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INTRODUCCIÓN

Si se ha dicho que en los injustos de hurto y de robo el objeto material del


delito es un bien mueble, en los injustos de Usurpació n el objeto material es un
bien inmueble, pero ello no quiere decir, que el comportamiento prohibido supone
la apropiació n de un bien inmueble, sino el ius posessionis, la tenencia del bien,
cuando la víctima es despojada del ejercicio de un derecho real; la naturaleza
misma de las cosas hace imposible la acció n de apoderamiento, dada su
inamovilidad, la que resulta reemplazada, en términos generales, por el acto de
ocuparlas desplazando al que las tiene en su poder 1. Má s cabe también anotar que
mediante el delito de estafa, una persona puede perder la propiedad de un bien
inmueble, cuando se utiliza el fraude, ardid o engañ o.

Con la incriminació n de esta conducta se pretende tutelar, entonces la posesió n de


los bienes inmuebles, su real use y disfrute, por lo que debe rechazarse cualquier
postura que se oriente a fijar a la propiedad como bien jurídico protegido. La
discusió n que puede haber entre dos personas o má s sobre el título dominical de
un bien inmueble, ha de ventilarse en el Derecho privado; aquello no le interesa al
Derecho penal, el ius puniendi estatal solo ha de intervenir ante aquellas conductas
lesivas que atentan contra el ejercicio de los derechos reales que toman lugar en
los bienes in muebles.

Ahora bien, con lo dicho, no se quiere decir, que el Derecho penal tenga que
intervenir ante todo ataque a la posesió n de un bien inmueble, pues para que
pueda garantizarse su legitimació n en esta esfera de la criminalidad, se requiere
identificar un plus de sustantividad, que ha de sostenerse sobre los medios
comisivos que emplea el agente para perpetrar el injusto, nos referimos a la
violencia, la amenaza y el abuso de confianza, tal como se desprende del artículo
202 del Có digo Penal, de no ser así estaríamos contraviniendo los principios de
subsidiariedad y de ultima ratio2.

Tradicional es también la distinció n entre lo que para nosotros podría llamarse


despojo, la turbació n de posesió n y la remoció n de términos, por medio de la cual

1
FONTAN BALESTRA, CARLOS; Derecho Penal, Parte Especial, p.581
2
PEÑA CABREA FREYRE, RAUL; Derecho Penal, Parte Especial; p. 432.

1
se alteran los signos materiales de dominio, acció n de la que puede resultar una
invasió n parcial del inmueble ajeno, escribe Soler3.

Peñ a Cabrera señ ala que la usurpació n se caracteriza por incidir exclusivamente
sobre bienes inmuebles, resueltamente es una forma de ataque contra el
patrimonio inmobiliario, por lo que el bien jurídico es el tranquilo disfrute de los
bienes inmuebles, entendido éste como la ausencia de perturbació n en el ejercicio
de la posesió n o de cualquier derecho real sobre los mismos4.

3
SOLER, SEBASTIAN; Derecho Penal Argentino, T. IV, p. 484.
4
PEÑA CABRERA, RAUL; Tratado de Derecho Penal, Parte Especial; p. 496.

2
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN...........................................................................................................................1
ÍNDICE..........................................................................................................................................3
USURPACIÓN EN EL DERECHO PENAL PERUANO Y LA CASACIÓN N° 56-2014 AYACUCHO........4
I. TIPO PENAL......................................................................................................................4
II. BIEN JURIDICO PROTEGIDO.............................................................................................4
A. BIEN INMUEBLE............................................................................................................5
B. DELITO PERMANENTE..................................................................................................6
III. TIPICIDAD OBJETIVA........................................................................................................8
A. SUJETO ACTIVO............................................................................................................8
B. SUJETO PASIVO............................................................................................................8
IV. TIPICIDAD SUBJETIVA......................................................................................................9
V. LA VIOLENCIA COMO MEDIO COMISIVO DEL DELITO DE USURPACIÓN.......................10
A. LA TURBACIÓN DE LA POSESIÓN MEDIANTE VIOLENCIA SOBRE LAS COSAS............11
B. AVANCE Y CONSOLIDACIÓN JURISPRUDENCIAL: CASACIÓN N° 56-2014- AYACUCHO
15
CONCLUSIONES..........................................................................................................................18

3
USURPACIÓN EN EL DERECHO PENAL PERUANO Y LA
CASACIÓN N° 56-2014 AYACUCHO

I. TIPO PENAL

Artículo 202.- Usurpación

Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de


tres años:

1. El que, para apropiarse de todo o parte de un inmueble, destruye o


altera los linderos del mismo.
2. El que, por violencia, amenaza, engaño o abuso de confianza, despoja a
otro, total o parcialmente, de la posesión o tenencia de un inmueble o
del ejercicio de un derecho real.
3. El que, con violencia o amenaza, turba la posesión de un inmueble.
4. El que, ilegítimamente, ingresa a un inmueble, mediante actos ocultos,
en ausencia del poseedor o con precauciones para asegurarse el
desconocimiento de quienes tengan derecho a oponerse.

