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VALOR DEL SUFRIMIENTO

LA CRUZ A LA MEDIDA

Había una vez -dice la Historia- un hombre que se quejaba ante Dios
por la cruz que le había tocado llevar, pues era superior a sus fuerzas.
"Señor". Le decía: "Yo sé que cargar una cruz es parte de la vida de
un cristiano pero, la que yo tengo es demasiado pesada. Si yo pudiera
escoger la mía, estoy seguro que escogería una más aparente que la
que llevo en la actualidad".
El Señor, al oírlo, le llevó a un lugar donde estaban todas las cruces
hechas para el hombre y le dijo: "escoge la que quieras". El hombre
dejó su cruz que probó que era mucho más pesada que la que él
tenía, así que la descartó. La segunda que eligió era mucho más
liviana y cuando la puso sobre sus hombros arrastraba en el suelo, de
manera que la rechazó también. La tercera no era lisa y las astillas de
la misma se le clavaban en las manos cuando la probaba. Otra, tenía
un feo nudo que se le clavó profundamente en el hombro. Así, hora
tras hora, buscó una que fuera conveniente para él, pero sin resultado
alguno.
Finalmente, el hombre escogió una, la puso sobre sus hombros y dio
unos cuantos pasos. "Señor". Le dijo, "ésta es la cruz aparente para
mí. Ves, no es muy pesada, tiene el tamaño apropiado, ha sido
convenientemente preparada y no tiene nudos que me lastimen los
hombros. Me gustaría tener ésta cruz porque siento que es la más
apropiada para mi".
El Señor sonrió y le respondió : "Me alegro que hayas encontrado una
que te satisfaga plenamente, esa es la cruz que tú trajiste".

Reflexionemos y acordémonos que cuando San Pablo se quejó de su


cruz, el Señor le respondió : "Te basta mi gracia; mi fuerza actúa mejor
donde hay debilidad" (2 Cor. 12:9)
TENTACIONES

PAPA TE COMPRO UN DIA


- Papi, ¿cuanto ganas?
Dijo el pequeño con voz tímida fijando sus expresivos ojos en su
agotado padre que llegaba del trabajo.
- "No me molestes, hijo. ¿No ves que vengo muy cansado?"
- "Pero, papi. Dime por favor, ¿cuanto ganas?" Insistió el niño.
- "Doscientos pesos al día". Respondió el hombre irritado con tal de
quitárselo de encima.
El niño se colgó de su saco y le dijo, ...
- "Papi, ¿me prestas cien pesos?
El padre monto en cólera y tratando con brusquedad al niño, le dijo:
- "Así que para eso querías saber cuanto gano. ¡Vete a dormir y no me
estés molestando, Muchacho aprovechado!
Ya había caído la noche cuando el padre se puso a meditar sobre lo
ocurrido. El incidente lo hizo sentirse culpable. Tal vez su hijo quería
comprar algo. Había estado muy ocupado en el trabajo últimamente y
no estaba al tanto de los acontecimientos del hogar.
Queriendo descargar su conciencia dolida, se asomo a la habitación
del pequeño.
- "Hijo, ¿estas dormido? El niño abrió los ojos a medias.
- "Aquí tienes el dinero que me pediste. ¿Para que lo querías?"
Tallándose los ojos, su hijo metió la manita debajo de su almohada y
saco varios billetes arrugados.
- Es que los necesitaba para completar y comprarme algo que hace
mucho tiempo deseaba.
Y extendiendo la mano con los billetes hacia su padre, le dice:
“Papito… ¿Me vendes un día de tu tiempo?”
Reflexiona… preocúpate desde ya por tu familia, no valla a ser que un
día sea tu hijo el que te tenga que comprar un día

LA CARRETA VACÍA
Caminaba con mi padre cuando el se detuvo en una curva y después
de un pequeño silencio me preguntó:
Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más?
Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí: Estoy
escuchando el ruido de una carreta.
Eso es -dijo mi padre-. Es una carreta vacía.
Pregunté a mi padre: ¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aun
no la vemos?
Entonces mi padre respondió: Es muy fácil saber cuándo una carreta
está vacía, por causa del ruido. Cuanto más vacía la carreta, mayor es
el ruido que hace.
Me convertí en adulto y hasta hoy cuando veo a una persona hablando
demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo
inoportuna o violenta, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose
prepotente y haciendo de menos a la gente, tengo la impresión de oír
la voz de mi padre diciendo:

"Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace"


La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los
demás descubrirlas. Y recuerden que existen personas tan pobres que
lo único que tienen es dinero. Y nadie está mas vacío que aquel que
está lleno de sí mismo.
POSTRIMERÍAS

LA CASA EN EL CIELO

Una Señora soñó que llegaba al cielo y que, junto a las ciento veinte
mil personas que mueren cada día, estaban haciendo fila para saber
cual era su destino eterno.

