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EN DIOS ESPERARÉ

PORQUE SÉ QUE MI REDENTOR VIVE


Pr. Wilkin Rodríguez

Pero yo sé que mi Redentor vive, y que al fin se levantará sobre el polvo, y que
después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios (Job 19:25-26).

ORACIÓN

INTRODUCCIÓN

Era diciembre de 1987 cuando Mark Denny, con tan solo 17 años, fue acusado de
robo y violación en la corte de Brooklyn, Nueva York. El robo ocurrió alrededor de
las 2:00 de la madrugada, los dos últimos empleados estaban cerrando el local de
comida rápida, cuando dos hombres que llevaban pasamontañas se acercaron a
ellos y los obligaron a volver a abrir el restaurante, una vez dentro, los
delincuentes robaron dinero y atacaron a los empleados.

Mark, siempre aseguró que era inocente, no había evidencia física que lo
conectara con el crimen, los culpables declararon que él no había participado con
ellos, pero, aunque la victima de violación no lo había identificado en el comienzo
del juicio, luego lo señaló como participante, y por esta razón fue declarado
culpable y sentenciado a 57 años de prisión.

I – SITUACIÓN DE JOB

Job también fue acusado injustamente, y condenado a perderlo todo sin haber
cometido ningún crimen. Su historia basta y sobra para producir una fascinante
serie de Netflix; en uno de los episodios de esta serie, encontraríamos el
contenido del capítulo 19 de su libro, que probablemente es el capítulo central del
libro de Job, y a la vez es uno de los más grandes de toda la Biblia. Este capítulo
registra el estado emocional y espiritual más bajo de Job, y a la vez, uno de los
más altos. Vemos a Job quejarse, llorar y descender a una profunda depresión,
luego lo vemos levantarse y volar con las alas de fe.

Imagino que el capítulo 19 del libro de Job, hizo a los Ángeles de Dios contener el
aliento; el enemigo hacía su más grande esfuerzo para que Job perdiera la
esperanza, y parecía que lograría sus macabros propósitos; cuando lees el
capítulo 19, te das cuenta de que Job está pasando por un muy mal momento;
está cansado, hastiado, herido y molesto por las palabras insultantes de sus
supuestos consejeros, y entonces exclamó:
¿Hasta cuándo van a angustiar mi alma y a molerme con sus palabras?
Me han insultado diez veces, ¿no se avergüenzan de ultrajarme?
Dios me ha derribado, y me ha atrapado en su red. Yo grito: “¡Agravio!”, “¡Auxilio!”,
“¡Violencia!”, pero no se me oye; doy voces, pero no se me hace justicia. Por
todos lados me ha arruinado, y perezco; ha hecho que pase mi esperanza como
un árbol arrancado. Hace arder contra mí su furor y me tiene por uno de sus
enemigos. Siento que sus ejércitos vienen a una y se atrincheran contra mí.
Job sentía una soledad terrible: se sintió abandonado por sus amigos, sus
familiares, sus empleados y también por Dios. Él dijo: Todos me han abandonado,
me tratan como un extraño, ninguno se compadece de mí para ayudarme. Para
colmo de males, ustedes mis íntimos amigos me aborrecen; los que yo amo se
vuelven contra mí.
Es en este momento de profunda angustia cuando Job, mostrando su piel, les dice
en el verso 20: Mi piel y mi carne se han pegado a mis huesos. Y tal vez,
insinuando que se ha quedado hasta sin dientes añade: “He escapado con sólo la
piel de mis dientes”.

