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SEXTO TRIMESTRE

ALUMNA: NAIR MARTINEZ OCAMPO DOCENTE: JOSE SADYD SANCHEZ VICENCIO


1.1 CONCEPTOS Y PRINCIPALES ACEPCIONES DEL DERECHO

La palabra Derecho tiene diferentes connotaciones; lo que ha llevado a emplear conceptos


distorsionados, erróneos o limitados de su significado; un ejemplo claro es relacionarlo con ir a
la cárcel o cometer delitos, cuando en sí dicha palabra abarca un amplio panorama, no sólo se
trata de sanciones, sino también de ser acreedor a derechos y obligaciones.

En esta breve reseña se puede observar cómo es que, desde épocas muy remotas, de manera
inconsciente, los primeros pobladores tenían la necesidad de crear reglas que les ayudaran a
imponer obligaciones para así ser acreedores de ciertos derechos, con el fin de alcanzar el bien
común; sin más preámbulo, a continuación, se presentan algunos conceptos de Derecho para
su mayor entendimiento.

Las acepciones de la palabra derecho principales son el derecho objetivo, subjetivo, sustantivo,
adjetivo, positivo, natural, vigente, público y privado. El derecho es un conjunto de normas que
permiten resolver los conflictos que se generan en la sociedad. El derecho constituye el orden
normativo e institucional y está basado en postulados de justicia. La base del derecho son las
relaciones sociales que determinan su carácter y contenido. Como definición formal, el
derecho es el conjunto de normas jurídicas creadas por el estado para regular la conducta
externa de los hombres. Y en caso de que se incumpla alguna de sus partes, una sanción
judicial estará prevista como castigo. El derecho es lo correcto, que no se desvía a un lado u
otro, sino que las oscilaciones que tiene se dirigen para conseguir su propio fin. La palabra
derecho puede tener varias acepciones pero siempre desde un punto de partida semejante.

Se le puede dotar de cuatro sentidos a la palabra derecho. Se puede definir el derecho como
ciencia cuando se estudia el derecho objetivo y subjetivo. También se puede considerar el
derecho como ideal de Justicia en el que no se permite que se cometan abusos. Por otra parte,
el derecho como sistema de normas que se puede clasificar atendiendo a la disposición
geográfica de las normas que suelen coincidir con las fronteras políticas, pudiendo distinguir
Derecho Español, Derecho Francés, Derecho Italiano, etc. Por último, el derecho como facultad
donde existe el derecho por parte del propietario de utilizar su propiedad. El derecho como
facultad también recibe el nombre de derecho subjetivo, ya que el sujeto tiene facultad de
utilizar y disponer de algo libremente y con exclusión de los demás. También puede dividirse a
su vez en derechos reales y de crédito. Reales cuando se ejerce la facultad sobre una cosa y de
crédito cuando los derechos se ejercen sobre una o varias personas. El derecho como conjunto
de normas también es conocido como derecho objetivo porque se considera a sí mismo objeto
de estudio.

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1.1.1 CONCEPTO

La palabra Derecho tiene diferentes connotaciones; en esta guía se mencionarán algunos de


los conceptos para ayudar a tener un conocimiento más amplio y poder reflexionar sobre la
existencia del mismo.

Para mí el derecho es un conjunto de normas que regulan la conducta humana y ordenan la


sociedad en un momento determinado a través de la imposición de reglas y de la creación de
órganos e instituciones que velan por su cumplimiento y aplicación. Este sistema normativo,
conocido como derecho, obliga a ser contemplado en la vida pública y privada de todas las
personas y puede ser impuesto con carácter coercitivo. Es decir, las instituciones y órganos
destinados a ello podrán hacer uso de la fuerza, como por ejemplo imposición de multas o
sanciones para su correcta aplicación.

Las características del derecho podrían aglutinarse en:

Bilateralidad: Es necesario que existen dos partes sometidos a la voluntad de la ley, lo que
diferencia al derecho de una ciencia moral.

Coercitividad: Las normas jurídicas pueden ser aplicadas coercitivamente por el Estado, esto
diferencia al derecho de cualquier ciencia social.

Heterónomo: Las normas deben ser emitidas por una entidad independientemente de quién
debe cumplirlo, garantizando así la sumisión a esas normas. Lo cual, lo diferencia por ejemplo,
de una banda terrorista.

Jerárquico o sistematizado: Las normas siguen un sistema de prelación y coherencia entre


ellas. Forman un complejo sistema.

Es una ciencia social independiente: Debe ofrecer una solución coherente para el contexto
social en el que se desarrolla.

Justicia: Persigue una proyección justa, aunque este término es subjetivo para cada persona.

Variable: El derecho es una ciencia que se ve influenciada por el momento histórico en el que
se desarrolle.

Omnipresencia: Está permanentemente presente durante la vida en actos cotidianos aunque


no nos demos cuenta. Por ejemplo, cuando hacemos la compra.

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1.1.2 PRINCIPALES ACEPCIONES DEL DERECHO

Como ya se leyó con anterioridad, el Derecho es el conjunto de normas jurídicas que regulan el
comportamiento del hombre y su importancia radica en esto mismo, tratar de regular la
conducta para lograr un bien común. A lo largo del tiempo, se le han ido agregando
acepciones; es decir, significados que ayudan a entender sus postulados; para esto es
necesario conocer algunas de ellas.

Derecho objetivo

En el derecho objetivo se recogen las reglas o disposiciones que cada nación soberana
promulga a través del poder legislativo y que serán sancionados sus incumplimientos por parte
del poder judicial. El derecho objetivo también se puede considerar como el conjunto de
normas de un pueblo donde la maquinaria jurídica que se compone de normas les da a los
individuos derechos y les impone ciertas obligaciones. Las normas pueden ser desde una
sencilla aplicada a una causa concreta, a todo un cuerpo normativo.

