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INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA Fototeca

Nacional del INAH Sistema Nacional de Fototecas


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Cuadernos del Sistema Nacional de Fototecas, 12
INTRODUCCIÓN

En un principio la restauración, como disciplina, se enfocó sobre todo


en obras de arte y, algunas veces, en objetos históricos. Actualmente,
su campo de acción, en México, es mucho más amplio, gracias a que,
desde sus inicios, se desarrolló dentro del Instituto Nacional de
Antropología e Historia, órgano custodio del patrimonio cultural; visto
como el conjunto de expresiones y rasgos tangibles e intangibles que
reflejan el modo en que un grupo humano vive, piensa, siente y se
relaciona con su medio natural. Dicho patrimonio constituye un
testimonio del desarrollo estético, histórico y tecnológico de una
sociedad determinada.

Hoy en día, la restauración en México incorpora investigaciones y


reflexiones que enriquecen la profesión. "Es importante aclarar que la
restauración de un objeto está precedida por un reconocimiento y
valoración de la sociedad"; es entonces que "un objeto cualquiera"
adquiere trascendencia, de la cual emanará la protección señalada
(Velasco, 2000). Cada uno de los bienes que conforman el patrimonio
cultural posee características particulares que lo distinguen y definen.

La preocupación por el deterioro del material fotográfico surgió desde


el inicio de su existencia; sin embargo, es en fechas recientes que
dicha inquietud originó que la restauración fotográfica se instaurara
como actividad profesional. De hecho, ésta es una de las ramas más
jóvenes del campo de la restauración.

Lo nuevo de este ámbito se debe principalmente a tres razones: la


primera radica en que las fotografías tienen poco tiempo de
existencia, en comparación con el resto de los objetos que ocupan el
quehacer de la restauración. La segunda se relaciona con la
concepción, en sus orígenes, de que las fotografías son elementos de
uso cotidiano, a las que no se les atribuye ningún valor artístico o
cultural. Finalmente, la tercera razón consiste en el escaso valor que
se le ha dado a las fotografías como objetos, pues, en general, se
considera que con un proceso de copiado basta para conservar la
imagen contenida (Vera, 1997).
Todas las evidencias de la actividad humana contienen un valor
histórico y, por tanto, el patrimonio cultural constituye un invaluable
testimonio de la historia, en la que, por supuesto, se insertan también
los álbumes fotográficos. Es en el siglo XIX cuando el álbum alcanza
su mayor auge, gracias a la costumbre, entre los miembros de un
círculo social, de regalar las llamadas "tarjetas de visita".

Los objetos que conforman el patrimonio cultural poseen


características y valores particulares que reflejan las intenciones
funcionales y estéticas de sus creadores. De ahí que, durante esta
época, el desarrollo y manufactura de los álbumes fotográficos hayan
sido cada vez más complejos tanto en funcionalidad como en
ornamentación.

Por otro lado, los álbumes fotográficos constituyen un tipo de


patrimonio cultural integrado por dos bienes que, por si mismos,
pueden estudiarse como un testimonio material individual: las
impresiones fotográficas y el propio álbum. Esta situación ha
favorecido el extravío de innumerables ejemplares, pues si bien los
álbumes han sido creados como necesidad del coleccionismo, es a
causa de esa misma actividad que se han destruido, debido a que el
interés en las piezas fotográficas ha ¡do en detrimento de su soporte.

Los álbumes, al igual que los libros, deben ser revalorados como
bienes culturales integrales, es decir, como unidades compuestas
tanto por fotografías como por la estructura que las resguarda. Debe
reconocerse que la separación de ambos elementos implica la pérdida
de información histórica y estética, principalmente. Es a partir de esta
idea que surge la necesidad de conservar los álbumes fotográficos
para proteger la información que brindan a los investigadores, como
testigos de la actividad humana.

Si bien es primordial preservar estos bienes en condiciones am-


bientales controladas, además de realizar diversas intervenciones
directas en ellos, es también importante proveerles de protección y
soporte adicional. En ello radica la importancia de las guardas y las
cajas de archivo para fotografías y para álbumes.
ANTECEDENTES

El principal objetivo del almacenamiento de los materiales fo-


tográficos es reducir su deterioro. Para ello, hay dos elementos
básicos en el sistema de preservación: el ambiente y los materiales de
las guardas (Reilly, 1986).