En el verso 21 exclama con ruegos diciendo: ¡Ustedes, mis amigos, tengan


compasión de mí! ¡Tengan compasión de mí, porque la mano de Dios me ha
tocado!
Recientemente estudiábamos este capítulo en el culto familiar, al percibir el estado
de desesperación de Job y escuchar sus palabras, Wayner, uno de mis hijos,
preguntó: ¿Qué fue lo que hizo Job que Dios lo estaba reprendiendo?
Fue Wilbert, el hijo mayor, quien estaba a su lado y le explicó que, Job no había
hecho nada malo, que no era Dios quien estaba causando todo este sufrimiento,
sino que era Satanás quien lo estaba atacando, pero Job no lo sabía.
En concordancia con lo que Wilbert explicó, la profeta Elena G. White, en su libro
La Educación, página 138, resume de manera muy precisa el cuadro completo
cuando declara que: Después de obtener permiso, Satanás quitó a Job todo lo
que poseía: ganados, rebaños, siervos, siervas, hijos e hijas, e “hirió a Job con
una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza”. Luego
se añadió otro ingrediente amargo a su copa. Sus amigos, que consideraban la
adversidad como una retribución del pecado, afligieron con sus acusaciones su
espíritu herido y abrumado.

Amigos, era tanto el dolor, que Job pensaba que había llegado el final de su vida,
Job pensaba que iba a morir, pero más importante que eso, Job estaba
preparando para morir. Es por eso que, en los versos 23 y 24, tal vez expresando
lo que deseaba que fuera la inscripción de su lápida, dijo: “¡Quién diera ahora que
mis palabras fueran escritas! ¡Quién diera que se escribiesen en un libro, o que
con cincel de hierro y con plomo fueran esculpidas en piedra para siempre!”
II – YO SÉ QUE MI REDENTOR VIVE

ATENTOS, Job ha quedado en silencio por un momento…

Las lágrimas están corriendo por sus desfiguradas mejillas; parece que está
seleccionando cuidadosamente las palabras que él desea que sean esculpidas en
piedra; es entonces que, en medio de todo aquel dolor, Job levanta sus ojos al
cielo, y como un relámpago que ilumina una noche de tempestad, declaró:

Pero yo sé que mi Redentor vive, y que al fin se levantará sobre el polvo, y que
después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios (Job 19:25-26).

Es electrizante mirar como justo después de que emocionalmente Job tocó fondo,
se elevó a una cima tan alta. Sintiéndose desamparado, agitado por el dolor y
perseguido se elevó a una cumbre de confianza, viendo hacia la futura
reivindicación de su causa.

Pero yo sé que mi Redentor vive, estas palabras de Job son una “maravillosa
explosión de fe”, la afirmación más poderosa de todo el libro, una vacuna contra el
virus del miedo, la depresión, la ansiedad y el estrés.

Job dice: YO SÉ, tal vez Job no sabe las últimas actualizaciones de la bolsa de
valores. Tal vez Job no sabe las últimas afirmaciones del Vaticano, ni las
intenciones del nuevo presidente de EE. UU.… pero una cosa SÍ SABE, Job sabe
que tiene un Redentor, Job sabe que tiene un defensor que está vivo.

La palabra “SÉ” en el hebreo encierra el significado de “saber por experiencia” y


expresa algo indiscutible. Job, sabe que su Redentor está vivo porque todo en el
cielo y en la tierra habla de un Dios creador que sostiene su creación. Lo sabe
porque para Job ha sido una prioridad pasar tiempo cada día en la presencia de
Dios. Lo sabe porque en su vida y en su casa Dios siempre ha ocupado el primer
lugar. Lo sabe porque Dios ha estado con él en su historia pasada. Job no dice:
Yo creo o yo supongo, sus palabras son firmes y poderosas YO SÉ.

¿Usted también lo sabe querido amigo? ¿Usted lo sabe querida hermana? ¿Está
siendo Dios la prioridad en su familia? ¿Ocupa Dios el primer lugar en su corazón?
¿Puedes tú en las circunstancias más difíciles de la vida, reconocer la soberana
presencia de Dios a tu lado?

