestacional.
No es un mal trato por un rato de ejercicio al día, ¿verdad?
Por el contrario, si antes de quedarte embarazada eras una adicta a la dopamina del deporte, o
casi, también aprovecha para preguntar a tu médico si puedes seguir practicando y hasta
cuándo y, si no es así, busca alternativas a esa actividad física durante unos meses.
Tu próxima visita
Es posible que, si has necesitado realizarte una CVS (muestra de vellosidad coriónica) o una
amniocentesis, como vimos en la semana 16, estas pruebas no hayan dado resultados
concluyentes. Si fuera así, a partir de esta semana tu ginecólogo podría plantearte una
cordocentesis (muestra de sangre percutánea umbilical) para diagnosticar infecciones,
trastornos genéticos o patologías sanguíneas.
Tu entorno
Si la futura mamá ha aumentado su deseo sexual, ya sabes que el sexo durante el embarazo, a
no ser que se haya contraindicado por el ginecólogo, es perfectamente seguro y sano para
vosotros y para el bebé.
No obstante, esto no es algo que le ocurra a todas las mujeres, por lo que, ante todo, como
pareja hay que ser comunicativ@ y empátic@. Esto es muy importante puesto que el embarazo
supone un cambio de identidad para la futura mamá: de mujer, a mujer y madre. Además, si te
estresa o te genera ansiedad el sexo (por hacer daño al bebé: que sepas que no es posible; por tu
nuevo rol, etc.), hablarlo te ayudará a reconectar y a buscar soluciones. Amb@s estáis
aprendiendo y os estáis adaptando, no lo olvides ¡y todo irá mejor!
Puntos clave
Te acercas, poco a poco, a la mitad del embarazo. Es muy probable que ahora ya puedas
empezar a sentir cómo tu peque se mueve y otros síntomas asociados a su crecimiento. ¡Vamos a
descubrirlos!
Debido a que tu bebé no para de crecer, el útero sigue expandiéndose: ahora ¡cada vez es más
difícil disimular el embarazo! El aumento de tamaño del útero provoca que tu centro de gravedad
se desplace hacia abajo, lo que se traduce en el hecho de que tu espalda empiece a doler. Para
solucionarlo te irán bien ejercicios de higiene postural con los que evitarás inclinarte demasiado
hacia atrás o hacia delante, ya que ambas posturas fuerzan la columna.
Los diferentes sistemas orgánicos de tu bebé todavía están lejos de madurar, pero siguen
evolucionando a un ritmo emocionante. Por ejemplo, si es una niña, los ovarios y las trompas de
Falopio ya se están formando y, si es un niño, los genitales externos ya serán visibles en una
ecografía.
Los nervios empiezan a cubrirse de mielina, una capa aislante que facilita una transmisión
rápida de los impulsos nerviosos y es clave para el funcionamiento óptimo del cerebro y la
médula espinal. Gracias a estas mejoras, ahora un ruido fuerte puede despertar a tu bebé (que
pasa alrededor de 18 horas diarias durmiendo).
Sus retinas también están lo bastante desarrolladas como para reaccionar ante la luz. ¿Te
apetece jugar con tu peque? ¡Pues ya puedes hacerlo! Si alumbras tu tripa con una linterna, es
probable que notes cómo el feto se mueve.
Cuídate, cuídale
Uno de los síntomas habituales, y también uno de los que más confusión despierta en las
embarazadas, es la aparición de ronquidos a partir del segundo trimestre de embarazo. Así,
mujeres que no han roncado nunca, y que incluso no lo hicieron en anteriores embarazos, se
encuentran con que ahora sí lo hacen. La buena noticia es que no es nada grave, ni para ti ni para
el bebé. Como mucho, ¡puede ser un poco molesto si el volumen de tus ronquidos se pasa de
decibelios!
Normalmente los ronquidos se deben, ¿lo adivinas? ¡A las hormonas!En el segundo y tercer
trimestre de embarazo es normal sentir congestión nasal aún sin estar resfriada, y es probable
que esto se deba al alto nivel de estrógenos y al aumento de flujo sanguíneo que fluye hacia las
mucosas nasales.
Si combinamos esto con un mayor nivel de fatiga y el aumento de peso propio del embarazo, ya
tenemos las causas por las que es probable que empieces a roncar en estos días. Pero, como te
decíamos, este síntoma no afecta a todas las mujeres: puede que lo experimentes ahora, en las
próximas semanas, o quizá nunca.
Existen varios motivos por los que, entre la semana 16 y sobre todo la semana 18 del embarazo,
tu ginecólogo te proponga realizar un ecocardiograma fetal, una ecografía de alta resolución
que permite ver las estructuras del corazón y, si está equipada con Doppler, la velocidad del
flujo sanguíneo.
Son varios los motivos por los que tu ginecólogo puede recomendarte hacerte esta prueba,
que es inofensiva tanto para ti como para tu bebé:
A medida que el embarazo avanza, es habitual que tengas problemas de hipotensión: se debe
a la presión que el útero ejerce sobre la cava y la aorta, y también al hecho de que tu sistema
circulatorio trabaja mucho más rápido para suministrar sangre tanto a tu organismo como al del
feto. Si estás lidiando con estos problemas, aquí van algunas medidas que puedes tomar para
solucionarlo:
En la consulta
A estas alturas el feto está mucho más desarrollado que en la ecografía rutinaria del primer
trimestre y, por tanto, se pueden identificar posibles malformaciones de distinta gravedad,
desde espina bífida hasta anomalías relacionadas con los riñones o el corazón.
Además, en esta ecografía podrás conocer, por fin, el sexo de tu bebé. ¡Si es que quieres
saberlo, claro! El ecógrafo te preguntará antes de desvelar este secreto, ya que son muchos los
padres que prefieren no saberlo hasta el momento del parto.
Tu próxima visita
Tu entorno
Parece que todavía falta mucho para que el bebé llegue, pero lo cierto es que el tiempo pasa
volando ¡y hay muchas cosas por hacer! Entre ellas, decidir a qué centro pediátrico le vais a
llevar. La opción más sencilla es decantaros por el pediatra que os toque en vuestro centro de
salud pública. Podéis quitar algo de faena a la futura mamá haciendo una selección de
candidatos entre otros padres y madres que conozcáis, o en el caso de que contéis con un seguro
privado, cribando a los profesionales que entren en vuestra póliza.
A partir de ahora la madre se sentirá cada vez más limitada para moverse y realizar trámites, así
que cuanto más trabajo podáis ahorrarle en este sentido, más tranquila y más descansada
estará.
Puntos clave
A medida que tu barriga crece con el objetivo de que el feto siga desarrollándose, puede ser que
empieces a notar algún pinchazo en la zona baja del abdomen. ¡Es totalmente normal! Igual que
las pataditas del bebé o los calambres en las piernas. Vamos a ver todo lo que te espera ahora
que casi estás en la mitad de tu embarazo.
Alrededor de la semana 19, muchas premamás empiezan a sentir molestias en la zona inferior
del abdomen con la ingle. Si bien se trata de un dolor común y no deberías asustarte, pues
indica que tus ligamentos redondos se están alargando, puedes hablar con tu ginecólogo para
tu tranquilidad. La sensación puede variar entre una mujer y otra, pero la forma en que se
engrosan los ligamentos para soportar ese extra de peso suele describirse como un tirón desde
los laterales de la cadera o un dolor punzante en la ingle, por regla general.
También es común que notes que te cansas un poquito más que antes y que te cuesta respirar
debido a cómo se ha movido tu diafragma por los kilos extra que has ganado y la barriga, que
harán que tengas que respirar más desde el pecho.
Ahora mismo, puedes estar padeciendo algún que otro efecto secundario más raro que molesto
como, por ejemplo, un aumento en el flujo vaginal más espeso de lo habitual: la leucorrea, como
se conoce a este fenómeno, va de la mano de una coloración más violácea de la vagina y unos
labios menores y mayores más abultados, lo que se conoce como signo de Chadwick.
Los calambres en las piernas también pueden empezar a acompañarte a lo largo de tu rutina
diaria. A partir del segundo trimestre y hasta el final de tu embarazo, es habitual empezar a
sentir espasmos y calambres en las pantorrillas. Ahí va la mala noticia: por las noches, cuando
más ganas vas a tener de descansar, ¡los vas a notar muchísimo más! Y la verdad es que no está
muy claro por qué ocurre esto: hay teorías que hablan, simplemente, del extra de peso, mientras
que otras afirman que es debido a que los vasos sanguíneos de las extremidades quedan más
comprimidos debido al embarazo.
Recuerda este pequeño truco para aliviar las molestias: cuando te dé un calambre, estira la
pierna, flexiona el tobillo y tira los dedos de los pies hacia atrás.
¿El bebé está dando pataditas? ¡El bebé está dando pataditas!
Las primeras patadas de tu bebé suelen parecer de todo menos patadas. Por esta razón,
muchas futuras mamás dudan sobre qué es esa sensación de “burbujeo”, de hormigueo o similar.
Hay muchas razones para que estos primeros “golpecitos” del bebé se noten de forma distinta en
las mujeres. Las más comunes son:
● El tono muscular de la mamá (cuanto más laxos sean los músculos uterinos, más
habitual será sentirlas, por lo que las primerizas tienen aquí ventaja).
● La posición de tu bebé en la barriga: si patea de lado, será más fácil sentir esa golpecito
que si lo hace de frente.
En cualquier caso, cuando el bebé ya tenga cierto tamaño, notarás perfectamente que ha dado
una patada, ¡y hasta te cansarás de ellas y de pensar que te va a salir futbolista!
Tu bebé ya mide 15 centímetros y pesa 240 gramos. ¡Es más grande que un mango de los de la
frutería! Ahora mismo, la cosa se ha puesto seria en lo que a desarrollo se refiere: su organismo
ya casi está formado completamente y, en breve, se preparará para crecer y crecer; por ahora, el
cerebro y la médula espinal siguen desarrollándose y su piel se está cubriendo de una capa de
grasa similar a la cera que se conoce como vernix caseosa. Su función es complementaria a la
del lanugo, protegiendo la piel de tu bebé de agrietamientos o rozaduras en el líquido amniótico.
Durante el parto, además, la vernix caseosa actuará también como lubricante para facilitar el
nacimiento.
Cuídate, cuídale
El dolor de ligamentos será tu mayor dolor de cabeza esta semana. Cárgate de paciencia, porque
no hay forma de evitar el dolor del ligamento redondo durante el embarazo, pero sí puedes
aliviarlo con baños tibios y una buena higiene postural: evita hacer movimientos repentinos o
explosivos y esfuérzate por moverte un poco más despacio de lo habitual.
Aunque se ha hablado a menudo de los peligros de bañarse durante el embarazo, solo tienes
que evitar el agua muy caliente (36-37 ºC será la temperatura perfecta), así como los
hidromasajes, los jacuzzis y las saunas que sí están contraindicados. Por lo demás, recuerda que
también puedes aliviar muchos de las molestias del embarazo mediante las duchas, que, a
partir del segundo trimestre, pueden resultarte más cómodas y con el añadido de un menor
gasto energético y de agua.
A partir de esta semana, los alimentos ricos en vitamina E (verduras de hoja verde, frutos secos,
huevos, aguacate) te ayudarán a a mantener una alimentación equilibrada y, volviendo al
agua una vez más, ¿has pensado empezar a ejercitarte a través de clases en el agua para
embarazadas? Son una forma estupenda de tonificar y reforzar brazos, piernas y espalda a la
vez que sigues practicando ejercicios que ya conoces, como el footing o el spinning.
● Mantén una rutina de horarios: nada de acostarse un día a las 2 am y el día siguiente a
las 10 pm.
● Evita la cafeína todo lo que puedas, pero sobre todo a partir de media tarde.
● Evita las siestas durante el día (en especial, si son de más de 15 o 20 minutos), pues
pueden resultar contraproducentes para conciliar el sueño por la noche.
● Y, sobre todo, ¡ejercicio! Pero nunca tres o cuatro horas antes de dormir, pues debes
permitir que el metabolismo vuelva a su estado normal.
Para patologías como la insuficiencia del cuello uterino que comentamos en la semana 13, el
especialista te planteará un tratamiento de progesterona vaginal alrededor de esta semana.
En la consulta
Esta semana no tienes ninguna visita rutinaria con el especialista, pero puede que tengas ciertas
molestias en el área pélvica. Si es así, lo más probable es que esté relacionado con el ligamento
redondo, pero si el dolor es agudo o aumenta la intensidad, podría indicar preeclampsia o la
posibilidad de un parto prematuro.
En cualquier caso, no pierdas la calma: son meses de muchas sensaciones que no habías sentido
nunca, ¿verdad? La mayoría de las veces es tan simple como que un embarazo puede ser
incómodo. Por descontado, ante cualquier duda, consulta con tu especialista, en especial, si el
dolor se acompaña de sangre, fiebre, náuseas y vómitos, resfriado o escozor al orinar.
Tu próxima visita
La semana que viene tienes tu próxima visita prenatal. Se acompañará de la ecografía de las
20 semanas y, probablemente, sea bastante más larga: pregunta si tienes que ir a la visita sin
haber hecho pis para facilitar el ultrasonido y evitarás alargar la revisión más de la cuenta. En la
semana 20, te volverán a controlar el peso y volveréis a revisar las claves de una dieta sana para
la segunda mitad de tu embarazo.
Tu entorno
A estas alturas, es probable que la futura mamá ya haya notado las primeras pataditas. Pero, ¿y
si todavía no las siente? ¡Pues tranquilidad! Hay múltiples razones que explican que las primeras
patadas pueden tardar en notarse más o menos dependiendo de cada caso, pero si vuestro
hijo o vuestra hija crece a pasos agigantados, puede que ¡hasta tú puedes sentir cómo se mueve!
Lo más habitual, sin embargo, es que esto no ocurra hasta las veintiocho semanas, así que no te
hagas demasiadas ilusiones todavía. Por ahora, será algo positivo solo para la mamá, ¡que
también es quien carga con la mayoría de las cosas negativas!
Puntos clave
Ahora sí, ¡bienvenida a la mitad de tu embarazo! Ya han pasado 20 semanas, y te quedan otras
20 por delante antes de poder tocar por primera vez a tu peque. ¡Ya verás qué rápido te pasan
los días que quedan! Por ahora, vamos a ver qué te espera en la semana 20 del embarazo, ¿de
acuerdo?
El aumento de peso ligado al embarazo puede provocar que sientas calambres en las piernas: tus
músculos están haciendo sobreesfuerzos, y los cambios que se están dando en tu presión
sanguínea no ayudan.
A partir de las 20 semanas de embarazo las varices pueden empezar a hacer acto de presencia.
El motivo es que las hormonas hacen que las paredes de las venas se relajen, y el peso del
útero provoca presión sobre las mismas. Para evitar su aparición te recomendamos usar medias
relajantes y calcetines premamá, que ayudan a la circulación y facilitan el retorno sanguíneo;
también te irá genial descansar las piernas en alto cada poco tiempo y no usar ropa apretada.
Además del cansancio que provoca el aumento de peso del bebé, también puedes sentir que
tienes más sueño en estos días y, también, que te mareas al levantarte de la cama o de una
silla: esto se debe a que el útero suele presionar la vena cava y la arteria aorta, y hace que tu
tensión esté más baja de lo habitual.
Pero no todo va a ser malo: tu cabello crece más rápido y sano tus uñas se estarán volviendo
cada vez más fuertes. Bueno, ya te lo hemos comentado alguna vez: ¡todo esto es gracias a las
hormonas del embarazo! Disfrútalo ya que, por norma general, todo vuelve a la normalidad
después del parto.
Ahora que has llegado al ecuador del embarazo, seguro que ya notas cómo tu bebé da
pataditas y se mueve en tu interior. Es normal: a partir de ahora el peque crecerá y crecerá hasta
alcanzar unas 10 veces su peso actual y medir el doble de lo que mide ahora, que son alrededor
de 17 centímetros. Pero, por el momento, todavía tiene mucho espacio libre en el útero, y lo
aprovechará para dar vueltas, estirar brazos y piernas, llevarse las manitas a la boca...
El desarrollo del feto ya permite que pueda escuchar tu voz y los latidos de tu corazón, y
reacciona a los cambios de luz que inciden sobre tu tripa. Su cuerpo está totalmente cubierto de
vérnix, una capa protectora similar a la cera que le protege de la exposición al líquido amniótico,
ya que la piel sigue formándose para mantener su organismo protegido tras el parto.
Sus pulmones empiezan a ponerse en marcha y el bebé empieza a practicar sus habilidades para
respirar; del mismo modo, el sistema digestivo está aprendiendo a digerir y, poco a poco, va
acumulando desechos que, tras el parto, se convertirán en el meconio, la primera deposición de
tu peque. Esta deposición puede darse en momentos muy diversos: algunos bebés la realizan
durante el parto o casi inmediatamente después, mientras que otros tardan hasta 24 horas en
hacerlo.
Cuídate, cuídale
Tu dieta cobra cada vez más importancia por otros motivos: ahora empezarás a ganar unos 500
gramos semanales de media, y cuanto más sana sea tu alimentación, mejor. No solo porque
después te costará menos recuperar tu peso tras el parto, sino porque tanto tu bebé como tú
estaréis mejor nutridos.
Como ya te hemos comentado más arriba, tus piernas serán las que empiecen a acusar más el
avance del embarazo. Una buena rutina que puedes empezar es:
En la consulta
Si tu embarazo avanza con normalidad, en esta semana te harán tu cuarta revisión. Seguro que
ya sabes qué esperar: te pesarán, te tomarán la tensión y medirán los niveles de azúcar y
proteína en sangre. El ginecólogo también medirá tu altura uterina: es decir, la distancia que hay
entre tu pubis y la parte superior del útero; ahora mismo, entre un punto y otro debería haber
unos 20 centímetros. Con esta medida, se puede tener una idea bastante aproximada sobre si tu
bebé está creciendo de forma adecuada.
Durante la prueba, que suele durar entre 30 y 40 minutos, el personal sanitario evaluará que
todos los órganos de tu bebé se estén desarrollando correctamente: cerebro, corazón,
estómago, riñones, vejiga… También analizará el volumen de líquido amniótico para valorar que la
cantidad sea adecuada, y la placenta: esto se hace para comprobar que no bloquea la vía de
salida del bebé de cara al parto.
Como ya te hemos comentado en alguna ocasión, las ecografías son pruebas no invasivas y
totalmente inocuas para el bebé.
Tu próxima visita
El test es muy rápido y totalmente inofensivo para el bebé, así que disfruta de las semanas
por venir, ¡ya verás cuántas cosas pasarán en estos 28 días!
Tu entorno
Si es el caso, colaborad en todo lo posible para que la madre no tenga que hacer esfuerzos:
montar la cuna, el cambiador… Otro aspecto básico en el que podéis echar una mano es en pintar
la habitación si es necesario. Es recomendable que una mujer embarazada evite la exposición a
la pintura, incluso aunque sean pinturas ecológicas, para reducir el contacto con químicos
agresivos.
Puntos clave
¡Ya has cruzado la línea de mitad de tu embarazo! Ahora mismo, es probable que tu bebé te esté
dando pataditas y moviéndose como ni te imaginabas hace solo unas pocas semanas atrás. Si
vives en un país latinoamericano o anglosajón, quizá incluso hayas preparado el baby shower de
tu futuro bebé, una tradición que, poco a poco, también ha entrado en España.
A partir de los tres o cuatro meses de gestación, habrás empezado a aumentar medio kilo (0,5
kg) de peso por semana. Poco a poco, notarás como tu barriga ya grita a los cuatro vientos lo
que para ti lleva meses siendo muy obvio: ¡estás embarazada! Pero tus pies también están
empeñados en recordártelo. Sí, nos referimos a la habitual hinchazón en piernas y pies, que
empieza a intensificarse a partir del quinto mes de gestación.
Para evitarlo, además de mantenerte activa, poner los pies en alto y no cruzar las piernas, puedes
usar medias especiales para mejorar la circulación, ropa holgada y zapatos cómodos. Se ha
descubierto, no obstante, que los dos puntos más importantes son:
● Aumentar el consumo de potasio y vigilar con el consumo de sal para conseguir un buen
equilibrio entre sodio y potasio en tu organismo.
● Mantenerte hidratada: sigue bebiendo un mínimo de 8 y 12 vasos de agua al día (por lo
menos, 2 litros).
Aun así, aunque no nos guste nada eso de retener líquidos, está vinculado con el ensanchamiento
de las articulaciones y el tejido pélvico a medida que se acerca el momento del parto. En otras
palabras, hay que mantenerlo bajo control, pero este tipo de edema no deja de ser un mal
necesario.
