Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ZEUS
CONFUNDIDO
ZEUS CONFUNDIDO
ZEUS ELEGCOMENOS
Para R. Helm, este diálogo ocupa, en su cronología relativa, el cuarto lugar entre los
quince que estima de inspiración «menipea» o cínica, y se sitúa entre el Icaromenipo y el
Zeus trágico. Como hemos apuntado ya, esta etapa se establece en torno al 160 d. C. para J.
Schwartz (cf. Introducción a La travesía o El tirano).
En el diálogo lucianesco antecitado nos aparece ya la figura de Cinisco colaborando, en
esa ocasión, con Cloto, Hermes y Radamantis contra el intento de fuga de la muerte del
tirano Megapentes (personaje ficticio y prototípico en su «género», al igual que Cinisco lo
es en el suyo propio). Ahora, el filósofo cínico popular se enfrenta, aún en vida, con Zeus,
en un intento demoledor de ciertas convicciones religiosas tradicionales: Zeus se escuda
tras el misterium fidei al no saber qué responder acerca de qué sean en realidad las Moiras,
el Destino y Tique (o «Fortuna»); al tiempo, se ve obligado a reconocer que tanto él como
los demás dioses penden del hilo de Cloto (su jactancia del canto VIII de la Ilíada carece de
sentido), con lo que cae por su base la utilidad del culto y los sacrificios para los humanos;
Cinisco no teme ni las amenazas ni el castigo de Zeus, pues nada le ocurrirá que no haya
sido decretado previamente por las Moiras y el Destino; la pretendida dicha y
superioridad de los dioses es triturada, asimismo, por el filósofo (hay diferencias entre
ellos, ya que Hefesto es cojo, Prometeo fue crucificado, Crono está aherrojado en el
Tártaro, otros dioses conocieron la esclavitud y las heridas, todos sufren al enamorarse de
criaturas mortales, padecen robos sacrílegos en sus templos e imágenes y su vida eterna
les condena a no poder liberarse de tantos quebrantos con la muerte, como les ocurre
afortunadamente a los humanos), y los confusos oráculos de nada sirven al hombre al no
poder evitar lo inevitable. Como consecuencia de todo ello, Cinisco niega la Providencia
divina y el sentido último de todo premio o castigo en el Hades, si los humanos no son, en
estricto sentido, responsables de sus propios actos, decretados por fuerzas superiores a
ellos y aun a los mismos dioses.
Como es sabido, la idea de Prónoia o Providencia cósmica divina es cara a los estoicos y
refutada con el mismo ardor por los epicúreos (cf. Zeus trágico). Para TOVAR, «se trata,
desde luego, de material menipeo, elaborado por Luciano, a quien estas ideas del cinismo
más popular y antisistemático le eran particularmente gratas» (Luciano, Barcelona, 1949,
pág. 112). Los cínicos, con menos fundamentación teórica quizás que los epicúreos, se ríen
de la cultura religiosa tradicional y tratan de integrar al hombre en la naturaleza,
liberándole asimismo de toda tensión agobiante, con idéntico resultado terminal que
aquéllos.
Asistimos también en este diálogo a un lucianesco final sorprendente, Zeus se retira
airado, y cae el telón del drama quedando Cinisco con la victoria en las manos: «lo demás
tal vez no era mi destino escucharlo», dice.
ZEUS CONFUNDIDO
ZEUS ELEGCOMENOS
KUNISKOS
ZEUS
KUNISKOS
ZEUS
KUNISKOS
'IdoÝ taàta, ð Zeà· ¢nšgnwj g¦r CINISCO. — Se trata de eso, Zeus: has leído
dÁlon Óti kaˆ sÝ t¦ `Om»rou kaˆ tú también, obviamente, los poemas de
`HsiÒdou poi»mata· e„p oân moi e„ Homero y Hesíodo; dime, por tanto, si es
¢lhqÁ ™stin § perˆ tÁj Eƒmarmšnhj kaˆ cierto lo que acerca del Destino y de las
tîn Moirîn ™ke‹noi ™rrayJd»kasin,
Moiras han cantado aquellos poetas. ¿Es
¥fukta enai ÐpÒsa ¨n aátai
™pin»swsin geinomšnJ ˜k£stJ; inevitable todo cuanto éstas hilan para cada
persona al nacer? 2
1
Es el mismo personaje, prototipo del filósofo cínico, que aparece en La travesía o El tirano.
