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1. DE LA PERTINENCIA EN EL CONOCIMIENTO
1.1 El contexto
El conocimiento de las informaciones o elementos aislados es insuficiente.
Hay que ubicar las informaciones y los elementos en su contexto para que
adquieran sentido. Para tener sentido la palabra necesita del texto que es su propio
contexto y el texto necesita del contexto donde se enuncia.
Claude Bastien anota que «la evolución cognitiva no se dirige hacia la
elaboración de conocimientos cada vez más abstractos, sino por el contrario, hacia
su contextualización» la cual determina las condiciones de su inserción y los límites
de su validez. Bastien agrega que «la contextualización es una condición esencialde
la eficacia (del funcionamiento cognitivo)».
1.3 Lo multidimensional
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Las unidades complejas, como el ser humano o la sociedad, son
multidimensionales; el ser humano es a la vez biológico, psíquico, social, afectivo,
racional. La sociedad comporta dimensiones históricas, económicas, sociológicas,
religiosas... El conocimiento pertinente debe reconocer esta multidimensionalidad e
insertar allí sus informaciones: se podría no solamente aislar una parte del todo
sino las partes unas de otras.
1.4 Lo complejo
El conocimiento pertinente debe enfrentar la complejidad. Complexus,
significa lo que está tejido junto; en efecto, hay complejidad cuando son
inseparables los elementos diferentes que constituyen un todo (como el económico,
el político, el sociológico, el psicológico, el afectivo, el mitológico) y que existe un
tejido interdependiente, interactivo e inter-retroactivo entre el objeto de conocimiento
y su contexto, las partes y el todo, el todo y las partes, las partes
entre ellas. Por esto, la complejidad es la unión entre la unidad y la multiplicidad.
Los desarrollos propios a nuestra era planetaria nos enfrentan cada vez más y de
manera cada vez más ineluctable a los desafíos de la complejidad.
En consecuencia, la educación debe promover una «inteligencia general» apta para
referirse, de manera multidimensional, a lo complejo, al contexto en una
concepción global.
2. LA INTELIGENCIA GENERAL
La mente humana, como decía H. Simon, es un G.P.S., «General Problems
Setting and Solving». Contrario a la opinión difundida de que el desarrollo de las
aptitudes generales de la mente permite un mejor desarrollo de las competencias
particulares o especializadas. Entre más poderosa sea la inteligencia general más
grande es su facultad para tratar problemas especiales. La comprensión de
elementos particulares necesita, así, la activación de la inteligencia general que
opera y organiza la movilización de los conocimientos de conjunto en cada caso
particular.
El conocimiento, buscando su construcción en relación con el contexto, con lo
global, con lo complejo, debe movilizar lo que el cognocente sabe del mundo.
François Recanati decía: «La comprensión de los enunciados, lejos de reducirse a
una mera y simple decodificación, es un proceso no modular de interpretación que
moviliza la inteligencia general y apela ampliamente al conocimiento del mundo».
De esta manera, existe correlación entre la movilización de los conocimientos de
conjunto y la activación de la inteligencia general.
La educación debe favorecer la aptitud natural de la mente para hacer y
resolver preguntas esenciales y correlativamente estimular el empleo total de la
inteligencia general. Este empleo máximo necesita el libre ejercicio de la facultad
más expandida y más viva en la infancia y en la adolescencia: la curiosidad, la cual,
muy a menudo, es extinguida por la instrucción, cuando se trata por el contrario, de
estimularla o, si está dormida, de despertarla.
En la misión de promover la inteligencia general de los individuos, la
educación del futuro debe utilizar los conocimientos existentes, superar las
antinomias la vez que identificar la falsa racionalidad.
2.1 La antinomia
Progresosgigantescos en los conocimientos han sido efectuados en el marco
de las especializaciones disciplinarias en el transcurso del siglo XX. Pero estos
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progresos están dispersos, desunidos, debido justamente a esta especialización que
a menudo quebranta los contextos, las globalidades, las complejidades.Por esta
razón, enormes obstáculos se han acumulado para impedir el ejercicio del
conocimiento pertinente en el seno mismo de nuestros sistemas de enseñanza.
Estos sistemas operan la disyunción entre las humanidades y las ciencias, y la
separación de las ciencias en disciplinas hiperespecializadas concentradas en sí
mismas. Las realidades globales, complejas, se han quebrantado; lo humano se ha
dislocado;
Los problemas fundamentales y los problemas globales son evacuados de las
ciencias disciplinarias. Sólo son protegidos por la filosofía pero dejan de alimentar
de los aportes de las ciencias. En estas condiciones, las mentes formadas por las
disciplinas pierden sus aptitudes naturales para contextualizar los saberes tanto
como para integrarlos en sus conjuntos naturales. El debilitamiento de la percepción
de lo global conduce al debilitamiento de la responsabilidad (cada uno tiende a
responsabilizarse solamente de su tarea especializada) y al debilitamiento de la
solidaridad (ya nadie siente vínculos con sus conciudadanos).
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Los grandes problemas humanos desaparecen para el beneficio de los problemas
técnicos y particulares. La incapacidad de organizar el saber disperso y
compartimentado conduce a la atrofia de la disposición mental natural para
contextualizar y globalizar.
La inteligencia parcelada, compartimentada, mecanicista, disyuntiva,
reduccionista, rompe lo complejo del mundo en fragmentos separados, fracciona los
problemas, separa lo que esta unido, unidimensionaliza lo multidimensional.
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UNA MIRADA A LA DISCAPACIDAD - Lic. Horacio Navarre
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Imago, forma perfecta, completa, o dicho de otro modo una “gestalt”. ¿Cuál
es entonces el descubrimiento de Lacan?. Que esta gestalt, esta imagen en el
espejo, de manera relativamente análoga a las palomas, es capaz de “efectos
formativos sobre el organismo”, es decir, hace de un organismo nada menos que un
“cuerpo”, identificación mediante.
Somos gordos o flacos, altos o bajos en relación a este otro, cuya mirada nos
devuelve una cierta imagen con la que identificarnos, definirnos por la diferencia,
rechazarla; pero en todo caso sigue siendo una referencia ineludible, un punto de
anclaje del “Yo”, por el cual es posible decir “Yo soy...”
Luego de unos pocos minutos, se les pidió que asumieran una postura que
representara lo que a su juicio, de acuerdo a la interpretación que hubiesen hecho
de la actitud de sus compañeros, decía el cartel que llevaban en su frente. A
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continuación cada uno debía arriesgar la palabra escrita, expresando a su vez la
razón de la postura que habían adoptado.
Sin embargo el niño nació con esa forma, es así su cuerpo. La falta de una
mano se establece por el imaginario social, del que los padres forman parte. Distinto
hubiese sido el caso si nacido con ambas manos se le hubiese amputado una de
ellas. En ese caso sí se podría hablar de una falta real.
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La discapacidad implica una serie de pérdidas, que exigen del sujeto un difícil
proceso de acomodación de las relaciones de pareja, familiares, sociales, de lo
laboral, etc. También, como es lógico, el entorno familiar deberá acomodarse a la
nueva situación.
Durante el período de internación para su rehabilitación, estos procesos se
ven facilitados, en cierta medida, por el contexto institucional. En la Institución
encuentran un espacio de contención, con profesionales especializados en quien
depositar la confianza, las esperanzas, y también losenojos y frustraciones. Allí todo
está preparado para atenderlo: rampas, ascensores, baños, camas, accesos, etc.
Si bien es cierto que el impacto inicial del paciente que es internado es muy
fuerte, pues la primera reacción es la extrañeza o el rechazo a “ser uno de ellos”, un
discapacitado, en la medida que se van generando vínculos con profesionales y
otros pacientes, la persona va recuperando cierto grado de individuación:
comienzan a circular entre los mismos pacientes recomendaciones y pronósticos,
conocen otros pacientes que llevan más tiempo de tratamiento y pueden “rehacer su
vida”, etc.
Esta es una de las razones por las que el alta de internación suele ser un
momento difícil, en donde pueden aparecer recaídas, o síntomas de todo tipo. El ser
mirado, el espejo de esa mirada, los sanciona como discapacitados.
Es este un camino que permite, en primer lugar, una recomposición del Yo,
que es siempre un Yo corporal. Elaborar las pérdidas conlleva la posibilidad de una
nueva relación con el propio cuerpo. En este proceso intervendrá la pareja, los
padres o los hijos, los amigos; dado que se modifican un sinnúmero de rutinas,
expectativas, y vínculos.
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Discapacidad, clínica y educación - Levin
Capítulo 1- LA INFANCIA DEL OTRO CUERPO
Un órgano de los sentidos móvil (ojo, mano) es ya un lenguaje pues es una
interrogación (movimiento) y una respuesta (percepción como cumplimiento de un
proyecto), hablar y comprender. M. Merleau-Ponty
El bebé en la estructura sensorio-motriz
Desde nuestra concepción acerca de la estructuración subjetiva y su articulación
con el desarrollo psicomotor nos parece central detenernos en la conceptualización
de lo sensorio-motor como una dimensión fundante de la infancia. Desde una
perspectiva neurológica, el desarrollo sensorio-motor adquiere vital importancia para
evaluar la evolución madurativa de la función motriz. Como lo destacó Ajuriaguerra,
la función motriz está delineada por tres sistemas que interactúan entre sí:
a) El sistema piramidal (efector del movimiento voluntario) b) El sistema extra-
piramidal (se ocupa de la motricidad automática y asigna la adaptación motriz de
base a diversas situaciones) c) El sistema cerebeloso (sistema regulador del
equilibrio y la armonía que concierne tanto a los movimientos voluntarios como
involuntarios).
La integración de estos tres sistemas motores determinan la actividad muscular que
a su vez tiene básicamente dos funciones: a) La función cinética o clónica. b) La
función postura! o tónica. La primera corresponde al movimiento propiamente dicho,
mientras que la segunda está ligada a los estados de tensión y distensión fásica del
músculo, desde donde se desprende el movimiento. Este conjunto de sistemas y
funciones conforman el aparato motor, su preparación y su ejecución lo que,
indudablemente, le otorga a la motricidad un valor instrumental y mecánico en sí
mismo. Henry Wallon fue quien introdujo uno de los aportes más significativos en
esta integración, al indicar el papel relacional y social de la motricidad del niño. Para
este autor, las funciones tónico-posturales se transforman en funciones de relación
gestual y corporal, donde se orientan las bases del futuro relacional y emocional del
infante en un interjuego dialéctico, biológico y social.2 Piagetretoma la concepción
walloniana de lo sensoriomotor ubicándolo como un primer estadio (O a 2 años),
esencial para el desarrollo de la asimilación y la acomodación, como modo de
adaptación y adquisición de la inteligencia práctica en el niño. No nos detendremos
aquí a realizar un análisis exhaustivo del desarrollo evolutivo-genético que plantea
Piaget. Simplemente queremos destacar la importancia que para este autor
adquiere el desarrollo sensorio-motor en sí mismo. No hay ninguna duda de que lo
sensorio-motor conforma uno de los pilares de su ya clásica concepción de la
inteligencia y la evolución de la infancia. El estadio sensorio-motor que plantea
Piaget es una invariante funcional de la inteligencia, que cumple su función de
adaptación y equilibración al medio externo, a través de la asimilación y
acomodación como procesos de adaptación cognoscitiva o fisiológica.
Para Piaget, el determinante biológico es central en toda su concepción de lo
sensorio-motor. Resumiendo un capítulo afirma: "En resumen, no hay ni
exageración ni simple metáfora en decir que la reactividad nerviosa asegura la
transmisión, de manera continua, entre la asimilación fisiológica, en la acepción
amplia, y la asimilación cognoscitiva en su forma sensorio-motriz".3 En la
descripción que realiza Piaget del estadio sensoriomotor, las invariables biológicas y
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hereditarias ocupan un lugar central, sin ocuparse del contexto afectivo o relacional
del infante. Cada estadio y subestadio se puede medir, evaluar y testificar en forma
independiente y aislada del correlato subjetivo. Para este autor, tanto el
funcionamiento motor como el mental tienen un modo de organizarse y ordenarse
en relación con el medio ambiente, que sigue siempre evolutivamente el mismo
camino en el desarrollo. Esta modalidad de ordenamiento responde a una lógica
uniforme,4 el niño asimilándose y acomodándose al medio progresivamente se va
adaptando armoniosamente al exterior. Es a partir de esta concepción que lo
sensorio-motor ha sido considerado en su vertiente cognoscitiva e instrumental,
dando 1ugar a una serie de estandarizaciones y tests que intentan correlacionar un
"verdadero" paralelismo entre lo sensitivo motor y lo cognitivo, en la tentativa de
lograr una adecuación armónica de lo motor y lo mental, o sea, de lo sensorio-
motor. En este sentido, no olvidemos la gran maduración y evolución del córtex
cerebral durante el primer año de vida en lo concerniente a la función motriz y al
tono muscular.
La primera actitud muscular implica un pasaje sucesivo de hipotonía del eje corporal
y flexión e hipertonía de los miembros, a hipertonía del eje corporal (denominado eje
axial) e hipotonía de los miembros. Estos cambios tónicos-posturales, que
culminarán en la conquista del eje vertical, darán las bases neuromotoras de las
primeras praxias. Piaget las define como acciones o reacciones motoras en función
de un resultado o una finalidad intencional. En esta teoría, la eficacia práxica-motriz
es fundamental para el desarrollo de las funciones cognoscitivas del niño en la
búsqueda del "supuesto" equilibrio tónicoemocional-cognitivo. Lo que marca el
grado de inteligencia sensorio-motriz y de todo el desarrollo del niño es la eficacia
de la acción. Desde estas concepciones del desarrollo el valor de la motricidad está
dado por el grado de acomodación y adaptación del infante ante nuevas situaciones
con las que se encuentra a medida que se mueve. Por ejemplo, la presencia de un
objeto desconocido hace que el pequeño utilice "esquemas" ya conocidos (como las
"reacciones circulares primarias"), a los que les agrega otros "esquemas" para
acomodarse a la nueva situación que le plantea el objeto. De este modo, descubre
nuevas praxias y adquisiciones ("reacciones circulares secundarias") que pronto
asimilará, acrecentando su acervo sensorio-motor. En esta perspectiva, los ritmos y
movimientos espontáneos e intuitivos del niño recién nacido, se consideran
movimientos reflejos primitivos controlados a escala subcortical (niveles de la base,
especialmente el núcleo estriado y el pálido) y que no tienen ninguna eficacia
práctica. Por lo tanto, desde la teoría piagetiana, no son movimientos inteligentes o
cognoscitivamente valiosos. Nuestra observación y trabajo con niños recién nacidos,
lactantes y niños con trastornos psicomotores, nos ha llevado a considerar y
rescatar lo sensorio-motor desde otra posición,donde el sujeto aparece en su
dimensión dramática, escénica y subjetivante. Desde allí, nos interrogamos: ¿Cómo
cabe reconsiderar lo sensorio-motor? Propongo que ya no cabe reconsiderarlo ni
corno un estadio cognitivo del desarrollo, ni como una vivencia placentera, tampoco
como un patrón neuromotor o cenestésico.
Lo sensorio-motor en escena
Nos planteamos sustentar lo sensorio-motor como escenas estructurantes de la
motricidad, la gestualidad y el cuerpo de un sujeto durante la primera infancia.
Comencemos desde el inicio. Cuando nace un niño, una de las características
esenciales en su desarrollo debido a su evolución neuromotriz es ser totalmente
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inmaduro a escala motriz. Esta inmadurez responde a una legalidad madurativa por
la cual las vías nerviosas aferentes están mielinizadas y pueden captar y recibir
estímulos; en cambio, las vías eferentes no lo están, no se encuentran maduras
para responder motrizmente al estímulo dado. Este estado de "prematurez
neuromotriz" lleva a que el recién nacido esté tónicamente maduro para recibir
estímulos y absolutamente inmaduro, desde el aspecto motriz, para organizar y
ordenar su respuesta. Dicho de otro modo, el infante esta maduro en el tono (vía
sensitiva) e inmaduro en lo motor (vía motriz). Procuraremos graficar esta diferencia
fundamental que marca desde el origen la escisión entre lo sensorio y lo motor.
Sobre la variada y apasionante historia del concepto de cenestesia, sugerimos
Starobinski, Jean, Razones del cuerpo, España, Ed. Cuatro, 1999.
Al nacer:
- Lo sensorio
- Lo motor
Sensorialmente recibe los estímulos externos e internos, aunque todavía no los
puede discriminar y diferenciar. Están mielinizadas la vías nerviosas aferentes.
Motrizmente está incapacitado para dar una respuesta debido a su inmadurez
funcional. Las vías nerviosas eferentes todavía no están mielinizadas.
Otra característica fundamental para la construcción del aparato sensorio-motor es
que al nacer, y durante bastante tiempo, el cuerpo del bebé se encuentra
fragmentado y escindido debido al estado de prematurez con el que nace. Lo
graficaremos del siguiente modo:
- Táctil 1 Propioceptivo
- Visual 1 lnteroceptivo
- Auditivo 1 Olfatorio
- Vestibular
- Cenestésico
- Gustativo
Cuerpo fragmentado
Cada fragmento sensorial y motor se organiza y ordena independientemente del
otro (parte a parte) pues carece de la noción de unidad corporal, ya que esta noción
no es innata. ¿Quién unifica el aparato sensorio-motor que en su origen nace
escindido y fragmentado? La unificación proviene del Otro que unifica y humaniza
los diferentes fragmentos, funciones fisiológicas y corporales del bebé, dándoles un
sentido posible en la escena que él se ocupa de crear. El funcionamiento escénico
de ese Otro que corresponde a lo que se denomina función materna y paterna, le
permite al pequeño comenzar a ordenar y diferenciar sus desplazamientos, sus
funciones corporales, sus necesidades, sus praxias, sus sentidos y su organización
tónico-postural, de donde desprenderá la motricidad y su naciente gestualidad
ejerciendo, desde el inicio, lo que comenzamos a denominar su función y
funcionamiento de hijo. Podemos ahora completar el esquema anterior, ubicando la
unificación de sus funciones a través del campo del Otro.Éste le otorga unidad
(rasgo unario), lo ubica en una posición simbólica de uno indivisible (rasgo unario) y
hace de puente relacional entre lo sensitivo y lo motor. En la escena que ese Otro
monta, el niño anticipa su unidad y diferencia. Pero para hacerlo, el Otro tendrá que
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anticipar un sujeto cuando todavía no lo hay, pues está disociado o fragmentado. Se
pone en juego así el tiempo fundante de la anticipación simbólica, desdoblamiento
escénico donde el quehacer del bebé existe en un escenario que empieza a
representarlo en su funcionamiento de hijo. El escenario y la escena de la
anticipación simbólica requiere nuestra atención, pues es en esa temporalidad
donde comienza a enunciarse un sujeto. Es el decir y hacer escénico del Otro el que
enlaza lo sensitivo-motor como producción subjetiva. Tomemos como ejemplo los
primeros movimientos de un bebé, los denominados "reflejos arcaicos". Todos
sabemos que estas reacciones responden ante el estímulo con una idéntica
respuesta, lo que los transforma en movimientos anónimos; se trata de respuestas
reflejas automáticas ante el mismo estímulo ("identidad de respuesta"). ¿Qué hace
el Otro (materno) con esos movimientos? Los decodifica, les otorga un sentido, los
comprende, los interpreta como si fueran gestos que conllevan un decir, pero
siempre interrogará al bebé acerca de lo que ha interpretado. Esta cualidad implica
que ese saber materno no lo sabe todo, por el contrario, necesita de la respuesta, o
sea, del funcionamiento de su hijo para inventar un saber.
La invención del bebé
¿Cómo se inventa un saber acerca de un hijo-bebé si éste no habla? La madre, o
quien cumpla su función, tendrá que sostener por lo menos, dos saberes: un saber
histórico, que le ha dado su experiencia como madre (si ya lo fue) o como mujer que
desea ser madre, y un segundo saber, que remite directamente al lugar de esa
mujer como hija y al propio recorrido infantil, que ella jugó durante el tiempo
primordial de la infancia. Estos dos saberes fundamentales para el "ejercicio" de la
función y el funcionamiento materno, tendrán que acoplarse, diferenciarse y
anudarse a las producciones, reflejos y movimientos que el bebé realiza; o sea,
esos dos saberes maternos deberán articularse en el cuerpo del recién nacido y al
hacerlo, sin darse cuenta, "mágicamente", en ese encuentro se inventará un saber
no sabido entre esa madre que comienza a serlo y ese bebé que encarna el
funcionamiento filiatorio. Para inventar este saber (no sabido) acerca de su hijo
recién venido, la madre tendrá que interrogarlo, preguntarle acerca de lo que le
pasa, lo que siente, lo que piensa, lo que lo ama y es la respuesta del bebé (la
motricidad, los reflejos) lo que ella decodifica, otorgándole un sentido escénico,
articulándolo al universo del lenguaje. Si la madre interroga a su bebé es porque ella
le supone un saber hacer y un saber decir acerca de lo que a él le pasa. Este puro
supuesto fundamental para el bebé y para el Otro, se estructura en el diálogo
escénico ficcional simbólico, donde la sensibilidad y la motricidad del recién llegado
son tomadas como subjetividad naciente. El bebé será siempre portador de un
supuesto saber subjetivado, lo que le posibilitará a la madre jugar con él. Uno de los
modos que tiene la madre de armar y construir este saber inventado en la escena es
jugar en forma transitiva; esto significa colocarse en el lugar del bebé para poder
construir un diálogo. Ella, alternativamente, se ubica en el lugar del bebé y en el
lugar materno para sostener y estructurar un diálogo posible. Es imposible que el
recién nacido le hable o le juegue, ella tendrá que hablar o jugar por él. Al jugar, la
madre se
El transitivismo es un fenómeno descripto por Charlotte Bülher y Elsa Kolher. En él
se observa el comportamiento del niño entre uno y dos años con un compañero de
su misma edad; si uno golpea al otro, el primero se queja de haber sido golpeado, o
si uno de los dos cae, es el otro el que se pone a llorar. En esta actitud, el niño se
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identifica con la imagen del otro cautivándolo y confundiéndose con él. Esta
dialéctica sitúa el vector de indiferenciación en el cual se encuentra la conformación
de la imagen corporal del niño en ese momento.
encuentra con su propio espejo (en forma invertida) en el bebé. En ese sutil y
ficcional diálogo tónico, la madre y el bebé se reflejan y refractan de manera
diferente, ella en su función materna y él en su función de hijo. En estos primeros
espejos la madre inventa un bebé y el bebé inventa una madre. Debemos tener en
cuenta que en los reflejos arcaicos lo sensoriomotor está todo unido y condensado.
Para el bebé no hay diferencia entre lo sensorio y lo motor, él no puede discriminar y
diferenciar el estímulo sensorial de la respuesta motriz. Una de las diferencias
fundamentales entre un reflejo y un gesto es que este último supone una respuesta
motriz con sentido frente a un estímulo. Justamente definimos al gesto como un
movimiento dado a ver a un otro (siempre y cuando lo mire). Si el gesto del bebé es
un movimiento que se produce primeramente frente a la demanda del otro, esto ya
implica para el niño una diferencia entre lo sensorio (estímulo) y lo motor
(respuesta). Esta diferencia y discriminación se efectiviza vía el campo del Otro
(pues el recién venido no puede realizarlo solo, le es imposible diferenciar lo
sensitivo de lo motor) e implica una construcción, tanto para el niño como para el
Otro materno. Por ejemplo: si el pequeño realiza el reflejo "tónicocervical-asimétrico"
o el reflejo de "los cuatros puntos cardinales", la madre, valiéndose de él, lo mira, le
habla, lo acaricia, le canta, le juega, o sea, monta una escena sostenida en un
escenario, suponiéndole siempre una producción subjetiva y no motriz, ni
automática, y mucho menos anónima. Le supone al bebé un saber subjetivo sobre
su hacer. Este supuesto saber hacer es tomado como una gestualidad escénica
efectiva y no refleja. Este saber supuesto al bebé es lo que le permite al Otro
materno ejercer su necesaria y escénica locura: la de dejarse desbordar por su
bebé, ubicándose en el lugar del bebé y hablando, jugando o respondiendo como si
fuera él. La locura consiste en que la madre habla, juega o responde como el bebé
(anticipándolo como sujeto) y como ella (suponiendo que su bebé comprende lo que
allí le quiere preguntar). Se confirma así, por suerte, un diálogo "loco" en tanto
ficcional, donde el Otro materno se ubica en la posición del recién venido e interroga
desde allí su posición de madre.Es ella misma quien responde a su propia demanda
pasando por el bebé. Ubiquemos este refrescante diálogo en el momento de la
comida: La madre tiene que darle de comer a su bebé y entonces, mirándolo (y
como si ella fuera bebé) cambia el tono de su voz y exclama: "uuuy, mamá, qué
hambre que tengo, ¿me das la leche?", y así, sin dejar de mirarlo, cambia ella el
tono y la prosodia de la voz, respondiendo: "sí, mi amor, ahora la preparo y te la
doy". Continuando con la escena, el bebé comienza a tomar la leche mirando a la
madre que, a su vez, lo mira enamorada. En un momento dado el bebé detiene la
succión, y es allí donde la madre se vuelve a ubicar como bebé, cambia la tonalidad
afectiva de la voz y afirma: "uy, uy, uy, qué rica que está la lechita", a lo cual la
madre, ahora desde su posición materna, responde: "¡qué bueno! ¿te gusta? ¡qué
lindo! Tomá un poquito más que está muy rica". Y el diálogo continúa así, en ese
interjuego dramático, afectivo, sutil y escénico. En esta locura escénica constitutiva
de la infancia y lo infantil, la madre, sin darse cuenta, en ese diálogo anticipa y
resignifica el quehacer del bebé, y lo hace jugando, construyendo el transitivismo en
esa alternancia artificial que ella crea, en el interjuego con su bebé. De algún modo,
construye y fabrica un doble espejo, una imagen posible para su hijo y para ella, en
su funcionamiento materno. No es que el bebé cree el transitivismo, el espejo, el
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diálogo o la imagen, sino exactamente al revés. Son ellos los que lo crean a él como
un sujeto supuesto saber, al que el Otro, en su "locura" constitutiva, crea y anticipa
como acto subjetivante de amor.
Se trata allí de una doble negación simbolizante, por un lado el Otro (materno) niega
su lugar y se ubica en la posición del bebé y, por el otro, niega y desplaza el lugar
del bebé para, desde esa posición, hablarle a la madre que por supuesto es ella
(ocupando y negando los dos lugares), en ese diálogo invertido, ficcional, "loco" y
fundante. Todorov nos invita a lo fantástico de la escena al afirmar: "Lo fantástico
nos permite cruzar ciertas fantasías, que son inaccesibles mientras no las
cruzemos." Las madres saben (sin darse cuenta) cómo hacerlo y los hijos, cuando
pueden jugar, aprehenden ese "saber hacer" fantasioso que crean simulando con
los juguetes la ilusión de ser padres.
El origen del tiempo en la infancia
Como vemos, el tiempo cronológico, unidireccional de la maduración, el crecimiento
y el desarrollo, tendrá que anudarse encontrándose con el tiempo "loco" del Otro.
Punto de encuentro y (des)encuentro donde aparece un sujeto deseante. Por un
lado, entonces, nos encontramos con el tiempo objetivo del organismo que nace,
crece, se desarrolla y muere. Lo que se ha denominado la implacable e indiferente
flecha del tiempo.
Momento del parto, del nacimiento 1 mes 2 meses
Tiempo cronológico
Sin embargo, sabemos que antes del parto, incluso antes de la gestación, hay
siempre un tiempo otro: ese tiempo de la anticipación simbólica que ejercen los
padres o quienes cumplan esa función. Es ése un tiempo lógico subjetivo y singular,
que se estructura antes del nacimiento del bebé. Para graficar esta temporalidad
invertiremos la dirección de la flecha del tiempo, queriendo con ello significar el
carácter lógico y subjetivo de la misma.
~---Anticipación simbólica --+ 1 (un antes que permite un después) Momento del
parto, del nacimiento ------+
En este tiempo, anterior al cronológico, se ubica en escena de deseo de los padres
de tener un bebé-hijo. El deseo de tener un hijo soporta siempre la decisión de sus
padres, que se <•estructura como un acontecimiento fundante antes del nacimiento.
En la temporalidad lógica anterior, el niño imaginado, simbolizado y anticipado, ya
cumple la función del hijo. En ~esos momentos, el hijo que todavía no ha nacido,
soporta el ideal de sus padres. Dicho de otro modo, los padres inventan, crean un
hijo de acuerdo con su ideal del yo y que a su vez soporta el "ideal" de la cultura de
su época. El hijo es siempre creado e inventado por Otro, pero ¿cómo inventan los
padres un hijo que todavía no ha nacido? Los padres lo hacen a partir de la propia
infancia, desde su historia como hijos, desde el niño-hijo que hay en todo adulto. De
algún modo, se representan en los propios hijos como niños y, al mismo tiempo, se
separan de ellos (del niño que fueron), para ubicarse como padres que ya empiezan
a ser.
