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- Comentarios finales.

La meta principal de realizar la presente investigació n, fue conocer en qué


medida los usuarios de la playa está n dispuestos a pagar para financiar su
conservació n y mejora ambiental; en tal sentido, si se observa el monto obtenido
para la má xima DAP, correspondiente a 22,90 Bs. (USD 5,33), se pueden realizar
algunas reflexiones importantes, y es que dicho monto podría parecer bajo o alto
dependiendo del punto de vista de donde se le mire.

Después de realizadas las 400 observaciones y construido el modelo


econométrico para obtener la má xima DAP a través del aná lisis de regresió n
logística, la ú nica variable socioeconó mica de los usuarios con marcada
influencia sobre la má xima DAP resultó ser la variable Ingreso Mensual Total,
situació n para nada irregular pues como se hizo menció n anteriormente, es
resultado comú n cuando la població n objeto de estudio posee niveles de ingreso
bajos; entonces, de tal situació n, surgen las siguientes interrogante: ¿Se puede
considerar la població n objeto de estudio como una població n de bajo nivel de
ingreso? ¿Constituye tal situació n una barrera importante para que se lleve a
cabo un sistema de pagos por servicios ambientales en la playa?, al respecto se
puede discutir lo siguiente:

Por una parte se tiene el tema del Ingreso Mensual Total de los usuarios de la
playa, donde la mediana de la distribució n estadística refleja ingresos menores a
los 2.000,00 Bs. (USD 465,12), y esto, comparado con el valor de la canasta
alimentaria normativa en el país, que se ubicó en un promedio anual de 1.560,00
Bs. (USD 362,80), má s los gastos complementarios que tengan los usuarios en su
vida cotidiana, quizá refleje el por qué del valor de la má xima DAP si se piensa
que dicho valor es bajo. Es decir, los usuarios de la playa definitivamente
razonaron en funció n de su relació n ingreso - gastos mensuales, tal y como ha
ocurrido en investigació n previas donde se estudio la disponibilidad a pagar por
conservar otros bienes ambientales.

Ademá s, es de notar que existen otras variables del usuario que no resultaron
ser significativas para explicar la má xima DAP, pero que indirectamente pueden
estar ligadas a ella, como lo es el hecho de que una marcada mayoría de los
usuarios conozca al menos un lugar alternativo a la playa; y es que aunque la
playa San Luís posee una belleza escénica excepcional, Sucre es un estado que
cuenta con innumerables playas que resultan quizá má s atractivas por estar
menos intervenidas, tal es el caso de algunas de las playas del Parque Nacional
Mochima, como Playa Blanca, Manare y Las Maritas.

Cabe resaltar que aunque no se pretendió registrar impresiones individuales


durante la aplicació n de las encuestas, era notable ver la preferencia de los
usuarios por estas playas cuando se les preguntó si conocían o no algú n lugar
alternativo; fue muy comú n notar la reacció n de los usuarios, que indicaban que
esas playas se encuentran en mejores condiciones, hay menos presencia de
usuarios los fines de semana y el agua y arena se encuentran má s limpias; pero
en contraparte se quejaban de lo costoso que es trasladarse hacia esas playas, y
el alto costo de los servicios como la comida y el alquiler de toldos y sillas, y por
tal motivo visitaban con má s frecuencia la playa San Luís.

A tal situació n debería prestá rsele especial atenció n, pues la playa San Luís
posee la gran ventaja de estar ubicada dentro de la poligonal urbana de la ciudad
de Cumaná , por lo que tiene asegurado la visita de gran cantidad de usuarios,
sobre todo de aquellos que no pueden costear el traslado y el pago de los
servicios en las demá s playas del estado, pero que sí podrían pagar una cantidad
fijada si se les demuestra con resultados concretos que su aporte va dirigido
realmente a mejorar y conservar la playa.

Dicho monto, en caso de que se establezca el sistema de pago, debería ser menor,
al menos al principio, al determinado en la presente investigació n, por ejemplo
10 Bs. (USD 2,33), monto que por una parte solo representa el 0,5% del ingreso
de la mediana de los usuarios, y que por otra casi el 80% de los usuarios se
mostró abiertamente dispuesto a pagar. Posteriormente, este monto podría irse
incrementando una vez observado el comportamiento del sistema, que pudiese
coincidir con el resultante en otras experiencias previas a nivel mundial, donde
una vez que el usuario observa una clara mejoría en las condiciones del á rea, se
incrementa paulatinamente su disponibilidad a pagar, convenciendo incluso a un
porcentaje de la població n que se encontraba reacia inicialmente.

Finalmente, dos aspectos que deben respetarse en caso de llevarse a cabo el


sistema de pagos son, primeramente el organismo o institució n encargado de
recibir y administrar los recursos monetarios provenientes de los aportes, que
en este caso resultó ser una ONG, situació n que no es de extrañ ar pues en la
totalidad de las investigaciones consultadas a nivel mundial y nacional, los
usuarios de bienes ambientales, por lo general, muestran desconfianza en las
instituciones del estado; sin hacer juicios de valor al respecto, se sugiere acatar
esta recomendació n o estudiar la formació n de algú n organismo mixto, tal y
como se ha hecho en otras partes del mundo con resultados exitosos. Por otra
parte, es importante que la totalidad del dinero recaudado vaya destinado a
mejorar y conservar la playa, recomendablemente, atendiendo a la lista de
prioridades que los mismos usuarios escogieron y que se mostró en el apartado
anterior de la presente investigació n.

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