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UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL

FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS


CARRERA-MEDICINA

ESTUDIANTE:
PALADINES CHACHO DARLING CRISTINA

GRUPO:
MED-S-CO-1-5 VAN20

DOCENTE
DR. BYRON ORLANDO LOPEZ SILVA

CÁTEDRA:
BIOLOGÍA CELULAR

PERIODO
CICLO II 2020-2021
UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL
FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS
CARRERA DE MEDICINA
CATEDRA DE BIOLOGÍA CELULAR
CICLO II 2020-2021

Nombre: Darling Cristina Paladines Chacho


Docente: Dra. Byron Orlando López Silva
Fecha de entrega: 13/12/2020 Paralelo: MED-S-CO-1-5 VAN20
Realizar una investigación acerca de las grasas polinsaturadas: omega 3, 6,
9 y derivados; características e importancia en los procesos metabólicos
Las grasas poliinsaturadas son
simplemente moléculas de grasa que
tienen más de un enlace de carbono no
saturado en la molécula, lo que también
se denomina enlace doble. Los aceites
que contienen grasas poliinsaturadas
suelen ser líquidos a temperatura
ambiente, pero comienzan a volverse
sólidos cuando se enfrían.
El aceite de oliva es un ejemplo de un tipo de aceite que contiene grasas
poliinsaturadas. Dependiendo de la posición del doble enlace, contabilizando
desde el carbono extremo al grupo funcional carboxílico, las grasas
poliinsaturadas pueden clasificarse en tres series principales: ácidos grasos
omega-9 (primer doble enlace en el carbono 9), ácidos grasos omega-6 (primer
doble enlace en el carbono 6) y ácidos grasos omega-3 (primer doble enlace en el
carbono 3).
Los ácidos grasos omega-9 no son esenciales, ya que pueden ser sintetizados en
el organismo a través de una insaturación en esa posición. De esta forma, el ácido
oleico (C18:1, omega-9), presente por ejemplo en el aceite de oliva, no requiere
estar presente en nuestra dieta. Por el contrario, se consideran esenciales los
ácidos grasos omega-3 (C18:3, omega-3, ácido alfalinolénico) y omega-6 (C18:2,
omega-6, ácido linoleico), puesto que nuestro organismo no puede introducir
insaturaciones en dichas posiciones.
La dieta ha de contenerlos en proporciones adecuadas, según las
recomendaciones actuales, ya que su carencia o desequilibrio en la ingesta puede
producir serias alteraciones metabólicas.
Omega-3

Los ácidos grasos Omega-3 se encuentran en alimentos como el pescado y la


linaza, y en suplementos dietéticos como el aceite de pescado.

Los tres principales ácidos grasos omega-3 son el ácido alfa-linolénico (ALA), el
ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA). El ALA se
encuentra principalmente en aceites vegetales como el aceite de linaza, de soja
(soya) y de canola. Los DHA y EPA se encuentran en el pescado y otros mariscos.

El ALA es un ácido graso esencial, es decir, que el organismo no lo produce, de


manera que lo tenemos que obtener de los alimentos y de las bebidas que
consumimos. El organismo puede convertir un poco de ALA en EPA y luego en
DHA, pero solamente en cantidades muy pequeñas. Por lo tanto, la única manera
práctica de aumentar las concentraciones de estos ácidos grasos omega-3 en el
organismo es obteniendo los EPA y DHA de los alimentos (y de los suplementos
dietéticos, si los toma).

Existen varios mecanismos a través de los cuales la omega 3 actúan en la célula.


