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Índice

1. Definición
2. Historia
3. Principios físicos
4. Principios mecánicos
Inmersión
Factores hidrostáticos
Factores hidrodinámicos
Movimientos irregulares o turbulencias
5. Factores hidrocinéticos
6. Efectos sistémicos de la flotación
Efectos cardiocirculatorios y renales
Efectos sobre la función respiratoria
7. Aplicaciones terapéuticas de la inmersión
Efectos terapéuticos de la flotación
Presión hidrostática
8. Efectos de la inmersión sobre la propiocepción, el equilibrio y la
coordinación
9. Principios térmicos
10. Transferencia térmica del agua.
Conducción
Convección
Evaporación
11. Efectos biofísicos térmicos de la hidroterapia
12. Efectos fisiológicos del agua como método termoterapeutico
Analgesia
Aumento de la temperatura y vasodilatación
Efecto sedante
Efecto antiespasmódico y relajante muscular
Efectos sobre el tejido conjuntivo
Efectos del ejercicio en agua caliente
13. Disminución de la temperatura
Vasoconstricción tisular
Escalofrió térmico
14. Analgesia y relajación muscular
15. Reacciones generales ante estímulos térmicos hidrotérapeuticos
16. Indicaciones y contraindicaciones generales de la hidroterapia
17. Técnicas de hidroterapia
18. Clasificación de las técnicas de hidroterapia
19. Compresas y fomentos
20. Baños
21. Baños de contraste
22. Duchas y chorros a presión
23. Baños de remolino
24. Tina de Hubbard
25. Tanque terapéutico

26. Fibromialgia

Definición
Etiología
Clasificación
Diagnóstico
Tratamiento
Quirúrgico
Rutina de ejercicios
Objetivo general
Objetivo específico
Programa de ejercicios en casa

27. Bibliografía
Hidroterapia
1.- Definición

Etimológicamente esta palabra viene de los términos


griegos hydro, agua, y therapeia, terapia, curación a
través de. Por tanto, entendemos la hidroterapia como
el empleo tópico o externo del agua como vector de
acciones físicas (mecánicas o térmicas), sin
considerar los posibles efectos derivados de su
absorción o de preparados medicinales que pueden
añadirse.

2.-Historia del agua como agente terapéutico

El agua ha sido para el hombre elemento fundamental de la vida, tanto en su


composición como en sus especialidades; desde el principio de los tiempos la
inmersión del cuerpo en el agua y su permanencia en ella fue utilizada por el
hombre, al igual que hacían los animales, como uso higiénico y como medida
beneficiosa ante determinados males.
Para los antiguos, el agua en general ha sido un elemento sagrado, y en
particular las aguas termales, han sido objeto de culto y respeto. Los hindúes
creían que el nacimiento a la vida se producía por el paso a través del agua.
Los asirio-babilónicos sostenían que la enfermedad era consecuencia de la
ofensa a un dios y el ritual de reconciliación incluía, entre otras, la aspersión
sobre el doliente de «agua procedente del abismo sobre el que flota la tierra».
Los hebreos la hacían intervenir en las prescripciones rituales. Yahvé mandó el
diluvio para purificar al mundo de los pecados cometidos por los seres
humanos. La tradición cristiana recoge ampliamente este uso ritual del agua,
el agua bautismal

El agua para los griegos


El más célebre poeta épico griego, Homero, hablaba de los placeres de su
tiempo, citando entre ellos los baños termales.
Los griegos llamaban Tetis (nodriza) a la diosa del mar, esposa de Océano, de
la que nacieron los ríos y las fuentes. Pero sin duda era Heracles la divinidad
que ejercía mayor influencia en el poder curativo de
las aguas y llegaron a ser tantos los manantiales
puestos bajo su advocación, que la denominación
«hercúlea» se hizo sinónima de «balnea» o lugar de
cura termal. Las fuentes eran veneradas y su
nacimiento era considerado una bendición de los
dioses y allí donde aparecía una fuente con
características terapéuticas definidas construían
templos, los Asclepéia, convertidos durante siglos en centros de peregrinaje y
cura. El número de manantiales utilizado por los griegos era muy elevado,
alcanzando algunos el carácter de verdaderos establecimientos balnearios,
destacándose los de Peloponeso, Cos, Pérgamo, Rodas, etc. El tratamiento
consistía entre la fe de la acción terapéutica del dios y la aplicación de
diferentes técnicas hidroterápicas indicadas por los sacerdotes, que se
consideraban descendientes de Asclepio, también llamado Esculapio, el dios
de la Medicina.
Un desenvolvimiento más racional adquiere la utilización terapéutica de las
aguas mineromedicinales bajo el influjo de Hipócrates (377 a. C.), el cual, por
considerar la enfermedad como un disturbio de los humores corporales, trató
de utilizar este remedio para ayudar a la propia naturaleza a restablecer su
normal equilibrio. A este respecto destacaba la favorable influencia del aire
fresco y sano, de la dieta, del reposo psíquico y corporal, de la luz, del masaje
y de la hidroterapia. Esta última la consideró un método terapéutico de primer
orden, empleando sus distintos procedimientos con gran profusión. Consideró
que, si el enfermo estaba suficientemente habituado a la hidroterapia, podía
emplearse una o dos veces al día. La temperatura del agua dependía del
estado y sensibilidad de cada paciente.

Según Hipócrates, los baños fríos con ejercicio físico calientan más el cuerpo
que los baños calientes, ya que tras éstos el cuerpo se enfría. Recomendó el
empleo de agua fría para combatir los dolores articulares resultantes de
procesos inflamatorios (como era el caso de la gota) o de contracturas
musculares, así como los baños de agua de mar para tratar erupciones
cutáneas pruriginosas (eccemas) y todo tipo de herida simple o llaga que no
estuviera infectada.
Aunque Hipócrates decía que el uso excesivo de baños de agua caliente
debilitaba los músculos, embotaba el espíritu y favorecía la aparición de
hemorragias, la empleaba también en sus tratamientos, especialmente en la
curación de heridas y úlceras purulentas. Recomendó el uso de chorros con
agua caliente para combatir el insomnio, determinados dolores y espasmos
musculares.

El imperio romano
Prácticamente la totalidad de las ciudades del imperio
fueron dotadas de termas públicas. Consistían en bastas
construcciones que incluían un establecimiento de baños
y un gimnasio edificado alrededor de un patio rodeado de
pórticos y con piscina. Algunas de estas termas eran
construcciones extraordinarias, tanto por sus
dimensiones como por la ostentación en sus
instalaciones; las de Caracalla, situadas en las
inmediaciones de Roma, y que hoy día aún pueden ser visitadas, ocupaban
una superficie de 118.000 metros cuadrados.

Para curar sus males, los romanos frecuentaban las


estaciones termales de aguas mineromedicinales. De ellas
quedan innumerables ruinas no sólo en Italia, sino a lo largo
de todos los países que pertenecieron al Imperio. Las
legiones romanas instalaban los campamentos alrededor de
las fuentes y construían auténticas villas termales.
Durante esta época la hidroterapia adquirió tal importancia
que llegó a ser, como refiere Plinio, el remedio soberano
durante más de 600 años. En su libro Historia natural habla
con energía del manantial ferruginoso de Tongres, haciendo
una bella descripción de estas aguas: del sabor que tienen,
que son purgantes, que curan la terciana y deshace la
piedra, por lo que las llama Aquae Veficariae.

Vitrubio decía «que las aguas que son salitrosas tienen la virtud de purgantes
por las sales que embeben»; dividió las fuentes en sulfurosas, aluminosas,
saladas y bituminosas y decía que todas las fuentes calientes tenían la virtud
medicinal y que después de haber sido calentadas en el seno de la tierra y, por
así decirlo, cocinadas 5 en los minerales a través de los cuales pasaban,
adquirían una nueva fuerza y un uso completamente diferente del agua común.
Las técnicas hidroterápicas se aplicaban al estilo griego, bien para mantener el
equilibrio somato psíquico, bien para devolverlo cuando estaba perturbado por
la enfermedad. Los romanos conocieron las aguas que apaciguaban los
dolores reumáticos, las que curaban los ojos, las que disolvían la piedra o que
descargaban las vísceras, favoreciendo el curso de los humores malos. Se les
atribuían efectos tanto más maravillosos cuanto que se pretendía que presidían
su nacimiento divinidades saludables, ninfas o náyades.

Del medievo al barroco


Durante la Edad Media no se produce ningún cambio conceptual apreciable en
la visión del mundo. Las culturas árabes y bizantinas asimilaron la medicina
griega. Se sigue propugnando la terapia física y, si cabe, se refuerza el papel
de los agentes físicos en la prevención de la enfermedad.

En el islam la hidroterapia conserva un prestigio considerable.


Mahoma, muy interesado por la medicina, concede gran
crédito a la higiene y cuidados corporales y se hace un adepto
a la hidroterapia. Rhazes, que, junto con Avicena, se le
considera como el mayor médico en lengua árabe, aconseja el
uso del agua fría en forma de bebidas, de baños enteros o
parciales, de aplicaciones locales sobre quemaduras y en las hemorragias
uterinas o en la viruela.
Pero no en todas las culturas se siguen estos preceptos. En la Europa cristiana
la dimensión física o corporal sufre una notable involución. La educación
cristiana incide en la renuncia a los bienes materiales. Se abandona el cuidado
del cuerpo y la belleza. La medicina se centra en los monasterios, relegándose
la hidroterapia al olvido.

El Renacimiento (siglo XV y principios del XVI) supone una reacción contra el


espíritu teológico de la Edad Media; se intenta resucitar en la cultura europea
los valores formales y espirituales de la antigüedad. El descubrimiento de la
imprenta supone un factor imprescindible en este desarrollo, ya que favorece la
aparición y difusión de los conocimientos sobre aguas mineromedicinales.
En 1571 aparece una obra clave para la época: De Termis, de Andrea Bacius,
en la que se recogen las características y efectos de las aguas medicinales.

Siglos xvii y xviii

En la Europa barroca (siglo XVII) resurgen las técnicas hipocráticas, como las
sangrías, los purgantes y los enemas, pero también se recomendaba el uso de
la hidroterapia.
En 1697, el inglés J. Floyer promociona el agua como agente preventivo y
curativo en enfermedades tales como el raquitismo.
El alemán Ovelgün en el 1725 elabora una memoria balnearia en la que
destaca no sólo la importancia de la aplicación hidroterápica del agua, sino
también la ordenación adecuada de las actividades diarias, de los períodos de
ejercicio y reposo diarios, de sueño y vigilia y el establecimiento de dietas, para
realizar una cura termal eficaz. Éste se adelanta a su tiempo proponiendo ya
una terapéutica holística, basada en la actuación en varios campos que
determinan la salud.
Otro alemán, Frederic Hoffmann, publica en 1712 De agua medicina universali,
donde expone la teoría de que las virtudes terapéuticas del agua son debidas a
que las enfermedades son ocasionadas por la obstrucción de los órganos,
debido a impurezas o estancamiento de los humores; por tanto, qué mejor
remedio que el disolvente universal para combatirlas.

Desde finales del siglo XVII hasta el último tercio del siglo XVIII, dos médicos
de la familia Hahn, Sigmund y Johann, también llamados los médicos grifo ,
defendieron en reconocidos escritos, las aplicaciones balneoterápicas de agua
fría no sólo como método preventivo, sino también en el tratamiento de
diversas enfermedades; hoy en día se les considera decisivos en la historia de
la hidroterapia moderna.
En España, Vicente Pérez, «el médico del agua», trataba a sus pacientes
febriles dándoles a beber grandes cantidades de agua. Con su tratamiento no
maltrataba a los pacientes con los fármacos, purgantes y sangrías de la época
y dejaba que la naturaleza del enfermo, ayudada por el agua, la dieta, la
quietud, el tiempo y la tolerancia pudiera realizar su labor sanadora sin
impedimentos.

El renacimiento de la hidroterapia: siglo XIX

Se buscaron procedimientos diferentes para


cada patología y utilizándola aisladamente
como método para reprimir los síntomas de las
enfermedades.
Esto supuso que el agua fuera perdiendo el
aprecio de los médicos y el reconocimiento de
la gente y buscasen en otros tratamientos
soluciones a sus enfermedades.

En el siglo XIX Vinzenz Priessnitz elaboró un


sencillo pero efectivo sistema terapéutico, en una época en la que la medicina
vivía un período de pasividad ante la mayoría de las enfermedades. La mayoría
de los pacientes tratados eran en- fermos reumáticos, otros acudían para hallar
solución a sus trastornos hepáticos y digestivos, neuralgias, problemas de tipo
ginecológico y endocrino, e incluso enfermedades infecciosas como la difteria o
la gripe. Lo que le preocupaba no era el tipo de enfermedad, sino las
posibilidades de reacción al agua fría, por lo que no todos los pacientes que
llegaban a su consulta eran admitidos, pues él evaluaba sus posibilidades
terapéuticas en cada proceso. Comenzaba aplicándoles un baño frío y rápido,
seguido de fricciones o masajes; si la piel adquiría una tonalidad rojiza y el
paciente se sentía bien, era admitido y establecía un plan de tratamiento.

Los procedimientos que más utilizaba eran las aplicaciones externas de agua
de diferentes formas: baños totales, parciales, de asiento, de pies, duchas,
toallas mojadas y compresas de agua fría, todo ello combinado con ejercicio
físico, la ingestión de agua fría y la realización de una dieta sencilla pobre en
carne.

Entre los importantes estudiosos de la hidroterapia en esta época son


Scoutetten y Schedel. El primero realiza una comparación de los efectos
terapéuticos de la hidroterapia y los efectos de medicamentos de la época,
concluyendo que la hidroterapia contribuye a la normalización de los órganos,
pero que no tiene efecto sobre las causas de la enfermedad.
Destacado hidroterapeuta del siglo XIX fue también el clérigo Sebastián
Kneipp. Afectado de tuberculosis, siguió las indicaciones a través de un libro de
J. S. Hanh en el se exponía cómo mediante el empleo adecuado del agua se
podía combatir esta enfermedad. Tras la aplicación de fricciones y baños con
agua fría, complementados con intensos ejercicios e ingesta de abundantes
cantidades de agua, consiguió que mejorara su salud. Empezó entonces a
tratar a muchos de sus compañeros afectados igualmente por tuberculosis,
desarrollando así una de las técnicas que le harían popular y famoso, la
Kneipp-Kur o cura-Kneipp, basada en la aplicación de chorros totales y
parciales de agua fría.
Tras su muerte dejó como legado numerosos escritos y 19 libros, entre los que
cabe destacar Mi cura por el agua, que ha sido traducida a 14 lenguas.

Del empirismo a la realidad científica

La hidroterapia hasta ese momento sólo fue defendida por algunos


profesionales médicos y por diestros empíricos que gozaron de gran
popularidad, pero no dejaban de ser figuras aisladas y que tenían poca
influencia en la medicina convencional. La gran expansión durante finales del
siglo XIX y principios del XX se produjo por la confluencia de varios factores de
carácter social y científico.