Una vez que se han controlado las condiciones ambientales dentro de


las bóvedas de resguardo, de acuerdo con los estándares
internacionales,1 es pertinente seleccionar los materiales y el tipo de
guarda o caja que se utilizarán para el almacenamiento.

Al igual que las fotografías, cada álbum debe tener su propia guarda.
La caja individual protege la pieza de rayaduras, golpes, luz, polvo y,
en cierto grado, del medio ambiente (temperatura, humedad relativa y
agentes contaminantes). Cada pieza debe ser protegida con una
envoltura rígida, cortada a la medida y cerrada que, además de
aislarla de los agentes externos, le ofrecerá soporte estructural
adicional. La guarda prepara la fotografía y el álbum para la
manipulación, y los resguarda de la interacción con volúmenes
adyacentes en el almacenamiento.

El empaque de varias capas es necesario para brindar un alto nivel de


protección física. Todos los especímenes fotográficos archivados
deben poseer protección en tres niveles:

Primero: Embalaje individual (guardas, "mangas", sobres


o fólderes)
Segundo: Embalaje de conjuntos (cajas, cajones o
álbumes)
Tercero: Mobiliario (repisas o gabinetes)

Las cajas de almacenamiento constituyen el segundo nivel de


protección para las fotografías. Sin embargo, para los álbumes las
cajas constituyen el primer nivel de empaque y para las fotografías
reunidas dentro de los álbumes, estos mismos son el primer nivel de

1 Para el almacenamiento de impresiones a largo plazo (conservación a 100 años) se


recomienda mantener la temperatura a 18°C y la humedad relativa entre el 30 y 40% de acuerdo
con ia norma ISO 18920:2001; aunque algunos materiales que conforman ios álbumes
requieren mayor humedad para evitar su deshidratación; tal es el caso de la piel que debe
preservarse entre 45 y 50% de humedad relativa.
resguardo.

Existe gran variedad de materiales y formatos para guardas y cajas de


archivo. Su adecuada selección requiere el conocimiento de las
alternativas que existen. Este texto brindará un panorama general
sobre las características, diversidad y efectos de dichos materiales,
así como de los distintos tipos de guardas y cajas usados con mayor
frecuencia.

SELECCIÓN DE LOS MATERIALES

Las guardas y las cajas de almacenamiento deben proveer un


ambiente seguro y químicamente estable para los materiales
fotográficos. Por lo tanto, la estabilidad química de sus materias
primas y la forma en que éstas interactúan con el ambiente no deben
ser olvidadas para una adecuada selección (Reilly, 1986). Los
materiales de mala calidad con los que están elaborados las guardas y
cajas de resguardo amenazan la seguridad de los objetos que
intentan proteger y podrían causar daños irreparables.

Las cajas de archivo pueden ser de papel, cartón o plástico, pero, en


todos los casos, el material seleccionado debe ser químicamente
inerte a la interacción con el material fotográfico. En general, todos
ellos presentan ventajas e inconvenientes, de acuerdo con el tipo de
fotografías y de álbumes para los que se les destine y con su uso
dentro del archivo.

Los ácidos, presentes en los papeles y cartones usados en las guardas


y cajas de archivo, son responsables en gran parte del deterioro
sufrido por libros, álbumes, objetos de papel y fotografías, evidente
en el amarillamiento de las piezas y su friabilidad2 (Ogden, 2000).
Debido a que los ácidos pueden migrar desde las cajas de
almacenamiento a los especímenes con los que tengan contacto, es
común encontrar en textos especializados la recomendación de que
dichas cajas estén elaboradas con materiales libres de ácidos.
2 La friabilidad consiste en la deshidratación de las fibras del papel, lo cual se advierte a simple
vista en un papel reseco y quebradizo.

El término "libre de ácido" es ampliamente usado para referirse a


materiales de calidad-archivo hechos de papel o cartón neutro o con
reserva alcalina. Las cajas de papel o cartón neutros se ubican en un
rango de pH entre 7 y 7.5; en cambio, aquellas con reserva alcalina
(aproximadamente pH 8.5) contienen materiales alcalinos que se han
agregado con la finalidad de neutralizar los ácidos que puedan
formarse posteriormente (Albright, 2007).

