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Una columna llamada Historia de otro día

Por Gonzalo Valderrama Escalante

Este será el quinto año que publico periódicamente, y a veces con algunos intervalos
de receso, una columna en el Qosqo Times. Quiero aprovechar esta ocasión para
agradecer en primer lugar el espacio, que permite esta especie de diálogo, que se
piensa es unidireccional, pero no siempre, los lectores son también una voz activa, que
hay que escuchar si se tiene la intención de promover el diálogo y la reflexión sobre
temas de interés. Así que también pido disculpas a los lectores que me han comentado
acerca de esa irregularidad en la aparición de mis columnas, y se entiende que haya
alguna suerte de expectativa entre quienes visitan estas páginas (yo mismo me
acerqué a este medio primero como lector, en aquella etapa inicial dirigida por Jesús
Manya), espero remediar ello, así como ser más constante y agradezco de antemano al
señor Raúl Cabrera, actual director, por este espacio.
Cinco años hacen un lustro, el periodo de tiempo es tan largo que tiene nombre
propio. Y tal vez sea pertinente mencionar un tema que es desde cierto punto de vista
un tabú en la esfera del cuarto poder, que es el siguiente: Es usual y muy visible
siempre aquella aclaración en los medios de comunicación respecto a que no
necesariamente comparten la opinión de sus colaboradores, con el énfasis en que no
se hacen responsables de la opinión que puedan verter los mismos. A su vez, desde
otro lado, quienes colaboramos en medios de comunicación solemos resaltar la
posibilidad de ejercer de manera libre y sin censura el arte de opinar, o investigar,
según el caso y la especialidad. Pero nunca se aclara ni se hace énfasis en que el
colaborador no necesariamente comparte ni se hace responsable de la línea editorial
del medio. Y esto es por una razón sencilla, se asume de facto que si se colabora o
trabaja en determinado medio es porque automáticamente se es parte de alguna
especie de bloque monolítico, y tal vez ese haya sido el viejo modelo. Hoy por hoy
pareciera haber cambiado el panorama, y los medios de comunicación son espacios de
y en disputa. Así como hay una modernidad líquida, ese flujo incesante de información
que satura las redes hoy en día es cualquier cosa menos un bloque monolítico,
cimentado en ideas o consignas irrenunciables. No. Y por eso aprovecho el espacio
para aclarar que no siempre comparto la línea editorial del Qosqo times, sus
apreciaciones o las de mis colegas columnistas. Pero que de eso se trata, como diría
Bryce Echenique, ni de lo uno ni lo otro sino de todo lo contrario.
Para no salirme de la norma, debo aclarar que si he publicado en este medio es porque
se trata de un espacio que permite la pluralidad de opiniones, eso es meritorio, o tal
vez no, y sea una cuestión de adaptación a los tiempos, en todo caso es un hecho de
facto, es saludable para un real ejercicio de la ciudadanía, y bueno hay que reconocer
que es un aporte semanal a la ciudad. P.S. Debo confesar que no soy bueno con las
fechas, pero en todo caso, al fiel estilo del rocoto picante, que o hace reír o saca
ronchas o ambas cosas a la vez, debo aclarar a mis colegas que dejé de ir a las
reuniones de camaradería y aniversario sólo por esa terrible injusticia de nuestros
tiempos que es la falta de tiempo precisamente.

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