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Hamartiología

Viene de la voz griega “hamartia” que quiere decir pecado. El pecado es una de las más grandes
realidades del mundo que nos rodea y por lo tanto no debemos ignorarlo. Su origen es tan
antiguo, en la tierra, como el hombre. Su entrada en el paraíso rompió la relación del Creador
con las criaturas. El pecado ha seguido pasando de generación en generación y por causa de él
los hombres sufren dolor, la muerte y la condenación. Habiendo estudiado la doctrina del hombre
(antropología), pasamos ahora a estudiar la gran tragedia de la raza humana: el pecado.

1. Significado del pecado.

El pecado es errar el blanco, maldad, rebelión, iniquidad, extraviarse, perversidad, andar errante,
impiedad, crimen, andar fuera de la ley, transgresión, ignorancia, y ofensa. En forma más breve,
el pecado generalmente se ha definido como infracción de la ley. Conforme a la Santa Biblia RV
(1960), “Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de
la ley” (1 Juan 3:4). Esta es una definición acertada mientras que la ley se conciba en su sentido
más amplio, es decir, violación de cualquiera de las normas de Dios.

Strong provee un ejemplo de esto cuando define el pecado como la “falta de conformidad a la ley
moral de Dios, ya sea en hecho, disposición, o estado” (Judson, 1907, p. 269). Ciertamente, la
característica fundamental del pecado es que va dirigido contra Dios. Esto también puede decirse
con relación a la ley de Dios. Conforme a la Santa Biblia RV (1960), “Por cuanto los designios
de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden”
(Romanos 8:7). El ser humano consiente de lo que es el pecado no debería permitir que el
estudio de palabras, y definiciones haga olvidar lo terrible que es el pecado a los ojos de un Dios
santo. Grudem 1999 enfatiza:

Pecado es no ajustarnos a la ley moral de Dios en hechos, actitudes o naturaleza.


Aquí se define al pecado en relación con Dios y su ley moral. El pecado consiste
no sólo en hechos individuales, tales como robar, mentir o asesinar, sino también
en actitudes que son contrarias a las actitudes que Dios nos exige. Vemos esto en
los Diez Mandamientos, que no sólo prohíben hechos pecaminosos, sino también
actitudes erradas (p. 210).

Son diversos los términos usados en el Antiguo y Nuevo testamento para significar pecado,
iniquidad, maldad, etc. Es importante tener en cuenta la definición bíblica de pecado. Vila (1985)
indica: “En gr. Anomia, indica desorden en el sentido de rechazo de la ley o de la voluntad de
Dios, iniquidad; 1 Juan 3:4)” (p. 898) . Conforme a la Santa Biblia RV (1960), “Todo aquel que
comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley” (1 Juan 3:4).

2. El origen del pecado.

Primero, debemos aclarar enfáticamente que Dios no pecó, y no hay que echarle a Él la culpa del
pecado. Fue el hombre el que pecó, y fueron ángeles los que pecaron, y en ambos casos lo
hicieron por decisión propia y libre. Echarle la culpa del pecado a Dios sería blasfemar contra el
carácter santo de Dios. Conforme a la Santa Biblia RV (1960), “Dios no puede ser tentado por el
mal, ni tampoco tienta él a nadie” (Santiago 1:13).

El pecado del hombre impactó la base de las normas morales, porque dio una respuesta diferente
a la pregunta. “¿Qué es lo bueno? Dios había dicho que era moralmente correcto para Adán y
Eva no comer del fruto de ese árbol en particular (Génesis 2:17)” (Grudem, 1999, p. 212).

Pero la serpiente sugirió que no haría daño comer del fruto, y que al comerlo Adán y Eva serían
como Dios conforme al relato de Génesis 3:5. Eva confió en su propia evaluación de lo que era
correcto o bueno para ella, antes que permitir que las palabras de Dios definieran lo que estaba
bien o estaba mal. Esto dio origen al pecado en el mundo y en el entorno en el que se
encontraban y esto sigue sucediendo a través de todos los tiempos.
3. El pecado original.

Se puede entender como la inclinación natural o tendencia a pecar desde muy temprana edad, en
algunas religiones cristianas, se dice que es el estado de culpa que, se trae desde desde Adán y
Eva, es inherente a la condición humana.

Se tiene una naturaleza de pecado debido al pecado de Adán. Además de la culpa legal que Dios
nos imputa debido al pecado de este. A esta naturaleza heredada no en la genética, a veces
simplemente se le llama pecado original y a veces con más precisión se le llama contaminación
original. “Yo he usado más bien el término corrupción heredada porque parece expresar más
claramente la idea que se tiene en mente” (Grudem, 1999, p. 214). En sentido amplio tiene razón
el autor ya que en cualquier momento el ser humano se comporta de manera corrupta, a cualquier
edad y en cualquier momento, a veces como que no se razonará lo que se hará y menos se piensa
en las consecuencias que contrae el hecho de pecar deliberadamente.

