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Traducido por Ankmar


Corregido por Chachi--

Horas después, estoy sola en mi habitación, abandonada con mis


pensamientos paranoicos. Papá y mamá vinieron a casa justo después del
discurso, ambos viéndose destrozados por la preocupación. Papá fue
directo a su oficina y mamá, después de preguntarme un millón de veces
si estaba bien y chequeándome por signos de estrés, fue directo a la cama.
Intenté escuchar la oficina de Papá por un rato, ilusionada que él dijera
algo, cualquier cosa que le diera sentido a todo esto, pero entonces él
salió furioso ahí, por poco viniéndose encima de mí, y me ordenó ir a la
cama.
Le doy la vuelta a mi pantalla táctil y espero que Gretchen o Law
inicien sesión. Tal vez ellos han escuchado algo. Aparecen unos pocos
mensajes de los profesores. Ejercicios en casa del Entrenador Sanders.
Cada pequeña nota viene a través de un sobre virtual y luego desaparece
una vez que lo he leído. Se supone que debemos archivar cualquier cosa
de la escuela o de la Trinidad, pero el día me dejo demasiado exhausta
para que me importe.
Echo un vistazo al reloj. 11:50. Necesito prepararme. Alcanzo el
botón de ahorro de energía justo cuando un mensaje cruza a través de la
pantalla. Me siento en la silla, mirando como la nota parpadea de amarillo
a verde, amarillo a verde. Frente a la carta, escrita a mano, está el nombre
del remitente —Jackson Locke.
Pongo el puntero encima de la carta y luego digo: “Abrir”. Ésta da la
vuelta hacia atrás y la nota aparece.
Me olvide decirte algo —trata de no gritar.
—J
Me quedo mirándola, tratando de analizar las palabras como si algo
más podría venir de ellas. No tengo ni idea de qué quiso decir. Doy click
para borrar la nota, dudo, y en su lugar la guardo.
Mi alarma suena. 11:59. Me acuesto pero no me preocupo acerca
de mi parche. Ni siquiera comprobé si estaba en la caja más temprano. Ya
no tiene sentido.
El teclado de la ventana pita, y me obligo a hacer una respiración
larga y firme. Relájate-relájate-relájate-relájate. Repito el mantra una y
otra vez, esperando que la palabra se procese en mi subconsciente,
porque dentro de mí estoy más allá de irritada. Algo me dice que esta
noche cambiará todo.
El viento sopla a través de la ventana ahora abierta, enviando una
mezcla de pino y madreselva dentro de la habitación. Piel de gallina se
forma sobre mi piel. Espero a que Jackson comience La Toma, pero el
calor nunca llega.
—Ari.
Aflojo mis ojos abriéndolos para verlo sentado a mi lado. Se ve tan
cómodo. Siempre se ve cómodo, como si nunca nada o nadie pudieran
inquietarlo. Ojala yo fuera de esa manera.
—¿Que estás haciendo? —pregunto.
—Tenemos que hablar primero.
Me incorporo, jalando mis rodillas a mi pecho, y envolviendo mis
brazos fuertemente alrededor de ellas. —Bien, hablemos. Comencemos
con el ataque. Lo sabías, ¿verdad? ¿Por qué no lo detuviste? Esas
personas… los niños. —Aparto la mirada para detener a mis ojos de
inundarse con lágrimas.
—Sí, lo sabía —Él deja caer su cabeza—. Y ya te lo dije; no puedo
detener esto. El ataque fue pequeño. Era una advertencia de lo que
vendrá si el Parlamento continúa negando la coexistencia.
—¿Negarse? Eso siempre ha sido parte del trato. Yo pensé—
—No. Todo lo que te han dicho es mentira.
Sus palabras se sienten como una bofetada en la cara, y yo sacudo
mi cabeza en incredulidad. No es posible. Pero el discurso… Zeus se alejó
del escenario. Aún, Papá no podría mentirme.