2
Cf. nota 6 a La travesía o El tirano. Para referencias literarias, cf. HOMERO, Ilíada XX 127; HESÍODO, Teogonía
218, 904.
ZEUS
Kaˆ p£nu ¢lhqÁ taàta· oÙdn g£r ZEUS. — Ello es rigurosamente cierto: nada
™stin Ó ti m¾ aƒ Mo‹rai diat£ttousin, hay que las Moiras no hayan dispuesto;
¢ll¦ p£nta ÐpÒsa g…netai, ØpÕ tù antes bien, al estar todo cuanto ocurre
toÚtwn ¢tr£ktJ strefÒmena eÙqÝj ™x dirigido por su huso, cada evento desde su
¢rcÁj ›kaston ™pikeklwsmšnhn œcei t¾n
origen remoto tiene hilada su resolución, y
¢pÒbasin, kaˆ oÙ qšmij ¥llwj genšsqai.
no es lícito que ocurra de otro modo.
KUNISKOS
m¾ kaˆ Øpr mo‹ran dÒmon ”Aϊdoj no sea que, a pesar de tu Moira, llegues a la
mansión del Hades. 3
kaˆ t¦ toiaàta, lhre‹n dhlad¾ f»somen
tÒte aÙtÒn; o cosas por el estilo, debemos entender sin
duda que habla absurdamente.
ZEUS
Kaˆ m£la· oÙdn g¦r oÛtw gšnoit' ¨n ZEUS. — Así es. Nada podría ocurrir ni
œxw toà nÒmou tîn Moirîn, oÙd Øpr tÕ fuera de la ley de las Moiras ni a pesar del
l…non. oƒ poihtaˆ d ÐpÒsa mn ¨n ™k tîn hilo. En lo tocante a los poetas, cuando
Mousîn katecÒmenoi °dwsin, ¢lhqÁ cantan inspirados por las Musas es cierto;
taàt£ ™stin· ÐpÒtan d ¢fîsin aÙtoÝj
mas, cuando los abandonan las diosas y
aƒ qeaˆ kaˆ kaq' aØtoÝj poiîsi, tÒte d¾
kaˆ sf£llontai kaˆ Øpenant…a to‹j componen por sí mismos, entonces se
prÒteron diex…asi· kaˆ suggnèmh, e„ equivocan y contradicen con lo anterior. 4
¥nqrwpoi Ôntej ¢gnooàsi t¢lhqšj, Merecen, no obstante, el perdón por ser
¢pelqÒntoj ™ke…nou Ö tšwj parÕn hombres y desconocer la verdad en cuanto
™rrayódei di' aÙtîn. desaparece aquel numen que, mientras se
hallaba presente, cantaba por sus bocas.
KUNISKOS
ZEUS
3
Ilíada XX 336.
4
Cf. PLATÓN, Ión 533e.
KUNISKOS
ZEUS
KUNISKOS
ZEUS
KUNISKOS
aÙtÍ ken ga…V ™rÚsai aÙtÍ te con la propia tierra alzarlos, y con el mar 6
5
Griego Týche (Fortuna). Esta diosa, personificación del azar y de la suerte, fue venerada en la época helenística como
protectora del Estado.
6
Ilíada VIII 24.
qal£ssV.
tÒte mn oân qaum£sioj ™dÒkeij moi t¾n Entonces tu poder me parecía maravilloso, y
b…an kaˆ Øpšfritton metaxÝ ¢koÚwn tîn me estremecía mientras escuchaba esos
™pîn· nàn d aÙtÒn se ½dh Ðrî met¦ tÁj versos; pero ahora te veo, con tu cadena y
seir©j kaˆ tîn ¢peilîn ¢pÕ leptoà tus amenazas, pendiente, como dices, de un
n»matoj, æj f»j, krem£menon. doke‹ goàn
tenue hilo. A mi parecer al menos, Cloto
moi dikaiÒteron ¨n ¹ Klwqë
megalauc»sasqai, æj kaˆ s aÙtÕn podría envanecerse con mayor motivo, dado
¢n£spaston a„wroàsa ™k toà ¢tr£ktou que te sostiene pendiente de su huso como
kaq£per oƒ ¡lie‹j ™k toà kal£mou t¦ los pescadores sostienen a los peces de su
„cqÚdia. caña.