Es común creer que el único parámetro para garantizar la calidad de


un papel o cartón para el almacenamiento de materiales fotográficos
es que se encuentre en el rango de pH neutro o ligeramente alcalino
(entre 7 y 8.5). Tal consideración es errónea, debido a que existen
diversos métodos para lograr que un papel o cartón tenga un pH
neutro al momento de su elaboración sin que esto garantice que
permanecerá así a mediano o largo plazo. Algunos productores han
agregado reservas alcalinas a papeles y cartones hechos con pulpas
de alto contenido de lignina; como resultado, la prueba de pH puede
arrojar una lectura altamente alcalina, aunque dichos materiales
contengan, de hecho, ácidos o fuentes potenciales de ácido. Por ello
el pH no puede usarse como un indicador directo para determinar el
contenido de ligninas. El término "libre de ácidos" no equivale a "libre
de ligninas" (Burge et al., 2002).

Otro punto importante a considerar es la calidad de la pulpa que se


utiliza en la elaboración del papel o cartón. Los papeles con alto
contenido de lignina, como aquellos hechos de pulpa de madera,
rápidamente se tornan ácidos, se decoloran y se vuelven quebradizos.
Esta degradación se ha atribuido a la lignina,3 el principal
componente no-celulósico de la madera. Los papeles descritos como
"libres de lignina" son hechos de algodón o lino (naturalmente sin
lignina) o de pulpas tratadas químicamente.

Se ha demostrado que mientras aumenta el contenido de lignina en


los papeles y cartones que se encuentran en contacto directo con
fotografías, la oxidación de la gelatina y la interacción de la imagen
de plata aumentan (Burge et al., 2002).
3 Las ligninas son polímeros complejos amorfos y de estructura tridimensional. Algunas
ligninas pueden removerse en un ambiente ácido y otras en ambiente alcalino (Burge et al.,
2002).

No todos los procesos de elaboración de pulpas para papel y cartón


remueven completamente las ligninas. Hay un rango continuo entre
las pulpas con alto contenido de lignina y las pulpas totalmente
purificadas; las ubicadas en la mitad son llamadas semipulpas.2 La

2 Los procedimientos de transformación de la pulpa que remueven o reducen la lignina usan


reacciones químicas que la disuelven, a este proceso se llama "digestión".
ventaja de los papeles fabricados con semipulpas es que son más
resistentes y duran más que los hechos con pulpas con alto contenido
de lignina, y son menos costosos que los elaborados con pulpas
totalmente purificadas. Para estabilizar las semipulpas, empleadas en
la fabricación de papeles y cartones permanentes, apropiados para la
conservación de documentos, algunos investigadores sugieren que se
les agregue una reserva alcalina3 (Paváo, 2000).

La reserva alcalina es empleada en papeles para guardas de material


fotográfico porque absorbe cualquier ácido del ambiente, de la
fotografía o de la guarda misma. Se ha demostrado que los ácidos
pueden atacar el soporte fotográfico y que algunos de ellos pueden,
directamente, oxidar las imágenes de plata (Burge et al., 2002).

Parece prudente aclarar que en la actualidad no se ha determinado si,


efectivamente, la reserva alcalina en papeles que contienen algún
grado de lignina reduce cualquier posible efecto adverso en las
fotografías, aunque existen estudios que sugieren que con esta
prevención sí se mitiga el daño en las partículas de plata de la
imagen. No obstante, los altos contenidos de lignina siempre
desembocan en la oxidación de la gelatina aun con la reserva alcalina
en el papel (Burge et al., 2002). En otros casos, se afirma que las cajas
de papel o cartón con reserva alcalina no son recomendables para
imágenes a color, cianotipos o albúminas; en cambio, sí son
adecuadas para resguardar nitratos, acetatos y fotografías en
montajes ácidos y friables. Si la humedad relativa del ambiente de
almacenamiento es menor al 50% las cajas con reserva alcalina deben
presentar pocos o ningún problema (Albright, 2007).
Hasta el momento únicamente se han expuesto las indicaciones para
la selección de papeles o cartones para la elaboración de cajas de
archivo; sin embargo, como ya antes mencionamos, también se ha
empleado plástico como materia! de almacenamiento.