En el campo de la medicina fueron principalmente Whithelm Winternitz y Louis


Fleury los que elevaron a rango de ciencia la terapia por el agua. El primero
introduciéndola en el plan de estudios de la Facultad de Medicina de Austria,
extendiéndola luego por otras universidades europeas. Sus estudios sobre los
efectos fisiológicos del agua fría aportaron las primeras luces y comprensión
sobre las reacciones que ésta desencadena en el cuerpo humano en sus
diferentes aplicaciones. Fleury, publicando diversos artículos en revistas de
medicina desde 1848, defendiendo que la aplicación terapéutica del agua debe
hacerse pensando cuáles son sus efectos fisiológicos y sólo después de un
diagnóstico preciso.

Libermiester en 1859 y Delmas en 1885 publican sus estudios sobre los efectos
del agua fría sobre la circulación.
Brownsequard y Tholozan hablan de los efectos del agua fría para disminuir la
temperatura de una zona y que en muchos casos se producen, además,
efectos a distancia.

También fundamental fue el papel de la química para el mejor conocimiento de


las aguas minerales, lo que impulsó la balneoterapia, que alcanzó su auge
científico en esta segunda mitad del siglo XIX y principios del XX.
Torbern Olof Bergman, químico sueco, hizo, a mediados del siglo XVIII, la
primera clasificación racional de las aguas, que fue aceptada hasta la primera
mitad del siglo XIX. Durante toda esta época, gracias a los avances de la
técnica, se fue analizando la composición química de las aguas, pero para
muchos médicos esta descripción estrictamente química no explicaba sus
propiedades terapéuticas.

Surgieron entonces diversas teorías que defendían que las aguas


mineromedicinales sólo eran eficaces si se tomaban en la propia fuente o
balneario, y que éstas no se podían sustituir por otras artificiales fabricadas con
agua destilada y los elementos químicos que las conformaban. Actualmente
uno de nuestros más ilustres defensores del termalismo, el profesor de la
Universidad de Vigo doctor Rodríguez Míguez, nos dice que «en los balnearios,
hoy día, aparte de las indicaciones clásicas como remedios para muchas
afecciones, especialmente crónicas, prevención o disminución de la incidencia
de ciertos procesos, pueden y deben ser utilizados además como centros de
promoción de salud. Además las bondades de su naturaleza, unidas a
creciente interés en todo el mundo por sustituir el empleo de medicamentos
sintéticos por formas, técnicas o procedimientos de la medicina tradicional y
natural justifican la importancia que, cada vez más, se otorga al desarrollo del
termalismo como parte de una estrategia dirigida a la ampliación del arsenal de
recursos terapéuticos de que disponen nuestros profesionales».
Aguas mineromedicinales

Agente terapéutico caracterizado por su contenido en minerales,


oligoelementos y otros componentes, y por su pureza de origen.

Estas aguas se clasifican según su composición química en:

Aguas cloruradas: En ellas el anión que predomina es el cloruro y los cationes


como el sodio, el calcio o el magnesio también están presentes. La
mineralización total es mayor de 1 g/L. Las aguas de mineralización alta que
presentan un contenido de más de 50 g/L suelen ser frías y las de baja
mineralización suelen ser cálidas. Los usos fundamentales de este tipo de
aguas en spa se enfocan en trastornos de reumatología, dermatología,
otorrinolaringología, para afecciones crónicas y en estados de agotamiento.

Aguas sulfatadas: Contienen aniones sulfato con diversos cationes. Si se


ingieren suelen ayudar a expulsar la bilis retenida en la vesícula biliar y se
emplean en alteraciones digestivas principalmente.

Aguas sulfuradas: Presentan un contenido superior a 1 mg/L de azufre.


Tienen un olor característico a huevos podridos y pueden presentar materia
orgánica que supone un aporte extra de azufre. Este tipo de agua está
especialmente indicada para el tratamiento de procesos reumáticos,
dermatológicos, otorrinolaringólogos y respiratorios.

Aguas cálcicas: ricas en calcio, normalmente asociadas a sulfuro. Se


comportan como protectores del aparato digestivo, sedantes y
antiespasmódicas. También son diuréticas y reductoras de la tensión sistólica,
por lo que se recomiendan en afecciones del tracto digestivo, de degeneración
ósea, o en afecciones cardiovasculares, como el colesterol alto.
Aguas bicarbonatadas: anión bicarbonato, actúa como antiácido y
alcalinizante.
Se aconseja en casos de gastritis, acidez de estómago, hernia de hiato o
trastornos de la vesícula biliar, al aumentar el poder saponificante de la bilis y al
alcalinizar la orina y el pH del estómago. Presentan baja mineralización y
suelen ser frías.

Aguas carbogaseosas: El contenido en carbónico libre es superior a 250


mg/L. Son estimulantes de la secreción gástrica. En balnearios suelen

Aguas radiactivas. Contienen radón en concentraciones superiores a 67,3 Bq/L.


Su uso en tratamientos realizados en un spa ayuda al sistema neurovegetativo,
endocrino y al sistema inmunitario.

Aguas radioactivas: su acción terapéutica se debe al radón y a pesar de su


nombre, no suponen riesgos en su uso termal, al presentar concentraciones
entre mil y cinco mil veces inferiores a las que implican efectos nocivos. Por el
contrario, han demostrado beneficios sobre el sistema neurovegetativo, el
endócrino y el inmune, utilizándose en el tratamiento de enfermedades
respiratorias crónicas, trastornos psicológicos o problemas reumáticos.

Aguas oligometálicas o de débil mineralización: Presentan una mineralización


total entre 50 y 500 mg/L. Se emplean como agua de mesa ya que suelen
presentar una función diurética. Estimulan la función renal, favorecen la
secreción de residuos y alcalinizan el pH de la orina, reduciendo el riesgo de
formación de cálculos. Se utilizan sobre todo en litiasis renales úricas.

Aguas ferruginosas: Se caracterizan por tener un contenido en hierro de más


de 1 mg/L. Presentan una biodisponibilidad de hierro alta por lo que suelen
emplearse como aporte de este mineral en el organismo. Tienen propiedades
reconstituyentes y anti anémicas, por su acción activadora de la producción de
glóbulos rojos y de enzimas oxidantes, por lo que se recomiendan
especialmente para anemias, por falta de hierro, trastornos del desarrollo,
covalencias e hipertiroidismo
3.-Principios físicos

La hidroterapia consigue sus efectos


terapéuticos mediante las propiedades
físicas del agua, que van a aportar energía
mecánica o térmica a la superficie corporal,
y mediante los principios físicos derivados
de la inmersión.

La definición de agua sería la de una molécula formada por la combinación de


un átomo de oxígeno y dos de hidrógeno, líquido inodoro e insípido. El agua,
bajo la aparente sencillez de su constitución molecular (dos átomos de
hidrógeno y uno de oxígeno), esconde una complejísima estructura molecular.
Esta complejidad es la base de los comportamientos aparentemente anómalos
de muchas de sus propiedades físicas.

Estados de la materia:
o Sólido
o Líquido
o Gaseoso

El papel fundamental del agua en el desarrollo de los seres vivos y su


metabolismo se debe fundamentalmente a sus propiedades fisicoquímicas,
derivadas a su vez de la estructura molecular.

Acción disolvente
Es el disolvente universal. Al interaccionar las sales hidratadas y los
compuestos iónicos con el agua, se disuelven con facilidad gracias a su
capacidad para formar puentes de hidrógeno con otras sustancias debido a las
fuertes atracciones electrostáticas entre los dipolos del agua y los iones.

Fuerza de cohesión de moléculas


Nuevamente son los puentes de hidrógeno los responsables de que la
molécula de agua mantenga sus moléculas fuertemente unidas, siendo por
tanto una estructura compacta, muy estable y casi incompresible.

Fuerza de adhesión
Es la tercera propiedad de la que los puentes de hidrógeno son responsables y
por la que se establecen fuertes uniones entre la molécula de agua y otras
moléculas polares.
4.-Principios Mecánicos

El hombre al sumergirse en el agua experimenta nuevas fuerzas físicas,


fundamentando así el uso de la hidroterapia en el tratamiento de diversas
patologías. Son, por lo tanto, responsables de los efectos mecánicos
producidos por la hidroterapia. En medicina física, la inmersión en piscina se
utiliza, fundamentalmente, cuando se precisa la ejecución de ejercicios
asistidos de las extremidades, ya que reduce el estrés sobre articulaciones y
músculos.
Los principios mecánicos estudian el comportamiento de los cuerpos que son
sometidos a la acción de las fuerzas que actúan contra él en un medio líquido.

El agua es un portador de energía mecánica, sin embargo, para que esta


cumpla su correcta función es necesario aislar o neutralizar los factores térmico
y químico. Así evitamos alteraciones respiratorias, circulatorias y metabólicas
en el organismo.

Inmersión
En el agua, la suma de todas las fuerzas inherentes a la inmersión (factores
hidrostáticos e hidrodinámicos) da un medio físico apropiado para la ejecución
de ejercicios asistidos o resistidos de las extremidades, minimizando la carga
sobre las articulaciones y los músculos, siendo la base de la hidrocinesiterapia.

Durante la inmersión, la suma de todas las fuerzas inherentes a la inmersión


dará como resultado un medio físico adecuado para la realización de
actividades, disminuyendo la carga sobre las articulaciones y van a estar
regidas por:
Factores hidrostáticos
Factores hidrodinámicos
Factores hidrostáticos

La presión hidrostática es la base del principio de flotación


o de Arquímedes. Por este principio, el cuerpo parece
flotar menos en el agua que en el aire y existe una mayor
facilidad para realizar ejercicios. La presión hidrostática o
presión ejercida por un líquido sobre un cuerpo sumergido
es igual a la presión ejercida por una columna del mismo
líquido de altura igual a la distancia entre el nivel del punto
considerado y la superficie del líquido. Todos los puntos
de un mismo plano horizontal están sometidos a la misma
presión hidrostática, pero ésta aumenta con la
profundidad.

Densidad relativa (DR): es la relación que se establece entre la densidad del


agua y la de la sustancia en inmersión. Considerando que la DR del agua es 1,
toda sustancia cuya DR sea menor que 1 flotará, y si es mayor tenderá a hun-
dirse. La DR media del cuerpo humano es 0,974. Aspectos como el sexo, la
raza y el somatotipo influyen directamente en la tendencia de las personas a
flotar o hundirse porque presentan diferentes porcentajes de masa magra y
masa grasa corporal (Becker, 2010).

Empuje hidrostático (EH): la base de este factor está en el principio de Arquí-


medes: «Todo cuerpo sumergido por completo o
parcialmente en un líquido
en reposo experimenta un empuje hacia arriba igual al
peso del volumen del
líquido desalojado». Al sumergirnos en una piscina
experimentaremos una fuerza ascendente igual a la
fuerza de la gravedad, pero que actúa en dirección
opuesta, denominada «empuje».

Factores hidrodinámicos

La hidrodinámica es la parte de la física que estudia el movimiento de los


fluidos, el cual esta definido por un campo vectorial de velocidades
correspondientes a las particulas del fluido y de un campo a escalar de
presiones.

Un cuerpo en movimiento dentro del agua sufre una resistencia de ésta que se
opone a su avance. Dicha resistencia está relacionada con: la naturaleza del
líquido, fuerzas de cohesión, tensión superficial, viscosidad y densidad.
Otros factores son: superficie del cuerpo, que se mueve en un plano
perpendicular al desplazamiento y el ángulo de incidencia.

Velocidad de desplazamiento: es la diferencia de velocidad entre el agua y el


cuerpo en desplazamiento. La movilización rápida en el agua no es fácil, el
enlentecimiento forzado permite una mejor relajación muscular y la inhibición
de los reflejos de estiramiento de los músculos antagonistas.

Fuerzas de cohesión
Son fuerzas que atraen y mantienen unidas las
moléculas y en el agua se forman puentes de
hidrógeno. Va a producir atracción entre las
moléculas del agua, provocando mayor
resistencia al movimiento.

Tensión superficial
Es la fuerza que se ejerce entre las moléculas de la superficie de
un fluido, provocando resistencia al movimiento que se realiza
sobre la superficie, que por debajo de la misma. En íntima relación
con las fuerzas de cohesión se encuentra la tension superficial,
que se ejerce en el plano de separación de un líquido con un gas
o con un sólido. En el agua, la tensión superficial disminuye con la
elevación de la temperatura, pero su valor medio es dos veces y
medio más elevado que el calculado, atendiendo al de otros
hidruros del grupo VI de la tabla periódica.

Viscosidad
La viscosidad es la fricción que se da entre las moléculas de un líquido y
producen una resistencia al flujo del mismo, y también se encuentra en íntima
relación con las fuerzas de cohesión. También puede ser definida como la
resistencia de los líquidos a fluir.
Cuanto más viscoso es un líquido, mayor resistencia opone al movimiento de
su seno.
A mayor viscosidad, mayor resistencia
A menor viscosidad, menor resistencia
El calor modifica lo anterior

Densidad
La densidad del agua va a desempeñar un papel importante en la fuerza de
flotación de los cuerpos sumergidos y, por lo tanto, en la hidrocinesiterapia.
Se considera la unidad como valor de la densidad del agua. La densidad del
cuerpo humano, aunque con variaciones individuales es muy similar a la de
agua, con valores de 0,974.
Superficie de proyección: el desplazamiento sobre un plano perpendicular al
desplazamiento y el ángulo de ataque.

Movimientos irregulares o turbulencias

Cuando un cuerpo se mueve en un líquido. se producen movimientos


irregulares o turbulencias, que van a ser variables, según la viscosidad del
líquido, la velocidad de desplazamiento y la morfología del cuerpo. A
consecuencia del desplazamiento de un objeto en un líquido se crea una
diferencia de presión, máxima en su parte anterior y mínima en la posterior.
Esta ocasiona un flujo de agua hacia atrás, con un fenómeno de depresión y de
aspiración, con turbulencia que dificulta los cambios de sentido del
desplazamiento, y en mayor medida cuanto menos hidrodinámica sea su
forma. Por lo tanto, en el desplazamiento del agua, es preciso vencer no
solamente la resistencia hidrodinámica, sino también la resistencia debida a la
inercia de la aspiración y a las turbulencias.

Con el desplazamiento dentro del


agua se forman movimientos
irregulares o turbulencias y estas
varían según la viscosidad del
líquido, la velocidad de
desplazamiento y la morfología del
cuerpo.

5.-Factores hidrocinéticos

Dentro de los factores hidrodinámicos los dos factores hidrocinéticos más


utilizados en la medicina física son:

Acciones percutorias producidas por la proyección


del agua sobre una zona corporal. Los efectos de esta
acción están dados por la presión ejercida, el tiempo
de aplicación y el plano de incidencia (ej. una ducha).
Van a ser los efectos de un masaje sumados a los de
la temperatura o inmersión.
Agitación del agua: el agua en movimiento,
cuya velocidad puede graduarse, produce un
efecto de masaje (hidromasaje) de intensidad
graduable, que añade el efecto de presión y
masaje a los efectos térmicos y mecánicos
de la inmersión. La agitación creada actúa
como una fuente de estimulación mecánica
de los receptores cutáneos, lo que explica su
acción sedativa y analgésica.

6.- Efectos sistémicos de la flotación

La inmersión en el agua reproduce fielmente las condiciones ambientales de


desgravitación del espacio.
No importa la temperatura de la aplicación hidroterápica, sea fría o caliente, la
inmersión completa va a provocar cambios importantes en el sistema
cardiocirculatorio. Cuando un individuo se sumerge en agua termo indiferente
(35 ºC) la presión hidrostática actúa sobre las diferentes partes del cuerpo
humano.

