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EL SOMBRERO DEL PROXIMO PRESIDENTE O ALCALDE

Antropólogo Gonzalo Valderrama Escalante

Todos quienes apostamos por el actual gobierno presidido por Pedro Castillo tenemos que
hacer un mea culpa. En mi caso voté por el actual presidente porque me pareció
representativo de un sector postergado de la sociedad peruana del cual formo parte: los
provincianos, serranos, de ascendencia andina. Por ello escribí acerca de su sombrero chotano,
un marcador étnico. Una muestra de orgullo de ser originario de una provincia, en un país
donde el racismo aflora a la menor ocasión, se trataba de una reivindicación justa, precisa, más
aún al conmemorarse los doscientos años de independencia. Pero el presidente muy pronto se
sacó el sombrero. Con ello claudicó en esa postura que lo hacía original, y pasó a ser uno mas
de la serie de presidentes cuestionables y cuestionados por razones más bien bajas, como la
corrupción en el manejo del estado y peor aún, la corrupción en su propia historia personal,
con el plagio de su tesis. Ha pasado lo que algunos analistas predijeron: el fracaso del
presidente y de su partido le está pasando factura al bloque izquierdista en su conjunto. La
izquierda unida que fue una quimera, un mito (hubo siempre grupos de izquierda, más pudo la
discrepancia), ha logrado la unidad, como sector perjudicado de los yerros y trastabilladas del
actual gobierno. De cara a los comicios municipales y regionales, los partidos de izquierda
cargan con ese pesado lastre, difícilmente la ciudadanía les dará su respaldo. La extrema
derecha tiene su techo propio, son pocas las personas que pueden identificarse con los
intereses propios de este grupo; a saber, empresarios exitosos, emprendedores triunfadores,
todos quienes tienen economías sólidas y están a salvo de caer en la pobreza. Así las opciones
disminuyen, el margen de elección apunta al centro, y allí Somos Perú se vislumbra como una
opción sensata.

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