4. Pecados personales

Se debe entender, si bien es cierto se comenten diariamente múltiples pecados en primer lugar
contra el prójimo, pero en realidad al primero que se ofende es a Dios, porque se violan los
mandamientos establecidos por él, entonces el pecado siempre es contra Dios. Conforme a la
Santa Biblia RV (1960), “Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus
ojos; para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio” (Salmo 51:4).
aun cuando pueda ser dirigido contra seres humanos. “Una persona que peca es, de acuerdo con
ello, sin semejanza a Dios y sujeta al juicio de Dios” (Chafer, 1974, p. 123).

Entonces en primera instancia el pecado es personal Conforme a la Santa Biblia RV (1960), “por
cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). es la forma de
pecado que incluye todo lo que en la vida diaria está en contra o fracasa en conformidad con el
carácter de Dios. Los hombres son conscientes con frecuencia de sus pecados personales, y los
pecados personales pueden tomar una gran variedad de forma. Hablando en forma general, el
pecado personal se relaciona con algún mandamiento particular de Dios en la Biblia.

Incluye el aspecto de rebelión o desobediencia. Al menos ocho palabras importantes se usan para
el pecado en el Antiguo Testamento y unas doce en el Nuevo Testamento; la idea básica es la
falta de conformidad al carácter de Dios y el obrar por medio de actos ya sea de omisión o de
comisión. En este sentido no podemos culpar a otra persona por los pecados que se comenten, lo
que si hace el pecado individual es que afecta el entorno en donde el ser humano se desarrolla o
convive, por ejemplo, el pecado individual afecta a la familia del individuo, afecta a la
comunidad y por ende a la sociedad, siendo cada uno responsable de sus propios actos.

Específicamente los pecados personales son todos aquellos actos en donde participa el ser
humano completo, participando con sus elementos el pensamiento, el cuerpo y la decisión de
llevar a cabo lo que previamente pensó en realizar. Se puede entender que no hay culpables del
pecado individual, cada ser humano decide si comete algún pecado o no.

5. El problema del pecado

El principal problema es que el ser humano mediante sus actos que van en contra del carácter
santo
de Dios lo desagrada constantemente, pero se pueden encontrar los siguientes problemas que
deben ser considerados si se hace buen uso de la razón.

a. Afecta el destino: El pecado causa que las personas se pierdan. Conforme a la Santa Biblia RV
(1960), “Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de
quién será?” (Lucas 12:20). Si una persona no se adhiere a la salvación estará condenada, no solo
acá en la tierra se tienen problemas debido a las malas decisiones o al mal proceder, también
vivir sin Dios tiene consecuencias fatales.

b. Afecta al cuerpo: Por supuesto, no toda enfermedad es resultado del pecado Conforme a la
Santa Biblia “Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de
Dios se manifiesten en él” (Juan 9:3), pero algunas evidentemente lo son. Nuestro Señor indica
esto en el caso del hombre que fue sanado en el estanque de Bethesda, conforme a la Santa
Biblia RV (1960), “Después le halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira, has sido sanado; no
peques más, para que no te venga alguna cosa peor.” (Juan 5:14).

c. Afecta a otros: El pecado del hijo pródigo claramente afectó a su padre como lo describe la
Santa Biblia RV (1960), “Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no
soy digno de ser llamado tu hijo” (Lucas 15:21). Además, los pecados contra los cuales se
advierte en el Sermón del Monte todos afectan a otros. Nadie puede pecar en aislamiento total.
Siempre se tendrán repercusiones con quienes se relacionan las personas.

6. Criterio personal con bases bíblicas

Es evidente que el pecado entro al mundo por medio del primer acto de desobediencia por parte
de Adán y Eva. Conforme a la Santa Biblia RV (1960), “Y vio la mujer que el árbol era bueno
para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó
de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió, así como ella” (Génesis 3:6).
Este acto de desobediencia provoco una separación entre Dios y los hombres, y fue el punto de
partida para muchos pecados más a lo largo de la historia.

Toda la raza humana es culpable de sus propios pecados, conforme a la Santa Biblia RV (1960),
“Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” es evidente que esa
destitución ocurrió en un principio, llevando al ser humano a una tendencia de pecar, alejado de
Dios, con un comportamiento desagradable, no se puede decir que es culpa de Dios, sino cada
individuo es culpable porque tiene la libertad de decir no o decir si a los actos pecaminosos, es lo
mismo que ocurrió al principio Adán y Evan tenían la libertad y la capacidad de usar la razón y
decidir entre hacer o no lo malo. Y esto es respaldado conforme a la Santa Biblia RV (1960),
“Dios no puede ser tentado por el mal, ni tampoco tienta él a nadie” (Santiago 1:13).
Bibliografía

Chafer, L. S. (1974). Grandes Temas Bíblicos. Michigan USA: Portavoz.


Grudem, W. (1999). Doctrina Bíblica. Miami, Florida: Vida.
Vila Ventura, S. (1985). Nuevo Diccionario Biblico Ilustrado. Barcelona: Clie.

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