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La función del hijo antes de nacer
"La paternidad es la relación con un extraño que, sin dejar de ser ajeno, es yo;
relación del yo con un yo-mismo que, sin embargo, me es extraño." Emmanuel
Lévinas
Cabría preguntarnos: ¿qué es un hijo antes de nacer? Es aquello que los padres
imaginan, comentan, novelan, inventan, crean y escenifican a partir del ideal de
cada uno. Así, en un contraespejo paradójico y por supuesto sin saberlo, el hijo
inventa y crea a un padre (¿lo novela?) por el hecho de nacer en un mundo de
lenguaje, en una historia y dentro de un linaje.Antes de nacer el niño es una
hipótesis, una novedad, un proyecto y una promesa. Es una hipótesis, pues soporta
la incógnita de lo que será. Los padres construyen las hipótesis partiendo del
enigma y la novedad que el hijo no nacido ni conocido representa. Esta hipótesis se
va construyendo en el devenir de la temporalidad, siempre anterior, y remite
directamente a la historia simbólica que acontece y se resignifica en cada padre. Es
un proyecto, ya que los padres no sólo se anticipan proyectándose en él, sino que
generan sus proyectos y planes en función del nacimiento. Por ejemplo: mudanzas,
viajes, preparación de la habitación, del lugar, del tiempo que requiere la crianza,
etcétera. Con las nuevas técnicas de procreación asistida, la concreción del
embarazo se transforma en un proyecto y planificación que centraliza la vida de
muchas parejas, cuya esperanza de ser padres está depositada en ellas. En el caso
de los padres adoptantes, el proyecto implica todo un recorrido y tiempo (puede
durar años) de espera e incertidumbre, hasta concretar y poder realizar la anhelada
adopción que los transformará en padres. El niño-hijo en su función escénica es
también una promesa, no sólo de futuro y trascendencia; es también un modo de
resignificar el propio espejo de los padres y abuelos. Por eso es una promesa ideal,
generada en las fantasías de sus progenitores. Los hijos prometen un ideal
inalcanzable e inabarcable para ellos. El hijo como promesa ideal sostiene, y
auspicia, el proyecto y la hipótesis, complementándose mutuamente en una
anterioridad lógica que antecede y precede la existencia real del cuerpo lo que
confirma otra vez más que el organismo no abarca al cuerpo subjetivado, pues éste
excede al órgano hasta hacerlo existir como sujeto.Estas hipótesis, promesas y
proyectos de hijo-niño antes de su nacimiento, generan una existencia de un
supuesto sujeto hijo "ideal". Es un modo de existir en el imaginario parental que
adquiere consistencia simbólica y real ya que será, sin saberlo, parte esencial de la
"pre"-historia del niño. El hijo existe en la invención de sus padres, lo que en la
infancia le posibilitará construir e inventar las diferentes versiones de ellos y de las
cosas que le pasan. He allí uno de los descubrimientos más interesantes e
inconclusos que nos legó Sigmund Freud. La existencia ficcional y simbólica del hijo
antes del nacimiento es sostenida por los padres a través del ideal, donde ellos
reflejan, refractan y proyectan sus propios espejos. Así se instituye un cuerpo
simbólico, real e imaginario del hijo por nacer. El cuerpo imaginario del hijo antes del
parto nos remite al cuerpo en movimiento que imaginarizan los padres. Ellos
imaginan un niño o una niña, o sea, se lo imaginan sexuado (nunca asexuado).
Estas imágenes abarcan el desarrollo: se lo imaginan caminando, corriendo,
saltando, hablando, cantando, leyendo, jugando, creciendo y queriéndolo.
Comienzan a amar una imagen que ellos mismos se construyen y acrecientan con
su historia. ¿Es que podría existir un amor parental sin imágenes corporales? El
cuerpo simbólico es justamente lo que le otorga consistencia histórica a las
imágenes ideales, ya que las nombra, otorgándoles vida y dándoles existencia
15
singular e independiente, aunque todavía no haya nacido de manera biológica. Es el
cuerpo formado, entrelazado por palabras y símbolos, que nombran a un sujeto y no
a sus órganos. Antes del nacimiento, el cuerpo real enuncia la imposibilidad de
imaginarizar y representar todo lo que va a acontecer con el recién venido. Es el que
sostiene el enigma y la incógnita del nacimiento, ya que siempre será imposible
simbolizar e imaginarizar lo que va a suceder. Es del orden de lo no anticipable.
El acontecimiento del nacimiento
El acto del nacimiento siempre será una novedad, pues quiebra el tiempo uniforme y
unidireccional de la cronología y establece lo inaprehensible del acontecimiento,
produciéndose. Al nacer, el niño no deja nunca de ser un descubrimiento a inventar
y crear en el lazo mismo que se va constituyendo.Este lazo se produce en el
encuentro y (des)encuentro entre el niño y el Otro. No se sabe cómo será, ni se
puede saber anticipadamente ese mismo acto. Concluyendo, por un lado ubicamos
el tiempo cronológico y por el otro dos tiempos lógicos: el de la anticipación
simbólica y el de la resignificación. Lo graficaremos del siguiente modo:
Resignificación ~I ~ <> ~ Anticipación simbólica Acontecimiento del nacimiento --.
Tiempo cronológico
Al nacer, el bebé deseado y esperado se materializa en un cuerpo recién llegado.
Es él el que tanto se imaginó y proyectó. En ese encuentro entre el deseo anticipado
y el recién nacido se estructura la demanda de amor.Entre la demanda y las
reacciones reflejas del bebé siempre se introduce una diferencia, un desacople,
desencuentro que implica que nunca coincida del todo el niño que nace con el hijo
ideal. En esa diferencia se juega el azar y lo inesperado del acontecimiento, que
inscribe al sujeto dentro de una genealogía histórica singular a crear y descubrir.
El hijo recién nacido nunca deja de ser una novedad, en algún sentido, inesperada.
Es imposible prever lo que va a ocurrir con su llegada. El acontecimiento del
nacimiento será una incógnita no develada, sino en sus efectos escénicos-
significantes. Cuando el bebé nace, lo que se anticipa en espera como promesa,
novedad, hipótesis y proyecto ideal, comienza a 1•ncarnarse en el cuerpo recién
venido al mundo. Él es ese ser 1•sperado, sólo que el pequeño puede producir
reflejos arcaicos y automáticos. Sin embargo, será en los reflejos donde la locura
escénica vivificante y unificante del Otro provocará los puntos de encuentro entre el
desarrollo neuromotor (equipamiento biológico) y el campo del lenguaje, dando así
espacio para que advenga un sujeto deseante, que se estructurará como tal en un
nuevo tiempo. La nueva temporalidad lógica inaugura para el niño el horizonte
simbólico del cual se nutrirá cada vez, en la avidez de los encuentros con el Otro.
Este nuevo tiempo subjetivo l~S el de la resignificación, que implicará
necesariamente el de la apropiación simbólica de su historia. En primer lugar, son
los padres quienes resignifican en el recién nacido lo que previamente habían
anticipado, o sea que el ideal parental (el ideal del yo de los padres) se resignifica
en el nacimiento del hijo como efectuación escénica y discursiva retroactiva. El
tiempo subjetivo siempre se estructura en resignificación, en retroacción, al decir
freudiano, "con un efecto de retardo", ya que es en él donde la historia subjetiva
acontece en la memoria que lo involucra inconscientemente. Los acontecimientos se
inscriben en múltiples redes de acordes discontinuos y vibrantes.
16
Cuando el nacimiento cuestiona el ideal
"Por fin se cascó el huevo, el huevo más grande y salió picando un animalito muy
grande, muy feo y muy mal proporcionado. ¡Dios mío! ¡Qué monstruo! -dijo la
madre-,.. No se parece en nada a la madre. ¿Será realmente un pavo? Vamos a
ponerlo a prueba. Lo voy a llevar al agua y, si no quiere entrar, lo voy a echar por la
fuerza." Jean Christian Andersen, El patito feo
El niño-hijo esperado, al nacer, resignifica el ideal anticipado por sus padres. ¿Qué
acontecería si el recién venido cuestionara o pusiera en juego el ideal del yo
parental? Éste es uno de los grandes problemas con los cuales se encuentran los
padres y los niños a los que al nacer se les detecta alguna discapacidad
neurológica, genética u orgánica. Resignificar esta problemática será siempre parte
del intenso y difícil recorrido que tendrán que realizar. Al hacerlo, no dejarán de
enfrentarse una y otra vez a ese hijo ideal que no ha venido, que no ha llegado, que
no podrá venir, ni llegar. El niño discapacitado presenta, sin saberlo, la acuciante
paradoja de confrontarse fuertemente al hijo esperado e ideal anticipado por sus
padres, cuestionando de este modo su ideal del yo y su propio narcisismo. La clínica
de la discapacidad nos confronta con ese escenario devenido muchas veces trágico,
por la gran dificultad que se presenta en el armado del lazo con ese niño que no
termina de ocupar la posición de hijo, pues el hijo deseado y no nacido se
transforma, a su vez, en un doble ideal: el ideal anticipado y "perfecto" frente al
imperfecto que ha nacido. Nos hemos encontrado en esta clínica con padres que, al
enterarse de la discapacidad de su hijo, deciden cambiarle el nombre, pues
reservan el nombre de su hijo para "el" normal. En estos casos, el niño
discapacitado lleva el nombre de otro, no deseado, ni esperado, ni anticipado. El
verdadero hijo, el del nombre, no ha nacido y seguirán esperando el nacimiento del
hijo ideal, que el nombre procurará encarnar. ¿Quién es el verdadero hijo? ¿Es el
del nombre? Y si fuera así, ¿el niño discapacitado sería hijo de lo que porta en su
cuerpo, o sea, del nombre de su síndrome de la discapacidad? Ser discapacitado lo
nombrará de este modo, en un 1 : contrapunto traumático con su verdadero nombre,
que sólo tuvo cuando no se sabía de él. Al nacer la incógnita quedó develada, el
enigma se dilucidó en su discapacidad y, lo que se proyectó, quedó cancelado en un
siniestro diagnóstico y pronóstico. El juego diabólico del doble imposible que no
puede ser, enmarca y condensa la historia filial, delimitando la genealogía por venir.
Es allí donde se impone la posibilidad de realizar un trabajo de duelo, destinado a
anudar lo que sin ecsar se desliga, frente al imposible ideal con el cual hay que
lidiar, recuperando, en la resignificación, la posición del hijo que había sido
usurpada por la del doble (el hijo ideal). De ese modo, es la pérdida del hijo ideal y,
por lo tanto, su propia pérdida, la que le posibilitará a los padres reencontrarse con
su hijo, más allá de la discapacidad que porta, resituándolo en la genealogía, en la
alianza simbólica, pudiendo situar la imagen corporal más allá de su realidad
discapacitante.
El hijo-niño inaugura una nueva genealogía
En su funcionamiento escénico, el hijo abre las puertas del orden de lo familiar
causando la genealogía que a su vez lo ha causado. La genealogía implicará
cambios y resignificación de lugares, permutaciones significantes, que acontecerán
inaugurando diferentes destinos en los cuales el niño habitará el cuerpo. El cuerpo
habitado es una imagen metafórica del sujeto, es un espacio construido en función
17
de la imagen del cuerpo que le dio origen. Sin ella, el cuerpo no habita ni se instituye
el propio espacio.
Realizaremos un sucinto cuadro genealógico, el cual nos permitirá pensar la función
de enlace y des-enlace, que el acontecimiento del nacimiento de un hijo produce.
Mujer ~ Hombre ('Hijo/! Mad\l )adm
La imagen Familiar
En un hombre y una mujer que deciden tener un niño-hijo, esta decisión inaugurará
un acontecimiento que, a su vez, enunciará desde el comienzo una permutación
escénica. Para que la misma se realice, el hombre y la mujer deberán perder su
lugar con el fin de recuperarlo como otro, llamado padre y madre por un hijo, que los
nominará y necesitará en la diferencia. A partir de allí, en función de su hijo podrán
funcionar como padre y madre, para lo cual, necesariamente, tendrán que
abandonar y perder su propia posición de hijos. Un hombre y una mujer sólo serán
padres si renuncian a su propio estatuto de hijos. El hijo se incorporará, de este
modo, al nuevo linaje genealógico que lo precede y antecede en la alteridad de la
diferencia generacional. El deseo y la demanda de los padres se diferencian y
separan del deseo del hombre y del de la mujer, que sitúa el origen del hijo en una
dimensión imposible de recuperar, de representar para él. Del deseo materno,
paterno y del hijo surge lo familiar como un orden necesario y contingente para cada
funcionamiento. Lo familiar es efecto del intercambio simbólico y l'.tmealógico. A su
vez, la posición materna y paterna tendrá intentos de resignificación en ella como
mujer y en él como hombre. Del mismo modo, la función escénica del hijo formará la
enunciación de la posición de sujeto-niño en estructuración dentro de lo familiar.
Esta increíble red genealógica se transforma en un acontecimiento impredecible en
sus múltiples efectos y sentidos posibles. Como tal, genera permutación de
posiciones simbólicas y nuevos espejos identificatorios. En estos nuevos enlaces y
desenlaces, los padres e hijos se inventan y construyen a través del lazo de amor
(de hijo, de padre y de abuelo). Retomando nuestra idea, un padre inventa y crea un
hijo y un hijo inventa y crea a un padre, como acontecimiento mismo de la
filiación.Nos encontramos entonces con dos herencias simbólicas, por un lado la
herencia de los padres, que en su transmisión y función escénica atraviesan y visten
todo el desarrollo de su hijo y, por otro lado, con la herencia (que podríamos
denominar invertida o filiación inversa) de los hijos a los padres, dándoles, en su
funcionamiento escénico, esta nueva posibilidad e investidura de transformarse en
padres. Los padres heredan de sus hijos esta posibilidad eminentemente simbólica,
donde ejercerán su amor paternal; a partir de este amor el hijo responderá,
amándolos y, de algún modo, cumplirán en parte la promesa que les dio origen.
Los hijos de la discapacidad
Pensemos por un momento en los efectos que podría provocar en el andamiaje
genealógico y hereditario en el nacimiento de un hijo que nace con alguna
anormalidad o una discapacidad. El contraste con el hijo ideal genera un siniestro
contrapunto que cuestiona en muchos casos la propia genealogía, lo familiar y la
herencia simbólica que ese hijo habría generado si la discapacidad no hubiera
acontecido. La discapacidad descarnada del hijo cuestiona, en sus efectos
siniestros, la función parental. Los padres heredan de este modo la discapacidad, la
deficiencia, el diagnóstico, el pronóstico y el informe de las nefastas consecuencias
que acarrea.
18
El hijo en su discapacidad corre el riesgo de tornarse anónimo, transformándose en
el hijo del síndrome o las deficiencias, lo que es del orden de lo demoníaco. En este
caso, el niño sería hijo del doctor que descubrió esa criatura, que es el síndrome, y
por descubrirlo lleva su nombre. El nombre del síndrome es el nombre propio del
descubridor. Que el síndrome lleve el nombre del doctor que lo descubrió no sólo
opaca el nombre propio del doctor, que de allí en más será nombrado por la
enfermedad que él se ocupó de describir y descubrir, sino que en un efecto
parabólico y en bumerang, el síndrome lo descubre a él como doctor, siendo
entonces la discapacidad la que causa su nombre, nombrando a todos los niños que
quedan adosados a la enfermedad o a la deficiencia en cuestión. En este recorrido,
lo que los padres heredarían de su "hijodiscapacitado'', no sería ya ni la promesa, ni
el proyecto, ni la hipótesis, sino la deficiencia como producto terminado, como
organicidad en vida. Cuando la discapacidad ocupa este lugar nombrándolo todo en
su anonimato y anormalidad, el hijo encarna la discapacidad y queda holofraseado,
soldado, pegado en ella, finalmente, como"hijodiscapacitado" (holofrase-palabra
frase). El "hijodiscapacitado" encarnado en esta irreductible posición, cuestiona el
lugar del hombre y la mujer que, como efecto de su unión, lo han engendrado
generándolo, lo cual acarrea muchas veces conflictos en el lazo de amor de cada
uno de los progenitores y en la relación de la pareja. Si el "hijodiscapacitado" queda
fijo, fijado en el discurso y en su posicionamiento, no habría permutación de lugares
simbólicos, con lo cual el niño-hijo ocuparía siempre la misma posición, lo que
ocasionaría la fijeza en la función materna y en la paterna, como madre y padre de
un "hijodiscnpacitado", de un eterno bebé, inmovilizándolo de la significancia en la
red genealógica y en su actuación significante. En esta perspectiva fija y unívoca, el
hijo como representante encarnado y activo de la discapacidad ocuparía un lugar
central en el orden de lo familiar, sólo que lo haría cono "anormal'', absorbiendo el
tiempo familiar disponible en función de la propia enfermedad que lo nombra. El
"hijodiscapacitado" se transforma así, él mismo, en una promesa y un proyecto, sólo
que es únicamente en función de la misma deficiencia que lo causa y que llega a
causar lo familiar, como un acontecimiento inamovible y definitivo de la propia
discapacidad. En su función de "hijodiscapacitado'', el niño soporta el espejo mortal
de la organicidad en el cuerpo, que determina su hacer, su existir y la existencia de
los demás. En esa opacidad, el niño produce espejos de una sola cara, de un solo
rostro, que le devuelven siempre el mismo significado unívoco, ser, parecer y
padecer la discapacidad sin resignificación. He allí exactamente lo siniestro. Lo
diabólicamente siniestro y obsceno no está en la discapacidad o en la "anormalidad"
que el niño porta, sino en la indiferencia e inmovilidad de la significancia que el hijo-
niño encarna, sin salida. En esta imposibilidad de permutación simbólica, la
genealogía se congela y los padres terminan heredando la organicidad, fijándolos a
ellos y al niño en un espejo ciertamente refractante y obscenamente indiferente.
Muchas veces, la apariencia de monstruosidad que la discapacidad acarrea delimita
la condena de no tener ni semejantes ni descendientes. El niño "monstruo" es lo
absolutamente otro. El otro espejo sin imagen se encarna en su figura corporal. El
niño del otro espejo despierta en su "discapacidad" la parodia de la ambivalencia.
Espanta y cautiva, produce indiferencia y atracción, fealdad y belleza, identidad y
diferencia, violencia y pasividad, amor y odio, pecado y santidad, negación y
afirmación. Y sin embargo, atrae la mirada con tanta fuerza como la imagen ideal. El
niño discapacitado, absolutamente ubicado como lo otro, se confundía en la
antigüedad con lo diabólico y lo sagrado. Hemos de recordar el caso de Egipto,
donde no sólo se veneraba enanos y malfomados, sino que también se los
19
deificaba. En cambio, en otras culturas se los mataba, arrojándolos desde lo alto de
un monte, quemándolos o dejándolos morir sin contemplación. La violencia con que
irrumpe lo "otro" como diferencia, alteración, trastocamiento, dislocación, inversión,
mutilación, coloca en escena lo informe e imposible.
Lo informe es una de las múltiples facetas de lo otro, corresponde al trastocamiento
caótico de las funciones y posiciones simbólicas, lo informe se corresponde con lo
deforme, emparentándose en ese sesgo con lo diabólico, demoníaco y la muerte.
Caminos y escenarios del "hijodiscapacitado".
En nuestro recorrido por el campo clínico y educativo hemos podido constatar por lo
menos tres caminos diferentes del "hijodiscapacitado" en su funcionamiento
escénico familiar. El primero es el del "hijodiscapacitado" que soporta, en su
posicionamiento congelado, el amor incondicional de sus padres. Son esos padres,
que se dedican todo el tiempo a la problemática de su hijo y hacen de ella la causa
de su vida. Los padres se reflejan así en su "hijodiscapacitado" conformando uno
con ellos, pero es un uno completo, sin límite. El amor sin límite que los causa
esconde en su contracara la culpa y los reproches que la discapacidad genera. En
ese amor simbiotizado, los padres e hijos son nombrados, sin darse cuenta, por la
deficiencia que los causa.
Recuerdo un congreso, organizado por una asociación de padres de niños con
discapacidades, que habían colocado un gan cartel en el escenario, el cual, en
letras brillantes 11linnaba: "Para un niño impedido un amor sin límites". Me detuve a
reflexionar sobre este aforismo pues, si el amor no tiene límites, ni condiciones, ni
legalidades, deja de serlo. Se transforma en un goce de ese Otro, que fija y planifica
el lugar del hijo y el suyo propio, identificándose con él, como padre de la
discapacidad que los nombra. El amor sin límite limita e impide las posibilidades de
estructuración de un niño durante el tiempo instituyente de la infancia.
El segundo recorrido del "hijodiscapacitado" es el que genenera rechazo, exclusión,
donde se refracta la imagen del niño des-identificándolo como hijo y recubriéndolo
con la discapacidad, obnubilando todo encuentro posible con el niiño más allá de su
deficiencia. En estos casos, en su contracara el amor deviene odio y culpa,
generándose un espejo que refracta una y otra vez al niño en su organicidad y
anormalidad. Aparece lo que analizamos acerca de la figura del doble ideal, de
aquel que no nació y que el hijo en su discapacidad soporta como otro espejo ideal,
competencia inalcanzable e imposible que culmina siempre venciéndolo. En los
recorridos analizados hasta aquí, notamos la imposibilidad de realizar un trabajo de
significación y de duelo que les posibilite a los padres elaborar y soportar la alteridad
de la diferencia que un niño con problemas en el desarrollo presenta.
Indudablemente está en cuestión la función escénica del hijo.
El tercer recorrido posible es el que estamos proponiendo e implica el difícil y
doloroso camino del duelo, la elaboración y la resignificación de la promesa, del
proyecto y de la hipótesis que todo hijo representa. Procuramos entonces recuperar
la función del hijo que la deficiencia discapacitante, en su pregnancia discursiva y
simbólica, torna "hijodiscapacitado". La operación clínica y educativa que
sustentamos implica necesariamente realizar un corte, un quiebre, una separación
posible entre "hijo" y "discapacidad". Romper la holofrase "hijodiscapacitado", para
recuperar al hijo-niño por fuera de la discapacidad, anormalidad u organicidad.
Elaborar la discapacidad no implicará desconocerla. Por el contrario, necesitamos
20
un espacio importante para que los padres puedan hablar de ella y situarla en su
historicidad, sin confundirla con la genealogía. Para este recorrido de elaboración y
resignificación es fundamental ayudar a los padres a realizar y profundizar el lazo
escénico de amor con su hijo y no con la discapacidad. Son ellos, los hijos con
problemas en el desarrollo y la estructuración subjetiva los que en el mínimo
movimiento, en la inesperada reacción "patológica", en la incipiente gestualidad o en
los cambios tónicos y reflejos nos dan las chances, nos abren las puertas secretas
para construir una escena posible, donde él pueda aparecer en el espejo del Otro
como sujeto, apartándose de lo discapacitante o representante de la deficiencia.
El órgano sin imagen del cuerpo
En el trabajo con niños con plurideficiencias o con severos trastornos neurológicos o
congénitos (que soportan más de una discapacidad sensorial, motriz y mental, de
carácter irreversible), nos encontramos ocupándonos de los pequeños detalles,
donde podemos vislumbrar un sujeto pese a la feroz organicidad. Frente al órgano
lesionado y la disfunción que el mismo conlleva, generamos un escenario relacional
y simbólico, a partir del cual creamos una escena donde él pueda existir en un
espejo diferente a la discapacidad. El niño con plurideficiencias, lo cual implica
dolencias irrepresentables, nos mira de reojo, esboza una sonrisa, realiza un lento
cambio tónico postura}, mueve la cabeza, produce algún sonido, un grito, una
mueca, que no llega todavía a ser un gesto o un leve movimiento espontáneo, que
no logra transformarse en llamada; nosotros acudimos sensiblemente a esas
señales, afirmándolas como pistas significantes que nos dan a ver un sujeto que lo
anticipa en ellas. Son estas reacciones que el niño ofrece las que orientan en Ia
creación escénica para, por un lado, armar un corte y reparación del niño con la
deficiencia, con la múltiple fragmentación, disociación que la disfunción provoca. Por
otro lado, armar un lazo escénico, generando un pliegue, un litoral, una diferencia-
alteridad con respecto a la fusión "niñodiscapaci ta do". En este escenario
simbolizante, no sólo el niño podrá existir en otro espejo posible sino que, al hacerlo,
se podrá ir imprimiendo una huella, una marca-letra de esas escenas oponiéndose
francamente al órgano sin cuerpo (sin imagen del cuerpo) y al goce del órgano, que
se consume en el propio escozor y obscenidad de la organicidad, sin sentido y sin
palabras. En estos casos, la organicidad ocupa el lugar central del niño y del Otro.
Todo el funcionamiento psíquico está fusionado al orgánico, a la disfunción, a la
deficiencia. ¿Será esto posible? Su majestad pasa a ser el órgano en el goce,
indiferente del organismo sin cuerpo. La única forma que hemos hallado de
otorgarle cuerpo al órgano es oponiéndonos al goce obsceno del funcionamiento
maquínico de la disfunción, a través de la escena y el escenario que logramos
generar a partir de los detalles, de los silencios, de las pistas, donde podamos entre-
ver, entreabrir, una posibilidad de alternancia en la organicidad gozosa sin imagen
del cuerpo.
El órgano sin imagen del cuerpo se opone a la "vitalidad no orgánica" del "cuerpo
sin órganos" que plantea Antonin Artaud retomado por Deleuze y Guattari. "Es
verdad que Artaud desarrolla su lucha contra los órganos, mas al mismo tiempo
contra el organismo que se tiene: El cuerpo nunca es el organismo. Los organismos
son los enemigos del cuerpo." Deleuze, Gilles y Guattari, Felix, Mil platos, Ed. 34,
Río de
Cuando el órgano se ordena y organiza sin la imagen corporal, la estructura
sensoriomotriz, en vez de separarse dando lugar al otro y al gesto actuante de la
21
subjetividad, se holofrasea y funciona en bloque, toda junta, sin diferencias, sin
tiempos, sin silencios, ni espacios. Lo "sensoriomotor" se congela, coagulándose
siniestramente en un solo punto. En el bloque-órgano "sensoriomotor'', el goce no
sale del órgano sin cuerpo; toda su energía se consume inútilmente en el mismo
lugar del cual partió. No hay espacio para que tenga lugar el tiempo subjetivo de la
resignificación. Justamente, el intento de armar un corte como lazo escénico entre lo
sensitivo y lo motor ubicaría la posibilidad de que el acontecimiento de la diferencia
se inscriba, imprimiéndose entre ambos polos, dividiendo lo sensible (sensitivo) de
la respuesta (lo motor).
La representación psicomotriz
En la inscripción de la diferencia se pone en juego la posibilidad de que en ese
"silencio" escritura el espejo del Otro lo refleje y refracte diferente. En ese pliegue
escénico el niño tendrá la chance de que su sensibilidad se transforme en
afectividad disponible para otro que no es él, ni la organicidad, lo que entre-abrirá
las puertas de la representación, ya que ésta funciona como mediadora entre lo que
el niño siente y lo que puede actuar. Procuraremos graficar lo antedicho:
"' lonsoriomotor" ---7 ---7 Órgano j, Holofraseado Congelado Fusionado sin imagen
del cuerpo
1 1 Otro entre-vé un detalle, tlllíl mínima diferencia, dnnde se anticipa el sujeto j,
Otro '1onsorio ---7 Escena. Lazo ---7 Escenario transferencial Puente , Motor, lo
sensorial ---7 Acontecimiento ---7 Lo motor Inscripción Representación
El Otro genera un escenario y una escena donde puede advenir la representación
sensoriomotriz como puente.El acontecimiento, efecto del lazo escénico
transferencial, produce la división y diferencia entre la sensación (percepción) y la
respuesta. Comienza el tiempo de la anticipación y la resignificación de lo sensorial
a lo motor y de lo motor a lo sensorial.
Representación sensorial ~ ~motriz ~ Anticipa la respuesta Al producirse la
respuesta subjetiva, y ya no solamente motriz o sensorial, se resignifica para ese
sujeto el hacer t:omo representación psicomotriz que media y articula la
Hensibilidad.
l~epresentación sensorial
·Representa~ción motriz ---7
Representación psicomotriz
El niño actúa y escenifica la representación psicomotriz como apropiación subjetiva,
como gesto dado a ver y a leer a Otro que causa el deseo de moverse, de actuar y,
al hacerlo resignifica el acontecimiento de escritura e inscripción de la diferencia
entre lo sensorio y lo motor.Lo que se ha perdido en este recorrido es el órgano
"sensoriomotor" sin cuerpo, para que pueda advenir un sujeto que, pese a la
organicidad, se sostenga en un espejo que ya no estará en el órgano sino fuera de
él, en la imagen del cuerpo que la inscripción ha producido.
22
Personas con discapacidad’: hablemos sin eufemismos (Por Liliana Pantano)
Ser persona.
Por otra parte no nos referimos a quien es discapacitado sino a quien tiene
una discapacidad, por lo cual decimos persona con discapacidad, expresión
23
que conduce también a reconocer y valorar las capacidades de cada uno e
interpretar sus necesidades.
Capacidades diferentes?
Ese estado de salud, del que parte la discapacidad, supondrá daño o acotamiento
en algunos órganos o funciones. Pueden verse afectadas o reducidas, entonces,
las distintas capacidades de la persona: alguna o algunas capacidades (ya sea su
capacidad para entender, para oír, para ver, para caminar, etc.); poco o muy
limitadas. Pero no se pasa a tener “otras capacidades”, distintas capacidades.
Son las mismas, pero acotadas, minoradas. Se trata, entonces, de “personas
con discapacidad”. No son “personas con capacidades diferentes”[1] .
