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Clase 1a CP
Clase 1a CP
EN CIENCIAS SOCIALES:
Acepción, concepción y redacción.
INDICE:
1. INTRODUCCIÓN:
La investigación académica y el proyecto de investigación
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b) Distinguiendo pasajes por el sentido común malvinero argentino
c) Focalizando en una cuestión: ¿quiénes son los ex combatientes?
d) Conformando una problemática: ¿quiénes son los ex combatientes?
e) ¿Adónde, con quiénes, cómo, cuándo y por qué estudiarla?
1. INTRODUCCIÓN:
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Los etnometodólogos (ver Cicourel 1967, Coulon 1988, Heritage 1991) han advertido estas diferencias
que pueden llegar a sacar de quicio a quien está cambiando un neumático en medio de la ruta, si desde la
óptica de su métier un investigador le pregunta al conductor cuál es la presión exacta de aire que emplea,
qué causó su daño, qué actitud debe tomarse frente al desperfecto, etc.
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(“teoría”) que ha adoptado y por qué cree que es la apropiada para su tarea,
problema o pregunta.
3) El investigador académico debe justificarse permanentemente para que quienes
ponderan sus resultados los consideren válidos y confiables. Sus hallazgos no son
creíbles por la inspiración o la mera percepción personal, sino por observar
explícitamente un modo de hacer las cosas—metodología—, seguir una serie de
pasos—métodos—y apelar a una serie de recursos—técnicas—a los que otros
puedan acceder y así evaluar la relación entre objetivos y resultados. Este punto
tiene dos implicancias: la primera es que no cualquiera puede acceder a los
principios de una investigación y evaluar su decurso y conclusión, no tanto porque
se trata de un mundo esotérico sino porque es necesario haber aprendido cierto
lenguaje (académico), una batería de conceptos (teóricos) y un saber hacer
(métodos). En suma, es necesario aquello que supuestamente se logra al obtener una
titulación universitaria. En este sentido, el investigador no desciende de los cielos
para revelar la verdad; pertenece a una comunidad académica que lo preexistía, de
manera que la referencia a otros pensadores e investigadores es imprescindible para
establecer y continuar el diálogo científico y relativizar sus preguntas y
conclusiones. La otra implicancia es que de cómo argumente un investigador la
lógica de su tarea, dependerá que acceda a un puesto laboral (de profesor, de
investigador), a un subsidio y a una publicación en una revista reconocida por sus
pares, los demás iniciados (véase, para ampliar esta cuestión, el texto de Samaja
incluido en la bibliografía recomendada).
¿Quiénes deben creerle? Sus pares que pueden integrar un comité académico, un jurado
de investigación, una fundación nacional o internacional, etc.
¿Cómo saben que este investigador es confiable? Porque es capaz de argumentar
lógicamente—según los criterios de la comunidad científica a la que dice y/o desea
pertenecer—qué hará y por qué necesita tales o cuales insumos, cierto número de
asistentes, un lapso de tiempo, y también, porque es capaz de argumentar
razonablemente en función del estado del conocimiento sobre el tema, que el punto es
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relevante y que su esclarecimiento puede ayudar a encontrar un remedio para ciertos
males, revertir conductas perjudiciales o inútiles, introducir tecnologías y cambiar los
modos de relación entre las personas, y entre las personas y la naturaleza. Así:
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Sabemos que los criterios académicos no son los únicos que agregan valor a una trayectoria. La amistad,
el parentesco, la camaradería, las relaciones políticas, etc. son siempre importantes porque las
comunidades científicas son grupos sociales. Precisamente por esto los criterios académicos no están
reñidos con los demás; trabajan conjunta y entramadamente, y siempre es necesario saber qué trama se
observa en cada contexto específico, cosa que cualquier investigador por más novicio que sea, aprende
con velocidad asombrosa. Henos aquí un caso de práctica investigativa cotidiana (para la cotidianeidad
del investigador que no por serlo debe investigar las condiciones sociales de su producción).
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2. LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA DESDE EL NO
SABER INFORMADO
La investigación social trata sobre las personas, pero esto es demasiado general, y es
necesario acotar el foco, por ejemplo, a través de áreas como la médica, la educativa, la
jurídica, la económica, la cultural. Es esta una clasificación de cómo se organiza la vida
de las personas que nos resulta familiar, y ello se deba a que sigue la estructura del
aparato estatal. Sin embargo, hay otras clasificaciones posibles que también modelan el
campo académico; por ejemplo: la sociedad occidental e industrial para la sociología;
las sociedades pre-capitalistas o primitivas para la antropología; el estado para las
ciencias políticas, etc. En efecto: las ciencias sociales están orientadas por problemas—
cómo se genera poder, cómo reconocer y explicar la alteridad, etc. —pero depende de la
inscripción disciplinar de cada investigador cómo hará para abordarlo.