—Él lo haría y lo ha hecho. Todos los líderes lo saben.
Salto. Yo no había dicho nada en voz alta. —Deja de hacer eso.
¿Cómo lo has hecho de todos modos?
Jackson se encoge de hombros, sigue luciendo muy cómodo. —Lo
siento, no puedo controlarlo. Usualmente soy mejor ocultándolo. Todos
los RESs están equipados. Es un dispositivo implantando en nuestro
sistema auditivo. Lee la preocupación, el estrés en tu tono y la elección de
palabras, luego transmite la lectura en datos.
—Asique, ¿escuchas mis pensamientos?
—No. Es más como una hipótesis fundamentada en tu lectura de
estrés. Solo que soy mejor en eso que la mayoría.
Me congelo. Mis brazos caen como fideos a mis costados. —La
mayoría. ¿Has dicho “la mayoría”? Los rebeldes Antiguos. Ellos no son
rebeldes, ¿o sí? Zeus los envió, como él te envió a ti. Esto no está
sucediendo.
—Ari…
—No, detente. Solo detente. —Camino de un lado al otro por la
habitación, mi mente en un torbellino de piezas de rompecabezas que no
puedo encajar. Hay más preguntas de las que me puedo concentrar lo
suficiente para articular, pero sólo una se mantiene sólida en mi mente.
Tengo que saber. Me detengo frente a él, más cerca de lo que
normalmente me paro en frente de alguien, pero quiero estar segura de
escuchar su respuesta—. ¿Qué quieres de mí?
Por primera vez, él mira hacia otro lado. Se rasca la barbilla y pasa
una mano a través de su cabello. Luego, en un instante, está junto a mí.
Toma mi mano y soy succionada a través de un túnel. No puedo respirar.
—¡Jackson! —grito. Una mano cierra mi boca.
—Te pedí que no gritaras —susurra él.
La presión se cierra sobre mi pecho y pulmones. Mis ojos se sienten
como si fueran a salirse de sus orbitas. Muerdo su mano, pero él me
sostiene fuerte. Luego la presión se va, y estoy parada en una oficina, una
oficina que reconozco. Papá le dice a alguien que venga. La Presidenta
Cartier entra seguida de Zeus Castello. Lucen enojados, pero Papá, como
Jackson, nunca aparece inquieto.
Papá garabatea una nota y luego los mira fijamente. —Gracias por
venir —dice—. He revisado la información que nos facilitó, Sr. Castello.
Desafortunadamente, nuestros Químicos están en desacuerdo. Todavía no
es tiempo para coexistir. Nosotros le notificaremos cuando el suministro
de alimentos pueda soportar ambas especies.
—¡Suministro de alimentos! —Zeus se aferra a su silla—.
Nosotros  proveemos su comida. Hemos mantenidos nuestra parte del
acuerdo —Su voz tiembla y tartamudea—: A-a-cuerdo, la armonía de
opinión, acción o carácter. —Su cara se relaja, e inhala una bocanada
profunda antes de continuar—. Nuestra especie, señor, se ha vuelto
totalmente aclimatada dos meses atrás, sin embargo ustedes se siguen
negando. ¿Cuál es su juego, Comandante?
Miro nerviosamente a Papá, pero antes de que yo pueda oír su
respuesta soy empujada hacia atrás, la presión quitando todo el aire de
mis pulmones. La bilis sube por mi garganta. Lágrimas se escapan de mis
ojos. Entonces me tropiezo contra el suelo de mi habitación.
Varios minutos pasan antes de que abra mis ojos. Jackson está
enroscado en el suelo, blanco como el papel y cubierto de sudor. Su
cuerpo convulsiona. Corro hacia él y compruebo su pulso, el cual está
corriendo por sus venas. Corro a mi baño y empapo un paño con agua fría.