Diferentes a qué?. Al promedio?. Una ‘capacidad diferente’ sería, por ejemplo, la
que le permitiese a un hombre volar o ver a través de las paredes o predecir el
futuro. Se tiene, entonces, discapacidad, en cuanto diferente puede ser la manera
en que se desenvuelve la persona. Hay –eso sí – una diferencia en su
funcionamiento y no sólo está dada por el estado de salud de la persona sino
precisamente por la interacción de ese estado con el entorno, ya sea en lo familiar
o social, en lo económico, en lo cultural, etc.. Aunque sea como aclaración, cabe
decir que, en rigor de verdad, también las capacidades “excesivas”, las de los
talentosos o personas geniales, plantean discapacidad. Muchas veces un talento
notable (que pone en evidencia también un estado de salud), limita a la persona en
su actividad o la restringe en su participación en cuanto no siempre cuenta con
medios para desarrollarlo o no es debidamente comprendido y acompañado. Sin
embargo, la expresión “persona con capacidades diferentes” parece culturalmente
reservada para designar el defecto y no el exceso de capacidad.
Bajo este enfoque por otra parte, tiende a ponerse el acento en la carencia o
diferencia y no en el todo, en la persona, en su funcionamiento. De ahí que tener
algún tipo de discapacidad específico muchas veces lleva a presuponer que se
carece de otras capacidades, más que las “dañadas”. Se piensa entonces, que una
persona con cualquier tipo de discapacidad no puede trabajar o ejercer el derecho al
voto, disfrutar de su sexualidad o formar una familia. Generalmente, esto no es así,
pero las propias actitudes que se despliegan hacia ellas terminan forjando una
barrera social y cultural muy difícil de encarar y de eliminar.
Necesidades especiales?
24
como por ejemplo un baño accesible para personas con discapacidad motora, que
requiere más espacio para el giro de la silla, un barral y cierta elevación del inodoro .
Por otra parte, la gama de necesidades es muy amplia ya que tienen que ver con
todas las dimensiones de la persona. Además, como en todas las personas, irán
variando con el tiempo, con el propio desarrollo y crecimiento, con su experiencia y
con sus posibilidades de satisfacción. Algunas desaparecerán, serán pasajeras,
mientras que otras se mantendrán o acentuarán. Surgirán otras nuevas como las
que tienen que ver con la vocación o con la sexualidad o con la independencia
personal y la vida autónoma.
Todas debieran ser reconocidas y no solamente las que tienen que ver con algunos
aspectos del individuo en función de la discapacidad o con alguna etapa de la vida,
por ejemplo, la tendencia a ubicar a la persona en la niñez, como ‘eterno niño’,
dependiente, sin voz ni voto. Siguiendo estas consideraciones, en lo que debería
trabajarse consensuadamente es en la eliminación de las dificultades que tienen
por lo general las personas con discapacidad para satisfacer sus necesidades,
causadas por el propio entorno. En este sentido, las barreras culturales (mito,
prejuicio, estigma, ignorancia, discriminación, subestimación, etc.) son las primeras
que debieran estar en la mira.
Todos o no todos?
25
se produce aumento del esfuerzo, malestar o dolor, lentitud o cambios en el modo
en que realiza la actividad. Como se ve, estos parámetros no se tienen en cuenta
cuando se borra la diferencia al considerar que todos ‘somos discapacitados’ por
tener alguna limitación.
Por último, sin intención de agotar el análisis, cabe tomar en cuenta algunas
palabras que generalmente se incluyen en el discurso en relación a las personas
con discapacidad, particularmente términos que designan a los que “no tienen
discapacidad”. Es frecuente que en estos casos se eche mano de términos tales
como “los normales”, “los sanos”, “los que no tienen defectos”, o “los
convencionales”. Indirectamente, y las más de las veces ignorándolo, han
equiparado personas con discapacidad con “anormales o no normales”,
“enfermos”, “defectuosos” o “raros”, respectivamente.
Concluyendo…
26
práctica, suelen ser reemplazados por otros. Lo adecuado sería usar los originales
sin resquemores y evitar eufemismos como personas con ‘capacidades diferentes’,
o con ‘necesidades especiales’ que llevan a reconocer segregando, buscando
respuestas aparte de las de los demás. Por otro lado, correspondería trabajar sobre
las valoraciones positivas de las diferencias y no pretender borrarlas aduciendo que
‘todos somos discapacitados’.
Pero en realidad, lo que aquí se intentó fue reflexionar más que sobre los términos
en sí mismos, sobre las orientaciones a que dan lugar en el trato hacia una persona
con discapacidad y las acciones consecuentes. Es cada vez más importante
entender la discapacidad como una diferencia y no como una
desigualdad.Reconocer la realidad, llamarla por su nombre y terminar con los
eufemismos y las expresiones “suavizantes”, puede contribuir a ello de una
manera sencilla, concreta y eficiente.
Introducción
27
podrá encontrar un lugar y la realización de desarrollar sus capacidades e insertarse
en la vida productiva a través de una remuneración o salario equivalente a lo que
reditúa su trabajo
28
inconformidad de los ciudadanos, al mismo tiempo que las condiciones sociales los
ponen en situaciones más precarias y vulnerables. La sobrevivencia, la vida misma
se encuentra en peligro ante la inseguridad y violencia.
29
otro como base para la identificación. Esta relación imaginaria se instituye desde
una relación tensional, de afirmación y negación, es y no es al mismo tiempo esa
imagen del semejante y su devolución. De ahí el término fruediano de la identidad
como narcisismo, el engaño entre la imagen, reflejo que a manera de espejo
instaura un otro y un Impasse y diferencia entre cuerpo e imagen del cuerpo.
La estructura o registro simbólico que instaura la cadena significante producirá en la
relación de y entre los significantes, un resto irrepresentable, impronunciable,
inaprensible desde los desfiladeros de la lengua. Ese resto, será el registro de lo
real y se interrelaciona con los dos registros: imaginario y simbólico articulando el
ternario lacaniano, donde se anuda el deseo y se representará la constitución de
sujeto a través del grafo del deseo que Lacan introduce en los Seminario V y VI. La
constitución subjetiva constituye un sujeto escindido, barrado, incompleto y Lacan lo
escribirá $.
De la mano con esta mirada, Butler (2012) y Mèlich (1010) pensadores desde
y con Levinas conjugan en el término de precariedad la condición constitutiva del ser
humano. Levinas (1991 y 2000) filósofo lituano, ha introducido no sólo la voz de la
filosofía griega y alemana, sino la voz de Israel. La Tora y el Talmud dialogan
tensionalmente, sin articulación posible, en una producción inaudita que ha
impactado y dejado su huella indispensable para abordar la espiritualidad laica
desde la Ética de la Fraternidad, la responsabilidad y ser para el otro como única
trascendencia posible. Desde una relación entre la hospitalidad y la hostilidad,
Derrida (1998 y 2001) invita a no eludir, eliminar o negar la violencia y agresividad
en la relación humana, la agresividad no puede ser resuelta, sin embargo se intenta
lidiar con ella. Así aportará el término diferancia en esa visión del ser en ruptura
entre la hospitalidad y hostilidad y formulará la deconstrucción como respuesta
crítica al constructivismo y, sobretodo, mantendrá el debate. Los autores citados no
tienen otra intencionalidad que la de mostrar la apertura a otras miradas y discursos
que inauguran otras realidades, otras posibilidades y otras formas de mostrar la
complejidad del ser humano en sus circunstancias históricas, en su constitución y
formas deconstructivas que inician caminos por inaugurar.
30
legalmente regular y moralmente aceptado. El sujeto advendrá en lo que es, en
función de lo esperado; lo que se espera que sea. Así el sujeto terminará siendo
reconocido o no, en función de lo esperado. Se da un hiato y el sujeto queda
siempre suspendido en función del reconocimiento o desconocimiento que se haga
de su ser con relación al ideal.
Este sujeto que piensa su ser, como ser uno, indiviso requiere de una
exterioridad para reconocerse. Es otro el que le da el estatuto de ser. Esa
exterioridad se asienta en los dispositivos sociales e institucionales que instituyen su
individuación. Ya Canguilhem (2009) y Foucault, M. nos han prevenido del carácter
de la normalidad, como normatividad. La normal norma, regula así como genera su
propia reversibilidad, su excedente, su resto, lo que sale fuera de ella.
Analicemos primero una significación del Bien como ideal. El bien, mi bien es
una operatividad del amor, el privilegio que tenemos los seres humanos al ser
inaugurados a través de la mirada amorosa materna, del cruce del amor y deseo
materno fundante de nuestra subjetividad. Apelamos a la metáfora de la función
materna, función de dar a luz, esa luz que es ese llamado a la vida. La función
materna realiza la mediación a la vida. El hijo para ser hijo requiere una llamada, un
anhelo de que sea, ese anhelo lo prefigura la función materna,. Desde este origen
de proyección del ser por parte de la función materna se establece que el hijo
requiere más que biología y su advenimiento o nacimiento lo constituye esa función
materna de anhelarlo como un ser de y en copertenencia en comunidad, en cultura.
Necesita para ser humano un llamado, un alguien que lo espere, sueñe y tenga ya
31
una ficción y un porvenir imaginado. La función materna y la función paterna
proyectan los sueños en sus hijos, es decir que desean que sus hijos efectúen lo
que a ellos les fue negado, que concluyan la realización de su existencia. Por ello
Freud planteó al hijo como deriva del narcisismo paterno. Este planteamiento ya
indica la constitución del sujeto desde una exterioridad.
La ley al limitar, ejerce una presión, una pulsación que empuja al sujeto a
encarnar en el cuerpo huellas, una escritura enigmática que suscita búsqueda de
desciframiento. El cuerpo se inviste sobre el orden biológico. A partir de la cultura, la
regulación altera el orden biológico de la necesidad y satisfacción. Entre el circuito
de la necesidad y satisfacción biológica, se introduce la demanda. Los padres
regulan algunas necesidades como la alimentación, defecación, sueño, etc. Así por
32
ejemplo la necesidad alimenticia se ve transformada por la demanda de los padres:
poco a poco se va sujetando a horarios, se eligen ciertos alimentos, horarios de
sueño, etc. Estas demandas, requerimientos inauguran las pautas culturales y le
dan sustancia al registro cultural simbólico. Y ahí, en este montaje entre el orden
biológico y el cultural, algo se instaura: el deseo, que resulta más allá de la
demanda. El juego del deseo es el juego amoroso.
Toda constitución subjetiva implica que todo naciente se torne existente para
el otro. El naciente humano ha sido solicitado a ocupar un lugar, una significación
mucho antes de su entrada biológica al mundo. Diríamos que la cultura
predetermina las funciones, lugares, posiciones de los sujetos y regula sus
relaciones. Por ello no puede entenderse al sujeto como individuo, y la sociedad
como la conjunción de individuos. Los niños ferales muestran la ausencia de la
intervención de lo humano. En su vida han intervenido animales y se han constituido
desde otras coordenadas, biológicas. Por ello los niños ferales convocan al gran
33
enigma del origen. Si hay enigma del origen es porque hay un punto cero, un antes
de y después de que constituye al ser, ese antes y ese después no es una
temporalidad sucesiva. Se funda en la misma operatividad de la intervención cultural
vía el lenguaje. La pregunta por el origen, se adquiere ante la experiencia de la
angustia, de la ausencia, de la finitud.
34
primer recorrido. Suelen pasar por saberes legitimados. De los saberes que
legitiman tales representaciones, las teorías del desarrollo psicológico prescriben
instrumentos para medir el nivel de progreso o proceso de desarrollo que tienen los
sujetos considerados con dificultades. Se ha olvidado el irreductible contexto
histórico que hizo posible la emergencia de los instrumentos acordes a una visión de
mundo.
35
anuncia la exacerbación de lo que se prefiguró en el futuro anterior que constituye
nuestro presente de lo que vendría a ser bajo figuras que han deslizado la situación
de mantenimiento, reproducción bajo otras figuras. En este mismo proceso es
innegable que al deslizar en otras figuras, se produzcan acontecimientos
inesperados y ahí radica el cambio y la transformación. Esto amerita un estudio a
profundidad. Con todo será la guía para repensar la discapacidad desde esta
perspectiva de historicidad.
Justo aquí cobra relevancia la pregunta por la historia olvidada pero presente
(como futuro anterior). Al dar por sentado, como natural que el sujeto es por su
condición de ser, se olvida cómo se da el proceso por el cual el sujeto adviene a ser
eso que es. Es decir, el olvido del ser en su condición de siendo, de advenir en lo
que ha sido anunciado para su enunciación. Esa exterioridad constituyente de su
ser. Primeramente quería
expresar esta condición de historicidad olvidada para toda una configuración de
grupos considerados vulnerables que no visibiliza la historia común (que no igual),
que los atraviesa y constituye.
36
simbolizadas o adquirido una significación de discapacidad en los tiempos
modernos, no así en otras épocas históricas. Veamos
como la actual distribución desigual de la riqueza ocasiona un plusvalor de resta real
y simbólica.
37
generación de sentidos y significados que a lo largo de la historia se han producido
y afectado el orden de las relaciones de los hombres entre sí.
La palabra brinda una posibilidad de ser. Por ello Heidegger puede darle la
función de creación a la palabra, de producción de “las relaciones fundamentales
características de cierto modo del ser humano en una época determinada”. (LACAN,
2009). Por ello quizá Heidegger postulaba la infinita tarea de descifrar, de que
ningún signo ha agotado el sentido del hombre, el hombre signo indescifrado,
inconcluso. Con ello querría decir que si hay que descifrar, es que hay de por medio
un algo, símbolo, representación, notación, enunciado. Algo se enuncia y al
enunciarse de produce una enunciación. El sujeto se enuncia, y en ese enunciado
que se dice de él, quién o qué ha producido su enunciación? ¿En qué historia se ha
inscrito su enunciación? La acción histórica es productora de un tiempo particular
que articula pasado, presente y futuro. Será la historia, como dice Lacan una
lectura: “…leer en la serie de mutaciones del hombre el progreso de los signos con
los que constituye su historia.” (LACAN, 1987, p.160).
38
atrapamiento especular de rechazar al otro que representa el ideal para ocupar
dicho lugar. Se rechaza al otro que representa el ideal, pero se glorifica la
representación e ideal mismo. Sostener los conceptos sin interrogación alguna de
su constitución; sin atender su irreductible condición histórica de la que surgieron, va
en contrasentido del pensar heideggeriano. El pensar se gesta de la duda que lanza
a la búsqueda, a la indagación, y dicho proceso es el que hace el camino
autoformativo. ¿No es acaso la posición crítica tarea misma del pensamiento? No es
la investigación eso que arranca desde la interrogación? Suspender la interrogación
y la incógnita y dar por sentado el conocimiento sin la participación interrogativa de
los sujeto nos lleva a la posición paralizante y reproductiva del sometimiento de todo
orden.
39
internet el programa de radio “La Pirinola gira en la Radio” para constatar cómo los
jóvenes con Síndrome Down se han identificado con el nombre de Síndrome Down.
Sin embargo, en el proceso de darse un lugar en el mundo han producido un cambio
en su significación. Su trabajo, su posición, su actividad y su posicionamiento ha
transformado el sentido y significado dado de la discapacidad y la han de-
substancializado.
Algunos sujetos han logrado darse otro lugar, conformar otro espejo, para
que sean vistos ahora por los otros y los vean, los miren como lo que no han
querido verlos, se han resistido, y han apostado por devolver una especularidad que
nos convoca a mirarlos desde otra identidad, nos muestran sus formas alternas de
ser y estar en el mundo, su pluralidad del ser y con ello conquistado su lugar en el
mundo. Han realizado la experiencia del acontecimiento, han hecho producir y
visibilizarlos desde su manera de ser singular. Desmienten el significado de
discapacidad.
40
valora negativamente. Se impone una perspectiva orgánico funcional –sostenida en
el discurso médico hegemónico- con la consecuente dificultad para realizar
actividades de la vida cotidiana, de modo similar a la mayoría. En este sentido, se
despoja a la discapacidad de su producción social remitiéndola a un fenómeno de
carácter estrictamente individual, de origen biológico, que expresa alguna
anormalidad (las carencias) en el estado de salud y se manifiesta en términos de
deficiencias individuales. La discapacidad ES la deficiencia.
La idea de evolución social, supone pensar una línea con una sola y única
dirección de desarrollo, en la cual existen grados inferiores y superiores, que van
alcanzando los hombres hasta llegar al grado máximo de desarrollo físico e
intelectual. En nuestra sociedad, éste refiere a un ideal de Hombre: varón, adulto,
inteligente, oyente, trabajador. El evolucionismo social reconoce en el hombre “una
especie” producto de las transformaciones operadas en el seno de la naturaleza.
Sostiene que su físico ha evolucionado por variación genética y selección natural
hasta alcanzar la forma anatómica actual. Por lo tanto, la cuestión del origen y los
aspectos biológicos dan cuenta de la uniformidad y la unidad en la especie.
41
un sentido restitutivo, que le permitirá al sujeto alcanzar o, en su caso, recuperar la
completud y ser “habilitado” o “re-habilitado” para la vida social. Si el tratamiento de
rehabilitación no logra todos los resultados esperados, serán bienvenidas todas las
“mejorías” que implique. La importancia asignada a la rehabilitación se inscribe en la
comprensión biologista de la discapacidad, que la asimila a un trastorno en la salud
del sujeto que la porta. A la vez, crea una vivencia en el sujeto discapacitado -y en
su familia- de que está mal ser lo que se es y, por lo tanto, se debe corregir para
cambiar y dejar de serlo.
42
parte de un Otro que, al alejarse de la normalidad, se aleja del Nosotros. Es esta
identidad, desviada de la Mismidad, la considerada diversa o especial.
43
La discapacidad es, entonces, una categoría social y política. Es una
invención producida a partir de la idea de normalidad en el contexto de la
modernidad; y en estrecha vinculación a una estructura económica, social y cultural
con la deficiencia. La normalidad se presenta, como una categoría de señalamiento
de lo propio y lo impropio, en un intento eficaz de discernimiento, de marcación y
demarcación, de clasificación, de separación entre Nosotros y los Otros. El sujeto
normal es, entonces, un prototipo de hombre medio, contra el que todos seremos
medidos, evaluados, señalados y convenientemente clasificados. La normalidad es
la medida del mundo. A ello remite la dimensión productiva de las normas; que
producen cuerpos a su medida. Todo aquello que no sigue esa norma es señalado,
separado, castigado, expulsado a territorios de exclusión. Esos territorios de
exclusión en relación a la “discapacidad” adquieren y significan particularidades: los
condicionantes estructurales que la posibilitan aparecen ocultos, y esa “invisibilidad”
se ve reforzada por una actitud proteccionista hacia los discapacitados que no
hacen más que producir mayor exclusión.
Se destacan una dificultad por nombrar como discapacitado a los sujetos que
lo son, y se alude frecuentemente a otras denominaciones que “suavizan” el
significado de aquello que se nombra; y la preferencia por utilizar denominaciones
ambiguas, que nombran sin nombrar. Nombres, denominaciones que esconden
miedos, desconocimientos, prejuicios, ideas retrógradas estructurantes de una
representación del otro como fuente del mal que ha permanecido como una
invariante desde mucho tiempo atrás.
Ricardo Forster sostiene que “hay ciertas palabras que parecen estar fuera de
toda sospecha”, palabras blandas, insulsas, pero a la vez densas, ambiguas,
equivocas, sin referencia a argumentos, que parecieran no pertenecer al campo de
disputas que implican los procesos de asignación de sentidos. Una de esas
palabras es la palabra diversidad. Diversidad como sinónimo de discapacidad, de
pobreza, de diferencia, de desigualdad. Pareciera englobar diferencias de género,
etnia, cultura, clase social, generación, lenguaje. Diversos tiempos, espacios,
44
lenguajes, aprendizajes, ritmos y podríamos seguir. Casi cualquier cosa podría
entenderse como diversidad, pero solo casi, porque hay sin duda algunas
diversidades más diversas.
Hay algunos diversos que desearían poder cambiar su lugar con otros,
aunque esto nunca sea posible. Hay algunas diversidades que nos causan ternura,
tristeza, lástima, otras temor, miedo, hasta repulsión. Hay que decirlo, la diversidad
es una cosa, los diversos, otra muy distinta. Aquí opera a nuestro entender la misma
lógica de la que habla Skliar cuando analiza el “diferencialismo” como aquel proceso
por el cual existe un “dedo señalador” que muestra quienes son los diferentes y en
ese mismo acto los constituye como tales, inscribiendo en sujetos específicos una
alteridad que los nombra y los construye como los depositarios de las marcas que lo
hacen ser el diferente.
45
En su origen el concepto de normalidad se usaba en la geometría como
sinónimo de perpendicular al plano. De la mano de la Modernidad, y con el
nacimiento de la estadística, su uso comienza a utilizarse para la descripción de las
poblaciones, pasando rápidamente del plano de lo descriptivo al plano de lo
prescriptivo. Es decir, ya no solo dice o describe como son las poblaciones sino
cómo deben ser. Este movimiento de lo descriptivo a lo prescriptivo –Sánchez
Carrión – se da en el marco de complejos procesos sociopolíticos de control de las
poblaciones como imperativo en el surgimiento y consolidación de los estados
modernos europeos que encontraron en la disciplina estadística un vehículo
perfecto de naturalización del orden social. Así, no sólo se comienza a trabajar
sobre la idea de clasificar lo normal distinguiéndolo de anormal, sino que se
estructuran prácticas y saberes –disciplinas, instituciones, profesiones– encargados
de normalizar al extenso grupo de sujetos que no cumplen las características
deseables.
Entonces, ¿qué ha tenido que pasar para que hoy en día parezca
completamente natural que se realicen todo tipo de recuentos y registros al tiempo
que se aceptan como hechos verídicos sus resultados? La pregunta, por lo tanto no
es sólo quién clasifica a quién, según qué parámetros, qué relaciones habilitan esta
clasificación, sino también qué procesos de naturalización y legitimación han hecho
posible esta situación. Desnaturalizar estos procesos implica entenderlos en su
dimensión histórica, e historizar las clasificaciones implica historizar la discapacidad
y devolverla a terrenos de donde no debería haber salido: el terreno de las
relaciones sociales. En este sentido decíamos, la diversidad aparece como
describiendo una situación de hecho, situación a la cual se le han velado todas sus
inscripciones políticas e ideológicas. Podríamos decir entonces que diversidad es un
concepto que da cuenta de lo poderosa que resulta la ideología de la normalidad en
tanto potencia legitimadora de determinado orden.
46
comprensión. Este “paraguas” de la diversidad nos provee de nombres lavados
aparentemente menos violentos que protegen más a quien nombra que a quien es
nombrado.
47
una manera de pensarlo. La otra instalaría la pregunta acerca de lo que sucede con
nosotros en esa relación. Así pensados, los dos términos de este binomio
nosotros/otros emergen como zona de continuidad y no como espacio de ruptura.
48
La hipótesis que venimos sosteniendo a lo largo de todo este trabajo podría
resumirse de esta manera: el uso naturalizado de la idea de diversidad en el campo
de la discapacidad esconde mayor perversión que el uso de cualquier otra idea, aún
aquellas más tradicionales y conservadoras que inscriben a la misma en la visión de
la tragedia personal o de la disfunción social a ser rehabilitada.
49
desconoce las relaciones de poder, asimetría y desigualdad que constituyen esta
forma de organización social en la que vivimos.
Por último decíamos que otro de los ejes en que se sostiene la perversidad
del uso de la idea de diversidad en el campo de la discapacidad es su inscripción en
el terreno de lo evidente. En la discapacidad, el efecto de evidencia opera con tal
fuerza a partir de la naturalización de la idea de déficit que si el déficit es lo natural e
inscripto en el cuerpo, es la marca, lo que se ve, cualquier planteo que intente
ponerlo en cuestión pareciera volverse “pura ideología”. El déficit, se vuelve el
principio explicativo (evidente) de la discapacidad. En este sentido la idea del
respeto por las diferencias, por la diversidad pareciera tener una repuesta evidente y
que no admite discusiones: quién se atrevería a sostener que no hay que respetar al
otro, ése/ésa que exhibe su diferencia como una marca indeleble de su ser. Es aquí
donde hablamos de ideología de la normalidad que inscribe la correlación directa
entre déficit y discapacidad y entre discapacidad y diversidad como evidencias
imposibles de eludir.
50
todos los ámbitos y necesita la ayuda de otras personas para desarrollarse como
personas”. En estas conceptualizaciones se condensan complejos procesos de
asignación de significados como producto de un proceso de interpretación concreto,
situado socialmente. Asignarle el carácter de algo dado, natural a la discapacidad
supone una idea en la cual se compara un cuerpo “normal”, completo, sin fallas que
se constituye como el ideal, con otro cuerpo que se presenta fuera de esas
condiciones. “es normal aquel que es sano, inteligente, completo, capaz de
desenvolverse autónomamente. Por lo tanto es aquel que es bueno, lo más común
es decir que es libre para integrarse”.
El orden de lo biológico se presenta como algo que está ahí, que es parte de
la naturaleza y con lo cual no se puede lidiar, por lo tanto la discapacidad es el
déficit, es aquella falla en ese otro, que lo excede y nos excede en las posibilidades
de pensarlo de otro modo, porque lo natural se presenta como inamovible, como
orden establecido por fuera de lo social y cultural. La diferencia y su asociación
directa con discapacidad y déficit están aquí –literal e innegablemente– a la vista.
¿Cómo no reconocerla? Althusser considera este “efecto de evidencia” como un
“efecto ideológico”; más precisamente “efecto ideológico elemental”. Así afirma “es
propio de la ideología imponer (sin parecerlo dado que son “evidencias”) las
evidencia como evidencias que no podemos dejar de reconocer ante las cuales
tenemos la inevitable y natural reacción de exclamar (en vos alta o en el “silencio de
la conciencia”): ¡Es evidente! ¡Eso es! ¡Es muy cierto! En esta reacción se ejerce el
efecto de reconocimiento ideológico que es una de las funciones de la ideología
como tal (su contrario es la función de desconocimiento)” (1984, p.66)
Y así es preciso discutir al menos 3 puntos – no hay idea de déficit sin idea de
normalidad única por lo cual la producción de la norma es concomitante a la
producción del déficit. – No es posible pensar la persistencia de la idea de déficit sin
la ideología de la normalidad como su fundamento, ideología que construye la
división normal/anormal, y naturaliza la arbitrariedad de esta división. – Las
relaciones entre esos dos mundos son relaciones de dominación, a partir de
imposición de normas y su naturalización. Por lo tanto se trata de desentrañar los
51
procesos de naturalización implicados en la inscripción duradera de las realidades
sociales en el “mundo natural”. Como equipo, hoy, nos proponemos pensar la
discapacidad como una producción social, inscripta en los modos de producción y
reproducción de una sociedad. Ello supone la ruptura con la idea de déficit, su
pretendida causalidad biológica y consiguiente carácter natural, a la vez que
posibilita entender que su significado es fruto de una disputa o de un consenso, que
se trata de una invención, de una ficción y no de algo dado. Hablamos de un déficit
construido (inventado) para catalogar, enmarcar, mensurar cuánto y cómo se aleja
el otro del mandato de un cuerpo “normal”, del cuerpo Uno (único). Es, también, una
categoría dentro de un sistema de clasificación y producción de sujetos. El
parámetro de una normalidad única para dicha clasificación es inventado en el
marco de relaciones de asimetría y desigualdad. Esas relaciones asimétricas
producen tanto exclusión como inclusión excluyente. Esto no significa negar las
singularidades, sino radicalizarlas, radicalizar la noción de cuerpo normal.
52
discordancia o la fugaz –pero siempre interesante– coincidencia de disciplinas. En
este punto coincidimos con Rolando García (1994) en la necesidad de múltiples
miradas articuladas para abordar una realidad compleja, pero también nos
permitimos diferir al considerar la posibilidad de una articulación sin la recreación de
un nuevo lenguaje que unifique, un nuevo discurso único en el cual atrincherarnos.
Partimos de reconocer que puede generarse - y de hecho muchas veces se genera-
un nuevo código, y es allí donde reconocemos también que no somos los mismos al
dejarnos transformar por el contacto con el otro y las perspectivas –disciplinares o
no– que éste manifiesta y exhibe. Esto constituye una instancia diferente al simple
trabajo conjunto, es más bien el esfuerzo de hacer cosas juntos, que implica
“necesitar al otro”. Es decir, no solamente trabajar con el otro, sino reconociendo
que el otro nos falta.
53
que más de una vez anticipan –estandarizadamente– comportamientos, emociones,
conductas, destinos. Conocerán también miles de ejemplos de sujetos que contra
todo diagnóstico y sobre todo el pronóstico asociado han construido sus vidas a
fuerza de desafiarlos. ¿Son héroes? Quizá si, quizá no. Nos gusta pensar que son
personas capaces de sospechar de lo dado monolíticamente y en esa sospecha
instalar la singularidad de una trayectoria de vida. Es decir, a estas personas no les
falta mucho más que a todos los demás, pues de límites estamos hechos, y no sólo
de aquellos que determinan nuestras ficciones compartidas, sino otros más difíciles
de simbolizar, como la muerte, por ejemplo. Y estas ficciones están inscriptas en
una trama de representaciones, sostenidas por relaciones, por estructuras sociales.
54
UNIDAD 2
Preámbulo
Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo
tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y
de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros
de la familia humana,
Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los
derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes
para la conciencia de la humanidad; y que se ha proclamado,
como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento
de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y
de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad
de creencias,
Considerando esencial que los derechos humanos sean
protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre
no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra
la tiranía y la opresión,
Considerando también esencial promover el desarrollo de
relaciones amistosas entre las naciones,
Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han
reafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales
del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y
en la igualdad de derechos de hombres y mujeres; y se han
declarado resueltos a promover el progreso social y a elevar el
nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad,
Considerando que los Estados Miembros se han
comprometido a asegurar, en cooperación con la Organización
de las Naciones Unidas, el respeto universal y efectivo a los
derechos y libertades fundamentales del hombre, y
Considerando que una concepción común de estos derechos
y libertades es de la mayor importancia para el pleno
cumplimiento de dicho compromiso.