Por ejemplo, el Código Civil y la Constitución forman parte del derecho objetivo de países de
Latinoamérica y España.

Derecho subjetivo

Este tipo de derecho es aquel con el que cuenta un individuo para reclamar el cumplimiento de
una norma jurídica que le favorece y tutela. En este caso, los derechos y las obligaciones del
individuo vienen relacionadas con la parte con la que están en contacto y se traducen estos
derechos en obligaciones y facultades. El derecho subjetivo se apoya en el objetivo, ya que
ambos conceptos van interrelacionados recíprocamente. No existe un derecho que no conceda
facultades, ni un derecho subjetivo que no esté sujeto a una norma.

Derecho adjetivo

El derecho adjetivo son las normas y principios que regulan las relaciones jurídicas,
comprendiendo a su vez las leyes procedimentales y de enjuiciamiento, y poniendo en práctica
la actividad judicial. Dentro de este tipo de derecho se contienen las normas que regulan los
aparatos del Estado. Esto es las normas que aplican el derecho procesal.

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Las normas adjetivas están contenidas en códigos procesales como el Código de
Procedimientos Civiles, el Código procesal Penal, La Ley Federal del Trabajo, etc.

Derecho sustantivo

En este derecho se establecen los derechos y obligaciones de las personas. Están definidas las
acciones de los hombres como esencia de las normas jurídicas. Están regulados en el Código
Civil y el Código Penal

Derecho positivo

Son las normas en las que su aplicación se sitúa en un tiempo y lugar determinado. La vigencia
es puramente formal, ya que el Estado es el que regula las reglas jurídicas, la jurisprudencia o
las reglas legislativas que él mismo sanciona.

Derecho natural

Conocido como iusnaturalismo, es una corriente filosófica del derecho. Esta corriente filosófica
se basa en que muchas de las normas convencionales del Derecho y la moral son principios
universales e inmutables innatos al individuo y que esto conforma el derecho natural. El
derecho natural es válido en si mismo ya que atiende a su valor formal sin tomar la justicia o
injusticia en su contenido. El origen del derecho natural viene dado por la naturaleza o la
razón, aunque en la antigüedad también se creía q venía otorgado por Dios.

Derecho vigente

Parecido al derecho positivo, el derecho vigente constituye las normas que se atribuyen a un
país en una época determinada, donde existe una facultad de la autoridad para declararlas
como obligatorias atendiendo a ese periodo de vigencia. Las normas entran en vigencia el
primer día que se publican y se modifican a través de derogaciones. Las derogaciones suceden
cuando la ley pierde parcialmente su vigencia. Y las Abrogaciones cuando las leyes adquieren
su vigencia

Derecho público

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El derecho público está constituido por las cuestiones públicas que comportan las normas que
regulan el ejercicio de la autoridad estatal y proponen un procedimiento para que los actos se
realicen a través de la autoridad estatal.

Derecho privado

Es aquel derecho que se les asigna a los particulares donde las personas se encuentran
legalmente consideradas en situación de igualdad. El interés público y privado impide
determinar dónde empieza uno y comienza otro.

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1.2 IMPORTANCIA DEL DERECHO

Con el paso del tiempo las personas se han dado cuenta que es necesario vivir en sociedad, ya
que es muy complicado para ellos cumplir con todas sus necesidades, pues necesitan de los
demás para satisfacerlas, tal como lo menciona Aristóteles en su obra Zoon Politikon, donde
dice que el hombrees un animal político, ya que necesita de los demás para salir adelante, en
todos los aspectos de su vida; vivir de esta manera puede generar desacuerdos y
confrontaciones con graves consecuencias.

El sentido e importancia del Derecho, es lograr que los individuos se desarrollen de manera
armónica y si llegan a tener algún conflicto se resuelva con justicia y equidad al normar los
vínculos como la convivencia y la supervivencia del grupo social; por ejemplo, en la familia, en
la economía y las relaciones políticas, por eso al crearlo es necesario que se apegue a la
realidad.

El Derecho es importante porque permite coordinar y armonizar los derechos de todas las
personas, permitiendo una convivencia social en paz y tranquilidad. El Derecho garantiza la
seguridad, la paz y el orden social, teniendo como base la equidad y la justicia.

El derecho es un sistema de leyes que ejecutan los tribunales para regular al gobierno de un
Estado y a toda la sociedad. Es muy importante para garantizar la justicia y la armonía en la
sociedad. El derecho determina las obligaciones y las atribuciones que tiene cada individuo
respecto de las demás.

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1.3 ANTECEDENTES HISTORICOS DEL DERECHO MEXICANO

El Derecho ha existido desde tiempos remotos de forma inconsciente. Los antepasados se


encargaron de crear reglas que les ayudaran a cumplir con obligaciones para ser acreedores de
ciertos beneficios, así como también el tener un líder que los pudiera guiar en sus quehaceres
diarios. En este apartado se estudiarán todos aquellos antecedentes que ayudaron a crear el
Derecho.

Los orígenes del derecho Mexicano, provienen de Roma. Ya que fueron los romanos los
primeros en legislar derecho, que significa “el arte del buen vivir”.