ZEUS
5 OÙk od' Ó ti soi tautˆ boÚletai t¦ 5 ZEUS. — No sé qué pretendes con esas
™rwt»mata. preguntas.
KUNISKOS
'Eke‹no, ð Zeà· kaˆ prÕj tîn Moirîn CINISCO. — Esto, Zeus. Y, por las Moiras y
kaˆ tÁj Eƒmarmšnhj m¾ tracšwj mhd el Destino, no me escuches exasperado ni te
prÕj Ñrg¾n ¢koÚsVj mou t¢lhqÁ met¦ encolerices conmigo por decirte la verdad
parrhs…aj lšgontoj. e„ g¦r oÛtwj œcei con franqueza. Si ello es así, si las Moiras lo
taàta kaˆ p£ntwn aƒ Mo‹rai kratoàsi
dominan todo y nadie podría cambiar nada
kaˆ oÙdn ¨n Øp' oÙdenÕj œti ¢llage…h
tîn ¤pax dox£ntwn aÙta‹j, t…noj ›neka de cuanto ellas una vez decidieron, ¿por qué
Øm‹n oƒ ¥nqrwpoi qÚomen kaˆ ˜katÒmbaj razón los hombres os hacemos sacrificios y
pros£gomen eÙcÒmenoi genšsqai ¹m‹n consagramos hecatombes, invocando que
par' Ømîn t¢gaq£; oÙc Ðrî g¦r Ó ti ¨n nos alcancen los beneficios de vuestra mano?
¢polaÚsaimen tÁj ™pimele…aj taÚthj, e„ No veo, en realidad, qué beneficio podemos
m»te tîn faÚlwn ¢potrop¦j eØršsqai obtener de esa práctica, si nosotros no
dunatÕn ¹m‹n ™k tîn eÙcîn m»te ¢gaqoà podemos lograr librarnos de los males
tinoj qeosdÒtou ™pituce‹n. mediante las plegarias ni alcanzar bien
alguno de los dioses. 7
ZEUS
7
Cf. acerca de esta idea, insistente en LUCIANO, Zeus trágico 4, Icaromenipo 32, Timón 4, etc.
¹m©j g¦r oÜt' ™pimele‹sqai tîn pues dicen que nosotros no nos
prattomšnwn par' Øm‹n oÜq' Ólwj ti preocupamos de vuestros problemas, ni
dÚnasqai prÕj t¦ ™n tÍ gÍ pr£gmata. siquiera tenemos poder alguno sobre los
pl¾n oÙ cair»sous… ge t¦ toiaàta asuntos de la tierra. Pero no van a pasarlo
diexiÒntej.
bien de hablar en ese tono.
KUNISKOS
ZEUS
KUNISKOS
7 P£nta f¾j ™k tîn Moirîn g…gnesqai; 7 CINISCO. — ¿Afirmas que todo evento
proviene de las Moiras?
ZEUS
KUNISKOS
ZEUS
KUNISKOS
BoÚlei oân ™pag£gw kaˆ tÕ met¦ CINISCO. — ¿Quieres, pues, que extraiga las
toàto, À dÁlon, k¨n m¾ e‡pw aÙtÒ; consecuencias, o es evidente, aunque no lo
diga de modo expreso?
