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Hola a todos lectores! ¿Qué tal?

Aquí les traigo la historia de uno de nuestros


personajes, Pedro y su primera vez.

Aviso: Esta historia y sus personajes son ficticios. Cualquier parecido con la realidad
es pura coincidencia de Pedro sobre su primera vez.

Disfruten!

………………………………………………………………………………………………...

El Urdaneta

Era Pedro, un chico blanco de buen cuerpo, delgado y muy bien vestido, con el cabello
corto bien peinado de tonos dorados, una viva imagen del Arcángel Miguel, con un porte
que al primer momento causaba deseo, lascivia e interés en las mujeres, y luego desilusión
al escucharlo hablar. Tal sería el porte del muchacho y el impacto que causaba (y él mismo
lo sabía) que le causaba gracia ver como la expresión facial de las chicas pasaba de bobas a
asombro e incluso enojo al escuchar el dejo “gay” cantado en su voz varonil.

Sin el estereotipo común de los integrantes de su colectivo, lo cierto es que Pedro sabía
desde chico que le gustaban los hombres. Desde quinto grado, por más bullying sano que le
hicieran sus compañeros, por más cartas y mensajes intercambiados con sus compañeras de
clase, por más chistes con sus amigos de cómo besar a la chica que llegara a gustarle, lo
cierto que la única vez que sintió ganas verdaderas e impulso de besar a alguna persona fue
a su compañero de clases en la escuela.

Habían tenido clases de educación física y luego el profesor les dio permiso de jugar un
partido de futbolito. Después de recrearse un rato el profesor los envió a él y a Kevin a
guardar los balones, que luego de hacerlo mientras volvían al patio Kevin dijo que tenía
ganas de orinar, que aprovecharan porque después de entrar la maestra no los dejaría salir
de nuevo.

Luego ya de pie Pedro frente al urinal y Kevin frente al inodoro en la cabina, terminando
rápido el primero, volteó a ver porqué se tardaba tanto.

-Apúrate chamo, que van a entrar a clase y nosotros todavía estamos aquí- dijo Pedro

- Ya va mano, que me está costando mear- respondió Kevin

-Ah pues, gafo. ¿Te da pena orinar en la poceta? Si quieres te sientas como las niñas-
-Niña serás tú pajuo- se enojó Kevin y siguió:

-¡Nooo loco! Mira la verdad es que me acordé de una película que tenía mi papá en la casa,
donde había un tipo cogiéndose a una tipa por atrás, y se me paró el pipí jajaja,

-¿Y?-

-Que ahora quiero orinar y no puedo-

Pedro se estaba impacientando. La maestra era muy estricta con el horario de entrada a
clases, además había notado un movimiento extraño por parte de Kevin.

-¿Ya vale, pero por qué te mueves así? ¿que estás haciendo?-

-Una paja-

-Cochino, pajero jajaja-

-Nojoda Pedro cállate, que quiero orinar y ya me está doliendo, y sé que hay que hacer esto
porque mi hermano cada vez que agarra esas películas se le pone así también y él se la
hace para bajársela-

Así, estuvo un momento, y de pronto:

-Pedro-

-¿Qué?-

-Ven a ver cómo me hago la paja-

-Nojoda peazo e’ loco, anda a joder a otro-

-Dale pendejo- Kevin salió con el pene entre las manos.

-¡Deja vale!-

Kevin empezó a reírse viendo la reacción huidiza de Pedro

-Ay vale, te da miedo, mira se pone nervioso-

-Deja Kevin gafo-

-Que es bobo, un hombre no se apena ni se huye viendo otro desnudo, somos indiferentes,
ahora que si se te para a ti viendo otro machete, ahí si tenemos un caso…eres como Jane
viendo a Tarzán en pelotas jajaja-

Kevin se estaba divirtiendo, haciendo el mismo juego que veía en su casa entre los hombres
de su familia:
-Eres... marico, eres ma-ri-co,-respondió Kevin cantando.

-¡No!

-Eres marico, te pone nervioso verle el guevo a los tipos…te pones como una niñita-

Pedro se estaba enojando, pero se sentía un poco intimidado por Kevin, era un poco más
grande y fuerte, por lo que dudaba en enfrentarlo directamente y tampoco quería pelear. Ya
la situación era muy incómoda y decidió salir du una vez por todas:

- Deja de decirme marico- Pedro puso una cara seria.