De pronto apareció San Pedro y les dijo: "Vengan conmigo y les


mostraré en que barrio está la casa que le corresponde a cada uno.
Aquí la única cuota inicial que se recibe para su habitación eterna es la
CARIDAD, traducida en obras de misericordia, comprensión, respeto
por los demás, interés por la salvación de todos ".

Los fue guiando por barrios primorosos, como ella jamás hubiera
pensado que pudieran existir.

Llegaron a un barrio con todas las casas en oro; puertas doradas,


techos dorados, pisos de oro, muros de oro. Que maravilla.....

San Pedro exclamó: " Aquí todos los que invirtieron con mucho dinero
en

ayudar a los necesitados; aquellos a quienes su amor a los demás si


les costó en la tierra". Y fueron entrando todos los generosos, los que
partieron su pan con el hambriento y regalaron sus vestidos a los
pobres y consolaron a los presos y visitaron enfermos.

La Señora quiso entrar pero un Ángel la detuvo diciéndole. "


Perdóneme, pero usted en la tierra no daba sino migajas a los demás.
Jamás dio algo que en verdad costara, ni en tiempo, ni en dinero, ni en
vestidos...... este barrio es solamente para los generosos". Y no la dejó
entrar.

Pasaron luego a otro barrio de la eternidad. Todas las casas


construidas en marfil. Qué blancura, qué primor. Los pisos de marfil,
los techos de marfil.

La Señora se apresuró para entrar a tan hermoso barrio pero otro


Ángel guardián la tomó del brazo y le dijo respetuosamente: "Me da
pena pero este barrio es únicamente para aquellos que, en el trato con
los demás fueron delicados, comprensivos y bondadosos. Y usted era
muy dura, falsa y criticona, y a veces hasta grosera en el trato con los
demás". Y mientras todos los que habían sido exquisitos en sus
relaciones humanas, entraban gozosos a tomar posesión de sus lujos
habitaciones, la pobre mujer se quedaba por fuera, mirando con
envidia a los que iban entrando a tan esplendoroso barrio.

Le faltaba la cuota inicial..... haber tratado bien a los demás. Siguieron


luego a un tercer barrio. Aquello era lo máximo en luminosidad y
belleza. Todas las casas eran de cristal. Pero de unos cristales
excepcionalmente brillantes y hermosos. Paredes de cristales
multicolores, techos de cristales refractarios, ventanas de cristales que
parecían arco iris.

La Señora corrió a posesionarse de una de aquellas maravillosas


habitaciones, pero el Ángel portero la detuvo y le dijo muy serio: "En
su pasaporte dice que usted no se interesó por enseñar a las personas
que estaban a su alrededor, el camino del bien, la verdad y este barrio
es exclusivamente para las personas que ayudan a los otros a buscar
la felicidad. Aquí se cumple lo que anunció el Profeta Daniel: " Quienes
enseñen a otros a ser buenos, brillaran como estrellas por toda la
eternidad". Y usted nunca se preocupó porque las personas que con
usted vivían se volvieran mejores. Así que aquí no hay casa para
usted. Le falta la cuota inicial....... Haber ayudado a los otros a
cambiar.

