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Promoción de la salud y

prevención de la enfermedad

Material (extracto) elaborado en base a Documento: Promoción de la salud y


prevención de la enfermedad, Universidad Europea de Madrid, S.L.U.
Promoción de la salud y prevención de la
enfermedad

Introducción

En muchas ocasiones, las personas no saben realmente cuales son los hábitos o conductas que
deben adoptar para conseguir un estilo de vida saludable, sobre todo cuando padecen una
determinada enfermedad. Es por esto que la educación para la salud se convierte en una
herramienta fundamental para mejorar de la calidad de vida a través de la promoción de la
salud y prevención de la enfermedad y para mejorar o recobrar el estado de salud cuando están
enfermos. Es labor de los profesionales sanitarios el desarrollar acciones para fomentar la salud
y el autocuidado en las personas.

Aspectos centrales:

1. El concepto de Salud.
2. La promoción de la salud y la prevención de la enfermedad.
3. La Educación para la Salud y el rol del educador.
4. El autocuidado.

1.- El concepto de salud

Inicialmente, se entendía por salud la ausencia de enfermedad. Esto, ya que era un concepto
negativo que no tenía en cuenta todos los aspectos que abarca la salud, por lo que, a lo largo
de los años, la definición ha ido evolucionando.

La Organización Mundial de la Salud (OMS, 1946) tiene en cuenta ya todas las dimensiones de
la persona, definiendo la salud como “el estado de completo bienestar físico, mental y social
y no solamente la ausencia de enfermedad”.

Terris (1980) añade, a la definición que dio la OMS en 1946, el aspecto de que la salud implica
no solamente el estado de bienestar físico, mental y social, sino también la capacidad de
funcionamiento.

Salleras (1985) desarrolla una definición dinámica en la que refleja diferentes grados de estados
entre la salud y la enfermedad: “la salud es el logro del más alto nivel de bienestar físico,
mental y social y de capacidad de funcionamiento que permitan los factores sociales en los que
viven inmersos el individuo y la colectividad”.

Proceso de salud-enfermedad

En la definición de Salleras, se parte de la base de que entre el óptimo de salud y la muerte


prematura, hay diferentes niveles o estados en los que se puede ir perdiendo la salud y entrar
en el estado patológico recobrando de nuevo un estado de bienestar, lo que se puede denominar
proceso continuo de salud-enfermedad.

En el momento en el que la pérdida de salud no es irreversible y es progresiva, nos podemos


encontrar con la muerte prematura. En este continuo, no hay una separación absoluta entre
salud y enfermedad, pues entre ambos extremos existe una zona neutra donde no se puede
diferenciar entre un estado normal o patológico.
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enfermedad

Figura 1. Proceso de salud-enfermedad, Salleras (1985). Fuente: Promoción de la salud y


prevención de la enfermedad, Universidad Europea de Madrid, S.L.U.

Determinantes de la Salud

El paso bidireccional entre la salud y la enfermedad se puede producir en función de los


llamados
determinantes de la salud.

Lalonde (1974) estableció cuatro factores que influían en la salud/mortalidad de la población.


Se denominaron “determinantes de la salud”, y pueden definir el punto en el que se encuentra
una persona en el proceso de salud–enfermedad:

1. Factores ambientales: trabajo, vivienda, medio próximo, economía…


2. Estilos de vida y conductas: hábitos de consumo (tabaco, drogas, alimentos) y hábitos
de actividad (ejercicios, actividad sexual, actividades de riesgo).
3. Biología humana: procesos fisiopatológicos, deficiencias en determinados procesos.
4. Sistema Sanitario: disponibilidad y accesibilidad, coste, prioridad asistencial,
evaluación y control de efectivos.

De todos ellos, sobre el que menos se puede influir y modificar es el de la Biología humana,
mientras que los otros tres se pueden cambiar de una manera más sencilla con diferentes
acciones relacionadas con la Educación en la Salud.

