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*ENEMIGOS DEL CORAZÓN*

Así como un corazón enfermo físicamente puede destruir tu cuerpo, un


corazón enfermo emocional y espiritualmente puede destruirte y arruinar tus
relaciones.
Durante los próximos cinco días, permite que te ayude a buscar dentro de ti
cuatro enemigos comunes del corazón: *la culpa, el enojo, la avaricia y los
celos*, y que te enseñe a eliminarlos.
*Devocional Día 1*
*"El Volcán en Ebullición"* _Leer: Mateo 15:1-20_
Tenemos la costumbre de monitorear nuestro comportamiento mientras
ignoramos en gran medida nuestro corazón. Después de todo, ¿cómo controlas tu
corazón? No puedo desviarme mucho en mi comportamiento sin que alguien me
llame la atención. Pero ¿qué sucede con mi corazón? Eso parece un poco más
complicado.
Jesús expresó algo que todavía tiene enormes implicaciones en la
actualidad: *«Lo que sale de la boca viene del corazón»,* y luego añadió: *«Del
corazón salen los malos pensamientos».*
El corazón es un misterio. De hecho, un profeta preguntó sobre el corazón:
*«¿Quién puede comprenderlo?»* (Jeremías 17:9). Buena pregunta. La
implicación es que nadie puede; con lo cual estoy de acuerdo. E incluso si
comenzamos a entenderlo, ciertamente no podemos controlarlo, y esa es una
razón más por la cual debemos aprender a monitorearlo. Así como la actividad
sísmica de un volcán inactivo, lo que no conoces puede hacerte daño.
 De repente alguien pide el divorcio.
 De repente, las calificaciones de un niño disminuyen y su actitud cambia.
 De repente, un pasatiempo inofensivo se convierte en un hábito destructivo.
 De la nada, palabras devastadoras traspasan el alma de un ser querido
desprevenido.
Todos lo hemos visto, lo hemos sentido, incluso lo hemos causado. Tal
como Jesús predijo, lo que se origina en lo oculto de nuestros corazones no
siempre permanecerá como un secreto. Al final se abre paso en nuestros hogares,
centros de trabajo y vecindarios.
El corazón se descubre en cada conversación. Dicta cada relación.
Nuestras propias vidas emanan del corazón. Vivimos, somos padres, lideramos,
nos relacionamos, nos enamoramos, confrontamos, reaccionamos, respondemos,
instruimos, dirigimos, resolvemos problemas y amamos, y todo sale del corazón.
Nuestros corazones impactan la intensidad de nuestra comunicación. Ellos
tienen el potencial de exagerar nuestras sensibilidades e insensibilidades. Cada
esfera de la vida se entrelaza con lo que está sucediendo en nuestro corazón.
Todo pasa por el corazón hacia donde sea que vaya. Todo.
Necesitamos el valor para pedir al Padre celestial que nos ayude a cuidar,
comprender y purificar nuestro corazón. Él está ansioso por responder y
mostrarnos cómo reemplazar viejos y malos hábitos del corazón por otros nuevos
y mejores que con el tiempo nos harán más como *Su Hijo.*
En los próximos cuatro días de estos devocionales, estaremos analizando
los cuatro enemigos del corazón que todos enfrentamos.
_¿Qué revelan tus pensamientos, tus palabras y tus acciones recientes
sobre lo que está pasando en tu corazón? Pregúntale a alguien cercano a ti su
opinión sobre esto también._

Lo que contamina al hombre

(Mr. 7.1-23)

15  Entonces se acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo:

¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se


lavan las manos cuando comen pan.

Respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento

de Dios por vuestra tradición?

Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al


padre o a la madre, muera irremisiblemente.

Pero vosotros decís: Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi ofrenda a


Dios todo aquello con que pudiera ayudarte,

ya no ha de honrar a su padre o a su madre. Así habéis invalidado el


mandamiento de Dios por vuestra tradición.

Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:



Este pueblo de labios me honra;
Mas su corazón está lejos de mí.

Pues en vano me honran,
Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres. m

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Y llamando a sí a la multitud, les dijo: Oíd, y entended:

No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto
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contamina al hombre.
Entonces acercándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los fariseos se
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ofendieron cuando oyeron esta palabra?

Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será
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desarraigada.

Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán
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en el hoyo.

Respondiendo Pedro, le dijo: Explícanos esta parábola.


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Jesús dijo: ¿También vosotros sois aún sin entendimiento?


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¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la


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letrina?

Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre.
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Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios,
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las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.

Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin
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lavar no contamina al hombre.


*Devocional Día 2* _Enemigo del Corazón *CULPA*_
*"Confiesa"* _Leer: 1 Juan 1:5-10_
El primer enemigo del corazón es la *culpa*. La culpa es el resultado de
haber hecho algo que percibimos como incorrecto. El mensaje de un corazón
oprimido por la culpa es *«¡tengo una deuda!»*.
Piensa en el hombre que se escapa con otra mujer y abandona a su familia.
Sin darse cuenta en ese momento, le ha robado algo a cada miembro de su
familia. A su esposa le ha robado su futuro, su seguridad financiera y su
reputación como esposa. Desde la perspectiva de sus hijos, este hombre les ha
robado sus Navidades, sus tradiciones, su seguridad emocional y financiera, sus
cenas en familia, y así por el estilo.
Ahora, el hombre que hizo todo esto no piensa en términos de lo que ha
tomado. Al principio, él piensa en lo que ha ganado. Sin embargo, la primera vez
que su hija le pregunta por qué ya no ama a mamá, su corazón se conmueve. Él
ahora se siente culpable. Papá tiene una deuda.
Pagar esa deuda es lo único que puede liberar a un corazón culpable de su
peso de culpabilidad. Las personas pagan, sirven, ofrendan e incluso oran para
liberarse de la deuda. *No obstante, ninguna suma de buenas obras, ni el servicio
comunitario, ni las donaciones caritativas ni los domingos en un banco de la iglesia
pueden aliviar la culpa*. _Es una deuda y debe pagarse o cancelarse para que el
corazón culpable experimente alivio._
*¿Cómo logras cancelar tu culpa?* La respuesta está en uno de los
primeros versículos de la Biblia que memoricé cuando era niño: _1 Juan 1:9_. *«Si
confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos
limpiará de toda maldad»*.
*La confesión tiene el poder de romper el ciclo de pecado, y al igual que la
mayoría de los remedios medicinales, funciona cuando se aplica de forma
correcta.* La aplicación adecuada ocurre cuando confesamos nuestros pecados,
no solo a Dios, sino también a las personas a las que hemos lastimado.
*Las personas culpables, por lo general, son ofensores frecuentes*. Y
mientras estés llevando un secreto, mientras trates de aliviar tu conciencia
diciéndole a Dios cuánto lo sientes, te estás preparando para repetir el pasado.
Sin embargo, si comienzas a confesar tus pecados a las personas contra las que
has pecado, es probable que no retrocedas ni vuelvas a cometer esas faltas.
Confiesa a Dios y a los demás, y eliminarás a este enemigo de tu corazón.
_¿De qué te sientes culpable? Confiesa tu pecado a Dios y a quien hayas
herido. Hazlo hoy._

1 Juan 1:5-10
Reina-Valera 1960
Dios es luz

Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay

ningunas tinieblas en él.

Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no


practicamos la verdad;

pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y

la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.

Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la


verdad no está en nosotros.

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros


pecados, y limpiarnos de toda maldad.

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Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no
está en nosotros.

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