-MA-RI-CO-respondió Kevin.

Esto terminó de ofuscar a Pedro, que por tratar de salir de la situación se enojó y empezó a
retar a Kevin diciéndole: -¡Sí! Si soy marico, soy marico, ¿te muestro cómo soy marico?-

Pedro corrió hacia Kevin, que se quedó estático ante la repentina explosión de Pedro, llegó
y tratando de tomar su cara, Kevin empezó a esquivarlo, y luego al atraparlo contra la
puerta del cubículo, brincó y brincó intentando alcanzar con su boca a la de Kevin que era
más alto.

–Mira, soy marico, te voy a hacer marico a ti también- dijo mientras le lanzaba besos con
enojo, hasta que en una de esas, Kevin que ya se había cortado un poco del juego y se
tapaba la erección, se inclinó un poco tratando de esconder el pene con sus manos, Pedro
aprovechó y tocó sus labios con los de Kevin, que se quedó inmóvil por el asombro.

Entre la emoción y la rabia, Pedro le daba más besos y lo atrapó con su cuerpo mientras le
decía -“mira cómo soy marico, y el marico te atrapó, ¿qué eres tú entonces, ah? –

Inconscientemente, se quedaron así como por un minuto y luego Pedro bajaba sus manos
intentando atrapar el pene de Kevin, llegó a tocarlo con su mano derecha y se lo jaló. La
tensión del jalón hizo que Kevin tuviera una erección descomunal.

Mientras Pedro se estaba riendo por dentro. Acababa de voltear la situación y ahora el
asustado era Kevin pues entre los juegos machistas de su casa nunca habían llegado a ese
extremo, y nadie tenía esa reacción. Intentaba zafarse pero el calor de la mano de Pedro lo
frenaba, era una sensación rara, como tocarse él mismo pero con otro calor corporal. Pedro
bajó su vista, y entre las emociones encontradas, se dio cuenta al mismo tiempo que era la
primera vez que veía un pene ajeno, y más tocarlo, y de paso darse cuenta que era mucho
más grande que el de él.
Soltándolo se separó de golpe, sólo para darse cuenta de que estaba excitado. Y esa
sensación no abandonó su mente.

Al salir del baño, Kevin no habló con él más nunca en su vida. Lo evitaba y pronto se fue
dando cuenta que sus compañeros lo evitaban también. Y cuando trataba de ligar con
alguna chica lo veían raro, sin él comprender por qué. Al mismo tiempo Pedro cambio, un
sentimiento extraño, el recuerdo del baño, intentando vivir su vida como si nada, pero el
recuerdo siempre estaba. Acostado en su cama, inconscientemente se tocaba evocando la
sensación del pene en sus manos, y se imaginaba “qué hubiera sido si los dos estuviéramos
desnudos y cuando lo encaré tanto… podían chocar entre sí los penes”…

-¡NO!- dijo Pedro intentando borrar el pensamiento.- A mi me gusta Luisa, mi amiga. Que
tiene su cuca y para eso es el mío, para ponerlo ahí. Chocar con otro no sirve, ¡no soy
marico coño!-

Pero fue creciendo, y junto con eso la curiosidad de saber cómo serían los penes de sus
compañeros. Un día no pudo evitarlo y empezó a espiarlos en los baños, se fijaba en el
color y comparaba con el suyo. Pero fue un error. Sus amigos empezaron a huirle incluso
dejaron de frecuentar los baños a los que él iba, pues en su ensimismamiento era demasiado
evidente que los estaba espiando.

Luego se dio cuenta que sólo tenía esa sensación de querer besar a otros hombres, y se
excitaba al pensarlo, al estar solo con ellos, cosa que ni siquiera sintió al besar a una mujer
por primera vez, aunque fuera para practicar. Ya se masturbaba pensando en hombres,
incluso en la verguita de Kevin (vergota para él). En las reuniones y fiestas jugaba al juego
de la botella, y besaba sin pena a sus amigas, pero si le tocaba algún hombre, se cohibía y al
mismo tiempo se excitaba imaginando.

