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Archivado en Envejecer por Treballadora social del Centre Geriàtric Maria Gay
en 4 septiembre 2013
La forma en que percibimos la vejez es algo social. En las sociedades modernas, tendemos
a relacionar envejecimiento con enfermedad, achaques, dolores y problemas.
Es importante romper con esta visión negativa de la vejez, especialmente en una sociedad
que envejece. Mejorar la calidad de vida en la tercera edad es hoy un reto ineludible.
Es fundamental que individuos y sociedad trabajemos para lograr una experiencia positiva
de la vejez.
Pero, ¿qué es la calidad de vida en la vejez? Tiene que ver con diferentes aspectos como
las relaciones familiares y afectivas, la seguridad económica, el apoyo del entorno social, la
salud y la autonomía.
Los mayores de hoy están mejor que los de generaciones anteriores. Entre los 65 y 74
años, nos encontramos con personas sanas, autónomas y activas.
Las personas mayores quieren ser protagonistas de las políticas que afectan a sus vidas,
tener recursos para mantener su autonomía el mayor tiempo posible y, en conjunto, tener
una vivencia satisfactoria del proceso de envejecimiento.
Las personas mayores hoy son personas felices, que hacen ejercicio, cuidan su
alimentación y participan en actividades de la comunidad. Se ha dado ya un gran paso
para romper el estereotipo de un grupo pasivo y dependiente.
Una vejez activa pasa por una adecuada protección y un entorno que facilite a las personas
desarrollar su bienestar físico, social y mental a lo largo de su vida. Pero también tiene un
componente de prevención individual.
Es importante tomar conciencia de que podemos elegir nuestra forma de envejecer. En
realidad, es algo que deberíamos plantearnos en la juventud. Pero solemos verlo como
algo lejano o como algo sobre lo que no podemos incidir.
Factores sociales: hemos de plantearnos qué tipo de sociedad queremos ser, qué servicios
reclamamos, qué valores fomentamos.
Factores predictivos: una dieta equilibrada, ejercicio físico regular, actividad mental, no
fumar y no beber alcohol abusivamente.
Pensar en una vejez activa supone trabajar, de manera individual y colectiva, por nuestros
mayores y por nuestro propio futuro. Con un objetivo claro: lograr una vejez que valga la
pena vivir.