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EL APRENDIZAJE COOPERATIVO EN LA PRÁCTICA.

PRIMERA PARTE

Dentro del marco conceptual definido por las disciplinas psicosociopedagógicas y


contando con los instrumentos de base que se encuentran esbozados en el Sistema
Educativo, la puesta en marcha de un entorno cooperativo, que considere a la
escuela y al aula como comunidades interdependientes y en el que los métodos de
aprendizaje cooperativo alcancen su máxima efectividad, requiere la consideración
de los siguientes aspectos: los criterios que deberán regir el proceso formativo, los
principios que deberán regular la actividad educativa, los niveles adecuados de
evolución y las condiciones que deberá cumplir el proceso de aprendizaje.

CRITERIOS

Los elementos que acabamos de tratar encuentran su razón de ser en los criterios
rectores de la puesta en marcha de un entorno ecológico:

- Configuración holística de la actividad. Requiere, por parte de los profesores,


la consideración de cada momento de la realidad educativa como un
elemento configurador del proceso formativo, individual social, en su conjunto.

- Ampliación progresiva e inclusiva del escenario de la cooperación (grupo,


clase, escuela, barrio, ciudad, etc.). Requiere, como estructura de base, una
actividad que permita la observación del desarrollo de las habilidades
cooperativas puestas en juego.

- Ampliación de la red social implicada en el proyecto cooperativo, previamente


desarrollado por los alumnos. Requiere, como elemento de control, el
establecimiento de unos parámetros que faciliten el seguimiento de las
experiencias de clase en los distintos escenarios.

- Explicitación y reforzamiento de los procesos de interacción personal,


comprobando la evolución cooperativa y favoreciendo el insight por parte de
los alumnos. Requiere un proceso basado en la identificación de los aspectos
significativos de la situación que supongan el éxito o el fracaso, en el análisis
de dichos aspectos (su vivencia y su semejanza con experiencias previas) y
en la generalización a situaciones futuras.

- Estructuración y secuenciación del proceso de interacción. Realizadas,


ambas, en base a un creciente nivel de complejidad e implicación y de
acuerdo al ritmo idóneo para el grupo, con el consiguiente análisis y
valoración de su desarrollo.

PRINCIPIOS

De todo lo expuesto hasta este momento se deduce que, a la hora de configurar un


entorno de aprendizaje cooperativo desde un enfoque ecológico de la educación, la
puesta en práctica de los criterios que acabamos de comentar, y el cumplimiento de
los requisitos mencionados con anterioridad, suponen un tratamiento conjunto de
todos los elementos que intervienen en el proceso de aprendizaje. Pero este
tratamiento ha de estar sometido a los siguientes principios que Graves y Graves
(1985) proponen:

- Aprendizaje cooperativo: Tiene por objeto la constitución del grupo como una
unidad con entidad propia, dotando a la clase de la cohesión necesaria para
configurar un todo. Su instrumento esencial es el establecimiento de lazos
emocionales que, favorecidos desde la actitud y orientación emocional básica
del profesor hacia los alumnos, faciliten a sus integrantes la vivencia de la
identidad del grupo.

Su aplicación requiere la realización de actividades o experiencias que


lleguen a ser parte de la memoria común de la clase, en las que se impliquen
las características comunes de los alumnos (crear o adaptar símbolos de
grupo, desarrollar sucesos que creen experiencias de unidad para la clase).
Dichos atributos y sucesos deberán ser recordados y utilizados
periódicamente (mediante tableros para boletines, recortes de prensa,
símbolos, sonidos o lemas) con el fin de mantener actualizada la conciencia
de la identidad del grupo.

- Inclusividad: Tiene por objeto el reconocimiento de la individualidad de los


integrantes del grupo, la valoración de las contribuciones obtenidas en base a
sus características diferenciadoras (capacidades, etnia, religión, vecindad,
bagaje experiencial) y su incorporación a la identidad del grupo manteniendo,
al mismo tiempo, su unicidad.

Puesto que las diferencias constituyen un importante recurso para el


incremento de la interacción del grupo, la aplicación del principio de
inclusividad requiere, por una parte, la organización de situaciones favorables
al conocimiento del entorno familiar y cultural de los alumnos, valorando
explícitamente dichas individualidades; y por otra, la ampliación del escenario
de la cooperación mediante la incorporación de personas de la comunidad
(con distintas edades y roles sociales) al entorno de la clase y la intervención
de los alumnos en actividades de la comunidad. Así, no sólo se pone al
alumno en contacto con una amplia variedad de enseñanzas, estilos,
habilidades y contenidos, con lo que aprende a integrar partes en un conjunto
y conoce diversidad de soluciones a un problema, sino que mediante la
inclusión de la clase en un entorno más amplio se le facilita el desarrollo de
las habilidades sociales (coordinación de conductas, sensibilidad a estilos y
necesidades, flexibilidad, tolerancia de diferencias, habilidades de
comunicación, etc.) que le permitirán integrarse e identificarse con la
comunidad así generada.