Debido a la necesidad de operar sobre vastos sectores de la población de una comunidad
nacional o subnacional, los Estados (y también las organizaciones internacionales)
requieren información masiva sobre tendencias y situaciones generales. Las preguntas
que rigen a las investigaciones que aportan en este sentido, son del tipo “cuánto” o de
distribución de frecuencias, es decir: relevamiento de magnitudes e identificación de
tendencias, como cuántos pobres hay; cuánto se distancian los ricos de los pobres;
cuánto aumentó el costo de vida; cuántos niños van a la escuela; cuántos analfabetos
hay; cuántos carecen de vivienda propia; cuántas personas mueren por año; etc. Las
preguntas “cuánto” se responden con estadísticas, esto es, por la medición de ciertos
fenómenos que se desea mensurar. No es casual que la investigación resultante,
conocida como “cuantitativa”, sea la más extendida -porque es requerida por las
agencias del Estado- y además la que se concibe como “más científica”. ¿Por qué?
Porque supone, en los cánones del campo científico moderno, un saber “objetivo”, esto
es, un conocimiento de la realidad que es independiente de los valores y preferencias del
investigador.
Por mucho tiempo, aunque no desde siempre ni en todos lados, las ciencias sociales
fueron predominantemente cuantitativas. Esto no era un problema salvo por el hecho
de que las preguntas de investigación que se formulaban eran exclusivamente
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respondidas a través de instrumentos y métodos estadísticos. Se le solicitaba a la
estadística, y por su intermedio a los censos, encuestas y cuestionarios de preguntas
codificables, que respondiera a todas las preguntas y, además, que describiera, explicara
y pronosticara realidades sociales, convirtiéndola a expensas suyas, en el modelo de la
investigación en ciencias sociales.
Obviamente, la situación fue cambiando, entre otras cosas porque nuevos desarrollos
epistemológicos (constructivistas y fenomenológicos) y académicos (principalmente de
la antropología social, pero también de la historia, la comunicación y los estudios
culturales) empezaron a mostrar que no es posible hablar sobre lo que la gente hace y
piensa, independientemente de lo que esa gente cree que hace y piensa.
La investigación cualitativa, considerada lamentablemente más adversaria que
complementaria de la cuantitativa, se pregunta por esto mismo: indaga en las
condiciones, las calidades y los modos: cómo vive la gente en la pobreza y cómo vive
la gente su pobreza; por qué la gente se moviliza y protesta; cómo recuerda la gente
eventos traumáticos de su pasado; etc. El tipo de investigación que requieren estas
preguntas, es distinto del cuantitativo en varios aspectos.
Al preguntarse por el cómo, la investigación cualitativa da prioridad a las técnicas
que permiten conocer y registrar cierto orden del mundo investigado que no
necesariamente condice con los encuadres y clasificaciones del mundo del
investigado, como los métodos etnográficos, las entrevistas personales y no dirigidas,
la teoría fundamentada (“grounded theory”), los estudios de caso, los grupos focales,
etc. (Vasilachis 1992, Vasilachis 2007). Esto no quiere decir que el uso de estos
recursos permita un acceso automático a las perspectivas de la gente con la que trabaja.
Para que esto suceda, el investigador debe hacer algo más que citar textualmente lo que
dicen sus informantes o registrar puntualmente lo que hace un grupo de personas. Una
investigación cualitativa debe poner en interlocución el bagaje del investigador
(conceptos, cuerpos teóricos, métodos y técnicas) con el bagaje de los sujetos a quienes
quiere conocer (conceptos, métodos, prácticas, etc.), examinando críticamente los
principios teóricos que lo orientan y discutiendo teóricamente los hallazgos que resultan
del trabajo empírico o de campo. Según cuáles sean estas discusiones, la investigación
se inscribirá en determinadas áreas de conocimiento y desarrollos disciplinares.
Ahora bien: si el cuánto y el cómo ocupan la escena, ¿qué ha pasado con los “por qué”?
