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14 DE MAYO

NUESTRA SEÑORA DE LA EVANGELIZACION

Solemnidad

I VISPERAS

HINMO

Virgen María
Madre de Dios
Reina y Señora
de la Evangelización

En la tarde de mi vida
me dirijo a ti, Señora,
suplicando la ternura
que mi frágil fe añora.

En las penas y en los gozos


en el llanto de mi alma,
en las culpas de mi pueblo
quiero ser la voz que clama

Como tu supiste, Madre,


dar vida a la Palabra
quisiera ser testigo
del Dios que nos habla.

En la cruz de aquel calvario


Atravesada tu alma

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supiste, junto a tu hijo,
colmarnos de esperanza.

Virgen María
Madre de Dios
Reina y Señora
de la Evangelización.

Y al final de mi camino,
Madre del amor,
llévame contigo,
contigo hacía Dios.

SALMODIA

Ant. 1. Dichosa eres, Virgen María que llevaste en tu seno a


Cristo, Buena Nueva para todos los pueblos. Aleluya.

Salmo 112

ALABADO SEA EL NOMBRE DE DIOS

Alabad, siervos del Señor,


alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
 
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.

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¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?
 
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.
Ant. Dichosa eres, Virgen María que llevaste en tu seno a Cristo,
Buena Nueva para todos los pueblos. Aleluya.

Ant. 2. Por medio de la Virgen María, Dios ha enviado a la tierra


al que es la Palabra para que anuncie su mensaje y bendiga a
sus hijos con la paz. Aleluya.

Salmo 147

ACCIÓN DE GRACIAS POR LA RESTAURACIÓN DE


JERUSALÉN

Glorifica al Señor, Jerusalén;


alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
 
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;

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manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
 
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
 
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Ant. Por medio de la Virgen María, Dios ha enviado a la tierra al
que es la Palabra para que anuncie su mensaje y bendiga a sus
hijos con la paz. Aleluya.

Ant. 3. Tú eres, Virgen María, la elegida desde antes de la


creación del mundo para darnos a conocer el misterio divino de
la salvación. Aleluya.

Cántico Ef 1, 3-10
EL PLAN DIVINO DE LA SALVACIÓN
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
 
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos

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e irreprochables ante Él por el amor.
 
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
 
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
 
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.
Ant. Tú eres, Virgen María, la elegida desde antes de la creación
del mundo para darnos a conocer el misterio divino de la
salvación. Aleluya.

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LECTURA BREVE Ga 4, 4-5

Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de


una mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban
bajo la ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.

RESPONSORIO BREVE

V. Tú nos entregas a Jesús. Aleluya, aleluya.


R. Tú nos entregas a Jesús. Aleluya, aleluya.
V. En ti confiamos y esperamos.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. Tú nos entregas a Jesús. Aleluya, aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO
Antífona: Todas las naciones me llamarán Bienaventurada
porque el Poderoso ha hecho obras grandes, y su misericordia
llega a sus fieles de generación en generación. Aleluya.

PRECES
Elevamos nuestras suplicas al Padre, que por medio de María
nos dio a Cristo, autor de nuestra salvación, y digamos
confiados:
Que Santa María, Madre nuestra, interceda por nosotros.
Tú, que enviaste el Espíritu Santo sobre los Apóstoles reunidos
con María Virgen,
-protege al Papa NN, a nuestro Obispo NN., (a los obispos
auxiliares), presbíteros y diáconos para que llenos de ese mismo
Espíritu no se cansen de anunciar el Evangelio.

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Tu, que has hecho de María el modelo y figura de la Iglesia,
-haz que la Iglesia de Lima crezca en el amor a Cristo y en todas
virtudes cristianas para que sea signo de salvación.

Tu, que por medio de María nos diste al Príncipe de la Paz,


-concede la paz y concordia a nuestra patria y a todos los
pueblos.