Ya casi a punto de graduarse del liceo, por medio de una conversación de compañeros de
clase llegó la noticia que cambió su vida. Estaba comprando unas empanadas en la cantina
cuando escuchó a un grupo de chamos populares sentados en un banquito cercano:

-Miren webones, les voy a contar una vaina arrechísima que me dijo mi abuelo-

-¿Qué vaina? ¿Que no aceptaba nietos pargos?- lo interrumpió uno

-No, me dijo que mosca con tus panas porque siempre hay uno medio marico oculto-dijo
señalando al que lo interrumpió-

Pedro iba a irse pensando que era otra estúpida conversación de jóvenes, pero escuchó de
nuevo al chico proseguir-
-No locos miren, me contó que de la ciudad donde él vivía, en Caracas, como era difícil
conseguir porno, había un cine que pasaba puras películas xxx. Pero lo importante no era
eso, sino que el cine era usado como burdel-

-Verga… ¿y no venderían curda también?- dijo uno en tono chistoso

-Lo interesante sería saber si las pajas salían en blanco y negro- dijo el primer chistoso.

-jajaja- estallaron todos en carcajadas.

-Miren, el me cuenta chamo que iba a ver y el cine era burda de oscurito, y casi siempre
estaba vacío o con muy poca gente. Lo normal era ir a echarse una manuela, pero llegó un
momento en que las putas empezaron a aprovechar y hacer negocios-

-cónchale tremenda oferta, una entrada y con mamada incluida-

-jejeje, más o menos, el asunto es que casi todo el mundo que no quería ver revistas que era
lo que más se podía podías conseguir más barato por fuera, moría en ese cine. Y llegó un
momento en que aparte de las putas, el cine se empezó a llenar de gays chamo-

-Claro, cuando entró tu abuelo-

-Cállate la boca gafo, nojoda chamo si sigues en esa no cuento más un coño pana-

-Ah vaina pues no mamaguevo si quieres te pongo yo este micrófono en la geta pa que
hables bastante.-

-No chamo así yo no sigo-

-Ya vale déjalo habla, es más toma hazme una segunda anda a comprarte unos frescos en la
cantina-

-Mande patrón- dijo el bromista y se fue.

-¿Ajá viste?-

-¡PELUCHE!- le gritaron todos al unísono al que se fue.

-bueno sigue contando pues-

-Bueno, llegó entonces un día en que casi todo eran tipos, las putas empezaron a perder
clientes porque llegaban esos maricos malucos a descargarse en el cine. Y llegaban jóvenes
según y que a explorar y terminaban cogidos por curiosos y “salíos”.-

-Verga pana qué salados, como decir que fueron a buscar cobre y encontraron guevo-
Estallaron las risas. A todo esto Pedro escuchaba atento todo lo que decían, le pareció
interesante, e imaginarse lo que hacían en esas salas… en esto llegó el comprador
tomándose un refresco y dejando otros al grupo.

-Gracias jalabola-

-De nada mami- le dijo el otro

-Bueno chamo y así era la vaina el cine pasó a ser un puterío. Él me dijo: “tenías que tener
plata guevon, sino te ibas era a hacer la paja nada más, las putas cobraban caro. Y tenías
que estar mosca, porque los maricos habían agarrado la costumbre de disfrazarse de
mujeres, suplantando a las putas”-

-Na´guara loco, ¿y todavía existirá ese cine?-

-Sí, ¿por qué? ¿quieres ir a probar machete bobo?-

-Ya carajo es en serio-

-bueno parece que sí, no sé el nombre pero dice que está en la Avenida Urdaneta, o era el
cine Urdaneta, total no me acuerdo, pero es muy famoso el sitio y único de ese tipo, el que
iba llegaba rapidito-

Pedro no podía creer lo que escuchó, era como una señal. Tenía que sacarse esas dudas
como fuera, ya no aguantaba. Al irse a su casa planeó un viaje, pasó por las oficinas del
Fontur a comprar tickets de pasaje estudiantil, unos extraurbanos, y listo. El fin de semana,
aunque tuvo que mentirle a sus padres, y nunca había viajado solo, se montó en el expreso
que iba Caracas.

Tampoco el viaje era muy largo, más o menos hora y media. Al llegar y salir del terminal,
ya se sentía perdido. La ciudad, todo era distinto a la suya, mas viniendo de un sitio llano a
uno montañoso. Subidas, callejones, largas colas de carros y por supuesto muchísima gente,
que se apretujaban en las aceras. Caminando y tropezando con la gente, y un poco apenado
por lo que buscaba, dio con un viejito, y sacándole conversación se las ingenió para
preguntarle de un sitio, usando como punto de referencia el mencionado cine.