La violencia a la que se hace referencia en los numerales 2 y 3 se ejerce tanto


sobre las personas como sobre los bienes.5

II. BIEN JURIDICO PROTEGIDO

Las conductas típicas que se comprenden en el artículo 202 del C.P., no tienden a
tutelar el patrimonio desde una acepció n universal, sino de forma concreta: el uso
y disfrute de los derechos reales 6, esencialmente la posesió n, que se ve mermada y
atacada cuando la víctima es desocupada del bien inmueble, mediante la alteració n
de linderos o la turbació n de la posesió n. Por ello, cuando a pesar de producirse
una ocupació n ilegítima en un bien mueble, má s no se desocupa a su poseedor, no
habrá Usurpació n, pero sí Allanamiento de domicilio.

5
Lo subrayado es la modificación realizada al Artículo 202° de Código Penal po el Art. 1° de la ley N°
30076 (19/08/2013)
6
CREUS, CARLOS; Derecho Penal, Parte Especial, T. I, p. 590.

4
En la ejecutoria recaída en el RN N° 3536-98-Junín, se señ ala lo siguiente: "Que,
de otro lado no sólo protege el dominio que se ejerce sobre un inmueble sino,
propiamente el ejercicio de las facultades que tiene su origen en derechos
reales que se ejercen sobre él, requiriendo, además, de parte del sujeto
activo una especial intención de despojar al sujeto pasivo de la posesión del
bien por alguno de los modos señalados en la descripción típica del artículo
doscientos dos del Código Penal, presupuestos que no concurren en el
presente caso"7.

Merece destacar la postura de Bustos, quien escribe que la protecció n, a la inversa


que, en las cosas muebles, está sumamente adjetivada. Só lo se protege si hay
violencia o intimidació n y/o si hay utilidad, lo que parece ló gico ya que a diferencia
de los que ocurre con las cosas muebles (salvo en el caso de los vehículos a motor)
lo ú nico que se protege es el tranquilo disfrute (el delito es só lo una perturbació n
de él), ya que es imposible que se pierda la disponibilidad del inmueble 8.

Debe también mencionarse que en el caso de la conducta contenida en el inc. 2),


también es objeto de ataque la libertad personal, la vida, el cuerpo y la salud de los
ocupantes del bien inmueble, por lo que só lo en este caso habríamos de identificar
un bien jurídico complejo.

A. BIEN INMUEBLE

Como se sostuvo en el estudio dogmá tico del delito de hurto, bienes muebles son
todos aquellos susceptibles de ser valorados econó micamente en el mercado, que
pueden ser trasladados de un lugar a otro, como los semovientes o animales,
objetos, muebles, etc. En oposició n a los anteriores, son inmuebles aquellos bienes
que no pueden transportarse de un lugar a otro sin que se destruyan (no tienen la
particularidad de los muebles). Generalmente se encuentran adheridos al suelo, o
en todo caso participan de la inamovilidad de éste. Por ejemplo, una casa, un
predio rú stico, las minas, etc9.

7
ROJAS VARGAS, FIDEL, Jurisprudencia Penal…, p. 624.
8
BUSTOS RAMIRES, JUAN, Manual de Derecho Penal. Parte Especial, p. 223.
9
RAMIREZ CRUZ, EUGENIO; Tratado de Derechos Reales, T. I; p. 127.

5
Segú n el artículo 885° del C.C., modificado por la Ley N° 28677 del 01 de junio del
2006, se consideran bienes inmuebles: el suelo, el subsuelo y el sobresuelo, el mar,
los lagos, los ríos, los manantiales, las corrientes de agua y las aguas vivas o
estanciales, las minas, canteras y depó sitos de hidrocarburos y las naves y
aeronaves.

La clasificació n de inmuebles «por su naturaleza», da lugar en la doctrina


entendida en la materia, que son los bienes inmuebles por excelencia.

Aquellos bienes materiales que permanentemente está n fijos o adheridos a un


lugar (el suelo) y, por consiguiente, no pueden ser transportados ni cambiados de
un lugar a otro. Por eso se les llama inmuebles por naturaleza, porque no está en la
voluntad del hombre el hacerlos variar de sitio10.