Relevancia de los determinantes de la Salud

A partir del Informe Lalonde de 1974, en el que se observó que los recursos sanitarios se
centraban mayoritariamente en un único determinante de la Salud (Sistema Sanitario, con el
95%) y que este no era el factor más determinante en la mortalidad de las personas (11%), se ha
producido un cambio de sentido y se están focalizando las actuaciones sobre el estilo de vida
(a través de la promoción, prevención y educación), ya que este es el que representa un mayor
peso en la mortalidad de los individuos.
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Figura 2. Factores que determinan el estado de una persona dentro del proceso salud-
enfermedad. Salleras (1985). Fuente: Promoción de la salud y prevención de la enfermedad,
Universidad Europea de Madrid, S.L.U.

Por tanto, la salud es una variable influenciada por diferentes factores o determinantes que
condicionan el nivel de salud. Estos factores no están aislados, sino que están relacionados con
el modo de vida de cada país y de la sociedad y las poblaciones que lo integran. Las condiciones
de vida y las opciones personales que cada grupo, familia o individuo elige, estarán relacionadas
con sus características biológicas, residencia, trabajo, hábitos, normas, valores, nivel
educativo, etc., y constituyen lo que se denomina estilo de vida.

2.- Promoción de la salud y prevención de la enfermedad

La promoción es “el proceso que proporciona a las poblaciones los medios necesarios para
ejercer el máximo control sobre su propia salud y así poder mejorarla” (Carta de Ottawa,
1986).
La OMS (2016) incluye que la promoción de la salud engloba un gran número de actuaciones
sociales y ambientales para proteger y beneficiar la salud y la calidad de vida mediante la
prevención.
La promoción de la salud está orientada a mantener y mejorar la salud, mientras que la
prevención de la enfermedad está orientada a evitar hábitos y factores de riesgo que pueden
inducir o desarrollar una enfermedad.

Niveles de intervención

Dentro del proceso salud-enfermedad, puede haber distintos momentos en los que se puede
intervenir para desplazar la balanza hacia la salud, estableciendo de esta manera los diferentes
niveles preventivos que se presentan a continuación, junto con su respectiva intervención:

✓ Periodo pre-patogénico: en la que el individuo está sano, sin enfermedad (sin signos
ni síntomas).
• Promoción o prevención primaria: evitar la aparición de la
enfermedad.
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✓ Periodo patogénico-fase preclínica: en la que el paciente ya está enfermo (no tiene


sintomatología, pero sí que puede tener signos que demuestren que está enfermo). En este
punto, el individuo puede no saber que está enfermo.
• Prevención secundaria: detección precoz de la enfermedad y frenar
su evolución.

✓ Periodo patogénico-fase clínica: periodo en el que se manifiestan signos y síntomas


de la enfermedad, los efectos de las acciones y tratamientos ante la enfermedad.

• Prevención terciaria: reducir complicaciones y secuelas.

El químico-farmacéutico, como parte del equipo de profesionales de la Salud, puede


intervenir en todas y cada una de las etapas a través de diferentes acciones:

1.- Promoción: fomentando estilos de vida saludable y ofreciendo alternativas, por ejemplo:
dietas saludables, control del peso.
2.- Prevención: puede proporcionar planes educativos y ofrecer alternativas y seguimiento,
por ejemplo: disminución del tabaco, reducción del consumo de alcohol, seguimiento y control
de la presión arterial, seguimiento y control de los niveles de azúcar, informar sobre el control
del cáncer de colon o de mama, uso racional de medicamentos.
3.- Tratamiento: ofreciendo consejo farmacoterapéutico sobre cómo tomar la medicación,
seguimiento de la adherencia al tratamiento, detección de reacciones adversas o interacciones
a medicamentos.
4.- Rehabilitación: ofreciendo consejos de cuidados posteriores y educación de cómo retomar
una vida saludable, seguimiento y control de enfermedades crónicas, educación en
enfermedades crónicas recién diagnosticadas.