-¿Entonces qué buscas chamito?

-Voy para un sitio, me dieron como punto de referencia un cine, Urdaneta creo que se
llama-

-¿El Urdaneta? ¿Buscas eso?-

-Sí, me dijeron que llegara y me iban a buscar, que es por ahí cerca-

-Ah ok, bueno tienes que hacer esto…-


Al fin tuvo la información, apuró el paso. Disfrutaba la vista, el lugar frío, las autopistas, el
metro, un montón de cosas desconocidas pero imponentes. La zona llamada El Silencio,
con sus edificios históricos con más de setenta años. Cuando vino a ver, se hallaba ya
enfrente del lugar, y no sabía qué hacer.

Estaba viendo la entrada. Era extraño, no como la actualidad donde los cines forman parte
de los grandes centros comerciales. Aquel era un cine antiguo, estilo vintage y de sala
única. En sus inicios fue uno de los más prestigiosos, donde se transmitían todo tipo de
películas y en función contínua. Hasta que con el pasar de los años fue relegado por los
grandes cines nuevos, sobreviviendo de, los pobres diablos birriondos que buscaban
descargarse, otros montarle cacho a la mujer. La época de “Garganta Profunda” Cuantos no
fueron descubiertos ahí y sacados bajo tremendo peo.

Estaba Pedro buscando la manera de entrar, y encontró el momento cuando el guachimán se


apendejeó y pasó corriendo por debajo del mostrador.| Qué ambiente. Todo viejo y un poco
destartalado, pero con un aire retro increíble. Pósters de películas porno setenteras, pelo y
pelo, títulos como “Dulce y Cálida Luisa”, “Pastel para el Amor”, “El Erótico Mundo de
Silvia” y esa aura vieja con butacas espaciosas. Pero a diferencia de las nuevas salas, esta
era enorme, con más de 500 butacas.

Entró nervioso, pero al mismo tiempo emocionado, tenía la adrenalina a mil, y más cuando
se encontró con un primer plano en la pantalla de una orgía de sexo oral. Avistaba las
butacas, grandes espacios vacíos, algunos con gente ocupando sillas en fila, hombres solos,
parejas hetero, incluso de novios, un par de lesbianas al fondo besándose mientras un tipo
las observaba. Aquello era “el paraíso” del descubrimiento. Rápidamente se sentó en un
espacio vacío.

Estaba un poco impaciente pues no sabía qué hacer. Al entrar los usuarios más cercanos
voltearon todos a verlo. Algo paradójico, pensando que más bien deberían estar absortos en
la pantalla en vez de estar pendientes de lo que pasa alrededor. Acto seguido ve a un
moreno sentado unas cuatro filas más abajo, está solo, pero de pronto un tipo se le sienta al
lado, se ve que hablan entre sí, como dos personas normales, pero de pronto el recién
llegado se levanta y se coloca enfrente del moreno, bajando poco a poco hasta que
desaparece de su vista. Se fija en el moreno y se ve cómo este voltea hacia los lados como
vigilando, hasta que parece relajarse u apoya su cabeza en el espaldar.

Pedro comenzó a excitarse, le escena en pantalla, más las acciones calladas que ocurrían
alrededor, demostraban que todo era un ambiente de sexo y libertinaje. Llevó sus manos a
su paquete, y empezó a acariciarse. Veía al moreno reposar recostado y mover de vez en
cuando la cabeza. No podía ver, se recostó y se puso a mirar la pantalla. Una escena muy
caliente entre dos mujeres vestidas de amazonas. Cuando de repente siente un murmullo a
su lado.
Alguien se había sentado a su lado. Un hombre alto, un poco regordete y acuerpado, con
barba y cabello corto con algunas canas. Debía tener unos cuarenta años. Vestido con una
chemise de rayas grises horizontales y bermudas beige. Pedro lo veía con recelo, este
hombre se sentó y comenzó a mirarlo a él fijamente. Parecía que la pantalla no existiera.
Pedro optó por ignorarlo y volvió a lo suyo, fijándose en la película pero esta vez sin
tocarse, una escena lujuriosa lo tomó desprevenido y le provocó una erección enorme.