Entristecida la pobre mujer veía que entraban muchísimas personas


radiantes de alegría a tomar posesión de su habitación eterna,
mientras ella, con un numeroso grupo de egoístas eran llevadas
cuesta abajo a un barrio verdaderamente feo y asqueroso. Todas las
habitaciones estaban construidas de basura. Puertas de basura.
Techos de basuras. Los gallinazos sobrevolaban sobre aquella
hediondez; ratones y murciélagos rondaban por allí........ Ella se puso
un pañuelo en la nariz por que la fetidez era insoportable y quiso salir
huyendo, pero el guardián del barrio le dijo con voz muy seria: "Una de
estas casas será tu habitación; puede pasar a tomar posesión de ella".
La angustiada mujer gritó que no, que era horrible. Que no sería capaz
de habitar en ese montón de basuras. Y el Ángel le respondió: "
Señora, esto es lo único que hemos podido construir con la cuota
inicial que usted envió desde la tierra. Las habitaciones de la eternidad
las hacemos con la cuota inicial que las personas mandan desde el
mundo. Usted solamente nos enviaba cada día egoísmo, mal trato a
los demás, murmuraciones, críticas, palabras hirientes, tacañerías,
odios, rencores, envidias. ¿Que más podríamos haberle construido?
Usted misma nos mandó el material para hacerle su " MANSION ".

La mujer empezó a llorar y a decir que no quería quedarse a vivir allí y


de pronto, al hacer un esfuerzo por zafarse de las manos de quien la
quería hacer entrar en semejante habitación, dio un salto y se
despertó. Tenía la almohada empapada de lágrimas...... Pero aquella
pesadilla le sirvió de examen de conciencia y desde entonces empezó
a pagar la cuota inicial de su casa en la eternidad. Generosidad con
los necesitados, bondad en el trato con los demás, preocupación por
enseñar a otros el camino del bien.

Que tal si empezamos a pagar LA CUOTA INICIAL


PECADO

EL CHANTAJE

Un niño visitaba a sus abuelos en su finca. Le habían dado un tira


piedra para que jugara en el bosque y, por mucho que el practicaba,
nunca le daba al blanco. Al fin, desanimado y cansado, caminaba
hacia su casa para cenar, cuando se encontró el pato favorito de su
abuela. En un momento de impulso lanzó una piedra, y le dio
directamente a la cabeza del pato el cual quedó muerto. El niño se
espantó y por el pánico que tenía, escondió el pato muerto en una pila
de madera. Entonces vio que su hermana Sally lo había visto todo, y
no dijo nada. Pero ese día, después del almuerzo, la abuela dijo, "Sally
vamos a lavar los platos". Sally respondió, "Abuela, Johnny me dijo
que el quería ayudarte en la cocina." Entonces le susurró a su
hermano, "¿recuerdas el pato?". Johnny, sintiéndose chantajeado,
lavó los platos.
Mas tarde el abuelo le preguntó a los niños si querían irse de pesca, y
la abuela dijo, "Lo siento pero necesito que Sally se quede y me ayude
a preparar la cena. "Sally solo sonrió y dijo, "Bueno, está bien, pero
Johnny me dijo que el te quería ayudar." De nuevo le susurró al
hermano, "¿Recuerdas el pato?" Así que Sally se fue a pescar y
Johnny se quedó ayudando en la casa. Después de varios días en que
Johnny hacía los quehaceres de Sally, no pudo aguantar mas, y fue a
donde estaba su abuela y le confesó que él había matado el pato. La
abuela lo abrazó y le dijo, "Mi amor, yo lo sabía. Yo estaba parada en
la ventana y lo vi todo. Tu mismo te hiciste esclavo de Sally por el
miedo de confiarme tu problema. Yo te amo y te perdono, solo
esperaba que tu fueras honesto conmigo para liberarte del chantaje de
Sally."
Pensamiento: ¿Hay algo en tu vida que no te atreves a contarle a
Jesús?. El está esperándote. El lo sabe todo y quiere perdonarte.
El demonio, al igual que Sally en la historia, te quita toda la vergüenza
al momento de pecar, pero la devuelve el doble al momento de la
confesión… ¿Estarás siendo tu una víctima más de los chantajes de
satanás? ¿Qué esperas para contarle a Jesús a través del Sacerdote
tus falticas? EL TE RECIBIRÁ CON LOS BRAZOS ABIERTOS.
AMOR Y MISERICORDIA
http://www.youtube.com/watch?v=rkjGISbHBIs&feature=related
(video en Youtube, el puente)