A nosotros lo que nos interesa es formular un concepto de "bienes inmuebles", que


pueda ajustarse a los comportamientos típicos que se glosan en el artículo 202°, en
cuanto a su concepció n punitiva, que se trate de inmuebles susceptibles de ser
ocupados y/o objeto de alteració n en sus linderos correspondientes.

En relació n a los inmuebles por accesió n, es preciso puntualizar que las


construcciones realizadas con cará cter temporal no será n pasibles del delito de
usurpació n, pues tienen la calidad de muebles, dado el estado transitorio de su
construcció n; pero si bien es cierto no habrá usurpació n por la accesió n del
edificio, sí lo habrá por ocupació n del terreno donde se haya construido11.

B. DELITO PERMANENTE

Un sector de la doctrina nacional, considera que los delitos de usurpació n son de


comisió n instantá nea. De esta postura, es PRADO SALDARRIAGA, quien escribe lo
siguiente "En la usurpació n la acció n acontece de modo inmediato y concluye
excluyendo a la víctima de su posesió n. Y esto ú ltimo determina la consumació n
del delito y, por ende, el inicio de la prescripció n.

El que el inmueble se mantenga en poder del agente má s o menos tiempo


constituye un efecto posterior a la consumació n, y que ya no implica despojo. La
10
RAMIREZ CRUZ, EUGENIO; Tratado de Derechos Reales, T. I; p. 133.
11
PEÑA CABRERA, RAUL; Tratado de Derecho Penal, Parte Especial, p. 501.

6
usurpació n, pues, en su forma de despojo es un delito instantá neo pero que puede
tener efectos permanentes"12.

Para poder dilucidar la problemá tica con correcció n, es necesario remitimos a


conceptos propios del Derecho civil, en tanto el delito de usurpació n afecta y limita
determinados derechos reales, derechos subjetivos que una persona posee sobre
un determinado bien inmueble. La acció n típica de este tipo penal, es decir, sus
efectos perjudiciales pueden recaer -tanto en el propietario poseedor como en el
poseedor no propietario-, en suma, no se protege strictu sensu la propiedad como
derecho real, sino las facultades dominicales que recae sobre el bien, que es el use
y disfrute, propiedades que ú nicamente pueden ejercerse cuando el sujeto pasivo
se encuentra en posesió n del bien inmueble; obviamente, la punició n viene
condicionada por el uso de una violencia física, de inminente amenaza psicoló gica
o de un abuso de confianza13.

Por lo antes dicho, habrá que afirmar, que mientras el sujeto activo de la acció n
típica se mantenga en posesió n ilícita del objeto material del delito, se va a
configurar un estadio antijurídico, el cual se prolongará en el tiempo durante su
ilícita posesió n; este estadio, supone una afectació n de los derechos reales del
sujeto pasivo mientras dure ese estado antijurídico, por lo tanto, no vemos
objeció n para considerar al delito de usurpació n y actividades típica conexas, como
un delito permanente.

La usurpació n -despojo material, turbació n de posesió n y destrucció n o alteració n


de linderos- como todo delito permanente, supone la producció n al bien jurídico de
una ofensa que se mantiene en el tiempo -generando una especie de "estado
antijurídico"- hasta tanto el sujeto activo decide su cesació n o se ve compelido a
ella14.

Apoyada la tesis mencionada en argumentos de política criminal, en la prá ctica la


cesació n del estado antijurídico, es decir, la desocupació n del bien demora a veces
añ os, si consideramos a la usurpació n como un delito instantá neo, muchos autores

12
PADRO SALDARRIAGA, VICTOR; Todo sobre el Código Penal. Tomo I, p. 162.
13
MUÑOZ CONDE; Derecho Penal. Parte Especial, p. 352.
14
OCTAVIO TOLEDO Y UBIETO, EMILIO Y HUERTO TOCILDO, SUSANA; Derecho Penal. Parte
General: Teoría Jurídica del delito, p. 162.

7
quedarían fuera de la persecució n penal, puesto que se colmarían muchas veces los
plazos prescriptorios, contrario sensu, considerar esta figura delictiva como
"permanente" garantiza las funció n preventiva de la norma jurídico-penal, en tanto
la violencia que se ejerce para lograr la desocupació n del morador, debe ser
entendida como medio por el cual se vale el agente para lograr su
intencionalidad15, de ahí que se pueda ejercer la acció n penal en plazos temporales
idó neos. La temporalidad dilatada -argumenta Peñ a Cabrera- fundamentalmente,
aleja los posicionamientos de creer encontrar en este precepto exclusivamente el
delito instantá neo16.