3.- Educación para la Salud (EpS) (I)

Según la Organización Mundial de la Salud (1969) “la educación sanitaria se basa en inducir a
las personas a adoptar y mantener las costumbres de una vida sana, a utilizar razonablemente
los servicios sanitarios puestos a su disposición y también a tomar decisiones, individual y
colectivamente, para mejorar su estado de salud y el del medio en que habitan”. Un
comportamiento sano puede ser la solución a algunos problemas de salud.

Las características globales de la Educación son (Perez et al., 2006):

✓ Una acción preparada, pensada y orientada a objetivos iniciales enfocados en el


paciente/familiar y la patología. No puede ser una acción espontánea e improvisada.
✓ Es una actividad integral con la finalidad de desarrollar capacidades, abarcando el
saber, el saber ser y el saber hacer. No es solo transmitir información, sino desarrollar
habilidades y competencias.
✓ Debe ser una acción gradual, dinámica y consistente en el tiempo. No es una
actividad puntual y aislada.
✓ El estudiante es el elemento activo que toma las decisiones finales, mientras que el
educador solo promueve e interviene, pero no toma decisiones. El formador no exige ni
obliga.
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A través de la Educación para la Salud se puede conseguir que se promuevan conductas


positivas de salud dirigidas a que:

✓ Los individuos entiendan y comprendan su comportamiento, para posteriormente


modificarlo buscando las mejores opciones a su situación.
✓ Un mayor entendimiento de cómo el comportamiento puede afectar a la salud. Si se
toma conciencia de esto, será más fácil el cambio.
✓ Se reconozca la salud como un valor fundamental, y se le dé el valor y la
importancia necesarios, dándole prioridad.
✓ Se motive a las personas para que se involucren, de esta forma el compromiso del
cambio es mayor.
✓ Los individuos tomen sus propias decisiones, incrementando su empoderamiento.
✓ Se modifiquen los hábitos y conductas insanas de forma más permanente.

La información es la base para el cambio posterior: Es importante que inicialmente el


individuo conozca los problemas de la pérdida de salud, entienda el proceso por el cual aparece
la enfermedad y, después, reconozca la salud como un valor fundamental. Esto lleva a un
cambio en la actitud y comportamiento. Si previamente no sabe y no entiende por qué tiene
que modificar determinadas costumbres, nunca hará dichos cambios fundamentales.
De las múltiples definiciones existentes, se puede señalar que el objetivo de la Educación
para la Salud es modificar en sentido favorable:
✓ Los Conocimientos.
✓ Las Actitudes.
✓ El Comportamiento.

Educación para la Salud (EpS) (II)

Cualquier persona, ya sea una persona sana o enferma, un cuidador o familiar, puede participar
en la Educación para la Salud.

Esta participación puede ser:

1. Individual.
2. Grupal.
3. Comunitaria.

La Educación para la Salud se puede ofrecer a cualquier persona/grupo independientemente


de su estado de salud, edad, cultura, nivel socio-económico, sin embargo, estos aspectos hay
que tenerlos en cuenta porque van a determinar la orientación de la Educación, ya que no es
lo mismo preparar a personas sanas que a enfermas. Además, hay que diseñar el contenido y
determinar el método en función de la edad para conseguir una mayor motivación. En este
sentido, una persona joven puede no haber adquirido hábitos insanos en su vida cotidiana y
tiene una capacidad de aprendizaje mucho más rápida que una persona anciana. El nivel
cultural, social y económico también es necesario considerarlo a la hora de diseñar las sesiones
educativas para hacerlas comprensibles y realistas.
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La Educación no tiene límites, pero sí que se debe adaptar a las características particulares de
los individuos a los que va dirigida, ya que Una Educación efectiva es aquella que se adapta a
las características del educando.
Los ámbitos de actuación de la Educación para la Salud son:

1. Contexto escolar
2. Contexto laboral
3. Contexto comunitario
4. Contexto de atención domiciliaria

El Educador

Todos los profesionales de la Salud se ocupan de dar apoyo a las personas para mejorar sus
conocimientos sobre Salud, por lo que todos ellos deberían practicar la Educación Sanitaria
cuando desempeñan su trabajo. De esta forma, enfermeros, farmacéuticos y, por supuesto, los
agentes de Salud comunitarios, pueden incrementar la eficacia de la atención de Salud (OMS,
1989).