Algunos empiezan a partir de su incorporación en los fosfolípidos de la membrana
celular. Esta incorporación, va a depender de un mayor consumo en la dieta y que
sus mayores concentraciones se encuentran en los tejidos de la retina, corteza
cerebral y en menor concentración en tejido adiposo, hepático y muscular. El
primer mecanismo a través del cual se ha visto mejora algunos daños metabólicos
como la resistencia a la insulina, ligado a la interrupción del paso de glucosa a la
célula, es su capacidad de volverla flexible. Este mecanismo hace que algunos de
las proteínas incrustadas en la membrana celular que actúan como receptores los
vuelve más receptivos a los estímulos externos de la célula. Es el caso del
receptor de la insulina que al estar más expuesto con el medio aumenta su
sensibilidad y por lo tanto el paso de glucosa hacia la célula. Además, los ácidos
grasos omega-3 poseen una actividad antiinflamatoria que se explica a través de
la síntesis de las prostaglandinas (PG), unas moléculas que juegan un importante
papel mediador en el organismo, y que se diferencian de las hormonas en que no
se almacenan, sino que se sintetizan y se liberan para realizar su efecto
inmediatamente. Hay que aportar a nuestro organismo de forma constante ácidos
grasos poliinsaturados, de forma que puedan ser convertidos en las
prostaglandinas necesarias. Sin las cantidades adecuadas de EPA y GLA se
reducirá la producción de las prostaglandinas del tipo 1 y 3 (prostaglandinas
antiinflamatorias). Sin un balance correcto entre los ácidos grasos omega-3 y
omega-6 aumentará la producción de las prostaglandinas del grupo 2 (PGE2)
(prostaglandinas proinflamatorias). En ambas situaciones, una reducción en las
prostaglandinas antiinflamatorias y un aumento en las proinflamatorias conducen a
la aparición de problemas relacionados con enfermedades inflamatorias.

Omega 6

En la serie de los omega-6 hay que prestar especial atención al ácido


gammalinolénico (GLA) y al ácido araquidónico (AA). El GLA, al igual que el EPA y
el DHA, es de difícil síntesis por el organismo. El GLA y el AA tienen importantes
funciones en el organismo:

* GLA. Es un ácido graso estructural, ya que es un importante componente de la


membrana celular, y también es precursor de las prostaglandinas.
* AA. Es un ácido graso básico para la síntesis de ciertas prostaglandinas.

Los ácidos grasos omega-6 se encuentran en los aceites de semillas de plantas,


como la onagra, el girasol, el maíz y la borraja 
Una de las funciones más importantes de los ácidos grasos polinsaturados
omega-3 y omega-6 es la producción de eicosanoides. Los eicosanoides,
derivados del ácido graso omega-6 araquidónico (AA) y del ácido
eicosapentaenoico (EPA) de la serie omega-3, son potentes mensajeros químicos
sumamente importantes en las respuestas inmunitarias e inflamatorias. Durante
una respuesta inflamatoria, el AA y el EPA presentes en las membranas celulares
pueden ser metabolizados por las enzimas para formar los eicosanoides
‘prostaglandinas’ y ‘leucotrienos’, respectivamente. Los eicosanoides derivados del
EPA son inductores de inflamación, constricción de los vasos sanguíneos y
coagulación menos potentes que los eicosanoides derivados del AA.

Omega 9
El Omega 9 es un ácido graso monoinsaturado, con un único doble enlace en la
posición del carbono 9. A diferencia de los ácidos esenciales, el cuerpo puede
sintetizarlo. Dos de sus ácidos principales son el ácido erúcico, presente en la
canola, y el ácido oleico, que se encuentra en uno de los pilares de la dieta
mediterránea: el aceite de oliva.

La ingesta habitual de Omega 9 es recomendada, ya que presenta diferentes


beneficios para la salud más allá de que el organismo pueda sintetizarlo. De
hecho, los ácidos Omega 9 son las grasas más abundantes en nuestras células:
Las dietas altas en grasas Omega 9 podrían ayudar a aumentar las
concentraciones de colesterol HDL, sin repercutir en un aumento de colesterol
“malo”. Además, aporta beneficios cardíacos promoviendo unos niveles correctos
de lípidos. También tiene propiedades antiinflamatorias, aportando grandes
beneficios en todos los problemas relacionados con la piel.
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