Efectos cardiocirculatorios y renales

La presión hidrostática, determinante de la fuerza de flotación, produce efectos


importantes sobre la circulación periférica, función cardíaca y función
respiratoria. Independientemente de que la aplicación hidroterápica sea fría o
caliente, la inmersión completa va a provocar cambios importantes en el
sistema cardiocirculatorio. Se modifica la presión transmural venosa; la
capacidad de las venas, normalmente distendidas, disminuye. Al mismo
tiempo, los espacios intersticiales son comprimidos, lo que provoca un
desplazamiento inmediato de sangre y un desplazamiento más lento de
líquidos intersticiales.
La presión ejercida por el agua hace disminuir los perímetros torácicos (1 a 3,5
cm) y abdominal (entre 2,5 y 6,5 cm). Los principales cambios hemodinámicos
durante la inmersión en agua termo neutra son:

Cambios cardiovasculares: Se produce un notable incremento del


rendimiento cardíaco, de
aproximadamente el 50%. Esto
implica un aumento del volumen de
eyección. También se produce un
aumento del flujo sanguíneo
periférico, debido a un descenso de
las resistencias periféricas.
Hemodilución: Se produce un descenso en la concentración de
hemoglobina, el número de células y la concentración de albúmina.
También se observa un descenso de la viscosidad sanguínea. Hay una
movilización del edema y mejoría de este síntoma en determinadas
enfermedades.
Cambios renales: Se ha demostrado que la inmersión de una persona en el
agua hasta el cuello aumenta la producción de orina y la excreción de sodio
y potasio por orina. Se ha propuesto que estos efectos son el resultado de
un incremento del flujo sanguíneo renal y de una disminución de la
producción de hormona antidiurética (ADH) y de aldosterona. Parece que la
inmersión en el agua causa estos cambios circulatorios y hormonales en
respuesta a la redistribución del flujo sanguíneo y a la hipervolemia central
relativa que se produce por el efecto de la presión hidrostática que el agua
ejerce sobre la periferia. Estos efectos renales pueden ser ventajosos en el
tratamiento de pacientes con hipervolemia, hipertensión o edema periférico.
a. En uno del principio, se implicaron, como responsables de estos
cambios, mecanismos tubulares mediados por hormonas: supresión de la
hormona antidiurética y del sistema renina-angiotensina-aldosterona. Sin
embargo, la calciuria asociada con la inmersión indicaba que el incremento
de la excreción de sodio no era debido, íntegramente, a la supresión del
sistema renina-angiotensina-aldosterona.

Efectos sobre la función respiratoria

La presión hidrostática sobre el cuerpo humano, debido a las diferentes


resistencias que se oponen a ella, comprime más el abdomen que el
tórax. El diafragma es impulsado hacia arriba y los músculos
respiratorios se ven sometidos a un mayor esfuerzo. En el baño
completo se produce una sobrecarga de los músculos
inspiratorios, lo que dificulta la inspiración y facilita la
espiración. Aumenta la presión intratorácica, modificando la
función respiratoria y disminuye el volumen residual.
Un baño en posición sentado con el agua hasta la cintura,
produce una situación equiparable a la del decúbito fuera del
agua.

La presión ejercida sobre los vasos periféricos y la musculatura, durante la


inmersión, condiciona cambios metabólicos, con tendencia a la disminución del
consumo de oxígeno en relación la relajación muscular y disminución del tono
muscular. El metabolismo general se reduce entre el 5 y el 8%, lo que implica
una menor demanda de oxígeno y de sustancias energéticas.
La inmersión de todo el cuerpo en el agua aumenta el trabajo respiratorio,
porque la derivación de sangre venosa desde la periferia a la circulación central
aumenta la circulación en la cavidad torácica, y la presión hidrostática sobre la
pared del tórax aumenta la resistencia a la expansión pulmonar. La inmersión
en el agua hasta el cuello reduce el volumen de reserva espiratorio
aproximadamente en un 50% y la capacidad vital en un 6% a un 12%; estos
efectos, cuando se combinan, aumentan el trabajo total de la respiración
alrededor de un 60%. Por tanto, el reto al trabajo respiratorio que se produce
cuando se realiza el ejercicio en el agua se puede utilizar para mejorar la
eficiencia y la fuerza del sistema respiratorio. No obstante, como esta carga
respiratoria adicional puede sobrecargar a pacientes con afecciones
respiratorias o cardiovasculares que impidan o limiten la adaptación a este
trabajo adicional, dichos pacientes deberán ser monitorizados minuciosamente
cuando realicen ejercicios en el agua.

Aplicaciones terapéuticas de la inmersión


Efectos terapéuticos de la flotación y presión hidrostática

Sistema respiratorio: la PH hace que aumente el volumen sanguíneo


central y comprime la caja torácica, provocando la disminución de su
perímetro (aproximadamente un 10%) y un mayor trabajo inspiratorio;
también comprime el abdomen, elevando el centro diafragmático y
aumentando la presión intratorácica transmural de los grandes vasos. Estos
cambios, a su vez, hacen que los volúmenes pulmonares se reduzcan. La
capacidad vital (CV) se reduce en un 6-9% si comparamos la inmersión hasta
el tórax con la inmersión hasta el cuello, y la capacidad funcional residual se
reduce hasta un 54% debido fundamentalmente a la reducción del volumen de
reserva espiratorio. El trabajo respiratorio aumenta en un 65%.
Se debe tener especial cuidado con los pacientes cuya CV esté por debajo de
1500 ml, porque puede suponerles una sobrecarga exagerada en su sistema
respiratorio.

Sistema cardiovascular: a causa de la PH se incrementan los retornos


venoso y linfático, lo que aumenta en un 60% el volumen central. Esto
provoca un aumento de la presión venosa central (de 3-18 mmHg), de
la presión en la aurícula derecha y de la presión pulmonar, y se pone
en marcha el reflejo de Frank Starling, mecanismo intrínseco del
corazón que hace que las fibras miocárdicas se distiendan y aumente la fuerza
de contracción, y que con ello se incremente el volumen sistólico un 35% y el
gasto cardiaco un 32%, a pesar de reducirse ligeramente la frecuencia cardiaca
durante la inmersión.

Sistema renal: la PH hace que el volumen sanguíneo se desplace desde la


periferia hacia el corazón y los riñones. Esta centralización del volumen
sanguíneo provoca en el organismo un aumento de la diuresis, para recuperar
el equilibrio en los fluidos corporales, favorecido por la disminución de la
hormona antidiurética y la supresión del sistema renina-angiotensina-
aldosterona, y un incremento de la eliminación de sodio y potasio. Estos
cambios producidos por la inmersión aumentan la necesidad de orinar y de
rehidratarse para compensar la pérdida de líquidos y electrolitos.

Sistema musculoesquelético: durante la inmersión aumenta el


riego sanguíneo tisular, facilitando su oxigenación y la
eliminación de productos de desecho. El EH hace que el peso
corporal disminuya con respecto al medio terrestre, mejorando
la amplitud de movimiento y disminuyendo significativamente la
sobrecarga articular.
El edema se reduce como consecuencia del aumento del
retorno venoso y linfático y de la compresión tisular, debido a la
PH. Con respecto a la osteoporosis, el ejercicio acuático
también mejora la densidad ósea, al igual que el ejercicio en el medio terrestre,
y tendrá una mayor indicación en aquellas personas a quienes les resulte
complicado o lesivo realizar ejercicios en tierra.
Sistema neuromuscular: los receptores cutáneos, propioceptivos y
barorreceptores están constantemente estimulados como consecuencia de la
PH y de los factores hidrodinámicos e hidrocinéticos, favoreciendo la
integración de los estímulos propioceptivos y táctiles.
Sobre el tono muscular, en tierra, la hipertonía se ve influenciada por el
esfuerzo de mantener el equilibrio y moverse contra gravedad, acompañándose
de una contracción proximal anormal. En el agua, el empuje y la PH estimulan
el sistema propioceptivo y normalizan el tono muscular.
Gracias a la flotación la acción más evidente de la inmersión es la eliminación o
disminución aparente del peso del cuerpo sumergido. El peso de un individuo
en inmersión supraesternal, en posición vertical, se sitúa entre el 7 y el 10% del
total, y llega a anularse, prácticamente, cuando la inmersión es total. Esto es la
principal razón del uso de la hidroterapia para el ejercicio en piscina, que
combina la flotación con ejercicios terapéuticos.

La flotación va a ser utilizada:

sistencia para mejorar la fuerza muscular

asistencia.

El uso de flotadores permite facilitar el movimiento, realizar ejercicios contra


resistencia (para fortalecimiento muscular o ganar recorrido articular). La
utilización de un lastre puede disminuir los efectos de la flotación, que puede
servir para conseguir la bipedestación en el agua, en pacientes neurológicos.
Efectos de la inmersión sobre la propiocepción, el equilibrio y
la coordinación

La inmersión ayuda a mantener o restaurar la memoria cinestésica. La


disminución del peso facilita el movimiento, por lo cual se puede utilizar en
traumatología y ortopedia para restaurar la movilidad de determinado segmento
corporal precozmente. Se proporciona un entrenamiento con menor carga
sobre las articulaciones; la carga se aumenta en forma progresiva, reduciendo
el nivel de inmersión.

Se utiliza en reumatología donde ejercicios con el mismo esfuerzo o recorrido


articular pueden ser practicados sin riesgos para el cartílago. La presión
hidrostática y la viscosidad dan origen a estímulos sensoriales que permiten
una mejor percepción de la posición de los miembros. La resistencia al
desplazamiento aumenta las sensaciones, tanto propioceptivas como
exteroceptivas, y permite una mejor apreciación del esquema corporal. La
hidroterapia es un medio para mejorar el equilibrio y la coordinación.

La presión hidrostática es igual en todo el cuerpo y aumenta con la


profundidad, cuyo resultado es la facilitación del mantenimiento del equilibrio
estático y dinámico. La inmersión incluso frena los desplazamientos y
oscilaciones para una mejor coordinación, además de facilitar la toma de
conciencia de una marcha sin alteraciones.

Aunque la inmersión facilite el mantenimiento del equilibrio, éste se realiza con


nuevas condiciones de equilibrio y desequilibrio (peso aparente, resistencia al
desplazamiento, elevación del centro de gravedad). La adecuada combinación
de estas condiciones permite crear situaciones de desequilibrio (olas, chorros
submarinos, tapiz flotante, cambios de posición) para favorecer dentro del
circuito propioceptivo los estímulos adecuados. Estas situaciones de
desequilibrio son la base de la facilitación neuromuscular y de la reeducación
de los problemas de equilibrio y coordinación.

Otros efectos de la inmersión:


Ayuda a mejorar el estado psicológico y emocional de los pacientes.
Durante y después se observa un sentimiento de euforia, relajación física y
psíquica.
Facilita el retorno de los miembros inferiores.
La inmersión prolongada produce ligera relajación muscular y acción
antiespasmódica. Produce relajación generalizada, pero si se prolonga
demasiado, fatiga y cansancio.
La presión hidrostática puede utilizarse para reeducación respiratoria. La
presión sobre el abdomen y el tórax ofrecen una resistencia a la
inspiración, que puede utilizarse para fortalecer la musculatura respiratoria.
La agitación del agua se utiliza en el tratamiento de heridas, para estimular
la circulación y desbridar los tejidos necróticos. Tiene también los efectos
del masaje.

Principios térmicos

El agua posee determinadas propiedades físicas, que la hacen un excelente


medio para aportar o restar calor al organismo.

El calor específico es la cantidad de calor necesario para aportar a un gramo


de masa de un cuerpo para elevar un gramo de su temperatura, en relación
con la que es necesaria para que lo haga un gramo de agua. El calor específico
es diferente para cada sustancia, el del agua es de 1 cal/g°C. EL agua posee
un calor específico mínimo a 35°C, que aumenta cuanto más nos alejamos de
esa temperatura. Una de sus principales funciones es proteger los sistemas
biológicos de los cambios bruscos de temperatura. Se toma la unidad como
valor medio del calor específico del agua entre 0ºC y 100ºC.

La conductividad térmica es característica para cada sustancia, y mide la


velocidad de transferencia de calor. El agua es buena conductora de calor, el
hielo conduce cuatro veces más rápido el calor que el agua líquida.

Transferencia térmica en el agua

En el organismo humano existen cuatro métodos de propagación o pérdida de


calor: conducción, convección, radiación y evaporación.
Cuando el cuerpo está sumergido en el agua, la energía térmica se intercambia
mediante la conducción y convección. En las aplicaciones hidroterápicas
locales directas, como envolturas y compresas, el mecanismo principal, aunque
no único, de transferencia térmica es la conducción, tanto por la cesión como
por la toma de energía térmica: siempre se produce del cuerpo más caliente al
frío. En la inmersión en agua, el mecanismo más importante de transferencia
térmica es la convección.
Conducción
La conducción de calor se realiza cuando hay contacto físico entre dos
superficies: la energía térmica pasa de la que tiene más calor a la que tiene
menos (en hidroterapia se utiliza en la aplicación de fomentos y compresas). Es
necesario tener en cuenta el espesor del panículo adiposo, ya que la grasa
actúa como aislante. Si el espesor es grande, la conducción de calor se
producirá a menos velocidad; de la misma manera influye en el enfriamiento
corporal, es decir, en la pérdida de calor a través de la superficie cutánea. Si se
produce un calentamiento corporal en una persona obesa, como tiene más
dificultad para disipar el calor interno se podrían alcanzar temperaturas internas
elevadas que resultarían perjudiciales para el funcionamiento orgánico.
Hay que tener en cuenta:

sipar el calor.

Convección
Se da en un líquido, siendo un proceso de cambio de energía más rápido que
la conducción. Consiste en un desplazamiento de las partes del líquido más
calientes, que se ponen en contacto con las más frías y les ceden el calor. En
el agua se da una transferencia térmica muy elevada, y por lo tanto, de
refrigeración o de calentamiento. Por esto mismo es muy importante en el
mantenimiento de la homeotermia (para los tejidos). No es recomendable en
enfermedades cardíacas o en una patología vascular periférica.

El flujo de intercambio térmico por convección,es decir, la cantidad de calor que


pasa por unidad de tiempo es función de:

ón,
dependiente de varios factores, entre ellos la velocidad de desplazamiento
relativo entre el cuerpo y el agua.
La relación que describe estos hechos es la misma que rige las transferencias
por convección en el aire y en los líquidos.

El agua tiene un poder de transferencia térmica muy elevado y, por lo tanto, de


refrigeración o de calentamiento. El coeficiente de convección en el agua es 25
veces más elevado que en el aire. Aunque el cálculo del coeficiente de
convección es extremadamente difícil, se calcula de una manera empírica que,
para un individuo desnudo, inmóvil, con el agua en calma, el valor del
coeficiente de convección es 45 W·m-2 ºC-1.Pero como este coeficiente tiene
en cuenta también la velocidad relativa del cuerpo en relación con la del agua,
todo desplazamiento del cuerpo -como, por ejemplo, la natación- incrementará
sensiblemente la intensidad del intercambio térmico, la simple fricción sobre un
individuo inmóvil, con el agua en calma, aumenta el coeficiente de convección
hasta 60 W·m-2 ºC-1.
Si sobre estas bases se calcula la pérdida térmica de un individuo estándar
(superficie corporal próxima a 2 m-2), inmóvil, sumergido en un agua
considerada fresca, se llega a valores muy elevados de pérdida térmica, del
orden de 2.000 KJ. es decir, aproximadamente 500 kcal por hora.
El coeficiente de convección depende también de la presión. De este modo, a
mayor profundidad de inmersión, es decir, a mayor presión, habrá mayor
transferencia ténnica por convección.