Más sobre Historia del Derecho Mexicano

A lo largo del siglo XIX no se incluía en los planes de estudio de las diversas escuelas de
Jurisprudencia mexicanas la materia de historia del derecho como obligatoria. el derecho
mexicano comenzaba a perfilarse. En la segunda mitad del siglo se estudiaban, sobre todo, los
textos vigentes. Al comenzar el siglo XX, las posibles causas del poco interés de que era objeto
esta disciplina, quizá deban buscarse en las diferencias ideológicas que habían generado entre
los estudiosos del derecho no sólo las luchas entre liberales y conservadores del siglo anterior,
sino las que se suscitaron a raíz de la Revolución mexicana. Así, no debe llamar la atención el
hecho de que en los textos que se escriben en la época llamada de «la reconstrucción
nacional», se perciba claramente un espíritu partidista de tipo conservador. Sólo en épocas
muy recientes se ha tratado de proporcionar una visión de conjunto más objetiva.

A pesar de la poca atención que esta disciplina ha recibido, es evidente que su estudio resulta
de sumo interés no sólo para el jurista, sino para el estudioso de las ciencias sociales en
general, y esto por varias razones: el derecho constituye un. sector muy importante de la vida
social, y no meramente en cuanto marco formal, sino, visto en su aplicación, en los grupos
sociales que se dedican a su cultivo, en el papel que estos grupos juegan dentro de la clase
dominante, etcétera.

Desarrollo

Por otra parte, al jurista, al estudiante de derecho (mexicano), al juez, al legislador, el


conocimiento de la historia del derecho le proporciona una visión de lo que ha sido su
ordenamiento jurídico, la forma en que juristas de épocas pretéritas han resuelto problemas
que pueden ser semejantes a los que se le plantean, los factores que condicionaron la creación
de las normas, las causas que llevaron a los tribunales a pronunciarse en un sentido
determinado, la relatividad del derecho; en una palabra, les proporciona un conocimiento más
profundo del derecho que están estudiando, aplicando o creando.

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Aunque los distintos derechos nacionales puedan agruparse en familias para su mejor
ubicación dentro del mundo jurídico, es evidente que cada uno se ha ido configurando en
relación directa a la realidad social que está destinado a regular. la historia del derecho
permite comprender las diferencias que se originan entre ellos por esta razón.

Detalles

el derecho mexicano presenta características que lo distinguen de otros órdenes jurídicos que
tienen antecedentes semejantes y procesos más o menos paralelos de evolución. Como
ejemplo podrían citarse algunas de sus peculiaridades: la centralización en materia agraria; la
existencia de un régimen federal que, de hecho, opera como centralista; la hipertrofia del
juicio de amparo»; la convicción de que incorporando normas a la Constitución el derecho será
cumplido, y otras varias más que podrían agregarse a esta lista. Pero lo que interesa es señalar
que las particularidades de nuestro sistema jurídico, como las de cualquiera otro, encuentran
su razón de ser en la historia.

El derecho no es sino el marco formal de una sociedad en la que, de acuerdo con los intereses
del grupo dominante, las presiones de los más numerosos y menos favorecidos, las influencias
extranjeras, etcétera, se establecen normas destinadas a prohibir o permitir determinadas
conductas, crear instituciones, etcétera. Así pues, el derecho debe ser analizado dentro de la
sociedad que lo creó, para comprender las razones de que se configure de una manera y no de
otra. la utilidad práctica de esta forma de intentar aprehender el fenómeno jurídico varía en
función de los requerimientos sociales de un momento dado, lo cual no es obstáculo para
realizar el estudio de la historia del derecho vinculándola a las condiciones ideológicas,
sociales, políticas y económicas que prevalecieron en la sociedad en que tuvo vigencia un
ordenamiento jurídico.

Explicado lo anterior, fácilmente se comprenderá cuál es la orientación de este trabajo. En las


páginas siguientes el lector encontrará una visión panorámica, muy reducida (que sólo
comprende hasta 1910), de la evolución del derecho mexicano. Este estudio aspira a ser, de
alguna manera, el marco de referencia o la presentación de los trabajos que sobre el derecho
mexicano vigente realizó un numeroso grupo de distinguidos estudiosos del derecho en
México, miembros del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, de ahí que sólo
comprenda hasta 1910. Tal propósito, y que se incluya en esta obra, obliga a fijar su
orientación y a explicar con cierto detalle qué es lo que he tratado de realizar. Así pues, parece
pertinente fijar, primero, sus límites temporales. el estudio abarca, en los términos que
quedarán señalados a continuación, la historia del derecho mexicano, y tiene como punto de
partida la época de la conquista de los pueblos aborígenes y la colonización del territorio de lo
que hoy es México y, como punto final, la Revolución mexicana, es decir, un poco más de
cuatrocientos arios.

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Se trata de seguir los hitos más importantes de la evolución del derecho mexicano en ese
período, y en razón de esto se presentan algunos problemas que obligan a acotar o a precisar
aún más su contenido.

I. ÉPOCA ANTIGUA

Se caracteriza fundamentalmente con el surgimiento del federalismo en la Constitución de


1824. Con el artículo 135 de la Constitución de 1824 se crea la Suprema Corte de Justicia de la
Nación que desde luego mantiene una revisión constitucional no muy definida pero
prácticamente se entendió como una casación o nulidad de las resoluciones. Linda Arnold en
su Política y justicia. La Suprema Corte mexicana dice:

Los tres poderes eran de la misma opinión en cuanto a la necesidad de rectificar estos
descuidos, aunque uno podría sospechar que los ministros de la Suprema Corte habrían
preferido que el Congreso creara un tribunal superior aparte para el Distrito Federal. En todo
caso, el Congreso rectificó la situación antes de fin de mes. Decretó que la Suprema Corte, en
su función de tribunal de alzada del Distrito Federal, debería asumir las facultades de una
audiencia territorial de acuerdo con las especificaciones de las Cortes españolas en el
Reglamento del 9 de octubre de 1812 para tales tribunales. Y al efecto cita los antecedentes en
los archivos de la Corte. En esta época antigua sobresalen las primeras decisiones habidas en el
periodo de 1824 a 1835 en las que se hace un intento de vivencia del federalismo entendido,
en justa apreciación como un equilibrio de poderes.