Cuando vuelvo, él está sentado. Me arrodillo junto a él y presiono el paño
contra su frente y cuello. —¿Estás bien? —pregunto, entonces me doy
cuenta de qué estoy haciendo —o más bien a quién se lo estoy haciendo
— suelto la toalla en sus manos. Él se parece tanto a un humano que mi
instinto de ayudar a los necesitados ha causado que me mueva antes de
que pudiese pensar.
Él asiente. —Sólo… necesito… un segundo —susurra. Ninguno de los
dos hablo por un minuto o dos. Jackson abre sus ojos y mira hacia los míos
—. Gracias por esto —dice alzando la toalla en su mano.
Me alejo pero continúo sentada en el suelo. —¿Qué me hiciste?
Aspira una bocanada. —Transmisión Recolectiva. Te mostré un
recuerdo que me fue mostrado. Sabía que era la única manera en la que
me creerías. No había transferido a un humano antes… bien, desde la
última vez. —Sonríe de nuevo—. Es agotador. Sus mentes son más
escépticas que las nuestras. Eso requiere más energía para implantar el
recuerdo.
Vuelvo a pensar en lo que vi. —Asique, ¿ustedes se han aclimatado
a la Tierra?
—Sí. Nuestros cuerpos funcionan en gran medida como los suyos.
Nuestros niveles de anticuerpos son fuertes. Estamos listos.
—Y nosotros nos estamos negando en dejarlos venir aquí
permanentemente.
—Sí. El recuerdo que te transferí ocurrió hace cuatro meses.
Nosotros hemos dicho de continuar con La Toma hasta luego de que la
coexistencia se acuerde. Pero tal y como viste, las negociaciones no han
ido bien.
—Pero de acuerdo con el tratado, el incumplimiento de la
coexistencia provocará una—
—Guerra. Sí. Nosotros somos especies pacíficas, Ari,
independientemente de lo que te han contado. Incluso Zeus no quiere una
guerra, pero puedo ver que esto lo está endureciendo. Él envió un
ultimátum formal, el cual se ha quedado sin respuesta. El ataque de hoy
no fue nada. Una advertencia. Envió RESs adicionales un mes atrás.
Nosotros estamos ubicados en diferentes áreas, todos con un objetivo —
descubrir su estrategia.
—¿Y un RES es…?
—Espía Empleado de la República.
Espía. Así que yo estaba en lo cierto. Eso explicaba la cosa
Operativo. Él ya es un Operativo… sólo que no para humanos, y quiere mi
ayuda.
Se inclina más cerca de mí. —Mira, nosotros no queremos una
guerra. Queremos vivir en paz. Aquí. Coexistir. Tal y como nos
prometieron cuando por primera vez aceptamos el tratado. Necesitamos
información en la estrategia, información que podría ser usada para forzar
a tus líderes a ceder. Pero no puedo hacer esto solo. Necesito tu ayuda.
—¿Por qué yo?
—¿Que puedo decir? Me gustas. —Sonríe.
Ruedo mis ojos. —Sé serio.
Jackson pasa una mano a través de su cabello, mostrando su
malestar ante la pregunta. —Eres inteligente, fuerte y puedo decir que no
estás necesariamente de acuerdo con todo aquí.
—Mira, tú no me conoces. No sabes qué estoy pensando o
sintiendo, entonces no—
—¿No lo hago? Te he conocido por siete años, Ari. Te conozco. Tal
vez mejor de lo que te conoces a ti misma. Y necesito tu ayuda. Te lo pido,
por favor. Ayúdame a evitar esta Guerra.
Coloco mi cabeza en mis manos. Necesito pensar. —Déjame
asegurarme de que entiendo— ¿Quieres que le mienta a mi papá, le dé la
espalda a mi especie, mi gente? —Le doy una mirada a través de mis
manos—. Seguramente tienes una idea de lo loco que eso suena. Soy la
futura comandante, Jackson. ¿Realmente esperas que confíe en un
Antiguo sobre mi propia familia?
—No, pero tengo la esperanza de que me sorprenderás.

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