Evaporación
La evaporación es un proceso físico que consiste en el paso lento y gradual de
un estado líquido hacia un estado gaseoso. En un líquido, las moléculas se
mueven constantemente y a la vez están unidas entre si por fuerzas de
atracción. Las moléculas chocan unas contra otras como las bolas en una
mesa de billar. El calentamiento aumenta la agitación de las moléculas. Cada
vez se agitan más y algunas escapan fuera del líquido y terminan en la
atmosfera. Algunos líquidos se evaporan más rápido que los demás a la
misma temperatura. Esto se debe a que las fuerzas que mantienen unidas las
moléculas en el líquido son menores.

No precisa gradiente de temperatura. Se produce mediante la pérdida de


líquido del sudor o por el sistema pulmonar durante la respiración. Si la
temperatura y la humedad ambientales están elevadas, el cuerpo tendrá
dificultad para perder calor por evaporación, pero si la temperatura ambiente
fuera demasiada baja y la humedad elevada, la pérdida de calor sería mayor y
podría causar malestar y escalofríos, provocando contracturas musculares
indeseables. Por esta razón es importante mantener niveles de humedad y
temperatura óptimos en el ambiente de trabajo hidroterápico.

Efectos biofísicos térmicos de la hidroterapia.

El agua, desde el punto de vista terapéutico, se utiliza a muy diversas


temperaturas, desde muy frías hasta muy calientes, según el efecto deseado.
Por lo tanto, la hidroterapia se aplica a cualquier técnica de termoterapia o
crioterapia que utilice el agua como método de transferencia térmica.

La hidroterapia constituye un método de termoterapia superficial o de


crioterapia que presenta la ventaja de poder aplicarse a una amplia superficie
corporal. La profundidad de penetración es pequeña, y entonces sus efectos
serán superficiales: afectarán directamente a los vasos sanguíneos y a los
receptores nerviosos cutáneos. Otra ventaja es la posibilidad de combinar los
efectos térmicos con el ejercicio en desgravitación.

La temperatura de neutralidad térmica o indiferencia en el agua se sitúa entre


34 y 36°C. Ésta es la temperatura a la cual no se producen cambios en los
mecanismos fisiológicos termorreguladores cuando el individuo está
sumergido. Temperaturas superiores producen respuestas termolíticas y
temperaturas inferiores provocan respuestas termogénicas del organismo,
aunque dependen también de la termo sensibilidad de individual.

Las fibras nerviosas que transmiten los estímulos del dolor responden a
temperaturas extremas. La temperatura superior a 45°C e inferior a 10°C
estimulan los nociceptores. El organismo no responde como un todo
homogéneo a los cambios de temperatura. Las extremidades acusan los
cambios con mayor intensidad que el tronco, debido a la menor capacidad de
adaptación circulatoria de éste.

Los responsables de las modificaciones en la temperatura de los tejidos


superficiales y en la intensidad de los efectos locales y
sistémicos son:

: En las aplicaciones
hidroterápicas locales, el estímulo térmico será mucho
menor que en las generales. Por otra parte, la inmersión en
agua entraña una serie de importantes cambios
hemodinámicos en el organismo, que se sumarán a los
producidos por el calor o el frío.

Efectos fisiológicos del agua como método termoterapéutico.

La temperatura del agua suele oscilar entre 36,5 y 40, 5°C, aunque puede
llegar hasta 45°C. Estos límites no son absolutos, ya que en presencia de
enfermedad cardiovascular o pulmonar y en pacientes con déficit sensitivos, es
preciso adaptar la temperatura a sus características particulares. Las técnicas
principalmente empleadas son los baños parciales o totales y los baños de
vapor; añadiendo un efecto cinético: creando agitación en los baños de
remolino o mediante hidromasaje, ducha subacuática, diversas modalidades de
duchas y chorros, etc. Los efectos fisiológicos más importantes producidos por
la hidroterapia, como método termoterápico son:

Analgesia

El calor eleva el umbral de sensibilidad de los nociceptores y disminuye la


velocidad de conducción nerviosa y la contractura muscular. Actúa como
contrairritante al modificar la sensación dolorosa por el mecanismo de puerta
de entrada. Tras los baños hipertermales se da la liberación de endorfinas y
encefalinas. La inmersión en un baño caliente, al tener una gran superficie de
entrada neural, producirá un importante efecto analgésico. Cuando al agua
caliente se le añade agitación, el efecto será mayor. La agitación actúa como
contrairritante y como fuerte estímulo de las aferencias sensitivas, al bloquear
la transmisión del dolor.

Aumento de la temperatura y vasodilatación tisular

Dos de los efectos fisiológicos del calor local son los derivados del incremento
de la temperatura y del flujo sanguíneo. Las técnicas hidroterápicas calientes
producen vasodilatación mediante mecanismos locales y reflejos. Hay una
elevación de la temperatura local en la zona a tratar.

Si la aplicación es amplia (baño de inmersión) la temperatura corporal se eleva


entre 5,5 y 3°C y produce un aumento de todas las funciones orgánicas por
sobrecalentamiento. Por esta razón es importante extremar las precauciones
durante el embarazo, para no superar la temperatura corporal de 38,9°C que es
el límite de seguridad para el feto. La temperatura máxima del agua del baño
durante el embarazo no debe superar los 37,8°C.

La elevación de la temperatura provoca una disminución progresiva del tono de


la musculatura muscular vascular y el consiguiente aumento del flujo sanguíneo
o hiperemia, de intensidad proporcional a la temperatura. En las aplicaciones
hidroterápicas muy calientes (más de 40°C), la reacción inicial consiste en una
breve vasoconstricción seguida inmediatamente de una vasodilatación
progresiva. En cambio, cuando la temperatura es menor de 38°C o se aplica de
una manera progresiva creciente, no se observa la vasoconstricción inicial.

La hiperemia, que se manifiesta por un


enrojecimiento cutáneo, produce un efecto
analgésico y antinflamatorio, incrementa el
metabolismo celular y mejora su nutrición,
aumenta la reabsorción y eliminación de
catabolitos y acelera los procesos de reparación
tisular.
Se produce una vasodilatación de las arteriolas
cutáneas y vasodilatación, lo que facilita la
pérdida de calor y disminuye la velocidad de la
sangre circulante, por lo que es necesario tener
esto presente en pacientes con insuficiencia
venosa.
En cuanto a la profundidad a la cual se produce la elevación de la temperatura
tisular y vasodilatación, es a nivel superficial en epidermis y dermis, y en menor
medida en los músculos situados a 1 o 2cm de profundidad. La temperatura
normal se recupera en aproximadamente una hora, finalizada la aplicación. Si
se utilizan temperaturas en el límite de la tolerancia y en zonas con escasez de
partes blandas y grasa (manos, pies o tobillos) se facilita la transmisión de
cantidad de energía térmica a zonas profundas.
Las reacciones vasomotoras no se limitan a la región donde fue aplicado el
estímulo sino que se extienden a otras zonas más alejadas del cuerpo, según
la reacción consensual. Cuando se sumerge un miembro en agua fría o
caliente, se produce mediante mecanismos reflejos, la misma reacción de
vasodilatación o vasoconstricción del miembro contralateral. La reacción
vasomotora consensual siempre será de menor intensidad que la que se
produce en el miembro tratado. Es utilizada para producir aumento del flujo
sanguíneo en un miembro en el que está contraindicada la aplicación de calor
superficial. Las aplicaciones locales, también mediante un mecanismo reflejo
(reflejo-cutáneo-visceral), producen variaciones en el calibre de los vasos de
los órganos más profundos (músculos y vísceras).

La duración del tratamiento con hidroterapia caliente variará según los objetivos
terapéuticos, la patología específica tratada y la técnica utilizada. Como norma
general puede establecerse de 20 minutos de aplicación, que son suficientes
para conseguir un incremento de temperatura en piel, músculo y cápsula
articular de manos y pies.
Tras la aplicación repetida de estímulos térmicos durante varios días llega a
producirse una adaptación funcional, por acomodación o adaptación al estímulo
repetido, por lo tanto, el estímulo se vuelve menos intenso.

Efecto sedante

Se debe a la acción del calor sobre las terminaciones nerviosas cutáneas, que
transmiten sus impulsos a la corteza y provocan respuestas de naturaleza
psíquica. Si la temperatura es próxima a la termoneutra y se aplica durante un
largo período de tiempo, trae como consecuencia la relajación corporal y una
sensación de bienestar generalizado. Tras un baño de agua caliente, la
inducción del sueño resulta más fácil. Si las aplicaciones son muy calientes y
de corta duración, tienen el efecto contrario: producen excitación sobre
terminaciones nerviosas e insomnio. Se debe establecer la duración del baño,
pues si se prolonga demasiado puede provocar fatiga.

Efecto antiespasmódico y relajante muscular

Sobre los músculos las aplicaciones de hidroterapia calientes se comportan de


manera diferente según el tiempo de aplicación. Las aplicaciones cortas, muy
calientes, aumentan el tono muscular y mejoran su rendimiento. Las
aplicaciones prolongadas ejercen un efecto relajante sobre el tono muscular,
combaten la contractura y la fatiga muscular. El efecto antiespasmódico se
observa en la musculatura estriada y de manera refleja sobre la musculatura
lisa, por lo que se utiliza para disminuir los cólicos abdominales. En la región
urinaria y uterina también se aprecia este efecto, pues la aplicación de calor
mediante compresas o baños de asiento calientes producen relajación del
esfínter vesical y relajación ureteral. La aplicación de calor en el abdomen
disminuye el flujo sanguíneo en la mucosa gástrica y reduce la secreción ácida.

Efectos sobre el tejido conjuntivo

El calor produce aumento de la elasticidad y disminución de la viscosidad por lo


que resulta útil para disminuir la rigidez articular y periarticular producidas en
determinados procesos reumáticos, especialmente en las articulaciones con
escaso recubrimiento de tejidos blandos.

Efectos del ejercicio en agua caliente

La decisión terapéutica del uso del ejeracio en agua caliente depende más del
efecto fisiológico buscado que de la etiología de la enfermedad. Por esta razón,
el uso del ejercicio en el agua y de las distintas técnicas hidroterapicas se
recomienda en muchas y diferentes afecciones neurológicas y del aparato
locomotor.

Los principales efectos terapéuticos son:


Relajación del paciente
Disminución del dolor y del espasmo muscular
Aumento de la circulación
Mantenimiento o incremento de la movilidad articular
Reeducación muscular, desarrollando su potencia y resistencia
Entrenamiento precoz para la marcha, con disminución de la carga articular
y muscular
Mejoría del estado psicológico y emocional
Disminución de la temperatura.

Vasoconstricción tisular. Escalofrío térmico

Los efectos fisiológicos del frío son en su mayoría opuestos a los del calor. La
aplicación de hielo sobre la piel produce una sensación desagradable de frío,
que va seguida de punzadas o quemazón, para dar paso a una sensación
dolorosa y entumecimiento.

El efecto primario de una aplicación hidroterápica con agua fría (hasta 15-20
ºC), y también con hielo, consiste en un descenso de la temperatura local de la
piel y de los tejidos subyacentes. La aplicación de frío estimula los
termorreceptores que captan los estímulos y los transmiten al hipotálamo
posterior. Éste, mediante mecanismos efectores nerviosos y humorales,
produce vasoconstricción cutánea al mismo tiempo que se produce
piloerección. La respuesta vasoconstrictora tiende a disminuir las pérdidas de
calor y se manifiesta por la palidez de la piel. En esta primera fase, la
sensación de frío puede llegar a ser dolorosa. Si la aplicación es muy
prolongada o la temperatura del agua muy baja, se produce coloración
azulada de la piel, debido a la disminución del drenaje venoso.

Cuando las aplicaciones frías son de corta duración la vasoconstricción suele


ser seguida de una vasodilatación reaccional, con sensación de calor y
bienestar. Si la temperatura local disminuye durante un largo período de
tiempo, cada 20- 30 minutos se producirán fases intermitentes de
vasodilatación arteriolar, que duran entre 4-6 minutos. Este fenómeno conocido
nismo de defensa para evitar la
lesión por frío de los tejidos. Existen patologías vasculares en las que está
contraindicado el uso de frío por falta de capacidad reaccional de sus vasos
sanguíneos.

El escalofrío térmico está constituido por una sucesión de sacudidas clónicas


de los músculos, que se inicia en los maseteros, se intensifica durante la
inspiración, se extiende y acaba por generalizarse. El escalofrío térmico es la
única respuesta termogénica que aumenta la producción de calor en el ser
humano.
Cuanto más prolongado es el tiempo de inmersión, mayor pérdida de calor se
produce (inmersión de 4 horas en el agua a 10°C es mortal en el 50% de los
casos). La temperatura del agua a la cual se produce la máxima
vasoconstricción con vitalidad es a 15°C. Por debajo de esta temperatura el
tejido pierde su capacidad compensadora y se hace invariable su
conductividad.
El frío alcanza mayor profundidad que el calor en las técnicas de termoterapia
superficial. La profundidad está relacionada con la intensidad, y la duración de
la aplicación y con la respuesta circulatoria del segmento corporal expuesto. El
tiempo de tratamiento necesario para enfriar el tejido de forma eficaz depende
de las diferencias en el espesor del tejido graso subcutáneo, aunque se
recomienda entre 5 y 45 minutos de contacto directo. Como norma general,
para producir analgesia se necesitan por lo menos 15 minutos de aplicación.
Se sabe que el uso de frío durante demasiado tiempo retrasa el proceso de
cicatrización en los traumatismos.
La inmersión en agua fría no es confortable, aunque la sucesión de baños de
agua caliente y fría (baños de contraste), por la alternancia de la
vasodilatación/vasoconstricción, se utiliza por su acción vascular y se tolera
mejor. Nunca se realiza una aplicación fría a una persona que tiene frío ya que
el individuo debe estar en un confort térmico.

Analgesia y relajación muscular

El frio en medicina fisica se utiliza, en gran medida, por su efecto analgésico y


antiespasmódico muscular. Se observa que la espasticidad y el clonus
muscular que presentan los pacientes hemipléjicos, parapléjicos y con
esclerosis múltiple se reducen, aunque de forma temporal, con la aplicación de
hielo. El frío presenta efectos analgésicos, debido a que reduce la excitabilidad
de las terminaciones nerviosas libres, aumenta el umbral del dolor y reduce el
espasmo muscular. La velocidad de conducción de los nervios motores
desciende linealmente 1.84 m/s/ ºC entre 36 y 23 ºC. También se sabe que las
fibras nerviosas cesan su conducción con temperaturas iguales o inferiores a 4
ºC.
Se desconoce el mecanismo exacto por el cual el frío produce reducción de la
espasticidad, pero se cree que, por una parte, aumenta el umbral de
estimulación de los husos musculares y, por otra, provoca, mediante un
mecanismo de hiperestimulación, una gran cantidad de impulsos de frío, que
modifican el estado excitatorio cortical y bloquean la fuente de impulsos
dolorosos del músculo. No obstante, una aplicación fría de corta duración actúa
de forma estimulante y eleva el tono muscular.