Este desarrollo se ve suspendido por el surgimiento de un centralismo de casación al amparo


de las constituciones llamadas "conservadoras" de 1836 y 1843. El conservadurismo como lo
han explicado doctamente algunos historiadores no es otra cosa sino un constitucionalismo
entendido a la manera francesa de la Primera República de Sieyès de 1799.

Véase a este respecto cómo al amparo de la ley para el arreglo de la administración de justicia,
don Teodosio Lares centralizaba la de toda la República.

Artículo 1. Los jueces y tribunales del fuero común son los siguientes:

I. Los jueces locales.

II. Los jueces de partido.

III. Los tribunales superiores.

IV. El Supremo Tribunal de Justicia.

2. Los jueces y tribunales, ni individual ni colectivamente ejercen otro poder que el de


administrar justicia conforme a la esta ley.

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El conservadurismo centralizó el contencioso administrativo y lo consideró como una obra del
Ejecutivo. A este respecto cabe citar el artículo primero en sus cuatro fracciones de la Ley para
el Arreglo de lo Contencioso Administrativo. Y aun cuando las citas de Teodosio Lares
corresponden a una época posterior son significativas del pensamiento conservador:

Art.1. No corresponde á la autoridad judicial el conocimiento de las cuestiones administrativas.

2. Son cuestiones de administración las relativas:

I. A las obras públicas.

II. A los ajustes públicos y contratos celebrados por la administración.

III. A las rentas nacionales.

IV. A los actos administrativos en las materias de policía, agricultura, comercio é industria que
tenga por objeto el interés general de la sociedad.

V. A la inteligencia, explicación y aplicación de los actos administrativos.

VI. A su ejecución y cumplimiento, cuando no sea necesaria la aplicación del derecho civil.

3. Los ministros de Estado, el consejo y los gobernadores de los Estados y Distrito, los jefes
políticos de los territorios, conocerán de las cuestiones administrativas, en la forma y de la
manera que se prevenga en el reglamento que se expedirá con esta ley.

4. Habrá en el consejo de Estado una sección que conocerá de lo contencioso administrativo.


Esta sección se formará de cinco consejeros abogados que nombrará desde luego el presidente
de la República".

Por esta razón el conservadurismo insiste en la centralización de la justicia que caracterizó a las
etapas de dominio de este movimiento, y en la exclusión de la materia administrativa aun
cuando ésta tuviese la forma de audiencia judicial.

Podríamos entonces contemplar las decisiones que surgen de una casación y las habidas por
aplicación de los principios de un organismo de control de la constitucionalidad por un órgano
político, el Supremo Poder Conservador.

Linda Arnold resume las actitudes del Poder Conservador en las siguientes frases:

Los constituyentes centralistas procuraron también redefinir el gobierno con división de


poderes y mejorar la simplicidad de la trinidad; crearon dos instituciones nuevas: el Supremo
Poder Conservador, una cuarta rama del gobierno destinada a equilibrar la división de poderes
entre las otras tres ramas y un único Consejo de Gobierno, un cuerpo consultivo ejecutivo
independiente con el derecho de revisión legislativa y con atribuciones en el proceso de

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nombramiento y selección de funcionarios. El Supremo Poder Conservador, cuyos cinco
miembros habían de ser elegidos por plazos de dos años por las juntas departamentales
(cuerpos legislativos), tendrían el poder de declarar inconstitucionales las leyes, decretos y
decisiones de la legislatura, del Ejecutivo y de la magistratura nacionales, de suspender a la
Corte o al Congreso hasta por dos meses, de aprobar o vedar las reformas constitucionales, de
ordenar al presidente, a petición de una mayoría de las juntas departamentales, a formar un
nuevo gobierno; aprobar las elecciones senatoriales y declarar "la voluntad de la nación".

Las directrices de procedimiento para determinar la "voluntad de la nación" eran, en el mejor


de los casos, vagas. Sin embargo, para sumar fuerza a las decisiones y a las determinaciones
del cuarto poder, la ley 2, artículo 15, establecía que sus decisiones habían de ser obedecidas
inmediatamente, y quien las desobedecía estaría cometiendo un delito de alta traición.

Las resoluciones de este periodo de centralización obviamente aplican la casación que había
sido practicada en el México novohispano pero además acentúa sus caracteres en el
constitucionalismo español a través de la Constitución de Cádiz de 1812.

Las decisiones resultan sumamente interesantes por cuanto que se pretende continuar una
línea de centralización similar a la que tuvimos en la época del México novohispano pero digo
sólo similar por cuanto que en los siglos XVI y XVII hubo distinción entre reinos, gobernaciones
y municipios con la vigencia de tres audiencias de Cancillería Real y un numeroso grupo de
alcaldías municipales.

La centralización se acentúa en el siglo XVIII con la época de los borbones y con la formación
de las doce intendencias en el territorio mexicano.

La época antigua concluye con el acta de reformas de 1847 y con el surgimiento del juicio de
amparo precedido por el constitucionalismo del yucateco Crescencio Rejón y luego expuesto
en las líneas que hoy tenemos a través del otro ilustre jurisconsulto jalisciense don Mariano
Otero.