EL INCREIBLE AMOR DE DIOS PADRE

En un pueblo muy lejano, había un puente giratorio (de aquellos que


suben y bajan para dejar pasar los barcos y trenes) que atravesaba un
río grande. Durante la mayoría del día el puente estaba arriba para
dejar pasar los barcos.
Pero durante ciertas horas se bajaba el puente para dejar cruzar un
tren. Un guardián vivía en una pequeña casa por un lado del río por
donde él operaba los controles para mover el puente y engancharlo en
su lugar mientras pasaba el tren.
Una noche mientras el guardián estaba esperando el último tren, miró
a la distancia y vio las luces del tren. Se acerco a los controles y
espero la distancia apropiada antes de cambiar la posición del puente.
Pero, para su horror, el aparato para enganchar el puente no funciono!
Si el puente no estuviera enganchado en una posición segura, se
movería mucho cuando pasara el tren y causaría que el tren saliera de
la línea del
ferrocarril cayendo al río. Este era un tren de pasajeros con muchas
personas abordo.
El dejó el control mientras cruzaba al otro lado del río donde había una
palanca que él podía usar para engancharlo manualmente. El podía
escuchar el sonido que rompió su corazón. Cruzando el puente, su hijo
de cuatro años de edad venia gritando "¿Papi, dónde estas?" El primer
impulso del hombre era gritar:
"CORRE, CORRE!" Pero, las piernas de su hijito nunca lograrían
cruzar el puente a tiempo. El hombre casi dejo la palanca para correr y
recoger a su hijito y llevarlo a un lugar seguro, pero se dio cuenta de
que no llegaría a la palanca a tiempo. O muere la gente en el tren o
tendría que morir su hijo.

Tomo solo un momento para hacer su decisión. El tren paso


rápidamente siguiendo su rumbo, y nadie se dio cuenta del pequeño
cuerpo roto que fue tirado al río abajo por el tren que pasaba. Ni
tampoco ninguno de los pasajeros vio al hombre sollozando sobre la
palanca mucho tiempo después que paso el tren. No vieron que el
camino a casa mas lentamente como jamás en su vida para avisar a
su esposa como el había sacrificado a su hijo.

Ahora, si pueden comenzar a comprender las emociones que pasaron


por el corazón de este hombre, pueden comenzar a entender los
sentimientos de nuestro Padre Celestial cuando el sacrifico a su hijo,
nuestro
Señor Jesucristo, para hacer un puente entre nosotros y la vida eterna.
Y, Como debe sentirse él cuando pasamos por la vida sin ni siquiera
un pensamiento por lo que el ha hecho por nosotros mediante su hijo
Jesucristo. Cuando fue la ultima vez que diste gracias a Él por el
sacrificio de su hijo?.
SACRAMENTOS

EL EXCESIVO AMOR DE DIOS MANIFESTADO EN LA


EUCARISTÍA.

«Mientras comían, Jesús tomó pan, lo bendijo y, dándoselo a los


discípulos, dijo: “Tomad y comed, éste es mi cuerpo”. Y tomando un
cáliz y dando gracias, se lo dio, diciendo : “Bebed de él todos, que ésta
es mi sangra de la alianza, que será derramada por muchos para
remisión de los pecados”.» (Mt 26, 26-29).

El mismo Jesús – escribe San Alfonso María Ligorio – nos dice: “Éste
es mi cuerpo que se da por vosotros” (1 Co 11, 24). Y en otro lugar de
la Escritura leemos :”El que come mi carne y bebe mi Sangre
permanece en Mí y Yo en él” (Jn 6, 56)
Sin lugar a dudas, cuando algún creyente lee estas palabras no puede
dejar de sentirse impulsado a amar a Nuestro Redentor. Él, no sólo ha
sacrificado su vida y su sangra por nuestro amor, sino que nos ha
dejado su Cuerpo en la Eucaristía para que podamos unirnos con Él
en comunión. (A.D. cap. III).

Dos obras nos ha mostrado Dios, las más insignes y que más pasman
y atajan los juicios de los hombres. La primera obra fue su
Encarnación – de la que ya hemos hablado –, en la cual el Verbo del
Padre se juntó y unió con nuestra naturaleza.

La segunda obra que hizo Dios (invento propio de su infinito amor),


fue la institución del Santísimo Sacramento. En la primera cubrió su
Ser divino con una cortina de carne para que le pudiéramos ver; en
ésta segunda cubre no sólo lo divino, sino también lo humano, con la
cortina del pan y el vino, para que le podamos comer. En la primera
estaba el hombre unido con Dios; ahora quiere Dios y hombre unirse
contigo.