Se trata de una pregunta engañosa. Hay “por qués” que se orientan a la explicación y
que pueden ascender hasta lo más abstracto del planteo filosófico, y hay otros “por
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qués” que interrogan por las nociones y prácticas de los sujetos sociales. Quizás aquí
resida la clave distintiva de las ciencias sociales y también de la investigación
cualitativa.
Como señala Walter Runciman (1983), el problema de las Ciencias Sociales no es de
“explicación” sino de “descripción”. El distingue tres acepciones de comprensión:
¾ en sentido primario, se trata de reportar lo que se observa que ha
ocurrido (el “qué”)
¾ en sentido secundario, se trata de explicar por qué ocurrió lo que
ocurrió (el “por qué”)
¾ en sentido terciario, se trata de describir qué ocurrió en términos de sus
agentes (el “cómo es” para ellos).
Ningún investigador puede entender una acción llevada a cabo por seres humanos sin
comprender los términos en que los caracterizan, esto es, sin dar cuenta de qué
entienden ellos que están haciendo. En este sentido, el agente es una parte privilegiada
para caracterizar lo que piensa, siente, dice o hace3 .
3
Si el investigador caracteriza cierta actitud de pobladores rurales como “resistente al cambio” debe dar
suficiente evidencia para mostrar que los pobladores entienden alguna medida, p.ej., de tecnificación, en este
sentido; si no, lo más probable es que el investigador esté hablando de otra realidad, no de la que dice hablar
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sabe” porque desconoce la respuesta, pero además porque puede incluso desconocer cómo
formular su pregunta en términos significativos para la población en cuestión 4 .
Es imprescindible ser lo más explícitos posibles en los propósitos y los métodos que
muchos tribunales descalifican como “subjetivos” y “ambiguos”.
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Es cierto que las ciencias sociales suelen trabajar con sectores distintos y distantes del propio sector
social, de la propia sociedad, de la propia cultura. Sin embargo, el principio de “des-conocimiento” se
sostiene aún cuando se trabaja con sectores a los que el investigador pertenece. En este caso, de no tomar
dicho principio seriamente se corre el riesgo de convertir preceptos de sentido común en hallazgos
científicos. Este giro, una verdadera costumbre en la literatura sociológica en general, tiene al menos dos
efectos. Uno es consagrar prejuicios al nivel de los conceptos científicos, instaurando un lenguaje y una
interpretación etnocéntrica o anacrónica en el saber de las autoridades en políticas públicas. El segundo
efecto es el extrañamiento de los sujetos sociales malinterpretados para quienes la ciencia termina siendo
vista como la continuación de la política facciosa, en vez de un instrumento de comprensión,
comunicación y mejoramiento de sus condiciones de vida.
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A esta precaución hay que agregarle otra: cada disciplina tiene su jerga y sus
modos de plantear problemas. Salvo que estemos enrolados en un programa
disciplinar o que nos presentemos a una entidad que sólo financia investigación de una
disciplina, es necesario hacernos comprender por una amplia gama de especialistas.
Esto se logra evitando los términos demasiado específicos y la presentación de
problemáticas sin traducción para otras audiencias; también se logra articulando la
pregunta de investigación con problemáticas tratadas por otros investigadores más
conocidos; se logra además mostrando que el investigador ingresa en un terreno que
conoce en cuanto a lo que “debe saberse de él”; y se logra, por último, articulando los
propios objetivos con los del tribunal evaluador o la agencia financiadora 5 . Así, cada
entidad tiene sus criterios que se conjugan con los criterios de excelencia académica de
los evaluadores, y que dependen de sus trayectorias y objetivos. La buena idea debe ser
presentada en forma inteligible a los evaluadores, y a la agencia en particular.
Un investigador que logre demostrar coherencia entre sus propios objetivos, los de la
agencia y los de los evaluadores, tendrá la recepción casi asegurada.
Por eso, como actitud general, es conveniente que el redactor del proyecto se ponga en
la cabeza del evaluador y de la agencia, y se adelante a sus preguntas y dudas; se
adecue a la audiencia específica que leerá el proyecto; evite el lenguaje demasiado
técnico y suponga que los evaluadores tendrán algún grado de conocimiento, siquiera
general, del campo del problema presentado. El postulante debe ceñirse a las pautas
de la agencia para presentación de proyectos, utilizar un lenguaje inequívoco y
claro, presentar adecuada justificación, afirmaciones claras y concisas, y
demostrar que el proyecto no sólo es factible sino que los investigadores y esa
organización son los mejor dotados para hacerlo.