La Asamblea General
Proclama la presente Declaración Universal de Derechos
Humanos como ideal común por el que todos los pueblos y
naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos
como las instituciones, inspirándose constantemente en ella,
55
promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto
a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas
progresivas de carácter nacional e internacional, su
reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto
entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los de
los territorios colocados bajo su jurisdicción.
Artículo 1
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y
derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben
comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Artículo 2
Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en
esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo,
idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole,
origen nacional o social, posición económica, nacimiento o
cualquier otra condición.
Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición
política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya
jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país
independiente, como de un territorio bajo administración
fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación
de soberanía.
Artículo 3
Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la
seguridad de su persona.
Artículo 4
Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre; la
esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus
formas.
Artículo 5
Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles,
inhumanos o degradantes.
Artículo 6
Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al
reconocimiento de su personalidad jurídica.
Artículo 7
Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho
a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual
protección contra toda discriminación que infrinja esta
Declaración y contra toda provocación a tal discriminación.
Artículo 8
56
Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los
tribunales nacionales competentes, que la ampare contra
actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por
la constitución o por la ley.
Artículo 9
Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado.
Artículo 10
Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena
igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal
independiente e imparcial, para la
Artículo 12
Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada,
su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a
su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la
protección de la ley contra tales injerencias o ataques.
Artículo 13
1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir
su residencia en el territorio de un Estado.
2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país,
incluso el propio, y a regresar a su país.
Artículo 14
1. En caso de persecución, toda persona tiene derecho a
buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país.
2. Este derecho no podrá ser invocado contra una acción
judicial realmente originada por delitos comunes o por actos
opuestos a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.
Artículo 15
57
1. Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.
2. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del
derecho a cambiar de nacionalidad.
Artículo 16
1. Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen
derecho, sin restricción alguna por motivos de raza,
nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia; y
disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio,
durante el matrimonio y en caso de disolución del matrimonio.
2. Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros
esposos podrá contraerse el matrimonio.
3. La familia es el elemento natural y fundamental de la
sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del
Estado.
Artículo 17
1. Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y
colectivamente.
2. Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.
Artículo 18
Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de
conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de
cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de
manifestar su religión o su creencia, individual y
colectivamente, tanto en público como en privado, por la
enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.
Artículo 19
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de
expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa
de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y
opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por
cualquier medio de expresión.
Artículo 20
1. Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de
asociación pacíficas.
2. Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación.
Artículo 21
58
1. Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de
su país, directamente o por medio de representantes
libremente escogidos.
2. Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de
igualdad, a las funciones públicas de su país.
3. La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder
público; esta voluntad se expresará mediante elecciones
auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por
sufragio universal e igual y por voto secreto u otro
procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto.
Artículo 22
Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a
la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional
y la cooperación internacional, habida cuenta de la
organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de
los derechos económicos, sociales y culturales,
indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su
personalidad.
Artículo 23
1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de
su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de
trabajo y a la protección contra el desempleo.
2. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a
igual salario por trabajo igual.
3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración
equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su
familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que
será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros
medios de protección social.
4. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a
sindicarse para la defensa de sus intereses.
Artículo 24
Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo
libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a
vacaciones periódicas pagadas.
Artículo 25
1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que
le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en
especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia
médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo
derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad,
59
invalidez, viudez, vejez y otros casos de pérdida de sus
medios de subsistencia por circunstancias independientes de
su voluntad.
2. La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y
asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio
o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección
social.
Artículo 26
1. Toda persona tiene derecho a la educación. La educación
debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción
elemental y fundamental. La instrucción elemental será
obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser
generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual
para todos, en función de los méritos respectivos.
2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la
personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los
derechos humanos y a las libertades fundamentales;
favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre
todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos; y
promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones
Unidas para el mantenimiento de la paz.
3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de
educación que habrá de darse a sus hijos.
Artículo 27
1. Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la
vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a
participar en el progreso científico y en los beneficios que de
él resulten.
2. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses
morales y materiales que le correspondan por razón de las
producciones científicas, literarias o artísticas de que sea
autora.
Artículo 28
Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden
social e internacional en el que los derechos y libertades
proclamados en esta Declaración se hagan plenamente
efectivos.
Artículo 29
60
1. Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad,
puesto que sólo en ella puede desarrollar libre y plenamente
su personalidad.
2. En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus
libertades, toda persona estará solamente sujeta a las
limitaciones establecidas por la ley con el único fin de
asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y
libertades de los demás, y de satisfacer las justas exigencias
de la moral, del orden público y del bienestar general en una
sociedad democrática.
3. Estos derechos y libertades no podrán en ningún caso ser
ejercidos en oposición a los propósitos y principios de las
Naciones Unidas.
Artículo 30
Nada en la presente Declaración podrá interpretarse en el
sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo
o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o
realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los
derechos y libertades proclamados en esta Declaración.
La comisión comenzó por señalar las concepciones generales que podían ser el
punto de partida de todo el informe, a saber:
— Ya no existirán dos grupos de alumnos, los deficientes que reciben EE, y los no
deficientes que reciben simplemente educación.
61
— Las prestaciones educativas especiales, donde quiera que se realicen tendrán un
carácter adicional o suplementario y no alternativo o paralelo.
Los profesores deben estar dispuestos no sólo a aceptar el nuevo concepto de NEE
sino además, a tener cinco o seis alumnos que necesiten temporal o
permanentemente ayuda en su clase ordinaria, y por consiguiente a adoptar las
medidas pertinentes para que sus NNEE sean atendidas mediante la búsqueda de
una ayuda especializada.
Ante todo ello el comité recomendó en primer lugar que todos los cursos de
formación de profesorado — incluidos los de postgrado— tuvieran un componente
de educación especial que no tienen porque supone un gran número de horas extra
en el currículum de formación del profesorado.
Por todo ello se recomendaba el aumento del número de escuelas maternales para
todos los alumnos y excepcionalmente algunas guarderías especiales para los
alumnos con dificultades más graves.
De esta manera la mayoría de los niños con NEE podría comenzar su educación
junto a otros niños de su misma edad y en una clase normal.
Otras recomendaciones
Aunque de forma más sintética queremos completar este apartado con otras
sugerencias que establece el informe y que son:
— Las escuelas especiales no sólo siguen teniendo su razón de existir sino que
constituyen la mejor alternativa para educar a ciertos niños, en especial aquellos
aquejados de graves o complejas deficiencias (físicas, psíquicas o sensoriales),
aquellos que presentan trastornos emocionales, comportamentales o relacionales
graves, y aquellos que padecen múltiples deficiencias asociadas.
Aún así quisiéramos terminar diciendo algo sobre cuatro temas no considerados
generalmente y que nos parecen tener cierta entidad:
— Los profesores con deficiencias deberían tener más oportunidades para ocupar
un puesto de trabajo tanto en las escuelas ordinarias como en las especiales. Se
señalan el despilfarro de capacidades y la gran aportación que
— Atraer a profesores capaces y pagar sus costes. En esta doble línea, insiste
varias veces el informe. Es preciso tomarse más en serio la EE y para ello hay que
hacer más atractivas las perspectivas profesionales de los docentes que se
dediquen a los niños con NEE y atraer a ella a los mejores, adecuando sus sueldos
y su prestigio al nivel de sus aptitudes. Incluye el Comité en estas propuestas el
lema de las becas para la especialización, que deberían estar subvencionadas por
el Estado.
IMPLICACIONES EN ESPAÑA
64
orientado la elaboración de aportaciones posteriores como las de Hegarty (1981),
Hodgson (1984) o Brennan (1985), que a su vez han servido de referencia a
ideólogos españoles como C. Coll, C. Giné, R. Ruiz o G. Echeita, entre otros, así
como a las Administraciones central y autonómicas tanto en sus nuevos
planteamientos curriculares, como en todo lo referente a la Reforma del sistema
educativo en este tema.
A fuerza de ser sinceros hemos de reconocer que desde 1985 hasta hoy, hemos
avanzado bastante en muchos de estos temas. El programa de integración escolar,
que ya ha dejado de ser una experiencia piloto, es un buen ejemplo de ello. La
reforma del S. E. con el cambio conceptual de la Educación Especial en términos de
NEE, y todo lo que ello conlleva (adaptaciones curriculares, optatividad,
diversificación, etcétera.), creemos que es otro avance notable —aunque en este
punto, tanto el Libro Blanco, como el DCB de los distintos niveles, pueden quedarse
en una maravillosa declaración de intenciones, al no estar claros temas tan
importantes como el de la financiación—. El tema de la Educación Infantil, con los
conciertos en materia de integración o la misma ampliación a los niños de tres años
y los Equipos de Atención Temprana, es otro avance importante, junto a la creación
de los SAPOE. (8)
Pero lamentablemente quedan otros temas que en España aún nos vienen grandes,
así, de las tres prioridades que señala el Informe, en Formación Inicial y
Perfeccionamiento del Profesorado —nos estamos circunscribiendo naturalmente al
área de la atención a los alumnos con NEE—, nada de nada; y la atención a los
jóvenes con dificultades para la edad 16-19, brilla por su ausencia. Las aulas-taller
de las que tanto de habla, aún no son una oferta válida ni generalizada, y la
Enseñanza Secundaria para los alumnos con necesidades educativas especiales es
todo un enigma —máxime cuando ni siquiera hemos resuelto el tema de la
integración en el ciclo superior de la EGB—. Sobre la recomendación de hacer
atractivas las perspectivas docentes, tampoco se está haciendo nada, y aunque el
caso español no es —de momento— tan grave como el francés o el inglés, en lo
referente a falta real de docentes, porque nadie quiere elegir esta profesión, en el
caso que nos ocupa, la situación todavía es peor, ya que al profesor que entra en la
EE se le condena «casi de por vida». Sobre los profesores con deficiencias, en lugar
de favorecer el ejercicio a la docencia en condiciones, se ponen a la hora de la
verdad más trabas a todo estudiante minusválido que quiere acceder a ella. En
cuanto a las organizaciones no lucrativas, lo más que se hace es subvencionar
lgunas de sus actividades, con una actitud más o menos «limosnera», sin buscar
muchos tipos de colaboración. Y la evaluación, por último, sigue sin estar clara, y
así no se han elaborado ni unas normas mínimas que ayuden al profesorado en su
tarea cotidiana de valorar los avances del alumno, con algo más que un «MN» o
«PA» (9) que es lo que todavía hoy se hace en muchas escuelas.
CONCLUSIÓN
65
Afortunadamente, las influencias de este informe, han sido tan grandes en Inglaterra
como en muchos otros países, y nos congratulamos que el nuestro vaya asumiendo,
poco a poco, sus sugerencias y así hoy día las tenga en parte recogidas en un
marco normativo general que puede hacer que su efecto mejore en mucho todo el
campo de la atención a los alumnos con necesidades educativas especiales.
EL INFORME
66
gobiernos , organizaciones especializadas y organizaciones intergubernamentales
en esta Conferencia Mundial.
• los sistemas educativos deben ser diseñados y los programas aplicados de modo
que tengan en cuenta toda la gama de esas diferentes características y
necesidades,
• las personas con necesidades educativas especiales deben tener acceso a las
escuelas ordinarias, que deberán integrarlos en una pedagogía centrada en el niño,
capaz de satisfacer esas necesidades
• las escuelas ordinarias con esta orientación integradora representan el medio más
eficaz para combatir las actitudes discriminatorias, crear comunidades de acogida,
construir una sociedad integradora y lograr la educación para todos; además,
proporcionan una educación efectiva a la mayoría de los niños y mejoran la
eficiencia y, en definitiva, la relación costo-eficacia de todo el sistema educativo.
67
• fomentar y facilitar la participación de padres, con unidades y organizaciones de
personas con discapacidad en la planificación y el proceso de adopción de
decisiones para atender a las alumnos y alumnas con necesidades educativas
especiales.
FACTORES ESCOLARES
Los niños y niñas con necesidades educativas especiales deben recibir un apoyo
adicional en el programa regular de estudios, en vez de seguir un programa de
estudios diferente. El principio rector será el de dar a todos los niños la misma
educación, con la ayuda adicional necesaria para aquéllos que la requieran.
68
La preparación adecuada de todos los profesionales de la educación también es
uno de los factures clave para propiciar el cambio hacia las escuelas integradoras.
Se podrán adoptar las disposiciones que a continuación se indican. Cada vez se
reconoce más la importancia que tiene la contratación de profesores que sirvan de
modelo para los niños con discapacidades.
Los programas de formación inicial deberán inculcar en todos los profesores tanto
de primaria como de secundaria, una orientación positiva hacia la discapacidad que
permita entender qué es lo que puede conseguirse en las escuelas con servicios de
apoyo locales. Los conocimientos y las aptitudes requeridos son básicamente los de
una buena pedagogía, este es, la capacidad de evaluar las necesidades especiales,
de adaptar el contenido del programa de estudios, de recurrir a la ayuda de la
tecnología, de individualizar los procedimientos pedagógicos para responder a un
mayor número de aptitudes, etc. En las escuelas normales prácticas se deberá
prestar especial atención a preparar a todos los profesores a que ejerzan su
autonomía y apliquen sus competencias a la adaptación de los programas de
estudios y la pedagogía a fin de que respondan a las necesidades de los alumnos, y
a que colaboren con los especialistas y con los padres.
Los servicios de apoyo son de capital importancia para el éxito de las políticas
educativas integradoras. Para garantizar que se presten servicios exteriores en
todos los niveles a los niños con necesidades especiales, las autoridades de
educación deberán tener en cuenta los puntos siguientes.
El apoyo a las escuelas ordinarias podría correr a cargo tanto de las instituciones
de formación del profesorado como del personal de extensión de las escuelas
especiales. Las escuelas ordinarias deberán utilizar cada vez más estas últimas
como centros especializados que prestan apoyo directo a los niños con necesidades
educativas especiales. Tanto las instituciones de formación como las escuelas
especiales pueden dar acceso a dispositivos y materiales específicos que no existen
en las aulas ordinarias.
Preparación para la vida adulta: Se deberá ayudar a los jóvenes con necesidades
educativas especiales a que vivan una correcta transición de la escuela a la vida
adulta. Las escuelas deberán ayudarlos a ser económicamente activos e inculcarles
las aptitudes necesarias para la vida cotidiana, enseñándoles habilidades
69
funcionales que respondan a las demandas sociales y de comunicación y a las
expectativas de la vida adulta. Esto exige técnicas de capacitación apropiadas y
experiencias directas en situaciones reales fuera de la escuela. Los programas de
estudios de los estudiantes con necesidades educativas especiales en clases
superiores deberán incluir programas de transición específicos, apoyo para el
ingreso en la enseñanza superior cuando sea posible, y la subsiguiente capacitación
profesional para prepararlos a funcionar como miembros independientes y activos
de sus comunidades al salir de la escuela. Estas actividades deberán llevarse a
cabo con la participación activa de los orientadores profesionales, los sindicatos, las
autoridades locales y los diferentes servicios y organismos interesados.
Artículo 3, inciso j) establece como principia que_ "la justicia y Ia seguridad sociales
son basesde una paz duradera"; ·
70
Materia de Derechos Econ6micos, Sociales y Culturales "Protocolo de San
Salvador" (1988); los Principios para Ia Protecci6n de los Enfermos Mentales y para
el Mejoramiento de Ia Atenci6n de Ia Salud Mental (AG.46/119, del 17 de diciembre
de 1991); Ia Declaraci6n de Caracas de Ia Organizaci6n Panamericana de Ia Salud;
Ia Resoluci6n sobre Ia Situaci6n de las Personas con Discapacidad ~ll el Continente
Americana (AG/RES. 1249 (XXIIT-0/93)); las Normas Uniformes sobre igualdad de
Oportunidades para las Personas con Discapacidad (AG.48/96, del 20 de diciembre
de 1993); Ia Declaraci6n de Managua, de diciembre de 1993; Ia Declaraci6n de
Viena y Programa de Acci6n aprobados por Ia Conferencia Mundial de las Naciones
Unidas sobre Derechos Humanos (157/93); Ia Resoluci6n sobre Ia Situaci6n de los
Discapacitados en el Continente Americana (AG/RES. 1356 (X.XV-0/95)); y el
Compromiso de Panamá con las Personas con Discapacidad en el Continente
Americana (resoluci6n AG/RES. 1369 (XXVI-0/96); y COMPROMETIDOS a eliminar
Ia discriminaci6n, en todas sus formas y Manifestaciones, contra las personas con
discapacidad,HAN Convenido lo siguiente:
Artículo I
1. Discapacidad
Articulo II
71
Articulo III
Para lograr los objetivos de esta Convención, los Estados parte se comprometen a:
1. Adoptar las medidas de carácter legislativo, social, educativo, laboral o de
cualquier otra índole, necesarias para eliminar la discriminaci6n contra las personas
con discapacidad y propiciar su plena integraci6n en la sociedad, incluidas las que
se enumeran a continuaci6n, sin que la lista sea taxativa:
ARTICULO IV
Para lograr los objetivos de esta Convención, los Estados parte se comprometen a:
72
a) la investigación científica y tecnológica relacionada con la prevención de las
discapacidades, el tratamiento, la rehabilitación e integración a la sociedad de las
personas con discapacidad; y
ARTICULO V
l. Los Estados parte promueven, en la medida en que sea compatible con sus
respectivas legislaciones nacionales, la participación de representantes de
organizaciones de personas con discapacidad, organizaciones no gubernamentales
que trabajan en este campo o, si no existieren dichas organizaciones, personas con
discapacidad, en la elaboración, ejecución y evaluación de medidas y políticas para
aplicar la presente Convención. ·
ARTICULO VI
4. Los informes preparados en virtud del párrafo anterior deben incluir las medidas
que los Estados miembros hayan .adoptado en la aplicaci6n de esta Convenci6n y
cualquier progreso que hayan realizado los Estados parte en la eliminaci6n de todas
las formas de discriminación contra las personas con discapacidad. Los informes
también contendrán cualquier circunstancia o dificultad que afecte el grado de
cumplimiento derivado de Ia presente Convención.
73
discriminación contra las personas con discapacidad, las circunstancias o
dificultades que hayan tenido con Ia implementación de Ia Convención, así como las
conclusiones, observaciones y sugerencias generales del Comité para el
cumplimiento progresivo de la misma.
ARTICULO VII
Articulo VIII
Articulo IX
Articulo X
Articulo XI
74
2. Las enmiendas entran en vigor para los Estados ratificantes de las mismas en Ia
fecha en que dos tercios de los Estados parte hayan depositado el respectivo
instrumento de ratificación. En cuanto al resto de los Estados parte, entraran en
vigor en Ia fecha 'en que depositen sus respectivos instrumentos de ratificación.
Articulo XII
Articulo Xlll
Articulo XIV
Preámbulo
a) Recordando los principios de la Carta de las Naciones Unidas que proclaman que
la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la
dignidad y el valor inherentes y de los derechos iguales e inalienables de todos los
miembros de la familia humana,
75
c) Reafirmando la universalidad, indivisibilidad, interdependencia e interrelación de
todos los derechos humanos y libertades fundamentales, así como la necesidad de
garantizar que las personas con discapacidad los ejerzan plenamente y sin
discriminación,
social y que se siguen vulnerando sus derechos humanos en todas las partes del
mundo,
76
m) Reconociendo el valor de las contribuciones que realizan y pueden realizar las
personas con discapacidad al bienestar general y a la diversidad de sus
comunidades, y que la promoción del pleno goce de los derechos humanos y las
libertades fundamentales por las personas con discapacidad y de su plena
participación tendrán como resultado un mayor sentido de pertenencia de estas
personas y avances significativos en el desarrollo económico, social y humano de la
sociedad y en la erradicación de la pobreza,
q) Reconociendo que las mujeres y las niñas con discapacidad suelen estar
expuestas a un riesgo mayor, dentro y fuera del hogar, de violencia, lesiones o
abuso, abandono o trato negligente, malos tratos o explotación,
r) Reconociendo también que los niños y las niñas con discapacidad deben gozar
plenamente de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales en
igualdad de condiciones con los demás niños y niñas, y recordando las obligaciones
que a este respecto asumieron los Estados Partes en la Convención sobre los
Derechos del Niño,
u) Teniendo presente que, para lograr la plena protección de las personas con
discapacidad, en particular durante los conflictos armados y la ocupación extranjera,
es indispensable que se den condiciones de paz y seguridad basadas en el pleno
respeto de los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y se
respeten los instrumentos vigentes en materia de derechos humanos,
77
w) Conscientes de que las personas, que tienen obligaciones respecto a otras
personas y a la comunidad a la que pertenecen, tienen la responsabilidad de
procurar, por todos los medios, que se promuevan y respeten los derechos
reconocidos en la Carta Internacional de Derechos Humanos,
Convienen en lo siguiente:
Artículo 1
Propósito
Artículo 2
Definiciones
Por “lenguaje” se entenderá tanto el lenguaje oral como la lengua de señas y otras
formas de comunicación no verbal;
78
fundamentales en los ámbitos político, económico, social, cultural, civil o de otro
tipo. Incluye todas las formas de discriminación, entre ellas, la denegación de
ajustes razonables;
Artículo 3
Principios generales
b) La no discriminación;
e) La igualdad de oportunidades;
f) La accesibilidad;
Artículo 4
Obligaciones generales
79
a) Adoptar todas las medidas legislativas, administrativas y de otra índole que sean
pertinentes para hacer efectivos los derechos reconocidos en la presente
Convención;
e) Tomar todas las medidas pertinentes para que ninguna persona, organización o
empresa privada discrimine por motivos de discapacidad;
h) Proporcionar información que sea accesible para las personas con discapacidad
sobre ayudas a la movilidad, dispositivos técnicos y tecnologías de apoyo, incluidas
nuevas tecnologías, así como otras formas de asistencia y servicios e instalaciones
de apoyo;
80
celebrarán consultas estrechas y colaborarán activamente con las personas con
discapacidad, incluidos los niños y las niñas con discapacidad, a través de las
organizaciones que las representan.
Artículo 5
Igualdad y no discriminación
1. Los Estados Partes reconocen que todas las personas son iguales ante la ley y
en virtud de ella y que tienen derecho a igual protección legal y a beneficiarse de la
ley en igual medida sin discriminación alguna.
Artículo 6
1. Los Estados Partes reconocen que las mujeres y niñas con discapacidad están
sujetas a múltiples formas de discriminación y, a ese respecto, adoptarán medidas
para asegurar que puedan disfrutar plenamente y en igualdad de condiciones de
todos los derechos humanos y libertades fundamentales.
2. Los Estados Partes tomarán todas las medidas pertinentes para asegurar el pleno
desarrollo, adelanto y potenciación de la mujer, con el propósito de garantizarle el
ejercicio y goce de los derechos humanos y las libertades fundamentales
establecidos en la presente Convención.
Artículo 7
81
Niños y niñas con discapacidad
1. Los Estados Partes tomarán todas las medidas necesarias para asegurar que
todos los niños y las niñas con discapacidad gocen plenamente de todos los
derechos humanos y libertades fundamentales en igualdad de condiciones con los
demás niños y niñas.
2. En todas las actividades relacionadas con los niños y las niñas con discapacidad,
una consideración primordial será la protección del interés superior del niño.
3. Los Estados Partes garantizarán que los niños y las niñas con discapacidad
tengan derecho a expresar su opinión libremente sobre todas las cuestiones que les
afecten, opinión que recibirá la debida consideración teniendo en cuenta su edad y
madurez, en igualdad de condiciones con los demás niños y niñas, y a recibir
asistencia apropiada con arreglo a su discapacidad y edad para poder ejercer ese
derecho.
Artículo 8
Toma de conciencia
b) Luchar contra los estereotipos, los prejuicios y las prácticas nocivas respecto de
las personas con discapacidad, incluidos los que se basan en el género o la edad,
en todos los ámbitos de la vida; pública destinadas a:
ii) Promover percepciones positivas y una mayor conciencia social respecto de las
personas con discapacidad; habilidades de las personas con discapacidad y de sus
aportaciones en relación con el lugar de trabajo y el mercado laboral;
b) Fomentar en todos los niveles del sistema educativo, incluso entre todos los niños
y las niñas desde una edad temprana, una actitud de respeto de los derechos de las
personas con discapacidad;
c) Alentar a todos los órganos de los medios de comunicación a que difundan una
imagen de las personas con discapacidad que sea compatible con el propósito de la
presente Convención;
Artículo 9
82
Accesibilidad
1. A fin de que las personas con discapacidad puedan vivir en forma independiente
y participar plenamente en todos los aspectos de la vida, los Estados Partes
adoptarán medidas pertinentes para asegurar el acceso de las personas con
discapacidad, en igualdad de condiciones con las demás, al entorno físico, el
transporte, la información y las comunicaciones, incluidos los sistemas y las
tecnologías de la información y las comunicaciones, y a otros servicios e
instalaciones abiertos al público o de uso público, tanto en zonas urbanas como
rurales. Estas medidas, que incluirán la identificación y eliminación de obstáculos y
barreras de acceso, se aplicarán, entre otras cosas, a:
Artículo 10
Derecho a la vida
83
Los Estados Partes reafirman el derecho inherente a la vida de todos los seres
humanos y adoptarán todas las medidas necesarias para garantizar el goce efectivo
de ese derecho por las personas con discapacidad en igualdad de condiciones con
las demás.
Artículo 11
Artículo 12
1. Los Estados Partes reafirman que las personas con discapacidad tienen derecho
en todas partes al reconocimiento de su personalidad jurídica.
2. Los Estados Partes reconocerán que las personas con discapacidad tienen
capacidad jurídica en igualdad de condiciones con las demás en todos los aspectos
de la vida.
3. Los Estados Partes adoptarán las medidas pertinentes para proporcionar acceso
a las personas con discapacidad al apoyo que puedan necesitar en el ejercicio de su
capacidad jurídica.
4. Los Estados Partes asegurarán que en todas las medidas relativas al ejercicio de
la capacidad jurídica se proporcionen salvaguardias adecuadas y efectivas para
impedir los abusos de conformidad con el derecho internacional en materia de
derechos humanos. Esas salvaguardias asegurarán que las medidas relativas al
ejercicio de la capacidad jurídica respeten los derechos, la voluntad y las
preferencias de la persona, que no haya conflicto de intereses ni influencia indebida,
que sean proporcionales y adaptadas a las circunstancias de la persona, que se
apliquen en el plazo más corto posible y que estén sujetas a exámenes periódicos
por parte de una autoridad o un órgano judicial competente, independiente e
imparcial. Las salvaguardias serán proporcionales al grado en que dichas medidas
afecten a los derechos e intereses de las personas.
Artículo 13
84
Acceso a la justicia
1. Los Estados Partes asegurarán que las personas con discapacidad tengan
acceso a la justicia en igualdad de condiciones con las demás, incluso mediante
ajustes de procedimiento y adecuados a la edad, para facilitar el desempeño de las
funciones efectivas de esas personas como participantes directos e indirectos,
incluida la declaración como testigos, en todos los procedimientos judiciales, con
inclusión de la etapa de investigación y otras etapas preliminares.
2. A fin de asegurar que las personas con discapacidad tengan acceso efectivo a la
justicia, los Estados Partes promoverán la capacitación adecuada de los que
trabajan en la administración de justicia, incluido el personal policial y penitenciario.
Artículo 14
1. Los Estados Partes asegurarán que las personas con discapacidad, en igualdad
de condiciones con las demás:
2. Los Estados Partes asegurarán que las personas con discapacidad que se vean
privadas de su libertad en razón de un proceso tengan, en igualdad de condiciones
con las demás, derecho a garantías de conformidad con el derecho internacional de
los derechos humanos y a ser tratadas de conformidad con los objetivos y principios
de la presente Convención, incluida la realización de ajustes razonables.
Artículo 15
Artículo 16
85
contra todas las formas de explotación, violencia y abuso, incluidos los aspectos
relacionados con el género.
2. Los Estados Partes también adoptarán todas las medidas pertinentes para
impedir cualquier forma de explotación, violencia y abuso asegurando, entre otras
cosas, que existan formas adecuadas de asistencia y apoyo que tengan en cuenta
el género y la edad para las personas con discapacidad y sus familiares y
cuidadores, incluso proporcionando información y educación sobre la manera de
prevenir, reconocer y denunciar los casos de explotación, violencia y abuso. Los
Estados Partes asegurarán que los servicios de protección tengan en cuenta la
edad, el género y la discapacidad.
4. Los Estados Partes tomarán todas las medidas pertinentes para promover la
recuperación física, cognitiva y psicológica, la rehabilitación y la reintegración social
de las personas con discapacidad que sean víctimas de cualquier forma de
explotación, violencia o abuso, incluso mediante la prestación de servicios de
protección. Dicha recuperación e integración tendrán lugar en un entorno que sea
favorable para la salud, el bienestar, la autoestima, la dignidad y la autonomía de la
persona y que tenga en cuenta las necesidades específicas del género y la edad.
Artículo 17
Toda persona con discapacidad tiene derecho a que se respete su integridad física
y mental en igualdad de condiciones con las demás.
Artículo 18
86
inmigración, que puedan ser necesarios para facilitar el ejercicio del derecho a la
libertad de desplazamiento;
2. Los niños y las niñas con discapacidad serán inscritos inmediatamente después
de su nacimiento y tendrán desde el nacimiento derecho a un nombre, a adquirir
una nacionalidad y, en la medida de lo posible, a conocer a sus padres y ser
atendidos por ellos.