Dice el glorioso Apóstol y Evangelista San Juan: “Antes de la fiesta de


Pascua, sabiendo Jesús que le había llegado la hora de salir de este
mundo para ir al Padre, como había amado a los suyos que quedaban
en el mundo, los amó hasta el extremo” (Jn 13, 1), ¡Sí!, porque en
ese momento les dio mayores beneficios y les dejó mayores prendas
de amor, entre las cuales la más principal fue el Santísimo
Sacramento, quedándose en él su Majestad verdadera y realmente.
¡En esto nos declaró bien el Amor gran que nos tenía!. La condición
del verdadero amor es querer tener siempre presente al amado, y
gozar siempre de su compañía... pues para que no nos olvidásemos
de Él, nos dejó por memorial este Santísimo Sacramento, que no es
otra cosa que ¡ÉL MISMO EN PERSONA!. Y así, cuando acababa de
instituir este sacramento dijo: “Cada vez que celebréis este misterio,
hacedlo en memoria mía” (Lc 22, 19: 1 Co 11, 24), y también nos dice:
“acuérdense de lo mucho que los amé, de lo mucho que los quise, y
de lo mucho que por ustedes padecí”. ¡¿Cómo despreciar tan grande
amor?!

No se contentó el Señor con que le tuviéramos en nuestros templos y


casa, sino que quiso que le tuviéramos dentro de nosotros mismos;
quiso entrañarse en nuestro corazón; quiso que tú mismo fueras el
templo y el cáliz, la custodio y relicario donde estuviese y se
depositase este Santísimo Sacramento. No nos lo dan aquí para
besarlo como en su nacimiento a los pastores y reyes, sino para
recibirle dentro de nuestro vientre. ¡Oh amor inefable! ¡Oh generosidad
nunca oída! ¡Que reciba yo en mi pecho y en mis entrañas al mismo
Dios en persona! ¡Al mismo Jesucristo, verdadero Dios y verdadero
hombre! ¡Al mismo que recibió la Sacratísima Reina de los Angeles
nueve meses en sus entrañas purísimas!... ¡¡¡Verdaderamente es el
Amor de los Amores!!!.
(Ejercicio de perfección y virtudes Cristianas. Alonso Rodríguez. 2 part.
Trat. 8. Cap. 1).

Si aún después de todo esto mi querido hermano, no te has


conmovido y no te has decidido por ir al “exceso de amor” (Eucaristía),
lee las siguientes frases de algunos venerables hombres con respecto
a la Santa Misa:

“¡La Misa es la manera más perfecta de hacer oración!” (Papa Pablo


VI)

“Por cada Misa que se asiste con devoción, Nuestro Señor enviará a
un santo a consolarnos, en la hora de la muerte” (revelaciones de
Jesucristo a Santa Gertrudis la mayor)
“Sería más fácil la existencia del mundo sin el sol, que sin la Santa
Misa” (San Pío de Pietrecina)

“Si conociéramos el valor se la Santa Misa, nos moriríamos de alegría”


(Sto. cura de Ars)

“Una sola Misa ofrecida y oída en la vida con devoción, por el bien
propio, puede valer mas que mil misas celebradas con la misma
intención después de la muerte” (San Anselmo. Doctor de la Iglesia)

“Una Misa antes de la muerte nos aprovechará mas que muchas


después de la muerte” (San Leonardo de puerto Mauricio)

“En cierta ocasión Santa Teresa se sentía inundada de la bondad de


Dios. Entonces le hizo esta pregunta a Nuestro Señor: ¿Señor mío,
cómo os podré agradecer? Nuestro Señor le contestó: ASISTID A
MISA” (Papa Benedicto XV)
ORACIÓN Y FE