Alrededor de la semana 21 puede que veas alguna estría en tu cuerpo: estómago, muslos,
caderas, pecho… Las estrías son rayas rosadas o violáceas que aparecen cuando el tejido de
soporte de la piel se rasga a medida que la misma se estira. Por descontado, el aumento de
peso en otras situaciones también puede provocar estrías, pero esas situaciones, a priori, parecen
más controlables que el aumento de peso en un embarazo, ¿no crees? De todas formas, si
mantienes una dieta que te permita el buen desarrollo fetal sin grandes aumentados de peso,
ayudarás a evitar su aparición.
Las estrías son marquitas indoloras, pero la sequedad y el picor sí pueden ir asociadas a ellas a
medida que se estira la piel. Por regla general, las cremas hidratantes y humectantes son una
gran herramienta para combatir estas molestias. Además, las estrías sólo aparecen en el 50%
de las futuras mamás: si bien no es un porcentaje bajo, si tu madre o tus abuelas no tuvieron
estrías del embarazo será menos probable que tú las tengas. Del mismo modo, cuanto más
oscura sea tu piel, menos probabilidades habrá de que tengas estrías (si bien ya de por sí son
menos visibles).
Ansiedad propia del embarazo
Tu día a día ha sido bastante normal hasta ahora. Quizá hayas tenido náuseas y fatiga en el
primer trimestre o te hayas notado los pies hinchados, pero lo has sobrellevado todo como una
campeona. Estos días, sin embargo, a medida que crece la tripita y el bebé le da patadas como si
se estuviese preparando ya para entrar en el equipo de fútbol del colegio, todo se ha vuelto muy
real.
Cuando el embarazo se vuelve visible, muchas madres y padres empiezan a sentir miedo y
ansiedad. Ante todo, no ocultes esos sentimientos: son ¡totalmente normales! Háblalo y escucha a
tu pareja; habla también con tus padres, con amigos, con quien tú consideres que es digno de
confianza. Y, sobre todo, recuerda que es algo natural y que sienten casi todas las futuras mamás.
¡Esta semana tu bebé ya es todo un titán o titana! Su sistema digestivo está mucho más
desarrollado que hace poco más de quince días y el bebé ha empezado a tragar líquido
amniótico para que su intestino delgado pueda absorber los nutrientes. Aun así, su fuente de
alimento principal seguirá siendo la placenta, de donde obtiene la mayoría de los nutrientes, pero
¿no es asombroso cómo sigue creciendo tu hija o tu hijo dentro de ti?
Esta semana tu bebé debería pesar entre 350 y 385 gramos y medir alrededor de 25 cm de
altura. Por regla general, a lo largo del día lo notarás bastante activo a ratos y, en otros
momentos, sentirás que está moviéndose menos. Esto es totalmente normal y no te tienes que
agobiar: el bebé alternará sueño y vigilia. Cuando te acostumbres a esta sensación, puede que te
asustes si, en algún momento, no notas a tu bebé, pero solo tienes que relajarte y “sentir” los
movimientos del feto cada día.
Si, en algún momento, esta sensación es menos intensa, no hay problema y, si no notas ningún
tipo de movimiento, debes mantener la calma y acudir a consulta a por un chequeo rutinario.
Puede que, a lo largo del día, hayas estado ocupada y no sepas si el bebé se ha movido o no se
ha movido. Para estimular su movimiento, puedes:
● Comer algo dulce (fruta, chocolate) para subir los niveles de glucosa.
● Tumbarte sobre tu costado izquierdo y tratar de relajarte.
● Masajearte la barriga para estimular su movimiento.
● Ponerle música.
● Los movimientos de tu bebé todavía son actos-reflejo: su cerebro y sus vías nerviosas
siguen desarrollándose y, poco a poco, empezarán a captar señales eléctricas y a
vincularlas a sensaciones concretas.
● Su piel, ya está recubierta de vérnix caseosa, y ahora que el bebé está protegido,
empiezan a crecer sus uñas (y no podrá arañarse a sí mismo).
● El hígado y el bazo dejarán de producir células sanguíneas (alrededor de la semana 30,
el bazo ya se jubila de este trabajo y, antes de que nazca el bebé, también lo hará el
hígado), a partir de ahora la médula ósea ya está empezando a hacerse cargo de esta
función.
● En las niñas, la vagina se está desarrollando; además, sus ovarios ya han bajado del
abdomen a la pelvis de un modo similar a como lo han hecho los testículos de los niños,
que todavía no han llegado al escroto.
● La médula ósea ha empezado a producir glóbulos rojos, mientras que su aparato
digestivo sigue desarrollándose.
Cuídate, cuídale
Vamos a hablar un poco más sobre la hinchazón de pies y piernas o edema, ¿te parece? Como
ya hemos dicho antes, hay una parte hormonal y un aumento en el flujo sanguíneo debido al
embarazo que no vas a poder controlar. Ante esto, solo puedes asumir que es uno de los contras
de tu embarazo; sin embargo, sí puedes modificar algunos hábitos para reducir las molestias.
También debes tener presente que los masajes durante el embarazo son una buena forma de
evitar dolores y reducir la ansiedad. Asegúrate siempre de que acudes a un fisioterapeuta
especializado en masaje prenatal.
Por último, si tú y tu pareja seguís practicando sexo (algo que está totalmente recomendado
siempre que os apetezca a ambos), deberéis empezar a buscar posturas compatibles y
cómodas para vuestra intimidad. En cualquier caso, el bebé ni entiende lo que está pasando
(una de las dos típicas preocupaciones de los papás) ni le perjudica en modo alguno: el aumento
del ritmo cardíaco o la rigidez momentánea en el útero cuando se alcanza el orgasmo no le
perjudicarán en absoluto.
A partir de esta semana deberías prestar atención ante cualquier posible sangrado vaginal,
incluso en los casos de que se trate de sangrado sin dolor, puede estar relacionado con la
insuficiencia del cuello uterino (como ya comentamos semanas atrás, en este caso, el cuello
uterino empezará a dilatar demasiado pronto y puede aumentar el riesgo de un parto
prematuro) o la placenta previa, patología en la que la placenta puede seguir cumpliendo con su
función, pero se ha adherido a la parte baja del útero, cubriendo una parte o todo el cuello
uterino, lo que puede provocar sangrado y dificultades durante el resto del embarazo y el parto.
Para tu tranquilidad, la labor de tu ginecólogo o del equipo médico será un control exhaustivo,
pero sin interferencias (por regla general, además, los ultrasonido anteriores ya deberían haber
indicado estos posibles problemas).
En la consulta
No hay visitas programadas para la semana 21. Sin embargo, en tu última visita tu ginecólogo
habló de ¿la longitud de tu bebé de la coronilla hasta el talón? ¡Pues sí! A mediados del
embarazo, debido a la forma más “humana” del feto, se mide desde la coronilla hasta el
talón y se deja de medir el feto desde la coronilla hasta la grupa, como suele hacerse hasta las 14
semanas de gestación debido a su forma de “C” invertida (CRL o longitud céfalo-caudal).
Tu próxima visita
Tu entorno
El aumento del riesgo de infecciones de orina en las embarazadas, a menudo, puede reducirse
con una correcta higiene íntima de las parejas. Si tu pareja está embarazada, intenta ducharte
antes de mantener relaciones sexuales, pues reducirás notablemente la entrada de bacterias en
su vagina. Además, si ayudas a la futura mamá a normalizar el ir al baño a orinar antes y
después de mantener relaciones sexuales, el riesgo será aún menor.
Por otra parte, estáis entrando en los meses de las compras, los regalos y los baby showers, que
ya empiezan a verse también en España y son bastante comunes en algunos países de
anglosajones y de Latinoamérica. Una buena opción es hacer una lista con los objetos
imprescindibles que creéis necesitar (podéis dejaros aconsejar, por supuesto) tanto para
compras como para regalos de familiares y amigos y, poco a poco, completar esa lista durante
los meses siguientes. ¡No hay nada que dé más rabia en esto que comprar cosas y darte cuenta
de que no vas a utilizarlas nunca!
Puntos clave
Con 22 semanas, tu bebé ya parece… bueno, ¡un bebé! A grandes rasgos, su aspecto es muy
similar al que tendrá el día en que nazca. No ha abierto los ojos aún y buena parte de su
desarrollo todavía está por llegar (a partir de ahora, su cerebro crecerá 90 gramos cada mes).
¡Qué emocionante!
Tu útero sigue creciendo imparable. En estos momentos, la pared superior debería estar unos dos
centímetros por encima de tu ombligo y, poco a poco, vas a empezar a notar que tienes que
modificar tu respiración (de abdominal a torácica, como suele decirse) y a dormir con una
segunda almohada y un pelín incorporada.
Durante estas semanas también puedes empezar a sentir que aparecen contracciones de útero
que, por norma, son irregulares e indoloras. Son las conocidas como contracciones de Braxton
Hicks (que puedes consultar en detalle en la semana 25 de tu embarazo), pero sobre las cuales
no te tienes que preocupar: es un mecanismo que tiene tu cuerpo y, en especial, tu útero para
hacer “prácticas” previas al parto. No te preocupes en absoluto por ellas, a no ser que se
incremente su intensidad y se vuelvan frecuentes e incluso dolorosas: situación en la que deberías
contactar con tu ginecólogo o con su equipo médico.
Por ahora, además, te habrás despedido de tu cintura hace ya unas cuantas semanas, ¿verdad?
Ahora mismo, habrás engordado, por lo menos, 5 kilos de peso y puede que empieces a sentirte
hinchada y bastante pesada. En cualquier caso, dos mujeres embarazadas de cinco meses
pueden tener barrigas completamente distinta: cuando tu matrona mida la barriga, te informará
de que a las 22 semanas de embarazo, una barriga saludable mide entre 20 y 24 cm, pero con un
margen notablemente amplio hacia arriba y hacia abajo.
Los cambios hormonales y los cambios de estos últimos meses (pero sobre todo son nuestras
amigas las hormonas, la verdad) pueden hacer que la mamá sufra el conocido “cerebro de
embarazada”, es decir, que su capacidad de atención se reduzca notablemente. Si eres su
pareja, te recomendamos mucha paciencia y apoyo; si eres la mamá, no reduzcas por nada del
mundo tus horas de sueño: ¡ahora que puedes, es un buen momento para descansar como te
mereces!
Aunque sus ojos siguen cerrados, las cejas y los párpados del bebé ya son visibles en un
ultrasonido. Tras esos párpados, los ojos ya están formados, pero no se abrirán hasta la semana
28, aproximadamente. En este sentido, el desarrollo va a otro ritmo: el iris no está pigmentado
aún y no estará completo ni tan siquiera al nacer, por lo que no conocerás el color definitivo de
sus ojos hasta el noveno mes de vida de tu bebé. Asimismo, sus huesos contienen médula ósea
para la producción de glóbulos y su piel empieza a acumular grasa y a volverse menos
traslúcida; a la vez, su esfínter anal ya es funcional, por lo que el líquido amniótico no debería
seguir recibiendo minúsculas partículas de meconio a partir de ahora.
El cerebro y las terminaciones nerviosas del bebé han continuado mejorando en estas últimas
semanas y, ahora mismo, puede sentir a través del tacto, por lo que, a menudo, podríamos
encontrarnos una ecografía en la que parece que esté descubriéndose su propia cara y su
cuerpo. El sistema límbico también sigue desarrollándose a toda velocidad y ya han aparecido
las primeras emociones: ¡ahora ese pequeño puede reír, llorar e incluso enfurruñarse dentro de
tu útero!
Cuídate, cuídale
¿Te notas las piernas y los pies muy hinchados por la tarde/noche? Si es así, deberías asegurarte
de estirar las piernas cuando estés sentada y hacer pequeños movimientos circulares con los
pies. Sin embargo, lo que te ofrecerá mayor relax es el ejercicio: sal a caminar una hora diaria y,
si es posible, haz ejercicio en la piscina un par o tres de veces por semana. Al final del día,
también puedes meter los pies (o las manos) en agua fría con sal gruesa, lo que aliviará la
sensación de pesadez.
También te ayudará:
● No estar sentada por más de una hora sin levantarte y estirar las piernas.
● Beber agua y mantenerte bien hidratada.
● Comer a menudo para estabilizar los niveles de glucosa en sangre.
● Aplicar calor o, si te lo ha aconsejado tu ginecólogo, tomar paracetamol para aliviar las
molestias del ligamento redondo (del que ya hablamos en la semana 19, ¿recuerdas?)
que ya te acompañarán casi todo el embarazo.
Por último, ten muy presente que las barrigas de embarazada ya levantan pasiones a estas
alturas del embarazo, por lo que desde las personas más cercanas a compañeros de trabajo e
incluso extraños pueden decirte si pueden tocar tu barriga. Como mamá y, sobre todo, como
mujer, tú decides si quieres o no que te toquen la barriga: hay muchas razones para sentirse
halagada y otras tantas por las que sentirse incómoda (extraños, humor, sentirse cansada,
etcétera) o con pocas ganas de compartir tu espacio personal.
Sea como sea, cualquier reacción es correcta, igual que haríamos con comentarios inapropiados,
¿verdad? Establece límites: es lógico y es sano. La pareja de la mamá, también debería tener
presente esto y no olvidar que, aunque sea vuestro bebé, es su cuerpo, y no significa que pueda
estar tocándola cada vez que le apetezca. ¡Y lo mismo se aplica para terceros y en ambas
direcciones! A menudo, las mamás y los papás están tan alegres y emocionados que quieren
compartir esa sensación con su círculo más cercano sin tener presente que otras personas
pueden no querer tocar la barriga de la madre.
En cualquier caso, comunicar lo que sentimos y establecer límites es la base de una mejor
relación.
En la consulta
El plazo para realizar algunas de las pruebas para detectar algunas de las principales anomalías
como es el caso del síndrome de Down y los defectos del tubo neural termina esta semana.
Asimismo, esta es la última semana que tu ginecólogo te puede ofrecer realizar una
cordocentesis (tomar una muestra de sangre del cordón umbilical a través de la zona umbilical
para descartar Down y otros defectos del tubo neural). La cordocentesis implica más riesgo de
aborto espontáneo que otras pruebas como la amniocentesis o el CVS (muestreo de vellosidades
coriónicas), por lo que solo se recomienda si el resto han dado resultados no concluyentes y,
sobre todo, queda completamente a elección de la madre.
Tu próxima visita
Tu entorno
Esta semana te proponemos algo más allá de las clases de preparación al parto a las que casi
todas las mamás primerizas suelen querer ir sin pensárselo dos veces. ¿Os habéis planteado las
clases de cuidados de un recién nacido, de crianza de los hijos o RCP infantil? Son una buena
forma de aprender sobre conceptos básicos (cambiar pañales, bañar al bebé, alimentarle y,
sobre todo, ganar confianza en uno mismo y empoderar a la mamá en su nueva faceta
complementaria de su vida).
Todas estas clases son una buena toma de contacto para la pareja, pero, sobre todo, permiten
conocer conceptos y escoger una hoja de ruta sobre los primeros meses de crianza en un
momento de menos estrés, en el que estamos más descansados y en el que podremos
aumentar nuestra confianza y practicar rutinas para que no se nos haga todo tan cuesta arriba
al salir del hospital. Si lo miras así, no suena mal, ¿verdad?
Puntos clave
¡Ahora sí que se han cumplido cinco meses de embarazo! ¿Ya estáis escogiendo posibles nombres
para el bebé o hace tiempo que habéis superado esa fase? Sea como sea, empieza un mes
cargadito de pequeños grandes cambios. ¿Quieres saber qué os espera? Vamos allá.
Por lo demás, deberías estar con 4 o 5 kilos de más desde que empezó el embarazo y puedes
estar notando cierta rigidez o tensión en los costados y en el área púbica. Tus órganos
abdominales se comprimen, poco a poco, debido al tamaño del útero y no es extraño que, en
algún momento, tengas molestias gastrointestinales. Parte del peso puede tener relación con
la retención de líquidos de la que te hablamos en la semana 21, por lo que mantenerte activa,
hidratada y con un equilibrio sodio-potasio adecuado en el organismo, te ayudará a aliviar
molestias.
¿Sabes en qué está ocupado tu hijo o tu hija? Pues en seguir desarrollando su cerebro y en
terminar de preparar los sistemas circulatorio, respiratorio y digestivo para que puedan funcionar
fuera de tu útero. El oído y el equilibrio están alcanzando su punto culminante del desarrollo y,
sí, así es: tu bebé está mucho más activo debido a ello, por lo que prepárate para aguantar todas
esas patadas y movimientos de karateka experto que no van a dejar que te olvides de que está
ahí.
Su carita ya casi es aquella con la que nacerá y ha empezado a salirle pelo en la cabeza. Las
cejas y el cabello adquieren ahora la pigmentación que recoge su ADN, mientras tanto, el bebé se
mueve, bosteza, duerme y empieza a responder a los sonidos, puesto que su cerebro ya ha
madurado lo suficiente. En las próximas semanas, ocurrirá algo asombroso: su sistema nervioso
se habrá desarrollado lo suficiente para que pueda recordar y aprender de su propia
experiencia en el útero materno.
Cuídate, cuídale
Si todavía no has empezado a practicar ejercicios de Kegel, las pérdidas de orina serán un buen
recordatorio de que debes fortalecer los músculos del suelo pélvico. De todos modos, aunque no
estés teniendo pérdidas, este tipo de ejercicio te ayudará a facilitar el parto y a evitar la
aparición de hemorroides y otras molestias del segundo trimestre de tu embarazo. No es mal
trato, ¿verdad?
Para localizar los músculos de Kegel, aprieta los músculos que detienen la orina y, una vez
ubicados, aprieta durante 5 o 10 segundos y relaja; puedes repetir este ejercicio y otros ejercicios
de Kegel en series de 10 o 20 veces, por lo menos, durante 3 veces al día.
En paralelo, deberías plantearte seguir practicando deporte compatible con la forma en la que
avanza tu embarazo con el objetivo de mantener tu cuerpo tonificado y flexible. No debería ser
complicado equilibrar tus momentos de descanso y relax con otros de actividad, visitas a
familiares o tratar de poner los asuntos en orden antes del tercer trimestre. Si es posible, opta
por zapatos planos y evita el tacón: no solo te lo agradecerán tus pies hinchados, sino que
puede que la hormona relaxina haya “aflojado” un poco tus articulaciones y modificado tu centro
de gravedad, lo que puede hacer que tu equilibrio falle de vez en cuando, ¡y no queremos caídas
tontas!
Si bien esta semana no suelen hacerse pruebas de rutina, si tienes un embarazo múltiple u otros
riesgos de parto prematuro, es probable que el especialista te realice una medición del cuello
uterino mediante una sonda vaginal. Debido a que los indicadores de parto prematuro son muy
similares a los del embarazo: pérdidas, calambres, presión en el área pélvica, es difícil saber si
existe riesgo de parto prematuro, por lo que una visita al ginecólogo será suficiente para valorar
rastros de fibronectina fetal (fFN), una proteína producida por la membrana fetal que no debería
estar presente a partir de la semana 22 del embarazo (hasta entonces, su presencia es normal) y
hasta la semana 38. Se trata de una prueba sencilla y no excesivamente invasiva con un
espéculo vaginal y cuyos resultados se dan en 24 horas. Si no hay presencia de fFN en la prueba,
el riesgo de embarazo prematuro es muy bajo.
En la consulta
Tu próxima visita
Es probable que esperes una nueva visita prenatal para la semana 24. Por ahora, si no estás
embarazada de gemelos o en un embarazo de riesgo, asegúrate de mantener tu peso con
relación a las tablas de aumento durante el embarazo. En la próxima visita, te realizarán una
prueba de diabetes gestacional para descartar, así como el test de O’Sullivan o prueba de
tolerancia oral a la glucosa: si dudas, contacta con tu ginecólogo por si fuera necesario asistir en
ayunas. A estas alturas del embarazo, el resto de pruebas médicas del segundo trimestre ya las
conocerás.
Tu entorno
Es un buen momento para empezar a hablar sobre la baja maternal y en el caso del padre
paternal y a informaros, ¿no crees? Todavía no habéis entrado en la recta final, donde todo se
acelera mucho más de lo que parece, y estáis con ánimo suficiente. No lo dejéis para más
adelante, pues.
Si ya lo habéis hablado con anterioridad, ahora es momento de empezar a tratar este tema con
la empresa también o de organizarte en el caso de que seas trabajador y/o trabajadora
autónoma. Lo mejor es que os informéis bien de todos los cambios en medios y organismos
públicos. De cualquier modo, con el tiempo suficiente será mucho más sencillo programar
adecuadamente trabajo, familia y cuidados del nuevo miembro que llegará a casa en pocos
meses.