Recientemente fui conmovido hasta las entrañas, pues en horas de la madrugada,


estaba con “mi father” en una sala de emergencias, él estaba sufriendo por un
dolor insoportable, llorando de impotencia, cuando los más fuertes calmantes no
surtían ningún efecto, en medio de las lagrimas clamaba el nombre de Jesús e
invocaba su presencia. Los estudios revelaron que tenía piedras en la vesícula,
así que tendría que ser operado; al día siguiente, antes de salir al quirófano para
ser operado le pregunté: ¿Cómo te sientes “mi father”? Me contesto: mi hijo yo
estoy confiado, estoy en las manos de Dios.
Amigo, ¡Tu redentor no está muerto, está vivo! Permítanme pedir su participación;
todos los que tienen sus vidas en las manos de Dios, digan como Job: “Yo sé que
mi Redentor vive”. Si estas en las redes sociales, mirando el video, escríbelo por
favor, si estas en la radio, escuchando el mensaje, dilo en el nombre de Jesús: Yo
sé que mi Redentor vive.

La pandemia se torna cada vez más peligrosa, pero yo sé que mi Redentor vive.
La crisis económica me está amenazando, el negocio no va bien, el empleo no es
seguro, pero yo sé que mi Redentor vive.
El enemigo está luchando por acabar matrimonios, Satanás quiere destruir el
fututo de mis hijos, pero yo sé que mi Redentor vive.
Personas malas se han propuesto derribarme, pero yo sé que mi Redentor vive.
Las cosas no han salido como las había planificado, el diagnóstico médico no es
favorable, pero yo sé que mi Redentor vive.
Yo no sé lo que vendrá mañana, pero yo sé que mi Redentor vive.

III - ¿QUIÉN ES EL REDENTOR?

Una pregunta importante que debería ser contestada esta esta: ¿Quien es el
Redentor? Les cuento que la palabra Redentor es la traducción de la palabra
hebrea goel. Que, en el AT, se usa con referencia a actividades del hombre y de
Dios.

En cuanto al hombre, se refiere a un pariente próximo que defendía o


reivindicaba los derechos del pariente; este pariente cercano podía rescatarle de
la esclavitud (Lev. 25:48, 49) o en caso de haber vendido algo de su posesión, el
goel podía rescatarla, comprándola quien la tenía y devolviéndola a la familia (Lev.
25:23–28); a veces se casaba con una viuda para darle hijos que llevaran su
nombre (Rut 3:12, 13; 4:12), y era vengador de la sangre (Núm. 35:16–19).

Con referencia a Dios, se aplicaba el goel metafóricamente:


Dios rescata de la muerte (Sal. 103:4).
Dios rescata de la esclavitud egipcia (Éxo. 6:6).
Dios rescata del del exilio babilónico (Isa. 43:1; 44:22).
Dios es llamado el Redentor de Israel (Éxo. 15:13; Sal. 74:2; Isa. 41:14).

No hay duda de que el Nuevo Testamento presenta a Cristo como el que cumplió
las promesas mesiánicas del Antiguo Testamento y es el Redentor.

Jesús es el Redentor que está vivo.


Jesús es el Redentor que rescata de la muerte.
Jesús es el Redentor que te rescata de la esclavitud.
Jesús es el Redentor que te defiende de los ataques del enemigo.
Jesús es el Redentor que intercede por ti en el Santuario Celestial.
Jesús es el Redentor que pronto vendrá a buscarte para llevarte a vivir con él al
reino de los cielos por toda la eternidad.

Me encanta que Job personaliza al Redentor. Job no habla de un Redentor, sino


que habla de “MI REDENTOR”. Job lo había perdido todo; los bienes, los siervos,
los hijos, los dientes, la salud, los amigos, la estabilidad emocional, pero aún le
quedaba lo más importante, le quedaba la fuente de toda bendición, le quedaba
Jesús, el Redentor. Job ya no podía decir: mi casa, mi ganado, mis amigos, mi
trabajo, pero podía decir con confianza MI REDENTOR.

IV – HE DE VER A DIOS

… que al fin se levantará sobre el polvo, y que después de deshecha esta mi piel,
en mi carne he de ver a Dios (Job 19:25-26).