Artículo 19
Artículo 20
Movilidad personal
Los Estados Partes adoptarán medidas efectivas para asegurar que las personas
con discapacidad gocen de movilidad personal con la mayor independencia posible,
entre ellas:
87
c) Ofrecer a las personas con discapacidad y al personal especializado que trabaje
con estas personas capacitación en habilidades relacionadas con la movilidad;
Artículo 21
Los Estados Partes adoptarán todas las medidas pertinentes para que las personas
con discapacidad puedan ejercer el derecho a la libertad de expresión y opinión,
incluida la libertad de recabar, recibir y facilitar información e ideas en igualdad de
condiciones con las demás y mediante cualquier forma de comunicación que elijan
con arreglo a la definición del artículo 2 de la presente Convención, entre ellas:
Artículo 22
Respeto de la privacidad
Artículo 23
88
Respeto del hogar y de la familia
1. Los Estados Partes tomarán medidas efectivas y pertinentes para poner fin a la
discriminación contra las personas con discapacidad en todas las cuestiones
relacionadas con el matrimonio, la familia, la paternidad y las relaciones personales,
y lograr que las personas con discapacidad estén en igualdad de condiciones con
las demás, a fin de asegurar que:
c) Las personas con discapacidad, incluidos los niños y las niñas, mantengan su
fertilidad, en igualdad de condiciones con las demás.
2. Los Estados Partes garantizarán los derechos y obligaciones de las personas con
discapacidad en lo que respecta a la custodia, la tutela, la guarda, la adopción de
niños o instituciones similares, cuando esos conceptos se recojan en la legislación
nacional; en todos los casos se velará al máximo por el interés superior del niño.
Los Estados Partes prestarán la asistencia apropiada a las personas con
discapacidad para el desempeño de sus responsabilidades en la crianza de los
hijos.
3. Los Estados Partes asegurarán que los niños y las niñas con discapacidad
tengan los mismos derechos con respecto a la vida en familia. Para hacer efectivos
estos derechos, y a fin de prevenir la ocultación, el abandono, la negligencia y la
segregación de los niños y las niñas con discapacidad, los Estados Partes velarán
por que se proporcione con anticipación información, servicios y apoyo generales a
los menores con discapacidad y a sus familias.
4. Los Estados Partes asegurarán que los niños y las niñas no sean separados de
sus padres contra su voluntad, salvo cuando las autoridades competentes, con
sujeción a un examen judicial, determinen, de conformidad con la ley y los
procedimientos aplicables, que esa separación es necesaria en el interés superior
del niño. En ningún caso se separará a un menor de sus padres en razón de una
discapacidad del menor, de ambos padres o de uno de ellos.
5. Los Estados Partes harán todo lo posible, cuando la familia inmediata no pueda
cuidar de un niño con discapacidad, por proporcionar atención alternativa dentro de
la familia extensa y, de no ser esto posible, dentro de la comunidad en un entorno
familiar.
Artículo 24
Educación
89
1. Los Estados Partes reconocen el derecho de las personas con discapacidad a la
educación. Con miras a hacer efectivo este derecho sin discriminación y sobre la
base de la igualdad de oportunidades, los Estados Partes asegurarán un sistema de
educación inclusivo a todos los niveles así como la enseñanza a lo largo de la vida,
con miras a:
c) Hacer posible que las personas con discapacidad participen de manera efectiva
en una sociedad libre.
c) Asegurar que la educación de las personas, y en particular los niños y las niñas
ciegos, sordos o sordociegos se imparta en los lenguajes y los modos y medios de
90
comunicación más apropiados para cada persona y en entornos que permitan
alcanzar su máximo desarrollo académico y social.
4. A fin de contribuir a hacer efectivo este derecho, los Estados Partes adoptarán las
medidas pertinentes para emplear a maestros, incluidos maestros con discapacidad,
que estén cualificados en lengua de señas o Braille y para formar a profesionales y
personal que trabajen en todos los niveles educativos.
5. Los Estados Partes asegurarán que las personas con discapacidad tengan
acceso general a la educación superior, la formación profesional, la educación para
adultos y el aprendizaje durante toda la vida sin discriminación y en igualdad de
condiciones con las demás. A tal fin, los Estados Partes asegurarán que se realicen
ajustes razonables para las personas con discapacidad.
Artículo 25
Salud
Los Estados Partes reconocen que las personas con discapacidad tienen derecho a
gozar del más alto nivel posible de salud sin discriminación por motivos de
discapacidad. Los Estados Partes adoptarán las medidas pertinentes para asegurar
el acceso de las personas con discapacidad a servicios de salud que tengan en
cuenta las cuestiones de género, incluida la rehabilitación relacionada con la salud.
En particular, los Estados Partes:
91
e) Prohibirán la discriminación contra las personas con discapacidad en la
prestación de seguros de salud y de vida cuando éstos estén permitidos en la
legislación nacional, y velarán por que esos seguros se presten de manera justa y
razonable;
Artículo 26
Habilitación y rehabilitación
Artículo 27
Trabajo y empleo
92
selección, contratación y empleo, la continuidad en el empleo, la promoción
profesional y unas condiciones de trabajo seguras y saludables;
c) Asegurar que las personas con discapacidad puedan ejercer sus derechos
laborales y sindicales, en igualdad de condiciones con las demás;
d) Permitir que las personas con discapacidad tengan acceso efectivo a programas
generales de orientación técnica y vocacional, servicios de colocación y formación
profesional y continua;
i) Velar por que se realicen ajustes razonables para las personas con discapacidad
en el lugar de trabajo;
2. Los Estados Partes asegurarán que las personas con discapacidad no sean
sometidas a esclavitud ni servidumbre y que estén protegidas, en igualdad de
condiciones con las demás, contra el trabajo forzoso u obligatorio.
Artículo 28
93
2. Los Estados Partes reconocen el derecho de las personas con discapacidad a la
protección social y a gozar de ese derecho sin discriminación por motivos de
discapacidad, y adoptarán las medidas pertinentes para proteger y promover el
ejercicio de ese derecho, entre ellas:
c) Asegurar el acceso de las personas con discapacidad y de sus familias que vivan
en situaciones de pobreza a asistencia del Estado para sufragar gastos
relacionados con su discapacidad, incluidos capacitación, asesoramiento, asistencia
financiera y servicios de cuidados temporales adecuados;
Artículo 29
Los Estados Partes garantizarán a las personas con discapacidad los derechos
políticos y la posibilidad de gozar de ellos en igualdad de condiciones con las demás
y se comprometerán a:
ii) La protección del derecho de las personas con discapacidad a emitir su voto en
secreto en elecciones y referéndum públicos sin intimidación, y a presentarse
efectivamente como candidatas en las elecciones, ejercer cargos y desempeñar
cualquier función pública a todos los niveles de gobierno, facilitando el uso de
nuevas tecnologías y tecnologías de apoyo cuando proceda;
94
b) Promover activamente un entorno en el que las personas con discapacidad
puedan participar plena y efectivamente en la dirección de los asuntos públicos, sin
discriminación y en igualdad de condiciones con las demás, y fomentar su
participación en los asuntos públicos y, entre otras cosas:
Artículo 30
2. Los Estados Partes adoptarán las medidas pertinentes para que las personas con
discapacidad puedan desarrollar y utilizar su potencial creativo, artístico e
intelectual, no sólo en su propio beneficio sino también para el enriquecimiento de la
sociedad.
3. Los Estados Partes tomarán todas las medidas pertinentes, de conformidad con
el derecho internacional, a fin de asegurar que las leyes de protección de los
derechos de propiedad intelectual no constituyan una barrera excesiva o
discriminatoria para el acceso de las personas con discapacidad a materiales
culturales.
95
a) Alentar y promover la participación, en la mayor medida posible, de las personas
con discapacidad en las actividades deportivas generales a todos los niveles;
d) Asegurar que los niños y las niñas con discapacidad tengan igual acceso con los
demás niños y niñas a la participación en actividades lúdicas, recreativas, de
esparcimiento y deportivas, incluidas las que se realicen dentro del sistema escolar;
e) Asegurar que las personas con discapacidad tengan acceso a los servicios de
quienes participan en la organización de actividades recreativas, turísticas, de
esparcimiento y deportivas.
Artículo 31
Artículo 32
Cooperación internacional
96
los objetivos de la presente Convención, y tomarán las medidas pertinentes y
efectivas a este respecto, entre los Estados y, cuando corresponda, en asociación
con las organizaciones internacionales y regionales pertinentes y la sociedad civil,
en particular organizaciones de personas con discapacidad. Entre esas medidas
cabría incluir:
Artículo 33
Artículo 34
1. Se creará un Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (en
adelante, “el Comité”) que desempeñará las funciones que se enuncian a
97
continuación.
3. Los miembros del Comité desempeñarán sus funciones a título personal y serán
personas de gran integridad moral y reconocida competencia y experiencia en los
temas a que se refiere la presente Convención. Se invita a los Estados Partes a
que, cuando designen a sus candidatos, tomen debidamente en consideración la
disposición que se enuncia en el párrafo 3 del artículo 4 de la presente Convención.
Artículo 35
1. Los Estados Partes presentarán al Comité, por conducto del Secretario General
de las Naciones Unidas, un informe exhaustivo sobre las medidas que hayan
adoptado para cumplir sus obligaciones conforme a la presente Convención y sobre
los progresos realizados al respecto en el plazo de dos años contado a partir de la
entrada en vigor de la presente Convención en el Estado Parte de que se trate.
98
ARTÍCULO 6°.- El Estado garantiza el ejercicio del derecho constitucional de
enseñar y aprender. Son responsables de las acciones educativas el Estado
Nacional, las Provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en los términos
fijados por el artículo 4° de esta ley; los municipios, las confesiones religiosas
reconocidas oficialmente y las organizaciones de la sociedad; y la familia, como
agente natural y primario.
99
f) Asegurar condiciones de igualdad, respetando las diferencias entre las
personassin admitir discriminación de género ni de ningún otro tipo.
100
u) Coordinar las políticas de educación, ciencia y tecnología con las de cultura,
salud, trabajo, desarrollo social, deportes y comunicaciones, para atender
integralmente las necesidades de la población, aprovechando al máximo los
recursos estatales, sociales y comunitarios.
EDUCACIÓN ESPECIAL
a) Posibilitar una trayectoria educativa integral que permita el acceso a los saberes
tecnológicos, artísticos y culturales.
102
que –a través de una malformación congénita– podía estar anunciando que la
alianza ancestral se había roto y que se avecinaba una catástrofe. En cuanto al
segundo presupuesto, que identificaba el rol de la persona con su utilidad, partía de
la idea de que el discapacitado no tenía nada que aportar a la sociedad, que era un
ser improductivo y, por consiguiente, terminaba transformándose en una carga tanto
para sus padres como para la misma.
¿Qué solución solían practicar una vez detectado un caso de anomalía física
o mental? Según Palacios, a raíz de la condición de castigados e innecesarios que
rotulaba a los discapacitados, surgieron dos consecuencias que dieron origen a dos
submodelos dentro del modelo de prescindencia: el eugenésico y el de marginación.
Así, si bien desde ambos submodelos se prescindía de las vidas de los niños
discapacitados, en el primero –característico del mundo griego– la solución estaba
enfocada hacia la eliminación del niño dándole muerte; mientras que en el segundo
–puesto en práctica con la introducción y expansión del cristianismo– dicho objetivo
se alcanzaba mediante la separación o el alejamiento del recién nacido del núcleo
social. Incluso en el mundo clásico, el trato dado a quienes nacían con una
discapacidad no era igual que el recibido por aquellos que la adquirían durante la
adultez. Cuando la discapacidad era congénita, se consideraba necesaria la
eliminación de la persona, evitándose de aquel modo que crecieran niños débiles o
deficientes. Por consiguiente, una vez detectada su incapacidad para desarrollarse
de forma normal y vertirse en un ciudadano “completo”, se le sometía a infanticidio,
siendo muchas veces el Estado el encargado de decidir sobre la vida o muerte de
sus futuros ciudadanos.
Cuenta Palacios que en el mundo antiguo las personas con discapacidad que
sobrevivían eran objeto de burla y entretención, llegando a convertirse incluso en
una moda el tener jorobados, enanos y deformes en las cortes, especialmente entre
los esclavos. Sin embargo, la autora advierte que no todos parecían estar de
acuerdo con esta usanza. Uno de dichos detractores fue Séneca quien por un lado,
no trataba de disimular su animosidad hacia la diversidad funcional, pues afirma sin
tapujos que siente “gran aversión hacia este tipo de persona calamitosa” y reconoce
que “ha permanecido como una carga hereditaria” en su casa. Pero, por otro,
parece que al filósofo estoico no le convencía que la discapacidad fuera objeto de
burla.
Muy distinto era el trato recibido por aquellos cuya discapacidad había sido
adquirida durante la juventud o adultez, puesto que su causa ya no era religiosa.
Cabe mencionar, a este respecto, el caso de los soldados que, habiendo servido a
las polis griegas o al imperio romano, al quedar heridos de guerra no eran
eliminados sino que, por el contrario, cobraban pensiones y participaban del reparto
del botín. De hecho, la constitución ateniense establecía que se debían otorgar dos
103
óvalos diarios a los discapacitados. Esta medida, que sin duda habrá respondido a
una razón política, pues parece justo y conveniente que los soldados aún activos
vieran que la patria recompensaba a quienes habían sido mutilados por defenderla,
respalda la opinión antes expuesta acerca de que en la Antigüedad parece posible
advertir una importante relación entre el sentido de la vida de una persona y su
utilidad.
Los presupuestos en los que se basa este nuevo paradigma son dos, uno
relacionado con las causas de la discapacidad, y el otro con el rol de la persona en
la sociedad: en primer término, las causas de la discapacidad ya no son religiosas
sino científicas y, en segundo lugar, las personas con discapacidad dejan de ser
consideradas inútiles respecto de las necesidades de la comunidad y, siempre que
sean rehabilitadas, pueden tener algo que aportar. Vemos así cómo, al cambiar las
causas de la discapacidad, se modifica su concepción y su tratamiento, pues al
entenderse como una deficiencia biológica con causa científica, la diversidad
funcional no sólo puede ser curada sino además prevenida.
104
ese modo, incorporarla a la sociedad. Pese a que este intento parece
bienintencionado, ha recibido dos importantes críticas. La primera es que el
tratamiento se lleva a cabo a través de la institucionalización, que, las más de las
veces, termina transformándose en una instancia de marginación y maltrato. En
segundo término, se ha reprochado a este paradigma el contribuir a la creación de
una identidad en la que el discapacitado se define por su enfermedad. La persona
con discapacidad es estigmatizada por una relación en la que el médico está sobre
el paciente, y en la que la inserción social queda supeditada a la rehabilitación.
Insiste Palacios, en efecto, en que se critica al modelo médico ser el portavoz de
una ideología basada en la desaparición de la diferencia, según la cual el acto de
identidad se completaría con la identificación total, es decir, el ser idéntico a otro. Lo
anterior derivaría en la ocultación de la diversidad funcional en pos de la integración
social. Cabe destacar que, desde esta perspectiva, la persona se define a partir de
parámetros de normalidad, lo que queda de manifiesto especialmente en el
lenguaje: así, se habla, por ejemplo, de inválido o minusválido al referirse a las
discapacidades físicas o sensoriales, y de subnormal cuando se intenta catalogar
una diversidad psicológica o mental.
105
Ahora bien, ¿qué supuestos filosóficos podrían sustentar el modelo de
rehabilitación? Explica Francisco Guzmán que: “En los tratados de ética y filosofía
se analiza la inherente fragilidad del ser humano desde los supuestos aproximativos
diferentes. En primer lugar se considera al ser humano frágil como un objeto de la
acción ética del sujeto, alguien a quién se sitúa en un plano inferior de existencia y
al que se trata de ayudar para que recupere su estatus de ser humano autónomo,
autosuficiente, sano, inteligente etc. Desde este punto de vista se estudia el mejor
modo de tratar a quienes padecen penalidades y las maneras de fomentar medios
morales y sociales para su superación o erradicación”. Con el párrafo anterior el
autor se refiere al contractualismo del siglo XX, enraizado en el modelo del contrato
social de Jean Jacques Rousseau. Según Guzmán, en una sociedad en que la vida
en común implica un intercambio en el que todos deben dar algo, la persona con
discapacidad no podría entregar nada. Entonces se produciría una relación
asimétrica que sólo podría salvar la caridad cristiana o el intento de rehabilitación
médica. Sin embargo, advierte Guzmán que aunque el propósito de la rehabilitación
es loable, plantea dos problemas importantes. En primer término, que la lista de
capacidades que debe tener cada ser humano termina siendo una concepción de lo
que una persona, con determinados antecedentes y experiencias culturales, opina
que debe ser la vida buena. El segundo problema, derivado del anterior, es la firme
resolución de promover el desarrollo de estas capacidades básicas en todas las
personas, sin importar ni su situación ni sus preferencias.
Por consiguiente, con el fin de evitar el sufrimiento asociado a vivir con una
deficiencia, esta postura sostendría que es obligación de la medicina buscar
soluciones a la enfermedad y a la discapacidad, y aplicarlas cuando sea preciso,
para poder restaurar a la persona en su capacidad de vivir plenamente.
Finalmente, cabe destacar que, durante la segunda mitad del siglo XX, se
advierte un paulatino tránsito hacia un nuevo cambio de paradigma respecto de la
discapacidad. En efecto, y aunque muy lentamente, una revisión de la historia de las
resoluciones de Naciones Unidas muestra cómo el modelo rehabilitador fue dando
106
paso a lo que hoy conocemos como modelo social. Así, por ejemplo, en la década
de los setenta, dos resoluciones dejan de hablar de asistencia –término
característico del modelo médico– para referirse a los derechos, palabra introducida
por el modelo social. El primero de dichos instrumentos se remonta a 1971 y es la
“Declaración de los Derechos del Retrasado Mental”; mientras que el segundo
documento, emitido en 1975, fue denominado “Declaración de los Derechos de los
Impedidos”. La década de los ochenta implicó un gran paso a este respecto en el
ámbito internacional: 1981 fue proclamado “Año Internacional de los Impedidos” por
la Asamblea General de Naciones Unidas; El decenio comprendido entre 1983 y
1992 fue proclamado “Decenio de Naciones Unidas para las Personas con
Discapacidad”; y, en 1993, el mismo organismo aprobó una resolución histórica
titulada “Normas Uniformes sobre la Igualdad de Oportunidades de las Personas
con Discapacidad”, cuya filosofía y principios fueron elaborados en gran medida por
personas con diversidades funcionales, respondiendo a las reivindicaciones que
venían pidiendo desde hacía muchos años.
107
frente a las necesidades de todas las personas, gestionando las diferencias e
integrando la diversidad. Más aún, propone Palacios que esta nueva visión de
inclusión “desafía la verdadera noción de normalidad en la educación –y en la
sociedad– sosteniendo que la normalidad no existe, sino que es una construcción
impuesta sobre una realidad donde sólo existe la diferencia”.
Según Palacios, desde el modelo social “se aspira a que la persona con
discapacidad pueda negociar el tiempo y el tipo de asistencia que necesita, que
pueda tener capacidad para contratar—e incluso despedir— a su asistente personal,
y, en este sentido, que sea la propia persona quien reciba el dinero de las
administraciones públicas para proceder directamente al pago de los servicios
prestados”. Más aún, Francisco Guzmán afirma que este modelo no consiste más
que en un énfasis en las barreras económicas, medio-ambientales y culturales que
encuentran las personas con diversidad funcional. Estas barreras incluyen
inaccesibilidad en la educación, en los sistemas de comunicación e información en
los entornos de trabajo, transporte, viviendas, edificios públicos y lugares de
entretenimiento. Desde esta perspectiva, las personas con discapacidad son
discapacitadas como consecuencia de la negación por parte de la sociedad de
acomodar las necesidades individuales y colectivas dentro de la actividad general
que supone la vida económica, social y cultural.
Con todo, cabe preguntarse: ¿cuáles son los efectos prácticos del modelo
social? En primer lugar en este paradigma, los medios de subsistencia de las
personas con discapacidad son la seguridad social, el empleo ordinario y, en pocas
excepciones, el empleo protegido. En segunda instancia, lo importante del cambio
de paradigma es que en el modelo social la discapacidad ha comenzado a verse
108
como una cuestión de derechos humanos. Esto implica que la persona ya no es
objeto de políticas asistencialistas, sino sujeto de derecho.
109
suficiente para una real integración. Abogamos, en cambio, por que las personas
con diversidad funcional sean verdaderamente integradas en la sociedad y en el
mundo laboral. Esto pasa por una real comprensión de su dignidad y de su
necesidad de trascendencia.
INTRODUCCIÓN
Para alcanzar este nuevo nivel de comprensión bastó con hacer virar el punto
de atención desde la causa hacia el impacto. Con ello todos los estados de salud se
colocaron en un mismo nivel, permitiendo su comparación mediante una métrica
común. Por eso la CIF es un lenguaje común a todas las personas.
La CIF pertenece a la Familia Internacional de Clasificaciones de la OMS (FICOMS).
Su miembro más conocido es la CIE-10 (Clasificación Internacional de
Enfermedades).
110
El modelo de entendimiento del funcionamiento humano como una
experiencia universal –según el modelo CIF–, es también la base de caracterización
de la discapacidad de la Convención de Derechos de las Personas Discapacitadas
de la ONU aprobada en 2006 en Nueva York. Define las obligaciones de los
Estados de promover, proteger y asegurar los derechos de las personas
discapacitadas y propone los pasos que se deben dar para adoptar los cambios
medioambientales necesarios. La primera versión de la CIF se publicó en 2001. La
actualización la realiza el equipo CTS de la OMS en colaboración con el Grupo de
Referencia del Funcionamiento y la Discapacidad (FDRG), de la Red de Centros
Colaboradores para la Familia Internacional de las Clasificaciones (WHO FIC CC
Network).
Hoy por hoy la CIF consta de 1.424 categorías mutuamente excluyentes que
tomadas en conjunto cubren un espectro exhaustivo e integral de la experiencia
111
humana y que están organizadas como una estructura jerárquica de 4 niveles
diferenciados de menor a mayor precisión. Las categorías de la CIF están indicadas
por medio de códigos alfanuméricos con los cuales es posible clasificar
funcionamiento y discapacidad, tanto a nivel individual como poblacional.
Dado que las categorías CIF están siempre acompañadas de una breve
definición –con inclusiones y exclusiones– toda la información acerca del
funcionamiento se muestra de forma clara e inequívoca, tanto general como
detalladamente, según usemos el 2º, 3º y 4º nivel de categorías. Para cuantificar la
magnitud de un problema en las diferentes categorías CIF se usan los calificadores
CIF, los cuales son descriptores de calidad ponderados matemáticamente que
registran la presencia o severidad de un problema a nivel corporal, personal o
social. Por su parte, los factores ambientales son cuantificados con una escala
negativa o positiva que indica la medida en la cual un factor ambiental actúa como
barrera o facilitador.
IMPLICACIONES SANITARIAS
112
La autonomía en el territorio de la discapacidad - Dr. A. Martín Contino
Sobre la autonomía.
Hubo que esperar hasta el siglo XIX para que llegara una nueva forma de
concebir la autonomía, en esta oportunidad, de la mano del anarquismo. Para
Cappelletti, la autonomía remite a la posibilidad de decidir “todos los aspectos de la
vida social, de la administración, de la sanidad, de la educación, de la cultura, etc. Y
desde este punto de vista sustituye a toda autoridad política” (2011). Según el
anarquismo, la autoridad política, el Estado, o cualquier forma de centralismo en el
ejercicio del poder, constituye uno de los mayores obstáculos para la posibilidad de
vivir de manera autónoma: La autonomía en el pleno sentido de la palabra no es ni
puede ser otra cosa que la eliminación de toda forma de centralismo, por ser este
mismo contrario a la idea de la autonomía, donde los individuos y organizaciones
tienen plena independencia de todo aquello que los obligue a X cosa (Benítez,
2016).
113
algunas producciones escritas pertenecientes a determinadas agrupaciones
autogestionadas conformadas en todo o en parte por sujetos en situación de
discapacidad, así como formalizaciones teóricas elaboradas por parte de
profesionales de diversas disciplinas vinculados de una u otra manera con este
fenómeno, todavía no es posible encontrar una noción clara sobre la forma (o las
formas) en que se puede pensar la cuestión de la autonomía en el territorio de la
discapacidad.
114
experiencia comprende a un sujeto en situación de discapacidad (tetrapléjico)
llamado Ed Roberts, quien se propuso enfrentar toda una serie de obstáculos hasta
ser admitido como estudiante la Universidad de California, en Berkeley, en un
momento histórico en el que esta posibilidad, para alguien que se desplazaba en
silla de ruedas, no era ni siquiera contemplada como opción. Si bien fue finalmente
aceptado, comenzó a cursar de manera aislada del resto, en la Enfermería, por ser
el único sitio accesible para sillas de ruedas. Esto motivó una segunda fase en su
lucha: cursar junto al resto de sus compañeros/as. Una vez ganada esta segunda
fase de la lucha, se desplegó una nueva etapa que trascendió lo individual, para
abarcar a un conjunto de individuos de este sector poblacional cuyas aspiraciones
universitarias se encontraban vivas, pero obstaculizadas por una educación superior
construida en base al modelo de la normalidad. Emergió así un pedido cada vez
más extendido de participación académica por parte de los sujetos en situación de
discapacidad, motivada por una lucha individual que habilitó a otros a abogar por
cambios en las estructuras académicas y edilicias universitarias, de manera de
poder recibir estudiantes con diversas características físicas y sensoriales (Ferreira
y REDI, 2011). Roberts y los/as estudiantes que continuaron su lucha, conformaron
entonces un grupo denominado Rolling Quads (Tetrapléjicos sobre ruedas), y más
tarde, en 1972, fundaron el primer Centro para la Vida Independiente (Hayasi y
Okuhira, 2008). Estos Centros se extendieron luego a otras ciudades de Estados
Unidos y a otros países del mundo, abriéndose de manera autogestionada, siempre
por individuos pertenecientes a cada localidad. Lo políticamente novedoso era que
estos Centros eran dirigidos y controlados por los propios sujetos en situación de
discapacidad. Se caracterizaban por proporcionar una gama de servicios y sistemas
de apoyo diseñados para que la persona con discapacidad adopte un estilo de vida
de su propia elección dentro de la comunidad.
115
posibilidad de realizar actividades de la vida diaria por sí mismo, como las de
autocuidado, por ejemplo.
116
trabajar la noción de autonomía, es REDI (Red por los Derechos de las Personas
con Discapacidad), surgida en 1998 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Entre sus producciones, hay dos que adquieren particular interés para este escrito.
Se trata de dos libros elaborados a partir de encuentros presenciales organizados
abordar el problema de la autonomía y arribar a propuestas de acción concretas
(REDI, 2011 y 2013). Allí se plantea el derecho a la autonomía como un instrumento
de participación social, y se sostiene que el mayor grado de autonomía posible
depende de la construcción de un sistema de servicios integral e integrado en la
comunidad, sostenidos en el modelo conceptual y legal que ofrece el Modelo Social
en general y la CDPD en particular (REDI, 2011). Autonomía no es arreglárselas
solo, es contar con condiciones para llevar adelante aquello que deseamos, tener
una actitud proactiva respecto de las cosas de uno mismo, desde la elección de
dónde y qué estudiar, hasta el poder elegir si quiero o no tomar sopa y de quién la
quiero recibir (Coriat, 2013). Por lo tanto, éste sería el primer principio de la
Convención a reivindicar. “El principio de la autonomía es básico en cualquier
estructura democrática, ya que sin éste existe sustitución y opresión” (Chávez
Penillas y REDI, 2011). Posibilita acceder a un rol protagónico, ejercer y exigir la
reivindicación de los propios de derechos, y evitar así modelos políticos
paternalistas, sustitutivos y opresivos (REDI, 2011 y 2013).
117
Discapacidad, así como el régimen de informes individuales del Protocolo
Facultativo.
Lo expuesto hasta acá habilita a formular una pregunta crucial: las políticas
públicas en Argentina, ¿van en la línea de apoyar la vida autónoma de los sujetos
en situación de discapacidad o, por el contrario, tienden a su invisibilización como
actores políticos y, en consecuencia, a la negación de un posicionamiento
protagónico? Las primeras legislaciones referidas al fenómeno de la
discapacidad son de la década de 1970, y casi todas refieren a diversos beneficios y
excepciones pensadas de manera particular para sectores bien especificados:
ciegos, amblíopes, minusválidos, disminuidos, etc. (Contino, 2016). Sin embargo, en
1974 surge la Ley N° 20 923, impulsada por el Frente de Lisiados Justicialistas, que
trabajó junto al club Marcelo J. Fitte y la Unión Nacional Socioeconómica del
Lisiado, para la confirmación de esta normativa. Aquí se presenta la discapacidad
como una evidente situación de desventaja respecto de la situación de otros actores
sociales que no se encuentran atravesados por este fenómeno, por lo que el Estado
debe ser quien instrumente los medios necesarios para que “el discapacitado” –tal
es la nominación utilizada en dicha ley- cuente con ciertos recursos que le permitan
circular en lo social (en particular respecto de lo laboral) de un modo que contemple
dicha situación de desventaja, como, por ejemplo, establecer la obligatoriedad de un
cupo laboral del 4 % de empleados estatales, en empresas mixtas y/o privadas
destinado exclusivamente a sujetos en situación de discapacidad. Además, esta
legislación regula la creación de la Comisión Nacional del Discapacitado, destinada
a dictar normas de aplicación y control de las disposiciones de la ley, aplicar
sanciones, crear una Bolsa de Trabajo y crear un equipo técnico interdisciplinario
para determinar la orientación laboral en función de la discapacidad de cada uno. Se
explicita que es responsabilidad “indelegable” del Estado regular la integración
laboral. Ahora bien, esta Comisión cuenta con la
adelantada e inédita propuesta de que su directorio esté conformado por un 50 % de
integrantes en situación de discapacidad (pertenecientes a diversas entidades
afines a la cuestión). Este hecho puede leerse como una irrupción histórica extraña,
no acorde a la época de la Argentina de ese momento, dado que apela a la
participación de individuos pertenecientes a este sector poblacional en un ámbito de
decisión creado por una ley. Tal es así que dicha ley será derogada en 1976, con la
interrupción de la democracia por parte de la última dictadura cívico-militar, y
sustituida por la ley 22 431, de 1981.