El escalofrío térmico es uno de los efectos que debemos


evitar cuando utilizamos el frío para reducir el espasmo
muscular. Es un hecho demostrado que la aplicación de frío
local manteniendo la temperatura corporal elevada, para evitar
escalofríos y, por lo tanto, aumento del tono muscular, es mucho
más efectiva en el tratamiento del espasmo muscular que el
uso del frio o del calor aisladamente.
Las aplicaciones hidroterápicas frías, de una manera refleja,
actúan sobre la
musculatura lisa de los órganos situados profundamente, por lo que producen
efectos contrarios a las calientes. Así, las aplicaciones frías sobre el abdomen
producen un marcado incremento en la peristalsis del estómago, intestino
delgado y colon, además de producir un aumento del flujo sanguíneo de la
mucosa y de la secreción ácida gástrica.

Reacciones generales ante estímulos térmicos


hidroterapéuticos

La exposición del cuerpo a estímulos hidroterápicos a diferentes temperaturas


tiene efectos locales y sistémicos, sobre diversos órganos y en especial sobre
el sistema cardiovascular. Cuanto mayor es la diferencia de temperatura entre
el agua y la piel y mayor el tiempo de aplicación, la reacción será más intensa.
Estos efectos son más importantes cuanto mayor sea la superficie corporal
sumergida. El uso de la hidroterapia provoca importantes desplazamientos de
volúmenes de sangre, que requiere un buen aparato cardiocirculatorio.

Las aplicaciones hidroterápicas calientes generales producen un incremento


inicial de la presión arterial, seguido de una disminución, como resultado de la
vasodilatación periférica. Se produce un aumento de la frecuencia cardíaca y
respiratoria para las aplicaciones calientes y frías.

Los efectos de la inmersión hasta la cadera en el agua a 40°C durante 20


minutos, son:
Aumento leve del rendimiento cardíaco y del consumo de oxígeno.
Incremento de la frecuencia cardíaca.
Elevación de la presión arterial.
Incremento de la sudación y de la diuresis.

Cuando las aplicaciones de agua abarcan todo el cuerpo, el calentamiento de


toda la superficie corporal hace que casi la totalidad de los vasos cutáneos se
dilaten. A medida que aumenta la temperatura y el tiempo de aplicación del
agua caliente sobre la superficie cutánea, aumenta la cantidad de sangre que
pasa de los depósitos internos hacia los vasos cutáneos. Se podría pensar que
la intensa vasodilatación periférica que se produce con las aplicaciones de
calor y, muy especialmente, con la inmersión en baños hipertérmicos produciría
una disminución del volumen sanguíneo

Las aplicaciones hidroterápicas frías generales disminuyen la frecuencia


cardíaca y alargan la duración de la diástole. Se aumenta el tono del músculo
cardíaco y aumenta la presión arterial, como resultado de la vasoconstricción
periférica. . El incremento de las resistencias periféricas requiere un aumento
del trabajo cardiaco para mantener un flujo sanguíneo adecuado en la periferia.
Las aplicaciones frias producen disminución de la cantidad y la velocidad de
sangre circulante, así como disminución del volumen sistólico y de la frecuencia
cardiaca.
Las aplicaciones repentinas frías, especialmente en nuca y hombros. actúan
por vía refleja produciendo una inspiración profunda. Los baños de agua fría de
larga duración provocan una respiración rápida y superficial; ello aumenta la
presión alveolar de carbónico y lleva al organismo hacia la acidosis.

La exposición al frío provoca una descarga de adrenalina por parte de la


médula suprarrenal. Esta catecolamina modifica el metabolismo energético
(liberación de ácidos grasos, glucogenólisis...) y, de una manera especial.
altera la distribución del flujo sanguíneo: la vasoconstricción cutánea provocada
dirige la sangre desde las partes superficiales (piel) hasta las profundas
(músculos).

Indicaciones generales de la hidroterapia

Las indicaciones deben estar basadas en un correcto diagnóstico y y en una


prescripción médica fundamentada en los objetivos terapéuticos previamente
establecidos.
La hidroterapia se utiliza, fundamentalmente, por los efectos físicos y térmicos
derivados de la aplicación de calor superficial o frío sobre el organismo, y por
los efectos mecánicos producidos por la flotación y por la proyección de agua a
presión sobre la superficie corporal. Así, dentro de un programa terapéutico
rehabilitador, el uso del agua está indicado:
Por sus efectos
Analgésicos y antinflamatorios
Vasodilatadores y de aumento del flujo sanguíneo cutáneo
Antiespasmódico y relajante muscular
Para disminuir la rigidez articular
Como medio de calentamiento para favorecer el ejercicio
En el desbridamiento y tratamiento de heridas y quemaduras
En la terapia en piscina, para facilitar el ejercicio
Como método crioterapéutico en la fase aguda de diversas afecciones
musculoesqueléticas, para disminuir el dolor, el espasmo muscular y
hemorragia y el edema.
Como método estimulante del sistema vascular periférico
De una manera general, su uso está indicado como tratamiento coadyuvante
en:

contracturas musculares y rigideces articulares

. En presencia de sinovitis inflamatoria subaguda, la


hidroterapia tiene la ventaja de aportar calor superficial para disminuir el dolor y
la rigidez articular, a lo que se añade la realización de ejercicios con un mínimo
estrés sobre las articulaciones, gracias a la flotación.

utilizando agitación o chorros a presión


ciones superficiales de la piel: foliculitis, forúnculos, abscesos.
Todas las indicaciones de la hidrocinesiterapia o terapiaen piscina,
aprovechando la flotación junto con los efectos térmicos: traumatología y
cirugía ortopédica, neurología, reumatología.

Contraindicaciones generales de la hidroterapia

Las contraindicaciones serán siempre relativas, según las características de


cada paciente y las instalaciones disponibles.
En relación al tratamiento de hidrocinesiterapia, deben conocerse aquellas
situaciones en las que está contraindicado el ejercicio en el agua, como es el
caso de los procesos infecciosos que comportan un riesgo de contaminación
de la piscina y de transmisión a los demás pacientes, así como la agravación
del mismo (conjuntivitis vírica, otitis, sinusitis, bronquitis, tuberculosis, etc.).
La hidrocinesiterapia tampoco podrá utilizarse en pacientes con estados
febriles, que se acompañan a menudo con malestar general, vómitos y
tampoco en aquellas personas con alteraciones de la termorregulación,
incontinencia urinaria y fecal. Por otra parte, las patologías cardiovasculares y
respiratorias graves, como la insuficiencia respiratoria grave, insuficiencia
cardiaca e hipertensión arterial grave, así como también la hipotensión, úlceras
varicosas, coronariopatías que dan lugar a crisis anginosas de repetición,
debido al riesgo por la inestabilidad que presentan.

En general, serán:
Presencia de heridas abiertas o supurantes.
Procesos infecciosos o inflamatorios agudos.
Hipertensión arterial mal controlada.
Alteraciones cardíacas o pulmonares graves en períodos no estables.
Insuficiencias orgánicas graves o en períodos de descompensación.
Mal estado general, enfermos terminales.
Pacientes con terror al agua y psicóticos o con desorientación.
Epilepsia mal controlada.
Diabetes grave y mal controlada.
Tuberculosis.

Técnicas hidroterápicas

En lo que a las técnicas o modos de aplicación de hidroterapia se refiere, en


primer lugar señalar que la zona de actuación es la piel y que los resultados
que se obtengan son consecuencia de las reacciones reflejas que repercuten
en el resto del organismo, por el estímulo de sus receptores, y de reacciones
fisiológicas derivadas de la aplicación; así los efectos dependerán de la
combinación de los estímulos térmicos, mecánicos, dinámicos, hidrostáticos,
superficie de aplicación y del tiempo de la misma, ya que éstos no actúan
aisladamente.

En el área de hidroterapia habrá claras diferencias en las instalaciones de las


diferentes unidades, según la finalidad, el tipo y el número de enfermos que
vaya a tener. Estará mejor diseñada y utilizada si se coloca separada (pero
cerca) de las otras áreas de tratamiento del servicio de rehabilitación. Es
importante la existencia de una zona intermedia antes de entrar, para evitar
desplazamientos de masas de aire. Se recomienda una temperatura ambiente
de 20 a 24 oC, con una humedad relativa del 50 al 60%. Debe existir una zona
de reposo para la relajación tras el tratamiento hidroterápico, además de una
zona para aseo personal.

El área debe estar adecuadamente ventilada, para prevenir la condensación de


humedad en paredes, techos y aparataje, y para eliminar los aerosoles del
agua y aditivos producidos por las turbulencias del agua de tanques y piscinas.
Aun en caso de que exista buena ventilación, en la mayoría de las ocasiones
es preciso utilizar dispositivos para evitar dicha condensación.
Los materiales de las paredes y suelos han de ser antideslizantes y de fácil
limpieza. La higiene es uno de los principales aspectos que hay que tener en
cuenta en el mantenimiento y diseño del área de hidroterapia, para evitar
contaminaciones.

Clasificación de las técnicas hidroterápicas

Existen numerosas técnicas hidroterápicas y se han realizado múltiples


clasificaciones de ellas. Siguiendo la clasificación de San Martín y Armijo, las
dividiremos en:
a. Técnicas sin presión: lavados, afusiones, envolturas, compresas, y
fomentos, y baños.
b. Técnicas con presión: duchas y chorros, baños de remolino y masaje
subacuático.
c. Tratamiento en piscina: tanques, piscinas y natación.

Cada una de ellas puede clasificarse, a su vez, según lo siguientes factores:


Temperatura del agua: existe gran diversidad de clasificaciones de la
temperatura del agua. Tomando el punto de neutralidad térmica como
referencia, recogemos una de las clasificaciones de las técnicas
hidroterápicas, según la temperatura del agua:

Área de aplicación: región, local o general.

Duración de la aplicación.
- En las técnicas hidroterápicas sin presión, el agua se utiliza únicamente como
método de transferencia térmica, tanto termoterápico superficial como
crioterápico. El estímulo térmico será proporcional a la diferencia de
temperatura entre el agua y la piel, a la superficie tratada y a la duración de la
aplicación.
- En las técnicas con presión, se asocia al efecto térmico el factor hidrocinético
producido, por la acción percutoria del agua a presión o por la agitación del
agua. Además de los factores anteriores (temperatura, área de aplicación y
duración) se debe graduar la presión que produce el agua en movimiento y que
modifica los efectos de la aplicación.
- En el tratamiento en piscina, no es el
efecto térmico de la temperatura del agua
el principal factor (de hecho, suele
utilizarse la temperatura
termoindiferente). Son los efectos de la
inmersión que permiten la realización de
los ejercicios terapéuticos en el agua,
principal razón del uso de la hidroterapia.

Compresas y fomentos

Las compresas son aplicaciones locales de agua fría o caliente sobre


determinadas zonas corporales, mediante paños o lienzos mojados
previamente en agua sola, o con sustancias medicamentosas, en cuyo caso
reciben el nombre de fomentos. Las compresas son de algodón, franela, o lino;
previamente mojadas y escurridas, se doblan varias veces y se aplican
directamente sobre la piel de la zona a tratar. Su forma y tamaño es variable,
según la región donde se aplicará. Por encima de la compresa húmeda se
coloca una toalla seca, y por último, una capa de tejido de lana, de tal manera
que todo quede bien ajustado al cuerpo. Se tapará convenientemente al
paciente, que deberá permanecer en decúbito.

Se diferencian según su temperatura y tiempo de aplicación:


Compresas frías: se preparan sumergiendo el paño en agua entre 10-20ºC
y se aplican sobre la región a tratar durante 10-60 minutos. La compresa
que una vez se caliente hay que renovarla y sustituirla por otra, o
empaparla de nuevo en agua fría cada 10 minutos. El agua fría puede
sustituirse por una bolsa de hielo.
Compresas calientes: se preparan
sumergiéndolas en agua muy caliente (40-
45ºC) escurriéndolas ligeramente y
aplicándolas sobre la piel. Al igual que las frías
se cubren con otras dos capas de tejidos.
Indicaciones y contraindicaciones:

Las compresas frías se utilizan como método crioterápico local, ya sea en la


fase aguda de traumatismos musculoesqueléticos, para producir
vasoconstricción local y reducir el edema, el dolor, y la hemorragia, o en la fase
subaguda, para reducir el dolor y el espasmo muscular.

Las compresas calientes se utilizan como método termoterápico superficial, por


sus efectos analgésicos, antinflamatorios, antiespasmódicos y relajantes
musculares, en todos los procesos en los que la termoterapia superficial está
indicada. Las compresas abdominales se utilizan en espasmos intestinales o
urinales. Están contraindicados en todos los procesos en los que la
termoterapia y la crioterapia estén también contraindicadas.

Baños

En el baño, todo el cuerpo (baño general) o parte de él (baño regional o parcial)


se sumerge en el agua.

paciente se sumerge hasta el cuello. Al utilizar la bañera simple, su reducido


espacio condiciona el hecho de que sus acciones predominantes sean las
térmicas.

que el agua llega hasta la región umbilical; los baños tres cuartos, en los que el
agua alcanza la región mamilar, y los baños de asiento, mediante una bañera
especial en la que se sienta el paciente sumergiendo la zona hipogástrica
(ombligo, pubis), nalgas y parte de los muslos, dejando el resto del cuerpo y las
extremidades fuera.
e miembros
superiores) y los pediluvios (de miembros inferiores).

El baño puede utilizarse a diferentes temperaturas, según los efectos


buscados. De este modo, independientemente de sí es total o parcial el baño
puede ser:

Baños calientes: la temperatura del agua oscila entre 37-40oC, si es un baño


general. En los baños parciales pueden utilizarse temperaturas muy calientes,
hasta el límite de la tolerancia (45ºC). Los baños calientes se utilizan como
métodos termoterápicos superficiales.

El tiempo de duración del baño es variable (5-20 minutos) y ha de adaptarse a


cada caso particular, teniendo en cuenta no solo el estímulo térmico que
queremos conseguir, sino también las condiciones médicas del paciente que va
a sumergirse en el agua (estado general, tensión arterial, presencia de
enfermedad cardíaca o vascular, enfermedad respiratoria, etc.). Cuanto mayor
sea la temperatura, menor será la duración del baño. Los baños muy calientes,
para evitar la vasoconstricción inicial y la elevación de la tensión arterial es
conveniente iniciarlos a 37oC e ir aumentando la temperatura progresivamente,
del orden de 1oC cada minuto hasta llegar a la temperatura escogida, que se
mantendrá durante pocos minutos. Si existe una insuficiencia venosa se
recomienda, tras el baño caliente y previamente al secado y reposo, la
aplicación de una afusión fría de corta duración en extremidades inferiores.

Baños fríos: la temperatura del agua oscila entre 10-18oC. La introducción de


la parte del cuerpo que hay que tratar se hará de forma lenta y progresiva y la
duración del baño será variable, según los objetivos terapéuticos: 10-20
segundos los baños completos, y hasta 30 segundos los parciales, si el baño
frío se utiliza como estímulo crioterápico breve; 15- 20 minutos si se utiliza
como método crioterápico para reducir el dolor, el espasmo muscular y el
edema, en afecciones traumáticas o neurológicas.