Al decir de Ignacio Mariscal "Los juristas tuvieron que hacer esfuerzos para amoldar el derecho
mexicano de raíces romanistas ciertos principios del common law anglosajón".6

II. SEGUNDA ETAPA

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La segunda etapa es lo que nuestros historiadores han llamado "época moderna de México"
podríamos pensar que ésta tiene su más amplio desarrollo a partir de la Constitución de 1857
en sus artículos 101 y 102. El primero consagra la distinción de dos jurisdicciones; la
jurisdicción federal y la jurisdicción local, el primero protege las garantías individuales,
mientras que el segundo desarrolla las líneas del juicio de amparo. Esta época moderna tiene
una especialísima importancia y quizá en la historia del derecho en México sea la parte central
de su desarrollo; porque las experiencias de don Benito Juárez cuando se elaboraron las leyes
reglamentarias de 1861 y 1869 hacen sobresalir el desenvolvimiento de la necesidad de
proteger a los mexicanos a través de las garantías individuales.

En el Constituyente de 1857, don Ignacio Ramírez propuso lo que después fueron los artículos
101 y 102 de la Constitución de 1857.

Véase a este respecto los debates que consigna Francisco Zarco:

El señor Ramírez confiesa que vacilaba antes de hablar, porque no hallaba por dónde empezar
sus objeciones, pero cree haber encontrado ya la embocadura del negocio, y se propone
demostrar que el sistema de la comisión es verdaderamente absurdo.

Lo que en realidad se quiere es que en lo de adelante los tribunales tengan la facultad de


derogar parcialmente las leyes y de revocar las órdenes de las demás autoridades. Las quejas
deben dirigirse siempre contra el ejecutor de las leyes o contra el funcionario que falte a sus
deberes, y éste es el camino para hacer efectiva la responsabilidad. Pero en el sistema
inventado por la Comisión, las quejas han de ser contra las leyes, para obtener su derogación a
favor de individuo determinado, resultando de aquí que el poder que derogue las leyes no es
el que las hace, lo cual es contrario a todo principio de jurisprudencia. Los fallos de los
tribunales van a ser excepciones de ley, y estas excepciones sólo debe concederlas el mismo
legislador. Los tribunales, pues, a título de juzgar, van a ser legisladores superiores a los
estados y a los poderes federales.

Cuando el juez pueda dispensar la aplicación de una ley, acaba la majestad de las leyes y las
que se den después, carecerán de todo prestigio, lo cual de ninguna manera puede ser
conveniente.

Casi todas las leyes contienen restricciones o taxativas que disminuyen un tanto las garantías
individuales. Pocas leyes habrá que el interés particular no denuncie como atentarías ante los
jueces, y así el poder legislativo se nulifica y se establece un absurdo en jurisprudencia.

El señor Moreno dice que, si bien no pueden negarse algunos abusos del poder judicial, es
sabido que el hecho no constituye el derecho y que el recuerdo de los abusos no ha de hacer
que se abandonen las disposiciones más bien calculadas. Se ha dicho que los tribunales van a

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ser un poder conservador, y, como tal los admite, porque no van a legislar sino a salvar la
Constitución y las garantías individuales. Es indudable que los congresos pueden excederse en
sus facultades, y se quiere que, para estos casos, de una manera pacífica encuentren garantías
los ciudadanos cuyos derechos se conculquen.

Es menester también que haya amparo contra las disposiciones inconstitucionales de los
estados y que este amparo sea efectivo y no ilusorio, como lo fue mientras la revisión de los
decretos de las legislaturas estuvo encomendada al senado. Cita en comprobación de sus
asertos algunos hechos ocurridos en Jalisco, que no tuvieron remedio, y entronizaron a una
facción, creando una dura tiranía doméstica, a pesar de las enérgicas representaciones de los
pueblos.

No cree que el poder judicial se convierta en opresor, y, si esto se teme porque se ensanchan
sus facultades, se dirá también que todos los poderes oprimen. Tampoco lo alarma que un
poder se encuentre frente a otro, pues de que todos se vigilen, de que todos defiendan sus
atribuciones, resulta el mantenimiento del orden legal.

Es necesario que los ciudadanos de los estados, que lo son de la República, encuentren amparo
en la autoridad federal contra las autoridades de los mismos estados cuando atropellen las
garantías individuales o violen la Constitución.8

Véase al efecto lo que indican los artículos 2 y 7 de la Ley Orgánica de los artículos 101 y 102
de 1861:

Art. 2o.

Todo habitante de la República que en su persona e intereses crea violadas las garantías que le
otorgan la Constitución o sus leyes orgánicas, tiene derecho de ocurrir a la justicia federal, en
la forma que le prescribe esta ley, solicitando amparo y protección.

Art. 11.

En él se limitará únicamente a declarar que la justicia de la Unión ampara y protege al


individuo, cuyas garantías han sido violadas, o que no es el caso del artículo constitucional, en
virtud de haber procedido la autoridad que dictó la providencia en el ejercicio de un derecho
reconocido por la ley.

Ignacio Mariscal nos da las primeras ideas sobre la creación de la jurisprudencia señala que era
indeseable la anarquía en la interpretación de la Constitución.

"Aun cuando las sentencias de amparo no deban tener para otros juicios toda la fuerza de
ejecutorias, no hay duda que servirán para ir fijando la inteligencia de la Constitución"

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Este afán de buscar la defensa de las garantías, les condujo, incluso a un centralismo cuando la
propia Corte consideró que el artículo 8 de la Ley Reglamentaria de 1869 era anticonstitucional
porque declaraba improcedente el juicio de amparo en cuestiones de casación.