Al intentar doblarse para disimular la carpa que se le empezaba a armar en el pantalón,


devolvió la mirada hacia el hombre que tenía al lado y se quedó absorto. Este hombre
estaba sentado en la misma posición de hace unos momentos, Pero esta vez tenía su
miembro completamente fuera de los bermudas. Una hermosa verga, venosa y enorme.
Nunca había visto una así de cerca, y justo en ese momento no importó más la película. Se
quedó viendo la verga dura, a escasos centímetros a su lado. Cuando de pronto siente una
mano agarrando la suya y se sobresaltó, pero la mano le sostuvo el agarre con firmeza, sin
ser tan brusco.

Poco a poco sintió como su mano fue llevada hacia ese mástil que estaba a su derecha. Su
respiración se aceleró, sus ojos se cerraron ya no quería ver, y cuando sintió el contacto
intentó rechazarlo, pero la mano lo obligó a apretarlo con fuerza. Estaba ahí con su mano en
el pene de un desconocido, sin saber cómo proceder. Al parecer el hombre comprendía
mejor la situación y lo guiaba, empezó a mover la mano de Pedro de arriba abajo en su
pene, indicándole cómo masturbarlo. Luego el hombre miró hacia los lados, y halando su
camisa la colocó de forma que tapaba su erección y la mano de Pedro. No comprendió el
por qué hizo eso, pero una escena aclaró su duda.

Un hombre al que podías confundir a primera vista con otro cliente, apareció caminando
por el lugar silenciosamente. Caminaba poco a poco y se intercambiaba de asientos
periódicamente. Hasta que se fijó en alguien, caminó decidido y llegó hasta un muchacho
que estaba en el extremo izquierdo. Al fijarse bien en él Pedro notó que tenía puestos unos
audífonos, y sin ceremonia el hombre tocó al muchacho por el hombro este girándose con
la peor cara de miedo de quien ha sido descubierto, fue invitado por el tipo a que por favor
abandonara la sala inmediatamente. Pedro detuvo la paja “oculta”.

-Tranquilo, pagó la novatada- habló por fin el desconocido.

-¿Cómo novatada?-

-Sigue, no te detengas, dale lento. Voy a contarte cómo funciona esto-

Pedro reinició su trabajo.

-Aunque este sea un cine porno, en sus orígenes funcionaba igual a uno común, tiene más
de 50 años, y de los antiguos clientes que venían vestidos de traje y sombrero, e incluso con
sus esposas en traje de gala, el cine fue evolucionando hasta llegar a lo que ves aquí-
-Y eso qué tiene qué ver, no vienen a coger pues?-

-Más que coger, a descubrirse, a sentirse libres. ¿Ves a ese viejo por allá con el periódico?.
Es cliente antiguo. Viene porque el cine forma parte de la cultura y la historia de aquí, y es
parte de su vida. Pero los otros que ves ahí como el chamo que acaban de botar, son la
nueva generación. Imagínate que vas a un cine nuevo como los del Sambil, con tus cotufas,
refrescos y chucherías. Y que te sientas en tu butaca y que te pongan esta película como si
fuera la de Batman. Así tal cual funcionaba, eran títulos profesionales, películas y actrices
famosas, respetadas. La gente venía a ver de verdad la película. A hablar, conocerse, y si
surgía algún interés sexual, se levantaban respetuosamente y se iban solos o con alguien-
Pero el cine fue decayendo, y por ende la calidad de las películas también, y ese impulso
que viste en el carajito no se permite. No puedes ser tan evidente. Está prohibido
masturbarse y culear en el cine- dijo riéndose- pero obvio uno se las ingenia, y el mismo
guachimán lo sabe, uno no está viendo comiquitas, y deja pasar algunas o se hace de la
vista gorda si no eres tan evidente. Espera, me arde- dijo, y saco la mano de pedro de
debajo y escupió en ella-mójalo y sigue.

Pedro sentía la humedad y su mano resbalaba un poco al intentar agarrar el prepucio, de


pronto sintió al desconocido tocar su muslo y apretar su rodilla provocándole un cosquilleo
que lo hizo recostarse del espaldar.