ZEUS
KUNISKOS
`IkanÕn kaˆ toàto, e„ kaˆ sÝ f¾j ™pˆ CINISCO. — Basta con eso, si tú mismo
mhdenˆ crhs…mJ g…gnesqai t¦j qus…aj, reconoces que los sacrificios no responden a
eÙgnwmosÚnV dš tini tîn ¢nqrèpwn provecho alguno, sino a la benevolencia de
timèntwn tÕ bšltion. ka…toi e‡ tij tîn los hombres, que honran a los seres
sofistîn ™ke…nwn parÁn, ½reto ¥n se
superiores. Aunque, de hallarse presente
kaq' Ó ti belt…ouj f¾j toÝj qeoÚj, kaˆ
taàta ÐmodoÚlouj tîn ¢nqrèpwn Ôntaj alguno de esos famosos sofistas 8, te
kaˆ ØpÕ ta‹j aÙta‹j despo…naij ta‹j preguntarían en qué fundas la superioridad
Mo…raij tattomšnouj. oÙ g¦r ¢pocr»sei de los dioses, si son compañeros de
aÙto‹j tÕ ¢qan£touj enai, æj di' aÙtÕ esclavitud de los hombres y sometidos a las
¢me…nouj doke‹n· ™peˆ toàtÒ ge makrù mismas soberanas, las Moiras. Pues no
ce‹rÒn ™stin, e‡ge toÝj mn k¨n Ð q£natoj bastará el hecho de que seáis inmortales para
e„j ™leuqer…an ¢fe…leto, Øm‹n d e„j estimar por ello que sois superiores, dado
¥peiron ™kp…ptei tÕ pr©gma kaˆ ¢dioj ¹ que es una gran desventaja, si consideramos
doule…a g…netai ØpÕ makrù tù l…nJ
que la muerte rescata a los hombres para la
strefomšnh.
libertad, mientras para vosotros la situación
se prolonga hasta el infinito y la esclavitud
es eterna, dirigida por un largo hilo 9.
ZEUS
8 'All', ð Kun…ske, tÕ ¢dion toàto kaˆ 8 ZEUS. — Sin embargo, Cinisco, esa
¥peiron eÜdaimon ¹m‹n ™sti kaˆ ™n eternidad e infinito son dichosos para
¤pasin ¢gaqo‹j ¹me‹j bioàmen. nosotros, y vivimos rodeados de todos los
bienes.
KUNISKOS
OÙc ¤pantej, ð Zeà, ¢ll¦ dièristai CINISCO. — No todos, Zeus: también entre
kaˆ par' Øm‹n tÕ pr©gma kaˆ poll¾ vosotros hay distintas situaciones y se da
tarac¾ œnesti· sÝ mn g¦r eÙda…mwn, una gran confusión. Tú, por ejemplo, eres
basileÝj g£r, kaˆ dÚnasai ¢nasp©n t¾n dichoso como rey, y puedes elevar de un
8
Los sofistas y filósofos epicúreos son, para Luciano (Cf. nota anterior), los principales responsables de la
desmitificación religiosa y ataque frontal a las creencias tradicionales. En cambio, los estoicos defendían la idea de la
providencia divina (gr. Prónoia); cf. Zeus trágico, passim.
9
Tópico frecuente; cf. PS. LONGINO, De lo sublime IX 7: PLINIO, Historia natural II 27.
gÁn kaˆ t¾n q£lassan ésper ƒmoni¦n tirón la tierra y el mar, cual si manejaras la
kaqe…j· Ð d “Hfaistoj cwlÒj ™sti, cuerda de un pozo, mientras Hefesto es cojo,
banausÒj tij kaˆ pur…thj t¾n tšcnhn· Ð y un simple obrero que trabaja en la fragua.
PromhqeÝj d kaˆ ¢neskolop…sqh potš. En cuanto a Prometeo, fue crucificado
tÕn g¦r patšra sou t… ¨n lšgoimi,
tiempo atrás 10. ¿Y qué decir de tu propio
ped»thn œti ™n tù Tart£rJ Ônta; kaˆ
™r©n d Øm©j fasi kaˆ titrèskesqai kaˆ padre 11, aún con grilletes en el Tártaro?
douleÚein ™n…ote par¦ to‹j ¢nqrèpoij, Dicen también de vosotros que os
ésper ¢mšlei kaˆ tÕn sÕn ¢delfÕn par¦ enamoráis 12, que sois heridos 13, y algunas
Laomšdonti kaˆ par' 'Adm»tJ tÕn veces hasta sufrís esclavitud en las moradas
'ApÒllw. taàta dš moi oÙ p£nu de los hombres, como, por ejemplo, tu
eÙda…mona doke‹, ¢ll' ™o…kasin Ømîn oƒ hermano 14 en la de Laomedonte y Apolo en
mšn tinej eÙtuce‹j te kaˆ eÜmoiroi enai, la de Admeto. Estas circunstancias no me
oƒ d œmpalin· ™î g¦r lšgein, Óti kaˆ parecen muy felices; algunos de vosotros, sin
lVsteÚesqe ésper ¹me‹j kaˆ
duda, gozáis de buena Tique y buena Moira,
perisul©sqe ØpÕ tîn ƒerosÚlwn kaˆ ™k
plousiwt£twn penšstatoi ™n ¢kare‹ mientras que a otros les ocurre lo contrario.