Puntos clave
● Tu útero mide 22 cm: las constantes visitas al baño son normales, créenos.
● El oído y el equilibrio están alcanzando un punto culminante en el bebé: ¡se va a mover
mucho más a partir de ahora!
● Practica ejercicios de Kegel de forma rutinaria para facilitar el parto y huir de las
hemorroides.
● En embarazos de riesgo, el especialista hará una medición del cuello uterino mediante
una sonda vaginal.
● Asegúrate de mantener tu peso con relación a las tablas de aumento durante el
embarazo.
● Aprovecha este tiempo para informarte sobre las bajas de maternidad y paternidad
de tu país.
Semana 24 de embarazo
¡Bienvenida a tu semana 24 de embarazo! Hoy empieza el último mes del segundo trimestre, lo
cual quiere decir que prácticamente has superado 2 tercios de tu gestación. ¡Vamos a ver qué os
espera a ti y a tu bebé en los próximos 7 días!
Uno de los cambios más llamativos que puedes notar en esta semana es que, de repente, ha
aparecido una línea marrón en tu tripa: se trata de la línea alba, una estructura de fibras y
tendones que une la pared abdominal. Todas las personas tenemos esta línea, pero en las
embarazadas se vuelve visible debido a las hormonas. No te preocupes, es algo totalmente
inofensivo tanto para ti como para el bebé y desaparece tras dar a luz o en los meses
siguientes.
Otro síntoma que llama la atención es que, en muchas embarazadas, el ombligo sale hacia el
exterior. Esto se debe al crecimiento cada vez mayor del útero, que presiona los tejidos y hace
que el ombligo (el remanente de nuestro propio cordón umbilical) se vea empujado hacia fuera.
En la inmensa mayoría de casos no es nada grave, aunque un pequeño porcentaje de
embarazadas describe dolor en la zona debido a la distensión de la piel. Otro porcentaje todavía
más pequeño desarrolla una hernia umbilical, debido al trabajo excesivo de la musculatura: en
estos casos, aparece un pequeño bulto blando y mucho dolor en la zona. Si tú notas que te duele,
consulta con tu médico para que te haga una exploración.
Puede que sientas, además, que cada vez que intentas tumbarte para descansar tienes que ir al
baño. No son imaginaciones tuyas: los riñones trabajan más cuando estás tumbada, y en estos
momentos de tu embarazo están trabajando a todo trapo. En la semana 24 es cuando se
alcanza el mayor volumen de sangre de toda la gestación, y los riñones funcionan a destajo
para filtrar la mayor cantidad posible.
El aumento del volumen sanguíneo puede hacer que sientas sofocos y que sudes más de lo
común. Si tu embarazo se da en verano puede que el calor te lo haga pasar un poco mal; si es en
invierno, en cambio, verás que tienes menos frío (¡aunque no olvides abrigarte, pese a todo!).
Mantente bien hidratada para compensar la pérdida de líquidos a través del sudor y de la
orina: entre 10 y 12 vasos diarios de agua es la medida ideal.
En estos momentos tu bebé mide unos 30 centímetros y su peso oscila alrededor de los 600
gramos; a partir de ahora empezará a crecer mucho, y aumentará unos 180 gramos semanales.
Pero, por ahora, todavía tiene mucho espacio disponible en tu útero y puede moverse todo lo a
gusto que quiera: darse la vuelta, estirar brazos y piernas, abrir y cerrar las manos… Eso sí,
mientras está despierto, que no es demasiado tiempo al día: por el momento, el feto duerme
unas 20 horas diarias.
A los 6 meses de embarazo tu bebé está empezando a acumular grasa corporal: por este motivo,
en una ecografía es probable que su piel todavía parezca bastante transparente. Pero no te
preocupes: ¡en breve eso habrá cambiado! Por el momento su rostro ya está formado y, aunque
no tiene pigmento, el cabello y las cejas también están ahí.
Sus pulmones siguen desarrollándose: en esta semana empezarán a aparecer las estructuras
necesarias para producir surfactante pulmonar, una sustancia que ayuda al desarrollo de los
alvéolos para que tu peque pueda respirar.Uno de los motivos por el que los bebés prematuros
suelen tener problemas respiratorios es, precisamente, porque no pueden producir surfactante
suficiente y sus alvéolos no funcionan bien.
Todos estos avances en su desarrollo hacen que, en este punto, tu bebé haya alcanzado lo que
el personal sanitario llama viabilidad fetal. Se trata del momento en su desarrollo en el que, si
el parto se adelantara y el bebé fuera prematuro, sería capaz de sobrevivir. La inmadurez del
feto, especialmente en cuanto al desarrollo de los pulmones, hace muy difícil que pudiera
sobrevivir si el parto se diera antes de llegar a esta semana.
Cuídate, cuídale
Una de las molestias principales con las que lidiarás durante el segundo y tercer trimestre de
embarazo es el ardor de estómago. A partir de ahora, tu útero presionará el estómago y reducirá
su capacidad. Además, las hormonas hacen que la digestión se ralentice: al tener la comida en el
estómago durante más tiempo y sufrir cierta relajación en la boca estomacal, el ácido pasa al
esófago y provoca la acidez.
Puedes tomar antiácidos durante todo el embarazo (recuerda consultar siempre con tu médico
antes de hacerlo), aunque la prevención será tu mejor aliada:
Como ya sabes la dieta es importantísima tanto para tu bienestar como para el de tu bebé.
Asegúrate de ingerir alimentos de calidad y, sobre todo, ¡vigila tu peso! Es lógico que ganes kilos
durante el embarazo, pero el sobrepeso aumenta el nivel de riesgo del embarazo. Mantente
dentro de las indicaciones que te haya dado tu médico. Ya sabes: no está mal darse un capricho
de vez en cuando, ¡pero no todo vale!
Ahora que el rostro del bebé ya está formado puede que sientas la tentación de realizarte una
ecografía en 3D o 4D. Hemos comentado en varias ocasiones que las ecografías son procesos
inocuos para el bebé, pero hoy en día algunos especialistas han dejado de recomendar este tipo
concreto de ecografías ya que comportan un aumento de la temperatura y las vibraciones en el
útero. Estas ecografías no vienen determinadas por una necesidad médica, por lo que valora los
pros y los contras.
En la consulta
Entre las semanas 24 y 28, tu placenta produce muchas hormonas que pueden provocar
resistencia a la insulina: por este motivo, estas semanas son las más adecuadas para
comprobar si estás desarrollando diabetes gestacional. Este tipo de diabetes es temporal y suele
desaparecer tras el parto en la gran mayoría de casos.
Existen diferentes formas de hacer este test, aunque el más habitual es el test de O’Sullivan: te
darán una solución de glucosa para beber y, transcurrida una hora, tomarán una muestra de tu
sangre para comprobar el nivel de azúcar. Si padeces diabetes gestacional, tu cuerpo no será
capaz de producir insulina suficiente como para regular el nivel de glucosa. En función de los
resultados te harán otro test para comprobar tu nivel de tolerancia a la glucosa.
Tu próxima visita
Tu siguiente visita prenatal será en la semana 28 del embarazo, momento en el que se da inicio al
tercer trimestre. A partir de ese momento tendrás una visita cada 15 días y, en torno a la semana
36, será una visita semanal.
Tu entorno
Ahora que todavía hay tiempo, es probable que los padres empiecen a pensar en cómo
gestionarán su día a día una vez el bebé llegue a casa. Si ambos trabajan tendrán que evaluar
cómo repartir la baja por paternidad o maternidad. Es un buen momento para que evaluéis si
podréis echar una mano en su nueva rutina: a veces, cosas tan sencillas como ir a hacer la
compra para ellos o gestionar pequeños recados pueden marcar una gran diferencia.
Puntos clave
Alrededor de esta semana, muchas mamás empiezan a notar cómo los movimientos del bebé
son mucho más acentuados que antes: esto es algo totalmente normal y comprobarás que
cuando estás relajada o tumbada, notas mucho más movimiento fetal, ¿verdad? La explicación
de este fenómeno es muy curiosa: si te mantienes activa durante el día, el feto aprovecha esos
movimientos para relajarse y dormir mejor, mientras que, cuando estás quieta, suele mantenerse
más activo o activa. Al margen de este “balanceo” y las siestas diurnas, al final del segundo
trimestre, los movimientos del feto dentro del útero aumentan. Prepárate, pues, para recibir una
dosis de pataditas diarias, porque van a formar parte de tu rutina hasta el parto.
● Es posible que sientas que tu útero se pone rígido y se relaja: las contracciones de
Braxton Hicks suelen asustar a las madres primerizas, pero solo es un reflejo del útero
que empieza a practicar para el momento del parto.
● Puedes notar palpitaciones en el pecho si te incorporas muy rápido o estás bebiendo
poca agua, es algo habitual debido al aumento del volumen sanguíneo: en cualquier caso,
siempre que no se alargue mucho rato o te cueste respirar/te duela el pecho, no debes
preocuparte. Si ocurriese esto último, mantén la calma y visita a tu médico.
● Esta semana, ya toca vestir de premamá. Evita la ropa ajustada y opta por ropa interior
de algodón y cómoda para sobrellevar mejor los cambios de tu cuerpo. Prestar un poco
de atención a cómo vestir en tu embarazo, te evitará dolores y molestias: ¡vale la pena!
Ahora te toca abrazar por unos meses tu faceta de super-futura-mamá.
El aumento del estrógeno y la progesterona puede alterar las fases y ritmos del sueño en algunas
embarazadas, pero no suele ser la causa principal del insomnio en el embarazo. Por un lado,
están las molestias físicas: esa tripita que crece y crece y que va a dificultar encontrar una
posición para el descanso a la que le tenemos que sumar muchas más ganas de hacer pis,
¿verdad? Por el otro, las hormonas siguen haciendo de las suyas y, para terminar, tenemos cierto
estrés, nervios, incluso miedo al parto. Esta última, se combate con información y abriéndote a tu
pareja: ¡verás qué diferencia!
Entre las molestias del segundo trimestre, la mitad de las mujeres embarazadas experimentan
venitas hinchadas y picor en el recto, debido al crecimiento uterino. Las hemorroides pueden ser
molestas o directamente dolorosas y aparecer con sangrado o sin él. A menudo, si la mamá está
estreñida, esto puede aumentar el dolor. Te recomendamos:
A punto de alcanzar el sexto mes de gestación, los pulmones y la nariz de tu bebé se están
preparando para respirar. Esta semana, se desarrollarán los vasos sanguíneos de sus pulmones
y empezarán a producir surfactante, una sustancia que ayudará a que estos se expandan una
vez nazca el bebé. Por el momento, no están preparados para enviar oxígeno al torrente
sanguíneo y liberar CO2 al exhalar, pero hay otro órgano que sí está empezando a funcionar: la
nariz, pues las fosas nasales se abren por fin. Por supuesto, en tu útero no hay aire, así que
estas quince semanas el bebé respirará líquido amniótico hasta que nazca, pero esta experiencia
previa le permite empezar a practicar las respiraciones.
¿Quieres saber qué más está ocurriendo en tu útero? Tu bebé por fin abre los ojos, su lengua
sale de la boca y sus uñas siguen creciendo. La cabeza todavía es más grande que el cuerpo,
aunque poco a poco se irá volviendo más proporcionada. A las 25 semanas de embarazo, el bebé
debería medir ya 34 cm y pesar más de 600 gramos (de media, 660 g). Se ha comprobado que,
hasta esta etapa, los bebés crecen a un ritmo muy similar en el útero materno, pero, a partir de
este momento, su desarrollo depende más de factores genéticos y ambientales.
A nivel de desarrollo:
● Su corazón está latiendo muy fuerte: ¡empieza la fase de mayor desarrollo fetal y su
corazoncito está trabajando de 120 a 160 latidos por minuto!
● Sus riñones funcionan cada vez mejor y, día a día, el líquido amniótico se acerca más a
la composición de la orina (¡no te preocupes!, está completamente protegido).
● El cordón umbilical y la placenta regulan la temperatura del bebé, que se mantendrá
muy similar a la de su mamá.
● La piel sigue queratizándose y, paulatinamente, perderá ese tono traslúcido: este
proceso empezará por las palmas de la mano y las plantas de los pies, pero se
desarrollará en todo su cuerpo.
Cuídate, cuídale
Aunque es más habitual en las últimas semanas del embarazo y en pieles atópicas, a partir de
esta semana muchas futuras mamás pueden empezar a sufrir pápulas urticariales
pruiriginosas (PUP), una erupción cutánea muy común durante la gestación. Si es tu caso, quizá
has notado una picazón intensa en el abdomen que suele extenderse con o sin ampollas.
Para reducir las molestias, se recomienda consultar con el médico, quien puede llegar a
prescribir cremas con corticoides; los baños de avena en la zona afectada también suelen
ayudar, aunque más como alivio.
Además del edema y la hinchazón de piernas y pies que pueden empezar a molestar a partir de
la semana 20 o semana 21 de tu embarazo, al final del segundo trimestre empezarás a notar
que te falta el aire. Esta sensación tiene varias razones: el aumento del consumo de oxígeno y la
elevación del diafragma debido al crecimiento del útero (la respiración pasa de ser abdominal a
torácica). Estos síntomas te avisarán de que debes mantener un ritmo de vida más pausado
desde ya y, probablemente, usar una segunda almohada cuando te acuestes. En caso de ser
asmática, debes consultar con tu médico para evitarte molestias a ti misma y, a la par, evitar la
posibilidad de que el bebé no sufra falta de oxígeno en su desarrollo.
A partir de este momento, también será adecuado informar en el trabajo de aquellas semanas
en las que se prevé la baja por maternidad, aunque si el parto se adelanta, también lo hará la
baja desde el mismo día del nacimiento de tu bebé, por lo que no tienes de qué preocuparte.
Aunque no parezca un consejo de autocuidado al uso, controlar los tempos en los que vamos a
dejar de trabajar y poner en pausa por unos meses nuestra vida laboral, te ayudará (y mucho) a
no sumar ansiedad a esta bonita etapa.
En la consulta
Por el contrario, si el examen de glucosa dio indicios, esta semana se te hará otra prueba de
tolerancia a la glucosa más extensa para la que deberás ayunar entre 8 y 14 horas
(normalmente, se realizan a primera hora). En el consultorio, se te extraerá sangre en ayunas y se
te darán varias bebidas de glucosa para medir la glucosa en sangre con varias extracciones
posteriores a lo largo de 3 horas. Debido al ayuno prolongado, lo mejor será que tu pareja u otra
persona te acompañe a la visita.
Tu próxima visita
Tu entorno
Estas semanas son un buen momento para aseguraros de dejar bien cerrado cuestiones como
la baja de maternidad y paternidad o comprobar, en caso de que contéis con una mutua de
salud privada, si las cláusulas incluyen al bebé o queréis realizar algunas modificaciones. Del
mismo modo, el entorno de la mamá o de los padres puede ayudarles en pequeñas tareas de
organización o preparación antes de que empiece la última fase del embarazo, que, en muchos
casos, suele hacerse un poquito más dura para realizar ciertas tareas debido al peso y las
molestias propias del segundo trimestre que se suman a las del tercero.
Puntos clave
¡Estás a un paso de terminar tu segundo trimestre de embarazo! En estos días notarás cómo
cada vez se mueve más. ¡Y también cómo crece y crece! Vamos a ver qué momentos os esperan
durante esta semana, ¿de acuerdo?
En estos días tu útero mide alrededor de 26 centímetros, y a partir de esta semana notarás
cómo tu tripa empieza a crecer cada vez más: a razón de 1 centímetro semanal, más o menos. El
motivo es sencillo: estás a las puertas del tercer trimestre y tu bebé está centrando sus esfuerzos
en ganar peso y crecer todo lo posible.
A medida que pasan los días tú también irás cogiendo peso, alrededor de 300 gramos a la
semana. Como te hemos comentado en otras ocasiones, recuerda que no deberías ganar más de
10 kg en todo el embarazo, siempre dependiendo del índice de masa corporal (IMC) que tuvieras
antes de quedarte embarazada. En este sentido, sigue las recomendaciones del ginecólogo y
procura seguir una dieta sana y equilibrada.
Uno de los síntomas que notan muchas embarazadas en esta semana es un dolor agudo en la
zona de las costillas: se debe a que tu útero cada vez está más arriba y el bebé puede presionar
la zona, ya que día a día se mueve más y más. Si esto sucede, puedes presionar suavemente
sobre la zona para recolocarle e invitarle a moverse dentro de ti.
Otros dos síntomas que te acompañarán, muy probablemente, durante las semanas que te
quedan de embarazo son el dolor de espalda y el de cabeza, así como la pesadez en las
piernas. Para esto último puedes colocar los pies hacia arriba varias veces al día durante unos
minutos, para favorecer el retorno sanguíneo, y evitar pasar mucho tiempo de pie. Si el dolor de
cabeza y de espalda son fuertes, consulta con tu ginecólogo o matrona la posibilidad de tomar
una medicación suave para ayudar a mitigarlos. El ejercicio moderado también debería
ayudarte a aliviar la musculatura y, además, te servirá para controlar mejor tu peso.
El aumento del tamaño de la barriga, los calambres, la acidez y todas las molestias propias de la
recta final del embarazo pueden hacer que cada vez te cueste más conciliar el sueño. La gran
mayoría de mujeres embarazadas tienen problemas para conciliar el sueño e, incluso,
aseguran que les cuesta dormir más de varias horas seguidas por noche: el insomnio es un
síntoma común del embarazo.
Si te encuentras en esta situación, intenta seguir estos consejos para poder descansar mejor:
● Evita acostarte hasta al menos 2 horas después de haber cenado para reducir la
acidez estomacal.
● Procura no mirar el móvil o la tele un rato antes de irte a dormir: las pantallas evitan
que tu cerebro entre en “modo descanso”.
● Túmbate preferiblemente sobre tu lado izquierdo.
● Ayúdate de almohadas y cojines para tener una postura más cómoda.
Por supuesto, si estás lidiando con el insomnio procura evitar cualquier bebida que pueda hacerte
un poco más difícil conciliar el sueño, como el té o el café, aunque los tomes en cantidades muy
pequeñas.
Ahora mismo, tu bebé mide alrededor de 35 centímetros desde la cabeza hasta las nalgas, y su
peso oscila alrededor de los 750 gramos. Ya se ha desarrollado prácticamente por completo, y en
las siguientes semanas su tarea principal será crecer y ganar peso, preparándose para el
momento del parto. Sin embargo, todavía están sucediendo grandes pequeños cambios: por
ejemplo, su piel se está empezando a volver más opaca.
Durante esta semana sus ojitos empiezan a abrirse; hasta ahora han permanecido cerrados
mientras la retina se formaba. Sin embargo, todavía quedan algunos cambios importantes por
delante: por ejemplo, el iris (la parte del ojo con color) todavía no tiene casi pigmento, el cual
empezará a formarse a partir de la semana 27 o 28; aun así, ¡no te confíes! El color de ojos de tu
bebé irá cambiando hasta que cumpla un año, especialmente entre los 6 y los 9 meses de vida.
A nivel cerebral la actividad se dispara, y tu bebé ya no solo puede oír sonidos o notar los
cambios de luz, sino que puede responder a estos estímulos. Puedes ponerle música, grabar una
cinta con tu voz o la de tus familiares para que la escuche, iluminar tu tripa con una linterna… ¡Ya
verás cómo tu bebé responde moviéndose!
Cuídate, cuídale
Esta semana y las próximas son ideales para empezar a pensar en diferentes aspectos
importantes del parto. Sería bueno que vayas decidiendo si puedes elegir, en qué centro
hospitalario quieres tener a tu bebé, qué tipo de parto deseas, etcétera. Si te asaltan dudas,
puedes consultar con tu familia y también con el equipo médico que esté llevando tu embarazo:
su experiencia será una gran aliada para tomar las decisiones correctas.
Procura mantener una buena higiene en la cocina: lávate las manos enseguida después de
tocar alimentos crudos, y limpia a conciencia todos los utensilios que hayas utilizado (cuchillos,
tablas, platos…) para evitar cualquier contagio.
En la consulta
Si tus últimas pruebas dieron positivo en diabetes gestacional, los controles se volverán muy
regulares para evitar cualquier riesgo que pueda afectaros tanto a ti como al bebé, así como
para evitar un parto prematuro. Puedes tomar algunas medidas para mantener controlado tu
nivel de azúcar en sangre:
● Haz ejercicio moderado de forma regular: nadar, caminar, fitness para embarazadas…
¡Hay un montón de opciones!
● Aumenta el consumo de frutas y verduras.
● Vigila la cantidad de carbohidratos y glucosa que consumes durante el día.
