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Ley de gravitación universal

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Fuerzas mutuas de atracción entre dos esferas de diferente tamaño. De acuerdo con
la mecánica newtoniana las dos fuerzas son iguales en módulo, pero de sentido
contrario; al estar aplicadas en diferentes cuerpos no se anulan y su efecto
combinado no altera la posición del centro de gravedad conjunto de ambas esferas.
La ley de gravitación universal es una ley física clásica que describe la
interacción gravitatoria entre distintos cuerpos con masa. Fue formulada por Isaac
Newton en su libro Philosophiae Naturalis Principia Mathematica, publicado el 5 de
julio de 1687, donde establece por primera vez una relación proporcional (deducida
empíricamente de la observación) de la fuerza con que se atraen dos objetos con
masa. Así, Newton dedujo que la fuerza con que se atraen dos cuerpos tenía que ser
proporcional al producto de sus masas dividido por la distancia entre ellos al
cuadrado. Para grandes distancias de separación entre cuerpos se observa que dicha
fuerza actúa de manera muy aproximada como si toda la masa de cada uno de los
cuerpos estuviese concentrada únicamente en su centro de gravedad, es decir, es
como si dichos objetos fuesen únicamente un punto, lo cual permite reducir
enormemente la complejidad de las interacciones entre cuerpos complejos.

Así, con todo esto resulta que la ley de la gravitación universal predice que la
fuerza ejercida entre dos cuerpos de masas {\displaystyle m_{1}}{\displaystyle
m_{1}} y {\displaystyle m_{2}}{\displaystyle m_{2}} separados una distancia
{\displaystyle r}r es igual al producto de sus masas e inversamente proporcional al
cuadrado de la distancia, es decir:

{\displaystyle F=G{\frac {m_{1}m_{2}}{r^{2}}}}{\displaystyle F=G{\frac {m_{1}m_{2}}


{r^{2}}}}
Símbolo Nombre
{\displaystyle F}F Módulo de la fuerza ejercida entre ambos cuerpos, y su
dirección se encuentra en el eje que une ambos cuerpos
{\displaystyle G}G Constante de gravitación universal
{\displaystyle m_{1}}{\displaystyle m_{1}} Masa de cuerpo 1
{\displaystyle m_{2}}{\displaystyle m_{2}} Masa de cuerpo 2
Es decir, cuanto más masivos sean los cuerpos y más cercanos se encuentren, con
mayor fuerza se atraerán.

El valor de esta constante de gravitación universal no pudo ser establecido por


Newton, que únicamente dedujo la forma de la interacción gravitatoria, pero no
tenía suficientes datos como para establecer cuantitativamente su valor. Únicamente
dedujo que su valor debería ser muy pequeño. Solo mucho tiempo después se
desarrollaron las técnicas necesarias para calcular su valor, y aún hoy es una de
las constantes universales conocidas con menor precisión. En 1798 se hizo el primer
intento de medición (véase el experimento de Cavendish) y en la actualidad, con
técnicas mucho más precisas se ha llegado a estos resultados:1

(2){\displaystyle G=6.67384(80)\times 10^{-11}\ {\mbox{N}}\ {\mbox{m}}^{2}\


{\mbox{kg}}^{-2}}{\displaystyle G=6.67384(80)\times 10^{-11}\ {\mbox{N}}\
{\mbox{m}}^{2}\ {\mbox{kg}}^{-2}}

en unidades del Sistema Internacional.

Esta ley recuerda mucho a la forma de la ley de Coulomb para las fuerzas
electrostáticas, ya que ambas leyes siguen una ley de la inversa del cuadrado (es
decir, la fuerza decae con el cuadrado de la distancia) y ambas son proporcionales
al producto de magnitudes propias de los cuerpos (en el caso gravitatorio de sus
masas y en el caso electrostático de su carga eléctrica).
Aunque actualmente se conocen los límites en los que dicha ley deja de tener
validez (lo cual ocurre básicamente cuando nos encontramos cerca de cuerpos
extremadamente masivos), en cuyo caso es necesario realizar una descripción a
través de la relatividad general enunciada por Albert Einstein en 1915, dicha ley
sigue siendo ampliamente utilizada y permite describir con una extraordinaria
precisión los movimientos de los cuerpos (como planetas, lunas o asteroides) del
Sistema Solar, por lo que a grandes rasgos, para la mayor parte de las aplicaciones
cotidianas sigue siendo la utilizada, debido a su mayor simplicidad frente a la
relatividad general, y a que esta en estas situaciones no predice variaciones
detectables respecto a la gravitación universal.