Como educador sanitario se considera a todas aquellas personas de la comunidad que apoyan
que los individuos adopten conductas positivas de salud. No necesariamente deben ser personas
dedicadas exclusivamente y de forma especializada a la Educación Sanitaria, sino que durante
su actividad laboral pueden encontrar buenas oportunidades de comunicación y acción en este
sentido. En concreto, el personal sanitario tiene conocimientos, actitudes y conductas para ello.
De la misma manera, se necesita tener formación para poder ser un buen educador (habilidades
de comunicación, técnicas y metodologías docentes y gestión de personas y sentimientos)
(Pérez, Echauri, Ancizu y Chocarro, 2006).

Podemos encontrar dos tipos de profesionales sanitarios en función de su implicación con la


Educación para la Salud:

1.- Educador con rol pasivo: El profesional sigue los hábitos que promueven y difunden con el
ejemplo, pero no interviene activamente en acciones, ya que no encuentra momentos en su
día laboral para ponerlo en práctica.
2.- Educador con rol activo: El profesional interviene realizando acciones educativas. Estas
acciones pueden ser directas o indirectas:
✓ Participación indirecta: cuando lo hace utilizando medios de comunicación de masas
(TV, radio, periódicos), lo que permite acceder a un gran número de personas en grupos o
colectivos con una única intervención y de forma impersonal.
✓ Participación directa: cuando lo hace personalmente y directamente (diálogo o
entrevistas).

El químico-farmacéutico, como integrante de un equipo multidisciplinario de profesionales


sanitarios, tiene un papel muy importante en la promoción de la salud y la prevención de la
enfermedad a través de la Educación en la Salud. Es uno de los profesionales que está más
cerca de la persona sana y del enfermo, permitiéndole diseñar y poner en práctica una serie de
acciones que el resto del equipo no puede. En este punto, es necesario que conozca al equipo
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multidisciplinario y que esté coordinado con él para no repetir funciones, transmitir la misma
información al paciente y no crear confusión.

El educador es un experto en materia de Salud y, por lo tanto, debe ser un facilitador que ayuda
y apoya en el aprendizaje del individuo o la colectividad.

Un educador debe:

1. Proporcionar información.
2. Programar, planificar, realizar y evaluar actividades.
3. Motivar a la persona o los grupos en todos los sentidos.
4. No debe persuadir ni coaccionar.
5. Fomentar la participación, la involucración y la toma de decisiones de forma libre.
6. Dar ejemplo, poniendo en práctica todo lo que difunde.
7. Ser capaz de estar formado en metodología educativa.
8. Favorecer el proceso educativo.
9. Crear un clima de confianza y de aprendizaje para conseguir buenas relaciones
educador- educando.
10. Tener capacidad de actualización para conocer las últimas técnicas de aprendizaje e
innovar.

Competencias y actitudes del educador:

1. Ser paciente y adaptarse al perfil de la persona o grupo evitando los prejuicios, ya que
no todos son capaces de cambiar sus comportamientos a la misma velocidad y de la
misma manera.
2. Debe ser líder sin imponer.
3. Empatizar con el individuo y su situación.
4. Capacidad de innovar con nuevos métodos de educación y tecnologías de comunicación.
5. Detectar de los problemas de salud.
6. Tener habilidades de comunicación, gestión de personas y sentimientos para conseguir
una comunicación clara.
7. Coherente con lo que difunde y ser ejemplo aplicando la teoría en su práctica propia
cotidiana.
8. Trabajo en equipo multidisciplinario y coordinación con el resto del equipo de salud
(enfermeros, médicos, nutricionistas)

Habilidades del educador:

1. Análisis racional.
2. Toma de decisiones.
3. Comprensión empática.
4. Escucha activa.
5. Comunicación.
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6. Autocontrol emocional.
7. Manejo de conflictos.
8. Negociación.
9. Ayudar a pensar.
10. Resumir.
11. Conducción de reuniones.
12. Reforzar positivamente.
13. Manejo de grupos.