g…gnesqe· polloˆ d kaˆ Omito decir que sois presa de piratas 15 como
katecwneÚqhsan ½dh cruso‹ À ¢rguro‹ nosotros, y sois asaltados por ladrones
Ôntej, oŒj toàto e†marto dhlad». sacrílegos 16, con lo que, de ser los más ricos,
os convertís en los más pobres en un
instante; muchos, incluso, han sido fundidos
siendo de oro o plata; pero ése era su
destino, sin duda.
ZEUS
9 `Or´j; taàt' ½dh Øbristik£, ð Kun…ske, 9 ZEUS. — ¿Ves? Lo que acabas de decir es
f»j· ka… soi t£ca metamel»sei pot ya ofensivo, Cinisco, y tal vez pronto te
aÙtîn. arrepientas de todo ello.
KUNISKOS
Fe…dou, ð Zeà, tîn ¢peilîn, e„dëj CINISCO. — Ahórrate las amenazas, Zeus.
oÙdšn me peisÒmenon Ó ti m¾ kaˆ tÍ Sabes que nada puede ocurrirme que la
Mo…rv prÕ soà œdoxen· ™peˆ oÙd' aÙtoÝj Moira no haya decretado antes que tú, pues
™ke…nouj Ðrî toÝj ƒerosÚlouj ni siquiera en el caso de los propios ladrones
kolazomšnouj, ¢ll' o† ge ple‹stoi
sacrílegos a que me refería veo que éstos
diafeÚgousin Øm©j· oÙ g¦r e†marto,
omai, ¡lînai aÙtoÚj. sufran castigo, sino que la mayoría se os
escapan. No sería su destino, supongo, que
fueran apresados.
10
Cf. el Prometeo lucianesco.
11
Crono destronado por Zeus y reducido a prisión en el Tártaro.
12
Sobre los amores de Zeus, cf. Diálogos de los dioses.
13
Cf. Ilíada V 334 ss.
14
Posidón.
15
Dioniso (Himno homérico VII 38).
16
Lugar común frecuente en LUCIANO; cf., por ejemplo, Timón 4.
ZEUS
OÙk œlegon æj ¥r' ™ke…nwn tij e tîn ZEUS. — ¿No decía que eras uno de esos
¢nairoÚntwn t¾n prÒnoian tù lÒgJ; que intentan suprimir la providencia con su
argumentación?
KUNISKOS
P£nu, ð Zeà, dšdiaj aÙtoÚj, oÙk oda CINISCO. — Mucho los temes, Zeus; no sé
Ótou ›neka· p£nta goàn ÐpÒsa ¨n e‡pw, por qué. Todo cuanto te digo sospechas que
ØpopteÚeij ™ke…nwn paideÚmata enai. proviene de sus enseñanzas.
10 Yo, sin embargo —¿de quién voy a
10 ™gë d–par¦ t…noj g¦r ¨n ¥llou
aprender la verdad sino de ti?—, tendría el
t¢lhqj À par¦ soà m£qoimi; – ¹dšwj d'
¨n kaˆ toàto ™ro…mhn se, t…j ¹ PrÒnoia placer de preguntarte qué es esa
Øm‹n aÛth ™st…, Mo‹r£ tij À kaˆ Øpr Providencia 17 vuestra: ¿una Moira, o una
taÚtaj qeÕj ésper, ¥rcousa kaˆ aÙtîn diosa superior a éstas, sobre las que extiende
™ke…nwn; su mando?
ZEUS
KUNISKOS
ZEUS
17
Cf. nota 8.
KUNISKOS
ZEUS
KUNISKOS
ZEUS
18
Átropo significa etimológicamente «inmutable».
justicia los honores.
KUNISKOS
peritt¾ g£r, omai, ¹ para…nesij prÕj t¦ Era ociosa, creo, la advertencia frente a lo
p£ntwj oÛtw genhsÒmena. toig£rtoi met¦ que así iba, de todos modos, a ocurrir. Por
tÕn crhsmÕn kaˆ œspeiren kaˆ Ð fÝj consiguiente, tras el oráculo, fecundó y su
¢pškteinen aÙtÒn. éste oÙc Ðrî ¢nq' prole le dio muerte; de ahí que no vea en
Ótou ¢paite‹te tÕn misqÕn ™pˆ tÍ
virtud de qué reclamáis vuestra recompensa
mantikÍ.