- Normas del grupo y autoridad compartida: Tiene por objeto el establecimiento,


por parte de las personas implicadas, de un sistema de control que regule el
proceso cooperativo en marcha. Se trata tanto de llegar a establecer, desde el
seno del propio grupo, una normativa grupal y un sistema de control realizado
por muchas personas, y en todos los niveles, como de lograr el conocimiento
de ambas gestiones y la asunción de la responsabilidad a ellas inherente.
Su aplicación requiere, en primer lugar, la participación de la clase como
unidad en el establecimiento de normas que regulen la interacción cooperativa
en los distintos escenarios de grupo, clase, escuela y comunidad; en segundo
lugar, que esta participación se geste sobre experiencias que permitan la
disparidad de criterios sobre transgresiones de normas o situaciones de
conflicto, y que supongan la intervención práctica de todos los miembros en
actividades de organización y dirección, a distintos niveles y en situaciones de
normalidad y de conflicto. Con esta descentralización de la autoridad no sólo
se favorece el respeto a las normas desde el desempeño de los roles de
legislador, dirigente y dirigido, sino que desde el ejercicio de la
responsabilidad inherente a ellos se facilita la interacción cooperativa y el
éxito del pequeño grupo y, con él, el de sus miembros y el de la clase entera.

Pero, puesto que la participación del alumno en la planificación del aprendizaje


constituye un elemento de motivación y favorece el ejercicio de la
responsabilidad necesaria para su logro, aún debemos destacar la
importancia que para el aprendizaje de la interdependencia cooperativa, así
concebida, tiene la revisión de su proceso. Es importante porque permite, por
una parte, la identificación de los aspectos relevantes de la experiencia por
cada uno de sus miembros, y ello facilita el establecimiento de lazos de
comunicación desde cada individualidad; por otra parte, porque el análisis de la
contribución de los aspectos anteriores al éxito o fracaso del grupo incide en la
unicidad del grupo; y por último, porque en la generalización desde dicha
experiencia a futuras situaciones radica la posibilidad de crecimiento del
grupo, ya que este crecimiento supone la ampliación de su marco de acción
y de la inclusividad que caracteriza su identidad.

- Reparto de responsabilidad para el desempeño de un rol: Tiene por objeto


facilitar una asunción compartida de la carga que supongan los trabajos de la
clase. Su instrumento esencial es la participación de los alumnos en la
definición de roles y funciones, y en su asignación.

Su aplicación requiere que la responsabilidad se ejercite en referencia tanto a


la identificación de los roles necesarios a la clase como a su asignación y
desempeño; que estas tres acciones se lleven a cabo de forma rotativa; que
las situaciones experienciales abarquen la normalidad y la excepcionalidad,
con amplia variedad de papeles y sujetos (alumnos, profesores, otros); y por
último, que la realización de este proceso posibilite el ejercicio y
reconocimiento de las capacidades individuales. Con ello se favorece, a un
tiempo, el crecimiento individual y el grupal pues si cada alumno disfruta de
un mejor aprendizaje de los contenidos (sociales y académicos), por la
posibilidad de disponer de distintos puntos de vista y por haberse situado a
distintos niveles en su proceso de adquisición, el grupo consolida y amplía
relaciones y gana en flexibilidad.

Objetivos y recompensas del grupo: Tiene por objeto facilitar la comprensión


de que la consecución de los objetivos de grupo implica la consecución de
objetivos individuales para sus miembros. Su instrumento o fundamental son
las recompensas que, afectando al grupo, aporten beneficios a todos y cada
uno de sus integrantes.

Su aplicación requiere, en primer lugar, una sistemática relación y ausencia


de conflictividad entre los objetivos individuales y los grupales, logradas
fundamentalmente en base a la significación de dichos objetivos por los
alumnos; en segundo lugar, una clarificación de acciones que explicite la
contribución individual a los objetivos del grupo; y por último, la implicación de
personas de la comunidad en la ampliación de los objetivos de grupo al
entorno extraescolar.

- Recompensas intrínsecas de aprendizaje: Tiene por objeto favorecer la


comprobación de la recompensa implícita en la propia actividad y en la
pertenencia al grupo. Su instrumentación se deriva de las características
de la actividad individual y de grupo.