ALPINISTA Y LA FE

Cuentan que un alpinista, desesperado por conquistar el Aconcagua,


inició su travesía, después de años de preparación, pero cometió el
error de subir solo, sin compañeros alpinistas, pues quería la gloria
para él mismo.
Empezó a subir y se le fue haciendo tarde y más tarde, y no se
preparó para acampar, sino que decidió seguir subiendo resuelto a
llegar a la cima. Pero poco a poco fue oscureciendo.
La noche cayó con gran pesadez en la altura de la montaña y ya no se
podía ver absolutamente nada. Todo era negro, CERO visibilidad, no
había luna y las estrellas eran cubiertas por las nubes.
Subiendo por un acantilado, a sólo 100 metros de la cima, se resbaló y
se desplomó por los aires....caía a una velocidad vertiginosa, sólo
podía ver veloces manchas más oscuras que pasaban en la misma
oscuridad y la terrible sensación de ser succionado por la gravedad.
Seguía cayendo y en esos angustiantes momentos, le pasaban por su
mente todos sus gratos y no tan gratos momentos de su vida, el
pensaba que iba a morir, mas sin embargo, de repente sintió un tirón
muy fuerte que casi lo parte en dos...SI, como todo alpinista
experimentado, había clavado estacas de seguridad con candados a
una larguísima soga que lo amarraba de la cintura.
En esos momentos de quietud, suspendido por los aires, no le quedó
más que gritar "AYUDAME, DIOS MIO", "AYUDAME DIOS MIO"...
De repente una voz grave y profunda de los cielos le contesto -"QUE
QUIERES QUE HAGA?" -"Sálvame, Dios mío" -"REALMENTE CREES
QUE TE PUEDA SALVAR?" -"Por supuesto, Dios mío" -"ENTONCES
CORTA LA CUERDA QUE TE SOSTIENE..."
Hubo un momento de silencio y quietud. El hombre se aferró más a la
cuerda y reflexionó...
Cuenta el equipo de rescate que al otro día encontró colgado a un
alpinista congelado, MUERTO, agarrando con fuerza, con las manos y
los pies a una cuerda... A DOS METROS DEL SUELO...
ESPIRITU SANTO

VEN, ESPÍRITU CREADOR


Rezada a diario por el Papa JPII

En Enero de 1980, Juan Pablo II, hablando a un grupo de la


renovación carismática dijo: “Yo desde pequeño aprendí a rezarle al
Espíritu Santo. Cuando tenía 11 años, me entristecía porque se me
dificultaban mucho las matemáticas. Mi padre, me mostró en un librito
el Himno '"VEN CREADOR ESPIRITU"', y me dijo: Rézalo y verás que
El te ayuda a comprender. Llevo mas de 40 años rezando este himno
todos los días y he sabido lo mucho que ayuda el Divino Espíritu.”

Ven, Espíritu Creador, fortalece nuestra débil carne,


visita las almas de tus fíeles
y llena de la divina gracia los Aleja de nosotros al enemigo,
corazones, danos pronto la paz,
que Tú mismo creaste. sé Tú mismo nuestro guía,
y puestos bajo tu dirección,
Tú eres nuestro Consolador, evitaremos todo lo nocivo.
don de Dios Altísimo,
fuente viva, fuego, caridad Por Ti conozcamos al Padre,
y espiritual unción. y también al Hijo;
y que en Ti, Espíritu de
Tú derramas sobre nosotros los entrambos,
siete dones; creamos en todo tiempo.,
Tú, el dedo de la mano de Dios;
Tú, el prometido del Padre; Gloria a Dios Padre,
Tú, que pones en nuestros y al Hijo que resucitó,
labios los tesoros de tu palabra. y al Espíritu Consolador,
por los siglos infinitos. Amén.
Enciende con tu luz nuestros
sentidos; V. Envía tu Espíritu y serán
infunde tu amor en nuestros creados.
corazones; R. Y renovarás la faz de la
y, con tu perpetuo auxilio, tierra.

Oremos.
Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del
Espíritu Santo; haznos dóciles a tu Espíritu para gustar siempre el bien
y gozar de su consuelo.

Por Jesucristo Nuestro Señor.


R. Amén.
SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

¿CÓMO ERA LA VIDA EN EL HOGAR DE MARÍA Y SAN JUAN?