Tu, que enviaste a tu Hijo a anunciar el Evangelio a los pobres,


a dar la vista a los ciegos y la liberación a los cautivos.
-concede, por intercesión de Santa María, consuelo a los que
sufren, gozo a los tristes y libertad a los oprimidos.

Tu, que escogiste a María para que cooperara en la obra


salvadora,
-haz que los jóvenes respondan con generosidad a tu llamada
(se puede agregar otras intenciones)
Tu, que llevaste a María en cuerpo y alma al cielo,
-concede a nuestros hermano difuntos gozar eternamente de tu
compañía.

Confiados en el amor que Dios nos tiene, digamos la oración


que Jesús nos enseñó: Padre nuestro.

Oración
Señor, Dios nuestro, que colmaste a la Virgen María con los
dones del Espíritu Santo mientras oraba con los Apóstoles;
concédenos a cuantos la celebramos bajo el titulo de Nuestra
Señora de la Evangelización, que, movidos por ese mismo
Espíritu, perseveremos unánimes en la oración y fervientes en
la caridad y anunciemos a los hermanos la buena nueva de la
salvación. Por nuestro Señor Jesucristo.

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INVITATORIO

Ant. Venid, adoremos a Jesucristo, Palabra eterna del Padre,


nacido de Santa María Virgen. Aleluya.
A continuación se dice el salmo del Invitatorio.

OFICIO DE LECTURA
HINMO

Brotó de ti la gracia y nuestra vida,


oh Virgen manantial de toda dicha,
cuando igual que la madre primeriza
fuiste madre con gritos de alegría.

Mujer de aldea y madre los hombre,


Mujer de grandes gozos y dolores,
¡cómo esperan de ti los corazones,
porque eres las más pobres de las pobres!

El Rey de la paz te acoge, en ti se goza,


Y en tu virginidad sella su gloria;
¡cante el mundo y la Iglesia deseosa
al Señor que de gracia te corona! Amén.

SALMODIA
Ant. 1. María ha recibido la bendición del Señor y la
misericordia de Dios, su salvador. Aleluya.

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Salmo 23
ENTRADA SOLEMNE DE DIOS EN SU TEMPLO
Las puertas del cielo se abren ante Cristo
que como hombre sube al cielo
(S. Ireneo).
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.
 
- ¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
 
- El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
 
- Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
 
¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
 
- ¿Quién es ese Rey de la gloria?
- El Señor, héroe valeroso;

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el Señor, héroe de la guerra.
¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
 
- ¿Quién es ese Rey de la gloria?
- El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.
Ant. María ha recibido la bendición del Señor y la misericordia
de Dios, su salvador. Aleluya.

Ant. 2. El Altísimo consagra su morada. Aleluya.

Salmo 45

DIOS, REFUGIO Y FORTALEZA DE SU PUEBLO

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,


poderoso defensor en el peligro.
 
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar.
 
Que hiervan y bramen sus olas,
que sacudan a los montes con su furia:
el Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
 
El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
 

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Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios lo socorre al despuntar la aurora.
 
Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;
pero él lanza su trueno, y se tambalea la tierra.
 
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
 
Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:
 
Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,
rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los escudos.
 
"Rendíos, reconoced que yo soy Dios:
más alto que los pueblos,
más alto que la tierra".
 
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Ant. El Altísimo consagra su morada.

Ant. 3. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, Virgen María!

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Salmo 86

HIMNO A JERUSALÉN, MADRE DE TODOS LOS PUEBLOS

Él la ha cimentado sobre el monte santo;


y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.
 
¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios!
"Contaré a Egipto y a Babilonia
entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes
han nacido allí".
 
Se dirá de Sión: "uno por uno
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado".
 
El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
"Éste ha nacido allí".
Y cantarán mientras danzan:
"Todas mis fuerzas están en ti"
Ant. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, Virgen María!

