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Juntos estamos original de Pan Xiaotong

A finales de 2019 y a comienzos de 2020,


el coronavirus nos acometió, y en casa nos quedamos todo el pueblo.
Desconocido es este invierno,
y en la ciudad silenciosa, sólo se oye la voz del viento…

En el momento de reunión de todas las familias, unos optaron por despedirse agitando
las manos.
Debido al agresivo brote del virus, optaron por avanzar contra la corriente algunos.
Aun con los ojos llenos de lágrimas, no se resignaron a la cobardía ellos.
Las médicas heroicas se cortaron el pelo largo, en las mejillas las mascarillas les dejó
heridas.
Los ángeles en túnica blanca, policías civiles, ¨esteticistas¨ de la ciudad,
repartidores, soldados, ¨hombres araña¨ del ferrocarril,
padres y madres, esposos y esposas, hijos e hijas,
e individuos y comunidades…
¿Quién de ellos es valiente de naturaleza? Todo es por el apoyo del amor.
¿Quién de ellos es todopoderoso? Es que sólo están haciendo todo lo posible.
Revestidos de armadura, sois todos superestrellas.

Cerrada la ciudad, su antigua prosperidad queda suspendida;


silenciosa, ella parece una bebé dormida.
Los héroes toman una decisión determinante y dolorosa, y en este momento, el silencio
pesa más que la voz.
La gente de todas las familias permanece en casa, viendo amanecer y atardecer por la
ventana y contemplando las diferentes fases de la luna.
La luz de todas las familias converge en una vía láctea, donde se plasman su espera y su
esperanza.
Es una lucha de vida o muerte
y una historia triste, pero a la vez alegre, de dolor y amargura.

Un cable de red, el amor está en sus dos extremos.


¨Frente a la epidemia, a través de mensajes se saludan¨;
¨hacer videollamadas por internet también realiza la unidad de la familia¨.
La computación en la nube, el análisis de los macrodatos,
la consulta médica en línea, la enseñanza a distancia,
la distribución por dron y la identificación sin contacto.
Cientos de millones de chinos¨ inician su sesión de Arena de valor¨ y ¨luchan en equipo¨.
Cuando suena el himno nacional,
a nosotros, normales y corrientes pero extraordinarios, nos bulle la sangre en las venas;
iluminamos la noche, y en el crudo invierno encendemos el fuego.

Claro, además, vosotros, a quienes no olvidamos.


No olvidamos que Islamabad, en medio de plagas de langosta, todavía nos prestó una
generosa ayuda con todo lo que tenía; que nuestro amigo del norte, Rusia, descargó las
asistencias y se marchó en silencio; que Japón y Corea del Sur nos animaron con el verso de
¨Aunque las colinas y riachuelos nos separan, la luna y el viento unen nuestros corazones¨;
que Myanmar nos ofreció su arroz, Chile, su fruta, y Mongolia, 30 mil ovejas; y que los
saludos y las bendiciones nos llegaron de todos los rincones del mundo. Cuando soltasteis ¨
¡Fuerza Wuhan, fuerza China! ¨, estábamos convencidos de que nadie quería un mundo
hundido en la pesadilla.
Nosotros, vivimos juntos en la aldea global; nosotros, estamos tan unidos como una
familia.

En todo el mundo la epidemia se está expandiendo agresivamente,


y el virus se está transmitiendo indiscriminadamente,
todo es tan brusco, y tan imprevisto.
Tal vez lo desdeñarais,
ahora no os descuidéis, porque el virus está esperando el momento cuando bajéis la
guardia;
Tal vez, cuando los rumores corren por todos lados, difíciles de discernir,
estéis tal como estábamos,
desconcertados, inquietos, desanimados, y nerviosos.
no os preocupéis, ¡cuanto más miedo tengáis, más fuertes os volveréis ¡

Partimos de nuevo, y nos ponemos en el camino…


Aunque acabamos de superar la mayor dificultad,
para la amistad, su mejor respuesta es la misma.
Estamos aquí, las enfermedades no nos pueden separar;
estamos aquí, estamos tan unidos como una familia.
Cuando se oye en las calles de Roma la Marcha de los voluntarios
y en España #GraciasChina sigue siendo un tema candente en internet,
perded cuidado, porque siempre estamos con vosotros,
cogidos de la mano, ¡que no haya más pérdida de vidas!

Vivimos pruebas crueles,


y revivimos de las guerras,
la penuria no fue capaz de debilitar nuestra voluntad,
¡ni tampoco será una excepción esta vez!
Perseverad, mis hermanos,
tened cuidado, mis compañeros de armas,
por lo lodoso que sea el camino, juntos lo pisaremos,
por lo duro que sea el sufrimiento, juntos lo soportaremos,
por lo poca que sea la alegría, juntos la compartiremos,
por lo tenue que sea la luz, bajo la cual juntos quedaremos conmovidos.
El alba romperá el cerco de la noche,
no os rindáis, y en el destino os esperaremos.
Este es un invierno lleno de historias.
Cuando completamente termine la epidemia, respiremos sin mascarillas
y quedaremos otra vez en las orillas de la Isla de Loro y en la Torre de la Grulla
Amarilla;
cuando todo recupere su normalidad, respiremos como queramos.
Entonces, nos reuniremos en primavera, y diremos lo que aún no hemos terminado, hasta
que nuestra voz se vuelva ronca.

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