14. Manejo de recursos.

4.- El autocuidado

Una de las finalidades de la Educación Sanitaria es que el propio individuo se haga responsable
de su propio proceso de salud–enfermedad, fomentando el autocuidado. El autocuidado puede
definirse como la actitud y aptitud para efectuar de una manera voluntaria y sistemática,
actividades encaminadas a mantener la salud y evitar enfermedades; en el caso de padecer una
de ellas, adquirir el estilo de vida más adecuado para frenar el progreso. Consejo General de
Colegios Oficiales de Farmacéuticos (2017).

Las Ventajas del autocuidado están asociadas a:

✓ Reducir la incidencia de patologías graves que suponen un elevado coste en recursos


al sistema sanitario.
✓ Mejorar la calidad de vida del paciente, sobre todo en pacientes con enfermedades
crónicas.
✓ Mejorar el manejo de las enfermedades (hay una mayor compresión de la
enfermedad).
✓ Mejorar el control de las enfermedades y disminuir el uso de medicamentos y de
demanda asistencial.
✓ Incrementar la seguridad del paciente.

Es importante tener en cuenta que una persona solo se cuidará adecuadamente si posee los
conocimientos, capacidades, confianza y motivos para ello. La información, por excelente que
sea, no es suficiente.

Es por ello que el autocuidado no solo depende de la actitud del individuo o paciente, sino que
el profesional sanitario tiene un papel fundamental en ella a través del entrenamiento del
paciente.

Estrategias de apoyo al autocuidado:

✓ Educación: es fundamental enseñar al paciente, es decir, proporcionarle el


conocimiento y las posibilidades que tiene. En este punto, son importantes las
habilidades de comunicación y la relación que se establece entre el educador y el
paciente. Para un buen entendimiento se deben expresar claramente los sentimientos
y las necesidades, y poder hablar de los conflictos y escuchar. Las respuestas que
proporcione el educador deben ser adecuadas a los sentimientos, informaciones o
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peticiones de aclaración que tenga el educando. De esta forma, se podrá saber cuál es
la información que necesita el paciente y cuáles son las mejores estrategias para
abarcar su problema de salud concreto.

✓ Empoderamiento del paciente: proceso por el cual las personas consiguen un mayor
control sobre las decisiones y acciones que afectan a su salud (OMS, 1998). Dependiendo
del paciente, es probable que inicialmente no sepa ni quiera tomar una decisión por
inseguridad o desconocimiento. El empoderamiento del paciente puede ser un proceso
progresivo en el que inicialmente se le proporciona información y poco a poco se trabaja
la seguridad y confianza en sí mismo hasta que finalmente sea capad de valerse por sí
mismo.

Lo anterior tendrá como consecuencias:

✓ Negociación y acuerdos sociales (constructo social): se pueden ir marcando objetivos


progresivos a los que se debe de comprometer el paciente, y el educador hacer
seguimiento hasta conseguir un empoderamiento total.
✓ Consideración de aspectos bio-psico-socio-culturales: hay que tener en cuenta no
solo la enfermedad, sino también la situación social, cultural, económica y psicológica
del paciente.
✓ Desafía nuestros recursos personales: ya que no todos los recursos valen para todos
por igual, pues depende del paciente y de su situación.
✓ La Red social del autocuidado: el autocuidado no tiene por qué ser una acción
individual, sino que puede ser colectiva agrupando a los individuos que se encuentran
en la misma situación.
✓ Contraparte/conductas autodestructivas: hay que eliminar este tipo de conductas,
ya que no ayudan al autocuidado. Hay situaciones en las que pacientes con muy poca
autoestima pueden tener este tipo de sentimientos, por lo que deben ser detectados.