V. María conservaba todas estas cosas.

R. Meditándolas en su corazón.

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PRIMERA LECTURA

Del libro del Apocalipsis 11, 19-12,17

La gran señal de la mujer en el cielo

En aquellos días, se abrió en el cielo el santuario de Dios, y en


su santuario apareció el arca de su alianza; se produjeron
relámpagos, estampidos, truenos, un terremoto y temporal de
granizo.
Después apareció una figura portentosa en el cielo: una Mujer
vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas.
Estaba encinta, y gritaba entre los espasmos del parto, y por el
tormento de dar a luz.
Apareció otra señal en el cielo: un enorme dragón rojo, con siete
cabezas y diez cuernos y siete diademas en las cabezas. Con la
cola barrió del cielo un tercio de las estrellas, arrojándolas a la
tierra.
El dragón estaba en frente de la mujer que iba a dar a luz,
dispuesto a tragarse el niño en cuanto naciera. Dio a luz un
varón, destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos.
Arrebataron al niño y lo llevaron junto al trono de Dios. La
mujer huyó al desierto, donde tienen un lugar reservado por
Dios, para que allí la sustenten mil doscientos sesenta días.
Se trabó una batalla en el cielo; Miguel y sus ángeles declararon
la guerra al dragón. Lucharon el dragón y sus ángeles, pero no
vencieron, y no quedó lugar para ellos en el cielo. Y al gran
dragón, a la serpiente primordial que se llama diablo y Satanás,
y extravía la tierra entera, los precipitaron a la tierra, y sus
ángeles con él.
Se oyó una gran voz en el cielo:
“Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado de
nuestro Dios, y la potestad de su Cristo; porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba ante
nuestro Dios día y noche. Ellos le vencieron en virtud de la
sangre del Cordero y por la palabra del testimonio que dieron, y

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no amaron tanto su vida que temieran la muerte. Por esto estad
alegres, cielos, y los que moráis en sus tiendas. ¡ay de la tierra y
del mar! El diablo bajó contra vosotros, rebosando furor, pues
sabe que le queda poco tiempo”
Cuando vio el dragón que lo había arrojado a la tierra, se puso a
perseguir a la mujer que había dado a luz el hijo varón. Le
pusieron a la mujer dos alas de águila real para que volase a us
lugar en el desierto, donde será sustentada un año y otro año y
medio, lejos de la serpiente. La serpiente, persiguiendo a la
mujer, echó por la boca un río de agua, para que el río la
arrastrase; pero al tierra salió en ayuda de la mujer, abrió su
boca y se bebió el río salido de la boca de la serpiente.
Despachado el dragón por causa de la mujer, se marchó a hacer
la guerra al resto de su descendencia, a los que guardan los
mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús.
Responsorio 1 Co 15, 54. 57; Ap 12, 1
R. Cuando esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se
cumplirá la palabra escrita: “la muerte ha sido absorbida en la
victoria”. ¡Demos gracias a Dios, que nos da la victoria por
nuestro Señor Jesucristo! Aleluya.
V. apareció una figura portentosa en el cielo: una mujer vestida
de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas.
R. ¡Demos gracias a Dios, que nos da la victoria por nuestro
Señor Jesucristo! Aleluya.

SEGUNDA LECTURA

De los sermones de San Bernardo


(Sermón In Nativitate Beatae Mariae (275) nn. 3b. 6. 7 a. en
Obras completas de san Bernardo, vol IV, BAC, Madrid, 1986)
Todo lo recibimos por María
La vida eterna es la fuente inagotable que riega toda la
superficie del paraíso. ¿ y quién esta vida eterna, sino Cristo el
Señor?, nos lo dice la Escritura: cuando se manifieste vuestra