-Ya que estas así, aprovecha y mira hacia arriba, esos balcones. Eran los palcos que usaban
para las mujeres y los matrimonios, aquí abajo prácticamente solo habían hombres, fueron
cerrados hace años-

-Por qué-

-El tiempo. Aunque seas joven entenderás que la economía pega, esto no se llena, aunque
también hay lunes popular, a mitad de precio pero igual no llena tanto como para
necesitarlos. Pero mira, quiero preguntarte algo. ¿Por qué estás aquí?-

-La verdad, quiero saber quién soy. Nunca me había sentido atraído por un hombre, ni se
me pasó por la cabeza, de hecho me gustaba una niña, hasta un día que me pasó algo con un
compañero de colegio. Todos estos años los he dedicado a intentar conocerme, quise salir
con chicas, pero no sentí nada, esto, esto que estoy haciendo, me gusta. No sé por qué, solo
me gusta.

-Viniste al lugar indicado- Este se convirtió en la “sala de la justicia gay” desde hace años-
hablaba mientras seguía acariciando el muslo- Ese tipo de la gorra roja, va para allá y para
acá ofreciéndose a otros hombres, allá abajo en primera fila es el lugar más cómodo para
poder tocarse, y los que se la ingenian dan el culo ahí, y no tienes que estar moviendo la
cabeza como un ventilador vigilando si no te pilla el guachimán como el moreno que está
ahí desde hace rato-
Lo había olvidado, el moreno giraba con los ojos como platos, hasta que en un momento
determinado se recostó viendo al techo y se quedó así, al instante el sujeto que se había
agachado emergió de frente de él y se fue caminando como si nada, enarcando los labios. El
otro se quedó ahí mirando la pantalla.

-Aquí es donde se descubren, pero también hay hombres que vienen a recibir placer, y no
necesariamente son gays, simplemente buscan un rato de esparcimiento, otros vienen solo
una vez y no vuelven más nunca, y otros por curiosidad, no eres caraqueño, si no viniste a
este cine al menos una vez en tu vida, solo por jodedera. Entre toda esta gente, hay
libertinos, gente común, padres de familia, gente en su descanso del trabajo, etc., yo mismo
trabajo por aquí cerca y el cine me queda de paso-

La mano del hombre subió lentamente hasta llegar al bordillo de su pantalón, con una
presteza sacó la hebilla aflojó el botón pero se detuvo. Miró a Pedro a los ojos, y le dijo:

-Chico. Es la hora de la verdad, ¿quieres descubrirte?-

-Me siento nervioso señor-

-Tranquilo, es la impresión y el miedo a lo desconocido, yo voy a guiarte, aprovecha que


estás aquí. Como van las cosas, temo que este lugar desaparecerá pronto, estas butacas
rojas, los halógenos rojos, esa película de bajo presupuesto que está suplantando a los
grandes clásicos, pasará a la historia, lo presiento, todos lo presienten. Y quieren disfrutar
de algo que sólo quedará en la memoria, tú tienes la oportunidad, de haber sido uno de los
que disfrute también este cine y ser parte de él-

Al decir esto metió su mano entre el pantalón y el bóxer, tanteando el terreno. Al contacto
el pene de Pedro estaba como roca, - carajo, estas bien encarpado chamo- dijo el hambre
tocándolo por encima,.

-¿Nunca te tocaron el guevo?

-No-

-Coño, jejeje, nunca pensé en encontrarme un virgen, dijo metiendo los dedos entre la
abertura frontal del bóxer y tocando el prepucio, sin halárselo, le daba pequeños empujones
hacia atrás como un botón, pellizcándolo con el pulgar y el índice tanto como se lo permitía
el espacio libre-

A todo esto otro murmullo captó su atención, el guachimán se dio a la caza del maricón de
la gorra, que se había confundido y se le ofreció al cliente que no debía, y lo delataron.
Viendo esto el hombre detuvo todo y aprovechando la situación tomó a Pedro indicándose
que se levantara.

-Ve acá rápido, párate corre calladito vente-


Pedro caminaba detrás de él se habían guardado los miembros con rapidez y salieron por
una sombra del pasillo hacia los baños. Al entrar se fueron al cubículo más lejano. El
hombre cerró la puerta haciéndolo quedar frente a frente.

-¿De verdad no sientes nada por las mujeres? Eres bien parecido, ahora que me fijo en ti.
Debían estar todas embobadas contigo. Tienes un rostro de ángel-

-Sí me pasa - dijo él riendo- me persiguen las hembras.