14 ™î g¦r lšgein æj lox¦ kaˆ por la profecía.
™pamfoter…zonta to‹j pollo‹j cr©n 14 Y omito decir que acostumbráis a dar
e„èqate, oÙ p£nu ¢posafoàntej e„ Ð tÕn respuestas equívocas y ambiguas a la
“Alun diab¦j t¾n aØtoà ¢rc¾n mayoría de la gente, sin aclarar bien si quien
katalÚsei À t¾n toà KÚrou· ¥mfw g¦r cruce el Halis destruirá su propio imperio o
dÚnatai Ð crhsmÒj. el de Ciro, que en ambos sentidos puede
entenderse el oráculo 21.
19
Véase el relato en HERÓDOTO, I 34 ss.
20
EURÍPIDES, Fenicias 18 s.
21
Cf. la crítica de Momo a los oráculos ambiguos en Zeus trágico 30 ss.
ZEUS
’Hn tij, ð Kun…ske, tù 'ApÒllwni ZEUS. — ¡Cinisco! Apolo tenía un motivo de
ÑrgÁj a„t…a kat¦ toà Kro…sou, diÒti enojo contra Creso, porque éste le probó al
™peir©to ™ke‹noj aÙtoà ¥rneia krša kaˆ hervir juntas carnes de cordero y tortuga22.
celènhn ™j tÕ aÙtÕ ›ywn.
KUNISKOS
ZEUS
15 `Hm‹n d oÙdn ¢pole…peij, ¢ll¦ m£thn 15 ZEUS. — ¿Para nosotros no dejas nada?
qeo… ™smen, oÜte prÒnoi£n tina ¿En vano somos dioses, sin aportar
e„sferÒmenoi e„j t¦ pr£gmata oÜte tîn providencia alguna a los acontecimientos, ni
qusiîn ¥xioi kaq£per trÚpana æj ser dignos de los sacrificios, como auténticos
¢lhqîj À skšparna; ka… moi doke‹j
taladros o azuelas? Aunque creo que me
e„kÒtwj mou katafrone‹n, Óti keraunÒn,
æj Ðr´j, dihgkulhmšnoj ¢nšcoma… se desprecias con razón, porque teniendo un
tosaàta kaq' ¹mîn diexiÒnta. rayo, como ves, entrelazado en mi mano
soporto que digas tantos despropósitos
contra mí.
KUNISKOS
22
HERÓDOTO, I 46 ss.
ƒstÕn oÙdn ¢dikoÚshj, ™n…ote d crhstÒn piedra o el mástil de una nave, que nada
tina kaˆ Ósion ÐdoipÒron; t… siwp´j, ð malo ha hecho, y en ocasiones a un honrado
Zeà; À oÙd toàtÒ me qšmij e„dšnai; y devoto caminante? 23. ¿Por qué callas,
Zeus? ¿Acaso tampoco esto me es lícito
saberlo?
ZEUS
KUNISKOS
ZEUS
KUNISKOS
23
Cf. ARISTÓFANES, Nubes 398 ss.
24
Personaje desconocido.
“Aidhn moi lšgeij kaˆ TituoÝj kaˆ CINISCO. — Me hablas de Hades y de los
Tant£louj. ™gë dš, e„ mšn ti kaˆ toioàtÒn Ticios y Tántalos. En cuanto a mí, si ello es
™stin, e‡somai tÕ safj ™peid¦n así, ya conoceré la verdad cuando muera,
¢poq£nw· tÕ d nàn œcon ™boulÒmhn tÕn pero en el presente querría vivir feliz el
Ðposonoàn crÒnon toàton eÙdaimÒnwj
tiempo que me quede, aunque dieciséis
diabioÝj ØpÕ ˜kka…deka gupîn ke…resqai
tÕ Âpar ¢poqanèn, ¢ll¦ m¾ ™ntaàqa buitres me royeran el hígado tras mi muerte,
diy»saj ésper Ð T£ntaloj ™n Mak£rwn pero no pasar sed como Tántalo aquí y luego
n»soij p…nein met¦ tîn ¹rèwn ™n tù beber en las Islas de los Dichosos con los
'Hlus…J leimîni katake…menoj. héroes, reclinado en el Prado Elisio.