III. TIPICIDAD OBJETIVA

A. SUJETO ACTIVO

Podrá ser cualquier persona, el tipo penal in comento no exige una cualidad
específica para poder ser considerado autor a efectos penales. Es un delito comú n,
donde los elementos en que se funda la punibilidad pueden ser trasladados sin
ningú n problema al hombre de atrá s, por lo que la auto ría mediata resulta
plenamente admisible. Segú n la descripció n del inc. 1), el agente puede ser un co-
posesionario.

B. SUJETO PASIVO

En este caso lo será todo aquel que ejercer la posesió n, la tenencia real del bien
inmueble al momento de la acció n punible (tempus comissi delictl), al margen del
título dominical que pueda presentar o, en cuanto al derecho por el cual asienta su
posesió n sobre el inmueble; lo que no obsta a que se pueda incluir al propietario
poseedor. Puede tratarse, entonces, de un tenedor legítimo o ilegítimo, inclusive el
precario es objeto de protecció n por el derecho punitivo.

IV. TIPICIDAD SUBJETIVA

Las modalidades del injusto de Usurpació n que se glosan en la


estructuració n normativa del artículo 202º só lo resultan reprimibles a título de

15
PEÑA CABRERA FREYRE, A.R.; Derecho Penal. Parte General; ps. 1107 - 1108
16
PEÑA CABRERA, RAUL; El delito de Usurpación, p. 54.

8
dolo, conciencia y voluntad de realizació n típica; el autor dirige de forma
consciente su accionar delictivo, ora destruir, modificar y/o alterar los linderos del
predio contiguo, ora a despojar al sujeto pasivo de la posesió n del bien inmueble,
mediante el empleo de la violencia o de la amenaza que recae sobre los
poseedores, ora turbando la posesió n mediante violencia o amenaza. A nuestro
entender cabe admitir el dolo eventual: «conciencia del riesgo típico»; puede
darse un error de tipo en el caso de que agente yerre sobre la propiedad del
inmueble, en el cual modifico los lineros, pensando que era suyo 17.

Se presenta en el tipo subjetivo del injusto un elemento, un añ adido aparte del


dolo, en el sentido de que la alteració n de linderos 18, la desocupació n de la víctima
del bien inmueble, debe perseguir un á nimo específico trascendente: de
"apropiarse" de su posesió n19, pues si no es así, pese a concurrir destrucció n de
linderos, sería constitutivo de dañ os o, cuando lo hace para ingresar al bien y así
hacerse de los bienes muebles que está n en su interior (hurto). Si bien dicho
elemento só lo hemos de identificarlo en el inc. 1), consideramos que es preciso,
desde una consideració n de orden sistemá tico que también se requiere su
concurrencia en el segundo inciso; puede darse una desocupació n violenta de un
inmueble, para poder el agente apoderarse de sus bienes muebles y, aquello será
constitutivo de robo y no una Usurpació n. Mas en lo que a la turbació n de la
posesió n refiere, la presencia de dicho á nimo lo convierte en un acto típico de
desocupació n.

17
PEÑA CABRERA FREYRE, A.R.; Derecho Penal. Parte Especial; T. II, p. 437.
18
SALINAS SICCHIA, RAMIRO; Delitos contra el Patrimonio, p. 391.
19
CREUS, CARLOS; Derecho Penal. Parte Especial; T. I, p. 598.

9
V. LA VIOLENCIA COMO MEDIO COMISIVO DEL DELITO DE
USURPACIÓN.

La violencia es uno de los medios de comisió n que contempla el artículo 202


del Có digo Penal para la configuració n típica del delito de usurpació n, siendo
definida comú nmente por la doctrina nacional como “el empleo de la fuerza física
ejercida por el agente del delito sobre determinada persona para dificultar o
vencer materialmente la resistencia que este puede oponer, en este caso, referida a
la defensa de la posesió n o tenencia de un inmueble. En opinió n de Gá lvez Villegas,
si la violencia consiste en la energía desplegada como medio para ocupar el
inmueble, pero no se emplea para expulsar a su poseedor o impedirle su posesió n
no habrá delito de usurpació n sino un delito de allanamiento de domicilio, en
concurso con el delito de lesiones”20.