Su aplicación requiere la ausencia de recompensas externas, la


identificación del placer inherente a cada actividad, la explicitación del
interés del trabajo en grupo, el reconocimiento de las habilidades
empáticas implicadas en su disfrute y la valoración de dicho proceso.
Junto a ello, es necesario destacar el papel que para el autoconocimiento
y el crecimiento personal de los alumnos desempeñan las recompensas
intrínsecas adicionales, como la interacción social en el trabajo y la
autoestima generada por el reconocimiento de las propias habilidades.

- Intercambio de capacidades, habilidades y servicios: Tiene por objeto


lograr el conocimiento del valor que las propias cualidades u objetos
personales tienen para los demás, y viceversa. Su instrumento
fundamental es la colaboración establecida en términos de intercambio.

Su aplicación requiere actividades que impliquen procesos de


sensibilización interpersonal a fin de lograr el conocimiento de los
elementos intercambiables en cada caso y para cada sujeto, procesos en
los que ocupa un lugar preferencial la comunicación de las estrategias
seguidas en la identificación de dichos elementos. Dicho proceso tiene,
como base, la asignación de colaboraciones de los alumnos más aventaja-
dos a los demás y el reconocimiento explícito de los valores (materiales,
intelectuales o sociales) que cada alumno ha ofrecido al resto de la clase;
y como motor, el refuerzo que el placer intrínseco a dichos intercambios
supone.

- Tareas prácticas y relevantes: Tiene por objeto facilitar el desarrollo de


habilidades sociales, la toma de decisiones y la resolución de problemas.
Su instrumentación fundamental consiste en la comprobación de los
resultados de un trabajo común y compartido.

Su aplicación requiere una gradual progresión desde las tareas rutinarias


de clase o de comunidad, en las que el logro de los objetivos de grupo se
evidencia de forma natural por su misma finalización y en las que el
reconocimiento es notorio, hasta las tareas académicas que si bien
suponen un determinado nivel de abstracción han de mantener su practicidad
mediante su adecuación al nivel sociocognitivo del grupo, y en las que el
reconocimiento debe ser intencionadamente planificado.

Así, no sólo se garantiza la consecución de los objetivos individuales y


grupales mediante el desarrollo de habilidades comunicativas y sociales sino
también mediante el crecimiento de las capacidades intelectuales. Ello, a su
vez, permitirá la progresión en la complejidad cognitiva de las tareas y en el
nivel de organización, creatividad e integración de los proyectos de grupo.

- Entorno físico interactivo: Tiene por objeto facilitar las relaciones entre los
miembros del grupo. Su instrumento esencial radica en el nivel de adecuación
existente entre la organización del entorno y el tipo y complejidad de las
relaciones requeridas por la naturaleza de la tarea y por la situación del
grupo.

Su aplicación requiere, por una parte, la disponibilidad de un espacio


organizado en función de las exigencias de la actividad y unos materiales
cuya selección, en cuanto a su número y tipo, se habrá realizado en función
del nivel de interacción demandado por la naturaleza de la materia y por las
necesidades del grupo; por otra parte, y como elemento nuclear, la
comprensión de la función desempeñada por ambos recursos y su
intencionada utilización por los alumnos.

- Interacción cooperativa: Este último principio tiene por objeto el


establecimiento de relaciones entre los integrantes del grupo, en base a la
realización de un trabajo conjunto. Puesto que la estructura así configurada
será el soporte de la actividad educativa, su instrumentación radica nada
menos que en el nivel de integración de todos los principios que configuran un
entorno cooperativo.

Su aplicación plantea dos exigencias: en primer lugar, una rigurosa


planificación del proceso de aprendizaje en el marco del aprendizaje
cooperativo a fin de asegurar la práctica de habilidades interpersonales
apropiadas, la incorporación de los esfuerzos individuales en una
coordinación de esfuerzos conjuntos, la intervención de diferentes tipos de
esfuerzos cooperativos, la reestructuración de la competición individual y
grupal, etc. En segundo lugar, la adecuada confluencia de diversos elementos
(tipo de actividad, bagaje experiencial, naturaleza del grupo, sentido de
propiedad y pertenencias en un entorno, tipo de roles y nivel de
responsabilidad, naturaleza de los contenidos y de las recompensas, etc.). Se
trata, en definitiva, de favorecer un estilo de interacción que permita la
confluencia de los estilos personales y grupales que configuran cada unidad
social.