Tu próxima visita
Tu siguiente visita médica será ya en el tercer trimestre. Si todo sigue en orden, no deberías
esperar nada más allá de lo que viene siendo habitual. Es probable, también, que te pongan la
vacuna de la tosferina, en cualquier momento entre la semana 27 y la 36. Esta vacuna es
importante para ti pero también para cualquier persona que vaya a tener un contacto muy
cercano con el recién nacido: tu pareja, otros hijos, la familia más cercana...
Tu entorno
El embarazo avanza hacia el último trimestre, y es normal que la ansiedad de la futura mamá
empiece a dispararse. Muchas embarazadas se preguntan si serán buenas madres en el futuro, y
también desarrollan cierto miedo ante el parto, especialmente las primerizas. Es importante estar
a su lado para tranquilizarla y que se sienta acompañada, y evitar actitudes que minimicen esas
emociones. Por ejemplo, podéis:
Puntos clave
¡Bienvenida a la última semana del segundo trimestre de tu embarazo! Ahora mismo, puede
que tu bebé no pare quieto dentro del útero, ¿verdad? Es importante que te mantengas activa
ahora que te acercas al tercer trimestre. En unos días o semanas volverá una vieja conocida: la
fatiga; pero le vamos a sumar esa barriga que lleva casi siete meses creciendo…
¿Te sientes más estresada o con continuos cambios de humor? Alrededor de la semana 27 esto
es algo bastante habitual que puede extenderse hasta el parto. Por un lado, tienes toda esa
tensión que sigue aumentando a medida que avanzan las semanas; por el otro, el deseo de ver a
tu hijo o a tu hija tras meses, y meses... Una buena opción para reducir la ansiedad es asistir a
clases de preparación al parto, tanto por el hecho de poder compartir y comprender tus
preocupaciones en un ambiente similar al tuyo (algo que te ayudará con tus miedos y dudas)
como por el hecho de prepararte mejor para el final de tu embarazo.
Pero ¿qué más está sucediendo con tu cuerpo? Probablemente tengas la sensación de que te
has convertido en un balón de tanta “patadita” para arriba y para abajo, puede que tus
pechos y tu barriga ya hayan crecido mucho más de lo que te imaginabas en un inicio (y todavía
falta un poquito, la verdad) y que estén empezando a aparecer nuevos síntomas que no te hacen
tanta gracia, como las hemorroides.
A medida que el bebé empieza a moverse en el útero, comienza una cuenta atrás que dependerá
de tu propio peso, tus abdominales, la cantidad de líquido amniótico, etcétera, para sentir sus
primeras patadas. Sin embargo, en el último tramo del embarazo y relacionándolo con su nivel de
actividad uterina, podrás saber hasta cuándo duerme y cuándo está despierto tu bebé.
Una vez te acostumbres a los movimientos, puede que te preocupes cuando el número de
patadas disminuya. No obstante, si no se trata de un embarazo de alto riesgo (en el cual puede
que el equipo médico te explique y te haga reservar equis tiempo al día para controlar sus
movimientos fetales) no deberías preocuparte: si el bebé se muestra mucho menos activo de lo
habitual, deberías consultar a tu centro médico, pero lo más probable es que se trate de un
momento puntual de menor actividad. En cualquier caso, entender que las patadas sirven al
bebé para ejercitar músculos y articulaciones (¡menuda forma que tienen los peques de tratar
a su madre!, ¿eh?) nos ayudará a ponerlo en contexto.
Desde hace ya varias semanas estarás subiendo una media de 500 gramos semanales. A estas
alturas, el aumento de peso que el bebé necesita para seguir desarrollándose se empieza a
acumular en tu tripa y en tus senos, pero también en otras áreas como las caderas. Si el IMC
durante el embarazo se mantiene estable, no debes preocuparte (el equipo médico te controlará
en casa visita prenatal y te informará), pero prepárate para que tus pechos sigan creciendo y tu
barriga se vuelva un poco más incómoda día a día. Ante todo, no dejes de moverte y hacer
ejercicio adaptado al último trimestre de tu embarazo, ya que te ayudará a prevenir y a aliviar
molestias y dolores relacionados.
En el tercer trimestre del embarazo, es muy frecuente que aparezcan las temidas hemorroides.
Hay varias razones que explican este fenómeno:
● El útero en crecimiento presiona el abdomen, lo que hace que las venas del recto se
hinchen.
● El incremento de la hormona de la progesterona ha supuesto que tus intestinos
trabajen mucho más lentos que antes, lo que es sinónimo de futuras mamás estreñidas.
No hay remedios mágicos, pero los baños de asiento y algunos cambios en tu dieta pueden
ayudarte mucho: te explicamos cómo cuidarte mejor unos párrafos más abajo, ¿de acuerdo?
Otras molestias típicas de estas semanas son el edema o la retención de líquidos, la formación
de estrías —en especial, en el pecho y la barriga, que son las más comunes— y el dolor pélvico
ante cierto tipo de ejercicios, ya que la pelvis se dilata debido a la hormona relaxina,
empezándose a preparar para el futuro parto. Si sientes mucho dolor, puedes consultar con tu
equipo médico y un fisioterapeuta la posibilidad de un tratamiento complementario y la
utilización de un cinturón pélvico que te ayude con los dolores de pelvis y de la espalda baja, que
suelen ir muy asociados.
Tu bebé ya pesa casi 1 kilo y mide unos 35 centímetros. ¡Normal que tu útero siga creciendo! Las
clases preparto te ayudarán a prepararte y a disminuir tus niveles de estrés: algo vital ahora que
tu ritmo cardíaco está totalmente vinculado al de tu hijo o tu hija y tus estados de ánimo le
influyen de modo directo.
● Empezarás a diferenciar el hipo de tu bebé y otros movimientos propios a los que dedica
buena parte de su día en tu útero: ¿lo has notado? ¡el hipo se traduce en movimientos
amortiguados y rítmicos!
● Los pulmones ya se han formado por completo, pero el feto obtiene oxígeno de la
placenta, aunque ¡ya está practicando pequeños movimientos pectorales!
● En embarazos triples y cuádruples, el crecimiento empieza a desacelerarse en estos
momentos, esta es razón por la que siempre son considerados embarazos de riesgo y, a
menudo, se desarrollan como partos prematuros; en gemelos, también es habitual,
aunque esta desacelaración del crecimiento sucederá a partir de la semana 30.
● Su cerebro ya le permite diferenciar tu voz de la de otras personas. ¡Sus neuronas y
conexiones cerebrales han empezado a madurar!
Cuídate, cuídale
El mayor problema de esta semana 27 de tu embarazo pueden ser las hemorroides. Algo que,
quizá, ni te habías planteado, pero que ahora te ocupa un buen rato al día para ver cómo puedes
aliviar ese malestar, ¿cierto?
Como hemos comentado anteriormente, los ejercicios de Kegel, una buena hidratación diaria y
una dieta rica en fibra y magnesio serán tus mejores amigos contra las hemorroides. Pero, si ya
han llamado a tu puerta, también deberías:
● Tratar de tomar baños de asiento a diario con agua tibia en el bidé o en una pequeña
bañera adaptada a tu WC.
● Evitar estar de pie durante mucho rato.
● Aumentar notablemente el consumo de fibra: arroz integral, trigo integral, lino, frutas
con piel, legumbres (lentejas, por ejemplo).
● Tratar de no esforzarte en exceso cuando vayas al baño: si tienes muchísimas
dificultades, deberías consultar a tu médico.
● Seguir haciendo ejercicio, lo que favorece el movimiento intestinal.
A partir de esta semana, también puedes empezar a sentir contracciones de Braxton Hicks: por
regla general, no suelen suceder hasta la semana 30 de tu embarazo, pero no es raro que se
adelanten. A partir de las cinco contracciones por hora, deberías consultar con tu médico ante la
posibilidad de un parto prematuro, pero puedes estar tranquila: con 27 semanas de embarazo
—es decir, a las 25 semanas de gestación— tu bebé ya puede nacer sano y, aunque prematuro,
por lo que necesitaría permanecer en la incubadora y recibir cuidados específicos, no supone
riesgos añadidos.
En la consulta
Antes de iniciar las pruebas propias del tercer trimestre de embarazo, suele recomendarse que
la mamá reciba la vacuna contra la tos ferina (Tdap)entre la semana 26 y la semana 36.
Nuestra recomendación es que, si estás bien, aproveches esta última semana de tu segundo
trimestre para tratar de obtener los anticuerpos necesarios que pasarle a tu bebé (él o ella no
podrá vacunarse contra la tos ferina hasta los dos meses de edad).
La vacuna es completamente segura para ambos y todos los efectos secundarios que pueden
aparecer son menores: enrojecimiento o hinchazón en la zona del pinchazo, malestar general,
dolor de cabeza, fatiga… ¡nada nuevo en tu embarazo, probablemente! Asimismo, además de la
mamá, se recomienda que la pareja y las personas cercanas también se vacunen contra la tos
ferina.
Tu próxima visita
Con anterioridad, el equipo médico habrá determinado tu tipo de sangre y tu factor Rh. En caso
de ser Rh negativo, tu ginecólogo iniciará el protocolo adecuado ante una posible
incompatibilidad de Rh en tu siguiente visita prenatal durante la semana 28.
Tu entorno
¿Por qué no aprovechas esta semana para empezar a revisar la normativa sobre asientos
homologados para el coche? Tú y tu pareja podéis consultar la web de la Dirección General de
Tráfico en España —adscrita a la normativa europea— o de tu respectivo país, así como revisar
algunas guías de uso de los sistemas de retención infantil. Como consejos básicos, recuerda que:
● Todos los bebés deben viajar en coche en un asiento orientado hacia atrás y
específicamente diseñado para bebés o convertible hasta los 2 años o hasta que se
haya alcanzado la altura y peso mínimo permitido.
● Es importante optar por asientos y sistemas de retención nuevos por la dificultad de
determinar su historial, las fechas de vencimiento y las contraindicaciones de antiguos
modelos.
● Vale la pena dedicar un buen tiempo a su búsqueda, documentación y pedir ayuda con
la instalación a técnicos de seguridad para pasajeros.
Puntos clave
¡Por fin has llegado al tercer trimestre de embarazo! Te quedan apenas 12 semanas para
conocer a tu bebé. Parece mucho tiempo, ¡pero ya verás qué rápido pasa! En estos tres meses su
tarea principal será ganar peso y crecer para poder vivir fuera de tu cuerpo. ¿Quieres saber qué
pasará durante esta semana? ¡Vamos a verlo!
A estas alturas del embarazo, tus riñones están filtrando prácticamente un litro más de sangre
de lo habitual: el volumen de tu torrente sanguíneo ha aumentado para cubrir tanto tus
necesidades como las del bebé. Por este motivo necesitas beber todavía más: lo ideal sería entre
10 y 12 vasos de agua diarios.
Debido al trabajo más intenso de los riñones junto con el crecimiento del útero, que presiona la
vejiga, es probable que sientas otra vez la necesidad de ir al baño con más frecuencia o, incluso,
que empieces a padecer incontinencia, un problema común con el que lidian prácticamente la
mitad de las mujeres embarazadas.
Desde que te quedaste embarazada hasta hoy deberías haber ganado entre 7 y 10 kg de peso,
que se han acumulado mayormente en tu tripa. Tu bebé también ha crecido y ejerce presión
sobre el nervio ciático, ya que se va colocando en posición fetal de cara al parto. ¿Sabes cuál es
el resultado de combinar estos dos elementos? Sí, lo has adivinado: ¡los ataques de ciática!
El nervio ciático es el más largo del cuerpo: tiene su origen en la médula espinal y baja por las
nalgas hasta ramificarse en las piernas. Sabrás que padeces ciática porque el dolor es diferente a
un dolor de espalda común: notarás un dolor punzante que se extiende por la parte baja de la
espalda, a lo largo de la pierna y puede afectar incluso a los pies. Generalmente, la ciática se
produce solo en un lado del cuerpo, aunque en algunas ocasiones puede afectar a ambos al
mismo tiempo. Para aliviar la ciática puedes empezar a usar una faja para embarazadas,
evitar el sedentarismo, hacer estiramientos suaves y descansar todo lo que puedas.
Su cerebro también está cambiando: el tejido cerebral está creciendo y se están formando los
pliegues característicos de este órgano, que hasta el momento era más bien liso. Diferentes
estudios en la actividad cerebral del feto demuestran que, a partir de ahora, tu bebé ya tendrá
un sueño más profundo y registrará fases de sueño REM.
Cuídate, cuídale
A estas alturas de tu embarazo te será muy útil apuntarte a un curso de preparación al parto.
En estas clases aprenderás aspectos importantísimos sobre técnicas físicas y psicológicas para
afrontar las diferentes fases del parto y, además, podrás solventar todas tus dudas sobre este
momento. Es normal que el parto te provoque algo de miedo a medida que se va acercando,
así que hablar de ello con profesionales y otras madres puede hacer que tu nivel de estrés se
reduzca.
Del mismo modo, en estas clases también aprenderás cuestiones básicas sobre los cuidados de
tu bebé en el día a día: cómo bañarle, aprender a cambiarle el pañal y la ropita, sujetarle la
cabeza… En definitiva, todo aquello que necesitarás en los primeros días y que, especialmente a
los padres primerizos, les puede poner un poco más nerviosos.
En la consulta
Esta es la primera visita prenatal del tercer trimestre: hasta la semana 36 de embarazo, las
consultas serán cada 2 semanas, con el fin de vigilar más de cerca el desarrollo del feto y tu
estado de salud a medida que el parto se acerca.
La mezcla de la sangre del bebé con la tuya hará que tu cuerpo desarrolle anticuerpos que
atacarán al bebé en un futuro embarazo, si tu peque vuelve a ser Rh positivo. Para prevenir los
efectos que esto pueda provocar, tu médico te pondrá la vacuna anti D (Rh): se trata de una
inmunoglobulina que contiene anticuerpos contra el antígeno D (Rh).
Esta vacuna se te volverá a administrar dentro de las 72 horas posteriores al parto: es la
mejor forma de asegurarse de que tu cuerpo no desarrolla estos anticuerpos y, por tanto, no
puede reaccionar “atacando” a tu bebé si detecta la sangre Rh positiva.
Tu próxima visita
En tu siguiente visita, que debería ser en la semana 30 de embarazo si todo va bien, tu obstetra
empezará a controlar si el bebé ya se ha colocado cabeza abajo y se está encajando entre los
huesos de tu pelvis, adoptando lo que se conoce como posición cefálica; existen dos variantes de
esta postura: la anterior, que es cuando la espalda del bebé se apoya en tu tripa, o la posterior,
que es cuando su espalda está en la misma dirección que la tuya.
Estas posturas son las más comunes y las más sencillas para el parto, pero el bebé puede
nacer estando colocado de otras formas (de nalgas o en posición transversal). Sea como sea, no
te preocupes si en esta visita tu bebé aún no se ha dado la vuelta: ¡todavía le quedan semanas
para hacerlo!
Tu entorno
Si todavía no lo ha hecho, es probable que la nueva mamá haya decidido inscribirse a clases de
preparación al parto. Estas clases son perfectas para calmar su ansiedad ante el parto, pero
también permiten involucrar a otras personas en los cuidados del bebé durante los primeros
días y, también, en cómo gestionar el momento del parto.
Puede ser una buena forma de que tanto la pareja como la familia o los amigos más
cercanos toméis un rol más activo ante la llegada inminente del bebé, resolváis dudas en
común y, en definitiva, creéis un ambiente distendido y cómodo en el que tratar todas aquellas
cuestiones que os preocupan ante el nacimiento del peque.
Puntos clave
● Es probable que empieces a tener pérdidas de orina, sobre todo al hacer esfuerzos.
● Haz ejercicio para relajar la musculatura y evitar el dolor de ciática.
● Tu bebé pesa alrededor de 1 kg.
● Ya tiene fases de sueño REM.
● Si eres Rh negativo y tu bebé Rh positivo, tu médico te pondrá la vacuna anti-D.
Semana 29 de embarazo
¿Cómo has empezado tu tercer trimestre de embarazo? Algunas madres consideran este el más
duro por el peso, el insomnio y la fatiga, mientras que otras siguen con un peor recuerdo de las
náuseas y el cansancio del primer trimestre. En cualquier caso, esta semana todos respiramos un
poco más aliviados, ya que la posibilidad de complicaciones se ha reducido a mínimos e incluso
un parto prematuro puede gestionarse sin complicaciones en la unidad neonatal de cuidados
intensivos.
Este tercer trimestre el peso de tu bebé se va a notar, literalmente. De media, las mamás ganan
unos cinco kilos en la fase final de su embarazo. ¿La razón principal? Bueno, tu bebé no tiene
mucho más que hacer que crecer y crecer.
Durante las próximas semanas empieza una carrera de resistencia física y emocional de la que
sabemos que vas a salir campeona: por un lado, esos 8-11 kilos de peso más (de media) van a
empezar a suponer un fuerte impedimento físico: dolores de espalda, insomnio, articulaciones
más “flojas” y la temida ciática en la base de la espalda que se refleja hasta la pierna. Cuídate
mucho y deja que te cuiden, aprovecha para descansar cuando sientas que necesitas un respiro
y sigue moviéndote para aliviar la hinchazón de pies y piernas.
Sin embargo, hay otras molestias que no vas a poder aliviar con tanta facilidad. La primera es la
carga emocional relacionada con tu maternidad y el nacimiento del bebé: algo compartido
con tu pareja y tu círculo cercano. Como ya hemos comentado en semanas anteriores de esta
guía, hablarlo siempre es una fórmula ganadora.
La segunda, en cambio, está más relacionada con todo el volumen de sangre que necesitarás
aumentar (¡hasta un 50% extra!) para poder oxigenar adecuadamente al feto en estas últimas
semanas. Para ti esto se va a traducir en mareos, cansancio e incluso anemia debido a una
posible deficiencia del hierro, puesto que una parte esencial de la hemoglobina está en los
glóbulos rojos, que están ocupados produciendo sangre para ti y para tu bebé. En cualquier caso,
es importante que lo comentes a tu médico, aunque en esta misma guía encontrarás claves para
controlar la posible deficiencia de hierro: además, deberías seguir tomando tus vitaminas
prenatales.
● Tu día a día está lleno de pataditas de tu bebé y deberías notar movimientos varias
veces cada hora: a medida que siga creciendo, te prometemos que no notarás tanto esos
golpetazos de karateka profesional.
● El aumento del flujo sanguíneo puede incrementar la sensación de fatiga y de dolor: en
especial, piernas, pies y espalda baja.
En la semana 29 de tu embarazo el bebé habrá crecido hasta los 38,6 centímetros de media. Su
peso también aumenta imparablemente, habiendo ganado 150 gramos en poco más de dos
semanas (¿recuerdas cuando te dijeron que no pesaba ni 3 gramos aún?).
El feto ahora está focalizado en hacerse más grande y fuerte y, en paralelo, crecen sus
pulmones, su cabeza y su cerebro sigue desarrollándose a toda velocidad. Estos cambios
permiten al futuro bebé comenzar a regular su temperatura corporal, ser sensible a la luz,
escuchar tu voz o distinguir algunos sabores. Poco a poco, el lanugo está empezando a
desaparecer y el cordón umbilical se ha cubierto de un fluido gelatinoso (Gelatina de Wharton)
para evitar que el bebé pueda hacerse daño.
El desarrollo pulmonar es lo que permite respirar a todos más aliviados, puesto que, ante un
parto prematuro, sus pulmones necesitarán asistencia para respirar, pero las posibilidades de
supervivencia fuera del útero se han incrementado mucho. Esta semana, además, empezará a
darse la vuelta con el objetivo de colocarse apoyado o apoyada en el cuello del útero.
Cuídate, cuídale
Si bien esta semana ya tendrás una dieta marcada para tu embarazo, puede ser interesante
aumentar el número de comidas (si no estás haciendo entre 5 y 7 diarias), ya que tus
necesidades van a variar en este tercer trimestre. Hazte a la idea de que 250 mg de calcio de los
1000 mg que debería contener tu dieta van directamente a los huesos de tu bebé, y también
ayudan a los músculos, dientes, nervios y corazón.
Algunas opciones son: yogur natural (310 mg) u otros alimentos lácteos, en el caso de que no
toleres los lácteos leche de almendras o de soja suplementada con calcio y vitamina D (300
mg), sardinas en lata (100 gramos contienen 325 mg), tofu (100 gramos contienen 205 mg),
edamame(200 gramos contienen 200 mg) o higos secos (35 mg por pieza). Es importante que
comas huevos, queso, carne magra, pescado, legumbres o cereales integrales en esta fase de tu
embarazo o que consultes con tu nutricionista si sigues una dieta más estricta por razones de
salud o filosofía de vida.