5
Hay algunas pautas estandard para las agencias:
- buscan inversiones de corto plazo con potencial de largo alcance;
- buscan proyectos que sean exportables (que puedan replicarse en otros sitios);
- buscan proyectos que sean eficientes en costos, p.e., que tengan matching-funds (aportes de otra
institución) y algún aval local o por parte de sus eventuales beneficiarios;
- buscan proyectos colectivos que involucren a comunidades con cierto grado de institucionalización.
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2.c. Secciones de un diseño de investigación social.
En los proyectos de investigación social cualitativa esta actitud tiene una dificultad
específica: el investigador debe saber lo que busca pero no cómo encontrarlo ni cómo
lucirá o se mostrará la respuesta. Ante la habitual asertividad de los proyectos
cuantitativos, deben mostrar un equilibrio constante entre el conocimiento del oficio y el
desconocimiento del caso específico, y cómo éste se articula con la teoría general.
Para mostrar que el investigador sabe buscar lo que desconoce, plantea su pregunta
central y su problema y objetivo. Pero este planteo debe vincularse con lo que se sabe
hasta el momento tanto desde el punto de vista académico teórico y práctico, como
desde el punto de vista empírico. De esta conjunción resulta la construcción de su
objeto de investigación, que no es empírico ni externo, sino la resultante de la
articulación entre la teoría, la metodología y la cuestión empírica que será sede y
objeto de indagación.
Como principios generales se espera que un proyecto de investigación, de cualquier
disciplina responda las siguientes preguntas básicas 6 :
1) ¿Qué quiere hacer?
2) ¿Por qué quiere hacerlo?
3) ¿Para qué quiere hacerlo?
4) ¿Con quiénes lo va a hacer?
5) ¿Dónde lo va a hacer?
6) ¿Cómo lo hará?
7) ¿Quién es usted para hacer esto?
8) ¿Cuándo lo hará?
9) ¿Con qué recursos lo llevará a cabo?
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Las preguntas son similares. Por ejemplo, el Social Science Research Council, USA., sugiere
las siguientes:
- Qué aprenderemos al cabo de la realización de este proyecto que no sepamos ya?
- Por qué vale la pena saber esto?
- Cómo sabrá que las conclusiones son válidas?
La experta en proyectos de investigación, Susan Hellweg, interroga:
- Quién es Ud.?
- Qué quiere hacer?
- Por qué quiere hacerlo?
- Para quién va a hacerlo?
- Cómo lo hará?
- Cómo sabrá si lo ha hecho?
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Cada uno de estos interrogantes deberá ser tratado en una sección del proyecto, a saber:
“¿Qué quiere hacer?” refiere al “tema”, “problema” y “objetivos”; “¿por qué quiere
hacerlo?”, a la “fundamentación teórica” y al “estado de la cuestión empírica”; “¿para
qué quiere hacerlo?”, a la “fundamentación” generalmente aplicada del proyecto y a
su relevancia en términos de utilidad, beneficiarios y mejoras esperadas; “¿con quiénes
lo va a hacer?” apunta a la “unidad de análisis” y al “universo”; “¿dónde va a
hacerlo?”, a la “unidad de estudio”; “¿cómo lo hará?”, a los “métodos de
investigación”; “¿quién es usted para hacer esto?” remite a los “antecedentes
académicos y extra-académicos del investigador”; “¿cuándo o en qué tiempo lo
hará?”, al “cronograma”; y “¿con qué lo hará?”, al “presupuesto”.
Las denominaciones de las secciones de un proyecto varían según los autores y las
especialidades. Por nuestra parte, emplearemos una terminología básica para entendernos,
teniendo siempre en cuenta que lo importante son los contenidos, esto es: que el
proyecto esté contemplado en todas sus dimensiones. Lo mismo ocurre con el orden de
las secciones, pues cada agencia e institución académica tienen los suyos. Aquí hemos
priorizado el orden lógico de la presentación atendiendo sin embargo a la lógica de su
construcción, en una secuencia donde se distinguen jerarquías y prioridades. Teniendo los
contenidos en claro, cada autor puede luego ver de ajustarse a los requisitos formales.