Esta interacción cooperativa se plantea en tres niveles de creciente


complejidad: acumulativa, coordinativa y creativa. Pero, independientemente
de que se trate simplemente de la acumulación de esfuerzos individuales en
aras de una totalidad, o de la creación de un sistema en el que es
imprescindible la coordinación de afluencias en función del objetivo previsto y
de los medios disponibles, o de su complementación mediante la integración
de ideas, intervenciones y decisiones, en cualquiera de estos tres niveles, el
proceso de interacción cooperativa requiere que los alumnos sean
protagonistas conscientes tanto del desarrollo de habilidades sociales y
comunicativas como del crecimiento cognitivo que ello supone.

NIVELES

A modo de orientación, Graves y Graves (1985) nos ofrecen, secuenciadas de


menor a mayor complejidad, las actividades y las habilidades cognitivas y sociales
implicadas en la aplicación de estos principios. Aunque la lógica del proceso
interactivo guía esta secuencia, es evidente que su desarrollo dependerá de la
idiosincrasia de nuestras aulas; de la instrumentación debida a la naturaleza de las
materias académicas; y de la actitud y creatividad de los profesores a la hora de
secuenciar los objetivos formativos, y de seleccionar y llevar a la práctica los
modelos de aprendizaje adecuados a cada realidad educativa.

Nivel l

Preparación del terreno. Las actividades de aprendizaje están dirigidas a lograr


una total cohesión de la clase. Integradas, fundamentalmente, por juegos no
académicos y por actividades y acontecimientos que promuevan la identificación
de las individualidades con la clase como totalidad, encuentran su punto más álgido
en el establecimiento de roles, funciones y normas acerca de la conducta
cooperativa del grupo, utilizando como incentivo las recompensas intrínsecas y de
grupo, y teniendo su punto de mira dirigido hacia la integración de la clase con el
centro escolar y con la comunidad.

Las habilidades cognitivas y sociales necesarias para su realización, iguales para


toda la clase y para los diferentes grupos, son fundamentalmente: prestar atención,
escuchar sin interrumpir y seguir las instruccciones necesarias para toda realización;
tener conciencia de las necesidades de los demás y confiar en ellos, comunicar los
propios sentimientos; aceptar y valorar las diferencias individuales, tanto por sí
mismas, como por lo que reportan al objetivo de grupo; hablar, preguntar, sugerir,
aceptar, rechazar y ayudar correctamente; asumir la propia responsabilidad y
compartir la de la conducta de los demás; coordinar esfuerzos hacia un objetivo
común; y asumir la monitorización de los procesos de grupo.

Nivel II

Construcción del equipo. Las actividades de aprendizaje están dirigidas a lograr la


idónea configuración del grupo; se realizan, pasando por grupos medianos, en
pequeños grupos. Están integradas, en primer lugar, por el establecimiento de
comités para la organización de la clase, trabajando independientemente y en
relación con el conjunto; en segundo lugar, por la realización de actividades
(inicialmente no académicas) alcanzables a corto plazo, de juegos que permitan la
práctica de habilidades interpersonales en pequeño grupo, y que progresivamente
presenten una mayor estructuración con el conjunto de reglas del profesor; y en
tercer lugar, por las discusiones correspondientes a los procesos de identificación,
análisis y generalización de las experiencias.

Las habilidades cognitivas y sociales necesarias para su realización son las mismas
que las del nivel anterior, si bien es necesario cuidar su adaptación a los contenidos
de cada nivel.
Nivel III

Cooperación simple. Las actividades de aprendizaje están dirigidas a lograr la


conjunción de los esfuerzos individuales. La secuencia se encuentra integrada, en
un primer momento, por la realización de un trabajo conjunto; en un segundo
momento, por la evaluación individual/grupal del incremento del propio récord y/o
de la competición intergrupos; y por último, por las recompensas y los
reconocimientos por grupo y con sentido de clase.

Las habilidades cognitivas y sociales necesarias para su realización son


fundamentalmente las de una sencilla organización del grupo, de interrogación y
comprobación de procesos y resultados, de tutorización en momentos y casos
puntuales, y de comunicación en forma verbal y no verbal (escuchar, parafrasear,
reflexionar, apoyar, confirmar).

Nivel IV

Cooperación coordinada. Las actividades de aprendizaje están dirigidas a lograr la


especialización de los miembros del pequeño grupo y la integración de sus acciones
en el grupo. Caracterizadas fundamentalmente por la diferenciación y
complementación de roles en aras del objetivo de clase, se encuentran integradas,
en primer lugar, por la asignación a cada miembro del equipo de partes diferentes
del trabajo y por su realización; en segundo lugar, por la configuración de grupos de
expertos, que están integrados por representantes de los distintos equipos y tienen la
misión de estudiar juntos la misma parte del tema para luego integrarla en el grupo; y
en tercer lugar, por la evaluación del trabajo y del proceso, a nivel individual y/o en
equipo.