Al decir “he de ver a Dios” (v. 26b), Job no piensa en tener una visión
beatificante de Dios; la frase “he de ver a Dios” indica que Job espera ver la
esencia o el objeto de su esperanza. El privilegio de ver a Dios se otorga a los
justos (Sal. 11:7). Entonces, implica aquí que Job esperaba un encuentro de
reconciliación con Dios, en la el cual él sería declarado inocente.

ILUSTRACIÓN

Aquel diciembre del 1987, Mark Denny teniendo 17 años fue acusado de robo y
violación, por lo que fue sentenciado injustamente a 57 años de prisión. Pero algo
cambió su historia, The Inocent Project (El Proyecto Inocencia), una ONG cuyo
objetivo es defender a los presos inocentes, llevó el caso a la Unidad de Revisión
de Condenas del Fiscal de Distrito del Condado de Kings, que finalmente
determinó que Mark no estaba en el Burger King esa noche.

El fiscal interino del distrito de Brooklyn, Eric González, en un comunicado dijo:


"Después de una larga y extensa investigación sobre este horrible caso, he
concluido que la causa de la Justicia requiere que anulemos la condena del señor
Mark ".

Así que después de pasar 30 años entre rejas y batallar una larga disputa judicial
para demostrar su inocencia, Mark fue dejado en libertad y obtuvo un acuerdo con
la alcaldía y la policía de Nueva York, por el que recibió casi 10 millones de
dólares en indemnización.

APLICACIÓN
Amigos, la historia de Mark Denny ilustra magistralmente la experiencia de Job,
quien fue acusado injustamente, perdió todo lo que tenía, sufrió toda clase de
dolores, fue alejado de todos aquellos que él amaba; pero, así como aquella ONG
tomó el caso de Mark y trabajó hasta obtener su libertad, el Redentor peleó por
Job, lo vindicó frente a sus acusadores y lo bendijo con abundancia.

Lo que el enemigo hizo con Job es lo que quiere hacer contigo. La raza humana
ha sido seducida e incriminada por el príncipe de las tinieblas, el enemigo nos ha
llevado a la condición de pecado, a causa de esto la tierra está llena de depresión,
ansiedad, estrés, violencia, pandemias, escases, accidentes, muertes y toda clase
de males; aunque Satanás el verdadero culpable, está exigiendo que el hombre
sea condenado y reciba la muerte eterna; pero Jesús, nuestro Redentor, intercede
por nosotros, pagó nuestra deuda, nos ha libertado del reino de las tinieblas, y
muy pronto nos sacará de este mundo de pecado para llevarnos a reinar con Él en
las mansiones celestiales.

El 2020 ha dejado en evidencia que tenemos un enemigo muy malo que quiere
vernos arruinados, en sufrimientos y en la cárcel de la muerte. Tal vez el enemigo
con sus trampas ha encarcelado tu matrimonio, tus finanzas o tu salud; la buena
noticia es que tienes un Redentor poderoso que te defiende y que quiere darte
libertad.

CONCLUSIÓN

Queridos hermanos, Job creía en un Redentor que vendría para rescatarlo, Job
creía que habría una resurrección en la cual el hombre podría ver a Dios. Yo
también creo y con gozo quiero anunciarles que Jesús, el Redentor del mundo,
muy pronto terminará su ministerio de intercesión y de juicio en el Santuario
Celestial; y entonces: el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y
con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán
primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos
arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y
así estaremos siempre con el Señor (1 Tes. 4:16-17).

LLAMADO

En el llamado, permíteme solicitarte dos cosas, primero: este sábado cuando


lleves delante de Dios tu ofrenda generosa, entrégale a Jesús también todo tu
corazón. Y segundo, cuando entregues tu ofrenda recuerda que tienes para
ofrendar, porque el Redentor está vivo, que tienes vida porque el Redentor vive y
que, porque el Redentor vive, tú también vivirás eternamente.

¡Si usted responde a este llamado por favor escriba ese AMEN!

Atención la vista levantad LA REDENCIÓN MUY CERCA YA ESTÁ.


ORACIÓN FINAL

Autor: Pr. Wilkin Rodríguez


Dir. de Mayordomía
ADONE.

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