-Espero que te guste esto, dijo sacándose el miembro, de pie se veía mucho más grande que
cuando estaba sentado, largo redonda cabeza, con el prepucio retraído un poco hacia atrás
que dejaba ver un poco el ojo y el glande-

-Es grandote-dijo Pedro

-Favor que me haces, pero como es el primero que vez te lo parece jeje, hay mucho más
grandes que este, tengo 16 centímetros-

Al decir esto soltó el pantalón de Pedro y cayó a sus tobillos se agachó para bajarle el bóxer
y lo vió.

-Um, promete más o menos, viéndote ahora y ya tienes un buen tamaño, tal vez un día sea
más grande que el mío-

Se acercó a su cara y le dio un besito en los labios, agachándose un poco, esto hizo que las
vergas chocaran como dos espadas, listas para la batalla. El tipo las tomó con una sola
mano y juntándolas empezó a hacer una masturbación mutua, Pedro sentía increíble,
totalmente distinto a cuando lo hacía él-

El hombre daba mano, con buena cadencia- “escúpelos” -le dijo a Pedro- Hazlo o va a
arderte, échale saliva-

Lo hizo, varias veces, su puntería falló hasta que al fin acertó, sintió un frescor y una
suavidad mientras la mano del hombre se movía con rapidez, periódicamente los apretaba
un poco como notando la dureza, hasta que se detuvo.

-así está bien- dijo. Y se agachó con rapidez tomando por sorpresa a Pedro que solo soltó
un “Ay” cuando la boca del hombre se cerró sobre su verga de 12 centímetros, apretaba con
los labios, los pasaba sobre su glande corriéndolo hacia atrás al introducirlo en su boca, lo
lamía, pasaba la punta de la lengua por el ojo del glande, lo que le provocaba un escalofrió
que le llegaba hasta la médula a Pedro, sentía incluso su esfínter moverse y palpitar, no
controlaba esa sensación.

La boca del hombre seguía en la faena con el pene de Pedro, lo chupaba, lo sacaba y lo
pajeaba con rapidez y volvía a metérsela en la boca, se levantó un momento y tomando los
dos penes en cada mano empezó a chocarlos entre sí a propósito, usando el suyo para
golpear el de Pedro ¿dime chamo, cuál guevo es el más arrecho ah? Mira, ¿cuál es el más
arrecho?

Se agachó de nuevo a mamárselo con fuerza, Pedro estaba estático, solo veía aparecer y
desaparecer su pene, en un momento a otro sintió que quería levantar la pelvis, algo lo
jalaba de dentro, y cuando vino a ver acabó a chorros, dentro de la boca, del tipo quedando
conmocionado. El hombre soltó el pene y apuntó a la poceta dejando que el semen de Pedro
terminara de salir y escupió lo que tenía dentro de la boca.

-Bien carajito, disfruta tu corrida. Pero una cosa te digo. Esto es un regalo de bienvenida
personal que te hago, como sé que eres virgen te lo mamé y dejé me acabaras, pero la
próxima debes usar condones, aprende eso no querrás escoñetarte la vida con un sida o algo
así, o si no tienes y te vas a arriesgar, trata por lo menos de tener la cortesía de avisarle a tu
pareja que vas a acabar para que se prepare y decida-

-Ok disculpa es que sentía que no podía hablar-

-¿Te gustó?-

-Burda, aunque de vez en cuando sentía unos arañazos en la piel-

-Coño discúlpame, te confesaré que no soy muy mamador, más bien vengo a que me lo
hagan, pero me provocaste, lo que me recuerda, te toca probar la primera verga de tu vida-
dijo levantándose y bajando sus bermudas hasta las rodillas.

-No, no lo sé, de verdad me da miedo, lo tienes muy grande-

-ya te dije que no es cierto, tengo un pene común, a tu edad lo tenía más pequeño que tú.
Tranquilo, yo te digo qué hacer, pero primero siéntate, para que estés más cómodo-

-Ya me senté, ok ahora dime-

-Agárralo, y has lo que mejor te parezca, no voy a presionarte esto debes aprenderlo tú, si
algo no me gusta te lo digo, dale-

Pedro, empezó a masturbar ese pene, tomándolo con su mano derecha.