En el mismo sentido, negando que la violencia típica de usurpació n pueda recaer


sobre las cosas, James Reá tegui la definía como la fuerza física que se ejerce sobre
la persona suficiente para vencer su resistencia, y que está representada por la
fuerza material que actú a sobre el cuerpo de la víctima para arrebatarle o
despojarle de un inmueble.21

El elemento violencia constitutivo del tipo debe ser usado como un medio para
lograr el despojo (acto inmediato) y no como acto posterior al despojo puesto que
el delito de usurpació n es un delito instantá neo. Es así como debemos aclarar que
no existe un despojo en donde no concurre ninguno de los medios mencionados,
por lo tanto, el delito de usurpació n no se configura 22. Así lo entiende la
jurisprudencia penal concretizada en el R.N. N° 5041-98 al decirnos que: “El
despojo total o parcial de la posesió n o tenencia de un derecho real (…) debe
producirse bajo los supuestos de violencia, amenaza, engañ o o abuso de confianza;
consecuentemente, al no haberse probado el nú cleo central de la configuració n del
delito de usurpació n, el despojo en los supuestos antes mencionados; de ninguna
manera cabe imponerse una sentencia condenatoria (…)”23.
20
GÁLVEZ VILLEGAS/ROJAS LEÓN, Derecho Penal. Parte Especial, t. II, p. 1156.
21
REÁTEGUI SÁNCHEZ/ESPEJO BASUALDO, El delito de usurpación inmobiliaria en el
Código penal peruano, p. 47 y ss.
22
Ibídem, p. 50.
23
Ídem.

10
La amenaza o violencia moral, por su parte, consiste en obligar a una persona a
hacer algo, para obtener para sí o para otro la posesió n, tenencia de un inmueble,
se dan aquí con mayor intensidad que en la física, las características señ aladas con
referencia a la violencia en general: acció n tendiente a limitar la libertad de
disposició n del ocupante de un inmueble, en cuanto a su posesió n, tenencia y
voluntad contraria del atacado por ese proceder, exteriorizada mediante la
resistencia24.

El obrar del sujeto activo, dirigido a lograr el resultado antedicho, e impregnado


del elemento subjetivo señ alado está constituido fundamentalmente por la
amenaza, que es la que determina al sujeto pasivo a dejar, desde luego obligado, la
posesió n, la tenencia. La acció n debe recaer de modo tal sobre el á nimo del sujeto
pasivo, que lo obligue a actuar contra su voluntad, pues de no proceder así se
concretaría el dañ o anunciado expresa o implícitamente por el sujeto activo25.

La diferencia entre la violencia física y la moral radica en que en la ú ltima el


despojado actú a coaccionado por el temor o el miedo, y por eso entrega o deja el
inmueble en manos del sujeto activo, acto que nunca habría realizado de no mediar
la amenaza, en la física, el autor del hecho realiza por sí mismo el acto, usando esa
forma para despojar26.

A. LA TURBACIÓN DE LA POSESIÓN MEDIANTE VIOLENCIA SOBRE


LAS COSAS

Con respecto a la modalidad de turbació n de la posesió n, la misma constituye una


modalidad del delito de usurpació n previsto en el artículo 202 del Có digo Penal,
específicamente la regulada en el inciso 3. Consiste en un tipo penal que sanciona
al que “con violencia o amenaza, turba la posesió n de un inmueble”86. En esta
modalidad el agente se vale de la violencia o amenaza para molestar, incomodar y
perturbar la posesió n pacífica que viene ejerciendo la víctima sobre su inmueble,
no dirige su conducta con la intenció n de tomar posesió n del inmueble sino
ú nicamente con la finalidad de turbar la posesió n. El tipo que ahora veremos está
caracterizado porque la acció n del agente lo que hace es restringir el ejercicio
24
Ibídem, p. 239.
25
Ídem.
26
Ídem.

11
pleno de la posesió n o tenencia, pero sin importar una ocupació n total o parcial del
inmueble por parte de aquel, ni ello constituye su finalidad inmediata 27.

La jurisprudencia no ha sido ajena al desarrollo de esta figura delictiva, así


tenemos: “Para la configuración del delito de usurpación en su modalidad de
turbación de la posesión se exige que el agente realice actos materiales que sin
despojar al poseedor suponen una limitación de la pacifica posesión de un inmueble,
siendo los medios para realizar la turbación la violencia o amenaza”28.