Con frecuencia el baño frío suele repetirse 2 o 3 veces cada 2-3 horas. Si se
utiliza como método crioterápico, se realizarán estiramientos durante e
inmediatamente después de la aplicación. Es muy importante realizar
precalentamiento mediante ejercicio, antes de introducir el cuerpo o parte de él
en un baño frío. Es imprescindible que la persona se encuentre en un estado
de confort térmico, y que la temperatura de la habitación sea agradable (del
orden de los 20ºC). No menos importante es vigilar la respuesta a la aplicación
fría, que se suspenderá si aparece palidez o enrojecimiento excesivamente
prolongado, o un intenso dolor. No se efectuará una aplicación fría amplia
hasta 2 horas después de la ingesta de alimentos.

Los baños fríos más comúnmente empleados son:


Los baños generales, que se utilizan para disminuir la temperatura corporal
de forma rápida en casos de hipertermia o golpe de calor, y como reacción
durante la aplicación de un sauna.
Los baños parciales de brazos, de piernas y de asiento, cuya principal
indicación es en hemorroides.

Baños de temperatura alterna o baños de contraste

Se trata de una técnica especial utilizada en el tratamiento de las


extremidades. Requiere el uso de dos recipientes, uno con agua
a 38-44ºC y otro a 10-20ºC, en los que se introducen las
extremidades que hay que tratar alternativamente. Se comienza
sumergiendo la extremidad que se va a tratar en el recipiente con
agua caliente, durante 7-10 minutos; seguidamente se sumerge
en agua fría durante 1 minuto y se vuelve a sumergir en agua caliente durante
4 minutos. El ciclo se continúa durante 30 minutos y la última inmersión se
realiza en agua caliente. Los cambios han de hacerse con rapidez.

Los baños de contraste provocan respuestas sucesivas de vasoconstricción y


vasodilatación cutánea, cuyo resultado es la estimulación de la circulación local
en la extremidad tratada y, en menor grado, el incremento de la circulación en
la extremidad contralateral no tratada (entrenamiento de los vasos
sanguíneos). Para poder aplicar los baños de contraste es imprescindible que
los vasos periféricos conserven la elasticidad suficiente para contraerse y
dilatarse.

Su uso está contraindicado en la microangiopatía secundaria a la diabetes, en


la endarteritis arteriosclerótica o enfermedad de Buerger y en la
hipersensibilidad al frío. Asimismo, hay que tener mucha precaución en los
pacientes con insuficiencia venosa, si la temperatura del agua es superior a
40°C.

Los baños de contraste estén indicados:


a. En las fases subagudas de la inflamación en artritis de articulaciones
periféricas, esguinces y estiramientos musculares, para reducir el edema,
al mismo tiempo que aprovechamos los efectos del aumento del flujo
sanguíneo en la zona
b. Para tratar un muñón de amputación inflexible
c. Para los estadios iniciales de procesos vasculares periféricos de notable
componente espasmódico
d. En el tratamiento de la distrofia simpaticorrefleja

Contraindicaciones de los baños:


Los efectos generales de la inmersión sobre el sistema cardiovascular,
pulmonar, etc. Hacen que los baños completos (especialmente los muy
calientes o fríos) estén contraindicados sobre todos en pacientes con
insuficiencia cardíaca, insuficiencia pulmonar, hipertensión arterial mal
controlada, otras insuficiencias orgánicas en estadíos avanzados. En
muchos de estos casos pueden utilizarse los baños de medio cuerpo y
también los de tres cuarto.
Los baños muy calientes producen vasodilatación arteriolar y venosa, por
ello están contraindicados en pacientes con grave insuficiencia venosa. Los
baños calientes están contraindicados en las fases agudas de lesiones
musculoesqueléticas y de enfermedades reumáticas inflamatorias.
Durante la inmersión en un baño caliente, la temperatura corporal aumenta
entre 0,5 y 3ºC, lo que produce un aumento de todas las funciones
orgánicas por sobrecalentamiento. Por esta razón, durante el embarazo,
para no superar la temperatura corporal de 38,9ºC (límite de seguridad
para el feto), la temperatura máxima del agua no superará los 37,8ºC.
Los baños fríos completos están contraindicados en enfermedades
reumáticas, por el aumento de rigidez articular que produce, o cuando
exista cistitis, colitis, o diarreas. También están contraindicados en caso de:
hemorragias intestinales (mediante reflejo cutáneovisceral, se producirán
variaciones en el calibre de los vasos de los órganos más profundos,
vísceras y músculos, en sentido contrario al producido en la piel).

Duchas y chorros a presión

En las duchas y chorros, el agua es proyectada a presión variable sobre la


superficie corporal, mediante un dispositivo tubular adecuado. Además del
efecto propio de su temperatura de aplicación, actúa el efecto de percusión o
masaje, que es una fuente de estimulación mecánica de los receptores
cutáneos que, actuando de una manera refleja, van a producir los efectos
propios del masaje más o menos profundo. Estos efectos son la relajación
muscular, liberación de adherencias, analgesia, sedación, drenaje venoso y
linfático, aumento del flujo sanguíneo.

Las duchas se clasifican según varios criterios:


Forma de proyección del agua sobre el cuerpo: ducha lluvia, en abanico, en
círculo, en columna, chorro libre, etc.
Zona del organismo a aplicar: ducha general, parcial, torácica, abdominal,
vertebral, de brazos, de piernas, aplicada a cavidades (nasal, faríngea,
gingival, rectal).
Temperatura: fría (entre 10-25ºC), caliente o muy caliente (38-43ºC), tibia,
indiferente, alternante o de contraste, o escocesa (38-40 y 20-25ºC).
Presión: oscila desde la afusión (ducha sin presión) hasta la ducha
filiforme.
Duchas especiales: ducha-masaje de Vichy, ducha subacuática.

La diferencia básica entre ducha y chorro es que en la ducha se interpone un


pomo agujereado, por el que sale el agua dividida en gotas más o menos
gruesas, mientras que en el chorro el agua sale directamente de la manguera
por una embocadura.
El chorro general, que se aplica perpendicularmente a la superficie corporal a
una presión de 1-3 atmósferas mediante una manguera y a una distancia del
paciente en bipedestación de 3 metros aproximadamente, es el tipo de ducha
más común. La temperatura y el tiempo de aplicación es variable. Los chorros
más empleados son los de temperatura caliente (37-40ºC) y los de temperatura
alternante (38-40ºC y 20-25ºC) llamados ducha de contraste o escocesa. Al
igual que con las otras técnicas hidroterápicas, tras la aplicación de un chorro
general, el paciente permanecerá en reposo durante 30-60 minutos.
La duración del chorro caliente oscila entre 3-5 minutos y siempre se vigilará la
respuesta del paciente.

Para la ducha de contraste se comienza con una aplicación caliente, durante 1-


3 minutos, y se sigue con la fría, aplicada durante un tiempo que oscila entre
1/6 de tiempo de la caliente, vuelve a aplicarse la caliente, durante 1-3
minutos, y de nuevo la fría. Se hace el cambio de nuevo y se concluye siempre
con la fría. La duración de la ducha de contraste es variable, según la
tolerancia del paciente, y puede llegar hasta 12 minutos. Los efectos de la
presión y de los bruscos cambios térmicos son los responsables de que el
principal efecto producido sea un fuerte estímulo general.
Sus principales indicaciones son el estrés, la depresión nerviosa y el insomnio.
Son contraindicaciones para su uso: el mal estado general, estados
hiperansiosos y todas las insuficiencias orgánicas graves, en general.

El masaje bajo ducha consiste en una sesión de


masaje manual general, practicado por una o dos
personas con el paciente acostado en la camilla y una
ducha que abarca la longitud de su cuerpo situada a
60- 80cm sobre el plano horizontal sobre el que se
encuentra acostado. Es conveniente, antes del
tratamiento, un breve período de relajación y una
ducha general a 37-38oC. A continuación el paciente
se sitúa en la camilla y se le aplica el masaje bajo la
ducha durante 35-40 minutos, para concluir con un período de reposo de 30-60
minutos. Los efectos son los propios del masaje de relación, acentuados por el
efecto térmico del agua caliente.

En el chorro subacuático, el paciente, sumergido en una bañera de agua


caliente, recibe la acción de un chorro de agua a presión sobre determinada
zona corporal. La temperatura del chorro puede ser caliente o fría, aunque
frecuentemente es 1 o 2oC más caliente que el agua del baño; la presión del
agua varía entre 1 y 4 atmósferas.

La ducha filiforme es una modalidad especial de chorros ideada para tratar


lesiones dermatológicas liquenificadas, acné y pruritos localizados. Se utiliza de
una manera específica en el tratamiento de las quemaduras. Consiste en
proyectar durante 5- 10 minutos agua estéril a temperatura indiferente, a través
de un pomo con orificios de 6-10mm de diámetro y a una presión de 10-15
atmósferas.
Baños de remolino (whirpool)

Los baños de remolino, que en la terminología


anglosajona se denominan Whirlpool, son baños
cuya agua se mantiene en agitación constante
mediante una turbina. A los efectos térmicos del
agua caliente o fría se suman los derivados de la
agitación. Es uno de los métodos hidroterápicos
más estudiados y utilizados en el tratamiento de las
disfunciones físicas, junto con la piscina.

La agitación creada en el baño de remolino funciona como fuente de


estimulación mecánica en la piel, que actuará como contrairritante y estímulo
de las grandes aferencias sensitivas, al bloquear la transmisión del dolor. Por
otra parte, la agitación incrementará el mecanismo convectivo de propagación
del calor.

Para aplicar los baños de remolino se utilizan básicamente tres tipos de


tanques:
Tanque de extremidades inferiores: permite la inmersión de una gran
superficie corporal, lo que va a hacer posible la realización de ejercicios de
miembros inferiores, al mismo tiempo que el paciente permanece
sumergido.
Tanque de extremidades superiores: es necesario que el paciente se siente
cómodamente próximo a él, es conveniente interponer una toalla u otro
material acolchado en el borde para evitar constricción del sistema
circulatorio venoso y linfático de los miembros superiores. También permite
la realización de ejercicios.
Tanque de Hubbart: permite la inmersión total del organismo.

Indicaciones:
-15ºC), se utiliza como método crioterápico en
el período agudo y subagudo de lesiones musculoesqueléticas, en las que se
precisa la práctica de ejercicios de la parte lesionada durante la aplicación de
frío. La duración será entre 5-15 minutos.
-42ºC), se utiliza para estimular la
circulación y eliminar exudados y tejidos necróticos en el tratamiento de
heridas; para producir analgesia y relajación muscular; para reducir la rigidez
articular, y para facilitar el ejercicio. La duración varía de extremidades
superiores a inferiores y depende de la patología específica tratada. Cuando se
utilice como método termoterápico la duración usual será de 20 minutos. Si se
utiliza para desbridar tejidos necróticos de heridas, el tiempo varía de 5-20
minutos, según la cantidad de tejido necrótico. Si el fin es practicar ejercicios, la
duración será entre 10-30 minutos. En presencia de enfermedad cardiovascular
la temperatura no deberá exceder los 38ºC.

agua y las fuerzas físicas de la inmersión con ejercicios terapéuticos. Se utiliza,


fundamentalmente, cuando se precisa la ejecución de ejercicios asistidos o
resistidos de las extremidades, sin carga sobre las articulaciones y músculos.
En inmersión puede reeducarse la marcha, el equilibrio y la coordinación, antes
que la fuerza muscular o la consolidación ósea sean completas.
La terapia en piscina, al igual que los otros métodos hidroterápicos, se utiliza
integrada dentro de un programa terapéutico rehabilitador. La inmersión en sí
no es un fin, sino más bien una etapa que ayuda al paciente a liberarse poco a
poco en el medio acuático, para después hacerlo fuera del agua. La verdadera
finalidad de la hidrocinesiterapia es, por lo tanto, salir del agua con más soltura.

Las indicaciones principales del baño de remolino en el tratamiento de las


heridas son las siguientes:

mica, quemadura).

Los tanques de remolino, especialmente si se tratan heridas abiertas


infectadas, exigen la limpieza tanto del tanque como de las turbinas, después
de cada uso. El interior del tanque, después de su vaciado, deberá fregarse
con un desinfectante comercial que no cause corrosión; a continuación se
aclarará minuciosamente con agua limpia y se secará.

Tina de Hubbart o de Trébol

Es para el tratamiento individual, permite la inmersión completa de todo el


cuerpo. Tiene forma de alas de mariposa o de trébol, para permitir el
movimiento de los cuatro extremidades y el acceso del terapeuta al paciente.
Los pacientes pueden presentar grandes incapacidades que les impide la
deambulación (artritis reumatoidea en fase de exacerbación, parálisis de causa
neurológica central, etc.); y otros, son pacientes con quemaduras, que precisan
la movilización en medio estéril o con heridas abiertas o incontinencias que
contraindican el uso de las piscinas colectivas. Piscinas colectivas de
movilización: Debe tener como mínimo 2x2,5x6 (3m2) para una persona. Debe
tener una profundidad media de 0,9-1,5m para hacer ejercicios de marcha, por
lo que debe tener una longitud de 3m. En una piscina de 4-7m de largo y de
ancho entran entre 4- 6pacientes a la vez.
Las características básicas de las piscinas de tratamiento son:

parte superior será plana para permitir emplazar aparatos auxiliares.

necesiten mayores profundidades tiene una leve pendiente o un escalón.

hidráulicos, para entrar, salir, o incluso permanecer en camilla dentro de la


piscina.
barra de apoyo a
lo largo de toda la pared.

fisioterapeuta cuenta con una serie de accesorios que actúan sobre la


estabilidad del paciente en el agua, la flotación o la resistencia.

Temperaturas recomendables:
- Calentamiento moderado: 36.7 37.2° C
(98-99° F)
- Calentamiento vigoroso: 37.8 38.3° C (100-
101° F)

Accesorios que aumentan la flotabilidad.


Existen una serie de accesorios cuya finalidad es aumentarla, entre los cuales
se incluyen los manguitos, las boyas, las tablas de natación, los flotadores
cervicales, las barras-boya: flotamanos (buoy-bars), etc. Aunque es la dirección
del movimiento la que va a determinar si éste se verá ayudado o si generará
resistencia. Accesorios que generan resistencia por su flotabilidad. Además de
lo mencionado anteriormente, en su mayoría aumentan la resistencia al
movimiento variando la forma o volumen del miembro que se desplaza, aunque
también los hay que lo hacen generando una turbulencia adicional, como, por
ejemplo, las aletas, los guantes de natación, las paletas de mano, las
campanas, pesas, etc. 40 Según las necesidades y los objetivos planteados,
también se puede utilizar una combinación de accesorios de flotación y
aparatos estabilizadores, como, por ejemplo, un chaleco con amarras laterales.