No son pocas las embarazadas que sienten la necesidad de mover continuamente las piernas
alrededor de esta semana y en las siguientes. Si te ocurre, habrás notado que, en especial, esto
ocurre cuando descansas o estás tumbada, ¿verdad? Si bien no se conoce el porqué exacto, suele
vincularse a un desequilibrio del neurotransmisor dopamina y una carencia de hierro: evita
estimulantes (cafeína, teína), practica ejercicio y toma un aporte extra de hierro en la
alimentación o en forma de suplemento si el ginecólogo o la comadrona así te lo indican.
A partir del tercer trimestre, tu bebé sigue creciendo imparable y tu cuerpo se prepara para las
primeras fases de la maternidad. Por esta razón, puedes notar que tus pechos pueden empezar
a expulsar calostro, la preleche que será el primer alimento de tu bebé y que es mucho más
proteica que la leche en sí (aunque contiene menos grasa y azúcar que la leche más madura). En
cualquier caso, las almohadillas con frío y calor te ayudarán con el dolor y la hinchazón, así
como, más adelante, para estimular los conductos y el flujo de leche, por lo que puede ser una
compra útil para ahora y para el corto-medio plazo.
En la consulta
Como ya hemos comentado, estas semanas es posible que te sientas más fatigada y mareada
debido al trabajo extra de tu cuerpo en relación al flujo sanguíneo y el gasto de hierro. Sin
embargo, entre la semana 24 y la semana 32 no suele recomendarse hacerse la segunda prueba
de anemia —por regla general, la primera coincide con la visita prenatal inicial de tu embarazo—,
ya que el aumento enorme en el volumen de sangre puede suponer un diagnóstico erróneo. En
cualquier caso, en este tema cada médico decidirá, pero puedes pedirle que te comente qué
ventajas y desventajas tiene retrasar este segundo análisis a la semana 34.
Tu próxima visita
A partir de la semana 30, las visitas semanales se vuelven más habituales al igual que los
exámenes de la vagina y el cuello uterino. A todo ello se suma el control al que ya estarás
habituada a estas alturas del embarazo: presión arterial, peso, etcétera. Muchas mamás sienten
cierta angustia ante lo que les parece un exceso de exámenes internos (que ayudan a valorar la
dilatación del cuello del útero, el borramiento o ablandamiento de la cérvix y la posibilidad de
parto prematuro) en esta fase: siéntete libre de comunicarlo a tu ginecólogo.
Tu entorno
No retraséis mucho más la charla sobre cómo os gustaría que fuese el parto y qué personas
queréis que estén implicadas. Ante todo, como principal protagonista junto al bebé, la madre
debe tener la última palabra, pero es muy sano discutir cada papel con tu pareja.
Puntos clave
● Prepárate para lo que puede venir: dolores de espalda, insomnio, articulaciones más
“flojas” y la temida ciática.
● Ante un parto prematuro, sus pulmones ya están desarrollados: ¡respira aliviada!
● 250 mg de los 1000 mg de calcio de tu dieta va a los huesos de tu bebé.
● Suele hacerse la segunda prueba de la anemia, pero hay que tener en cuenta que el
aumento del flujo de sangre puede falsear el resultado.
Semana 30 de embarazo
¡Apenas dos meses para ver por primera vez a tu peque! A partir de la semana 30 de
embarazo puedes sentir que todo se acelera, ¡y no es para menos! La llegada del bebé está cada
vez más cerca, tu cuerpo lo sabe y se prepara para ello: del mismo modo, el bebé sigue
preparándose para su llegada a este mundo... Acompáñanos a descubrir qué os espera en estos
7 días.
Además, tu bebé se prepara para el parto y lo más normal es que empiece a cambiar de posición
dentro de ti para ponerse cabeza abajo: esto puede provocar que tengas más ganas de orinar
durante la noche, por lo que tu descanso también se resentirá por esta causa.
Por último, la relaxina está haciendo de las suyas. Esta hormona es la encargada de ayudar a los
ligamentos y huesos de la cadera a relajarse para facilitar el paso de tu bebé a través del canal
de parto. Notarás sus efectos en el hecho de que las manos, tobillos y pies se han hinchado, y
también en que es probable que las facciones de tu rostro se hayan redondeado. La
progesterona y los estrógenos harán que te sientas algo más pesada debido a la retención de
líquidos.
Otro efecto del trabajo de las hormonas del embarazo es que volverán el ardor de estómago y
las digestiones pesadas. El motivo es que la relaxina hace que la membrana muscular que
separa el esófago del estómago también se relaje y, por tanto, el ácido estomacal puede subir
por el pecho y provocar sensación de ardor. Tu útero, cuyo tamaño sigue creciendo, también
presionará el estómago y aumentará esta sensación.
¡Pero no todo son malas noticias! Si has notado tu pulso acelerado en las últimas semanas,
debido principalmente al mayor volumen de sangre presente en tu cuerpo, en los próximos días
verás cómo esta sensación desaparece. Ahora que tu bebé casi ha terminado su desarrollo, tu
corazón no necesita bombear tanta sangre.
A todas las molestias físicas se puede sumar cierta ansiedad por todo lo que está a punto de
acontecer: el parto, la llegada del bebé a casa, dudas sobre si serás una buena mamá o no… Es
normal que sientas todas estas emociones, y es mucho más común de lo que (probablemente)
piensas. Si en algún momento notas que la situación te abruma un poco, compártelo con tu
pareja, familiares o amigos cercanos e incluso busca apoyo profesional en tu comadrona, en las
clases de preparación al parto o en grupos de apoyo para embarazadas.
El lanugo, una fina capa de pelo que ha mantenido al bebé calentito en tu útero hasta ahora,
empieza a desaparecer: a partir de ahora será la grasa la que le ayude a controlar la
temperatura corporal. Aun así, muchos bebés todavía tienen un remanente de lanugo tras el
parto.
También es probable que se dé la vuelta para colocarse cabeza abajo, en la postura más
habitual para el parto. Si esto no sucede, no pasa nada: tu bebé puede hacerlo en cualquier
momento en las próximas semanas. Algunos bebés tardan demasiado en darse la vuelta y,
cuando quieren hacerlo, ya no tienen espacio dentro del útero para hacerlo. Si este es tu caso, no
te preocupes: aunque la más habitual es la postura en la que el bebé está cabeza abajo y su
espalda se apoya en tu tripa, hay más posiciones en las que puede nacer sin problema.
Cuídate, cuídale
Si todavía no lo has hecho, ahora que llevas 30 semanas de embarazo es un buen momento para
empezar a practicar alguna técnica de relajación o de gimnasia pasiva para embarazadas. El
yoga o el stretching son buenos ejemplos: te ayudarán a estar más relajada y también a
tonificar con suavidad tus músculos. Ahora que soportan tanto peso es importante que los
cuides para que se mantengan fuertes y no sufran por la carga extra que mueven en tu día a día.
Los ejercicios de Kegel también deberían empezar a formar parte de tu rutina diaria, si es
que no lo son aún. Te ayudarán a fortalecer el suelo pélvico, que ahora tiene mucho trabajo extra
sujetando un útero mucho más grande de lo habitual. También te ayudarán a prevenir algunos
síntomas del embarazo como las hemorroides y harán que el posparto sea más llevadero. Otro
motivo importante por el que realizar cada día estos ejercicios es que pueden ayudarte a evitar
que tengan que practicarte una episiotomía, ya que harán que los músculos sean más elásticos y
la dilatación sea mayor.
Debido al efecto de la relaxina, del que ya te hemos hablado, puedes padecer también
síndrome del túnel carpiano. Esta dolencia está asociada con el trabajo repetitivo delante de un
ordenador, pero en el embarazo también suele ser habitual. Se trata de un dolor agudo en la
muñeca, que puede provocar sensación de cosquilleo en los dedos e incluso que te cueste coger
objetos. Para aliviar esta sensación, puedes:
En la consulta
Cuanto más se aproxima el parto, más frecuentes serán tus visitas al ginecólogo, especialmente si
estuvieras embarazada de gemelos. En este momento, el personal sanitario puede aumentar la
frecuencia de las ecografías para controlar el desarrollo y la posición del bebé.
Tu próxima visita
Cuando vuelvas a ver a tu ginecólogo, aprovecha para plantearle todas las dudas que tengas
sobre el parto. Puedes apuntarlas en una lista para que no se te olviden, ¡así podrás anotar otras
dudas que te surjan sobre sus respuestas!
Por ejemplo, puedes preguntarle sobre la episiotomía: antes esta práctica se hacía de forma
regular, pero ahora solo se aplica si es totalmente necesario para facilitar la salida del bebé. Otra
cuestión que podéis debatir es cuándo van a cortar el cordón a tu bebé: muchos profesionales
esperan alrededor de 1 minuto, pero la Organización Mundial de la Salud recomienda esperar al
menos 3 minutos antes de hacerlo.
Hay estudios que demuestran que esta práctica aumenta el nivel de hemoglobina en el
nacimiento y las reservas de hierro, lo que es altamente beneficioso para el desarrollo del bebé
durante sus primeros meses de vida. En el caso de bebés prematuros, además, mejora la
circulación, reduce la necesidad de hacer transfusiones y disminuye la probabilidad de que se den
otras complicaciones.
Tu entorno
El parto se acerca, ¡cada vez más! Ojalá pudiéramos saber en qué momento exacto tendremos
que salir corriendo al hospital, ¿verdad? Por desgracia esto no es posible, pero sí podéis hacer
algo para que, cuando llegue el momento, todo esté bajo control. Una excelente idea es que
hagáis una lista de los sitios donde la futura mamá pasa más tiempo (en su casa, en casa de los
padres, etc.) y busquéis las mejores rutas para llegar hasta el hospital desde esos puntos
clave.
También podéis tener preparada una bolsa con cosas básicas en esos lugares y, así, siempre
tendréis lo esencial a mano cuando se ponga de parto.
Puntos clave
A estas alturas, tus pechos pueden estar empezando a generar calostro y avisando de que ya
faltan muy pocas semanas ¡para conocer a tu bebé!También es posible que las contracciones
de Braxton Hicks hayan empezado o lo hagan en breve. ¿Y qué hace tu hijo o tu hija dentro de ti?
Su sistema nervioso está terminando de madurar y se prepara para la vida fuera del útero.
Hayas decidido optar por la lactancia materna cuando tu bebé nazca y durante las primeras
semanas o meses de su vida o no hacerlo (opciones totalmente libres, individuales y que
dependen de multitud de factores), habrás notado que tus senos están preparándose para
poder cumplir con esa tarea si decides hacerlo.
● Los primeros signos de calostro, que se traducen en una expulsión de una sustancia
cremosa, fina y amarillenta de tus pezones.
● Estas “fugas” son muy habituales en el tercer trimestre del embarazo y no tienen
ninguna relación con tu capacidad para producir leche a posteriori.
● Un aumento en el tamaño de tu pecho, que habrá crecido una o dos tallas de copa
desde el inicio de tu embarazo: es buen momento para informarte sobre sujetadores de
lactancia.
● Contracciones de Braxton Hicks, que son breves (duran entre 30 segundos y 2 minutos)
y son de baja intensidad. Tu cuerpo está empezando a practicar para el parto: prueba a
poner en práctica tú también la respiración y el resto de consejos que has practicado en
tus clases de preparación al parto.
● El temido insomnio en el embarazo: si no se ha dado en ningún otro momento de tu
embarazo (¡qué afortunada!), estas últimas semanas se te hará difícil dormir a pierna
suelta, la verdad: tamaño de la barriga, necesidad de ir al baño e, incluso con una
almohada en las piernas, puedes tener síndrome de las piernas inquietas o edema.
Intenta dormir del lado izquierdo, comer varias veces al día (pequeñas cantidades, si no
tienes tanta hambre ya o no puedes comer) y con el mínimo estrés posible.
A partir de esta semana, no es extraño que se rompa la bolsa amniótica (lo que se conoce
como romper aguas, ya sabes). Si bien todavía no es momento, en este caso anunciaría un parto
prematuro y el equipo médico te administraría corticoides y sulfato de magnesio para acelerar el
desarrollo pulmonar del bebé y reducir los riesgos asociados a esta situación.
El feto ya se está terminando de preparar para la vida de bebé, ¿sabías? En estos momentos, la
capa de grasa que se acumula bajo su piel hará que desaparezcan las arrugas que todavía se
veían en las últimas ecografías y le dará un tono rosáceo tan propio de los recién nacidos. ¿Su
principal función? El aumento de la vérnix caseosa que ya comentamos en la semana 19, semana
20 y semana 21 ayudará a proteger al bebé durante las últimas semanas de vida en el útero y
tras el nacimiento.
A las 31 semanas, el bebé ya habrá alcanzado los 40 centímetros de longitud y pesará
alrededor de 1,5 kilos. La vista y el oído del bebé siguen madurando y deberíais estimularle todo
lo posible masajeando tu barriga, poniéndole música, hablándole… Sin embargo, ahora es el turno
del sistema nervioso, que ya ha madurado, y el sistema respiratorio y digestivo, lo que para el
bebé se traduce en:
Cuídate, cuídale
Si sigues dudando sobre las opciones entre las que escoger para alimentar a tu bebé, deberías
leer sobre lactancia materna, leches infantiles y biberones, así como preguntar al equipo
médico que está llevando tu embarazo y, ¿por qué no? a un consultor de lactancia materna.
Comprender la visión y la experiencia de otras madres, padres y especialistas te ayudará a saber
qué perspectiva te atrae más. Además, puede ayudarte a conocer las claves para ciertos
contratiempos que pueden preocuparte, como el amamantar en público, los discos para
lactancia, chupete sí o chupete no, qué tipo de biberones escoger y cuándo deseas incluirlos.
A medida que se acerca el momento del parto, los ejercicios de relajación y seguir practicando
meditación o yoga, además de ejercicio moderado, te ayudarán a afrontar la última etapa del
embarazo con una actitud positiva.
Si, tras haberlo comentado con tu pareja, tu familia y tu círculo cercano, sigues preocupada por el
nacimiento, leer sobre el parto paso a paso y sus fases puede ayudarte a poner las cosas en
contexto. Del mismo modo, informarte sobre elparto inducido, la tocofobia y buscar apoyo
emocional y profesional puede ser una buena opción si sientes que los acontecimientos empiezan
a superarte un poco.
Si no ha habido ningún contratiempo médico, practicar sexo con tu pareja sigue siendo
completamente seguro estas semanas (si acaso, algo más incómodo y con mayor porcentaje
de creatividad y malabarismos, ¿no?). Pero ¿cómo responden los bebés cuando su mamá
practica sexo? Primero, ya comentamos que no entienden lo que ocurre, así que, si eso te agobia,
estate tranquila; segundo, ¡cada bebé es un mundo! Algunos se estimulan y empiezan a juguetear
en el útero y a moverse; otros se relajan, probablemente por el movimiento rítmico, y se quedan
quietos y tranquilos un buen rato.
Quizá lo más molesto de este tercer trimestre es que parece como si alguien te hubiera robado
los pulmones, ¿no? La expansión de tu útero supone que el resto de tus órganos han tenido que
buscarse la vida, por lo que esa sensación de falta de aliento es completamente normal. Intenta
mantenerte lo más recta posible durante el día (a medida que avanza el embarazo ya sabemos
que esto es mucho pedir) y duerme del lado izquierdo, lo que te debería permitir respirar un poco
mejor.
En la consulta
Esta semana no deberías tener visita con el ginecólogo siempre y cuando no se hayan dado
circunstancias especiales, como los oligohidramnios o los polihidramnios que comentábamos en
la sección anterior. ¡Aprovecha la semana libre y, si tienes la posibilidad, regálate unas horas extra
de tranquilidad! Un masaje prenatal, un rato con tu pareja o con amigos...
Tu próxima visita
En siete días volverás a otra visita prenatal. A estas alturas, ya sabes cómo va y la rutina no va
a cambiar demasiado. Si sufres asma y has tenido un episodio de asma moderado o grave,
puede ser que tu ginecólogo aumente el número de sesiones de ultrasonidos con el objetivo de
controlar la actividad uterina y el desarrollo del feto en las últimas semanas de gestación.
Tu entorno
Estas semanas empezáis a tener todo mucho más controlado, ¿verdad? Te aconsejamos que
dediquéis estos días a explorar juntos las opciones de alimentación para el bebé con el
objetivo de mitigar las posibles diferencias entre las expectativas de los papás y las mamás y la
realidad que van a enfrentar.
Es posible que, tras el nacimiento, pueda haber razones para no querer o no poder amamantar al
recién nacido, es posible que tengas dudas sobre cómo mantener la lactancia materna una vez te
reincorpores a la vida laboral, etcétera. Todas las opciones son aceptables y, en este periodo de
mayor estrés, es importante saber incluso cómo plantear una pregunta: siempre será mejor
¿cómo te gustaría alimentar al bebé? ¿vas a amamantar al bebé? ¿cuánto tiempo lo vas a hacer?
Muchos estudios confirman que las madres que antes del parto han decidido amamantar a sus
bebés tienen más probabilidades de conseguirlo, así que si esta es tu elección, mantente firme e
inténtalo hasta el último momento.
Puntos clave
● Pueden aparecer los primeros signos de calostro: fugas cremosas, amarillentas y finas
de los pezones.
● El bebé puede haberse colocado en posición cefálica, ¡listo para la acción!
● Aprender sobre lactancia materna y alimentación del bebé os ayudará a mantener un
control sobre las expectativas y a tomar una decisión fundada.
● Si padeces oligohidramnios o polihidramnios, tu ginecólogo puede necesitar un mayor
número de visitas de control y pruebas con ultrasonidos.
Semana 32 de embarazo
Ahora sí que sí: ¡estás entrando en la recta final de tu embarazo! Ya no queda casi nada para el
gran momento, y grandes cosas siguen pasando en tu interior. Vamos a descubrir qué cambios
sucederán esta semana y qué puedes hacer para prepararte para el parto, ¿de acuerdo?
Quedan apenas 8 semanas para el parto y tu cuerpo sigue cambiando. Ya estás prácticamente
preparada para dar a luz y es momento de mantenerte todo lo en forma que puedas,
especialmente en lo que respecta a tu suelo pélvico.
Ahora mismo tu útero está situado a unos 12 centímetros por encima de tu ombligo: es probable
que presione el diafragma y notes que te falta el aliento.Tus pulmones también se han
desplazado hacia arriba y están un poco aplastados, otro factor que contribuye a que te cueste
respirar un poco, sobre todo al subir escaleras o hacer otros esfuerzos moderados.
Tu caja torácica se está expandiendo para poder dar cabida a tus órganos, que se han
desplazado hacia arriba, y para que el útero también tenga espacio. Quizá puedes sentir
molestias en la zona de las costillas y del pecho, debido a la inflamación de los cartílagos del
esternón y al movimiento de los huesos.
A partir de esta semana tu cuerpo se empezará a preparar para el parto, y lo hará trabajando en
la flexibilidad de los músculos. Más concretamente, lo hará con las contracciones de Braxton
Hicks: son contracciones irregulares, en periodos de entre 30 segundos y 2 minutos, y para
nada dolorosas. Sentirás que tu abdomen se tensa y, de repente, la tensión se disipa.
Por norma general, las contracciones de Braxton Hicks desaparecen al cambiar de posición. No
debes confundirlas con las contracciones de parto: estas aumentan su intensidad de forma
progresiva y se van volviendo más dolorosas a medida que pasa el tiempo.
Sus órganos ya están practicando para la vida fuera del útero (principalmente el estómago, los
intestinos, los pulmones y los riñones). También está aprendiendo a succionar para poder
alimentarse una vez nazca: ahora mismo, tu peque está ocupadísimo u ocupadísima practicando
un montón de movimientos.
A estas alturas sus uñas ya están totalmente desarrolladas, así como las cejas y las pestañas.
Si tu bebé nace con pelo, debes saber que en la semana 32 de embarazo ya lo ha desarrollado,
¡aunque muchos bebés también nacen sin él y es perfectamente normal!
Esta suele ser la semana en la que la gran mayoría de bebés se ponen cabeza abajo (un 95%)
y se encajan en la pelvis. Apenas un 5% de los peques se mantienen en lo que se conoce como
posición podológica, es decir, que nacen sacando primero los pies. De todas maneras, también
puede suceder que tu bebé se dé la vuelta más adelante, aunque tenga poquito espacio para
hacerlo.
Cuídate, cuídale
Ahora que queda tan poco para que tu embarazo acabe, seguro que ya estás pensando en qué
tipo de parto prefieres. La más común es el parto vaginal mientras estás recostada sobre la
camilla, pero también puedes optar por el parto en cuclillas o, incluso, por el parto en el agua.