Antes de la Ley N° 30076, señ alaba Reá tegui Sá nchez que donde mayor
problemá tica se suscita es en el inciso 3 del artículo 202 del Có digo Penal que
prescribe: “El que, con violencia o amenaza; turba la posesión de un inmueble”, y se
preguntaba si la turbació n de la posesió n, que es realizada por medio de
“violencia” o “amenaza” puede recaer en ¿personas físicas o en bienes inmuebles?
A decir de Reá tegui Sá nchez, como el concepto de posesió n está ligado en funció n a
que “alguien” realice precisamente el ejercicio del citado derecho real,
necesariamente debemos de concluir que la violencia tendrá que recaer en una
persona determinada o en varias personas pero que puedan ser factible de
individualizació n, claro está , que estén ligadas al ejercicio de posesió n sobre un
bien inmueble. Ademá s, si concluyéramos que la violencia se podría dar sobre un
bien inmueble, este sería reconducido en el delito de dañ os del artículo 205 del
Có digo Penal que prescribe: “El que daña, destruye o inutiliza un bien, mueble o
inmueble, total o parcialmente ajeno…”29.

Sin embargo, este razonamiento de Reá tegui Sá nchez resultaba desde ya erró neo.
El delito de dañ os, a diferencia de la usurpació n, es un delito contra la propiedad
en el cual no es posible castigar al propietario que atenta contra el bien inmueble
del poseedor que cuenta con legítimo derecho, y ello se debe al término “ajeno”
que contempla el artículo 205 del Có digo Penal.

La tarea de la doctrina es ahora la de delimitar la violencia de la amenaza. Por


ejemplo, la actitud decidida de cometer el acto de despojo, a pesar de la oposició n
personal, categó rica y manifestada, implica un acto ya de suyo violento, y que
27
TORRES MORÓN, en Actualidad Jurídica, N° 251, p. 19 y ss.
28
Las referencias jurisprudenciales en AUTORES VARIOS, en Actualidad Jurídica, N° 251, p. 13 y ss.
29
REÁTEGUI SÁNCHEZ/ESPEJO BASUALDO, Ob.Cit., p. 51

12
involucra un riesgo, una amenaza en caso de resistencia, que obliga a ceder a pesar
de la voluntad contraria para evitar una incidencia mayor 30. Las molestias
puramente personales, por su parte, no constituyen turbació n de la posesió n o
tenencia31.

Dadas las características de un determinado inmueble o mueble, estimamos que la


sola presencia de quien procedió al desalojo, constituye por sí un medio
intimidatorio, puesto que quien intentaría recuperarlo, nunca sabe qué reacció n
puede esperarle. Esta es la conclusió n, ya que, si bien no hay ninguna amenaza
expresa, siempre la posibilidad está latente32. En este sentido, turba la posesió n o
tenencia de un inmueble el que, sin despojo total o parcial, mediante actos
materiales obstaculiza el ejercicio de aquellas por su titular o representante. Los
actos turbatorios pueden ser actos de posesió n o no, con tal de que sean actos que
interfieran el uso y goce del inmueble, como son, por ejemplo., los que limiten o
dificulten al poseedor o tenedor de su acceso al inmueble o su libre o normal
utilizació n33.

Si existe la permanencia en el interior, con la consiguiente y firme voluntad de no


ocuparlo e impedir la entrada a quien gozaba la posesió n o tenencia, ello
constituye un medio coactivo. Imaginemos que por un descuido dejamos abierta la
puerta o ventana de nuestra propiedad, y que al regresar encontramos un extrañ o
que impide la entrada, pretendiendo instalarse allí. No ha recurrido a la violencia,
engañ o ni abuso de confianza para el acceso, pero al volver a la casa no nos deja
entrar y manifiesta expresa e implícitamente su voluntad de vivir allí. Es evidente
que hasta que el inmueble no sale de la esfera de custodia, no se perfecciona el
despojo, de modo que ese impedimento, ante nuestra exigencia de dejar el bien,
constituye una actitud necesaria para consumar el delito. Quedando claro que la
violencia debe ser para despojar y el despojo se está cometiendo mientras
tratemos de recuperar el inmueble34.

30
Ibídem, p. 240.
31
NÚÑEZ, Manual de Derecho Penal. Parte especial, 4° ed., 2009, p. 353 y ss.
32
REÁTEGUI SÁNCHEZ/ESPEJO BASUALDO, Ob.Cit., p. 241.
33
NÚÑEZ, Manual de Derecho Penal. Parte especial, 4° ed., 2009, p. 353 y ss.
34
REÁTEGUI SÁNCHEZ/ESPEJO BASUALDO, Ob.Cit., p. 241.

13
Concluimos afirmando que el simple impedimento, en las condiciones indicadas
que es mucho má s notoria en las invasiones que se ha podido verificar en los
terrenos privados y del Estado, constituye violencia involucrá ndose la conducta
dentro de la moral, que esbozamos, pues obliga a la víctima a tolerar la ocupació n
tenencia o cuasi posesió n. La acció n de impedir la entrada debe guardar relació n
de causa a efecto con el despojo, es decir, que sea precisamente esa actitud la que
determine el desapoderamiento real y material del inmueble 35.