La estabilidad química de los plásticos varía ampliamente, por lo que


debe hacerse una adecuada selección de éstos. Algunos plásticos son
químicamente inestables y, a medida que se deterioran, generan
subproductos que aceleran la descomposición del papel y de los
materiales fotográficos. Otros contienen plastificantes volátiles que

3 El carbonato de calcio es el compuesto agregado con mayor frecuencia como reserva alcalina
en el papel.
pueden provocar que los objetos resguardados se peguen a su
superficie (Ogden, 2000).

Los plásticos empleados en la construcción de cajas para archivo, en


general, deben ser inertes, químicamente estables y sin plastificantes.
Además, se busca que cumplan con una resistencia física que ios
haga durables a largo plazo, y que su superficie sea lisa para evitar la
abrasión del material que se desea conservar.

Tres tipos de plásticos satisfacen las normas de preservación: el


poliéster (PET o PETP), el polipropileno (PP) y el polietileno de alta
densidad (HDPE). El polipropileno se emplea con mayor frecuencia en
cajas. El poliéster posee una carga electrostática que puede levantar
de la superficie las partículas o elementos mal adheridos; por tal
razón, debe emplearse con precaución (Ogden, 2000).

Existen diversos estándares en la selección de los materiales para


almacenar especímenes fotográficos, que resumen las
consideraciones expuestas anteriormente, como los British Standards
Institution, Canadian Standards Association, American Nacional
Standard Institute (ANSI) e International Organization for
Standardization (ISO). Debido a que los dos últimos son los más
comunes, en fechas recientes ambos institutos han aunado esfuerzos
y actualmente realizan estándares conjuntos4 y recomiendan la
prueba de actividad fotográfica (PAT), la cual contempla el
envejecimiento acelerado como forma de verificar que el material de
la guarda no dañe las fotografías en su interior.5 Debido a que
algunos estudios han demostrado que ciertos papeles de calidad
archivo pueden ser nocivos para las imágenes fotográficas, se
considera que la única forma de asegurar que un material es inocuo a
las fotografías es que pase dicha prueba6 (Albright, 2007).

En resumen, se puede decir que el papel de buena calidad es un


material más seguro y ampliamente recomendado para un archivo
con volumen de uso moderado.

4 Estándar ISO 18902:2001


5 Estándar ISO 14523:1999
6 La prueba PAT tiene dos componentes: uno para detectar el desvanecimiento de la imagen
como resultado de agentes químicos dañinos en las guardas, y otro que pone a! descubierto
reacciones entre las guardas y la emulsión de gelatina.
DISEÑO Y CONSTRUCCIÓN DE GUARDAS Y
CAJAS

El tipo de cajas seleccionadas para resguardar una colección de


materiales y álbumes fotográficos depende de varios factores
(Hendriks, et al., 1991):

* Tipo de fotografías (albúminas, ambrotipos, colodiones, etc.) y el


tipo de álbum fotográfico (para tarjetas de visita, de recortes o
scrapbook, carpetas, etcétera).
* Condiciones físicas del material (formato, deformaciones,
aplicaciones de otros materiales, etcétera).
* Tamaño individual de cada objeto.
* Tamaño de la colección.
* Tamaño del espacio del almacenamiento.
* Frecuencia del manejo de las imágenes por los usuarios.
* Valor relativo de la fotografía (documental, histórica,
artística, etcétera).
* Limitaciones para la adquisición de material para
conservación.

Existen varias consideraciones que deben tenerse en cuenta para


evitar problemas relacionados con el número y tamaño de los
componentes de cada caja, como superficies realzadas, decoración
tridimensional o partes móviles; las cuales no deben intercalarse con
ningún otro tipo de material, porque podría ocasionar deterioros en
las piezas resguardadas.

Hay diversos tipos de cajas, prefabricadas y hechas a mano. La


decisión de adquirir cajas construidas o de hacerlas en el archivo está
ligada al formato y a la cantidad de especímenes a resguardar, así
como al costo y la oferta en el mercado. Generalmente es preferible
elaborar las cajas a la medida de los formatos poco comunes, muy
grandes o de forma irregular.

