Está en la página 1de 4

Demuéstrale que estás de su lado,

SIEMPRE...
Tenéis que pasar progresivamente del miedo a la
confianza. No “voy a hacer esto o aquello para que no se
enfade”, sino porque “verle feliz me compensa y me hace
feliz a mí también”.
Tenéis que recuperar la confianza en el otro, la confianza
de que me quiere aun sin ser perfecta/o, elige cada día
estar conmigo libre y voluntariamente, puedo mantener su
amor a pesar de que no estemos de acuerdo en todo.
La bronca termina siendo un mecanismo de defensa
mediante el cual consigo controlar al otro, ya que por las
buenas parece no dar resultado. La bronca lleva al miedo, y
el miedo a medio-largo plazo al deterioro de la relación, ya
que nos sentimos tensos, humillados, manipulados, etc.
Para recuperar la confianza necesitamos sentir que se
pone en mi lugar, que está de mi parte, que no es mi
enemigo/a sino la persona que me quiere, que tiene en
cuenta mis necesidades y deseos tanto como los suyos
propios.
Volvemos a la idea primera. TIENES QUE ESTAR A BIEN
CONTIGO para no necesitar demostrar nada, ni
justificarte por nada. Si no, lo que sucede es que nuestro
comportamiento se centra en intentar que el otro se ponga
en nuestro lugar y que nos dé la razón.
Que nos den la razón cuando nosotros no nos ponemos en
el lugar de las otras personas es difícil, porque el otro
siente lo mismo que tú, quiere que le comprendan y le den
la razón, alguno tiene que empezar, ¿por qué no reconocer
que los dos tenemos razón?
Para generar confianza
Pilla haciendo algo agradable a tu pareja y reconóceselo
con un beso, una sonrisa o una palabra amable. Que se
dé cuenta de que te gusta, no te quedes pensando “qué
mosca le abra picado”, “algo querrá”,... y pongas mala cara
o te quedes indiferente. A todas las personas nos gusta
gustar, si se da cuenta de que así lo consigue tienes más
posibilidades de que repita esas conductas agradables.
Importante: NUNCA se te ocurra aprovechar que hace algo
bueno para echarle la charla o intentar solucionar
conflictos de otro tipo, Ej.: “si fueses así siempre que bien
nos iría”, “ves como cuando quieres puedes resultar
adorable”, etc.
Cuando tengas que dar tu opinión, primero le escuchas
atentamente y luego le dices:
 “ENTIENDO QUE...” (Demuestras que has
comprendido su idea, muestras empatía y, si es posible los
puntos de acuerdo con su postura)
 “TAMBIÉN ES CIERTO QUE...” (Procura no usar un
PERO... porque parece que lo anterior no vale. Das tu
opinión o argumentas con hechos otro punto de vista
distinto al escuchado. Si vas a dar tu opinión subjetiva,
utiliza mensajes “YO”, habla por ti, y no te metas en
descalificaciones hacia los demás)
 “POR LO TANTO SUGIERO... O ¿QUÉ PODRÍAMOS
HACER?...” (Propones un cambio que satisfaga a ambas
partes)
Importante: Recuerda que son 3 pasos y por ese orden, y
que SIEMPRE tienes que empezar por demostrarle que te
pones en su lugar y que respetas su punto de vista con un
entiendo que... antes de dar tu opinión o de pedir algo.
Trata de abrir el diálogo y la negociación en lugar de
cerrarla con ataques personales, exigencias, malos modos,
gestos de impaciencia, etc.
Ejemplos:
- (Ej.: Te propone un plan que no te apetece demasiado)
Entiendo que quieras quedar con tu hermano para no
perder el contacto. Yo comparto tu misma opinión sobre su
mujer, así que qué te parece si vemos la forma de no
dedicarle todo el día a esa visita.
EVITA DECIR COSAS COMO: Sabes que no soporto a
fulanita, y tu hermano me parece un... por consentirla...
Creía que a ti tampoco te gustaba..., la verdad es que no te
entiendo (es decir terminas metiéndote o con la persona
que es de su agrado o con él mismo, o pones obstáculos
para permitir ese encuentro.
Entiendo perfectamente que te apetezca pasar unos días
con... También es cierto que hemos tenido una semana
muy complicada y apenas hemos podido pasar un rato a
gusto los 3 juntos (refiriéndote al niño). Para mí es
importante que reservemos algo de tiempo para estar
nosotros solos juntos en familia, seguro que si pensamos
con calma en una solución para hacer ambas cosas la
encontraremos (abrir el abanico de alternativas, no se trata
de ahora o nunca, de todo o nada, podemos reservarnos
un fin de semana distinto o un puente, una mañana o una
tarde, negociar.)
EVITA DECIR COSAS COMO: “Y nosotros cuándo, a ver si
te enteras de una vez que tu familia somos nosotros. Eres
un cobarde, no sabes nunca decir que no a los demás y
siempre nos sacrificas a nosotros”.
- (Ej.: No colabora en las tarea domésticas porque dice
estar cansado)
Entiendo que tienes poco tiempo para ti con tanto trabajo,
(también es cierto) a mí me pasa lo mismo (mensaje yo),
entre la casa y el niño estoy un poco agobiada. ¿Qué te
parece si recogemos esto rápidamente entre los dos y nos
tumbamos un poquito en el sillón a ver la película? Dicen
que es muy buena. (sugerencia)
EVITA DECIR COSAS COMO: “A ver si te crees que yo no
estoy cansada, si te agobia la casa y llevas 5 minutos,
imagínate yo que paso toda la tarde aquí con el crío, qué
egoísta eres”.
- (Ej.: Se queja de cenar varias veces lo mismo)
Entiendo que te aburras de comer una cosa, a mí también
me pasa, quizás podrías darme alguna idea para variar el
menú. Con el tiempo que tengo tiene que ser algo fácil de
hacer.
EVITA: Picarte. No escuches lo que no se te ha dicho, no
te precipites sacando conclusiones o haciendo
interpretaciones negativas de las palabras del otro.
Céntrate en el tema y no personalices cualquier comentario
que se te haga. No estés a la defensiva, no tienes que
defenderte de nada y si así fuera que sean más explícitos
contigo.
Sé cariñosa y demuéstrale tu afecto habitualmente,
incluso cuando no estéis de buenas. Utiliza muchos te
quiero y el contacto físico (besos, abrazos, sonrisas). Que
tu gesto sea agradable, destierra el “morro choto”, los
gestos desairados, las voces.
Tú misma mejorarás con el cambio. Williams James (un
prestigioso psicólogo) decía: ¿estamos tristes porque
lloramos o lloramos porque estamos tristes? El cambio
físico influye en nuestro cambio mental y a la inversa.
RECUERDA: No le regañes. Utiliza una forma positiva de
expresión, habla de lo que deseas y no de lo que quieres
evitar.
Ejemplo, se puede decir:
 Ya era hora que llegaras a casa, o
 Cuanto me alegra que ya hayas llegado a casa, tenía
ganas de verte.
(Si quería decir lo primero, ¿por qué digo lo segundo?
Estoy deseando verle y consigo nada más llegar montarla
para que nos enfademos y nos demos la espalda en la
cama)

También podría gustarte