ZEUS
18 T… f»j; ¢piste‹j ena… tinaj kol£seij 18 ZEUS. — ¿Qué dices? ¿Dudas de que
kaˆ tim£j, kaˆ dikast»rion œnqa d¾ haya castigos y recompensas, y un tribunal
™xet£zetai Ð ˜k£stou b…oj; en que se examina la vida de cada uno?
KUNISKOS
'AkoÚw tin¦ M…nw KrÁta dik£zein CINISCO. — Oigo referir que un tal Minos,
k£tw t¦ toiaàta· ka… moi ¢pÒkrina… ti un cretense, juzga allí abajo tales cuestiones.
kaˆ Øpr ™ke…nou· sÕj g¦r uƒÕj enai Respóndeme, por cierto, a alguna cuestión
lšgetai. acerca de él. Dícese que es hijo tuyo.
ZEUS
KUNISKOS
ZEUS
KUNISKOS
T…naj d par¦ toÝj ¼rwaj ¢popšmpei; CINISCO. — ¿Y a quiénes envía junto a los
héroes?
ZEUS
ToÝj ¢gaqoÚj te kaˆ Ðs…ouj kaˆ kat' ZEUS. — A los buenos y piadosos y a
¢ret¾n bebiwkÒtaj. quienes han vivido según la virtud.
KUNISKOS
ZEUS
KUNISKOS
ZEUS
KUNISKOS
ZEUS
KUNISKOS
OÙdšna to…nun, ð Zeà, oÜte tim©n CINISCO. — En tal caso, Zeus, no debe ni
oÜte kol£zein aÙtù pros»kei. premiar ni castigar a nadie.
ZEUS
KUNISKOS
ZEUS
KUNISKOS
'EdeÒmhn mn œti kaˆ toàto ™ršsqai, CINISCO. — Me quedaba aún esta pregunta
poà aƒ Mo‹rai diatr…bousin À pîj por hacer: ¿dónde viven las Moiras, y cómo
™fiknoàntai tÍ ™pimele…v tîn tosoÚtwn atienden al cuidado de tantos asuntos tan
™j tÕ leptÒtaton, kaˆ taàta tre‹j oâsai. minuciosamente, pese a ser sólo tres? Me
™p…ponon g£r tina kaˆ oÙk eÜmoirÒn moi
parece que viven una existencia agotadora y
dokoàsi bioàn tÕn b…on tosaàta œcousai
pr£gmata, kaˆ æj œoiken oÙ p£nu oÙd no muy afortunada, al abarcar tantos
aátai ØpÕ crhstÍ EƒmarmšnV acontecimientos; a primera vista, ellas no
™genn»qhsan. ™gë goàn, e‡ moi a†resij nacieron tampoco con muy buen Destino.
doqe…h, oÙk ¨n ¢llaxa…mhn prÕj aÙt¦j Yo, al menos, si se me diera a elegir, no
tÕn ™mautoà b…on, ¢ll' ˜lo…mhn ¨n œti cambiaría mi existencia por la suya; antes
penšsteroj diabiînai ½per kaqÁsqai bien, preferiría vivir aún más pobre a estar
klèqwn ¥trakton tosoÚtwn pragm£twn sentado hilando con un huso cargado de
mestÒn, ™pithrîn ›kasta. e„ d m¾ ·®diÒn tantos acontecimientos, mientras observaba
soi ¢pokr…nasqai prÕj taàta, ð Zeà, kaˆ
cada uno. Si no es fácil para ti responder a
toÚtoij ¢gap»somen oŒj ¢pekr…nw· ƒkan¦
g¦r ™mfan…sai tÕn perˆ tÁj Eƒmarmšnhj estas cuestiones, Zeus, me conformo con las
kaˆ Prono…aj lÒgon· t¦ loip¦ d' ‡swj respuestas que me has dado, suficientes para
oÙc e†marto ¢koàsa… moi. aclarar la teoría del Destino y la Providencia.
Lo demás tal vez no era mi destino
escucharlo.