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¿Qué es la razón?

Estudiante: Carlos Silva Gálvez


Para el filósofo Immanuel Kant, la razón es el cuestionamiento y/o rechazo sobre lo
establecido y el medio para poder entender el mundo, comprendido como un despertar del sueño
dogmático. Dogmas y normas que la iglesia eclesiástica dictaminaba figurándolas como verdades
moralmente correctas, pero no fue hasta el siglo ilustrado, que se reemplazó lo bueno por lo que
es validado por procedimientos empíricos, rompiendo así la noción de santidad, desplazando a
Dios por la ciencia. No obstante, la razón no es un estado, meta o suerte de paradigma, es un
proyecto, un camino constante y sin fin por el que se quiere alcanzar la luz (conocimiento), y que a
su vez, está intrínsicamente relacionado con permitirnos ser libres, azarosa tarea según Kant,
pues, “esta incapacidad es culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia sino de
decisión y valor para servirse por sí mismo de ella sin la tutela de otro” (Kant, 1988, p. 249),
entonces el uso público de la razón conllevaría despojarnos de nuestra naturaleza de pupilo,
dificultad de rechazar lo establecido que solo algunos pueden superar.
Pero tras el paso de los años, esta concepción de racionalidad fundada en el siglo XVIII fue
quedando obsoleta con la irrupción de la industrialización, fenómeno socioeconómico que se
desarrolló de manera heterogénea globalmente durante el siglo XVIII-XIX, y que transformaría
radicalmente, no sólo el método de producción de bienes, sino también la forma en como nos
desarrollamos en el mundo, dando paso a una razón instrumental, que, según Galafassi (2002, p.
6) “se expresa en la ideología del progreso, que al no existir ya límites a la progresión de nuestro
conocimiento, no existe tampoco a la progresión de nuestra potencia y de nuestra riqueza”.
Háyase aquí la relevancia de la ciencia como un instrumento de dominio, que nos permite,
mediante sus categorías teóricas eternas, alcanzar un manejo y explotación tanto de la naturaleza,
como de los mecanismos económicos y sociales. Restándole cabida, a diferencia de Kant, al
aspecto ético de los fines para darle total consideración a la producción de bienes, a tal punto que
se convierten los fines en medios, es decir, la sociedad materializa de sobremanera sus objetivos y
metas debido a la alineación capitalista, que otorga un valor añadido a lo material, que resignifica
entonces el sentido de la vida en la acumulación de riquezas.
A partir de este contexto industrializado e instrumental, Horkheimer discierne entre dos tipos de
razón, la subjetiva y la objetiva. La primera corresponde a aquella capacidad de sistematizar,
calcular y adecuar los medios para alcanzar un fin dado, principalmente la autoconservación,
“quedando los objetivos por alcanzar como una cuestión de poca importancia respecto a la
indagación de si son o no razonables” (Galafassi, 2002, p.10). En cambio, la razón objetiva implica
un pensar filosófico metódico que sentará una estructura universal para todos los ámbitos de la
vida, quitando espacio a toda especulación y reflexión sobre estos mismos, siendo entonces, “un
lugar de subordinación” (Galafassi, 2002, p.11).

Referencias Bibliográficas
Galafassi, G. (2002). La teoría crítica de la Escuela de Frankfurt y la crisis de la idea de razón en la
modernidad. Contribuciones desde Coatepec, (2), 4-21.
Kant, E. (1988) ¿Qué es la Ilustración? En: Filosofía de la Historia. México: Fondo de Cultura
Económica.

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