Las habilidades cognitivas y sociales necesarias para su desarrollo son las de división
del trabajo; de organización de roles complejos dentro de los equipos, su definición,
asunción y coordinación; de enseñanza de habilidades; de entrevista, en los distintos
ámbitos y contenidos con que pueda plantearse; de realización de resúmenes y
síntesis de partes dentro de un todo que, junto con las habilidades cognitivas
requeridas por la naturaleza de la materia y puestas en juego en la elaboración del
trabajo individual, aseguren su dominio y coherencia.

Nivel V

Grupo de estudio e investigación. Las actividades de aprendizaje están dirigidas a


lograr la especialización de los miembros del grupo y la integración de sus acciones
en el grupo y en la clase. Centradas en la aplicación de las habilidades cognitivas y
sociales a las materias académicas que son objeto de aprendizaje, se configuran en
tomo a los siguientes momentos: un primer momento integrado por la división de los
temas de clase entre los grupos de estudio, la formulación de problemas de
investigación por dichos grupos y la división del trabajo entre ellos mismos; un
segundo momento en el que los grupos proceden a la realización del trabajo y, fruto
de dicho estudio, obtienen un producto acorde con los objetivos previstos y un tercer
momento en el que los miembros del grupo proceden a la evaluación de su propio
trabajo y del de los demás miembros.

Las habilidades cognitivas y sociales implicadas en este proceso son las de


planificación y desarrollo del propio currículo; de desarrollo de una perspectiva
personal del contenido del área y su reajuste en función del trabajo de grupo; de
toma de decisiones complejas, y de resolución de los problemas correspondientes al
proceso social y de investigación; y de valoración crítica del propio trabajo y del de
los demás miembros del grupo, en cuanto a su proceso y su producto y en
referencia a los objetivos previstos.

Nivel VI

Creatividad del grupo. Las actividades de aprendizaje, centradas en la


configuración de los procesos y en la correspondencia de éstos con los productos,
están integradas por los siguientes elementos: como base, la actividad del grupo
instrumentada por la combinación sus conocimientos y habilidades y por nuevos
materiales artísticos, humanísticos y científicos; como elemento nuclear, el
descubrimiento invención y la generalización de la teoría; y, como colofón, la
creación de nuevos paradigmas desde los que generar nuevas investigaciones.
Las habilidades cognitivas y sociales puestas en juego en tan ambicioso proceso
son un pensamiento divergente avanzado, la tolerancia a la ambigüedad, la
suspensión de juicios y conclusiones prematuras en aras del correspondiente
proceso investigador, y el uso de metáforas y analogías.

CONDICIONES

Para finalizar, y a modo de conclusión, destacaremos dos últimas consideraciones


acerca de las condiciones que debe cumplir la puesta en de un entorno cooperativo:

Es importante tener en cuenta que la comprensión por parte de los alumnos de los
principios que acabamos de comentar, puesto que son normas que regulan la vida
cooperativa, únicamente se alcanza desde la perspectiva de la experiencia directa
en una situación de grupo. Por ello, su aplicación adquiere validez bajo dos
condiciones:

- Que mediante su utilización conjunta se logre su complementación y una


configuración holística de la actividad.

- Que los contenidos sobre los que se apliquen sean fruto de la propia
identidad del grupo, teniendo como único límite la capacidad de los sujetos
implicados.

Independientemente de su nivel de aplicación, los diez principios, que son condición


necesaria y suficiente para configurar un entorno de aprendizaje cooperativo, son
adaptables a cualquiera de nuestras realidades educativas bajo las siguientes
condiciones:

- Que sobre la base del protagonismo de los alumnos, la planificación de los


objetivos individuales y grupales confluya a tres niveles: en su definición, en
el proceso seguido para su consecución, y en su valoración.

- Que las materias objeto de aprendizaje se trabajen en la plenitud que las


características individuales pueden ofrecer al interpretarlas desde la realidad
misma y como aplicación a ella.
- Que los logros cognitivos y sociales se consideren fruto de las características
individuales y del trabajo en grupo.

- Que a todo ello subyazca la conciencia de que cada unidad social lo es por
los individuos que la integran y por su pertenencia a otra más amplia.

Si lográsemos disponer de un entorno cooperativo en nuestros centros y en nuestras


aulas, en los que sobre un mismo modelo de organización gestar procesos de
aprendizaje generalizables al contexto socio-cultural de los alumnos, no sólo se
alcanzarían niveles formativos más altos sino que sería fácil conseguir una sociedad
cuyo desarrollo estuviese indisociablemente unido al crecimiento de los individuos
que la integran.

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