Creemos que en los casos descritos anteriormente la solució n correcta es


condenar, pero por utilizació n de violencia moral contra las personas, toda vez que
el poseedor o propietario si desea entrar al inmueble, tendría que llegar a las vías
de hecho, a las que tenía evidente derecho obrando dentro de los límites de su
legítima defensa, pero si prefirió recurrir a las autoridades, para evitar mayores
riesgos, es por encontrarse realmente intimidado por la presencia de quienes le
impidan el ingreso a la propiedad36.

Lo expuesto resulta ló gico, si nos detenemos a pensar que en muchos casos los
actos má s claros de turbació n, son los que se presentan sin que se dé la presencia
de la víctima en el inmueble afectado, en un sentido físico, como puede ser por
ejemplo el hecho de cortar cables de energía eléctrica, romper los vidrios de la
casa, cuando el posesionario ha salido del inmueble momentá neamente (ir de
compras, salir a pasear, etc.)37.

B. AVANCE Y CONSOLIDACIÓN JURISPRUDENCIAL: CASACIÓN N° 56-


2014- AYACUCHO

La Casació n N° 56-2014, publicada el 09 de febrero del 2016 en El Peruano,


significo la consolidació n del desarrollo de la doctrina jurisprudencial respecto al
tema de la utilizació n de la violencia contra las cosas en la configuració n del delito
de usurpació n en la modalidad de la turbació n de la posesió n. Y hablamos de una
consolidació n del criterio jurisprudencial, en el sentido que La Sala Penal
Permanente de la Corte Suprema de la Republica, en esta ocasió n, en los
fundamentos de su decisió n dispone establecer como doctrina jurisprudencial
35
Ídem.
36
Ibídem, p. 242.
37
TORRES MORÓN, en Actualidad Jurídica, N° 251, p. 19 y ss

14
vinculante el sentido de los fundamentos decimo y décimo primero de la parte
considerativa de su ejecutoria, los cuales rezan de la siguiente manera:

Décimo. Esto es así también en el ordenamiento jurídico nacional, pues como


señ aló el Pleno Jurisdiccional Distrital de la Corte Superior de Justicia de
Moquegua, realizado el veintiuno de junio de dos mil cinco: “la violencia también
puede darse sobre las cosas que posee la víctima, aun cuando en el momento del
despojo esta no se encuentre presente, pues la violencia en estos casos está
constituida por los actos que realice el agente para evitar que la víctima recobre su
posesió n (...) sostener lo contrario equivaldría a que el agente busque el momento
propicio en que la víctima no se encuentra presente para realizar el acto de
desposesió n, con lo cual se produciría la impunidad permanente del delito”,
criterio que se aplica a la turbació n de la posesió n.

Décimo primero. A mayor abundamiento, la Casación número doscientos


setenta y tres-dos mil doce-Ica, del veintinueve de mayo de dos mil catorce,
estableció como doctrina jurisprudencial que el restringir el medio comisivo a la
persona física que posee el bien inmueble no es acorde con la finalidad de la norma
pues permitiría que aquel que destruye los accesos o seguros para el acceso del
inmueble para turbar la posesió n del mismo quede fuera del alcance punitivo de la
norma penal, cayendo en el absurdo de no considerar como turbador de la
posesió n a quien destruye la puerta de ingreso, el candado, las cerraduras, etc. So
pretexto que la violencia que turba la posesió n só lo puede ser ejercida contra las
personas. Consecuentemente, debe entenderse que aú n antes de la modificatoria
por vía legislativa, la violencia a la que hace referencia el inciso tres del artículo
doscientos dos del Có digo Penal puede ser ejercida tanto contra personas como
contra objetos o cosas integrantes del inmueble de modo que se turbe la posesió n
del mismo.

Es decir que el colegiado supremo ha tomado su decisió n en base a un criterio


jurisprudencial vinculante anterior, específicamente al establecido en el
fundamento 4.9 de la Casació n N° 273-2012-Ica, publicada el 10 de setiembre del
2014, la cual funda que: ”(…)si lo que se busca criminalizar mediante la tipificación
del artículo doscientos dos del Código Penal son conductas violentas que turben la

