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Con este escenario como fondo ¿qué diría Ud., así, a primera vista, si le dijera
que la soltura de la muñeca derecha juega un importante papel en una
afinación sensible a través de los dedos de nuestra mano izquierda?
Probablemente, su inmediata reacción sería decir que eso son cosas separadas
y no tienen ninguna relación entre sí. Bueno, lo que me propongo a demostrar
es que sí existe una conexión, que tiene que ver con lateralidad y nuestra
innata simetría.
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Juan Krakenberger El eslabón perdido
Pero esto es solo parte de la historia. ¿Qué tiene que ver la soltura de la
muñeca izquierda con una buena afinación? Quisiera empezar diciendo que yo
distingo entre una afinación correcta y una afinación sensible. La primera da
la nota correctamente, pero talvez un pelín alejado del sitio preciso donde se
producen vibraciones en simpatía, ya sea con el propio instrumento, ya sea
con sonidos exteriores. Cuando esto sucede, el sonido mejora, es más rico y
redondo: es justamente a eso que quisiera llamar afinación sensible. Pues bien
¿qué hace falta para producir afinación sensible? Evidentemente, es una
cuestión de destreza, que consiste en una soltura de la mano izquierda tal que
las puntas de los dedos se tornen sensibles a sensaciones de retorno (feed-
back), pudiendo percibir – subliminalmente – que vibraciones vuelven desde
la cuerda. Dicho sea de paso, esta percepción de sensaciones también produce
endorfinas, y si el alumno es capaz de sentir esto, se está en el buen camino: el
ser humano tiene un apetito insaciable por endorfinas y se afanará en buscar
más sensaciones de este tipo, adquiriendo así una afinación sensible
Pues bien ¿qué debemos hacer para que las puntas de los dedos se tornen
sensibles? La respuesta es sencilla: sin soltura interior de la muñeca izquierda,
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Juan Krakenberger El eslabón perdido
Para corroborar todo esto, echemos la vista para atrás. Empecemos con la
manera de tocar el violín barroco. En aquella época, los músicos, con sus
arcos cortos, poco vibrato y bastante reverberación acústica, debían conseguir
vibraciones en simpatía para obtener un sonido bueno, y esto exigió,
evidentemente, una afinación impecable. Pues bien, si miramos como usan el
arco, nos damos cuenta que hay mucha actividad de muñeca, más que con el
arco moderno francés. O sea, que esta precisión fue obtenida en su tiempo con
muñeca suelta, por músicos competentes, por supuesto.
Dos siglos más tarde, maestros como Auer y Sevcik cuidaron con esmero la
cuestión de soltura de la muñeca derecha. De hecho, hicieron un excelente
trabajo, sin ciencia, solamente a través de conocimientos profundos,
inteligencia y curiosidad. Tan solo hace falta mirar a la foto de Auer en su
método de violín, donde enfatiza esta soltura, o darse cuenta del enorme
cuidado que Sevcik dedicó a los ejercicios 29 & 30 de su op. 2, para
desarrollar la flexibilidad de la muñeca derecha.
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Juan Krakenberger El eslabón perdido
Muchos métodos para aprender el violín, sean viejos o nuevos, insisten sobre
la soltura de la muñeca, particularmente la derecha, y por ello sorprende que
no digan expresamente que ello es bueno para la afinación. La historia que
cuento no inventa pues nada nuevo. Solamente pretende definir un aspecto que
– a mi mejor entender – no había sido mencionado expresamente hasta ahora.
Es ese el objeto de este artículo: el eslabón perdido, vía lateralidad. .
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