-Me está ardiendo, échale saliva-

Iba a escupir en su mano pero el hombre lo detuvo – no, ahí no, acércate a él—

Se puso cerca de su rostro, miraba el ojo del pene, se acercó y dejando caer saliva intentó
ponerlo en el glande pero fallaba. Se acercó más para tenerlo más fácil y cuando la saliva
tocó el pene el hombre se echó hacia adelante haciendo que el pene chocara con sus labios
húmedos.
-Ahí, quédate ahí, bien. Ahora usa tus labios para esparcirla, eso. Así mismo. Dale, bien-

Después que el glande quedó brillante, le dijo:

-Ahora abre tu boca, y saca la lengua. Lámelo, así. Ahora chupa, dale, chupa, espera así
no…-

Pedro tuvo su primera verga, sentía el sabor, pero no sabía mamarla, obviamente. Le estaba
raspando el pene con sus dientes- Ven, pon la boca como un pescado, la lengua sobre los
dientes de abajo y el labio de arriba trata de usarlo para tapar tus dientes… eso, exacto
ahora mueve tu cabeza adelante y atrás, quédate así mejor-

El hombre tomó a Pedro de los cabellos y empezó follarlo por la boca, sentía el pene crecer
un poco más dentro.

-No queda mucho tiempo, no podemos abusar tampoco aquí en el baño va a venir el
guachimán, espera- sacó un condón y se lo puso-

-Ahora sí abre , eso tomo , voy acabar quieto, Ahhh, Ahhh.

[…]

Momentos mas tarde se hallaban sentados de nuevo en las butacas conversando.

-Sí chamo, mi vida fue más o menos parecida a la tuya, aunque mi primera mamada fue de
una prima mía ya hace muchos años-

-Me ha dejado loco este cine, ¿siempre es así?

-Depende, pero debes tratar de ser respetuoso y no ofrecerte y ya, el otro día se llevaron
preso a un marico medio abusador que son de los que joden el lugar. Llegó un tipo por
primera vez y se llevó una mala experiencia del lugar por su culpa, el marico llegó de
repente y se le sentó al lado y sin preguntar ni nada le agarró el guevo al tipo. Te
imaginarás la coñaza que le dieron-

-¿qué es lo más loco que has hecho aquí?-

-Yo, no mucho no te mentiré, lo más loco que he hecho es esto que hice contigo, mamar el
pene a un virgen-

-¿Y qué más has visto aquí de locuras?-

-El maratón sexual de los gays profesionales allá abajo en las butacas de pantalla, ¿sabes
que esto es un cine continuado?
-¿Qué es eso?-

-Llegas a cualquier hora y pagas tu ticket, y puede irte cuando tú quieras, la película
termina y la vuelven a repetir al instante, la función es contínua, o sea una sola en todo el
día. Entonces hay gente que ha durado la función completa, desde las once de la mañana
hasta los ocho de la noche-

Pedro estaba a gusto, todo se aclaraba para él se sentía libre también, estuvo hablando con
ese hombre todo ese tiempo que no supo cuánto fue, pero miró su teléfono, las cuatro y
veinte de la tarde.

-Chamo se me hace tarde debo irme, voy lejos me pasé la hora-

-Tanto sí, de echo si no sintiera que era tan importante no hubiera venido, es muy lejos en
verdad-

-Bueno, gracias por el momento y por confiar en mí-

Se despidió y se iba, pero antes le preguntó al hombre:

-Por cierto, no me dijiste tu nombre- dijo Pedro.

-No, y déjalo así, que quede como una de las tantas historias anónimas que se dieron en esta
sala-

-Gracias por todo amigo- De nada

Así se fue, apurado tratando de rehacer el camino de regreso. Ya en el autobús, meditando


sobre lo que había hecho, tomó su decisión.

A la semana de eso “salió del closet” en el liceo, luego lo supieron los padres, que lo
sufrieron bastante, sobre todo porque era hijo único, pero igual lo quisieron y respetaron.
Así estuvo hasta que se graduó y empezó a buscar trabajo para pagar sus estudios, y por
cosas de la vida terminó trabajando en un hotel, del que ya conocen la historia.

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Hola, ¿cómo están? Pronto la tercera parte de El dildo humano.

PD: Para despejar dudas dejen su comentario.

Y no se olviden de valorar.

Gracias.

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