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Actividad 1:
El siguiente es un listado correspondiente a Títulos, y está integrado por títulos de tesis del
nivel de maestría. Examine las partes de los títulos, su extensión y capacidad informativa, e
imagine un posible título para un proyecto:
- “La lucha sobre un río. Un análisis de la oposición a la represa del Paraná Medio (Entre Ríos, 1996-
1997)”. Tesis de maestría en antropología social presentada por Omar Angel Arach en 1999.
Universidad Nacional de Misiones.
- “Las niñas Gutierrez y Minera Alumbrera Ltd. La articulación con la economía mundial de una localidad
del Noroeste argentino”. Tesis de maestría en antropología social presentada por Andrea Mastrangelo
en 2000. Universidad Nacional de Misiones.
- “Haciendo amigos a las piñas. Violencia y redes sociales de una hinchada del fútbol”. Tesis de maestría
en antropología social presentada por José Garriga Zucal en 2005. IDES-IDAES, Universidad Nacional
de San Martín.
B- Resumen:
Suele contar con no más de 300 palabras, y debe incluir una breve descripción del
proyecto con sus objetivos, sus métodos y su impacto potencial. Se escribe al
finalizar el proyecto. A veces, el resumen (también llamado por su designación en
inglés, “abstract”) es lo único que lee el evaluador para saber si el proyecto tiene
coherencia y viabilidad. Un resumen oscuro denota un proyecto no resuelto, casi en
todos los casos.
C- El problema:
La introducción del proyecto presenta el problema o cuestión que el investigador se
propone abordar, identificando la necesidad de realizar el proyecto en términos teóricos
y empíricos. Por eso responde a algunas de estas preguntas:
a) ¿cómo se determinó la necesidad?
b) ¿por cuánto tiempo esto ha sido un problema?
c) ¿por qué el investigador está tratando con él ahora?
d) ¿por qué es apropiado que se responsabilice de ello?
e) ¿qué resonancias teóricas tiene?
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f) ¿cómo se relaciona con el estado del arte en el área en cuestión?
g) ¿cómo se asocian el problema y el cumplimiento de las tareas asociadas, con los
objetivos generales y prioridades de la organización financiadora?
El planteo del problema puede hacerse desde una perspectiva teórica, práctica o ambas,
y tiene bastante que ver con lo que hemos llamado “objeto” que, lejos de ser dado,
se trata de una relación teórico-empírica que elabora el investigador (Bourdieu,
Chamboredon y Passeron 1975). En los libros, el objeto de investigación suele
exponerse en la introducción aunque no siempre esa presentación se realice bajo la
designación de “objeto”.
Actividad 2:
Tomando como punto de partida los títulos de los proyectos expuestos para la actividad
1, esboce el objeto de investigación que puede inferirse del planteo de cada uno de ellos,
comparativamente.
D- Objetivo:
El objetivo es concretamente qué se propone investigar, analizar, describir o
explicar el investigador, y debe ser absolutamente coherente con el planteo del
problema. Algunos autores diferencian entre “goals” u objetivo general, planteos
generales y a largo plazo acerca de los resultados esperados (como “para mejorar la
atención médica”), y “objetivos específicos”, o resultados precisos que garantiza la
realización del proyecto (como “relevar las probables causas de mortalidad infantil”).
Por nuestra parte sólo nos referiremos al objetivo entendido como lo que debe resultar
de la investigación propuesta, dejando para la fundamentación o relevancia del tema lo
que otros autores denominan “objetivo general” (o sea: lo que suele denominarse un
objetivo a largo plazo o para ampliar el saber o mejorar las políticas, pero que no es el
objetivo de investigación específica sino por la justificación general de una
investigación. X)
Actividad 3:
Elija un libro de una disciplina social y de autoría individual (no compilación), y lea la
introducción. Trate de identificar cómo en pocas páginas el autor presenta su problema o
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pregunta de investigación, cómo construye su objeto de conocimiento y cómo plantea sus
objetivos; distinga en todos ellos—problema o pregunta, objeto y objetivos—sus aspectos
teóricos y empíricos y trate de visualizar a qué interrogantes de los expuestos en esta
página (a-g) se está respondiendo allí.
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G- Fundamentación:
Se refiere al “para qué” del proyecto: por qué es este problema importante, cuál es su
relevancia presente o futura, y por qué vale la pena ocuparse de esto de la manera y
enfoque que el investigador adoptará. Suele estar acompañada por cierta ponderación de
la utilidad de sus resultados.