El artículo 8 indicaba: "No es admisible el recurso de amparo en negocios judiciales".

A este respecto véase la sentencia de la Suprema Corte que amparó al juez Miguel Vega.

A principios de junio de 1869, la Suprema Corte declaró fundada la apelación del señor Gagern
para el efecto de que el Juez de Distrito de la ciudad de México diera entrada a su demanda de
garantías contra la Comandancia Militar que le incoaba un proceso judicial de este fuero.
Gagern había planteado un conflicto de competencia entre dicha Comandancia y un juez de lo
penal del orden común. Sin embargo, el juez común rechazó tener jurisdicción en el caso y
asumió la competencia la Comandancia Militar. Contra el procedimiento judicial militar que se
le seguía, el señor Gagern pidió amparo.

El Juez de Distrito desechó por improcedente la demanda de garantías de Gagern al reclamar


actos de naturaleza judicial, prohibido por el artículo 8 de la ley de amparo. Habiendo apelado,
por mayoría de un solo voto, la Suprema Corte de Justicia revocó el auto que había desechado
la demanda y ordenó al Juez que tramitara el juicio.

III. ÉPOCA DEL PORFIRIATO

La época del porfiriato se caracteriza por los extraordinarios votos de don Ignacio L. Vallarta en
donde se quita el aspecto político como fundamentación para rechazar los juicios de amparo,
es decir; no se examinan las condiciones ultra vires del ejercicio del poder, se reconoce el
poder como un poderío fáctico y por consecuencia la procedencia del juicio de amparo en
función de la necesidad de la defensa de la persona humana.

Véase a este respecto el voto de Vallarta:

Los hechos mismos que la demanda refiere y de donde toma la incompetencia de origen, está
demostrando con incontestable evidencia que ellos plantean cuestiones políticas, pero ni
siquiera una sola controversia judicial. El simple buen sentido se apercibe de que haber hecho
bien ó mal una, dos, tres elecciones, de que haber expedido una convocatoria dentro de un
periodo hoy disputado; de que haber reformado una Constitución en términos que no son
unánimemente aceptados, etc., etc., son cuestiones políticas por su propia naturaleza, que no
pueden tratarse y resolverse en un juicio, no ya sumario, en el que ni se oye al gobernador, al
congreso ó á quien quiera que debiera llamarse la parte contraria, pero ni aún en el ordinario
solemne, en que hubiera de citarse como reos a los tres13 administradores que Campeche ha
tenido desde 1879 hasta hoy. ¿Cómo pueden ser materia de un juicio, cómo pueden ser
controversias judiciales las cuestiones que versan sobre las relaciones políticas de los poderes
públicos, sobre la organización misma del Gobierno, las cuestiones que no afectan los
derechos reales ó personas de litigante alguno, y que no interesan a personas que pidan

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justicia, sino a partidos que luchan haciendo valer sus derechos políticos? ¿Cómo podría en un
juicio resolverse que son nulos los títulos de los poderes actuales, que lo han sido también los
de los poderes pasados y que lo son en consecuencia todos sus actos, para así nulificar uno
especialmente reclamado? El simple buen sentido, lo repito, y sin demostración alguna
científica, siente, como se sienten las verdades de evidencia, que esas cuestiones no son, no
pueden ser de la competencia judicial.

Esta magnífica época de la Suprema Corte de Justicia la estimo como una época central en la
historia de toda la Corte no sólo por el perfeccionamiento del juicio de amparo, que no analiza
las condiciones fácticas de las autoridades, sino también por otras dos características: la
primera de las cuales desgraciadamente no se cumplió y la segunda señaló el desarrollo del
juicio de amparo haciendo nugatorias las fracciones I y II del artículo 101 de la Constitución de
1857 (fracciones I y II del artículo 103 de la Constitución actual).

Según se desprende de la revista El Foro, la Corte tomó la resolución de ordenar que se


publicaran las sentencias, lo cual permitiría descubrir un método para encontrar el núcleo de la
sentencia.

"Se sugiere la publicación de las sentencias de los Tribunales citando al efecto lo que decía
Moulin que las leyes se masticaban en los colegios pero solo se digerían en el foro".

Se sugería no publicar únicamente las sentencias de los tribunales federales sino aun la de los
tribunales locales.

Desgraciadamente no se cumplió con este intento de verdadera jurisprudencia; y sólo


tardíamente, a la luz de la Ley de Amparo de 1836 se ordenó la publicación de un resumen de
cinco resoluciones iguales o de tesis sobresalientes, lo que impide estudiar el núcleo de las
decisiones.

La otra nota característica de esta Corte es que desconoció la personalidad de las comunidades
indígenas, con ello; se desechó su legitimación para actuar en juicio.

Véase a este respecto la sentencia del 6 de agosto de 1881, tomado de La Suprema Corte de
Justicia a principios del porfirismo; sentencia en la que se reproduce el criterio de desechar el
amparo con la pretensión de juzgar el origen político de la autoridad.