Lo había dicho Cristo desde la cruz. A María le dijo que Juan sería su
hijo. A Juan le dijo que sería su Madre. Y así se hizo. Después de la
muerte de Cristo, María se dio una vuelta por Nazaret para levantar su
casa, recoger algunas pocas cosas y venirse a vivir en casa de Juan.
No hubo necesidad de un carretón de mudanza porque era poco lo
que tenía, y de esto, la mayoría lo fue repartiendo entre las vecinas y
los pobres del pueblo. No se llevó la alfombra persa, ni las cortinas de
seda, ni el espejo con marco de plata, porque nunca los tuvo. Tenía un
hermoso arcón, eso sí, que José se lo fabricó para su cumpleaños,
pero tampoco se lo llevó; se lo dejó de regalo a una vecina pobre. Las
herramientas de José se las regaló a un aprendiz de carpintero para
que pusiera su propio negocio. Ella se llevó de recuerdo uno de los
martillos con que tanto habían trabajado José y Jesús. También se
llevó una silla hecha por Jesús mismo. En muy buen estado, a pesar
de estar muy usada. Debe haber sido una silla sencilla pero hermosa,
buena para descansar, para recobrar las fuerzas. Una silla siempre
dispuesta a recibir a los agobiados, a los fatigados, a los cansados por
una carga pesada. Bien sabe Jesús como hacer eso. El sabe aligerar
las cargas. Debe haber sido una silla sencilla y a la vez muy hermosa.
Así, María dejó atrás casi todo y se fue a vivir a casa de Juan; y
aceptaría muy gustosa el venir a vivir a cualquiera de nuestras casas.
¿Cómo sería la casa de Juan?
Juan tendría la casa por dentro..., bueno, Juan era hombre, joven,
soltero..., lo normal en estos casos es que aquella casa fuera...
bueno... una zona montañosa.
Sospechamos que al llegar, María encontró montoncillos de polvo en
los rincones; quizá una túnica y un sartén colgados del mismo clavo;
zonas por las que nunca había pasado la escoba; trastes sin lavar;
unas sandalias tiradas junto a la mesa, y alguna túnica descosida con
varios tirones sin arreglar.
María se puso a ordenar todo aquello y pronto lo dejó impecable.
Verás, María. Ese desorden que encontraste en casa de Juan lo
encontrarás en todas nuestras casas. En casa de Juan arreglaste
varios aparejos de pesca enredados. En nuestras casas hay lazos
familiares que se han roto o que se han enredado un poco. Ayúdanos
a desenredarlos. En casa de Juan pusiste las cosas ordenadamente
en el sitio que les correspondían. En nuestros hogares puede que
encuentres personas que no están en su sitio; papás o mamás que se
ocupan demás por su trabajo y descuidan a la familia; esposos que no
están en su sitio como esposos; hijos que no están controlados como
debieran estarlo, y padres ancianos que, quizá, están demasiado
arrinconados. En casa de Juan sacaste cosas que salían sobrando. En
nuestras casas, necesitamos tu ayuda para deshacernos de cosas que
sobran: egoísmo, hastío, malos modos, malos ejemplos.
María, te invitamos a nuestras casas para que nos ayudes como
ayudaste a Juan.
Y María bien que ayudó a Juan, a los demás apóstoles y a todos los
cristianos, con su consuelo, su apoyo, su orientación, y su enorme fe
en Dios. María también escribió cartas a las diversas comunidades
cristianas, recordándoles la palabra de Dios, como es el caso de esta
carta a la ciudad de Mesina, donde Pablo predicaba el Evangelio:
"Yo, María Virgen, Sierva de Dios Nuestro Señor, y humildísima Madre
de Jesucristo, Hijo de Dios Todopoderoso y Eterno, saludo a todos los
que habitan en Mesina. A todos les deseo salud y bendición en
Nuestro Señor. Ya habéis aprendido algo de los embajadores que se
os han enviado; y habéis recibido el Evangelio, reconociendo que el
Hijo de Dios se hizo Hombre; y que sufrió su Pasión y Muerte por la
Salvación del mundo. También habéis aprendido que El es el Cristo y
el Verdadero Mesías. Haced esfuerzos de perseverar, os suplico. Y
mientras tanto os prometo a vosotros y a toda vuestra posteridad, Mi
asistencia en la Presencia de mi Hijo".
"María, Virgen, humildísima Sierva de Dios".
Así como a ellos, a nosotros también ayúdanos, María, para poder
tener siempre presente a Jesús. Ayúdanos a desenredar nuestras
vidas y a ser fieles cristianos. María, no te canses de recordarnos
aquellas palabras que pronunciaste durante las Bodas de Caná:
"Haced todo lo que Él (Jesús) os diga".

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