A continuación se exponen algunas recomendaciones para la


confección de distintos prototipos de guardas y cajas de resguardo
para materiales fotográficos y álbumes, así como las ventajas y
desventajas del papel y el plástico.

Un principio general para almacenar álbumes y fotografías es


seleccionar el tamaño de la guarda o caja lo más cercano posible a las
medidas del espécimen, con el fin de minimizar posibles daños.
Entonces, el primer paso consiste en medir el largo y el ancho de las
fotografías y, en algunos casos, también el grosor, como en los
negativos en sobre de vidrio, positivos con montajes rígidos y
álbumes.
Este tipo de guarda es uno de los más usados, ya que evita la
entrada de polvo por los cuatro lados, aunque tiene la desven-
taja de que su elaboración implica desperdicio de material.

Como primer paso habrá que tomar las medidas de los elemen-
tos a resguardar y, tanto al largo como al ancho, se les sumarán
2 mm para que la pieza no quede demasiado justa al interior de
la guarda. Posteriormente, se marcan tres veces ambas medidas
para crear una retícula, como se observa en la Figura 1B. A
continuación, se mide 1 mm de cada lado de la orilla exterior
de las 4 solapas y se traza una línea a partir de este punto
hasta la esquina interna de la guarda, este procedimiento tiene
como objetivo que las solapas, al doblarse hacia el interior, no
se deformen. Finalmente, se realizan los cortes en el perímetro
de la guarda y se marcan los dobleces de las solapas con
plegadera. Primero se doblan las solapas laterales, después la
inferior y finalmente la superior.
Esta guarda es similar a la anterior, únicamente se le agrega el
grosor de las piezas con volumen a las solapas. Se recomienda
para negativos de vidrio y para fotografías montadas sobre un
soporte rígido. Para su elaboración se siguen los mismos pasos
que en el caso anterior más el grosor del material fotográfico,
que se agregará entre cada una de las medidas de ancho y
largo. El corte se efectúa de la misma forma, pero cada solapa
tendrá dos dobleces que marquen el grosor, como se indica en
la Figura 2B.
3. Sobre para tiras de negativos

El diseño de esta guarda está hecho especialmente para rollos


de negativos de 35 mm, cortados en 6 tiras. Se mide el interior
de la guarda de 25 cm de largo por 5 cm de ancho. Las solapas
laterales miden 12.5 cm, la inferior 5 cm y la superior 4 cm. La
solapa inferior tiene dos pequeños cortes a 45° para insertar las
esquinas de la solapa superior y evitar que ésta se levante por
el volumen de los negativos que se introduzcan. El corte y los
dobleces se realizan de la misma forma que en la guarda de
cuatro solapas (ver Figura 3C).

Además, es necesario realizar un "acordeón" de papel delgado,


como el tissue, para insertar en cada pliegue una tira de negati-
vos, de modo que se evite el contacto directo entre una y otra.
El papel delgado se corta de 25 cm x 24 cm y luego se hacen
dobleces cada 4 cm, como se observa en la Figura 3B.
Este tipo de guarda es más sencillo de realizar y favorece el
aprovechamiento del material al evitar desperdicios en el corte.
Se mide el largo y ancho y se aumentan 2 mm a cada lado. El
ancho se marca tres veces pero la solapa superior mide 1 cm
menos y el largo se traza sólo una vez, como se observa en la
Figura 4B.
Los sobres requieren adhesivos libres de ácidos y resistentes al
envejecimiento para unir las solapas laterales y la inferior. Se
traza el ancho más 2 mm y a cada lado se añaden dos terceras
partes de esta misma medida para formar las solapas laterales
que se pegarán entre sí. Las solapas inferior y superior se harán
de 2 a 5 cm, según se considere adecuado, únicamente se
adherirá la pestaña inferior sobre las solapas laterales. También
puede hacerse un corte en semicírculo en la parte superior de
las solapas laterales, después de que se han unido, para
facilitar la manipulación del material fotográfico que se
introduzca (ver Figuras 5B y 5C).
FIGURA 5A
Las cajas a las que se denomina camisas son adecuadas para
volúmenes cuyo espesor no exceda los 2.5 cm, pues se vuelven
poco prácticas de manipular cuando se emplean para proteger
álbumes de mayor formato. Otra desventaja es que las esquinas
suelen abrirse y permitir el paso de luz y polvo.