¿Tienen los Tribunales Federales competencia para juzgar de los asuntos políticos, cuando un
particular los lleva a su conocimiento, queriendo darles naturaleza judicial? El artículo 109 que
impone a los Estados la obligación de adoptar la forma de gobierno republicano,
representativo, popular, no autoriza a los Tribunales para resolver las cuestiones políticas, que
nazcan de la inobservancia de ese precepto, porque ellas caen bajo la jurisdicción de los otros
Poderes, y el judicial no puede usurpar las atribuciones del legislativo y del ejecutivo, sin que
desaparezca la división que entre los tres establece el artículo 60. El amparo procede aún
contra las autoridades de facto. Examen de las doctrinas de la jurisprudencia norteamericana
sobre estos puntos. Interpretación de los artículos 50 y 109.16 Vallarta estaba en lo correcto,
desgraciadamente no aceptó que las comunidades indígenas pudieran actuar colectivamente.
Merece, sin embargo, especial mención por su decisiva importancia en la materia de terrenos
de comunidades indígenas, que son de los que exclusivamente se trata en este juicio, sin

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considerar otros que no están en sus mismas condiciones, la circular de 19 de diciembre de
1856, porque sin agregar una palabra más, ella demuestra que aunque tales comunidades, en
su carácter de corporación perpetua, no son ya capaces del derecho de propiedad, no pueden
existir más, porque es incuestionable que no debe tolerarse su subsistencia;17 sin embargo,
los indígenas que las formaban, son hoy los dueños de los bienes que ellas poseían, bienes que
entre éstos deben repartirse: después de reconocer el derecho de los arrendatarios de los
terrenos de comunidad para pedir su adjudicación, conforme a la ley, continúa ordenando
esto el legislador: en cuanto a los arrendados... se ha acordado que se repartan entre los
mismos indígenas, con tal sujeción a lo establecido en la circular del 9 de Octubre y posteriores
concordantes... Es de creerse que los terrenos arrendados han de ser muy pocos en
comparación de los que quedan para repartir; de manera que los indígenas contarán siempre
con los necesarios sin perjuicio de recibir el importe de los réditos que se adjudiquen á los
inquilinos.

Con estos preceptos tan terminantes como ineludibles quedó plenamente reconocida la
propiedad de los indígenas en los bienes de sus extinguidas comunidades, propiedad que les
da el derecho de repartirse los terrenos no arrendados, y de percibir los réditos de los
arrendados vendidos como desamortizados; y de esta manera el legislador respetó a la vez que
esa propiedad, el principio que para la desamortización adoptó, el de adjudicar al arrendatario
los terrenos de las corporaciones civiles o eclesiásticas. No se puede desear resolución que
con más fijeza deje bien cimentada esta verdad fundamental en la materia que me ocupa: la
corporación amortizadora dejó de existir para el efecto de poseer o administrar bienes raíces;
pero los individuos que la componían, le sucedieron en los derechos que a esos bienes tenía. Y
semejante resolución, repetida siempre que se trataba por una parte de mantener ese
principio, y por otra de conservar garantizada esa propiedad, da testimonio del propósito
inquebrantable del legislador sobre un punto que debe considerarse como capital en la
desamortización de los terrenos de comunidades indígenas: el reparto de los no arrendados, la
adjudicación de los arrendados, con la calidad de que los mismos indígenas perciban el rédito
de los capitales que constituyan el precio de la venta. Esto le da al amparo un aspecto
puramente individualista. La Ley Orgánica en los artículos 103 y 107 constitucionales de 1936
fue tardíamente reformada admitió el amparo en materia agraria, pero no lo vinculó con la
necesidad de las defensas de las minorías locales y por lo tanto impidió el desarrollo de un
amparo que luchase por el equilibrio constitucional. Podría caracterizarse al Porfiriato como
una centralización del poder. Esto se manifiesta a través de las decisiones de la Corte.
Actualmente está centralización continúa.

Sobresalen a este respecto las decisiones de la Corte en la aplicación de las Leyes


reglamentarias de 1861 y 1869 así como las habidas en el Porfiriato durante la aplicación del
Código Federal de Procedimientos Civiles. El hecho de considerar que la materia de amparo
caía dentro del procedimiento federal no es criticable, por cuanto que pretendía con esto
establecer la superioridad y el equilibrio que resulta de la defensa de los derechos humanos.

IV. TERCERA ETAPA. EL MÉXICO CONTEMPORÁNEO

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Esta tercera etapa se caracteriza porque a través de la Constitución de 1917 en los actuales
artículos 103 y 107 constitucionales se pretendió primero vagamente una defensa de la
Federación y con las reformas que hubo a las leyes reglamentarias del juicio de amparo se
fueron adecuando los avances jurisprudenciales de la Suprema Corte de Justicia.

Es preciso que el estudioso ponga atención en las reformas que sufrió la Ley de Amparo
actualmente vigente, es decir la de 1936; todas ellas fueron inspiradas en resoluciones
jurisprudenciales de la Corte. Ningún desarrollo de lo jurídico surgió como generación
espontánea, todo fue resultado de una magnífica acentuación de lo jurídico sobre lo político.

En los primeros años posteriores a la Constitución de 1917, esto es, la Corte en los años 1917 a
1920 se plantearon dos problemas: el primero fue que la primera Corte tenía un rezago de
asuntos pendientes de resolución y el segundo que la propia Corte en la interpretación y
aplicación de los artículos 27 y 123 constitucionales adoptó una actitud conservadora.

Esto quiere decir que las primeras resoluciones no aceptaron ni la restitución ni dotación de
tierras, por otro lado vieron a las juntas de conciliación y arbitraje como juntas que emitían
meras recomendaciones.

En la época del cardenismo según se desprende de los informes de gobierno y mensajes


presidenciales, el Ejecutivo federal influye en la Corte para admitir la aplicación del Código
Agrario de 1934 y así mismo para fundamentar el decreto expropiatorio de las compañías
petroleras después de que la Corte el 2 de diciembre de 1939 denegó todo lo esencial al
amparo solicitado por las compañías.

Puede decirse que las interpretaciones del artículo 27 y 123 fueron protectoras hacia los
campesinos y obreros principalmente a partir del cardenismo.