Asimismo y siguiendo el concepto de progresión, a medida que avanzamos en


el tratamiento iremos prescindiendo primero de la estabilización y luego del
accesorio de flotación.
o Piscinas de marcha: Son utilizadas para el entrenamiento de la marcha
mediante la inmersión decreciente. El suelo está escalonado, con peldaños de
profundidad decreciente. Los pasillos de marcha tendrán como mínimo 3 m de
longitud. La profundidad será decreciente: de 1,50m (inmersión esternal media)
hasta 0,70m (inmersión femoral). El acceso a esta piscina se efectúa por la
zona más profunda. Existen otros tipos de piscinas de marcha, como los
tanques de fondo móvil donde solo tienen un pasillo de macha, contiene una
plataforma en el fondo que se eleva o se sumerge según la profundidad
deseada. Otro tipo de piscina que es en forma de pasillo, en la que una turbina
crea una corriente de agua y aire que ayuda o resiste el desplazamiento.
o Piscinas de natación: Estas piscinas para realizar natación como terapia son
similares a las piscinas deportivas. Deben tener la misma accesibilidad que las
piscinas de movilización y de marcha. Es conveniente que tengan zonas
profundas (2m) para poder ejercitar la marcha si apoyo o natación vertical. Los
accesorios más utilizados son las tablas de pies, pull-boy, burbuja de corcho y
gomas elásticas.

Tanque terapéutico

Combina la temperatura del agua y las fuerzas


físicas de la inmersión con ejercicios
terapéuticos. Se utiliza, fundamentalmente,
cuando se precisa la ejecución de ejercicios
asistidos o resistidos de las extremidades, sin
carga sobre las articulaciones y músculos.

En inmersión puede reeducarse la marcha, el


equilibrio y la coordinación, antes que la fuerza muscular o la consolidación
ósea sean completas. La terapia en piscina, al igual que los otros métodos
hidroterápicos, se utiliza integrada dentro de un programa terapéutico
rehabilitador. La inmersión en sí no es un fin, sino más bien una etapa que
ayuda al paciente a liberarse poco a poco en el medio acuático, para después
hacerlo fuera del agua.

Permite técnicas variadas para una amplia gama de indicaciones terapéuticas.


Antes de realizar cualquier ejercicio en inmersión, es necesaria una fase de
acostumbramiento. Sin esta fase previa, donde se pierde el miedo al agua, es
imposible obtener relajación muscular, por lo que la hidrocinesiterapia no será
útil. En hidrocinesiterapia el cuerpo adquiere calor, no sólo a través del agua,
sino también de todos los músculos que se contraen al realizar los ejercicios.
Cuando el paciente entra en el agua en un primer momento, los vasos
cutáneos se contraen momentáneamente y tiene lugar un aumento de la
resistencia periférica y de la presión sanguínea. Sin embargo, después las
arteriolas se dilatan, lo cual hace disminuir la resistencia periférica y la presión
sanguínea, mejorando el gasto cardíaco y aumentando así la circulación de
retorno.

Las técnicas más utilizadas son: ejercicios de movilización, entrenamiento de la


marcha, reeducación neuromotriz y natación.
Ejercicios de movilización:

muscular que aporta el calor del agua, estos ejercicios permiten el


mantenimiento o mejoría de la amplitud articular.
por los factores de
resistencia hidrodinámica. Se utilizan para conservar o recuperar la movilidad
articular y para ejercitar los músculos.

elemental y la natación. Entrenamiento de la marcha: Especialmente indicado


en las lesiones del sistema musculosquelético de miembros inferiores.

Reeducación neuromotríz: otro de sus principales efectos es mejorar la


percepción del esquema corporal, la coordinación motriz y el equilibrio. La
presión hidrostática aumenta con la profundidad; de ello resulta una
disminución del peso corporal, una elevación del centro de gravedad y una
facilitación del equilibrio estático y dinámico, lo cual hace que los esfuerzos
necesarios para realizar movimientos sean menores, esto es: la resistencia del
agua frena los movimientos que carecen de coordinación y facilita su control.
Fibromialgia
Definición

La palabra fibromialgia significa: dolor en los músculos, ligamentos y tendones


Es un síndrome que se manifiesta a través de un estado doloroso crónico
generalizado no articular, con afección de los músculos y que presenta una
exagerada sensibilidad en múltiples puntos definidos, sin alteraciones
orgánicas demostrables. También puede hacer que se sienta demasiado
cansado (fatiga) y que tenga problemas para dormir. Los médicos no
comprenden completamente qué causa la fibromialgia, pero las personas con
el trastorno son más sensibles al dolor.

En México, el Instituto Nacional de Cardiología, en conjunto con el Instituto


Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz (INPRFM) y la Asociación

una neuropatía, es decir, se origina en el sistema nervioso central, dañando los

Historia

Desde el año 1750, es posible encontrar los primeros indicios de descripción de


la presencia de puntos dolorosos, en ciertas zonas del cuerpo; el anatomista,

mación del

al desarrollo de las teorías psicológicas de la enfermedad, apoyado por


Hallyday, en 1937. En 1972, Hugh Smythe describe la enfermedad en los

forma de reumatismo no articular; pero es en 1992, en que finalmente, la


Organización Mundial de la Salud (OMS), reconoce la Fibromialgia como un
síndrome, de origen reumático.
Etiología

Su etiología aún es desconocida, si bien se postulan causas relacionadas con


la modulación del dolor, los trastornos del sueño, neuroendocrinos y
psicológicos, entre otros. Según el estudio EPISER, recientemente publicado,
la prevalencia estimada en la población española mayor de 20 años es del
2,3% (predomina en una relación de 21 a 1 en el sexo femenino), en la que se
encuentra un pico de prevalencia entre los 40 y los49 años de edad.

Según estudios longitudinales, el proceso tiende a la cronicidad y provoca un


grado importante de discapacidad y alteración de la calidad de vida. Múltiples
tratamientos han sido ensayados sin que ninguno haya demostrado una clara
eficacia a largo plazo.

Persiste aún la controversia sobre la relación entre el síndrome fibromiálgico y


las alteraciones psicosociales asociadas, especialmente la depresión, y cobran
importancia las complejas implicaciones de factores psicológicos, sociales y
familiares, que participan en el desarrollo y modulación del dolor crónico.

Clasificación

Clásicamente la fibromialgia se ha subdividido en 3 grupos:

Fibromialgia primaria: es de su grupo lo forman pacientes que presentan dolor


osteomuscular generalizado y múltiples puntos sensibles en ausencia de otra
sección que permita explicar sus síntomas

Fibromialgia concomitante: es la asociada a otra fracción que puede explicar


solo parcialmente los síntomas así en un paciente con artrosis se puede
explicar su dolor localizado pero no el dolor difuso se ha demostrado que estos
pacientes no difieren de los que presentan una fibromialgia primaria

Fibromialgia secundaria: es la fibromialgia que tiene el hogar junto a otra


fracción subyacente que probablemente es su causa se suele observar que
cuando la enfermedad subyacente mejorar los síntomas de la fibromialgia
también mejoran e incluso pueden llegar a desaparecer en casos bien
documentados de fibromialgia asociada con hipotiroidismo polimialgia
reumática polimiositis mieloma brucelosis y adenoma tiroideo.

En 1992, Grenfield propuso añadir a esta clasificación el término de fibromialgia


reactiva en aquellos pacientes en quienes se puede identificar un episodio
específico (traumatismo, cirugía, infecciones) anterior al inicio de la
enfermedad. Sin embargo, y a pesar de estos intentos de subclasificar a los
pacientes con fibromialgia, desde el estudio multicéntrico del Colegio
Americano de Reumatología para la definición de los criterios de clasificación
de la fibromialgia, se considera que estos subtipos son indistinguibles en sus
características clínicas, por lo que se sugirió que se abandone, en el
diagnóstico, la distinción entre los distintos tipos de fibromialgia. De esta forma,
el diagnóstico de la enfermedad será válido con independencia de otros
diagnósticos asociados.

Diagnostico

La fibromialgia es una de las enfermedades más difíciles de diagnosticar, ya


que no hay un examen médico que confirme el padecimiento existen más de
20 síntomas y las combinaciones pueden variar dependiendo de la persona, su
edad y su nivel de actividad física.

En la actualidad, los criterios diagnósticos del síndrome fibromiálgico,


ampliamente aceptados, son los establecidos en1990 por un comité del
American College of Rheumatology, basados en un estudio de casos y
controles realizados en EE.UU. y Canadá. Se fundamentan en la constatación
de dos criterios: la presencia de dolor generalizado y la palpación dolorosa en
11 puntos gatillo de 18 posibles (9 pares). La combi-nación de ambos criterios
de esta definición presenta una sensibilidad del 88,4% y una especificidad del
81,1% en el diagnóstico de la fibromialgia.

La exploración de los factores psicológicos, familiares, sociales y laborales del


paciente fibromiálgico, realizando una aproximación integral e integradora de
éste bajo un modelo biopsicosocial de la enfermedad y no sólo biomédico, nos
permitirá una mejor comprensión del paciente fibromiálgico y la posibilidad de
ensayar no sólo los tratamientos habituales, sino también otras formas de
intervención familiar, social o de relación médico/paciente/enfermedad, que
mejoren los cuidados facilitados a estos pacientes.

Diagnóstico diferencial

El diagnóstico diferencial se plantea con diversas enfermedades, generalmente


sistémicas, que pueden cursar con dolor crónico y rigidez más o menos
generalizada. La ausencia de datos clínicos sugestivos aportados por una
anamnesis cuidadosa, una exploración física detallada y un estudio analítico y
radiológico básico permitirá, en la mayoría de los casos, descartar otras
entidades reumáticas específicas.

Es frecuente la observación de cambios degenerativos en el estudio


radiológico, sin embargo, la falta de correlación entre los síntomas expresados
y los datos de la exploración física con los hallazgos radiológicos permitirán
realizar el diagnóstico del síndrome fibromiálgico asociado al de la artrosis.
Por otra parte, procesos reumáticos específicos incluidos en el diagnóstico
diferencial pueden también preceder o acompañar a la fibromialgia (fibromialgia
concomitante).

La depresión puede preceder o acompañar a la fibromialgia. Debe valorarse


como una condición asociada y no como causa del síndrome. Los
antecedentes de depresión se encuentran entre el 50-70% de los pacientes
fibromiálgicos, sin embargo, sólo un 20% de los pacientes presentan criterios
de depresión mayor en el momento del diagnóstico. La presencia de
depresión asociada en el paciente fibromiálgico parece contribuir a la
decisión de solicitar asistencia médica y una mayor medicalización (estudio
especializado) del proceso.
Tratamiento

Un aspecto muy importante en el planteamiento terapéutico de los enfermos


con fibromialgia es informar, desde un principio, de forma correcta al paciente
sobre el diagnóstico, pronóstico y posibilidades terapéuticas de la enfermedad
que presenta. La información debe ser directa, objetiva y acorde con el grado
de conocimiento científico que se posee de la enfermedad. El desconocimiento
de la etiológica y, por ende, del trata-miento específico no debe ser excusa, en
modo alguno, para minimizar el trastorno.

No hay que olvidar que la mayoría de estos enfermos ha recorrido previamente


las consultas de numerosos médicos y recibido con demasiada frecuencia
respuestas desconcertantes como «esto no es nada» o «son nervios».

Tratamiento farmacológico
El desconocimiento sobre la etiología de la fibromialgia imposibilita, por el
momento, disponer de un trata-miento farmacológico totalmente efectivo. Se
han probado múltiples fármacos, aunque una minoría ha demostrado tener
cierta efectividad.
El uso aislado de analgésicos y antiinflamatorios no esteroideos (AINE) no
suele ser demasiado efectivo en el tratamiento del dolor. Puede iniciarse con
una pauta fija de 1 g de paracetamol de 3 a 4 veces al día, o con AINE tipo
ibuprofeno 400-600 mg/8 horas. El analgésico que parece ser más efectivo es
el tramadol, a dosis variables entre 100-400 mg/día. La ciclobenzaprina, en
dosis única nocturna o, mejor, en dosis fraccionadas cada 8 h, puede ser un
buen complemento para paliarla contractura muscular. Los analgésicos
opioides mayores no suelen ser efectivos en el control del dolor en pacientes
con fibromialgia. El resto de fármacos probados, en estos pacientes, no han
podido demostrar eficacia.

Tratamiento psicológico
Diversos autores apuntan la posibilidad de que los factores psicológicos
puedan desempeñar algún papel, tanto en el inicio como en el mantenimiento
de la fibromialgia. El tratamiento psicológico del dolor persigue la modificación
del estado emocional y de la conducta con la frivolidad de aumentar la
funcionalidad del paciente y mantener sus interacciones sociales. Los tres
grandes grupos de intervención en el ámbito psicológico se derivan de la teoría
cognitiva de la emoción.

Una intervención psicológica completa debe incluir los tres aspectos:


Programas de modificación del comportamiento: Están dirigidos a aumentar
el grado funcional de las tareas cotidianas y están basados en los
principios del condicionamiento operante. Su finalidad es el control de los
estímulos ambientales y la supresión de los reforzadores del dolor.
Entrenamiento en técnicas de biofeedback: se recomienda el
entrenamiento en relajación muscular y la utilización de la señal
electromiográfica en el entrenamiento con biofeedback, como parte
integrante de un abordaje terapéutico más amplio.
Terapia conductual/cognitiva: añade, a las técnicas operantes, estrategias
cognitivas basadas en la distracción y en la transformación imaginativas del
dolor y del contexto.

Tratamiento fisioterapéutico

Clínicamente, los aspectos de priorización terapéutica son el dolor, la


disfunción muscular y la impotencia funcional secundaria al dolor. El
tratamiento sintomático de estos enfermos se basa, fundamentalmente, en
procedimientos cuyo objetivo es disminuir la hipertonía muscular y conseguir
una situación de relajación para paliar el dolor miotendinoso. Interesa actuar de
forma concomitante sobre factores conductuales de sobrecarga, y eliminar la
aparición de factores exógenos, como el frío, la humedad, la sobrecarga
posicional y el estrés. La técnica física con mayor evidencia de efectividad es la
práctica de ejercicio.

Se han probado diversos métodos de cinesiterapia y se ha concluido que los


pacientes sometidos a ejercicios de fortalecimiento y tonificación, realizados en
condiciones aeróbicas, tienen una mejoría del dolor y la fatiga superior a los
pacientes controles o a aquellos que realizan ejercicios de estiramiento.

Electroterapia

Los objetivos que se persiguen a grandes rasgos son, potenciar el beneficio de


otras técnicas aplicadas, disminuir el dolor y los espasmos musculares, mejorar
la calidad del sueño y por tanto mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Entre las técnicas utilizadas destacan:

Láser: tiene como objetivo específico, el aumento del aporte de oxígeno a los
tejidos, disminuir el espasmo local y aumentar los niveles de endorfinas. Se
aconseja que se realicen aplicaciones puntuales en puntos sensibles de
5J/cm2, durante 16 segundos, con un total de 3 minutos la sesión. Se deberán
hacer 5 sesiones semanales.
Abordaje fisioterapéutico en fibromialgia

Infrarrojos: se recomienda hacer dos sesiones semanales de unos 15 minutos


aproximadamente, hasta conseguir una temperatura de unos 38 º C.
Magnetoterapia a baja frecuencia: se recomienda realizar unas tres sesiones
semanales durante al menos un mes, con una intensidad 100 µT y una
frecuencia de 1-80 Hz, con aplicaciones de 30 minutos.
Ultrasonidos: busca el objetivo específico de aumentar la vasodilatación y
disminuir los espasmos locales. Se deberá aplicar una frecuencia de 3 MHz en
modo pulsátil 1:4.
Interferenciales: tiene como objetivo específico disminuir el dolor, mejorar el
flujo sanguíneo y estimular la contracción activa, provocando una disminución
de la astenia muscular.
TENS: se recomienda la aplicación de esta corriente eléctrica en sesiones de
40 minutos unas 3 veces/semana con una frecuencia de 15Hz con un tiempo
de pulso de 150 mseg. El objetivo específico que se persigue con dicha
aplicación es activar las vías de inhibición de dolor y disminuir la excitabilidad
central del dolor, por lo que según varios estudios, es una de las corrientes que
más beneficios aporta.
Tratamiento

Se han publicado numerosas revisiones que analizan la eficacia de los


tratamientos no farmacológicos.
Todas coinciden en que los programas de ejercicios son la intervención no
farmacológica más y mejor estudiada. Existe un acuerdo prácticamente
unánime en que los programas de ejercicios deben ser una de las
recomendaciones básicas en pacientes con FM. Se deben valorar
fundamentalmente tres alternativas:

1. Ejercicios aeróbicos. Utilizan grandes grupos musculares involucrándolos en


movimientos repetidos, con aumento de la frecuencia cardiaca pero sin superar
el umbral anaeróbico (hasta 70-85 % de la frecuencia cardiaca máxima para la
edad). En los pacientes con FM es necesario comenzar con una intensidad de
entrenamiento menor (del 60-75 % de la frecuencia cardiaca máxima) y una
frecuencia mayor, para que una vez adaptados a la práctica de ejercicio pueda
incrementarse la intensidad y disminuir la frecuencia. Entre ellos se incluyen
ejercicios en carga (caminar, danza) y en descarga (bicicleta, natación.).