Su diseño consta de dos partes que se introducen una en la


otra. Esta caja se realiza con tres veces la medida del ancho de
la pieza a resguardar, intercalada con el grosor; luego se hará
un doblez en cada una de esas mediciones. La parte exterior se
compone con dos veces la medida del largo, alternada con la
medida del ancho, rematadas ambas con una solapa de la mitad
del largo, más una pestaña de 2 cm que se introducirá en un
corte hecho en la primera medida del largo, como se ilustra en
las Figuras 6B y 6C.
La caja de una sola pieza con solapas evita el paso de la luz y el
polvo en las esquinas; además, es más firme en estas zonas,
que reciben la mayoría de los golpes. Tiene la ventaja de no
requerir adhesivos o cintas. A continuación se muestra su
modelo de elaboración. La pestaña en el extremo se inserta en
el corte hecho en el primer doblez de la cubierta del otro
extremo (ver Figura 7B).
Este tipo de caja es muy común en el archivo de diferentes ma-
teriales y se elabora en dos partes. Como primer paso se toman
las medidas de los álbumes a guardar: largo, ancho y grosor,
además se debe conocer el espesor del material que se emplea-
rá en su construcción. Posteriormente, se marcan en la base el
ancho y el largo, el grosor se incluirá a cada extremo de las
medidas anteriores, y se recortarán las esquinas sobrantes. La
unión de las pestañas puede hacerse con cintas adhesivas que
cumplan los requerimientos para su uso en archivos. La tapa se
realiza de la misma forma, solamente se debe sumar al ancho y
al largo, el espesor del cartón (ver Figura 8B).
«

Este tipo de caja se elabora de una sola pieza sin solapas mó-
viles que puedan maltratarse con la manipulación. A continua-
ción se muestra el esquema de trazo y corte. Las pestañas de la
tapa y la base se unen con cinta adhesiva que cumpla con los
requerimientos para su uso en conservación, el dorso de la caja
se deja sin pegar para que al abrirla se facilite la extracción del
álbum por ese lado (ver Figura 9B).

FIGURA 9A
10, Ventajas y desventajas del papel y del plástico (Albright,

2007, y Paváo, 2000)


El primer paso, antes de cambiar los materiales de poca calidad para guardas y cajas
de piezas fotográficas es controlar las condiciones ambientales. Al reducir la
temperatura y la humedad relativa del ambiente de resguardo se disminuye la
velocidad de reacción entre los materiales que contienen lignina o ácidos y las
fotografías.
Las cajas de almacenamiento, idealmente, deben elaborarse con materiales de la
misma calidad de aquellos que están en contacto directo con las imágenes.

Los contenidos altos y medios de lignina provocan la oxidación de la gelatina y de


las partículas de plata que forman la imagen.

Los papeles que contienen ligninas o ácidos no necesitan estar en contacto directo
con las imágenes para deteriorarlas, ya que los contaminantes dañinos de los
papeles pueden desplazarse a través del aire para afectar las imágenes fotográficas
(Burge, 2002).

Para almacenar materiales fotográficos, los papeles de pulpas totalmente


delignificadas son tan seguros como los de pulpa de algodón.
INTRODUCCIÓN 5

ANTECEDENTES 7

SELECCIÓN DE LOS MATERIALES 8

DISEÑO Y CONSTRUCCIÓN DE GUARDAS Y CAJAS 12

Guarda de cuatro solapas 14

1. Guarda de cuatro solapas con volumen 16

2. Sobre para tiras de negativos 18

3. Guarda de dos solapas 20

4. Sobre 22

5. Camisa 24

6. Caja con solapas 26

7. Caja con tapa independiente 28

8. Caja de concha de almeja 30

10. Ventajas y desventajas del papel y del plástico 32

CONCLUSIONES 34

BIBLIOGRAFÍA 35

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