118
(Contino, 2016). Si bien ello posibilitó brindar atención terapéutica a un sector
poblacional históricamente relegado, algunos autores sostienen que al mismo
tiempo se generó un impresionante negocio de la discapacidad (Barnes, 1998), una
formidable industria de la rehabilitación (Vallejos, 2009), que obviamente se
sustenta en la subsistencia de la demanda. El segundo rasgo radica en que los
sujetos en situación de discapacidad son concebidos en las políticas públicas y
legislaciones, como objetos de protección, tutelaje o asistencia. Se trata de una
lógica que, además de paternalista, ha sido definida como sustitutiva
(llamativamente en concordancia con los planteos anarquistas), dado que deja al
sector poblacional más implicado en este fenómeno, virtualmente afuera de la
posibilidad de tomar decisiones y/o definir aspectos que les conciernen
directamente, delegando esta importante responsabilidad en otros actores sociales
no atravesados por la discapacidad.
119
miembro la ratificaron a nivel nacional. La CDPD ubica a las allí denominadas
personas con discapacidad, como sujetos plenos de derecho. Además, se presenta
como una normativa supraconstitucional, por lo que sus postulados devienen
ineludibles para el diseño de las políticas públicas y de las legislaciones de los
Estados que elijan ratificarla (REDI, 2011), tal como es el caso de Argentina, que la
ratificó mediante la ley N° 26 378 en el año 2008.
120
institucionales –en general, del sector privado de salud- como la principal forma de
abordar el fenómeno de la discapacidad. Por lo tanto, se produce aquí un punto de
entrecruzamiento que anuda dos órdenes bien diferentes: por un lado, las reglas del
mercado, que dictaminan que estos establecimientos encontrarán mayor
rentabilidad al tener la mayor cantidad de personas posibles ingresados como
concurrentes o alojados, y el mayor tiempo posible (Contino, 2016). Por otro, la
obligación por parte del Estado de favorecer la desinstitucionalización y la vida en
comunidad de los sujetos en situación de discapacidad, tal como lo exige la CDPC.
Se espera entonces que -de alguna misteriosa manera-, la inserción en el orden
institucional de los sujetos en situación de discapacidad conduzca en algún
momento a la materialización de una vida autónoma llevada adelante en la
comunidad, aunque ello implique una pérdida económica considerable a la empresa
que lo realice.
121
Remite a una bipartición entre dos clases de individuos, que establece una
relación jerárquica entre ellos, verticalista, y obviamente desigual en lo que respecta
al ejercicio del poder. Quedan situados así, por un lado, recibiendo tratamiento,
asistencia, beneficios, excepciones, quienes vivencias algunas de las formas de
existencia que caen bajo la categorización de la discapacidad; y por otro,
clasificando seres humanos, decidiendo destinos, elaborando y ejecutando políticas,
administrando recursos, corrigiendo formas y funciones, pedagogizando por dentro
o por fuera del sistema educativo, abordando terapéuticamente, quienes sólo se
encuentran con el fenómeno de la discapacidad por razones laborales y/o
profesionales.
La vida del sector poblacional, queda así limitada a lo que hay disponible en
una sociedad que paradójicamente no fue diagramada en base a la innegable
multiplicidad de formas de existencia humana, y a su vez, sometido a un triple
proceso que promueve modos de sujeción y subjetivación muy específicos. En
primer lugar, este sector poblacional se ve sujetado a habitar una sociedad pensada
y diagramada de acuerdo a un modelo de normalidad imposible de encontrar en
todos los seres humanos. De la amplísima multiplicidad de formas de existencia, se
toma una, se la instituye como normal y se diagrama la sociedad en base a ella,
creando condiciones de vida excluyentes para todas las demás formas posibles de
existencia. En segunda instancia, cada uno de los individuos que integra alguna de
las formas de existencia humana que quedan por fuera de lo considerado normal, se
ve sometido a un proceso de normalización que primero patologiza, luego
diagnostica, a continuación clasifica, posteriormente certifica la discapacidad, y por
último, promueve el ingreso en un territorio caracterizado por una asimetría de
saber-poder que sólo puede definir la forma en que este sector poblacional vivirá su
vida de manera heterónoma. El territorio de la discapacidad puede ser pensado
entonces como un infantilizador, patológico y patologizante efecto de la
gubernamentalidad actual. La situación de discapacidad promueve así un
122
entramado institucional y discursivo –es decir, de saber-poder-, que condiciona la
diagramación de lo social, ubicando a quienes se hallan implicados directamente en
este fenómeno en un lugar determinado, y a quienes no, en otro muy diferente. La
naturalización de esa diagramación social y política, se encuentra legitimada a su
vez por los modos de producción de subjetividad que promueven el territorio de la
discapacidad, tendiente a naturalizar, reproducir y hasta desear dicha situación. La
tan proclamada autonomía, choca así con una sociedad heterónoma e
infantilizadora: otros nos representan y deciden por nosotros (Guattari y Rolnik,
2013). Por último, es una vuelta irónica que mantiene a gran parte de este sector
poblacional en una situación de detenimiento, de espera pasiva. Se trata de los
obstáculos y las trabas burocráticas que caracterizan todos los mecanismos y
procedimientos pensados originalmente para facilitar la vida de los sujetos en
situación de discapacidad. Ya sea desde el Estado, las obras sociales o el mercado
–en este caso, representado por el sector privado de salud-, lo habitual es que se
produzcan toda clase de complicaciones que impidan sistemáticamente concretar
las ventajas, materializar los beneficios, o garantizar los derechos contemplados en
las diferentes legislaciones o propuesto en las diversas políticas públicas.
A diferencia de ello, se pretende con las reflexiones que forman parte de este
artículo, interrogar la forma de existencia que hoy define los modos de habitar lo
social de todo este sector de la población (Ferreira y REDI, 2011) y, por ende,
intentar favorecer alguna desterritorialización que promueva otros modos de
subjetivación en el territorio de la discapacidad. Los modos posibles de subjetivación
son construcciones epocales que pueden y deben ser interrogados, indagados,
desnaturalizados. En especial, en todo lo que atañe a la presencia del Estado, en
tanto éste es siempre vehiculizador de una racionalidad gubernamental en la que
unos pocos ocupan los espacios estratégicos destinados a proponer los modos
legitimados de existir y de relacionarse socialmente con los otros (Foucault, 1996a).
Diversas instituciones, gran cantidad de prácticas, numerosos discursos, infinidad
de saberes, innumerables legislaciones, multiplicidad de políticas públicas,
materializan tecnologías de poder -dirigidas tanto a los individuos como a las
poblaciones- que condicionan los modos de producción de subjetividad y tienden a
123
sostener la reproducción del orden social existente, basado en la racionalidad de la
política económica del capitalismo. Es por ello que, al decir de Foucault, deviene
imprescindible resguardar: el derecho de los sujetos privados a intervenir
efectivamente en el orden de las políticas y de las estrategias internacionales. La
voluntad de los individuos debe incardinarse en una realidad que los gobiernos han
pretendido monopolizar. Ese monopolio es el que hay que socavar poco a poco y
día a día (Foucault, 1996b).
124
más instituido de este territorio. Se puede pensar entonces que la autonomía en un
individuo o agrupación en situación de discapacidad remite a una postura política
radicalmente opuesta a la que promueven las causas heterónomas de las políticas
públicas. Se corresponde más bien a la capacidad de operar en el nivel de las
relaciones de fuerza local, de hacer y deshacer alianzas, etc. (Guattari y Rolnik,
2013).
125
UNIDAD 3
126
• en esta etapa nada es para siempre y el “hasta que la muerte nos
separe” sino que es reemplazado por “mientras haya amor”. Se privilegia lo pasional
a lo contractual
127
• hogares desmembrados a consecuencia de viajes forzados de los
hijos hacia otros países en búsqueda de nuevos horizontes laborales
Ante estos cambios se nos abren una serie de interrogantes ¿está en crisis la
familia?, ¿está en vías de desaparecer? Desde nuestra postura consideramos que
la familia no ha muerto, no ha desaparecido, sino que ha variado, y el modelo
tradicional de familia ha sido reemplazado por una pluralidad de formas de vida
familiar. Podemos hablar de variantes, que no necesariamente implican fin o
liquidación. Estos cambios acontecidos a nivel del grupo familiar no constituyen
patologías sino marcas ineludibles de la historia.
Toda familia sufre cambios a lo largo de su propio ciclo vital. La familia, como
los organismos biopsicosociales, tiene también un ciclo vital, una secuencia básica:
nace, crece, se reproduce y muere. Los diferentes autores acuerdan en que el
desarrollo de la familia transcurre en diferentes etapas principales que siguen una
progresión de complejidad creciente, organizadas en torno al crecimiento de los
hijos. Han sido descriptas como momentos del ciclo vital: la constitución de la
pareja; el nacimiento del primer hijo; la aparición del segundo; el inicio del jardín de
infantes y de la escuela primaria, que implica la socialización del niño; el
advenimiento de la pubertad y la adolescencia, con la maduración sexual en los
hijos y la salida exogámica de ellos; la adultez de los hijos; la aparición de los nietos;
la vejez de la pareja parental; etc.
El pasaje de una etapa del ciclo vital a otro es una transición que implica el
enfrentamiento a desafíos y tareas de desarrollo que tienen que ser llevadas a cabo
para el éxito en el desarrollo individual y familiar. El cumplimiento de estas tareas u
objetivos que se deben alcanzar es lo que posibilita pasar de la manera más
enriquecida posible al estadio siguiente. Cada una de una de las transiciones que
afronta la familia posee potencial de crisis, y por consiguiente son momentos de
mayor vulnerabilidad.
La familia con un hijo con discapacidad pasa por estos momentos de cambio
de su ciclo vital con mayor carga de estrés desde el momento del diagnóstico, la
escolarización, la adolescencia, el tránsito a la vida adulta, el acceso al mundo del
trabajo, etc., por lo que requiere de mayor orientación, información y apoyo en estas
etapas de transición. La elaboración de las crisis que se suceden en este devenir
familiar va a significar un crecimiento y desarrollo de todos los integrantes de la
familia. Si por el contrario hay tropiezos y dificultades en su enfrentamiento, puede
implicar estancamientos en el ciclo vital, o el surgimiento de enfermedad familiar o
de algunos de sus miembros, tanto física como mental. Las crisis ocurridas en el
128
ciclo vital familiar va a influir sobre cada uno de los integrantes. Hay una relación
entre crisis individuales y familiares a lo largo del ciclo vital familiar.
Consideramos que la teoría del ciclo vital resulta de gran utilidad como base
para comprender la situación de enfermedad o discapacidad acaecida a cualquier
miembro de la familia. La situación de la discapacidad influirá de distintas maneras
sobre el período del desarrollo que esté atravesando la familia o el individuo. Por
otro lado, el enfrentamiento a este hecho de la discapacidad o la enfermedad, se
verá influido a su vez por el momento del ciclo de vida del individuo o de la familia
en el que acontece. Generalmente una enfermedad o discapacidad acontecida en
una determinada etapa del ciclo vital determina que la familia tienda hacia una
mayor cohesión a fin de responder a las mayores demandas de orden fáctico y
emocional. Es decir, empuja a la familia a un período centrípeto con la tendencia a
un desplazamiento interno familiar
Cuando el hijo tiene una deficiencia se produce una brecha mayor con el hijo
deseado. Y cuanto mayor sea la distancia entre la representación ideal del hijo y el
hijo real, mayor será también el esfuerzo y trabajo psíquico que le demandará la
situación a la pareja parental. La confirmación del diagnóstico de discapacidad hace
añicos fantasías, ideales, proyectos, deseos, expectativas depositados en ese hijo.
¿Será éste su representación en el futuro? ¿Podrá él contrarrestar las vivencias de
inmediatez, satisfaciendo fantasías de perennidad y de eternidad? Ese hijo no
responde al modelo diseñado en la cabeza de los padres. Esta situación resulta
muchas veces intolerable. La falta del niño los remite a la propia falta, reactualiza lo
deficitario y fallido de los propios padres. Se requerirá que ellos puedan tramitar,
129
procesar esta diferencia con el ideal a fin de que puedan llegar a vincularse con el
hijo real.
Por otro lado, este duelo tiene la particularidad de que falta lo que Freud
denominó la prueba de realidad (como sería el cuerpo del muerto). Acá hay un niño
presente, pero con una falta, y que por ello no se ajusta a la imagen del hijo soñado.
Hay que hacer el duelo “por el hijo soñado que no está”.
130
propias para superar el trauma. Durante mucho tiempo a las familias se las observó
a través de un cristal oscuro que no permitió apreciar los puntos fuertes y sus
potencialidades. La lente de la resiliencia familiar en cambio modifica por completo
nuestra perspectiva al permitirnos reconocer y reafirmar los recursos de la familia y
edificar sobre ellos.
131
• predominio de emociones vinculadas con el optimismo y la esperanza
que no implica una negación de la situación que se vive, sino la habilidad de poner
el acento en los aspectos positivos de la situación que se afronta, minimizando el
lado negativo o aquello que “falta”. La presencia de estos sentimientos permite
además proyectarse en el tiempo
132
ofrecerles desde fuera sino que es imprescindible también adjudicarles un lugar
activo y de protagonistas en la búsqueda de propios recursos, capacidades y
fortalezas. Partimos de la consideración que la promoción de la resiliencia en este
tipo de familias no es tarea de un sector determinado, por ejemplo, los especialistas
en salud mental, sino de todos aquellos trabajadores de la salud y educación que
tienen algún tipo de contacto con la familia.
Conclusiones
133
poco sistemática. Ha llegado la hora de reparar esta carencia para lo cual los
profesionales debemos adoptar una visión más amplia centrada en las necesidades
de la familia y, a partir de allí implementar programas y servicios de apoyo a familias
que den respuestas a sus necesidades a lo largo del ciclo vital.
“Lo mejor será que empecemos por ponernos de acuerdo acerca de qué es lo
que la palabra discapacidad significa. Lo propongo porque, al no ser un concepto ni
definido ni utilizado por ninguna teoría científica, se presta a ser soporte de todos los
malentendidos de la lengua. Esta vez tampoco nos puede ayudar mucho el
diccionario: en él no figura, lo cual quiere decir que es un vocablo acuñado en las
últimas décadas. Lo que el diccionario sí dice es que dis es un ‘prefijo que denota
negación o contrariedad’ y que una de las acepciones de capacidad es ‘aptitud o
suficiencia para alguna cosa’. El uso cotidiano de discapacidad coincide plenamente
con este sentido, refiriéndose a que algo falla en la capacidad de funcionamiento de
una persona, ya sea en el nivel motriz, sensorial o mental”.
134
dependerá más del lugar que se le dé que de las limitaciones que pueda imponerle
su problema orgánico.
UNIDAD 4
135
individuales de cada persona. Dicho proceso comienza desde el nacimiento de la
misma y solo culmina con su muerte.
136
No se pretende con esta pedagogía diferenciada consagrar las
desigualdades, muy por el contrario, debe garantizar la igualdad. La integración nos
introduce en un nuevo concepto de escuela basado en la solidaridad, aceptación de
las diferencias y respeto, lo que produce una nueva metodología fundamentada en
la diferenciación continua de la enseñanza: cada sujeto tiene un punto de partida
distinto al de escolaridad y deberá ser conducido por caminos diferentes y
manteniendo su propio ritmo hacia la adquisición de sus objetivos de aprendizaje.
En síntesis:
La integración es:
La integración no es:
*La vuelta indiscriminada de todos los niños de clases especiales a clase comunes.
137
Las Adaptaciones Curriculares en la Escuela Común
Son muchos los factores que intervienen para que la comunidad escolar y la
sociedad en general comiencen a abrirse a la posibilidad de integrar a personas con
deficiencia. En primer lugar es necesario tener conocimiento de la persona con
discapacidad, de las características generales de la patología, pero por sobre todo
de las características personales de ella y respetarla tal cual es. En segundo lugar el
enfoque institucional, un proyecto pedagógico que tenga como objetivo, ofrecer una
educación que atienda a la diversidad, es decir una escuela comprometida desde su
proyecto pedagógico con la integración.
138
las diferencias individuales. Ambos tipos de adaptaciones deben considerarse a
nivel institucional.
Objetivos
*Secuenciación.
Contenidos
*Modificación de la secuencia.
*Adaptación de materiales.
139
*Introducción de métodos y procedimientos complementarios y/o alternativos de
enseñanza aprendizaje.
Evaluación
Tiempos
Conclusiones
140
estaba en boca de algunos profesionales de la educación y la psicología, que se
empezaban a cuestionar acerca de los alcances y los límites de la educación
especial y la común, en un intento de articular ambas ofertas generando, la más de
las veces, resistencias importantes en ambas orillas.
141
Art. 1: “…necesidad y urgencia de impartir enseñanza a todos los niños, jóvenes
y adultos con necesidades educativas especiales dentro del sistema común de
educación…”. La inclusión se generaliza como principio de política educativa.
A su vez entra en tela de juicio sobre todo por la restricción que la misma impone
al desarrollo y competencia de vida social en la comunidad.
Recorrido argentino
142
Tres hechos nodales contribuyen a su consolidación y dan marco legal en la
siguiente década: la Ley Federal de Educación, la creación del INADI y la Ley de
Discapacidad. El primero de estos hitos coloca en la categoría de cuestión de
estado a la Integración Educativa y las Necesidades Educativas Especiales al ser
consideradas por la Ley Federal de Educación en 1993, tratadas específicamente
en sucesivos decretos y resoluciones ministeriales, y ofrecer un marco jurídico que
permite lograr acuerdos y avanzar al respecto en las postrimerías del siglo XX.
143
permita el máximo desarrollo de sus posibilidades, la integración y el pleno ejercicio
de sus derechos. Encomienda esa labor a la Educación Especial teniendo en cuenta
que esta modalidad atraviesa en forma transversal al sistema educativo.
Segregación o inclusión
A pesar de que durante mucho tiempo se pensó que las personas con
discapacidad difícilmente pudieran escolarizarse en aulas regulares, las nuevas
miradas sobre el sujeto, sus derechos y sus vicisitudes han confirmado que estos
144
niños y jóvenes como cualquier otro, no sólo pueden sino que deben educarse en
instituciones escolares.
145
Las Configuraciones de Apoyo son el conjunto de andamiajes planificados
por el sistema educativo para hacer posible la inclusión de alumnos con
discapacidad, restricciones o dificultades, que tiendan a minimizar las barreras que
les impiden desarrollar una trayectoria educativa integral. Estos dispositivos se
materializan en las tareas de capacitación, apoyo y orientación sostenidas desde la
educación especial en las escuelas comunes para el logro de trayectorias
educativas integrales. Suponen acuerdos de trabajo entre los equipos directivos y
docentes de las escuelas intervinientes para establecer pautas comunes enfoques,
metodologías y prácticas pedagógicas. Así, “especial y común”, se encuentran en
una nueva forma, superadora de instancias previas, para construir una respuesta
acorde al momento.
Aulas inclusivas
146
¿QUÉ APRENDE UN NIÑO? - Fernando Osorio.
Para el psicoanálisis, que un niño no sea nada mas allá de lo social remite a
pensarlo en términos de una existencia a partir de lo que se diga de él, o de lo que
se desee para él; eso que se dice es un significante que lo constituye; es decir, que
un niño no va a ser en términos de existencia, hasta que alguien lo nombre o lo
piense o lo desee, aun antes de haber nacido, hasta que no haya un significante
que lo contenga.
A propósito de esto señala Lacan, “esa suposición radical nuestra, que pone
al sujeto en su constitución en la dependencia, en una posición segunda en relación
con el significante, que hace del sujeto como tal un efecto del significante, no puede
dejar de surgir de nuestra experiencia (…) El significante determina al sujeto (…) por
cuanto que, necesariamente, la experiencia analítica quiere decir eso, Pero sigamos
las consecuencias de esas premisas necesarias. El significante determina al sujeto,
el sujeto se estructura a partir de él (…) intento hacerles seguir más de cerca ese
vinculo del significante con la estructura subjetiva” (1)
147
contenga previamente a su llegada , los niños mueren, y mueren biológicamente, no
es solo subjetivamente, no se trata de una metáfora, ¡se mueren, literalmente!
El tercer punto: un niño es, en el campo del otro. Otro (con mayúscula), en
términos de aquel adulto (no cualquiera) responsable, que se haga cargo no solo de
la crianza sino de donarle un nombre, imaginarlo, proyectarlo, alimentarlo,
protegerlo, hacerlo ingresar en la cadena significante, o sea en el lenguaje, en la
cultura. Este lugar de dependencia, del niño al significante que lo precede en su
existencia, se halla en el espacio del Otro. Por lo tanto, el niño solo existirá en tanto
exista un significante para él en ese territorio al que adviene: el campo del Otro. “El
sujeto depende del significante y el significante esta primero en el campo del Otro”.
148
alguna razón aunque sea por bondad, por ternura, por solidaridad, alguien del
entorno medico se vuelve significativo para ese bebé, alguien mira diferente a ese
niño recién nacido, que esta en la incubadora, que está solo. Un bebé que no llora,
que no se mueve, que no hace nada, pero que para alguien empieza a ser
significativo, por ejemplo, para la enfermera; he ahí la fundación de un vinculo,
ingenuamente ella se acerca, lo nombra, lo mira. Esto da la pauta de que alguien
significativo para este niño se va a transformar en alguien que le va a dar cierto
ordenamiento que va a permitirle nada menos que vivir, al hacerlo ingresar en la
lógica del significante (5).
“Para el niño esta muy claro (…), la madre hace del niño como ser real
símbolo de su falta de objeto, de su apetito imaginario de falo. La salida normal de
esta situación es que el niño reciba simbólicamente el falo que necesita; pero para
necesitarlo, previamente ha tenido que experimentar la amenaza de la instancia
castradora, primordialmente la instancia paterna. La identificación viril que se
encuentra en la base de una relación edípica normativa, se funda aquí en el plano
simbólico, es decir, el plano de una especie de pacto, de derecho al falo” (8).
149
El niño llega a un lugar en el que ya se lo nombra, se lo piensa; esto estaría
indicando que un niño nonato solamente es algo si se empieza a desear por y para
él y se empieza a imaginar y a proyectar su existencia; caso contrario, se tratará de
un viviente desprendido de toda erogenización de su cuerpo y de su psiquismo.
Tampoco van a ser “naturales” muchos de los procesos por los cuales este
niño va a transitar, por ejemplo, no va a ser natural que el niño camine, no va a ser
natural que hable, no va a ser natural que coma. Querer comer no es natural, no es
del orden de la naturaleza; así como al deseo no le corresponde un objeto en la
realidad, la pulsión debe ser diferenciada de la necesidad en tanto función biológica
(10) No se trata el vacio real del estomago lo que lo hace comer a un niño, no se
trata del hambre puro y real sino del hambre articulado a una demanda, que se hará
deseo.
Lo que hace comer al sujeto es una demanda que pesa sobre él, que lo
sobrepasa, a saber: alguien quiere alimentarlo, alguien quiere que se alimente, y
luego su respuesta: dejarse alimentar, vendrá acompañada de un deseo de
incorporación; quiere incorporar aquel objeto que lo satisfizo de entrada y le creó
una huella de bienestar, de placer. El alimento vendrá acompañando esa
incorporación primordial. Recordemos que para el psicoanálisis no se trata de un
instinto alimentario para la supervivencia, no es esto lo que esta en juego, ya que tal
como lo trasmite Freud “el estimulo pulsional no proviene del mundo exterior sino
del interior del propio organismo (…) la pulsión no actúa como una fuerza de choque
momentánea (en este caso satisfaciendo el hambre), sino como una fuerza
constante” (11).
150
¿Cómo aprende un niño?
151
El niño goza de esta situación, se identifica con ese lugar de ser objeto
precioso y maravilloso para su mamá; le encanta ser ese objeto, y esto es condición
para que ese niño se constituya como tal; tiene que pasar por ese momento, es
condición sine qua non para la subsistencia, ser primariamente ese objeto
maravilloso. En ese primer tiempo no le hace nada mal estar en ese lugar. Ese
primer momento es lógico y no tiene que ver con la evolución, no se da en un día
determinado o en tal momento, sino que tiene que ver con un momento lógico del
proceso de vínculo entre esa madre y ese hijo, entre ese Otro significativo y ese
cachorro humano que llega a este mundo.
152
Vinculado con esto, Freud, en su enseñanza también va a introducir un
concepto que tiene que ver con un movimiento oscilatorio de la madre; oscilación
que la madre empieza a tener con relación a su deseo único de bebé, desear otras
cosas la hará oscilar en su deseo del hijo como objeto de su deseo y satisfacción. El
bebé ya no es un “objeto maravilloso” para ella, y el hecho de que la madre oscile
entre considerarlo un objeto maravilloso y no, le permite al niño correrse, salirse de
ese lugar de objeto para su madre.
153
Al mismo tiempo que la madre se completaba con el niño, el niño se
completaba con la madre; la crisis sobreviene cuando descubre que entonces él
también es incompleto y que debe buscar otros modos de satisfacción y no ya en su
madre.
El niño juega con un carretel, juega a sustraer un objeto que el oculta del
campo de la mirada y este juego va a tener que ver con la presencia o la ausencia
de la madre, la simboliza, la representa a través de esto y la elabora, es la manera
en la que el procesa esta pérdida de objeto que es él; él se pierde como objeto de la
madre y a esa perdida la representa con los objetos del mundo; como decíamos,
esta oscilación debe estar facilitada por la madre, si la madre no oscila en su deseo
de posesión sobre su hijo, el niño siempre estará en el lugar del objeto.
Podemos decir con Freud y con Lacan, que el niño recrea en ese juego la
pérdida del objeto que es él mismo, pero también funda la falta en la madre, la
reafirma (20); el juego del fort-da es un intento de fundar esa falta y de sostenerla,
de ahí su repetición constante; si la madre esta en falta quiere decir que el niño no
está ubicado en el lugar de objeto de su satisfacción y esto es salud mental para el
niño… y para la madre también.
154
El niño entrará en el circuito de pedir, de demandar, y empezará a preguntar
por sobre todas las cosas ; el preguntar en un niño es un augurio de salud mental, y
sus primeras preguntas tienen que ver con el deseo materno: ¿Qué quiere, qué
quiere de mi, qué soy para ella…? El suscitar preguntas es un riesgo; si hay
preguntas, el niño corre el riesgo de que alguna vez le digan que no saben la
respuesta, por lo tanto, para el niño preguntar es una zona de riesgo, si el pregunta
pone en riesgo a ese Otro significativo para él, en ese momento, se pone en riesgo
de enterarse de que el adulto puede no saber.
Si ese niño obtura la falta del Otro con su propia existencia no hay la mas
mínima posibilidad de perderse, de sustraerse de ese lugar; El adulto se completa
con el niño y el niño completa (con su ser) la falta del adulto; allí hay un saber sobre
el niño que lo objetaliza y no le permite suponer encrucijadas y por ende no hay
dudas, no hay preguntas, no hay existencia separada, conforman una completud
infranqueable, incuestionable. Un niño que no logra aprender a sustraerse
armónicamente del campo del Otro está en crisis, entonces, como no entiende cómo
hacer para dejar de ser objeto y no morirse en el intento, no pregunta, no arriesga.
155
se produce toda una gama de psicopatologías. Ciertos modos desproporcionados
de sustraerse del campo deseante parental, producen enfermedad mental, el sujeto
no termina de entender bien cómo sustraerse de esas demandas parentales sin
caer en un riesgo peor.
Si el niño tiene siempre alguien que contesta todo, el efecto que se produce
es el de obturar su curiosidad, es probable entonces que deje de preguntar. El
“curiosear” de los niños aparece en relación con la sexualidad de los padres, es
decir, que la sexualidad como cuestión a develar esta en la mira del interés de un
niño sano.
Así, entonces, el niño dirá: “para que yo pueda seguir preguntando, el Otro, el
maestro, los adultos, deben transformarse en personajes que no contesten todo”. Si
esto no se produce, de algún modo es probable que se suceda un detenimiento y el
niño no aprende nada más. Los docentes muy autosuficientes y muy “completos” en
cuanto a la información que trasmiten y la enseñanza que imparten, establecen un
vínculo conflictivo con sus alumnos, y como consecuencia los chicos están todo el
tiempo desafiando y buscando por donde se puede meter para desarticular esa
razón aplastante.