2. Ejercicios de fortalecimiento muscular. Pretenden mejorar la fuerza,


resistencia y potencia muscular realizando contracciones musculares contra
determinadas resistencias como bandas elásticas, pesas o el propio peso del
paciente;

3. Ejercicios de estiramiento o flexibilidad. Su objetivo es mejorar la flexibilidad


muscular y de los tejidos blandos

Inicialmente, por medio de una entrevista clínica se obtienen todos los datos
necesarios para la historia de fisioterapia, a continuación el fisioterapeuta
explica la patología, su abordaje y las instrucciones básicas de higiene
postural.

Hidroterapia

Antes de comenzar el tratamiento de hidroterapia en personas que padecen


fibromialgia, se realiza un calentamiento que prepara al paciente de manera
física y mental, con el objetivo de lograr el estado de actividad requerido.

La ejecución en el medio acuático se compone de entrenamiento aeróbico con


intensidad del 60- 80%. Consta de ejercicios de movilidad de las principales y
grandes articulaciones y estiramientos globales de la musculatura. Se
continuaría con ejercicios de fuerza, flexibilidad y coordinación. Para finalizar se
terminará con una serie de estiramientos con el fin de disminuir la tensión
muscular.
Según el estudio de Albornoz Cabello et al, el tratamiento mediante
hidroterapia obtiene mejores resultados a largo plazo que el tratamiento
terrestre. El agua permite la ejecución de ejercicios de mayor amplitud,
reduciendo el dolor y la fatiga y mejorando la calidad del sueño. Con esta
técnica se logra el fortalecimiento de los músculos, el aumento de la amplitud
de las articulaciones, la mejoría del funcionamiento cardiorrespiratorio y de la
circulación sanguínea y la disminución del dolor y el estrés.

Se recomienda la realización de hidrocinesiterapia con ejercicios aeróbicos al


65-75% de la frecuencia máxima del paciente, durante una hora, al menos
unas tres veces por semana. La temperatura del agua recomendada oscila
entre los 35-36ºC

Objetivo general

Mejorar la calidad de vida del paciente para que pueda tener una
vida con el menor dolor posible y que esta patología no afecte sus
AVD.

Objetivos especificos

Disminuir la percepción del dolor.


Aumentar la fuerza muscular y su oxigenación.
Aumentar la capacidad aeróbica entrenando la resistencia.
Mejorar la propiocepción, equilibrio y coordinación.
Mejorar los trastornos psicológicos.
Intentar aportar evidencia científica a los estudios existentes.

Rutina de ejercicios

Es de suma importancia recordar que antes de comenzar el tratamiento deben


dedicársele de 8 a 10 minutos para realizar un calentamiento en el cual el
paciente caminará por el tanque terapéutico con una inmersión a nivel del
pecho, realizar movimientos ligeros y sin cambios bruscos de dirección, por su
seguridad puede sujetase de las barras del tanque o utilizar un popote para
desplazarse más fácilmente por todo el tanque, esto a la vez que también
moviliza miembros superiores para un calentamiento más completo e integral.
Primer mes
Descripción Tiempo Ejemplo

Ponerse frente al borde y con


las manos apoyadas elevar
1 serie de 10 minutos
las rodillas de forma
alternada

Caminar hacia adelante


remando con los brazos y 1 serie de 10 minutos
elevando las rodillas

Caminar lateralmente hacia


la derecha y luego a la
1 serie de 10 min
izquierda empujando el agua
con las manos

Abra y cierre las piernas a los


lados flexionando las rodillas
1 serie 10 min
y dando una palmada por
salto

Hacer círculos con los


brazos, con los codos
1 serie de 10 min
estirados y por debajo del
agua

Mes 2
Coloque las manos en las
caderas con los pies
separados a la altura de los
hombros y las rodillas 1 serie 10 minutos por
relajadas inclínense ambos lados
lentamente hacia ambos
lados con la mano bajando
por el muslo

Junto al muro doble la rodilla


y levanta el muslo tanto como
pueda estire la rodilla y bajé
1 serie de 10 min por
la pierna manteniéndola
ambos lados
rodilla estirada ayúdese con
una mano detrás de la rodilla
si lo necesita
Agarrado del muro de la
piscina levanta el mundo todo
lo que pueda baje la pierna y
1 serie de 10 min por
columpia lentamente
ambos lados
adelante hacia atrás sin
arquear la espalda repita El
ejercicio del otro lado

Caminar por el tanque


moviendo brazos hacia 1 serie de 10 min
adelante y hacia atrás

Mes 3

Ayudandose de un elemento Realizar el movimiento


que nos ayude a flotar como durante 1 minuto y
las barras de flotación, se va descansa 20 segundos,
a realizar el movimiento lento esto se realiza por 10
simulando el caminar muinutos
De pie y con las piernas
semiflexionadas y con el
agua a la altura del pecho.
Con las manos bajo el agua
1 serie de 10 minutos
se realizan movimientos
laterales empujando el agua
con la palma de la mano
abierta
De pie con las piernas
semiflexionadas el agua la
altura del pecho y los brazos
en Cruz bajo el agua
arrastramos las manos hacia
delante hasta juntar Las
1 serie de 10 minutos
Palmas empujando el agua
con la palma de la mano
seguidamente volvemos
hacia atrás hasta la posición
inicial arrastrando el agua
con el reverso de las manos
De pie con las piernas
semiflexionadas y el agua la
altura del pecho nos
ayudamos de una tabla de
flotación colocamos la tabla
de forma perpendicular a la
superficie del agua y la rastra 1 serie de 10 minutos
más de un lado al otro este
ejercicio se puede realizar
agarrando la tabla con un
solo brazo o con los dos de
forma simultánea en función
de la fatiga que se sienta
Con ayuda de una barra de
flotación apoya la espalda
sobre el churro y con las
rodillas flexionadas trate de
llevarlas hacia el pecho Mantenemos de 3 5
mantenemos esta posición segundos y relajamos,
de 3 a 5 segundos y se realizara por 10
relajamos minutos
La exigencia de ejercicio se
puede incrementar
aumentando la velocidad de
forma progresiva
Mes 4
Partiendo de la misma
posición que el ejercicio
anterior mantenemos las
rodillas flexionadas
manteniendo esta posición Realizamos 1 serie de
sin estirar las piernas y con la 10 minutos
espalda recta oscilamos dos
piernas al mismo tiempo de
izquierda a derecha

Para ejercicio necesitamos


dos barras explotación
pasamos una por detrás de la
rodilla y la otra por debajo de
los brazos quedando detrás Realizamos 1 serie de
de la espalda en esta 10 minutos
posición intentamos
mantener el equilibrio durante
20 segundos sin utilizar los
brazos para flotar
Para este ejercicio también
necesitamos dos barras de
flotación y se coloca
acostado sobre estas tal y
como se ve la imagen,
mantenemos la posición
flotando y desde esta 1 serie de 10 minutos
acercamos la rodilla al pecho
hasta llegar a la posición que
podemos ver en la imagen
mantenemos unos segundos
y volvemos a la posición
inicial
Para este ejercicio
necesitaremos una barra de
flotación y una tabla nos
sentaremos sobre la barra y
sujetar emos la tabla con las
Se mantiene de 3 5
dos manos sobre la
segundos lo mas
superficie del agua Cómo se
profundo que se pueda y
muestran imagen tiramos de
posteriormente se sube
la tabla arrastrándola hacia
Se realizaran por 10
abajo con todo lo que
minutos
podamos manteniéndola en
todo momento paralela a la
superficie del agua
intentando llegar a la altura
de las rodillas
Sentados sobre una barra de
flotación se intenta mantener
el equilibrio, se desplaza
1 serie de 10 minutos
hacia adelante y hacia atrás
realizando movimientos con
los brazos

Programa de ejercicios en casa

Después de completar su tratamiento fisioterapéutico, el paciente continuará


una sencilla rutina de ejercicios que podrá realizar en su casa para prevenir
futuras lesiones, siguiendo con el fortalecimiento y estiramiento muscular.

Descripción Repeticiones Ejemplo

Movilizacion de rodillas
Separamos los pies a la
10 a 15 repeticiones hacia
anchura de la pelvis y con
adentro y 10 a 15
una ligera flexión de rodillas
repeticiones hacia afuera
hacemos círculos hacia un
lado y hacia el otro

Se juntan los pies y las


10 a 15 repeticiones
rodillas para realizar
izquierda y posteriormente
movimientos circulares en el
derecha
mismo sentido
Movilización de cadera
Con los pies y rodillas
separadas a la anchura de
10 a 15 repeticiones por
los hombros realizamos
lado
movimientos circulares
hacia un lado y
posteriormente hacia el otro

Movilidad cadera anterior


Separando los pies y
colocándolos uno delante
del otro haremos 10 a 15 repeticiones
movimiento donde se
desplazará el peso hacia
adelante y hacia atras

Flexión lumbar
Se realizara un descenso de 10 a 15 repeticiones
tronco y brazos en dirección manteniéndose en flexión
hacia los pies sin doblar las por 3 a 5 segundos
rodillas

Con los pies situados a la


altura de los hombros se
levanta una mano hacia el
10 a 15 repeticiones por
techo y se realiza una
lado
flexión lateral de tronco y
después la realizamos del
otro lado.
10 a 15 repeticiones por
Lateralización de cabeza
lado

Inclinamos la cabeza hacia 10 a 15 repeticiones por


enfrente y luego hacia atrás lado

Movemos la cabeza como 10 a 15 repeticiones por


diciendo que no lado

Fortalecimiento en casa
a) Inchworm
1. Ponte de pie con los pies juntos y estira el cuerpo. Mantén las piernas y los
brazos rectos.
2. Inclínate hacia adelante hasta que las palmas de tus manos toquen el suelo
(deben quedar frente a ti), y contrae el abdomen. Esta es la posición inicial
del ejercicio, mantén siempre las piernas rectas. Durante el ejercicio, solo
doblarás la cadera.
3. Sin moverte de tu lugar, comienza a dar pasos cortos con las manos para
bajar hacia adelante hasta que el cuerpo quede extendido de forma
horizontal y paralelo al suelo, en forma de plancha. Tus pies deben reposar
sobre los dedos.
4. Deja las manos en su lugar y comienza a dar pasos cortos hacia adelante
con los pies. Hazlo sin doblar las piernas hasta que llegues cerca de tus
manos. Comienza caminando con los dedos de los pies y, cuando te sea
cómodo, reposa sobre tus talones.
5. Una vez hayas regresado a la posición inicial, repite el ejercicio.
6. Haz 3 series de 10 repeticiones.

b) Sentadilla
1. Ponte de pie erguido y separa los pies a la anchura de los hombros. Estira
los brazos frente a ti, levemente inclinados hacia arriba. Esta es la posición
inicial de la sentadilla.
2. Agáchate, desplazando la cadera hacia atrás y sacando los glúteos. Siempre
debes mantener la curvatura lumbar y tus rodillas deben quedar alineadas
con tus pies.
3. Desciende hasta que tu cadera quede debajo de tus rodillas. Si no, estarás
haciendo una sentadilla incompleta. Este es el tercer paso de la sentadilla
libre (air squat).
4. Regresa a la segunda posición rápidamente.
5. Finaliza el ejercicio regresando al paso inicial.
6. Recuerda mantener bien apoyados los talones durante todo el ejercicio para
no lastimar las rodillas.
7. Haz 3 series de 10 repeticiones.

c) Zancadas
1. Ponte de pie con la columna recta.
2. Separa los pies a la anchura de la cadera.
3. Da un paso largo, llevando una pierna adelante. Dobla la rodilla lo más que
puedas hasta alcanzar un ángulo 90 grados.
4. Baja la rodilla trasera cerca del suelo, pero sin tocarlo. Apoya solo los dedos
del pie.
5. Sentirás tensión en los músculos de la pierna que tienes adelante y en la
zona del glúteo de la pierna que queda atrás.
6. Haz 2 series de 10 repeticiones, alternando la pierna izquierda con la
derecha.

d) Zancada lateral
1. Ponte de pie con el cuerpo erguido. Los brazos deben quedar a los lados,
bien estirados.
2. Separa los pies, dejando bastante espacio entre ellos.
3. Mantén las manos y las pesas frente a ti (sirven botellas de agua). Alínealas
con el hueso de la cadera.
4. Flexiona la rodilla derecha e inclina el cuerpo hacia ese lado. Baja el torso y
las caderas hasta que queden cerca de la rodilla. Otra opción es dejar el
cuerpo recto y sostener las pesas a la altura del pecho.
5. Baja las pesas hasta tu pie derecho. Colócalas a los lados del pie.
6. Sube al centro, regresa la posición inicial y repite en el otro lado. Haz 2
series de 10 repeticiones por lado.

e) Peso muerto con pierna


1. Colócate de pie con la espalda recta.
2. Inclina hacia adelante el tronco mientras elevas una pierna y contraes los
glúteos. Inclínate como si quisieras recoger algo del piso pero sin llegar
hasta el suelo. El tronco debe quedar perpendicular a la pierna.
3. Si te cuesta mantenerte en pie, termina de inclinarte hasta que tus palmas
reposen en el suelo, eso te servirá de sostén. Si usas pesas, no deben tocar
el piso, pero pueden estar cerca.
4. Haz una pausa y luego repite todo lo anterior en la otra pierna.
5. Haz 3 series de 10 repeticiones.

f) Curl de bíceps
1. Ponte de pie y sujeta dos mancuernas o botellas de agua (para principiantes
máximo 1 o 2 kilos). Las palmas de las manos deben quedar mirando hacia
afuera.
2. Mantén una postura erguida y contrae el abdomen.
3. Acerca las pesas a tus hombros, flexionado los codos. Hazlo sin mover la
parte superior de los brazos.
4. Haz 3 series de 10 repeticiones.
Bibliografía

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https://revistamedica.com/hidroterapia-fibromialgia/

https://www.fibro.info/guiaejercicios.pdf

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