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(Gestión de Municipio)
Integrante:
Genesis Guzmán
C.I: 27.816.338
Introducción
Para ello, es menester planificar en función de las necesidades prioritarias del municipio y
transformar el sistema socioeconómico del mismo, en coordinación y articulación con los
otros niveles del poder público (nacional, estadal y comunal). Pero este proceso no se
cumplirá, ni podrá ser posible si desde el gobierno central no se impulsa tanto la
descentralización como la desconcentración de poder como política nacional, se fortalezca
la autonomía municipal y se destinen mayores recursos financieros hacia los municipios
para su desarrollo pleno y total de forma progresiva.
Modelos territoriales de distribución de poder
Estos impuestos son confirmados y señalados de igual manera por la ley orgánica del poder
pública municipal (título V, capitulo V). Dichos impuestos contribuyen al fortalecimiento
de la gestión municipal, si el ente municipal se encargará con ahínco a su recaudación y
posteriormente a su redistribución en el municipio a través de planes, programas y
proyectos para elevar y mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos y ciudadanas.
Para ello, es menester planificar en función de las necesidades prioritarias del municipio y
transformar el sistema socioeconómico del mismo, en coordinación y articulación con los
otros niveles del poder público (nacional, estadal y comunal). Pero este proceso no se
cumplirá, ni podrá ser posible si desde el gobierno central no se impulsa tanto la
descentralización como la desconcentración de poder como política nacional, se fortalezca
la autonomía municipal y se destinen mayores recursos financieros hacia los municipios
para su desarrollo pleno y total de forma progresiva.
La constitución es muy clara en lo que respecta a este asunto (titulo IV, capitulo IV,
artículos del 168 al 184), donde habla de la autonomía municipal, sus competencias
exclusivas y concurrentes, ingresos propios, tributos locales, entre otros aspectos; además
de resaltar la descentralización como principio fundamental y como política nacional
(artículos 4, 157, 158).
Por otro lado, nace la ley orgánica del poder público municipal (LOPPM), instrumento que
busca y viene a fortalecer la gestión municipal regulando sus actuaciones y abriendo un sin
fin de oportunidades para el desarrollo local. Esta ley también define con claridad las
competencias municipales, los ingresos propios y tributos locales, entre otros (Artículos 3,
4, 6, 55, 56, 57, 61, 70, 137, 138, 139, entre otros.).
Se hace urgente estrechar las relaciones intergubernamentales en sus tres niveles político-
administrativos, de tal manera que le permita a los municipios generar políticas públicas
acorde con las necesidades de sus ciudadanos y ciudadanas en concordancia con los
lineamientos y directrices emanados del gobierno central, conjuntamente con el gobierno
regional (articulación) y con las comunidades organizadas y otros actores de carácter social,
político, económico, cultural, privados, entre otros.
Pero debe existir un seguimiento, control y evaluación de los planes, programas y proyectos
implementados por los municipios, no solo por parte de los organismos competentes
tradicionalmente (Contraloría General de la República, Contraloría Municipal, Comisión
Central de Planificación), sino que debe intervenir la nueva contraloría existente. Es por
esto, que entre estos organismos y dentro de la nueva gestión pública, hay uno que debe
resaltarse y que debe ser pilar fundamental en la ejecución de las políticas públicas
municipales “La Contraloría Social”, que debe ser el mecanismo garante de que se cumplan
y lleguen a feliz término los planes, programas y proyectos, además de funcionar como un
sistema de información para los otros organismos competentes de contraloría, para el
municipio, la región y el país; y servir además como recopiladores y suministradores de
datos e información que permitan crear indicadores para mejorar la planificación y las
políticas públicas, y por consiguiente fortalezcan la gestión municipal.
Conclusión
En conclusión de este trabajo podemos decir que más allá de iniciativas como las
guardias municipales, lo cierto es que el gobierno local enfrenta importantes limitaciones
para el desarrollo de estrategias de control. Lo contrario ocurre con la prevención. De
hecho, la literatura internacional coincide en que es el gobierno local el que mejor puede
diseñar e implementar este tipo de iniciativas. El conocimiento directo de los problemas
que aquejan a la población es un elemento que es necesario tomar en cuenta para el diseño
de planes de acción que busquen focalizar las intervenciones en aquellos territorios o
personas que más lo necesitan. Por eso el gobierno local constituye el actor preventivo por
excelencia, porque es el único que puede articular las medidas orientadas a mejorar la
calidad de vida urbana (iluminación, espacios públicos, transporte) con aquellas
directamente vinculadas con la criminalidad (prevención del consumo de drogas y alcohol y
violencia doméstica, entre otros).