También hay mamás que prefieren dar a luz en su casa, contando con la asistencia de una
matrona. Si todavía no te has decidido, ¡todavía te queda tiempo para pensarlo! Consulta con el
personal sanitario los pros y contras de cada opción antes de decantarte por una.
Aunque te sea más complicado moverte, no dejes de hacer ejercicio en las próximas semanas.
No solo para tonificar tus músculos, sino porque en el futuro también notarás las ventajas: se
considera que los bebés cuyas madres hacen ejercicio regular durante el embarazo suelen
empezar a dormir toda la noche antes que otros bebés, se relajan con más facilidad y son
menos propensos a padecer cólicos. Los estudios que se han hecho al respecto apuntan a que la
causa es la estimulación que reciben mediante los cambios en la frecuencia cardíaca de la
mamá, así como las vibraciones del cuerpo mientras realizas ejercicios.
En la consulta
Esta semana, el médico volverá a medir tu presión sanguínea, tu peso y también te observará
para detectar cualquier hinchazón. La retención de líquidos, tan común en el embarazo, suele ser
la culpable de esta hinchazón, pero si tienes las manos o la cara muy hinchadas puede que te
hagan un test para detectar si tienes preeclampsia. Esta dolencia es mucho más habitual al
final del embarazo y es mejor analizar cualquier posible síntoma para detectarla cuanto antes.
Tu próxima visita
Como ya te hemos comentado en algunas ocasiones, tu bebé no tiene por qué nacer cabeza
abajo necesariamente: también puede hacerlo viniendo de nalgas. A veces, aun así, tu ginecólogo
puede valorar que es mejor programar una cesárea (por ejemplo, en los casos en los que el bebé
está colocado de forma transversal) porque tiene menos riesgos que el parto vaginal. Incluso
puede darse el caso de que tu parto empiece siendo vaginal y, finalmente, valoren que es mejor
hacer una cesárea en el momento.
Tu entorno
El momento del parto está cada vez más cerca y toca debatir asuntos importantes como, por
ejemplo, qué tipo de parto preferís. Es importante pensar en el bienestar de la madre, así como
en su seguridad y en la del bebé. Cada vez es más sencillo tener un parto más “natural” con
garantías, pero algunas personas se sienten un poco inseguras ante la posibilidad de que algo
pueda salir mal para la madre o para el bebé.
Es importante que habléis abiertamente del tema para que tanto los padres como el resto de la
familia tengáis claro el procedimiento a seguir, dónde será el parto y qué normas queréis aplicar
tanto durante como después. Algunas familias, por ejemplo, prefieren limitar el número de
visitas en los días inmediatamente posteriores al parto; otras no tienen ningún problema en
recibirlas y otras, en cambio, prefieren dejar pasar unas semanas para acostumbrarse a su nueva
vida en un ambiente más íntimo. Todas las opciones son respetables, ¡así que aprovechad estas
semanas para exponer vuestras preferencias!
Puntos clave
¡Solo 7 semanas para conocer a tu peque! Estos días es muy probable que te pases las horas
agobiada por ese calor interno que no hay forma de que se vaya, ¿verdad? ¡Ánimo! Ya falta muy
poco. Mientras tanto, tu hijo o tu hija sigue madurando sus pulmones para salir a conocerte. Una
de las últimas fases de su desarrollo dentro del útero materno.
Además:
● Los “puntos de calor” pueden estar repartidos por el abdomen, relacionados con la
presión uterina o la inflamación propia de los tejidos durante el embarazo, o encontrarse
por el cuerpo de forma generalizada.
● Por esta razón, suele decirse que, si el embarazo termina en los meses de más calor,
suele resultar todavía más cuesta arriba, puesto que se une el calor ambiental con el
calor interno que las futuras mamás llevan incorporado.
● Por lo demás, a estas alturas de tu embarazo, poco más ha cambiado y lo cierto es que
no deberían haber muchas sorpresas: seguirás ganando entre medio kilo y un kilo por
semana todavía, aunque, en breve, el ritmo en el que aumentas de peso empezará a
disminuir, pueden haber aparecido picores en la barriga debido a cómo la piel se ha
estirado durante todos estos meses (sigue hidratándola y cuidándola con cremas
hidratantes y nutritivas) y el ombligo, por supuesto, sigue mirando hacia fuera, pero
recuperará su forma en el posparto, no te preocupes.
● Seguir tomando los suplementos a base de vitaminas, minerales y DHA que te hayan
recomendado en tu consulta ginecológica y bebiendo agua suficiente.
● Realizar tus ejercicios de Kegel diariamente para trabajar tu fondo uterino y evitar la
aparición de hemorroides.
● Si tienes ciática, consulta con tu médico y un fisioterapeuta la posibilidad de realizar
sencillas pautas para aliviar el dolor: a estas alturas, tu movilidad se habrá visto bastante
reducida, pero debes tratar de mantener un buen grado de bienestar.
● Como comentábamos en la semana 31, tus pechos seguirán preparándose para la
lactancia materna; en estos momentos, es el propio feto el que está distribuyendo en la
placenta hormonas que activarán tu producción de leche. Increíble, ¿cierto?
● Si todavía no has empezado con los masajes en la zona perineal (aquella que rodea la
vagina), puedes hacerlo ahora y suele recomendarse que se realice como rutina de
pareja: los masajes en el perineo ayudan a evitar desgarros en el periné durante el parto
y, en ocasiones, evitan la necesidad de una episiotomía.
Un par de platos de pescado y marisco por semana debería ser suficiente, puedes optar por
salmón salvaje, caballa, trucha de lago, arenques, sardinas o el atún. En cualquier caso, si sigues
una dieta más estricta o vegetariana, puedes tomar verduras de hoja verde, tofu y otros
productos de soja (como la leche de soja enriquecida o el edamame), nueces o aceite de canola
y soja que te aportan compuestos precursores del DHA, aunque sería aconsejable que tomaras
directamente DHA ya formado. Pregunta al respecto a un especialista en nutrición.
Por descontado, también existen suplementos únicamente con omega-3, pero no deberías tener
problemas en encontrar recetas sabrosas y alimentos fáciles de preparar.
Esta semana, algo te dice que tu bebé ha pegado un buen estirón, ¿verdad? Es muy probable. Sus
huesos ya están desarrollados, aunque todavía son suaves y flexibles (en especial, las placas
de su cráneo), pues es el único modo de que puedan pasar con seguridad por el canal del parto.
Las conocidas fontanellas, por ejemplo, permanecerán blandas hasta el año de vida de tu bebé
con el objetivo de que el cerebro pueda seguir desarrollándose de un modo adecuado. Por lo
demás, de 1 kg y poco que pesaba en la semana 31, tu bebé rondará ahora mismo los 2 kg de
peso y medirá alrededor de 43,7 cm (de media) de longitud desde la coronilla al talón.
Cuídate, cuídale
Queda muy poquito ya para el final de tu embarazo y tienes que seguir cuidándote: ¡ahora más
que nunca! En esta fase hay tres grandes problemas comunes: ir al WC, tu espalda y el miedo o la
ansiedad frente a la llegada del bebé. ¡Vamos, a por ellas!
Ante todo, ten presente que cierto estreñimiento es habitual y más común a medida que avanza
el embarazo. Como ya hemos visto con anterioridad, tu actividad hormonal reduce el
movimiento intestinal y complica el tránsito. En cualquier caso, sigue moviéndote y aumenta
tu cantidad diaria de fibra(se recomiendan unos 25 gramos de fibra soluble al día, que
encontrarás en frutas y verduras como las manzanas, las naranjas o las cebollas, así como el
salvado de avena, la cebada, las almendras o las legumbres).
El dolor de espalda típico de estos meses es un dolor agudo en la zona lumbar que suele
alcanzar el muslo y la pierna hasta el pie. Vamos, la conocida ciática (la compresión de la raíz
nerviosa del nervio ciático) que se inflama debido al peso de tu barriga y el cambio de posición
del hueso sacro que pinza el nervio ciático. Se trata de un dolor muy similar a una hernia en la
espalda baja (por ejemplo, una hernia discal en la zona L5-S1), pero sin mal pronóstico debido a
que es un dolor puntual asociado al embarazo: sí, sabemos que es un triste consuelo ahora.
Para aliviar ese dolor, te recomendamos acudir al fisioterapeuta, hacer ejercicios de Pilates y
nadar. Son las tres grandes opciones con las que cuentas en estos momentos: además, antes de
tomar cualquier medicamento que no conozcas y no haya sido aprobado por tu médico para
aliviar el dolor, consulta siempre con tu ginecólogo antes.
Estas semanas es muy normal empezar a asustarte o a poneros nerviosos (tú, tu pareja, la
familia más cercana) ante cualquiera de los síntomas típicos que sugieren el inicio del parto.
Mantén siempre la calma: puedes estar en contacto con tu comadrona o con el equipo
médico para solventar dudas y, bueno, si os han superado los nervios, habéis cogido todo el kit
de hospital y habéis salido corriendo como si no hubiera mañana… Tomaoslo con humor, porque
no habrás sido la primera mamá del mundo en hacer algo así, tranquila.
Otra situación muy común en estas semanas es dormir fatal (insomnio, dificultades para conciliar
el sueño, etc.) y, además, tener pesadillas y angustias cuando sueñas: no sabré cuidar al bebé,
tengo pánico a descuidarlo, cómo será el parto, no me baja la leche… Todo ello son miedos que
están dentro de todas las madres y los padres, siempre relacionados con el deseo de que el
bebé nazca sano y nosotros estemos a la altura en todo momento.
¿Sabes qué es lo más importante y lo que, a menudo, olvidamos? Cuídate para poder cuidar.
Todavía quedan algunas semanas para poder asistir a clases de preparación al parto, solventar
dudas con tu matrona o pensar en tu salud: piensa en cómo será tu periodo posparto y qué
necesitas tener preparado, pero también qué quieres y necesitas hoy.
En la consulta
Esta semana no debería realizarse ninguna visita prenatal. Sin embargo, si estás terminando la
gestación de un embarazo de riesgo, tu ginecólogo puede haber programado un perfil biofísico
fetal para valorar el estado de salud de tu futuro bebé.
El perfil biofísico consiste en un ultrasonido detallado donde se evaluarán los niveles de líquido
amniótico y una valoración general del bebé: tono muscular, respiración, movimientos… A
continuación, se realiza una prueba sin estrés para monitorizar la frecuencia cardíaca del feto y
las contracciones uterinas. Dependiendo de los resultados y la valoración del especialista, es
posible que se te recomiende adelantar el parto o, todo lo contrario, mantener reposo y seguir
adelante con la gestación algunas semanas más.
Tu próxima visita
Si en ninguna de las visitas se ha hablado contigo sobre las ventajas del masaje perineal, la
matrona y el ginecólogo empezarán a explicarte cómo se realiza (es importante que tu pareja
esté contigo, porque normalmente suele ser una gran ayuda en estos momentos) y qué objetivo
tiene: a grandes rasgos, masajear la zona del perineo permite mejorar la elasticidad y prepararlo
para reducir el riesgo de desgarros durante el parto o la necesidad de practicar una episiotomía.
El masaje consiste en insertar dos dedos unos 2,5 cm en la vagina y presionar hacia abajo y tirar
hacia los lados de forma alternativa. Aprovecha la próxima visita para aclarar todos los
conceptos sobre el masaje perineal y otras dudas relacionadas con las últimas semanas de
embarazo.
Tu entorno
Del mismo modo, es interesante conocer algunos de los elementos utilizados durante el parto
(vaginal) y la recuperación en el hospital, como:
En la semana 34, puedes consultar algunos elementos más para los primeros días de
recuperación hospitalaria y post-hospitalaria, como las almohadillas de flujo, el sujetador de
lactancia o la crema de lanolina modificada para los pezones.
Puntos clave
● El calor interno que sientes está relacionado con el volumen sanguíneo, los cambios
hormonales, el bebé… ¡Ten paciencia, poco se puede hacer!
● Los huesos de tu bebé ya están desarrollados, aunque siguen flexibles para poder
atravesar el canal del parto.
● Aumenta tu cantidad de fibra diaria a 25 gramos diarios para evitar problemas de
tránsito.
● ¿Te duele la espalda baja? Fisioterapeuta, Pilates y natación.
● Empieza a realizarte el masaje perineal (tu pareja puede ayudar, si quieres) para evitar
desgarros durante el parto.
Semana 34 de embarazo
El parto sigue acercándose y, con él, llegan nuevos cambios físicos y, también, psicológicos. Tu
bebé crece y crece y tú puede que te sientas más cansada, pero también más ansiosa ante tu
último mes de espera. ¡Vamos a ver qué pasará en los próximos 7 días!
A unas 6 semanas del parto, los próximos días probablemente te resultarán más cansados. Tu
cuerpo empieza a acusar la falta de descanso y todas las molestias que has sentido hasta ahora,
junto con el aumento de peso y una respiración más dificultosa. Todo esto hará que la fatiga sea
tu principal compañera durante este último mes.
Como tu útero se ha desplazado hacia arriba, a unos 14 centímetros por encima del ombligo, los
órganos de la zona abdominal también se han movido hacia arriba. Esto puede provocar que
sientas presión en los costados; a veces los nervios que se encuentran entre las costillas se
inflaman y provocan dolor en la zona: si es tu caso, estás padeciendo lo que se conoce como
neuritis del intercostal. Para aliviarlo puedes aplicarte calor local con una manta eléctrica o una
bolsa de agua caliente.
A partir de esta semana también notarás un aumento de flujo. Es normal: los estrógenos hacen
que aumente el riego sanguíneo en la zona pélvica y provocan una estimulación de las mucosas
que se traduce en un flujo más elevado. En estas semanas, las braguitas de algodón y los
salvaslips serán buenos compañeros.
Si estás esperando un niño, en esta semana sus testículos descenderán: primero se han estado
formando en el abdomen, y es a lo largo de esta semana cuando se colocan en el escroto. Un
porcentaje muy bajo de niños nacen sin que esto haya sucedido (es lo que se conoce como
criptorquidismo), especialmente los que nacen prematuros: en aproximadamente la mitad de los
bebés, esto suele solucionarse por sí mismo durante los 6 primeros meses de vida.
Ahora mismo tu pequeño recibe todos los nutrientes que necesita a través de la placenta. Pero
alimentar al bebé no es su única función: también recibe defensas para poder protegerse ante
gérmenes y virus, ya que su sistema inmunológico se está desarrollando en estos momentos
para poder hacer frente a pequeñas infecciones.
En los próximos días, lo más probable es que el bebé adopte la posición que tendrá al nacer.
La más habitual es que se coloque cabeza abajo y con su espalda apoyada contra tu barriga,
pero también puede ponerse espalda con espalda o, incluso, no llegar a darse la vuelta. Estas
otras posiciones no requieren necesariamente de una cesárea, pero si te inquieta el tema,
recuerda que tu ginecólogo o matrona están ahí para resolver todas tus dudas y tranquilizarte.
Cuídate, cuídale
En la recta final del embarazo es más importante que nunca que pongas en práctica las
técnicas de relajación y respiración que, probablemente, te habrán explicado en las clases de
preparación al parto. También puedes incorporar técnicas de yoga o Pilates. Estos métodos te
ayudarán a estar más relajada en este último mes y, además, te aportarán muchos beneficios en
el momento del parto, especialmente para controlar tu respiración.
El masaje perineal, del que ya te hablamos en la semana anterior, también será muy útil para
prevenir posibles desgarros en el momento del parto. Dedica cada día unos minutos a realizarlo y
no olvides tus ejercicios de Kegel. De esta manera llegarás al parto con un suelo pélvico
fortalecido y reducirás las probabilidades de desgarro pero, también, de que tengan que hacerte
una episiotomía.
En la consulta
Las citas prenatales se vuelven ahora más habituales. Las pruebas siguen siendo las que ya
conoces: tomarte la tensión, pesarte, un análisis de orina y una evaluación general para ver la
hinchazón. Tu ginecólogo o ginecóloga sigue en búsqueda de síntomas de preeclampsia, que
son: hipertensión, proteínas en la orina e hinchazón elevada en cara o tobillos.
También es probable que te hagan una prueba de perfil biofísico si todavía no te la han hecho.
Se trata de una prueba no invasiva que incluye una ecografía fetal y una cardiotocografía en
reposo en la que se realiza una monitorización cardíaca del feto. Con esta prueba es posible
medir la frecuencia cardíaca, el movimiento, la respiración y el tono muscular del bebé, así
como la cantidad de líquido amniótico que tiene a su alrededor.
Tu próxima visita
Entre la semana 35 y la semana 37 te harán un cultivo vaginal y rectal para ver si tienes
estreptococos del grupo B. Esta bacteria habita en el tracto genital de, aproximadamente, un
cuarto de las mujeres sanas y no supone ningún riesgo para ti, pero puede ser muy peligrosa
para el bebé, que se puede contagiar al pasar por el canal de parto, por lo que su presencia
en muchas ocasiones comporta la administración de un tratamiento antibiótico.
Tu entorno
¿Habéis notado que la futura mamá tiene cierta hiperactividad que la impulsa a ordenar y a
limpiar la casa y, especialmente, la habitación del bebé? ¡No os lo estáis imaginando! A partir de
la semana 34, las mujeres embarazadas pueden desarrollar lo que se conoce como síndrome
del nido.
Muchas madres deciden hacer cosas por las que no han mostrado interés antes, como reordenar
los armarios, cambiar la distribución de las habitaciones, ordenar a fondo la ropa del bebé o,
incluso, limpiar los techos o pulir el suelo. Todas estas acciones vienen acompañadas de
nerviosismo e incluso cierta dificultad para conciliar el sueño.
Si es vuestro caso, ¡recordad que una embarazada de 34 semanas no puede hacer ciertos
esfuerzos! Ayudadla a ordenar y limpiar si es lo que necesita, evitando que se suba a sillas o
escaleras, levante peso o se esfuerce demasiado.
Puntos clave
Estas semanas pueden intensificarse algunos síntomas propios del embarazo; los más comunes
son:
El feto todavía seguirá creciendo hasta la semana 39 de tu embarazo, pero su desarrollo real
puede terminar algo antes: aproximadamente, en la semana 37. En cualquier caso, ahora mismo,
todavía quedan varias semanas en las que tu bebé seguirá desarrollando sus pulmones,
cerebro e hígado, principalmente, que son los últimos órganos en madurar. En el próximo mes, el
cerebro de tu futuro hijo o hija crecerá un 33% de su tamaño actual.
En el útero de las mamás se acelera todo a partir de esta semana: ahora mismo, el bebé ya pesa
alrededor de 2,5 kg y mide 45 cm de longitud. Sus pulmones seguirán madurando, pero ahora ya
pueden adaptarse a un parto prematuro sin riesgo de problemas respiratorios.
¿Recuerdas cuando eras tú la que subía y subía de peso sin parar? Pues ahora es el turno de tu
bebé: estas últimas semanas de gestación, aumentará entre 200 y 350 gramos por semana. Esta
es la razón por la que, tradicionalmente, se ha dicho que las últimas semanas de embarazo el
bebé, simplemente, coge peso, pero ya hemos visto en los párrafos anteriores que esto no es del
todo cierto, ¿verdad? Tras el parto, esa grasa extra le permitirá mantenerse caliente y tener
menos dificultades para adaptarse a su nueva vida fuera del útero materno.
Cuídate, cuídale
La cefalea es uno de los síntomas más comunes al final del tercer trimestre, para combatirla
deberías plantearte un masaje prenatal con tu fisioterapeuta para aliviar la pesadez en el cuello y
los hombros, así como tratar de mantener un horario de sueño regular; también puedes probar:
● Compresas frías entre los ojos y la nariz para el dolor en la zona sinusal. ¿Las molestias
son en el cuello y parecen tensionales? Envuelve una toalla con hielo y aplícala en la base
del cuello.
● Mantén estables tus niveles de azúcar en sangre: sigue haciendo tentempiés o
pequeñas comidas a lo largo del día para evitar bajadas de azúcar.
● Sigue trabajando una buena higiene postural: suele recomendarse inclinar la pelvis hacia
delante y contraer los abdominales para que estos músculos hagan la función de “corsé”.
● Pregunta a tu médico qué analgésicos puedes tomar: por regla general, la aspirina y el
ibuprofeno no se recomiendan en mujeres embarazadas y, si bien el paracetamol no está
contraindicado, deberías preguntar a tu ginecólogo antes de tomarlo y en cualquier caso
usarlo con moderación.
