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Alejo Carpentier
Abstract: This papers aims to expose how is the configuration of the “real maravilloso”
in the first part of the El reino de este mundo, that is, in the Mackandalʼs cycle.
Key words: “real maravilloso”, religión, revolución.
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Ahora bien, si el surrealismo perseguía lo maravilloso, hay que decir que el
surrealismo muy rara vez lo buscaba en la realidad. Es cierto que los surrealistas
supieron ver por primera vez la fuerza poética de una vitrina, la fuerza poética de un
letrero popular, de un cartel, de una fotografía, de una feria, pero más a menudo era
lo maravilloso fabricado premeditadamente; el pintor que se ponía frente a un cuadro
y decía: “Voy a hacer un cuadro con elementos insólitos que creen una visión
maravillosa”. (p. 187).
Por ello diré que una primera noción de lo real maravilloso me vino a la mente
cuando, a fines del año 1943, tuve la suerte de poder visitar el reino de Henri
Christophe –las ruinas, tan poéticas, de Sans-Souci; la mole, imponentemente intacta
a pesar de rayos y terremotos, de la Ciudadela La Ferrière – y de conocer la todavía
normanda Ciudad del Cabo, el Cap Français de la antigua Colonia, donde una casa
de larguísimos balcones conduce al palacio de cantería habitado por Paulina
Bonaparte (p. 111-112).
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implicó la liberación de los negros de Haití a la vez que el suicidio del dictador negro
Henri Christophe.
Un personaje histórico que llama la atención de Alejo Carpentier es el negro
Mackandal, que en El reino de este mundo funge como envenenador de los blancos,
principio de la revolución y maestro de Ti-Noel. Acerca del Mackandal histórico, es
conveniente atender a la siguiente información:
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La noción de lo “real maravilloso” en el personaje Mackandal, se presenta por distintas
vías; si bien el ciclo Mackandal, dividido en ocho partes, no es precisamente un
esquema de las vías interpretativas en que se presenta lo “real maravilloso”, para efectos
de este ensayo se proponen cuatro líneas argumentales de lo maravilloso en el personaje
Mackandal. Una primera función de lo maravilloso es la íntima relación con lo mítico,
puesto que Mackandal narra historias míticas acerca de reyes negros del África en su
relación con lo divino, provocando el asombro en los oyentes y principalmente en Ti-
Noel:
Con voz fingidamente cansada para preparar mejor ciertos remates, el mandinga
solía referir hechos que habían ocurrido en los grandes reinos de Popo, de Arada, de
los Nagós, de los Fulas. Hablaba de vastas migraciones de pueblos, de guerras
seculares, de prodigiosas batallas en que animales habían ayudado a los hombres.
Conocía la historia de Adonhueso, del Rey de Angola, del Rey Dá, encarnación de la
Serpiente, que es eterno principio, nunca acabar, y que se holgaba místicamente con
una reina que era el Arcoíris, señora del agua y de todo parto (Carpentier, 1994, p.
23).
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naturales, como las cobras, y un ritual en su preparación: “Respondiendo a una orden
misteriosa, corrió a la cocina, hundiendo los brazos en la olla llena de aceite”
(Carpentier, 1994, p. 29).
Del mismo modo, la manera en que se esparce el veneno involucra el comienzo
de la sacralización de Mackandal, que deja de ser sólo un hombre para devenir en
símbolo del vudú y la libertad. A propósito de la dinámica del personaje histórico y de
la leyenda, es conveniente puntualizar que para Carpentier lo “real maravilloso”
necesita de una fe, así: “[…] la sensación de lo maravilloso presupone una fe. Los que
no creen en santos no pueden curarse con milagros de santos, ni los que no son Quijotes
pueden meterse, en cuerpo, alma y bienes, en el mundo de Amadís de Gaula o Tirante
el Blanco” (Carpentier, 1994, p.15). Por ende, alrededor de Mackandal hay una
construcción colectiva acerca de sus poderes mágicos que llegará a la cúspide en las
metamorfosis y en la hoguera.
