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#HechoenMargarita.

Manuel Acevedo Ramírez correo: manuelacevedoramirez@gmail.com

La transculturación alimentaria es la adopción por parte de un pueblo de los rasgos


alimentarios y culinarios propios de otro grupo social. Tales adopciones implican un
cambio tanto en los hábitos alimentarios, así como en la manera que son obtenidos los
alimentos. En Nueva Esparta desde los tiempos de la Conquista y la Colonia, la dieta sus
pobladores ha cambiado mucho, pues, a lo largo de la Historia, su población ha adoptado
rasgos alimentarios y culinarios que han sido ajenos a sus tradiciones.

Nuestros alimentos originarios como el maíz y la yuca que constituían la dieta básica del
pueblo indígena se propagaron al resto del mundo y lograron popularizar su consumo,
hasta en regiones africanas, en donde no se conocía el maíz. Pero, no fue sino hasta el
siglo XIX, durante la apertura migratoria que se dio para nosotros una transculturización
alimentaria, esto debido a la llegada a nuestras tierras de pequeños grupos de alemanes,
italianos, portugueses, turcos, helenos, griegos, sirios, quienes contribuyeron con sus
aportaciones al inicio de gran parte de la gastronomía que hoy tenemos.

Es entonces, en el siglo XX, donde la industria petrolera nacional y el puerto libre vuelven
a cambiar nuestro patrón de consumo, esta vez, bodegas fueron lentamente sustituidas
por abastos, y más tarde, por supermercados e hipermercados, trayendo consigo la
comida instantánea, productos como, Corn Flakes, Avena Quaker, Puffed Rice; bebidas
achocolatadas, jugos de frutas a partir de concentrados de pulpa, avena en hojuelas, el té,
mermeladas, cremas de maní, sirocks, nuttellas, etcétera. Ahora paradójicamente, hemos
vuelto a este estilo de consumo, pero esta vez debido a la poca producción nacional, y una
disminuida flota de transporte de alimentos de tierra firme, producto de la falta de
combustible y repuestos. Al día de hoy, para nuestras nuevas generaciones no es extraño
adquirir estos productos en los anaqueles de tiendas que eran de ropa o de
electrodomésticos, pues, ya les cambiaron su patrón de consumo, le es mucho más fácil y
económico comprar una mantequilla de maní que comer un tradicional pescadito con
yuca. ¡Que lamentable!

Es por ello, que nuestra reflexión hoy, va dirigida a incentivar lo nuestro, a rescatar
nuestros valores culturales y sobre todo en apoyar propuestas que vayan dirigidas a
asegurar los alimentos de nuestra población, como las planteadas por el Ing. Agr. Jose
Rodriguez, el Econ. Agr. Tadeo Jose Rozkiewicz y el abogado Luis López Marcano, quienes
han analizado la urgencia de poner a producir las tierras de margarita y coche, a través del
fomento de alianzas directas de empresarios e inversionistas con los productores.
Impulsemos lo #HechoenMargarita.

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