156
Hay maestros excelentes con respecto a su formación, que no logran ver en
su propia presentación omnipotente y omnisciente la etiología del conflicto con sus
alumnos, no advierten que su posición avasalla el deseo de un niño por aprender; si
no hay lugar para el interrogante, la duda, el desconocimiento legítimamente
planteado, se produce una paradoja: el proceso de aprendizaje se detiene. El deseo
materno en sus inicios, se muestra omnipotente y omnisciente, si el niño no ha
aprendido a lidiar bien con el deseo materno, está permanentemente transfiriendo
en el ámbito escolar y en el docente, este malestar.
El no poder lidiar con el deseo de la madre, que para el niño esta también en
el origen del conflicto con el docente, hace que esto empiece a generar
psicopatología en ese niño. El no poder definir en qué lugar queda, si como sujeto o
como objeto del deseo materno, o en este caso, del deseo del docente, genera
enfermedad. En algunas oportunidades se observan en los chicos, síntomas que en
la realidad no responden a un correlato neurológico, fisiológico, metabólico o
genético, no pueden prestar atención, no se quedan quietos en clase o se enferman
a menudo.
157
de resolver la problemática enmudeciendo el síntoma con medicación o terapias
alternativas, sino haciéndolo hablar en un análisis.
Esto permitirá despejar qué le ocurre a ese niño y qué le ocurre a esa madre
que no esta pudiendo establecerse cada uno como sujeto autónomo del otro, ya sea
por negligencia, indiferencia o sobreprotección.Esto liberará la transferencia
negativa desplegada desde el alumno sobre los docentes y el niño podrá con
mejores recursos proseguir con mas alivio su proceso de aprendizaje pedagógico.
Retrospectiva
Para seguir con la perspectiva clásica cabe recordar la función del ejercicio
físico como forma de cansar el cuerpo para dejarlo dócil para el aprendizaje. Se
sabía que los niños debían cansarse para después poder aprender y descansar
luego durmiendo las horas necesarias. La escuela era considerada el lugar de
trabajo del niño y el juego uno de los entretenimientos en el tiempo libre. Sobre este
punto Hanna Arendt escribía, refiriéndose a la crisis de la educación en Estados
Unidos, que se había borrado la distinción entre juego y trabajo a favor del primero
como una forma insidiosa de promover la infantilización, dado que esto no
158
prepararía para el mundo adulto. Es verdad que un mundo que no puede ofrecer
demasiadas oportunidades laborales vira cada vez más hacia el entretenimiento
como forma de control social. Lo notable de ese punto es que cuenta con el
consentimiento de los controlados, pues el entretenimiento engancha bien con el
ideal de felicidad. Se ve así una promoción de la apetencia por oposición al trabajo y
el punto de interrogación es cómo se produce la apertura al deseo, pues en la
perspectiva freudiana la prohibición era estructurante en ese punto.
Misceláneas
159
Veamos esto en la práctica pues el no comer se modaliza de diferentes
formas. Puede ser un “comer nada” que funciona en relación con el Otro. Este
objeto “nada” es producido como anulación simbólica del objeto real. Nada como
respuesta al exceso. Y esa nada es muy activa, hiperactiva a veces y tiene,
especialmente cuando se trata de comportamientos transitorios, la función de un
rechazo fácilmente ubicable. Puede leerse también como una lucha para no
desaparecer como deseante. El aplastamiento en la satisfacción mata el deseo, y
por eso hay discordancias. Los imperativos sociales actuales tienen la fuerza de una
demanda insaciable, ¡¡¡consume!!!, y el exceso de objetos mata el deseo
produciendo una suerte de “anorexia generalizada”. No es casual que la mitad del
mundo se muera de hambre y la otra mitad de exceso y que esto se sintomatice en
los trastornos de moda. Sin duda que hay diferentes formas de relacionarse con la
comida pero todas encarnan modos de tratamiento del objeto y del vacío.
c) Hoy se puede ver que detrás de la promoción de la imagen del cuerpo hay
un profundo rechazo al mismo. El individualismo creciente y la soledad que se
deriva no ponen las palabras que son el camino necesario para el encuentro con el
otro. El teléfono móvil, cada vez se usa menos para hablar. Más allá de los ahorros
sobre las cuentas telefónicas “hacer una perdida” es casi un modelo de
comunicación: la comunicación con llamadas perdidas. Hay que señalar que
el amor se nutre de palabras y que siempre ha operado como velo al goce para
asegurar el encuentro con el partenaire. La dimensión del amor aparece hoy
modificada lo que hace, a veces, más difícil el contacto cuerpo a cuerpo. Miller
retoma el término de Lacan “rechazo del cuerpo”, pero lo modaliza en diferentes
aspectos. El rechazo del cuerpo del otro como partenaire sexual y el rechazo del
propio cuerpo con todos los matices que esto tiene, inclusive el hijo. Creo que
podemos hablar también del rechazo hacia los niños y adolescentes, y de todo lo
que encarna modalidades de goce que cuestionan el orden establecido.
La educación hacía —por la vía de la cultura—, ese camino de palabras que no sólo
agita los cuerpos en el abrazo sino que también los pacifica.
Hoy se habla hasta la saciedad de la violencia en la escuela sin ver que ese
problema es efecto del desanudamiento de la educación y la subjetividad. Si se
160
pierde el efecto regulador de la educación sobre el cuerpo —no por la vía disciplinar
sino por el interés, la curiosidad que promueve el patrimonio cultural—, sólo queda
el mero control social. La disciplina sobre el cuerpo no golpea hoy con la regleta.
Detrás de la máscara del body building y de la realidad de los cuerpos hacinados y
desnutridos en los campos de refugiados y en los cayucos, golpea con las distintas
estrategias de la biopolítica con las que frecuentemente la educación colabora sin
saberlo.
Propuestas
Hablamos de la función del educador que causa el interés del sujeto para
provocar su consentimiento a la oferta educativa. Hoy esto se logra si puede
descompletar, es decir, producir un vacío en el campo del saber y no ponerse en
situación de demanda preguntándole al niño qué quiere. La anorexia de saber
producida por el exceso sólo puede tratarse con un “menú degustación”, pequeños
platos variados que el sujeto pueda reconstruir con sus tiempos tan diferentes a la
prisa del sistema. Es interesante apreciar la resistencia por la vía del ritmo lento que
tienen muchos adolescentes y niños, no quieren ser forzados por la voracidad del
tiempo que se les impone.
161
goce debe envolverse con palabras, interpelarse con semblantes, distenderse con
juegos y deportes, resonar en la música y allí el sujeto elegirá, a partir de la temática
fantasmática, a qué anudarse, con qué sostenerse sintomáticamente.
UNIDAD 5
Superar esta definición nos induce a ir más allá de los límites que impone el
diagnóstico de una patología o un trastorno en este caso el del lenguaje. Y es desde
el escenario de la clínica psicoanalítica que se invita al lector a realizar una reflexión
en torno a las posibilidades terapéuticas y críticas del acercamiento de la praxis
psicoanalítica con población sorda, cuyo campo es limitado, donde la palabra
hablada no existe, y la interacción del analista con el paciente sordo se constituye
totalmente en el campo simbólico de los códigos y las señas.
162
Ahora bien, en esta ruta inicial en donde sea posible pensar o constituir una
aproximación clínica sobre las posibilidades y retos de los procesos terapéuticos de
orientación psicoanalítica con sujetos en condición de discapacidad auditiva.
163
cada vez con mayor fuerza, el tema de la discapacidad auditiva viene generando
lecturas reflexivas desde otras disciplinas, entre ellas la psicología y la clínica
psicoanalítica tímidamente naciente. La clínica médica define la sordera profunda
como la pérdida de la agudeza auditiva que impide a un sujeto aprender una lengua
natal, existen múltiples factores biológicos por las cuales un niño puede nacer sordo
o padecer sordera; pero para aproximarnos a los enunciados de la reflexión
daremos un lugar teórico a la lectura que realiza la psicología y el psicoanálisis
frente a la discapacidad auditiva.
La familia deberá pasar por el duelo como única vía a la re significación del
diagnóstico, donde la angustia y dolor hacen parte de ese impase en la vida familiar,
Freud describió el duelo como la pérdida real de un objeto amado, en el caso de la
familia la pérdida de la funcionalidad auditiva del niño. Estas familias atraviesan por
164
una diversidad de estados emotivos que requieren de elaboración para que sean
posibles, la re-significación del diagnóstico y del lugar del niño. En este proceso la
familia puede llegar a vivir fuertes estados de ansiedad, en los cuales empezarán a
buscar culpables, incluso hasta en lo divino, después de toda esta emergencia
psíquica y caos, donde emerge la depresión, tristeza, como el resultado a esa
defensa para liberar el dolor y el sufrimiento, realizar el duelo por el hijo ideal que no
está, la aceptación de su hijo como sujeto en falta, y cuya falta incluye la ausencia
de audición.
¿Cuál podría ser el proceso de duelo vivido por el sujeto sordo frente a su
carencia auditiva? si bien todo duelo representa una pérdida, una falta que se
estructura en ese mundo simbólico e imaginario. Pues bien el sujeto sordo ha
perdido algo de sí mismo, la capacidad de escucharse él y a ese gran Otro, en la
palabra hablada como lenguaje estructurado en la cultura.
En una condición que más que orgánica es una expresión simbólica que da
cuenta de la subjetividad que se construye en una naciente cultura sorda que busca
ser incluida en la población, no como diferente sino como una manifestación de un
habla que emerge en un escenario polifónico que es lo social, liberándose con ello
intentan una suerte de liberación de la castración simbólica y excluyente que lo ha
puesto en falta desde su nacimiento como sujeto sordo, liberación esta que no
puede entenderse desde la idealización, sino que se encuentra más bien del lado de
una minimización de malestares psíquicos producidos por efecto del distanciamiento
que produce el lenguaje hablado (la falta de este) en el lazo social.
JUEGO Y SUBJETIVIDAD
Freud 1920, muestra el juego como uno de los agentes principales para el al
acceso del lenguaje, a la palabra misma que nombra la cosa; Freud esta aservacion
la ejemplifica con el juego que realizaba su nieto en el que describe como este
lanzaba sus juguetes diciendo fort (fuera)cuando los arroja fuera de sí y da (aquí)
cuando los recogía y los traía de vuelta, Aquí, este juego repetitivo de desaparecer y
aparecer sus juguetes era una vía para aceptar la ausencia de su madre, una
sublimación alterna que más tarde Lacan re-tomaría como el nacimiento del
lenguaje, tomando el concepto de “fort da” en un registro más formal en ese vínculo
inicial de la estructuración del lenguaje simbólico del sujeto.
165
el concepto de fort da ya es una construcción fonética que refiere a un plano
simbólico, los significantes ausencia y presencia, es decir que la palabra origina
aquí un lenguaje que nace en el juego infantil del sujeto.
¿Pero qué hacer en una praxis psicoanalítica donde no hay lenguaje oral?
¿Cómo abordaría la clínica psicoanalítica a un sujeto con discapacidad auditiva
(hipoacusia neurosensorial profunda)? Sabemos bien que el sujeto pone su palabra
como su experiencia de vida, y son en las palabras, los significantes donde el habla
muta en el síntoma, el goce doloroso y fantasmático que le conlleva al sufrimiento,
repetitivo e inconsciente en una cadena de significantes metaforizados.
166
sano, crea entonces ese des-encuentro con el Otro situándose en la falta al ser un
no-oyente.
Pues bien, el sordo se posiciona en una falta subjetiva que pone en acto en
su interacción con el Otro, es importante observar como la cultura representa al
sordo desde el significante discapacidad, limitación auditiva, lo ha inscrito en esos
registros dándole el lugar de sujeto barrado, anulado, que no le permite tener ese
nivel valoración y aceptación de su condición, al excluirlo de muchas de la
dinámicas de la sociedad, así el sujeto sordo posee una representación diferente de
su yo, se encuentra divido pero no por su deseo, lo está por el lugar otorgado por
ese Otro que interpreta su falta no como un punto singular de la comunicación en su
medio, sino desde el síntoma que está más del lado de lo fisiológico, es decir que
esta interpretación se estructura en el registro del lenguaje que tiene el sujeto sordo
desde su nacimiento.
Pues bien la estética podría ser junto con la lengua de señas otro de los caminos y
herramientas terapéuticas que podría valerse el psicoanálisis para trabajar con
sujetos en condición de discapacidad auditiva, en el proceso de análisis que tiene
como fin pensar el sujeto en toda su dimensión humana y cultural que atraviesa al
sordo en su experiencia social con el Otro.
167
un código o seña, un dibujo y una pintura y hasta un mismo grito silencioso, pero
como interpretar este lenguaje desde el psicoanálisis? Es una pregunta abierta que
puede aproximarnos a la reflexión que intentamos poner en la escena de este texto.
Ahora bien vemos entonces que la misma demanda de ser escuchado del
oyente es también la del sordo desde su lugar, donde su palabra es gestada en
códigos y señas que debe ser pasada por la lectura del analista en el deseo de
saber del otro y su dolor.
INVITACIÓN
La relación del sujeto sordo con el gran Otro, quien muchas veces ha sido
excluyente tildando al sujeto sordo como discapacitado, limitado, sujeto barrado,
tachado, es cierto que estos sujetos tienen una particularidad, un lenguaje creado a
través de los signos y códigos, un habla silenciosa que se expresa en la gestualidad
168
de un rostro y la motricidad de unas manos, que dan cuenta de unasingularidad, sin
embargo es importante conocer este lenguaje como una manifestación cultural,
como una nueva comunidad que nace con el deseo de ser reconocidos, aceptados y
escuchados en esas masas sociales y culturales, donde el oyente y el sordo puedan
co-existir en ese uno a uno de interacción.
Cuando el bebé se dirige a un otro no sólo capta su imagen sino que a su vez
capta en el otro ese excedente, ese exceso que la mirada del otro le aporta a lo que
es. No es la misma imagen la que se refleja en el espejo que la imagen ofrecida por
la mirada del otro. En el espejo habría una clausura que no tiene la mirada del otro,
así el excedente de la mirada aparece escondido en el espejo. El niño empieza a
verse a sí mismo como si fuera con los ojos de su madre y empieza a hablar de sí
tomando el enunciado materno como propio, de esta manera se refiere a sí mismo y
a sus miembros con diminutivos amorosos y en tonos acariciantes. La forma, es
decir, lo estético no nace de lo intrínseco sino del encuentro de un cuerpo con el
discurso de otro, de esa articulación entre lo que ese cuerpo presenta y de cómo
ese cuerpo es hablado amorosamente. Si falla el primer encuentro entre el cuerpo y
la palabra estamos frente a una palabra que nomina al cuerpo como órgano pero no
le ha dado característica de forma.
169
singular de la función de la imago; función que es la de establecer la relación del
organismo con su realidad.
Este desarrollo es vivido como una dialéctica temporal; el estadio del espejo
constituye un drama que se precipita de la insuficiencia a la anticipación. El hecho
de que el lactante - sumido todavía en la impotencia motriz- asuma jubilosamente la
imagen que el espejo le retorna "se manifiesta en una situación ejemplar, la matriz
simbólica en la que el yo (je) se precipita en una forma primordial, antes de
objetivarse en la dialéctica de la identificación con el otro y antes de que el lenguaje
le restituya en lo universal su función de sujeto." Esta forma podría nombrarse como
yo-ideal en el sentido que también será la base de las identificaciones secundarias.
El momento en que culmina el estadio del espejo funda - por la identificación con la
imago del semejante y el drama de los celos primordiales- la dialéctica que desde
ese momento une al yo (je) con situaciones sociales.
Existen situaciones aisladas en las que una madre puede no responder; sin
embargo, muchos bebés tienen una larga experiencia en el no retorno de lo que
dan. Si el rostro de la madre no responde, un espejo será entonces algo que se
mira, no algo dentro de lo cual se mira. Este "noser mirado-no-mirar-se" traerá como
consecuencias una capacidad "creadora" atrofiada y la búsqueda por parte del niño
de otros modos de conseguir que el ambiente le devuelva algo de sí.
Winnicott enuncia que es probable que los niños lo logren por otras vías
dando como ejemplo el caso de los niños ciegos que necesitan reflejarse a sí
mismos por medio de otros sentidos que no sea el de la vista.
170
superficie plana sino fundamentalmente creador de una superficie psíquica. De esta
manera la imagen que el espejo refleja es tan sólo una estimulación más entre otras
estimulaciones sensibles en la construcción de la imagen inconciente del cuerpo; es
por ello que un niño ciego, en tanto sujeto del lenguaje accede a la simbolización
con otros parámetros.
El sujeto "sabrá" hacia dónde mirar si allí aparece el obrar del significante que
lo oriente ya que es en la circunstancia, en el estilo en los cuales el sujeto es
enunciado por el Otro, que él encuentra los trazos primarios de su Yo. A partir de
ahí el irá a reconocerse en esa particularidad de mirar del Otro que se hace
mayúsculo, en primer lugar porque adquiere el poder de reconocer o desconocer
ese sujeto y en segundo lugar porque pasa a nombrarlo de un modo propio.
Nada de esto se articula con la dimensión del ver; todo lo contrario: el sujeto
indaga hacia dónde mirar por la operación del significante que lo orienta; pero más
aun él se da a ver -o se oculta- acorde al ordenamiento en el discurso del
significante que lo nombra. El sujeto es producido por el lenguaje por lo tanto no es
el mirar lo que orienta su palabra; en su reverso es función del shifter marcar su
posición de sujeto en el discurso, producir su imagen y orientar su mirar. Cuando se
171
anulan los indicativos del shifter, el niño ciego tiene propensión al autismo por estar
privado de la posibilidad de reconocerse en el campo de la palabra que es el campo
del Otro. Su aislamiento se relaciona a esa exclusión de lo que lo representa en el
campo de la palabra; aquí radica la causa de la evitación al Otro; es que él se intuye
como rehusado él mismo en el discurso.
INTRODUCCIÓN
172
Con esta herramienta, se abrió una perspectiva histórica fascinante en la que
se podía investigar la génesis del sentido actual. A la pregunta de qué entendemos
por débil mental, se abre un proceso diacrónico de formación del significante. En el
proceso histórico lo primero que se observa, es que ha perdido todo rasgo psíquico
que sin embargo sí tenía en la época clásica antes de ser reducido a un déficit
neurológico. A propósito de la reducción, sabemos que entre el significante y el
significado, se interpone una barrera irreductible, nunca se corresponden los dos
planos, no se pueden unir; sin embargo respecto a la debilidad nos encontramos
que hay una reducción de la barrera misma, se tiende a borrar la hiancia que separa
ambos registros del lenguaje. Esta abolición es una primera manera de captar la
holofrasis significante. En la parte de la retrospectiva histórica se trata de investigar,
en la medida de lo posible, las claves de la aludida reducción.
173
"déficit" que no es dialectizable, lo transforma en una proporción respecto de otros:
"retraso". El éxito de esta operación fue fulminante. Y tiene una cara y una cruz, la
cara es que los antes llamados "idiotas" se incorporan al discurso educativo y esto
produce enormes beneficios; la cruz es que aumentan los casos de retraso y se
borra la particularidad real de los afectados: se convierten niños eternos. De esta
operación emerge la paradoja psico-educativa; a la vez que se sustituye el
significante de excepción "déficit orgánico" por otro de proporción: "retraso
intelectual", a la vez que se hace esta sustitución también hay una transferencia de
carga afectiva, desde el campo de la psiquiatría se pasa al campo de la educación.
174
al lenguaje, podría formularse como un proceso de identificación al significante de la
demanda pero sin producción de resto.
¿INTELIGENCIA DE QUÉ?
175
en la existencia de algo que sustituir. La base es la cadena significante, en cuanto
principio de la combinación y el lugar de la metonimia". La producción del "algo que
sustituir" es decir el objeto primordial, en este contexto de la enseñanza de Lacan,
es el objeto producido por la función metonímica. Por lo tanto, la falla intelectual así
como la ausencia del Witz, indica que el objeto primordial en la debilidad mental
está alterado.
HIPÓTESIS
176
1. El Uno del débil. E. Laurent, en su texto sobre la debilidad mental en
Estabilizaciones en la psicosis, dice "... debemos considerar cómo funciona el S1 en
la debilidad. El débil no debe ser ubicado tan solo como un S1, hay también un S2, y
ese dos es precisamente lo que lo diferencia del psicótico". Laurent indica que la
holófrasis, es decir el S1S2 sin intervalo, funciona como un Uno solo, el Uno del
débil tiene la particularidad de tener el S2, es decir que está, a diferencia del
psicótico, dentro del discurso. Aún con la presencia del significante S2, que es
distinto de la serie de los S1, no alcanza a descompletar la cadena significante. En
tanto el S2 es equiparable al Nombre del Padre, la unidad de la cadena, es decir la
ausencia del intervalo entre significantes, pone de manifiesto que aún con la
presencia y función de este significante NP en el Otro, falta el significante fálico
como la presencia de la ausencia, es decir el intervalo.
2. Un padre en lo real. J.A. Miller, en "Los signos del goce" señala que es
necesario ampliar la concepción del Nombre del Padre para dar cuenta de su
existencia en lo real. En un primer momento el Nombre del Padre no es un
significante como los demás, pero no obstante es un elemento que pertenece al
Otro, está en el interior del conjunto significante, paralelamente a la pertenencia al
conjunto, la producción del falo corresponde a una significación, es decir no se trata,
en absoluto del falo como significante, sino como significación. Las cosas cambian
cuando tratamos al falo no como significación, sino como significante, esto es
cuando se escribe como una función: Fhí de x, de donde se desprende un lugar de
ex-sistencia del sujeto que Lacan refiere esta vez al Nombre del Padre. Esta vez se
trata de un NP exterior al conjunto significante, se trata de Un Padre real.
LA FUNCIÓN DE EX-SISTENCIA
177
A propósito de la mentira del débil resulta interesante el siguiente fragmento:
se trata de un joven débil mental que acude a sesiones porque los compañeros se
meten con él, no le gusta trabajar y le incomoda esta exigencia, dentro de la relación
transferencial el terapeuta, a petición del sujeto, le escribe en un papel los datos de
un libro de trenes, como se deteriora por el intenso uso que hace del papel, pide
constantemente que se lo vuelva a reproducir. En un momento dado, el terapeuta
irritado por la irrupción inoportuna de esta demanda, rompe el papelito, el sujeto de
inmediato tiene un acceso de rabia, tira las lentes al suelo, chilla, etc., cuando el
terapeuta contrariado, se interesa por él, cambia completamente de estado y se
muestra dócil, dice: no pasa nada, no pasa nada, somos amigos. Está claro que no
quiere saber nada de lo sucedido, que se niega a cuestionar al Otro, claramente
rechaza la falta del terapeuta y trata de restituir -como si nada hubiera pasado- la
completud del Otro. Y dado que el sujeto sabe perfectamente lo que ha pasado,
deberíamos decir que el débil miente. Si efectivamente encontramos el "rechazo
simbólico" y muy intenso, no se podría decir lo mismo respecto del "rechazo en lo
real", no se puede considerar que "algo" externo le cuestione. Por esto el estatuto
de la mentira en el débil es la inocencia, no sabe que miente respecto de una ex-
sistencia verdadera.
UNIDAD 6
Fue Leo Kanner quien en 1943 aplicó este término para designar el cuadro
presentado por once niños "cuyas tendencias al retraimiento fueron observadas en
el pri- mer año de vida".
"La mayoría de estos niños fueron traídos con la suposición de que eran
intensamente débiles mentales o bien con el interrogante acerca de una posible
disminución auditiva", relata Kanner y continua: "El factor común en todos estos
pacientes es unaincapacidad para relacionarse de manera habitual con laspersonas
y las situaciones, comenzando esta dificultad a partirdel inicio de sus vidas. Sus
padres acostumbran describirloscomo autosuficientes y cerrados en si mismos, más
felices cuandose quedan solos, actuando como si la gente no existiese y dandola
sensación de poseer una silenciosa sabiduría”.
178
de AIP también aparecen en varios tipos de niños. Según Furneaux (1982), deben
considerarse siete grupos principales;
Sin embargo esta misma autora apunta la siguiente controversia: "El nombre
de autismo ¿se reserva para aquel niño que en apariencia no tiene ningún otro
síntoma pero que presenta las características descriptas por Kanner y
especialmente la primera. Aun cuando también sea posible afirmar que un niño
ciego o sordo tiene características autistas. o sea que presenta conductas que se
encuentran en las criaturas denominadas autistas y que no padecen de ningún otro
síntoma que no sea el de conducirse según la descripción de Kanner y otros. Del
mismo modo, algunos niños con lesiones cerebrales y aquellos clasificados como
subnormales o infradotados profundos, pueden presentar algunas de las
características del autismo. A veces estas conductas son persistentes y a veces
transitorias. Lo cual hace que el diagnóstico sea aún más difícil" (ibídem).
179
produce un prolongado desencuentro entre ellos y sus madres. Por otro lado, vemos
niños que, teniendo un buen potencial genético, tropiezan con madres intensamente
melancólicas y retraídas, lo cual termina por generar, a veces, verdaderos cuadros
autistas.
180
niños; pero no de sus madres, sino del tipo de intervención psiquiátrica que
acabamos de describir. Además, cuando sostenemos la idea de una estructura
común para los casos con o sin componentes orgánicos, estamos proponiendo una
perspectiva que, si bien puede acentuar parcialmente el papel de las madres en el
"remedio" (por lo menos como tentativa posible), no subraya en absoluto su
culpabilidad.
181
psicoanálisis en un lugar mayúsculo, ya que escribe en letras mayúsculas todos los
términos psicoanalíticos que menciona. De ahí a sentirse amenazado hay
solamente un paso. Y esto se revela en el único chiste que aparece en todo el libro
(humor anunciado al principio y que sólo se hace presente al final): "Dos jóvenes
consiguen escapar de un toro enfurecido que las persigue. Se suben a un árbol y se
sujetan a las ramas. Debajo está el toro embravecido, listo para darles una cornada.
Una de las jóvenes le dice a la otra: Sabes, Silvia, si esto fuese un sueño podría
significar algo'" (ibidem, p. 157), Lo que Kanner no percibió es que el hecho de que
él relate este chiste significa algo. Esta anécdota es su propio sueño, su propio acto
fallido Se siente amenazado por un saber que escapa a su control el Gran Dios
Inconsciente, como él mismo lo llama) y se trepa sea a las ramas del sentido
común, sea a las ramas del conductismo psiquiátrico, tratando de huir de los efectos
descontrolados de haber hecho el descubrimiento del AIP bajo la regencia de un
saber maniqueísta (las buenas y las malas madres). A Kanner debemos el
descubrimiento que hoy nos permite continuar pensando; sin embargo, como él no
lo olvidó, tampoco debemos olvidar que el toro continúa abajo.
182
jamás emocionalmente por el bebé, como figura representativa del mundo exterior.
Del mismo modo la primera representación de validez externa, la madre como
persona, como entidad separada, parece no ser catexizada. La madre aparece
como un objeto parcial, aparentemente despojado de las catexias especificas, que
no se diferencia de los objetos inanimados" (Mahler), Psicosis simbióticainfantil en la
cual se observa la primitiva relación simbiótica madre bebé pero que no avanza
hasta el estadio de catexia del objeto libidinal materno, Larepresentación mental de
la madre permanece, o de modo regresivo, se funde con el self, es decir, no se
separa del self. Forma parte de la ilusión de omnipotencia del paciente infantil
(ibidem, p. 29). La esquizofrenia del niño, acerca de la cual la autora dice que “toda
la evidencia clínica refuta la argumentación de ciertos psiquiatras y psicoanalistas
de que la esquizofrenia no se produce antes de la pubertad, porque el cuadro
esquizofrénico se basa en la elaboración psicótica del conflicto homosexual, Creo,
en primer lugar, que la principal causa de la propensión del yo a alienarse de la
realidad y fragmentarse es la grave perturbación descripta más arriba (psicosis
infantiles, simbiótica y autista), o sea un conflicto especifico del relacionamiento
madre-hijo, sea este autista osimbiótico''
LA CUESTIÓN ETIOLÓGICA
183
autista cuya manifestación "se define exclusivamente en el plano de la conducta "?
(Ornitz, 1981). Es extraño que, en el caso de niños físicamente afectados, la mayor
parte de los investigadores acepte que los factores “vinculares” pueden ser la causa
de los rasgos autistas cambio, lo que se torna aún más extraño es que en los casos
de AIP típico, estando éstos caracterizados medicamente sólo por expresiones a
nivel del comportamiento, algunos sectores psiquiátricos insistan en la causa
puramente cerebral.
Hutt y Hutt (1964, pp. 908 y ss.) opinan que la deficiencia en el sistema
reticular activador produce en el niño una sensibilidad extrema, con la consiguiente
reacción defensiva.
Ornitz sostiene el punto de vista de que algo sucede a nivel del tronco
encefálico que afecta la conexión del sistema nervioso central (1981).
Pero Deslauniers insiste en que «el niño autista es aquel que jamás tuvo la
experiencia de un contacto afectivo, porque jamás tuvo la capacidad para ello»
(ápud Furneaux, 1982, p. 36).
184
psicológica en los inicios de la maduración de un niño con cerebro intacto, o bien
una combinación de dos o de todas las anomalías citadas».
185
A partir de 1943, año en que Leo Kanner describió al autismo por primera vez
como un síndrome, el debate acerca de su definición diagnóstica, sus causas y la
pertinencia y la eficacia de las diversas intervenciones terapéuticas propuestas
nunca se detuvo.
186
experiencia de nuestra especie en particular- que, por resultar insuficiente desde el
punto de vista filogenético, fue gradualmente sustituida por una memoria colectiva
externa al cuerpo: el lenguaje.2 La red de relaciones con personas y objetos
circundantes está compuesta por redes discursivas sin las cuales los
comportamientos automáticos no tienen significación alguna.
