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Misa de los Beatos Mártires Oblatos de Pozuelo.

Francisco Esteban y sus compañeros mártires.

Oración colecta

Oremos. Dios todopoderoso y eterno,  que  al beato Francisco Esteban y a


sus compañeros les has concedido la gloriosa victoria del martirio, mediante su
oblación cruenta, haz que, por sus méritos e intercesión, podamos dar testimonio
ante el mundo,  como ellos, de quién es Jesucristo. Por el mismo Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en unidad del Espíritu Santo  y es Dios por los
siglos de los siglos.  R/.  Amén.

Oración sobre las ofrendas

Oremos: Recibe, Padre santo, las ofrendas que te presentamos en la


glorificación de tus Mártires Francisco Esteban y Compañeros, y concédenos la
gracia de permanecer siempre firmes en la confesión de tu nombre. Por
Jesucristo nuestro Señor. R/ Amén

Oración después de la comunión

Oremos: Señor y Dios nuestro, que iluminaste el misterio de la cruz en la


muerte de tus mártires, escucha nuestra súplica y haz que, fortalecidos por este
sacrificio, nos unamos a Cristo fielmente y trabajemos en la Iglesia por la
salvación de todos los hombres. Por Jesucristo nuestro Señor. R/ Amén
PRIMERA LECTURA

         Ni la muerte ni la vida podrá apartarnos del amor de Dios

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos        (8, 31b -39)

         Hermanos: Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que
no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por nosotros, ¿cómo
no nos dará todo con Él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es el que
justifica. ¿Quién condenará? ¿Será acaso Cristo que murió, más aún, resucitó y
está sentado a la derecha de Dios, y que intercede por nosotros? ¿Quién podrá
apartarnos del amor de Cristo?; ¿La aflicción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?,
¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿la espada?, como dice la Escritura: “Por su causa
nos degüellan cada día, nos tratan como a ovejas de matanza”. Pero en todo esto
vencemos fácilmente por Aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que
ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni
criatura alguna, podrá apartarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús,
Señor nuestro.   L/ Palabra de Dios.        R/ Te alabamos, Señor.

SALMO   RESPONSORIAL

Los que sembraban con lágrimas  / cosechan entre cantares. R/

Cuando el Señor nos cambió la suerte de Sión,  nos parecía soñar: la boca se nos
llenaba de risas, la lengua de cantares. R/  

Hasta los gentiles decían: “El Señor ha estado grande con ellos”. El Señor ha
estado grande con nosotros y estamos alegres.   R/

Que el Señor cambie nuestra suerte/ como los torrentes del Negueb. Los que
sembraban con lágrimas / cosechan entre cantares.  R/

Al ir iban llorando, llevando la semilla /al volver, vuelven cantando, trayendo sus
gavillas. R/
Aleluya, aleluya.  Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de
ellos es el Reino de los cielos.  Aleluya.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan                           (Jn15, 18-21)

+ En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Si el mudo os odia, sabed que me
ha odiado a Mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo os amaría
como cosa suya; pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido
sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia.  Recordad lo que os dije: No es
el siervo más que su amo. Si a Mí me han perseguido, también a vosotros os
perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Y todo
eso lo harán a causa de mi nombre, porque no conocen al que me
envió.    Palabra del Señor.  

                  
  ORACIÓN DE LOS FIELES

CP  Somos hijos de Dios y ciudadanos del Cielo.  Mientras peregrinamos


hacia nuestra verdadera patria,  elevemos nuestra oración al Padre,
confiados en la intercesión de los nuevos Mártires  que ofrecieron sus vidas
por amor y fidelidad a Jesucristo. R/ Te rogamos, óyenos

Por el Papa, Pastor de la Iglesia universal,  para, que iluminado y fortalecido


por el Espíritu Santo, confirme en la fe a sus hermanos. 

Por las diócesis las diócesis de origen  de estos Mártires, donde recibieron
la fe mediante el bautismo,   para que, por su ejemplo e intercesión,  reciban
nuevo impulso para revitalizar su fe. 

Por la familia religiosa de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, en


cuyo seno los nuevos Beatos  se consagraron a Dios, para que, con su ejemplo y
por su intercesión, reviva el carisma de su santo fundador y se rejuvenezca con
nuevas vocaciones.

Por las familias que entregan el mejor fruto de su matrimonio al Señor, por
los laicos, para que a ejemplo de Cándido Castán,  no se avergüencen de vivir y
profesar públicamente su fe. 

Por los jóvenes a quienes el Dueño de la mies sigue llamando, para que a
ejemplo de estos jóvenes mártires del siglo veinte,  respondan generosamente a
ese apremiante llamamiento. 

CP  Dios Padre misericordioso,  que nos llamas a todos a seguir con valentía
a Cristo  por el camino de la santidad,  acoge con bondad la oración de esta
tu familia, aquí congregada, y por intercesión de María, Reina de los
Mártires,  concédenos la fortaleza necesaria para estar dispuestos a dar la
vida por amor a Aquel que no dudó en morir por nosotros en la cruz,
Jesucristo, tu Hijo,  que vive y reina contigo por los siglos de los siglos.
R. /  Amén
Prefacio de los Mártires
V./ El Señor esté con vosotros.
R./ Y con tu espíritu.
V/. Levantemos el corazón.
R./ Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V./ Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R./ Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación  darte
gracias  siempre y en todo lugar, Señor. Padre santo,  Dios todopoderoso y
eterno, por Cristo, Señor nuestro.

Porque  la sangre de los gloriosos Mártires Francisco Esteban y


Compañeros,  derramada como la de Cristo,  para confesar tu nombre,  manifiesta
las maravillas de tu poder;  pues en su martirio, Señor,   has sacado fuerza de lo
débil, haciendo de la fragilidad  tu propio testimonio;  por Cristo, Señor nuestro.

Por eso, como los ángeles de cantan en el cielo,  así nosotros en la tierra te
aclamamos  diciendo sin cesar: 

Santo, Santo…

                                                                                      

  

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