¿Quieres evitar momentos de estrés innecesarios? Pues aprovecha esta semana para preparar
tu plan de parto y tu maleta para la clínica o el hospital. Déjala en una zona visible y accesible
unos días o semanas antes de salir de cuentas y, ¡listo! Aunque no hay nada que tu familia o tus
amigos no puedan traerte después al hospital, contar con un pequeño equipaje para tu viaje
hacia la maternidad te hará sentir más tranquila y aliviará parte del estrés del día del parto.
Para el bebé, también será necesario tener algún “body”, ranitas, camisetas y lo necesario
para su higiene. Por regla general, la estancia en el hospital será breve: un par de días, si no hay
complicaciones, y hasta 5 días si se tiene que practicar una cesárea, por lo que si bien no tienes
que preocuparte de llevar hasta lo más impensable, sí que agradecerás poder contar con los
artículos aquí listados.
Quedan todavía cinco semanas, pero a medida que pasan los días hay más y más posibilidades
de que tu parto llegue. Por esta razón, creemos que es muy importante que empieces a
documentarte sobre qué opciones médicas seguras existen para eliminar parte del trabajo de
parto, así como el dolor del mismo. Considera crear un plan de parto que te permita estar
despierta y sin dolor durante el proceso o asegúrate las opciones de aliviar parte del dolor (como
las técnicas respiratorias, la anestesia local y general, etcétera). Por descontado, podrás cambiar
de opinión, si así lo consideras oportuno más adelante.
Asimismo, si todavía no has instalado un asiento infantil para tu coche, asegúrate bien de
saber cómo funciona y anticípate. Es importante asegurarte que queda bien instalado. Vayas en
coche, o te muevas en taxi u otros servicios de transporte, debéis aseguraros de haber practicado
lo suficiente para no sumar más estrés a un día tan bonito y ¡tan cansado!
En la consulta
Si todavía no te has vacunado de la vacuna de tétanos, difteria y tos ferina (por regla general, la
vacuna se programa para la semana 27), deberías vacunarte antes de la semana 36 para
maximizar la respuesta de tus anticuerpos y los anticuerpos que pasarán al bebé.
Tu ginecólogo debería haber realizado la prueba para la detección del estreptococo del grupo B
(GBS) la semana 34, pero puede hacerse también entre esta semana y la 37. El objetivo de esta
prueba es descartar la presencia del Streptococo Agalactiae, que está presente en la flora
vaginal de muchas mujeres: si el bebé entra en contacto con este germen, puede infectarse o
padecer una sepsis o una meningitis. Como ya explicamos, para la prueba se toma una muestra
vaginal y rectal y se analiza en la laboratorio. Si se realizó la semana pasada, esta semana ya
deberías tener los resultados: si son positivos, se te administrarán antibióticos por vía
intravenosa durante el parto para reducir el riesgo de infección.
Tu próxima visita
A partir de la semana que viene, las visitas prenatales se realizarán cada 7 días. ¡Estamos
llegando al final del embarazo y es importante mantener un control más continuado! Por
descontado, tu ginecólogo o el equipo médico que te esté llevando puede incrementar o reducir
las visitas según su criterio.
Tu entorno
Si tenéis mascotas en casa, es muy importante que empecéis a prepararlos para la llegada del
nuevo miembro de la familia. En la semana 3 y la semana 6 de tu embarazo, estuvimos hablando
sobre cómo mantener un embarazo seguro con unas pautas simples de higiene y convivencia,
pero ahora tendréis que crear un entorno seguro para el bebé y tener en cuenta que la llegada
del bebé supone un cambio de rutina para todos, que habrá que tratar de que impacte de forma
positiva.
Puntos clave
● ¡Deberías haber aumentado entre 10 y 13 kilos! Ahora tu hijo/a es quien toma el relevo y
ganará entre 200 y 350 gramos por semana.
● Esta semana, casi todos los bebés están orientados ya hacia el canal uterino.
● Alivia el dolor de cabeza con compresas frías, buena higiene postural y un nivel estable
de azúcar en sangre.
● Si padeces placenta previa y no se ha solucionado, el ginecólogo programará una
cesárea para evitar riesgos innecesarios para ti y el bebé.
● Esta semana tendrás los resultados de la prueba de estreptococo del grupo B: si das
positivo, durante el parto se te administrarán antibióticos para reducir el riesgo de
contagio a tu bebé.
● Si tienes mascotas en casa, asegúrate de crear un entorno positivo para el bebé y tus
colegas peludos.
Semana 36 de embarazo
Acabas de entrar en el último mes de tu embarazo: a partir de ahora, ¡tu peque puede llegar en
cualquier momento! Él o ella sigue creciendo para afrontar ese día lo más fuerte posible. Vamos a
ver cómo tu cuerpo se va preparando para este gran momento, ¿de acuerdo?
Esta semana es un buen momento para repasar todas las señales de partoque te indican que
tu bebé está a punto de venir al mundo: pérdidas de mucosa, contracciones que van aumentando
en intensidad, pérdidas de sangre… Si notas estas señales, debes saber que no hace falta que
salgas corriendo al hospital: el parto, generalmente, se produce entre 24 y 48 horas después
de que rompas aguas. Mantén la calma y contacta con la persona que te acompañará en esta
experiencia única para preparar todo lo que tenéis que llevar al hospital y desplazaros hasta allí
tranquilamente.
En los próximos días es probable que expulses el tapón mucoso: es una sustancia gelatinosa y
casi transparente que se formó muchos meses atrás, al quedarte embarazada, para proteger el
útero de la entrada de bacterias y gérmenes. Esta expulsión puede darse en cualquier momento
a partir de la semana 36 de embarazo, y es un indicador de que el parto está cerca. Aunque no
todas las mujeres se dan cuenta de que lo han expulsado, ¡así que no te preocupes si no lo ves!
A estas alturas del embarazo, si te pusieras ya de parto tu bebé podría sobrevivir sin
problemas, ya que todos sus órganos funcionan perfectamente. Su salud no correría riesgo y la
única diferencia respecto a otros bebés nacidos a las 40 semanas sería el tamaño.
Empezarás a notar que se mueve cada vez menos: ¡es normal, porque apenas le queda espacio
para hacerlo! Ahora mide unos 46 centímetros de largo y su ritmo de crecimiento empezará a
reducirse para que pueda pasar sin problema por el canal de parto.
Para facilitar la salida, los huesos del cráneo no se han soldado todavía: así, las placas craneales
pueden solaparse para adaptarse a la forma del canal de parto. Las separaciones entre los
diferentes huesos craneales, denominadas fontanelas, se irán cerrando durante los primeros
años de vida.
Aunque tu peque ya está listo para sobrevivir en el exterior, su cuerpo todavía sigue
madurando. Un claro ejemplo es el sistema digestivo, que sigue formándose, ya que ha estado
inoperativo durante todos estos meses: el bebé se ha alimentado a través del cordón umbilical, y
la mezcla de líquido amniótico y lanugo que ha ido ingiriendo se acumula en el intestino para
formar el meconio.
Cuídate, cuídale
Seguro que en las últimas semanas has empezado a reunir muchas cosas para el bebé y te han
regalado otras tantas, ¿verdad? Si no lo has hecho aún, es un buen momento para ir
preparando la maleta que llevarás al hospital. En ella puedes incluir:
No está de más que también metas en esa maleta toda la documentación del seguimiento de
tu embarazo, especialmente los resultados de tus últimos exámenes y de las ecografías. Así la
tendréis a mano durante el parto, en el improbable caso de que surja alguna complicación.
Estando embarazada de 36 semanas es mejor que evites conducir, ya que la tripa puede ser
un engorro y tu agilidad no es la misma de siempre. Sin embargo, sí puedes ir en coche como
pasajera: solo tienes que tomar precauciones a la hora de ponerte el cinturón de seguridad y
hacerte con un adaptador. Estos aparatos aseguran la correcta colocación del cinturón y, en caso
de que tengas un accidente, reducen el riesgo de daños al bebé.
En la consulta
A partir de ahora tus visitas de control serán semanales, hasta el momento en que te pongas
de parto. Las pruebas seguirán siendo las de siempre: análisis completo de sangre y de orina, un
electrocardiograma y una cardiotocografía, si bien no tienen por qué hacerte estas últimas cada
semana. También es probable que quieran examinarte para comprobar si el cérvix ha empezado
a dilatarse.
Tu próxima visita
Volverás a ver a tu ginecólogo o ginecóloga en la semana 37, y esta consulta será perfecta para
que le plantees todas las dudas que tengas sobre el parto. Las preguntas más habituales
suelen ser cuánto tiempo hay que esperar antes de ir al hospital o qué hacer si rompes aguas en
casa. Aprovecha para preguntar cualquier cosa que se te ocurra o que te genere inquietud.
Si te preocupa mucho la idea de ponerte de parto en casa, ten en cuenta que desde el momento
en que empiezas a tener contracciones hasta el momento en que tu bebé llegue a este mundo
pueden pasar muchas horas. Relájate, date una ducha caliente, da un paseo tranquilo... El calor y
el movimiento pueden ayudar a tu bebé a descender.
Lo ideal es que no vayas al hospital hasta que no lleves al menos una hora teniendo
contracciones cada 4 o 5 minutos, y su duración sea de unos 40 segundos. Si acudes antes,
puede que vuelvan a mandarte a casa o que el parto te parezca larguísimo, ya que este proceso
en madres primerizas puede llegar a durar hasta 12 horas.
Tu entorno
No está de más que toda la familia (e incluso amigos más cercanos) tengáis controlados los
aspectos relativos al hecho de ponerse de parto, ya que no sabéis dónde estará la futura
mamá cuando esto suceda. Por ejemplo, saber cómo contar las contracciones para identificar el
momento perfecto para acudir al hospital o conocer las diferentes fases del parto.
Puntos clave
Más de la mitad de las mamás se ponen de parto entre esta semana y la semana 39, por lo que
¡prepárate! Tu embarazo está a punto de llegar a su fin y dar inicio al primer año de vida de tu
bebé.
¿Sabes que en la semana 35 te explicamos que esos balanceos al caminar eran muy normales a
estas alturas del embarazo? Pues va a tocar sumarle unos cuantos síntomas más:
● Empezarás a saciarte más rápido durante las comidas, lo que está relacionado con el
tamaño de tu útero y cómo están tus órganos situados ahora.
● Si el feto ya se ha orientado hacia el canal uterino, ¡respira tranquila! Oye, ¿lo has
notado? Exacto. Respiras mejor, ¿verdad? Por el contrario, vas a tener más ganas de
hacer pis, porque el bebé oprime menos los pulmones y más la vejiga.
● Las contracciones de Braxton Hicks se repetirán cada vez más, mientras que tus niveles
de estrógeno se incrementarán para empezar el borrado y la dilatación del cuello
uterino: es posible que empieces a sangrar un poquito, ¡no te asustes! Si el sangrado
aumenta o se parece a un periodo menstrual, acude a urgencias para una visita de
control.
● Te sentirás cada vez más fatigada: es normal; intenta descansar a lo largo del día a
ratos. La necesidad de ir al baño cada pocas horas, dificulta y “corta” el descanso
nocturno varias veces cada noche, por lo que tienes que adaptar las estrategias.
A lo largo de estos días, los cambios en el cuello uterino terminarán por diluir el tapón mucoso
que ha estado protegiendo al feto de las bacterias. Si bien el tapón mucoso indica que el final de
tu embarazo está cerca, esto no significa que el parto vaya a empezar de inmediato y todavía
pueden quedar varios días de gestación: en cualquier caso, puedes estar tranquila, puesto que el
feto ya está preparado para la vida fuera del útero.
Los próximos días puede que sean de bastante estrés, ¿verdad? Quizá te resultan un poquito más
fáciles de sobrellevar si continúas con tus masajes perineales y te informas con detalle de las
fases de dilatación y borrado del cuello uterino, de las que tu ginecólogo también te hablará
durante el control de pelvis.
Aprovechemos para recordar los beneficios del masaje perineal que ya vimos en la semana 33.
Dedicar unos minutos a masajear tu perineo (el área de piel que hay entre la vagina y el recto)
minimizará el picor que se produce durante el parto cuando la cabeza del bebé se corona, a la
vez que evita desgarros y la necesidad de que te realicen una episiotomía.
Para ello, recuerda que tú o tu pareja, si te está ayudando, debéis lubricaros los dedos (suelen
utilizarse los pulgares) y colocarlos dentro de la vagina con el objetivo de presionar hacia abajo y
deslizarlos por los lados del perineo tirando con suavidad hacia fuera y hacia delante. El fin último
del masaje perineal es ayudar a que la piel gane elasticidad, lo que facilita un poco el trabajo el
día del parto.
En las próximas semanas los controles médicos te ayudarán a poder hacer una estimación
sobre cuándo llegará el parto. Para ello, el ginecólogo valorará cuánto ha dilatado el cuello
uterino (deberás dilatar 10 cm para que el bebé pueda pasar por el canal del parto), así como la
madurez cervical, la posición del cuello uterino o el borramiento. En cualquier caso, no hay
apuestas seguras aquí, ya que aunque suena muy racional y exacto, la dilatación y el borrado del
cuello uterino puede ir desde horas hasta semanas. En fin, ¡un poco más de paciencia, que ya eres
toda una especialista en esto!
Sobre este último punto (el reflejo de succión-deglución) te resultará curioso cómo estos días el
bebé está practicando, y mucho, con su pulgar, preparándose para ser amamantado como
un campeón o una campeona.
● ¡El bebé debería superar los 2,8 kg y medir 48,6 cm; además, su oído interno y externo
ya están totalmente formados.
● El lanugo empieza a caerse y se pierde en el líquido amniótico, que es la fuente
proteica principal de tu bebé y será absorbido por el cordón umbilical.
● Empieza a aparecer vello muy fino por su cuerpo y pelo terminal en pestañas, cejas y en
el cuero cabelludo, cuyo grosor e intensidad variará.
Cuídate, cuídale
¿Ya tienes pediatra para tu bebé? Si no eres mamá primeriza, probablemente sí, pero aunque lo
seas, puede ser interesante encontrar un profesional de confianza al que poder visitar y
resolver algunas dudas habituales que se suelen tener: cómo cuidar el cordón umbilical, los
primeros días tras el nacimiento, la bajada de la leche, la lactancia materna (el agarre, las
posturas, etc.), cómo dormir a tu bebé...
Asimismo, cada vez más familias aprovechan algunos días de descanso antes de coger la
baja por maternidad o adelantan la baja una o dos semanas. Por supuesto, cada persona es un
mundo, pero tomarse un tiempo antes del nacimiento de tu hijo o de tu hija puede ayudarte a
poner las cosas en orden y encontrarte más relajada cuando llegue el momento de dar a luz y
durante los primeros días del posparto. En cualquier caso, esto es una decisión propia, pero, a la
vez, es uno de los últimos momentos en los próximos meses en los que tendrás tiempo para ti.
Si has padecido preeclampsia leve durante el embarazo, a partir de esta semana es posible que
tu equipo médico decida inducir el parto a través de la administración de medicamentos como
la pitocina (una hormona sintética que realiza un trabajo similar al de la oxitocina y que permite
acelerar la maduración cervical) o mediante través de otros procedimientos, como despegar las
membranas, romper la bolsa de aguas o insertar un catéter de Foley.
En la consulta
Como muy tarde, esta semana tendrás que volver a la consulta y, si todavía no te han
entregado el resultado de tu cultivo rectovaginal, no te harán esperar más: como vimos en la
semana 35, el ginecólogo te facilitará tu historial clínico y lo enviará también a tu hospital o clínica
de referencia para la administración de antibióticos en el parto (con el objetivo de reducir los
riesgos de infección por estreptococo del grupo B).
Durante la visita, el ginecólogo puede realizar una amnioscopia con el objetivo de comprobar el
color del líquido amniótico. Si, tras la prueba, se ha comprobado que el color del líquido amniótico
es oscuro es posible que te induzcan el parto para evitar complicaciones para el feto, ya que se
debe a la presencia de meconio en el útero.
Tu próxima visita
En tus últimas visitas prenatales pueden surgir muchas preguntas: es normal y no debe darte
apuro preguntar hasta que tú y tu pareja os quedéis tranquilos. Tu ginecólogo y su equipo te
ayudarán a vencer tus miedos y te ofrecerán consejo ante cualquier pregunta relacionada que
quieras resolver.
Por regla general, una de los mayores miedos de muchas mamás es no poder soportar el dolor
durante el parto, así como el procedimiento médico de una cesárea (cuándo un parto puede
acabar en cesárea, por ejemplo).
Sin embargo, hay otros miedos sobre los que muchas familias no se atreven a preguntar.
Algunos miedos habituales sobre los que te recomendamos que hables con tu ginecólogo sin
vergüenza son:
Por descontado, esto solo es una pequeña lista en la que puedes ver reflejados algunos de tus
temores o no. En cualquier caso, recuerda que el equipo médico seguirá asesorándote y
apoyándote durante el resto de tu embarazo, el parto y la recuperación.
Tu entorno
Es muy importante hablar en pareja de vuestros miedos. En esta línea, tratad de no vetaros el
uno al otro cuando consultéis dudas con el equipo médico también: muchas parejas dejan
preguntas por formular, que se convierten en fuente de estrés más temprano que tarde, solo por
considerar que los temores propios o los de su pareja son tontos. Hablad con otras personas
que ya han vivido esta experiencia y, sobre todo, dejaros asesorar por vuestro ginecólogo y
futuro pediatra. A menudo, tenemos muchos miedos asociados también a si algo está bien o
está mal: aquello que sienta bien y surge de forma natural no suele estar mal.
Puntos clave
● Continua con los masajes perineales; estos días los cambios en el cuello uterino
terminarán por diluir tu tapón mucoso.
● Durante esta semana el bebé seguirá desarrollando sus pulmones, el hígado y el
cerebro: la semana que viene, estará listo para nacer.
● Es posible que tu ginecólogo te recomiende realizar un control de pelvis para analizar el
cuello del útero.
● Si el ginecólogo te realiza una amnioscopia y observa un color oscuro en el líquido
amniótico, adelantará el parto.
● Hablad en pareja de vuestros miedos en relación al nacimiento del bebé y resolved
dudas con el equipo médico: no hay preguntas tontas, fuera miedos.
Semana 38 de embarazo
En los próximos días puedes notar que sigues ganando kilos, aunque algunas embarazadas
dejan de coger peso en las últimas semanas de embarazo. Sea como sea, lo que sí notarás es
que tu barriga está más baja de lo habitual. Esto se debe a que el bebé está cada vez más
encajado entre los huesos de tu pelvis, preparándose para salir.
Esta nueva posición puede hacer que andar te sea complicado e incluso que notes molestias
cuando lo hagas. Además, sentirás que tienes que ir al baño con más frecuencia, ya que el peque
está comprimiendo tu vejiga. Como contrapartida, la presión sobre tu diafragma se habrá
reducido y podrás volver a respirar mejor. Como suele decirse, ¡no hay mal que por bien no
venga!
En los próximos días, si no te ha pasado todavía, notarás que tus pechos empiezan a segregar
calostro. Esta sustancia es altamente nutritiva para el bebé y su composición contiene más
proteína y menos azúcar y grasa que la leche que tendrás posteriormente. Para evitar que esta
sustancia te manche la ropa, puedes usar discos de lactancia en el sujetador. Sin embargo, ten en
cuenta que esto, como tantos otros síntomas del embarazo, no es algo que suceda a todas las
mujeres: si no te pasa, ¡no te preocupes! No significa que tus senos no se estén preparando para
alimentar al peque.
Pese a que todavía te quedan 14 días para llegar a las 40 semanas de embarazo, ya estás en la
“zona de parto”: la gran mayoría de bebés nacen antes o después de la fecha prevista de parto,
así que procura tenerlo todo preparado porque ¡puede llegar en cualquier momento!
Ahora mismo, el lanugo y la vérnix caseosa (la capa de pelito y una sustancia grasa que cubren
su cuerpo) se están desprendiendo, ya que la piel del peque está lo bastante desarrollada como
para que su presencia no sea necesaria. Aun así, tu bebé mantendrá una capa de vérnix que le
ayudará a deslizarse por el canal de parto y protegerá su piel los primeros días. Como ya
hemos comentado anteriormente, algunos bebés todavía tienen algo de lanugo al nacer: así que,
si es vuestro caso, ¡no te preocupes!.
Todos sus sistemas orgánicos ya están a punto para funcionar una vez nazca y, de hecho, ya
hace varias semanas que están practicando. El sistema digestivo, por ejemplo, va realizando
movimientos intestinales y acumulando una mezcla de lanugo y líquido amniótico que formarán
el meconio. Los pulmones siguen produciendo surfactante, una sustancia pegajosa que evita que
los alvéolos colapsen y ayuda a llenar de aire el pulmón.