187
encontrado significativas correlaciones con trazados electroencefalográficos
paroxísticos en las regiones temporales (precisamente, las relacionadas con las
funciones lingüísticas), escasa actividad en la región del surco temporal superior
izquierdo (cercano al área de Wernicke que rige funciones interpretativas del
lenguaje), alteraciones en el área 44 de Brocca (también sede de funciones
lingüísticas, en especial expresivas, y, por ello, clásicamente vinculada con los
trastornos de afasia), manifestaciones epilépticas diversas, trastornos en el ritmo
bioeléctrico del lóbulo frontal, configuraciones atípicas en las imágenes obtenidas
por medio de resonancia magnética y trastornos en el metabolismo de la serotonina.
También se observa que, entre los niños autistas, hay una elevada incidencia de
trastornos específicos de lenguaje, así como retrasos afásicos y disfásicos y, menos
comúnmente, retrasos anártricos.
188
El autismo, en la medida en que se presenta como una ausencia de sujeto
(están ausentes la demanda de reconocimiento del otro y el deseo del otro, que
harían posible considerar una estructura mínima de sujeto), plantea para el
psicoanálisis el problema de cómo establecer una estructura (siempre necesaria
para orientar las intervenciones clínicas) que se encuentra fuera del lenguaje, en la
medida en que sabemos que el inconsciente está estructurado como un lenguaje.
Como suele suceder, fue la clínica la encargada de dar respuesta a esa cuestión: la
prevalencia de los automatismos crea un mecanismo de exclusión del niño con
respecto al lenguaje. Es por ello que los autistas desvían su mirada no de cualquier
cosa, sino específicamente del otro semejante, así como se hacen los sordos no
ante cualquier sonido, sino específicamente ante el del otro hablante. Si bien es
cierto que es difícil sostener la proposición de que «el autista se excluye»,
precisamente porque el se implicaría un sujeto en un caso en que su ausencia es
evidente, sostener dicha proposición constituye un primer movimiento de un intento
de cura: suponer un sujeto allí donde no lo hay. Es por esas razones que el
psicoanálisis, aun de modo polémico, ha incorporado el autismo como una cuarta
estructura: la estructura de la exclusión.
¿Curable o incurable?
189
Definir el autismo como un cuadro homogéneamente incurable implica, por
un lado, una resistencia de los clínicos a reconocer la diversidad de condiciones en
las que un autismo se estructura y, por otro, el posicionamiento en la idea de una
causa única. Como hemos visto, la ruptura del vital punto de encuentro entre el hijo
y sus padres constituido por la función primordial de reconocimiento le cierra al niño
la puerta de entrada al mundo ordenado por el lenguaje, es decir, el mundo
específicamente humano. En la medida en que las causas de esa ruptura, de ese
distanciamiento, son de las más diversas, es necesario vincular las condiciones y
las posibilidades de cura:1) con el grado y el modo de incidencia de esas causas
sobre el proceso de las identificaciones primarias, 2) con las posibilidades de control
o supresión de esa incidencia, y 3) con la capacidad de la familia de persistir
largamente en la reconstrucción de las condiciones que permitan producir el
reconocimiento recíproco que se ha perdido; asimismo, 4) las causas deben ser
sometidas a la prueba del tratamiento, dado que en su mayor parte son supuestas, y
5) afirmar desde el comienzo la incurabilidad introduce al niño y a su familia en la
trampa de la profecía autorrealizada: nunca puede ocurrir aquello que ni siquiera se
intenta hacer (si no se intenta la cura, esta, por cierto, no ocurrirá y así se
establecerá la «prueba» de la incurabilidad). Si el intento de cura parte del
reconocimiento de su imposibilidad, lo que se espera del niño y lo que se le pide
nunca exceden el círculo de lo posible, es decir, de la persistencia de su patología.
190
EL PSICOANÁLISIS DE ORIENTACIÓN LACANIANA EN EL TRATAMIENTO
DEL AUTISMO - Miguel Gutiérrez-Peláez
191
temprano en su vida presenta una fascinación por los números, los cuales funcionan
para él en una gran serie de sentidos. Contar es una temprana estrategia que él
encuentra para hacer frente a la angustia que puede producirle el encuentro
intrusivo con los otros. Los números, además, sobre todo los primos, constituyen
para él una experiencia estética. Describe relaciones sinestésicas con los números:
les otorga colores, formas y tamaños particulares. Los números son el modo como
comprende las particularidades del otro, especialmente en su caso dada la dificultad
que dice tener para comprender las emociones y la manera como debe responder a
ellas: “si un amigo me dice que se siente triste o deprimido, me imagino a mí mismo
sentado en la oscura cavidad del número seis para ayudarme a experimentar el
mismo tipo de sensación y así comprenderla. Si leo en un artículo que una persona
se siente intimidada por algo, me imagino a mí mismo junto al número nueve” (p.
14). La solución de problemas matemáticos y un solitario de números primos de su
autoría que juega en su cabeza, son modos de un goce singular que prescinde por
completo de cualquier relación con un otro.
Otras autobiografías que hemos leído con sumo interés son las de Temple
Grandin (2006), Donna Williams (1994 y 1999) y Birger Sellin (1994). Temple
Grandin, tal vez una de las más célebres y famosas autistas de alto rendimiento,
encuentra una regulación subjetiva por la vía de su máquina de apretar (“squeeze
machine”), un verdadero objeto autístico complejo; pero es en el diseño de
mataderos y espacios para el manejo del ganado que pone en acto su pensamiento
en imágenes y que logra establecer un lazo social. Por su parte, Donna Williams
puede permitirse una regulación subjetiva a través del uso muy singular que hace de
los dobles, pero es precisamente vía la escritura que se constituye su invento
primordial, posibilitador de un lazo con el otro. Donna describe lucidamente cómo
192
dos dobles suyos son fundamentales para que pueda interactuar con los demás.
Uno de ellos es “Willie”, nombre que recorta de su propio apellido “Williams” y que
describe como una criatura de ojos verdes que vive bajo su cama, es la expresión
de su agresividad y lo encarna para lidiar con situaciones en las que esa agresividad
se necesita. Su otro doble es “Carol”, doble que incorpora de una niña con ese
nombre que conoce un día en un parque y que asimila miméticamente para
enfrentar situaciones en las que requiere de un comportamiento acoplado a las
normas sociales. Este uso de los dobles, lejos de ser leído como una manifestación
de su locura, es entendido (y así lo transmite la propia Donna) como parte de sus
invenciones singulares y de sus herramientas para salir del repliegue del autismo.
Es en el pasaje por una decisión subjetiva que ha sido posible para estos sujetos
hilar su modo de funcionar a un lazo social específico.
A grandes rasgos, los dos ejes principales de la estructura autista que están
siendo estudiados por los psicoanalistas lacanianos, es decir, aquello que
encontramos como invariable aun en la diversidad fenoménica que pueda darse
entre los distintos autistas, son la negativa a ser sujetos de la enunciación y el
objeto autístico. Al referirnos a lo que le ocurre al autista con el lenguaje, no como
una alteración del lenguaje, sino como una negativa a ser sujetos de la enunciación,
podemos ver cómo eso es invariable tanto para el autista que no habla como para
aquel que habla mucho. No es lo mismo la comunicación que la enunciación, ya que
hablar no es solo decir enunciados: requiere hablar en nombre propio, hablar desde
el yo, hacerse cargo desde lo que se dice y desplegar un deseo en lo que se está
diciendo.
193
discográficos, pinturas, etc., se refiere en repetidas ocasiones a cómo debe
engañarse a sí misma para poderse dirigir a un otro. Nos dice lo siguiente:
1. Que lo que tiene que decir carece de toda importancia emocional; o sea,
que está diciendo cualquier cosa, como si nada;
194
por la rareza misma de su máquina, otros estuvieron inclinados a prohibirle su uso,
siempre bajo el influjo de las buenas intenciones. Como dice el adagio popular, “el
camino al infierno está empedrado de buenas intenciones”. En el caso de Daniel
Tammet, sus padres le incentivaron su interés desbocado por los números, las
numeraciones y las clasificaciones. Es vía la clasificación de las banderas de los
distintos países que empieza a interesarse por otros idiomas que son, en últimas, lo
que le posibilita el establecer un lazo social. La madre de la que hablaba al inicio de
la charla y que ha publicado su relato en el periódico El Tiempo señalaba que para
su hijo hay también un objeto privilegiado: el delfín. Sabiamente, esta madre ha
permitido que su hijo despliegue este objeto por toda la casa, que pueble con él su
mundo. En el artículo no lo señala, pero seguramente lo sabe, ese objeto la toca a
ella y es un recorte del propio deseo de los padres: son biólogos y este niño ha
elegido como objeto autístico un animal marino.
[…] es necesario que esta sociedad tenga ganas de comprender lo que está
en juego para niños que no crecen de manera ordinaria, es necesario también que
acoja los desvíos dentro de una normalidad ambiental, que entienda que en estas
diferencias hay también una fuente de riqueza y creatividad.
A contracorriente del discurso que categoriza con exceso los síntomas hasta
perder el deseo de buscarles sentido, quisiera hacer oír que existe la posibilidad de
una evolución positiva de los síndromes autistas, que los niños calificados de
‘autistas’ no están programados para permanecer encerrados dentro de su
estructura para ser esencialmente autistas, que hay tantos autismos como niños
diagnosticados como tales, que una vez establecido el diagnóstico y los sufrimientos
reconocidos, hay que olvidarlo para construir el camino singular de cada uno,
porque no hay un modelo, queda todo por inventar para cada sujeto, en cada caso y
esto exige una energía considerable para los padres y para todos los que se ocupan
de ellos. El deber de la sociedad entera es ayudarles
195
consecuencias. Mientras no haya una hipotética terapia genética o química capaz
de erradicar el autismo, el estudio del funcionamiento subjetivo, cuya dependencia
del entorno es esencial, resulta ineludible” (Maleval, 2011: 19). Los psicoanalistas
celebramos, como deben celebrarlo todos los distintos enfoques terapéuticos,
cualquier avance que haga la ciencia para la comprensión del autismo. En lo que
compete al tratamiento de estos sujetos, consideramos que para cada uno de ellos
puede ser una experiencia de gran valor el encontrarse con un otro que pueda
brindar su escucha para lo singular de su padecimiento y la potencia que habita en
su diferencia.
Niños violentos es el título que escogí en diálogo con Daniel Roy para la
próxima jornada del Instituto Psicoanalítico del Niño. Las dos palabras están escritas
en plural, el niño violento no es un ideal-tipo. D. Roy me pidió abrir algunas pistas de
trabajo para la preparación de esta jornada en el Instituto; le devolví este honor y el
me proporcionó una lista de temas que va a merecer ser publicada.
El síntoma, en la encrucijada
196
Laplanche y Pontalis, al menos en la edición que dispongo y que debe ser la
primera. A falta de la ayuda de Laplanche-Pontalis, tuve que dirigirme directamente
a Freud y, para simplificar, a Inhibición, síntoma y angustia que me gusta bastante
sobre “Los modos de formación de los síntomas” -Lacan lo sigue con mucha
exactitud en su texto La dirección de la cura y los principios de su poder. En el
capítulo II de Inhibición, síntoma y angustia, Freud define el síntoma como
Anzeichen und Ersatz, es decir, “signo y sustituto”, einer Triebberfriedigung, “una
satisfacción de la pulsión”. Freud añade un adjetivo, unterbliebenen, que se
encuentra en el diccionario Harrap´s francés-alemán -reconocemos ahí el prefijo
unter, que significa “abajo” o “por debajo”, pero que implica también otro sentido,
notablemente “lo que no tuvo lugar, lo que no se reproduce más”. En su excelente
traducción de Inhibición, síntoma y angustia, Michel Tort traduce esa frase por “el
síntoma sería el signo y el sustituto de una satisfacción pulsional que no tuvo
lugar”[1]. Si tuviera que haberla traducido, habría dado un pequeño acento
heideggeriano al adjetivo diciendo “una satisfacción no advenida”.
El goce rechazado
197
generalizado si se pone que el operador esencial de la represión es el lenguaje
mismo, la palabra, que opera ese pasaje hacia debajo del goce, en el sentido donde
bloquea su advenimiento.
Una vez fijadas estas ideas simples, propondré algunos puntos que
conciernen la violencia en el niño.
2. Es lo contrario de un síntoma.
198
5. El odio está del costado de Eros, en efecto es un lazo al otro muy fuerte, es
un lazo social eminente.
Leí recientemente en algún lugar un Llamado contra los partidarios del odio.
Me dije que no soy un partidario del odio. A Marine Le Pen no la odio; de cierta
manera, no la quiero tanto como para odiarla. En ese orden de ideas, soy más bien
llevado a mofarme.
Pero hay que decir la segunda frase: “Quien no ha tenido, al menos una vez,
ganas de terminar la especie con el pequeño sistema de envilecimiento y de
cretinización en vigor en su lugar tan marcado en la multitud, vientre en alto de
cañón”. La segunda frase hace comprender la primera. Hace comprender que no se
trata sino de un fantasma. Breton dice que hay que haber tenido ganas al menos
una vez. No dice que hay que haberlo hecho. El acto surrealista, como lo dice, es el
acto terrorista, pero por medio del semblante. El surrealismo no es un terrorismo. O
es “el terror de las letras”, como se expresa Jean Paulhan. Es una postura literaria.
199
Los surrealistas han estado animados por el deseo de pasar en los inferiores
de la civilización para rencontrar el mundo no alterado de la pulsión, para poner la
escritura en el diapasón de la pulsión. Es un sueño, pues piensan alcanzarlo, no por
el manejo de las armas, sino por un cierto uso del lenguaje, el cual es no obstante el
resorte primero de la represión.
200
hablarse -hay algunas veces violencias parlanchinas-, que por saber qué dice.
Se buscan entonces lo que llamaré una traza de la paranoia precoz.
Por un lado, se puede utilizar la visión determinista del niño. Hay la causa de
la violencia cuando, buscando clásicamente en la relación, el diálogo de los padres,
el discurso del ambiente, uno se da cuenta que el niño puede estar asignado desde
muy temprano al lugar del violento, del camorrista; el analista le permitirá entonces
tomar distancia con el significante asignado por el Otro. Por otro lado, el sujeto debe
ser considerado como lugar de indeterminación; nos preguntamos entonces “¿Qué
elección hizo? ¿Qué orientación tomó?”; ahí, la respuesta no es deducible, la
causalidad no puede ser señalada. Eso no se aborda sino retroactivamente, de ahí
la necesidad de ser muy minucioso en la lista de propósitos de ese niño.
La violencia que habla puede ser de orden paranoico como puede ser de
orden histérico. Se dirá que es de orden histérico cuando tenga valor de demanda
de amor o de queja por la falta-en-ser, es decir cuando se sitúe en el registro de
Eros. En el registro de Eros, la violencia del niño es el sustituto de la satisfacción no-
advenida de la demanda de amor. Ahí, en efecto, la violencia es un síntoma, y, se
puede decir, un mensaje invertido -lo que corrige el carácter absoluto de lo que
había presentado en el punto 1.
201
se trata de un niño criado por una pareja de mujeres. Una de ellas toma en
general la función, el valor, de S 1. Eso puede encontrarse en los matrimonios
de lesbianas contemporáneas, pero también cuando un niño es criado por su
madre y su abuela, como es el caso de un hombre de política distinguido que
habla de ello de buen grado y que parece haberse desarrollado normalmente,
aun si tiene una relación difícil con la difamación.
Dicho esto, queda saber por qué ciertos sujetos son más sensibles que otros
al punto de tener que ejercer una violencia a sus cuerpos. Por ejemplo, hoy los
transgéneros, que se manifiestan a menudo muy temprano en la infancia, han
obtenido un reconocimiento social y jurídico que era antaño rechazado aun a los
homosexuales. No impide que toda modificación deseada del cuerpo propio por un
acto quirúrgico justifique una visión analítica. Se me dirá –En fin, bueno…los
implantes capilares, la cirugía dentaria, la cirugía estética, ¿no irá a poner al
psicoanálisis a ese nivel? Hay que ver…Se sabe que en efecto hay actos de cirugía
estética que resurgen a la corrección neurótica de la imagen del cuerpo, pero que
otros están claramente inspirados por la psicosis.
202
Concluyo. Dejo en blanco la violencia en el niño considerado como un
sinthoma, en el otro cabo de la enseñanza de Lacan. Recordaré simplemente que
hay que hacer su lugar a una violencia infantil como modo de gozar, aun cuando es
un mensaje, lo que quiere decir no entrar en él de frente. Jamás olvidar que no
pertenece a un analista ser el guardián de la realidad social, que tiene el poder
reparar eventualmente una falla de lo simbólico o de reordenar una defensa, pero
que, en los dos casos, su efecto propio no se produce sino lateralmente. El analista
debe, a mi criterio, proceder con el niño violento de preferencia con dulzura, sin
renunciar a maniobrar, si hay que decirlo, una contra-violencia simbólica.
203
En la mayoría de estos errores incurren todos los niños que inician la lecto-
escritura y los adultos bajo la forma de lapsus calami.
Pero, parece que los factores que con mayor frecuencia se encuentran
asociados con las dificultades de escritura son la dislateralidad y los trastornos de
estructuración espacio-temporal (ritmo), dificultades que ponen en evidencia la
inadecuación del manejo del propio cuerpo en relación con el espacio-tiempo
habitado.
Para establecer cuáles pueden ser las relaciones de la letra con el cuerpo,
tenemos que retrotraernos a la historia del individuo aún antes de su nacimiento,
remitirnos incluso a las fantasías de su madre cuando ésta era una niña: entre
aquellas forclusiones que todos los seres humanos compartimos, sin ser por ello
psicóticos, está la que concierne a la diferencia de los sexos, descubrimiento que en
el varón, al constatar la falta de pene en la mujer, lo lleva a atribuírsela al efecto de
un castigo que puede sobrevenirle también a él. En la niña, "la envidia de pene" se
vive como una injusticia cometida por la madre contra ella, al haberla "fabricado" en
forma incompleta en comparación con el varón, con la consecuente decepción y
rencor hacia la progenitora, pero abrigando la esperanza de que le crezca o le salga
"eso" tan anhelado, algún día. Establece entonces una ecuación entre el pene y el
niño, que tendrá de mayor y que hará de ella una mujer completa, un andrógino tal
como la madre lo fue para ella en su idealización. El recurso al padre, que está
condenado al fracaso, para la superación del Edipo, es el camino para la búsqueda
de un hombre adulto diferente al padre cuando también ella sea adulta, fantaseando
que podrá proporcionarle lo que a ella le falta.
204
mismas condiciones de reflexión, lo cual permite que él reconozca su propia
imagen, después de haber dejado de ser real o imagen de otro. Pero esa
apropiación de su imagen no significa todavía la diferenciación del cuerpo de la
madre que el contacto físico frecuente propicia, aunque sí plantea ya el dilema entre
ser o no ser… el falo, por la amenaza que la identificación con éste implica en tanto
pérdida del ser. Esta situación exige una resolución y en esto el padre tiene un
papel protagónico esencial al aparecer como rival pero, principalmente, como aquel
que rescatará al infante de la situación de inminente peligro ante la cual se
encuentra. Las ausencias de la madre son indicadoras de que el hijo no la satisface
totalmente, de que el deseo de ella está en otro lado y que el padre tiene mucho que
ver en ello. El conflicto entre tener que renunciar a la madre devoradora para poner
a salvo su cuerpo y la constatación dolorosa de que el padre se ha interpuesto entre
ellos (lo cual por otra parte es salvador), inicia la metaforización del Nombre-del-
Padre que consiste en la sustitución del significante fálico o del deseo materno por
el del Nombre-del-Padre, con lo cual se instala la cadena significante inconsciente.
La entrada en el lenguaje es aquí determinante: "A partir de que habla, a partir de
ese momento exactamente, no antes, entiendo que hay represión”. El compromiso
del niño con la lengua, que le va a permitir hacer ciertas diferenciaciones
lingüísticas, cuyo prototipo es el famoso fort-da, hará al sujeto responsable de su
inscripción en la neurosis, la psicosis o la perversión.
205
El dibujo, del cual Cocteau decía que era escritura, pero anudada de otra
manera, y que sin excepción ha precedido en todas las culturas a la escritura, es
también la primera expresión gráfica en el infante y ofrece cierta uniformidad
universal.
"La imagen del cuerpo -antes del Edipo- puede proyectarse en toda
representación sea cual sea y no solamente en las representaciones humanas. Es
así como un modelaje de cosa, de vegetal, de animal o de humano, es a la vez la
imagen del que dibuja o modela, y la imagen de aquellos que él dibuja o modela tal
como los quisiera conforme a lo que se permite esperar de ellos”. En este sentido,
los dibujos de arte rupestre, que casi siempre se encuentran en lugares inaccesibles
como grutas o sitios muy altos, ¿no nos están indicando que esa primera escritura
que es el dibujo no tiene tanto la finalidad de comunicar algo a los otros, ni siquiera
a los dioses, como mostrar que está habitada por lo sagrado, por el misterio que
significa el sacrificio del propio cuerpo? ¿No es algo similar a lo que ocurre en el
sueño, cuya finalidad no es portar un mensaje, al menos en primera instancia, sino
cifrarlo para preservar el cuerpo que, sin dormir, moriría?
206
igualmente la I es el pene grande que 'quiere estar solo entre mamá y que él no
tiene, y, por lo tanto, debe quitárselo a su papá'. Lisa, por su parte, también ve en la
i al pene, un ‘altimbanqui tonto'. En un chiste, en fin, encontramos el mismo papel de
esta vocal.
En tanto la i es una letra que mejor que todas evoca una forma fálica, es la
más adecuada para remitir a la castración del Otro que exige el sacrificio del cuerpo
del hijo, que al escaparse (y no "caparse'') de esta exigencia queda en deuda (la
letra por pagar). En la confusión entre el signo gráfico y la letra del sueño vemos el
sueño de muchos, es decir, la confusión de registros nos pone en presencia de un
síntoma en este chiste, si se puede decir así, cuando la posesión del auto
representa la satisfacción de un deseo (el de ser el poderoso falo, el Yo ideal) y el
castigo por ello, la mutilación peniana. En su calidad de vocal, la i está más
predispuesta a manifestar el goce que las consonantes; de ahí su prohibición en
ciertas épocas de la historia.
207
Habría una homologia entre la literalidad, como escritura de las formaciones
del inconsciente alrededor de un hueco, de un vacío, y la creación: "Todo arte se
caracteriza por un cierto modo de organización alrededor de este vacío”. Vacío que,
recordémoslo, fue lo que primero habitamos y donde el espejo, con la mirada del
Otro, nos pudo rescatar; es aquello que volvemos a encontrar en la hoja blanca que
espera nuestra escritura o la pantalla del computador. De allí la angustia que nos
embarga porque nos recuerda la de la castración. La sublimación, en la medida en
que construye una distancia que nos separa de la identificación posibilita recrear
esa identificación pero desexualizándola, aunque siempre, de alguna manera, será
antropomórfica. Cuando nuestra obra se presenta ante el espectador, en particular
nuestro escrito, ¿no sirve de espejo que nos asegura que nuestra imagen corporal
sigue ahí? ¿No es ésta también la función del diario íntimo, de las cartas de amor
que nos devuelve la libido que hemos colocado en el amado o amada? El amor a
los libros, a su olor, el placer del tacto al recorrer su lomo y sus tapas, el deleite
visual de sus ilustraciones, ¿no nos devuelven nuestra imagen perdida?
Para volver a ese vacío central que evoca la castración, ésta resulta de la
represión sucesiva de la imagen visual de la letra al pasar al sonido del significante
en la escritura y de éste a la unión por lo visual cuando se ligan las letras, ya que
palabras escritas¬ no son ni totalmente visuales ni totalmente acústicas.
208
mismo "Carlitas" o “Lucía", "él" o "la niña"; su cuerpo no le pertenece, se ve desde el
Otro y la letra ha sido trazada para verla desde el frente. Cuando las letras se
pueden ubicar al derecho, puede inferirse que el sujeto ya se ubica ante sí mismo
con respecto al espejo y al espacio que habita, lo que la utilización arriba/abajo e
izquierda/derecha de la hoja, propias de nuestra escritura, también demostrará.
De su lado, Pommier cree que el tachamiento del león como objeto fobígeno
demuestra además que la fobia de la imagen es el primer paso hacia la escritura
alfabética, al borrarse el valor figurativo para aislar la letra como tal.
209
La disortografía, en fin, o infracciones de la ortografía usual, es lo que
realmente se relaciona con la rebeldía ante la Ley paterna y al respecto puede
anotarse que Chassagny encontró en los disléxicos perturbaciones en la lámina IV
del Rorschach, que representa al padre. Lobrot, detectó en estos mismos pacientes
actitudes oposicionistas (junto con sentimientos de inferioridad e inestabilidad e
incluso zurdera), que relacionó con el fracaso estadísticamente en pruebas de
repeticiones de series (de ritmos, musicales, de cifras); repeticiones sobre las que
cabría preguntarse si se relacionan con la compulsión a la repetición de la búsqueda
de su propia identidad, a partir del nombre propio, de su propia unidad en virtud del
borramiento originario de la Cosa, de la madre. De allí que para llegar a escribir
habría primero que... borrar a la madre y después borrar al padre. De donde se
deduce que el acceso a la escritura sólo tendría lugar después de intensas luchas
cuyo resultado final sería la independencia del medio parental, lo que la situaría
como una especie de prueba de iniciación, comprobando así que la asunción de la
castración ha tenido lugar.
Conclusiones
Desde la década del ’80 el ADHD se anota como un síntoma social. Sin
embargo, en la actualidad el estado de situación de estos diagnósticos nos deja
apreciar un matiz de sólido afianzamiento.
210
es un síntoma a nivel del aprendizaje sino que recae sobre el cuerpo del niños y la
forma de tratarlo ha dejado de ser competencia de la escuela, salvo para que las
maestras colaboren administrando la medicación al niño.
La consecuencia de estos cambios es que los niños que hoy recibimos con
ADHD en nuestras consultas, ya llegan medicados. No hay discusión al respecto.
211
El discurso jurídico toma lugar para velar por el derecho de las personas a
tener lugar en la vida civil y laboral, a no quedar discriminados por portar este
trastorno. Sin embargo, hay que señalar que el campo de la victimizacion dispara la
ley, pero sigue dejando latente al sujeto del inconsciente.
Los Civil Rigths toman presencia para tratar de ajustar lo que no marcha en
cada quien, a la estructura social. Hoy hay más del 4 % de personas adultas con
ADHD y, en los Estados Unidos, quien porte ese diagnostico puede incluirse en un
ambiente laboral concordante a su condición porque asisten los derechos civiles
contra la discriminación.
Cada época ofrece sus propios recursos para dar tratamiento al malestar que
la caracteriza. La medicación es hoy el recurso que la ciencia y la técnica han
producido y con ella se intenta responder a los síntomas de los hombres y niños
contemporáneos. Por ser el medicamento un objeto del que se dispone en el
mercado, tiene presencia para ser demandado. Hoy las drogas que se usan para
tratar los trastornos de la atención e hiperactividad se promocionan por los canales
de televisión norteamericanos.
Lacan en los años 70, en La tercera, afirmaba que el síntoma viene de lo real
y revela un goce inútil. El síntoma en tanto real es lo que no marcha para cada uno,
212
es la singular manera de fallar, lo que no encaja con lo que se espera según los
ideales de cada momento histórico. Los ideales de nuestro tiempo empujan a creer
que los hombres, las mujeres y los niños deben marchar por las vías de la
producción. Lacan decía que el discurso capitalista ubica el "todos proletarios". Sin
embargo los síntomas de nuestro tiempo se ponen en cruz con ese imperativo.
Por otra parte entonces, ¿cómo medir este hiper, ese quantum, para
determinar si es excesivo?
Pero, también es cierto que mas allá de los abusos diagnósticos hay niños
que tienen una particular relación al movimiento. Se trata de de chicos que tienen
dificultad o imposibilidad para suspender la descarga motora, sus movimientos no
están orientados hacia un objeto en particular y en general, responde con acciones
inadecuadas para el contexto.
Este desorden del movimiento emerge como una inhibición a nivel del yo,
manifestándose en el acting out y también en el pasaje al acto. Se trata de un actuar
que muestra una rotunda separación del saber, pura urgencia que trastoca el tiempo
213
de comprender y denota una falla en la constitución del yo. Es porque el yo queda
impedido para alimentar catexias intencionales que se favorece la dispersión, sea
para llevar a cabo el curso del pensamiento, sea para encausar la acción.
A partir de lo que Lacan nos deja pensar con su RSI, podemos situar que la
expansión del imaginario si de inhibición se trata, es lo que se define como
simbólicamente imaginario. Sin embargo, Lacan precisa en el citado seminario, que
la inhibición es una función que en alguna parte ¨…se detiene de entrometerse, de
inmiscuirse en una figura que es figura de agujero, de agujero de lo simbólico. ¨
Si la inhibición como función que detiene el movimiento no se lleva a cabo habrá
una falla que produce el goce de la inhibición.
Estas afirmaciones también releen los primeros modelos freudianos que nos
sirvieron para saber que, es gracias a la insensibilidad periódica del sistema
perceptor que se accede a la realidad, es decir que no hay un acceso al mundo sino
filtrado por una discontinuidad. Esta discontinuidad es una operación de corte,
permite acceder a una representación de tiempo, que ya no es inmediatez ni
continúo.
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