Factores negativos que afectan a los profesionales de la salud y que impiden que desarrollen
actividades de educación y apoyo al autocuidado

El profesional sanitario debe tener las herramientas y el ambiente adecuados para poder realizar
sus funciones, y hay determinados factores que lo impiden. Es útil conocerlos para poder
trabajar sobre ellos, impedirlos y crear un contexto propicio para que el educador realice las
acciones necesarias.

✓ La falta de pautas y mecanismos de autocuidado para el educador, que por


desconocimiento no lo pone en práctica.
✓ El trato directo con pacientes y familiares, que muchas veces conlleva grandes
demandas emocionales, puede afectar emocionalmente al educador.
✓ El contacto con la enfermedad y la muerte: las dificultades diagnósticas y el fracaso
terapéutico hacen complicado el cómo transmitir la información.
✓ La sobrevinculación emocional: es importante que el educador tenga una visión
objetiva.
✓ La falta de mecanismos de autorregulación emocional: el educador tiene que tener
herramientas para controlar sus emociones y las emociones del educando.
Es necesario que el individuo sea capaz de incluir en su vida cotidiana el autocuidado,
para ello, es necesario que el paciente desarrolle una serie de competencias:
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✓ Autoestima: es la valoración que hace una persona sobre sí misma y sobre lo que piensa
y siente, abarcando percepciones, pensamientos y juicio sobre uno mismo. El hecho de
tener una buena autoestima fortalece al individuo, viéndose capaz de enfrentarse y
resolver problemas de salud, proporcionando confianza y valor en uno mismo.
✓ Empoderamiento: conlleva que el propio paciente sea capaz de tomar sus propias
decisiones una vez que tenga toda la información. Bien es cierto que no todos los
pacientes se sienten lo suficientemente seguros, fuertes y confiados como para
emprender un proyecto, por lo que el educador puede ir implantando y programando
diferentes actividades, buscando objetivos cada vez más ambiciosos y generando
procesos participativos de forma gradual, y que poco a poco la persona vaya asumiendo
pequeñas responsabilidades y cuidado de sí mismo.
✓ Habilidades de control personal: el autocuidado es una acción voluntaria que implica
un compromiso, en el que el propio individuo se hace responsable de realizar
determinadas acciones en favor de su salud, lo que conlleva a cambiar muchas hábitos
y conductas, que en ocasiones requieren de mucho esfuerzo y control personal.

Bibliografía.

Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos. (2017). Autocuidado de la salud.


Portalfarma. Recuperado de
http://www.portalfarma.com/Ciudadanos/Destacados_ciudadanos/Paginas/Autocuida
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Lalonde, M. (1974). A new perspective on the health of Canadians [PDF file]. Ottawa,
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Organización Mundial de la Salud. (1989). Educación para la salud. Manual sobre educación
sanitaria en atención primaria de Salud. Ginebra, Bélgica.

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Organización Mundial de la Salud. (1998). Health Promotion Glossary. Ginebra, Bélgica.

Perez. M.; Echauri M.; Ancizu E. y Chocarro J. (2006). Manual de educación para la salud.
Navarra: Gobierno de Navarra.

Primera Conferencia Internacional sobre Promoción de Salud. (1978). Declaración de Ottawa


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Salleras Sanmartí, L. (1985) Educación sanitaria. Principios, métodos y aplicaciones (1ª ed.).
Madrid: Díaz de Santos.

Terris, M. (1980). Tres sistemas mundiales de atención médica. Cuadernos Médico Sociales,
14, 27–35.

Material (extracto) elaborado en base a Documento: Promoción de la salud y


prevención de la enfermedad, Universidad Europea de Madrid, S.L.U.

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