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vida, con él os manifestaréis también vosotros gloriosos. la
plenitud se ha vaciado, por así decirlo, para hacerse nuestra
justicia, nuestra santificación, nuestro perdón; y solamente
aparece como vida, gloria y bienaventuranza. Las aguas de esta
fuente han sido canalizadas hasta nosotros, y llegan a nuestras
plazas, aunque no la beben los extraños. Este hilo de agua
celestial ha descendido a nosotros por un acueducto que nos
reparte el agua de la fuente; no toda de una vez, sino que hace
caer la gracia gota a gota sobre nuestros corazones resecos; a
unos más y otros menos. El acueducto va siempre a rebosar, y
todos pueden recibir de su abundancia sin agotarlo jamás.
Considera, hombre, el designio de Dios; contempla el proyecto
de su Sabiduría y de su amor. Antes de regar la era con el rocío
del cielo, empapó el vellón. Antes de rescatar a la humanidad
depositó todo el precio en manos de María. ¿Y con qué fin hizo
esto? Tal vez para que Eva pudiera rehabilitarse por medio de
su Hija, y cesara ya la queja del hombre contra la mujer. Adán,
no digas ya: la mujer que diste me dió del árbol prohibido. Di
más bien: “la mujer que me diste me ha alimentado con un
fruto bendito”. ¡Qué designio tan santo! Pero todavía hay algo
más, algo que no podemos comprender. Lo que hemos dicho es
cierto, pero si no me engaño no satisface vuestros deseos. La
leche contiene azúcar, pero si la desnatamos nos da también
una exquisita mantequilla.
Mirad, pues, más alto y ved con cuánta devoción quiso que
honráramos a María, aquel que depositó en ella la plenitud de
todos los bienes. Toda nuestra esperanza, gracia y salvación
proceden de ella, que subió exhalando fragancias. Es un jardín
lleno de encantos, a quien no sólo acarició el astro divino, sino
que lo agitó impetuoso, para que sus aromas –los carismas de
sus gracias-se difundan y propaguen por doquier.
Suprime ese cuerpo solar que alumbra al mundo, ¿Qué ocurre
con el día? Suprime a María, estrella del mar, de este mar
inmenso e infinito, ¿Qué nos queda sino oscuridad
impenetrable, sombra de muerte y densas tinieblas?

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Con todas las fuerzas, pues, de nuestro corazón, con nuestros
más vivos sentimientos y anhelos, veneremos a María, porque
es voluntad del Señor que todo lo recibamos por María. Sí, es
voluntad suya, pero a favor nuestro.
Responsorio
R. Dichosa eres, santa Virgen María, y digna de toda alabanza.
De ti salió el sol de justicia, Cristo, nuestro Dios, por quien
hemos sido salvados y redimidos. Aleluya.
V. Celebremos con gozo esta fiesta de Santa María Virgen.
R. De ti salió el sol de justicia, Cristo, nuestro Dios, por quien
hemos sido salvados y redimidos. Aleluya.
Se dice Te Deum, y luego la oración como en Laudes.

LAUDES
HINMO
Señora de la Evangelización,
Madre amada y venerada,
hoy tus hijos celebramos jubilosos
el don de nuestra fe .
Hoy tus hijos celebramos jubilosos
El regalo de tu amor.

Llena de gracia, de amor y de ternura


junto a Jesús viviste en Nazaret.
Tú nos enseñas a caminar con Cristo
y anunciar el Evangelio por doquier.

Contigo vino la salvación del mundo,


Tu nos sembraste la semilla de la fe,

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hoy florece gracias a tu presencia
Madre nuestra y Madre del Redentor.

SALMODIA
Ant. 1. Dichosa eres, Virgen María, tuviste sed de Dios y creíste
en el Dios vivo. Aleluya.

Salmo 62, 2-9


EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
 
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
 
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
 
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,

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y tu diestra me sostiene.
Ant. 1. Dichosa eres, Virgen María, tuviste sed de Dios y creíste
en el Dios vivo. Aleluya.

Ant. 2. Bendita tu entre las mujeres y bendito el fruto de tu


vientre. Aleluya.
Cántico Dn 3, 57-88. 56
TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR
Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
 
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
 
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.  
 
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.  
 
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.  
 
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.  
 
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.  
 

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Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.  
 
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.  
 
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
 
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
 
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.  
 
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.  
 
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
 
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.  
 
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.  
 

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Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.  
 