Es indudable que la nota característica del personaje Mackandal, en lo que
importa a la noción de lo “real maravilloso”, son las metamorfosis que sufre posterior al
descubrimiento de que él es la causa de las muertes por envenenamiento. Las
metamorfosis de Mackandal en diversos animales son sostenidas por las ideas religiosas
de los esclavos negros, y en este sentido, religión y revolución están indisociablemente
unidas. Así, la forma humana pasa a ser una apariencia de la esencia de Mackandal, que
en sus formas animales, vigila a los esclavos, a los amos blancos, y continúa así el
principio de una rebelión. Es definitivo que Mackandal, a partir de las metamorfosis y la
fe de la colectividad, ha superado lo humano y por lo tanto la muerte.
La muerte física de Mackandal, que es en verdad una fiesta para los esclavos –
pues Mackandal muere quemado en la hoguera en una plaza pública −, conlleva una
alegría íntima de los negros, que para la mente occidental no es más que fría
indiferencia, ya que aquellos saben de las capacidades mágicas del manco, muy
seguramente posándose junto a los justicieros en forma de mosquito. Sin embargo,
Alejo Carpentier pone en tela de juicio, de manera magistral, la realidad, al enfrentar lo
“real maravilloso” del imaginario negro con lo material o la visión occidental: “[…]
muy pocos vieron que Mackandal, agarrado por diez soldados, era metido de cabeza en
el fuego, y que una llama crecida por el pelo encendido ahogaba su último grito”
(Carpentier, 1994, p.43). Pero ante la muerte física, material del mandinga, subsiste la
otra vida, la verdadera, la de la fe del vudú: “Mackandal había cumplido su promesa,
permaneciendo en el reino de este mundo” (Carpentier, 1994, p. 43).
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3. Mackandal, religión y revolución.
Mackandal es la síntesis entre religión y revolución, puesto que en él, el ansia de
libertad y la fe de los esclavos, es expresada en el envenenamiento y las metamorfosis.
En última instancia, lo que moviliza a los negros a la revolución es el pasado mítico, el
vudú, que es sincretismo entre catolicismo y religiones africanas, y los rituales que
entonan sonidos con los grandes tambores que Henri Christophe escuchará en la
postrimería de su derrocamiento y muerte. Lo “real maravilloso” de la independencia de
Haití, al menos una de sus manifestaciones, es la historia del negro Mackandal, de la
cual Carpentier (1990) habla con estas palabras: “Pisaba yo una tierra donde millares de
hombres ansiosos de libertad creyeron en los poderes licantrópicos de Mackandal, a
punto de que esa fe colectiva produjera un milagro el día de su ejecución” (p. 115). Así,
Mackandal es la fuerza de una colectividad unida por la libertad y la religiosidad.
La religión es un tema constante en la obra de Alejo Carpentier, y en el caso de
El reino de este mundo, sólo a partir del fenómeno religioso es que es posible
comprender la lucha de Mackandal, la degradación psicológica y moral de Henri
Christophe, y el final maravilloso de Ti-Noel. En El reino de este mundo el vudú no es
solamente un conjunto de creencias mágicas, es la unión de los negros con la vida, con
la naturaleza, la manera de empatía entre ellos, y en todo momento, la razón
fundamental de la revolución. Así, Volek (1970), hablando acerca del vudú en la obra
de Carpentier, comenta lo que sigue:
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que recupera el pasado mítico en los relatos, el saber de la naturaleza –pues Mackandal
distingue entre hierbas buenas y malas −, las metamorfosis y al final una muerte
aparente que entusiasma a los negros. De esta manera, lo “real maravilloso” del ciclo
Mackandal está en la síntesis entre religión y revolución en un personaje que quebranta
los límites entre la historia y la leyenda.
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Referencias
Carpentier, A. (1994). El reino de este mundo. Los pasos perdidos. México: siglo
veintiuno editores.
Bibliografía
Noé, J. “Blanco, Negro, ¿Mulato? Una lectura de El reino de este mundo de Alejo
Carpentier”. Texto crítico, no. 1: p. 32-60.