Ahora mismo, los iris de tu bebé serán, probablemente, de color azul grisáceo o prácticamente
negros, y seguirán siendo así durante más o menos su primer año de vida. Durante todo ese
tiempo los melanocitos trabajarán produciendo los pigmentos que le darán su color definitivo. Lo
mismo sucede con la piel: hasta transcurridos unos seis meses, no tendrá su propio tono, sino
que irá cambiando a medida que la melanina se haya establecido.
Cuídate, cuídale
¿Ya tienes claro quién te acompañará durante el parto? En la gran mayoría de clínicas y
hospitales permiten que haya otra persona además de ti: suele ser el padre, ¡pero no tiene por
qué! Háblalo con tu familia, ya que la persona acompañante no solo estará allí para apoyarte
emocionalmente: también te ayudará con los ejercicios de respiración, te tranquilizará, te hará
masajes cuando lo necesites…
Por este motivo es importante que el o la acompañante asista también a las clases de
preparación al parto: de esta manera, tendrá más claro su papel una vez llegue el momento.
Si no sabes qué hacer para matar el tiempo en estos días, aquí va una idea que, probablemente,
agradecerás en un futuro no muy lejano: ¿por qué no preparas tu congelador para la llegada
del bebé? En los primeros días seguro que sentís que vuestra vida está un poco “patas arriba” y
que no tenéis tiempo para prácticamente nada que no sea el peque. Prepara comidas fáciles de
descongelar y guárdalas en fiambreras con una etiqueta que especifique claramente lo que es.
Así estarás matando dos pájaros de un tiro: estarás más distraída en los próximos días y,
además, tendrás cubierto un aspecto importante del día a día, restando algo de trabajo a los ya
de por sí ajetreados días que están por venir.
Puede que tengas la necesidad de ordenar la habitación del bebé y limpiar toda la casa: es
normal, es lo que se conoce como síndrome del nido (puedes leer más sobre este síntoma en la
semana 36). Sin embargo, lo que necesitas ahora es descansar todo lo que puedas. Tu bebé no
necesitará prácticamente nada una vez haya nacido: un lugar seguro en el que descansar,
pañales, ropa limpia y vuestros cuidados. Asegúrate de que tenéis todo lo básico: cuna, moisés,
un cambiador de ropa, una silla para el coche, mudas de ropa y una buena pila de pañales. Si
no vas a darle el pecho, añade biberones y leche infantil a la lista, ¡y ya está!
En la consulta
Durante esta semana te harán una exploración del cuello uterino para poder valorar el grado
de dilatación y borramiento cervical. A medida que el trabajo de parto se acerca, el cuello
uterino puede empezar a abrirse (dilatación) y a estirarse (borramiento), si bien es verdad que,
aunque el ginecólogo detecte estos síntomas, no es posible saber cuándo te pondrás de parto
solo con la exploración.
Si hay dilatación cervical probablemente te harán una amnioscopia, una prueba no rutinaria
que consiste en introducir un tubo a través de la vagina y el cuello uterino para poder ver el
líquido amniótico. El objetivo de esta prueba es ver si hay presencia de meconio, es decir, si el
bebé ha expulsado heces: si esto ha sucedido, el líquido amniótico tendrá una coloración verdosa
o marronosa (lo que, comúnmente, se conoce como aguas verdes). En caso de que así sea, es
probable que te provoquen el parto porque el bebé puede estar sufriendo en tu interior.
Si has sentido contracciones, te harán una cardiotocografía, una prueba que registra al mismo
tiempo las contracciones uterinas, los movimientos fetales y la frecuencia cardíaca del bebé.
Tu próxima visita
Tu entorno
Cada vez falta menos para la llegada del bebé y es probable que, en las últimas semanas, todo a
vuestro alrededor haya girado entorno al peque, ¿verdad? Ahora que este camino llega a su fin
es un buen momento para centraros en vuestra relación con la futura mamá, ya que son los
últimos días que tenéis para pasarlos juntos.
Podéis reservar tiempo para pasar en pareja o en familia sin centraros en preparar cosas
para el bebé: una comida en casa, una cena tranquila, un paseo agradable… La llegada del
peque hace ilusión a todo el mundo, ¡está claro! Pero antes de que crezca la familia seguro que
agradecéis pasar un tiempo juntos antes de esta nueva etapa.
Puntos clave
● Ya has entrado en la “zona de parto”: ¡el bebé puede llegar en cualquier momento!
● Puede que sientas molestias al andar debido a que el bebé está encajado en tu pelvis.
● El lanugo y la vérnix caseosa del bebé empiezan a desaparecer, preparándose para el
parto.
● Sus sistemas ya funcionan perfectamente, aunque seguirán madurando durante varios
meses más.
● Toca decidir quién entrará contigo a la sala de partos.
● El ginecólogo analizará el líquido amniótico para ver si hay presencia de meconio.
Semana 39 de embarazo
Tu hijo o tu hija debería estar situado bajo tu pelvis o terminando de encajarse en tu cuello
uterino: este es el proceso de borramiento y dilatación del cuello uterino que ya vimos en la
semana 37 y que consiste en la apertura de este con el objetivo de dar inicio al parto. Aunque
puede parecer un proceso lento, por regla general, esto ocurrirá bastante rápido y propiciado por
la hormona prostaglandina que está aumentando para dar inicio al parto.
● La prostaglandina puede provocar diarrea: ¡esta es una señal (casi) inequívoca de que
el parto está a punto de empezar!
● Puedes sentir todo tipo de cosas ahora mismo: miedo, nervios, agotamiento… Trata de
estar tranquila y focalizarte en la experiencia de estos últimos días: ¡es algo inigualable!
● Presta atención a las señales de parto (primeras contracciones, pérdida del tapón
mucoso, rotura de las membranas o rotura de aguas…) y, por supuesto, ten presente que
si ya ha aparecido rotura de capilares, la fase de dilatación y borramiento del cuello del
útero ha empezado y el parto está por llegar en pocas horas o días.
En el caso de que hayan tenido que programarte una cesárea por complicaciones asociadas a
tu embarazo (por ejemplo, placenta previa o preeclampsia), debes saber que hay todo tipo de
solicitudes que algunos hospitales y clínicas pueden concederte, como:
● Utilizar un espejo o retirar la pantalla para poder ver cómo sale tu hijo.
● Permitir a tu pareja cortar el cordón umbilical o poder tocar al bebé tras el nacimiento.
● Escuchar música durante el parto.
El equipo médico tendrá en cuenta todas tus peticiones e intentará cumplirlas en la medida de las
posibilidades y de tu seguridad y la de tu bebé.
¡Tu bebé ya debería pesar más de 3 kg ahora mismo! Concretamente, entre 3,25 y 3,5 kg y
medirá unos 50 o 52 cm de longitud desde la coronilla al talón.
Este crecimiento acelerado durante las últimas semanas va a ir dejando menos espacio para
moverse dentro del útero o, lo que es lo mismo, te va a ir cargando con un peso extra que
aumenta a un ritmo mucho más rápido estas semanas. No te preocupes, pues, si tienes que
descansar un poquito más o te sientes más incómoda de lo habitual: estos días pueden ser
algo más duros, pero tómatelo como los últimos metros de una maratón.
¿Quiere decir eso que tu bebé sólo está esperando en tu útero y no se decide a salir? En realidad,
no. Su cerebro sigue desarrollándose dentro de ti como lo hará tras el nacimiento y, aunque
apenas dispone de espacio, el bebé sigue ejercitándose y practicando movimientos que le serán
muy útiles tras su nacimiento (como el reflejo de succión). Sus órganos, por el contrario, ya se
han desarrollado, pero siguen sucediendo cosas en tu útero, ¡no lo dudes!
● La capa de grasa del bebé está madurando con el objetivo de que tu hijo o tu hija
pueda regular su temperatura corporal tras el nacimiento.
● Aunque parezca precoz, tu bebé ya empieza a formar nuevas células en la piel para
sustituir las viejas: ¡y todavía no ha nacido siquiera!
Cuídate, cuídale
Estas dos semanas pueden parecer una última subida si comparamos el embarazo con escalar
una montaña, ¿no crees? En realidad, te recomendamos que te lo tomes de otro modo: piensa en
estos días como un tiempo para cuidarte, reflexionar sobre todo lo que has vivido en este
periodo, poner tus expectativas en orden y volver a valorar tus dudas, tus miedos y tus
esperanzas.
Es un buen momento para avisar a todo el mundo de que el parto está muy cerca (sí, también
a tu ginecólogo) y de asegurarte de que tu maleta para el hospital sigue donde la habías dejado
preparada en la semana 35 (¡no vaya a ser que alguien la haya cambiado de sitio!). ¿Y si
empiezan las contracciones? Toca poner en práctica todo lo que has aprendido en tus clases de
preparación al parto.
Además, siempre y cuando tu ginecólogo no considere que debes hacer reposo para intentar
retrasar unos días o semanas el embarazo, puedes realizar actividades para inducir el parto de
forma natural:
● Dar paseos con el objetivo de ayudar al bebé a deslizarse más abajo y presionar el
cuello uterino.
● Mantener relaciones sexuales: algunos especialistas apuntan a que las prostaglandinas
del semen pueden acelerar el parto, mientras que otros lo vinculan a la oxitocina liberada
durante el acto sexual y el orgasmo; de cualquier modo, ¿te relajará? ¡pues adelante!
● Estimular los pezones para liberar oxitocina de forma natural.
También se ha demostrado que los partos suelen ser más cortos en mujeres que pueden
comer algo durante este proceso. Al fin y al cabo, si tu médico no ve contraindicaciones
posibles, un bocadillo ligero puede ayudar casi tanto como mantenerte hidratada (¡algo que
también deberías hacer!). Toma un poco de sopa o gazpacho, unas tostadas, un yogur... Consulta
con tu ginecólogo al respecto, ya que puede estar desaconsejado el haber comido antes de la
anestesia epidural.
Uno de los grandes miedos de muchas mamás es que su bebé se quede enredado por culpa
del cordón umbilical. ¿Qué te parece aprender un poco más sobre este tema y quedarte
tranquila? Vamos allá.
El cordón umbilical queda enrollado en más de un 20% de los nacimientos a nivel mundial (esta
es la razón principal por la que muchas familias sienten miedo de que algo así pueda suceder),
pero es muy difícil que impida el parto. Además, el problema no es que el bebé no pueda
respirar (recuerda, el oxígeno le llega al bebé a través del cordón), sino que el flujo de sangre se
detenga. Sin embargo, esto es muy poco común, puesto que el cordón está protegido por la
gelatina de Wharton de la que hablamos en la semana 29.
● Aunque el cordón umbilical se enrede, la mayoría de las veces queda suelto, por lo que el
ginecólogo puede separarlo de la cabeza del bebé sin dificultad.
● En caso de que el cordón umbilical se mantenga tenso, el médico puede cortarlo antes de
que nazca el bebé.
En la consulta
Tu próxima visita
Si eres del 50% de las mamás que tienen a su hijo o hija antes de las cuarenta semanas, puede
que la próxima visita ya sea en el hospital y con tu bebé en brazos, ¿o no? Por el contrario, si la
próxima semana todavía no hay síntomas de parto, es probable que tu ginecólogo te plantee
la posibilidad de una rotura de las membranas para ayudar a inducir el parto.
Tu entorno
Hemos hablado (mucho) de formas de inducir el parto en esta semana (y volveremos a hacerlo
en la semana 40), pero es muy importante señalar aquello que puede resultar más evidente
también: más allá de aumentar los niveles de oxitocina del organismo de la mamá, es básico
mantenernos relajados.
Las relaciones sexuales están contraindicadas en el caso de que la mamá haya roto aguas o esté
experimentando sangrado vaginal; en caso contrario, no tienen por qué estarlo y recuerda que el
orgasmo y la eyaculación se relacionan con la presencia de mayores niveles de oxitocina.
Puntos clave
¡Enhorabuena! Has llegado a las 40 semanas de embarazo y eso significa que tu peque estará a
punto de venir a este mundo. Nadie sabe a ciencia cierta en qué momento sucederá e, incluso,
puede ser que se alargue hasta la semana 42… Pero, por ahora, vamos a ver qué pasará durante
estos días, ¿te parece?
Los motivos por los que el parto puede atrasarse son muy diversos: para empezar, las 40
semanas se calculan en función de la fecha de tu última regla, pero el momento en que se
produce la ovulación no tiene por qué ser, exactamente, 14 días después de que se te retirase el
periodo. Esto puede afectar a la fecha de nacimiento del bebé, y solo es uno entre muchos otros
factores.
En los últimos días de gestación se producen diferentes señales que indican que el parto está
cerca, pero este todavía no ha comenzado. Los más habituales son la expulsión del tapón
mucoso y la presencia de contracciones, aunque estas no son regulares ni van aumentando en
intensidad, cosa que sí sucede con las contracciones de parto.
Una señal inequívoca de que te has puesto de parto es la rotura de la bolsa amniótica, lo que
popularmente se conoce como romper aguas. La expulsión del líquido amniótico puede ser de
golpe o paulatina, dependiendo de cómo se haya roto la bolsa. Para cerciorarte de que has roto
aguas, túmbate boca arriba y mantén la posición durante al menos 5 minutos: el líquido debería
seguir fluyendo. Si es así, acude al hospital porque el parto se iniciará en breve y, además, el
bebé no puede pasar muchas horas en tu interior cuando la bolsa se ha roto.
Otra señal de que el parto ha empezado son las contracciones. Seguro que en las últimas
semanas has experimentado contracciones de Braxton-Hicks y ya sabrás que su intensidad no
va en aumento y desaparecen cuando cambias de posición. En cambio, las contracciones de
parto sí aumentan su intensidad, ¡y desde luego, no paran en cuanto cambias de postura! Verás
que estas contracciones se vuelven más frecuentes e intensas, pero no tienes que salir corriendo
al hospital: primero asegúrate de que ya tienes una cada 5 minutos, aproximadamente, y su
duración es de unos 30 segundos.
El periodo de dilatación en una madre primeriza puede llegar a durar 14 horas, y el periodo de
expulsión (el momento en que el bebé llega al canal de parto y lo atraviesa) entre 1 y 2 horas; por
último, una vez el o la peque haya nacido tendrás que expulsar la placenta, lo que suele suceder
entre 15 y 30 minutos tras el parto. Si ya has tenido hijos antes, estos periodos se acortan porque
los tejidos muestran menos resistencia.
Ahora mismo tu bebé ya está a punto para llegar al mundo. Su cráneo, que no está soldado
todavía, se plegará para facilitar el paso a través del canal de parto: este es el motivo por el que
algunos bebés tienen la cabeza ligeramente cónica después de nacer. Pero no te preocupes: ¡todo
volverá a su lugar! Las fontanelas se recolocarán y seguirán soldándose poco a poco.
Una vez nazca, tu bebé sabrá distinguir tu voz entre las de todas las demás personas, aunque
no puede verte: sus ojitos no son capaces de enfocar más allá de unos pocos centímetros de
distancia. Al principio notarás que se mantiene en posición fetal y es algo perfectamente normal:
tras meses en esa postura y sin espacio para moverse en las últimas semanas, el peque tardará
un rato en darse cuenta de que ahora puede mover su cuerpo con total libertad.
Cuídate, cuídale
En estos días, especialmente tras el parto, es importante que cuides tu bienestar emocional. Es
normal que te sientas un poco triste o nostálgica algunos días antes y después del parto. Al fin y
al cabo, estás a punto de traer un nuevo ser humano a este mundo y todo va a cambiar
muchísimo a partir de ahora. Es lógico que sientas que echas de menos tu antigua vida, incluso
que te preguntes si has hecho lo correcto teniendo un hijo: les pasa a muchísimas más madres
de las que te imaginarías.
Comparte estas emociones con tu pareja o con las personas más cercanas, ya que te ayudará
a reducir la tensión que sientes. Además, el hecho de compartir estos pensamientos te hará ver
que estás acompañada y que no es un cambio que debas afrontar tú sola, ni mucho menos.
Sin embargo, si sientes que estas emociones te afectan demasiado, puede que estés entrando en
el pantanoso terreno de la depresión posparto. Presta especial atención a los siguientes
síntomas, especialmente si ya has tenido a tu bebé:
● Te cuesta mucho dormir incluso sintiéndote agotada, o todo lo contrario: duermes mucho
más de lo habitual y te cuesta salir de la cama.
● Pensar en tu bebé te provoca ansiedad o angustia, o no puedes evitar pensar
constantemente en que le puede pasar algo.
● Tienes cambios de humor intensos o incluso sientes ataques de ira.
● Tu apetito cambia drásticamente.
Puedes sentir algunos de estos puntos tanto antes como después de tener a tu bebé, pero la
situación no debería alargarse más de dos o tres semanas. Si es así, habla con tus familiares y
solicita ayuda profesional para dejar atrás estas emociones. Y, muy importante, no te
avergüences por sentirte así. Es algo muy común: según la OMS, 1 de cada 6 mujeres
experimentan este tipo de sentimientos tras dar a luz. ¡Y tanto tu familia como los profesionales
estarán ahí para ayudarte!
En la consulta
Si todavía no te has puesto de parto, tu ginecólogo o ginecóloga seguirá haciendo
monitorizaciones para comprobar si el bebé está sufriendo por la falta de espacio. Es probable
que te den una fecha máxima para inducir el parto, mientras le dan un poco más de margen al
bebé para decidirse a venir al mundo.
En cambio, si ya has tenido al bebé… ¡Qué te vamos a contar! Una vez haya nacido le harán
varias pruebas:
Le harán el test de Apgar nada más nacer y 5 o 10 minutos después del parto lo repetirán. Se
trata de un test que analiza 5 parámetros: el color de la piel, los reflejos, el tono muscular, la
respiración y la frecuencia cardíaca. Se le dará una puntuación de 0 a 2 en la que 0 es que hay
algún problema, 1 es una respuesta leve y 2 es una respuesta normal. Si el bebé suma entre 8 y
10 puntos, su salud es perfecta; en cambio, si es inferior a 6 va a necesitar una monitorización
especial.
En cuanto a ti, antes de darte el alta te harán varias revisiones para comprobar que tu tensión
arterial sea correcta, que la matriz vaya volviendo a su tamaño normal de forma paulatina y que
los puntos estén bien si han tenido que hacerte una episiotomía o una cesárea. También se
asegurarán de que no tengas fiebre y, si te hicieron una cesárea o sangraste mucho en el parto,
te harán una analítica.
Tu próxima visita
Si ya has tenido a tu bebé, lo más probable es que tu próxima visita sea la primera revisión
tras el parto. A partir de ahora, ¡puedes seguir el crecimiento de tu peque con nuestra guía sobre
el primer año de vida del bebé!
Tu entorno
Aunque el trabajo duro del parto recae sobre la mamá, ¡la pareja y la familia también ocupáis
un lugar importante! Vuestra función será tranquilizarla, darle el apoyo que necesite, mantener
la calma y contar las contracciones para saber cuándo es el momento idóneo para ir al hospital.
Para controlar las contracciones deberéis realizar dos mediciones: la primera, los segundos
que pasan desde que empieza una contracción hasta que acaba (es decir, cuán largas son las
contracciones); y la segunda, cuánto tiempo pasa desde que una contracción acaba hasta que
empieza la siguiente. Hacedlo con varias contracciones seguidas para ver su regularidad, pero no
hace falta que las midáis absolutamente todas: volved a hacerlo cuando notéis que son más
largas o que se suceden cada menos tiempo, y chequead 2 o 3 de estas nuevas contracciones.
Cuando la futura mamá lleve unas cuantas horas con contracciones cada 3 o 5 minutos y su
duración sea de unos 40 segundos, ¡ya podéis salir para la clínica!
Cuando volváis a casa con el nuevo miembro de la familia, es habitual que no sepáis muy bien
qué hacer para ayudar a los padres. Lo mejor en estos momentos es preguntar abiertamente
qué necesitan. Para los papás, una buena idea es responsabilizarse de ayudar en tareas que no
recaen sobre la madre exclusivamente, como la lactancia. Cambiar pañales, dar el biberón,
cambiar la ropita del bebé… Todas estas tareas pueden ser realizadas por cualquier miembro de
la familia: así todos estaréis involucrados en los cuidados del recién nacido.
Aun así, tened en cuenta que es probable que tanto familiares como amigos quieran conocer al
peque, así que quizá los nuevos papás se sientan un poco abrumados y también tengan ganas
de pasar un rato en soledad. Respetad su decisión y dejadles algo de tiempo para ellos cuando
os lo soliciten. ¡Saber escuchar también es una forma excelente de mostrar vuestro apoyo!
Puntos clave