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
 
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
 
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. 2. Bendita tu entre las mujeres y bendito el fruto de tu
vientre. Aleluya.
Ant. 3. Cantemos un cantico nuevo al Señor que ha amado y
adornado con la victoria a su humilde sierva. Aleluya.
Salmo 149
ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
 
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
 
Que los fieles festejen su gloria

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y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
 
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
 
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Ant. 3. Cantemos un cantico nuevo al Señor que ha amado y
adornado con la victoria a su humilde sierva. Aleluya.

LECTURA BREVE Is 60, 1-3

Levántate, brilla Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor


amanece sobre ti. Mira: las tinieblas cubren la tierra, y la
oscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá el Señor, su
gloria aparecerá sobre ti. Y caminarán los pueblos a tu luz, los
reyes al resplandor de tu aurora.

RESPONSORIO BREVE

V. El Señor, tu Dios, está en medio de ti. Aleluya, aleluya.


R. El Señor, tu Dios, está en medio de ti. Aleluya, aleluya.
V. Su gloria amanecerá sobre ti.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. El Señor, tu Dios, está en medio de ti. Aleluya, aleluya.

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CÁNTICO EVANGÉLICO
Antífona: Bendigamos a Dios, que con la cooperación de la
Virgen María, ha visitado y redimido a su pueblo. Aleluya.

PRECES
Llenos de confianza filial elevemos nuestras suplicas a Dios,
nuestro Padre, en la fiesta de nuestra Patrona, Nuestra Señora
de la Evangelización y digámosle:
Que la llena de gracia interceda por nosotros.
Te bendecimos, Señor, porque tanto amaste al mundo que nos
enviaste a tu Hijo, el Salvador, nacido de Santa María Virgen,
-y te pedimos que todos los hombres reconozcan y confieses que
tu Hijo Jesucristo es el Señor.

Te bendecimos, Señor, porque has querido que tu Hijo nos


redimiera en el misterio de la Cruz y de su resurrección,
-y te suplicamos que busquemos siempre los bienes de arriba y
actuemos siempre según los principios del Evangelio.

Te bendecimos, Señor, porque tu Hijo, en la cruz, nos dio como


Madre a María,
-y concede a los que veneramos a la Virgen, bajo la advocación
de Nuestra Señora de la Evangelización, ser evangelizados por
tu Palabra para ser evangelizadores en el mundo.

Te bendecimos, Señor porque has enviado al Espíritu Santo


sobre la Virgen María y los Apóstoles,
-y envía este mismo Espíritu para que encienda nuestros
corazones, nos renueve y nos impulse a ser fervientes
evangelizadores como los apóstoles.

22
Unidos fraternalmente bajo la protección de Nuestra Señora de
la Evangelización, pidamos al Padre que venga a nosotros su
reino: Padre Nuestro.

Oración
Señor, Dios nuestro, que colmaste a la Virgen María con los
dones del Espíritu Santo mientras oraba con los Apóstoles;
concédenos a cuantos la celebramos bajo el titulo de Nuestra
Señora de la Evangelización, que, movidos por ese mismo
Espíritu, perseveremos unánimes en la oración y fervientes en
la caridad y anunciemos a los hermanos la buena nueva de la
salvación. Por nuestro Señor Jesucristo.

HORA INTERMEDIA
Todo del común de Santa María Virgen, menos la oración

II VISPERAS
HINMO
Dios te salve María
estrella de los mares
guíanos al puerto
antes que se haga tarde.

Dios te salve María,


faro vigilante,
luz que siempre brilla
en nuestras tempestades.

Dios te salve María,


protectora y Madre:

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en las culpas y penas
de mis ansiedades
nunca me abandones,
no quiero olvidarte.
Dios te salve María,
creyente incansable,
disipa las tinieblas
que impiden amarte.

Madre del Evangelio


queremos que nos hables
como lo hiciste a tu Hijo
cuando se hacía grande;

porque entonces sabremos


conversar con el Padre
y a Dios predicaremos
con tu don admirable.

