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El matrimonio o unión conyugal es una 

institución social fundamental, que


involucra a dos personas físicas y naturales. Es la forma de oficializar un
vínculo de pareja y someterlo a las normativas legales, sociales, morales e
incluso religiosas dictaminadas por la sociedad.

El matrimonio es al mismo tiempo una figura legal, una ceremonia social y


religiosa, y una entidad cultural tradicional. Es decir que por matrimonio
podemos entender distintos tipos de conceptos sociales, culturales y legales,
dependiendo de la tradición específica de una sociedad y su imaginario.

Los matrimonios en la República Dominicana caen dentro de una de dos


categorías:

 Matrimonios “Civiles” son aquellos en los que las partes registran


personalmente el matrimonio con la oficina del Registro Civil
correspondiente.  La persona que oficia la ceremonia es un Oficial del
Estado Civil, usualmente un Notario Público.  Está a opción de la pareja
celebrar o no una ceremonia religiosa por separado.

 Matrimonios “Canónicos” son aquellos llevados a cabo por la Iglesia


Católica Apostólica Romana.  Seguido a la ceremonia, la Iglesia asume la
responsabilidad del registro del matrimonio con las oficinas
gubernamentales correspondientes.

Los Regímenes Matrimoniales:

Puede definirse como el conjunto de reglas que determinan y delimitan los


intereses económico-pecuniarios que rigen las relaciones Inter conyúgales en
el matrimonio y las relaciones con los terceros. Muy a menudo este conjunto de
reglas es desconocidas o suplidas por las reglas que de facto vienen aplicando
los cónyuges por pacto, por buena fe e incluso por una costumbre instituida
entre los mismos en sus relaciones cotidiano-domésticas.
¿Características de los regímenes matrimoniales y En que consiste los
regímenes matrimoniales contractuales?

Regímenes de propiedad matrimonial

En principio, todo matrimonio de personas domiciliadas en República


Dominicana se presume contraído bajo el régimen de comunidad legal.  Por
consiguiente, cualquier otro régimen distinto del de derecho común, deberá ser
previamente acordado por las partes y probarse su elección ante el Oficial del
Estado Civil.  La ley dominicana dispone una serie de regímenes matrimoniales
y al mismo tiempo les permite a las partes, tanto escoger entre los regímenes
existentes como modificarlos contractualmente antes de celebrar el matrimonio,
e inclusive formular su propio régimen matrimonial con sujeción a los principios
establecidos en la ley.  Cuando las partes optan por un régimen diferente al de
comunidad (como el régimen de separación, explicado en la página 4), deben
hacerlo constar por escrito y ser aprobado por oficiales del gobierno
dominicano.

Los Regímenes de comunidad

1. Comunidad Legal:  Este es el régimen de propiedad más comúnmente


utilizado en la Republica Dominicana.  Se caracteriza por la presencia de tres
rasgos esenciales:

 La existencia de tres grupos de bienes: — Los bienes comunes, los bienes


propios de la mujer, y los bienes propios del marido.

Bajo el régimen de “comunidad legal”, todos los bienes muebles y gananciales


mobiliarios, así como los bienes inmuebles adquiridos durante el matrimonio,
son propiedad común.

 El poder del marido sobre la administración de la comunidad, el cual no


puede desconocerse ni restringirse mediante ninguna cláusula ni convenio
matrimonial; y
 La existencia de garantías para la mujer frente al mal manejo de los bienes
por parte del marido, tales como la acción en separación judicial de bienes,
el beneficio de emolumento, la hipoteca legal sobre los inmuebles del
marido y, por último, la renuncia a la comunidad.
Con relación al punto (a), conviene hacer notar que los “bienes comunes” se
subdividen en “bienes ordinarios” y “bienes reservados.”  Los bienes
ordinarios ingresan a la comunidad de acuerdo con las reglas del Código
Civil.  Los bienes reservados, por su parte, son bienes producto del trabajo
personal de la mujer.  Luego del matrimonio, los bienes reservados
generalmente continúan siendo administrados por la mujer, pero legalmente
son bienes comunes de ambas partes.

2. Comunidad Reducida a los gananciales:  Bajo este sistema se modifica la


composición de los bienes comunes, excluyendo las deudas respectivas de los
cónyuges (actuales y futuras) y su mobiliario respectivo (presente y futuro).

3. Comunidad Universal:  Entran en la comunidad todos los bienes muebles e


inmuebles, presentes y futuros. Los esposos pueden igualmente acordar bajo
este régimen que a la comunidad entrarán solamente sus bienes presentes o
sus bienes futuros.

NOTA:  Es posible que los cónyuges declaren que se casan sin ninguna de las
comunidades descritas anteriormente, eligiendo su propio régimen
matrimonial.  No obstante, hacer esto no le garantiza a la mujer el derecho de
administrar sus bienes ni de percibir los frutos que estos devenguen.  Los
bienes se consideran como aportados al marido para sostener las cargas del
matrimonio.  Sin embargo, los esposos pueden incluir en su acuerdo de bienes
una cláusula que le autorice a la esposa a recibir parte de sus ingresos para su
sostenimiento y necesidades personales.

Los Regímenes de Separación

En los regímenes de separación no existen bienes comunes, sino bienes


propios de cada uno de los cónyuges sobre los cuales cada uno mantiene la
administración, disposición y el disfrute.  No obstante, la mujer no conserva el
derecho de disponer sobre sus bienes sin el consentimiento de su marido, y en
su ausencia, sin permiso judicial.

Este régimen requiere como obligación que el esposo contribuya al


sostenimiento del hogar.  Mas aun, los bienes muebles se encuentran
confundidos, haciéndose indispensable la liquidación de los mismos en caso de
disolución del matrimonio.

La mujer responde con sus bienes de las deudas contraídas por ésta antes del
matrimonio, y de las que se originen como suyas durante éste.  También de las
deudas contraídas por ella o por el marido (en caso de insolvencia del otro)
para el sostenimiento del hogar.

Por su parte, el esposo responde con sus bienes de las deudas contraídas
antes o durante el matrimonio, y de las que se originen como suyas durante
este; igualmente de las deudas contraídas por la mujer como representante de
la unión conyugal.

Una variación del régimen de separación es el régimen dotal.  En el régimen


dotal la mujer, en lugar de contribuir a las cargas del matrimonio con sus
ingresos, entrega sus bienes o algunos de ellos a su marido, quien tiene la
administración y el disfrute de estos.

La mujer posee, fuera de los bienes dotales, bienes que no están afectados por
las cargas del hogar, llamados “bienes parafernales”.  La mujer mantiene el
goce y la administración de sus bienes parafernales, pero no puede
enajenarlos sin la autorización del marido, o en su defecto un permiso judicial.

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