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posesión, el restringir el medio comisivo a la persona física que posee el bien
inmueble no se condeciría con la finalidad de la norma pues permitiría que aquel que
destruye los accesos o seguros para el acceso del inmueble para turbar la posesión
del mismo quede fuera del alcance punitivo de la norma penal, cayendo en el absurdo
de no considerar como turbador de la posesión a quien destruye la puerta de ingreso,
el candado, las cerraduras, etc. So pretexto de que la violencia que turba la posesión
sólo puede ser ejercida contra las personas. Consecuentemente, debe entenderse que
aún antes de la modificatoria por vía legislativa, la violencia a la que hace referencia
el inciso tres del artículo doscientos dos del Código Penal puede ser ejercida tanto
contra personas como contra objetos o cosas integrantes del inmueble de modo que
se turbe la posesión del mismo”. Por lo tanto, conviene señ alar que en la presente
casació n se ha seguido con el desarrollo jurisprudencial que ya se había ordenado
en la casació n mencionada, siendo que en el punto III de su decisió n, se ordenó que
se considere ineludiblemente como doctrina jurisprudencial vinculante lo señ alado
en el considerando 4.9 de su ejecutoria, el cual ha sido plasmado en el fundamento
décimo primero de la parte considerativa de la Sentencia Casatoria 56-2014-
Ayacucho.

Entonces resulta pertinente precisar que la decisió n de la Casació n N° 56-2014-


Ayacucho se basa en el argumento establecido en la Casació n N°273-2012-Ica,
tomá ndolo como parte fundamental de su decisió n vinculante. Por lo que
considero que en la Casació n N° 56- 2014-Ayacucho, lo que se hace, es consolidar
la aplicació n de doctrina jurisprudencial vinculante ya establecida, no olvidando
que dichos fundamentos se aplicarían, incluso a procesos e investigaciones ya
iniciados y en trá mite antes de la dació n de la Ley N° 30076, norma que estableció
de manera expresa a la violencia contra las cosas como medio comisivo valido para
la configuració n del delito de usurpació n en sus modalidades de despojo y
turbació n de la posesió n, lo cual para el penalista Carlos Caro Coria resulta
saludable ya que se va uniformizando en forma expresa los lineamientos respecto
al tratamiento judicial del delito de usurpació n. Asimismo, tal y como sostiene el
doctor Luis Lamas Puccio, que con esta homogeneizació n de criterios la Corte

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Suprema, ademá s, evitará diferentes interpretaciones respecto al tratamiento
judicial de dicho delito38.

38
Vid., en Línea: http://www.elperuano.com.pe/noticia-uniformizan-lineamientosjudiciales-sobre-
usurpacion-38138.aspx

17
CONCLUSIONES
1. El bien jurídico tutelado en el delito de usurpació n es la intangibilidad de la
relació n fá ctica o jurídica entre el titular del bien jurídico –la persona- y la
cosa –inmueble-. En otras palabras, se protege el tranquilo disfrute de los
bienes inmuebles, entendido éste como ausencia de perturbació n en el
ejercicio de la posesió n o de cualquier derecho real sobre los mismos, que
sea valorable econó micamente y protegido no só lo por el ordenamiento
jurídico civil, sino también por el constitucional. Será esta concepció n la
que, desde la funció n interpretativa que se le viene otorgando al bien
jurídico, deberá orientar la interpretació n de estos tipos penales.
2. El hecho de que sea punible la violencia sobre las cosas consolida el
concepto de usurpació n, pues permite que se considere típico el hecho por
el cual una persona, para ingresar a un inmueble, venza las resistencias
predispuestas por el propietario o poseedor. En ese sentido, teniendo en
cuenta que en este ilícito se tutela el patrimonio, es razonable que se proteja
también el patrimonio de las personas de dichos ataques.
3. La interpretació n que sostenía que la violencia debía haber sido ejercida
ú nicamente sobre las personas, generaba una brecha de impunidad a favor
de aquellos que perturbaban la posesió n de la víctima ejerciendo violencia
directamente sobre las cosas, quedando, por tanto, la victima desprotegida
por el Derecho Penal. Razó n por la cual no se puede compartir dicho punto
de vista, y por el contrario debe considerarse que aquella postura que
sostiene que la violencia puede recaer tanto sobre las personas como sobre
las cosas, es la má s correcta en términos de eficacia protectora del derecho
de posesió n a través del ius punendi.
4. Cuando la violencia tiene por objeto una cosa (lo que sucede normalmente
cuando el poseedor se encuentra ausente), el ejercicio de la fuerza puede
recaer sobre dicho bien, para vencer su resistencia. En tal sentido,
constituirá violencia y, por lo tanto, estar ante el delito de usurpació n-el
derrumbar una pared, romper un candado o un cerco, cambiar una
cerradura, poner un pestillo por la parte interior de la puerta. etc. Pues con
ello se está perturbando el normal desarrollo del ejercicio del derecho de
posesió n por parte de la victima de este delito

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