María Madre Nuestra


Señora de la Evangelización
ruega al Padre por nosotros
y danos tu bendición. Amén

SALMODIA
Ant. 1. Alégrate, María, bendita de Dios y templo del Espíritu
Santo. Aleluya.

Salmo 121
24
LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN
¡Qué alegría cuando me dijeron:
"Vamos a la casa del Señor"!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.
 
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
 
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.
 
Desead la paz a Jerusalén:
"Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios".
 
Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: "La paz contigo".
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.
Ant. 1. Alégrate, María, bendita de Dios y templo del Espíritu
Santo. Aleluya.
Ant. 2. María escuchaba la palabra de Dios, y la conservaba,
meditándola en su corazón. Aleluya.

25
Salmo 126
EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
 
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
 
La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
son saetas en manos de un guerrero
los hijos de la juventud.
 
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
No quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Ant. 2. María escuchaba la palabra de Dios, y la conservaba,
meditándola en su corazón. Aleluya.
Ant. 3. Bendita eres María, elegida por el Señor para dar al
mundo a Cristo, el Salvador. Aleluya.

Cántico Ef 1, 3-10
EL PLAN DIVINO DE LA SALVACIÓN

26
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
 
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante Él por el amor.
 
Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
 
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
 
Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:

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recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.
Ant. 3. Bendita eres María, elegida por el Señor para dar al
mundo a Cristo, el Salvador. Aleluya.

LECTURA BREVE Gal 4, 4-5

Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de


una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban
bajo la ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.

RESPONSORIO BREVE

V. Tú nos entregas a Jesús. Aleluya, aleluya.


R. Tú nos entregas a Jesús. Aleluya, aleluya.
V. En ti confiamos y esperamos
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Tú nos entregas a Jesús. Aleluya, aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO
Antífona: Hoy celebramos la fiesta de Nuestra Señora de la
Evangelización. Hoy sus hijos alabamos al Señor porque Ella
dio a luz a Jesucristo, que vino anunciar la Buena Nueva a los
pobres y a proclamar el año de gracia del Señor. Aleluya.

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PRECES
Al celebrar la fiesta de Nuestra Señora de la Evangelización,
nuestra Patrona, invoquemos a Cristo que nació de Santa María
Virgen para salvarnos, y digámosle:
Hijo de Dios y de María, escúchanos.
Tú que dijiste que tu madre y tus hermanos son los que oyen la
palabra de Dios y la cumplen,
-concede a todos los cristianos, por tu intercesión, conocer,
amar y cumplir tu voluntad divina.

Tú que nos concedes la alegría de celebrar hoy la solemnidad de


nuestra Señora de la Evangelización, nuestra Patrona,
-concede a la Iglesia de Lima venerarla con amor, proclamarla
bienaventurada e invocarla con fe.

Tu que participaste en Caná de Galilea e hiciste el primer


milagro,
-haz que los matrimonios, en el amor mutuo y en la fidelidad
constante, sean en nuestra sociedad fermento de paz y unidad.

Tu que desde la Cruz nos diste a María por Madre,


-concede por su mediación salud a los enfermos, consuelo a los
tristes, perdón a los pecadores.
(pueden añadirse otras intenciones)
Tu que has glorificado a la Virgen María en el cielo y nos has
prometido prepararnos una morada en la casa del Padre,
-concede a nuestros hermanos difuntos la felicidad de tu reino.

Con el gozo y la alegría de los hijos de Dios, digamos con


confianza: Padre Nuestro.

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Oración
Señor, Dios nuestro, que colmaste a la Virgen María con los
dones del Espíritu Santo mientras oraba con los Apóstoles;
concédenos a cuantos la celebramos bajo el titulo de Nuestra
Señora de la Evangelización, que, movidos por ese mismo
Espíritu, perseveremos unánimes en la oración y fervientes en
la caridad y anunciemos a los hermanos la buena nueva de la
salvación. Por nuestro Señor Jesucristo.

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