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a) La unción viene sobre aquellos que tiene hambre y sed de ella, Hechos 4:31.
Nota: El Espíritu Santo ya había sido derramado en el capítulo dos, pero ahora
vemos una nueva unción que vino para hablar con mayor poder la Palabra del
Señor.
Ellos anhelaban más de Dios, querían más unción para ser más efectivos en el
avance del Reino de Dios… además se acercaron a Dios con fe, clamaron al Señor
creyendo que él podía darles más y eso recibieron.
La unción del Espíritu Santo es una marca o sello muy importante para ejercer el
ministerio, por eso debe ser cuidada y apreciada, el apóstol Pablo dijo: "Y el que nos
confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios" 2 Corintios 1:21.
También debemos tener en cuenta que la unción que el Señor nos da nos afirma en
sus caminos, nos da nuevas fuerzas y nos abre el entendimiento para conocer y
comprender mucho más las cosas del Señor, por eso dice la Escritura "Pero vosotros
tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas" 1 Juan 2:20.
Nota: Un ejemplo de esto lo vemos en Marcos 6:3-6 "¿No es éste el carpintero, hijo
de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también
aquí con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él. Más Jesús les decía: No
hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa.
Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos,
poniendo sobre ellos las manos. Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Y
recorría las aldeas de alrededor, enseñando".
Aquí vemos que la unción que estaba sobre el Maestro no fue reconocida ni
apreciada por lo que se perdieron sus bendiciones. Esto contrasta con el caso de
Eliseo, quien apreciaba la unción, valoraba la unción y anhelaba una doble porción y
le fue concedida.
David fue ungido en tres ocasiones: por Samuel para el llamado, por las autoridades
de Judá para gobernar el sur de Israel, y luego por las autoridades de las tribus para
gobernar toda la nación. La unción debe ser valorada y cuidada, porque sí la
administras bien, el Señor te entregará más.
Camina con Dios y sea sobre ti el aceite del Señor "En todo tiempo sean blancos tus
vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza" Eclesiastés 9:8.
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