Está en la página 1de 2

Caldas Tear se denomina la falla ignorada en los

modelos geológicos, que hoy modifica la


estimación de la amenaza sísmica en el centro del
país. Se considera la continuación de un núcleo de
expansión submarino en el Pacífico, cuya última
actividad fue hace 9 millones de años.
Recientemente, el Grupo de Geofísica de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia y la
Universidad de Texas en Austin dieron a conocer un innovador modelo geológico que fue evaluado en
Manizales, y sus resultados varían el nivel de amenaza sísmica que se conocía para algunas ciudades del
país.

La nueva propuesta tectónica evidencia una división del territorio en dos segmentos que se han alejado
aproximadamente 240 kilómetros durante los últimos 10 millones de años (figura 1), y la existencia de una
gran fractura o falla de la litósfera denominada Caldas Tear.

La revaluación de la amenaza sísmica en Colombia, liderada por el profesor Ómar Darío Cardona de la UN en
Manizales, indica que los parámetros manejados hasta hoycambian en algunos sitios, si se tiene en cuenta
esta falla en el modelo tectónico utilizado para definir las exigencias de la Norma Sismo Resistente, NSR–10.

Tal fractura llega a profundidades de más de 150 km y atraviesa la Región Andina desde el Pacífico hasta el
Piedemonte Llanero, es decir, de occidente a oriente.

Debido a su ubicación y comportamiento, podría haber causado los sismos de Tauramena en 1995 (de
magnitud 6,5), de Armenia en 1999 (magnitud 6,2) y el terremoto de Honda–Mariquita en 1805.

Su disposición lineal entre Bahía Solano (Chocó) y Tauramena (Casanare) puede considerarse como la
continuación de Sandra Ridge, un centro de expansión del piso marino ubicado en el océano Pacífico
colombiano, que tuvo su última actividad hace 9 millones de años.

Implicaciones económicas y territoriales

La alineación de estas dos estructuras (Caldas Tear y Sandra Ridge) crea una división geológica que
determina marcadas diferencias.

Por ejemplo, al sur de la falla Caldas Tear, el país tiene un vulcanismo activo caracterizado por volcanes como
el Ruiz, Tolima, Machín, Huila, etc., mientras que al norte, en zonas como Paipa, Iza y San Diego (Boyacá), se
ha extinguido.

Este fenómeno, la sismicidad y la reinterpretación del modelo de fallas geológicas, como consecuencia de la
fractura tectónica, tendrían incidencia en el marco de la planificación territorial y cambios en las exigencias de
sismorresistencia, particularmente a lo largo de la mencionada estructura.

Debido a que Caldas Tear ha redefinido la geometría de cuencas sedimentarias y hasta el patrón de
depósitos minerales e hidrocarburíferos, el reconocimiento de su existencia puede también tener
repercusiones económicas relevantes.
La fractura de la litósfera fue determinada a partir de la compilación de datos adquiridos a lo largo de muchos
años por diversas instituciones de la Nación (Agencia Nacional de Hidrocarburos, Ingeominas y el Instituto
Geográfico Agustín Codazzi).

Se tuvo en cuenta: sismicidad (variación espacial y temporal de los eventos), análisis geoquímicos
(composición química de las rocas), anomalías gravimétricas (variaciones locales del campo gravitacional),
anomalías magnéticas (contrastes del campo magnético remanente en las rocas), información térmica
(distribución del gradiente geotérmico) y datos geológicos.
En efecto, la combinación de múltiples observaciones y variables, así como su modelado numérico, han
servido para establecer su presencia y geometría. Solo hasta mediados del 2010 fue posible la identificación
de la falla en forma definida.
Nivel de riesgo

Los estudios de amenaza en Colombia se han realizado con base en el modelamiento de fallas geológicas y
nidos sísmicos, a los cuales se les asigna un nivel según la frecuencia, profundidad y magnitud que se
pueden asociar a estas fuentes.

Una vez establecida esa categoría, se realizan modelos regionales y estudios de microzonificación de las
ciudades, con el fin de determinar las exigencias de diseño y construcción sismorresistente. Por lo tanto, un
cambio en dicha amenaza podría implicar modificaciones en los requisitos de las normas de seguridad.

Al respecto, el profesor Cardona señala que, “de acuerdo con los registros históricos y la sismicidad que se
podría asociar a Caldas Tear, los resultados de la nueva evaluación indican que ciudades como Manizales y
Tunja tendrían un mayor nivel de riesgo debido a su cercanía con esta fractura transversal a las tres
cordilleras” (figuras 2 y 3).

Según lo anterior, para las nuevas microzonificaciones de estas ciudades debería tenerse en cuenta el nuevo
modelo geológico propuesto.

El docente de la UN en Manizales, quien ha sido presidente de la Asociación Colombiana de Ingeniería


Sísmica y director nacional de Prevención y Atención de Desastres, afirma: “Esto se traduciría en una mayor
exigencia desde el punto de vista de la sismorresistencia y un mayor riesgo para las edificaciones existentes”.

Exploración de recursos no renovables

Esta estructura geológica también puede constituirse en una guía para la exploración de recursos naturales
no renovables en zonas como Chocó, Risaralda, Caldas, Quindío, Tolima, Cundinamarca, Casanare y Meta.
En efecto, parece que las mineralizaciones de oro y cobre en distritos como Marmato y en prospectos como
La Colosa podrían estar asociadas a fallas controladas por Caldas Tear.

A su vez, aunque no es completamente claro el mecanismo, la presencia de hidrocarburos en el Valle del


Magdalena y los Llanos Orientales sugieren también su posible influencia.

También podría gustarte