Mas estas resoluciones de la Corte y de los tribunales federales a pesar de su bondad no


olvidaron el criterio individualista marcado por Vallarta en el siglo XIX.

Quiero decir con esto que no se vinculó la protección del campesino con la producción efectiva
de una agricultura que mirase con ahorro y previsión el futuro. La protección al obrero no se
relacionó con el desarrollo sano de una empresa y digo sano porque debió haberse respetado
a las empresas que produjesen y conservasen las condiciones ecológicas.

Por esta razón califico a estas decisiones del Poder Judicial como individualistas, no importa
que se protejan a los grupos de campesinos y de obreros, si de esta protección no resulta,
simultáneamente, una producción total de la agricultura y de la industria que abarque la
totalidad de las regiones estatales.

En una palabra mientras no se hagan efectivas las fracciones I y II del artículo 103
constitucional y no se protejan las minorías que influyen en la vida del país y en la totalidad del
desarrollo, no estaremos en presencia de una Federación sana que proteja la unidad nacional
en sus condiciones ecológicas y de verdadera producción; además de los grupos minoritarios
en las jurisdicciones locales.

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El federalismo debe entenderse como defensa de las minorías, entendidas éstas como grupos,
a efecto de lograr un equilibrio constitucional.

Finalmente el estudioso debe poner atención en el desarrollo que se tiene cuando se reformó
(en 1996) el artículo 105 constitucional; fecha en que fueron admitidas las controversias
constitucionales y las acciones de inconstitucionalidad.

Las controversias constitucionales no tienen a nuestro entender sino una aplicación del
federalismo, en realidad no son sino las controversias que surgen con motivo de los límites
entre los estados o por la presunta invasión de competencias a la Federación o de ésta a las
competencias de los estados.

Por esta razón resultan estas controversias constitucionales muy importantes en el desarrollo
de lo jurídico en el México contemporáneo.

Las acciones de inconstitucionalidad quedaron establecidas en las reformas de 1996, en razón


de que es necesario establecer un mecanismo de control en la Federación por medio de los
partidos políticos o a través de la actuación política de los distintos poderes.

Sin embargo, en estos casos se ha admitido un control político de la Constitución, no un


control jurídico.

Digo que es un manejo político por cuanto que en estricto sentido el respeto de las
competencias federales y locales deberían quedar en manos de los particulares a través de una
acción del propio particular. Para esto se requeriría el reconocimiento de dos ciudadanías: la
ciudadanía mexicana y la ciudadanía del lugar en donde se habita en cada estado.
Desgraciadamente una práctica no muy clara señala como ciudadanía local la del lugar en
donde se ha levantado el acta de nacimiento y no la vivencia fáctica. La circunstancia del
levantamiento de un acta del registro civil no es, a mí parecer, un elemento esencial en el
manejo de la ciudadanía local puesto que se puede tener un acta de registro civil en un estado
X y sin embargo no conocerlo ni haber vivido sus problemas. La vivencia real, el lugar en
donde se tiene la ciudadanía, la residencia es lo que caracterizaría la verdadera ciudadanía
local.

Cuando se tienen las dos ciudadanías, la local y la federal, se podría entonces poner en manos
de los particulares las acciones de control difuso de la constitucionalidad; cuando se hieren los
intereses legítimos de los particulares obviamente se dañan los intereses de la comunidad.

Es de desearse que en esta historia de las decisiones de la Corte y del Poder Judicial surja una
auténtica aplicación de las fracciones II y III del antiguo artículo 101 de la Constitución de 1857,
obra de don Ignacio Ramírez y que, por consecuencia surja un auténtico equilibrio

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constitucional para mantener la unidad nacional al defender a la federación o para resolver los
problemas difíciles de las minorías locales.

Hago votos para que la interpretación del artículo 105 de la actual Constitución de 1917 se
interprete jurídicamente pues solo así lograremos un auténtico dominio de lo jurídico.

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1.4 NORMAS DE CODUCTA

El ser humano es un ser social que por su misma naturaleza necesita de la convivencia con las
personas que lo rodean; por ello, a lo largo de la historia se han establecido normas y leyes
que rigen su comportamiento. Cada sociedad ha creado sus propios sistemas de normas al
tomar en cuenta las condiciones que el tiempo y espacio presentan en un determinado
momento; estas reglas cambian de acuerdo con el proceso evolutivo de las sociedades. La vida
social del hombre se rige por diversas normas que son necesarias para regular la conducta de
éste en sociedad con la finalidad de vivir armónicamente y, en caso de contravenirlas, emitir
una sanción. A continuación, se mencionan las características y clasificación de las normas.

Estas son normas jurídicas, las leyes, que confieren poderes, obligaciones o prohíben acciones
determinadas. También los códigos legales, las normativas judiciales, los ordenamientos
legales y todas las normas que rigen la sociedad y que provienen de la autoridad jurídica.

Las normas jurídicas poseen tres características esenciales que las distinguen de las demás,
tales como:

Son heterónomas. Es decir, son impuestas al individuo por la colectividad misma, o sea, por
una entidad ajena a sí mismo, desde “afuera”.

Son coercibles. El cumplimiento de estas normas se refuerza mediante educación y castigo ya


que el estado que vela por su comportamiento posee el monopolio de la violencia.

Son bilaterales. Involucran a dos partes: el individuo sujeto a la norma y la parte encargada de
velar por el cumplimiento de lo establecido en ella.

Por otro lado, muchas normas jurídicas reflejan y provienen de normas morales. Por ejemplo la
noción de derechos de animales proviene de las normas morales de los últimos tiempos y ya
comienzan a reflejarse en algunos países.

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