H- Sección metodológica:
Esta sección refiere a cómo se hará la investigación empírica, esto es: adónde, con
quiénes y con cuántos vamos a trabajar. Esta sección articula los objetivos y el
problema con la teoría y con el campo empírico, a la vez que organiza el trabajo de
campo etnográfico al definir el campo y los sujetos de la investigación. Para ello
suele dividirse en las siguientes subsecciones:
. “Unidad de estudio”: es la delimitación conceptual del área a trabajar (p.ej., una
organización, un municipio, un barrio, una jurisdicción rural);
. “Unidad de análisis”: refiere a qué tipo de gente será el objeto de la investigación; es
ésta una construcción conceptual, no un dato empírico como sucede en el estado de la
cuestión empírica (por ejemplo, se habla de unidades domésticas, trabajadores,
empresas, mujeres en edad reproductiva, etc.); se explicita aquí no sólo en qué términos
se la define sino cómo se accederá a ella, punto nodal en toda investigación cualitativa;
- “Universo” (o muestra): refiere a la cantidad de unidades de análisis se trabajará
I-“Métodos y técnicas”:
Se detallan aquí los métodos—cualitativos y/o cuantitativos—y las técnicas que se
emplearán en el campo para obtener la información necesaria. Es importante explicitar
por qué se emplearán métodos cualitativos y cuantitativos con respecto al
problema de investigación, y qué tipo de dato resultará de la utilización de ciertas
técnicas, con qué amplitud se utilizarán esas técnicas, qué limitaciones plantean y cómo
se superarán o compensarán esas limitaciones, en el caso concreto de esta investigación.
Pueden integrar este acápite consideraciones acerca de la difusión de los resultados—
conferencias, artículos, seminarios, reuniones, etc.—lo cual ayuda a los evaluadores a
visualizar un retorno concreto de la investigación para los sujetos sociales que han
participado en ella y para la ampliación del conocimiento en los círculos expertos.
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J- Presupuesto:
Incluye todos los recursos que se requieren para dar cumplimiento a los objetivos:
personal humano, equipamiento, viajes y viáticos, útiles, servicios especializados,
gastos de publicación, correo, regalos en el campo, gastos de informática, etc.
El presupuesto puede dividirse en costos directos, que están directamente adjudicados al
proyecto, e indirectos, que no lo están pero que son necesarios a los fines de la
organización. Cada ítem del presupuesto debe ir acompañado por una justificación y
una clara idea de su relación con el proyecto como un todo.
K- Cronograma:
En forma esquemática y muy sintetizada, el investigador presenta la distribución
temporal de las actividades que se desarrollarán en el período total de la investigación.
Esta es quizás la única instancia en la cual aparecen desagregadas las actividades que
ocuparán al investigador en todo el trayecto de su investigación. Su secuencia y
distribución temporal deben ser acordes a los objetivos y a los métodos propuestos,
sin olvidar el período de preparación de la investigación, el de análisis de los datos y su
redacción en el informe final.
Para dar un ejemplo, a continuación puede verse un cronograma :
ACTIV. 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Revis.
documental
Preparac.
de equipo y
de campo
Trabajo de
campo
Análisis de
datos
Datos
faltantes
Redacción
final
L- Bibliografía:
Se incluyen aquí sólo los títulos citados en el proyecto. La bibliografía apunta la
pertenencia del investigador a cierta comunidad académica disciplinar y teórica,
pone en evidencia la apertura del investigador y su familiaridad con la literatura local, y
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la pluralidad de fuentes (por nacionalidad, disciplina, carácter [difusión, técnico,
académico, etc.].
M- Apéndices:
Un proyecto puede incluir un apéndice donde va todo material demasiado extenso para
incluir en el texto, e información que sustente las afirmaciones realizadas,
especialmente en el panorama empírico. También un apéndice puede dar información
sobre la institución que lleva a cabo el proyecto, sus líneas de investigación existentes,
el staff de personal, el mapa institucional, el cronograma, CV resumidos de los
miembros del proyecto, con un párrafo donde se declare el cargo y rol en el proyecto,
calificaciones particulares, cartas de referencia (de la comunidad local, de expertos en
el campo y en el tema, etc.).
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- Justificación 1 página
- Metodología (incluyendo unidades de estudio, de análisis y universo) 1
página y media-2 páginas.
- Técnicas 1 página y media
- Presupuesto 1-2 páginas
- Cronograma 1 página
- Bibliografía páginas necesarias de referencias citadas
- Total: máximo de 15 páginas + bibliografía
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