Índice
1 Formulación general de la ley de la gravitación universal
1.1 Forma vectorial
1.2 Cuerpos extensos
2 Consecuencias
2.1 Aceleración de la gravedad
2.2 Preeminencia del cuerpo más masivo
2.3 Interior de un cuerpo esférico
2.4 Interior de una corteza hueca
2.5 Movimiento de los planetas
2.6 Corrección del peso por la fuerza centrífuga en la Tierra
3 Limitaciones
4 Problemas filosóficos
4.1 Acción a distancia
4.2 Masa inercial y masa gravitatoria: principio de equivalencia
5 Historia
5.1 Primeros trabajos
5.2 Trabajos de Hooke y disputa
5.3 Relación con las Leyes de Kepler
6 Véase también
7 Referencias
7.1 Bibliografía
Formulación general de la ley de la gravitación universal
Forma vectorial
Aunque en la ecuación (1) se ha detallado la dependencia del valor de la fuerza
gravitatoria para dos cuerpos cualesquiera, existe una forma más general con la que
poder describir completamente dicha fuerza, ya que en lugar de darnos únicamente su
valor, también podemos encontrar directamente su dirección. Para ello, se convierte
dicha ecuación en forma vectorial, para lo cual únicamente hay que tener en cuenta
las posiciones donde se localizan ambos cuerpos, referenciados a un sistema de
referencia cualquiera. De esta forma, suponiendo que ambos cuerpos se encuentran en
las posiciones {\displaystyle \mathbf {r} _{1},\mathbf {r} _{2}}{\displaystyle
\mathbf {r} _{1},\mathbf {r} _{2}}, la fuerza (que será un vector ahora) vendrá
dada por la siguiente ecuación

(2){\displaystyle \mathbf {F} _{12}=-G{\frac {m_{1}m_{2}}{\|\mathbf {r}


_{2}-\mathbf {r} _{1}\|^{2}}}{\hat {\mathbf {u} }}_{12}=-G{\frac {m_{1}m_{2}}
{\|\mathbf {r} _{2}-\mathbf {r} _{1}\|^{3}}}(\mathbf {r} _{2}-\mathbf {r} _{1})}
{\displaystyle \mathbf {F} _{12}=-G{\frac {m_{1}m_{2}}{\|\mathbf {r} _{2}-\mathbf
{r} _{1}\|^{2}}}{\hat {\mathbf {u} }}_{12}=-G{\frac {m_{1}m_{2}}{\|\mathbf {r}
_{2}-\mathbf {r} _{1}\|^{3}}}(\mathbf {r} _{2}-\mathbf {r} _{1})}

donde {\displaystyle {\hat {\mathbf {u} }}_{12}}{\displaystyle {\hat {\mathbf


{u} }}_{12}} es el vector unitario que va del centro de la gravedad del objeto 1 al
del objeto 2.
Cuerpos extensos
Se ha mencionado anteriormente que dichos cuerpos se pueden tratar como cuerpos
puntuales, localizados en el centro de gravedad del cuerpo real, de tal forma que
la descripción de esta fuerza se realiza trabajando únicamente con cuerpos
puntuales (toda su masa se encuentra concentrada en su centro). Sin embargo, para
algunos casos se puede hacer necesario tratar dichos cuerpos como lo que son,
cuerpos con una extensión dada, es decir no puntuales. Un ejemplo donde este
tratamiento es obligatorio es cuando se desea determinar cómo varía la fuerza de la
gravedad a medida que nos situamos en el interior de un objeto, por ejemplo qué
gravedad existe en el interior de la Tierra (en la región del manto terrestre o del
núcleo).

En estos casos es necesario describir al objeto masivo como una distribución de


masa, es decir, describirlo a través de su densidad en cada punto del espacio. Así,
se integra la fuerza que produce cada elemento infinitesimal del cuerpo sobre cada
elemento del otro objeto, sumando a todos los elementos que existen en el volumen
de ambos cuerpos, lo cual matemáticamente se traduce en una integral sobre el
volumen de cada cuerpo, de tal forma que la fuerza gravitatoria entre ambos se
obtiene como

(3){\displaystyle \mathbf {F} _{12}=-G\int _{V_{1}}\int _{V_{2}}{\frac {\rho _{1}


(\mathbf {r} _{1})\rho _{2}(\mathbf {r} _{2})}{\|\mathbf {r} _{2}-\mathbf {r}
_{1}\|^{3}}}(\mathbf {r} _{2}-\mathbf {r} _{1})\ d^{3}\mathbf {r} _{1}d^{3}\mathbf
{r} _{2}}{\displaystyle \mathbf {F} _{12}=-G\int _{V_{1}}\int _{V_{2}}{\frac {\rho
_{1}(\mathbf {r} _{1})\rho _{2}(\mathbf {r} _{2})}{\|\mathbf {r} _{2}-\mathbf {r}
_{1}\|^{3}}}(\mathbf {r} _{2}-\mathbf {r} _{1})\ d^{3}\mathbf {r} _{1}d^{3}\mathbf
{r} _{2}}

Donde

{\displaystyle \scriptstyle V_{1},V_{2}}{\displaystyle \scriptstyle V_{1},V_{2}}


son los volúmenes de los dos cuerpos.
{\displaystyle \scriptstyle \rho _{1},\rho _{2}}{\displaystyle \scriptstyle \rho
_{1},\rho _{2}} son las densidades de los dos cuerpos en cada punto del espacio
({\displaystyle \scriptstyle r_{1},r_{2}}{\displaystyle \scriptstyle r_{1},r_{2}}).
Puede verse que si se tienen dos cuerpos finitos entonces la fuerza gravitatoria
entre ambos viene acotada por:

{\displaystyle G{\frac {m_{1}m_{2}}{d_{\max }^{2}}}\leq \|\mathbf {F} _{12}\|\leq


G{\frac {m_{1}m_{2}}{d_{\min }^{2}}}}{\displaystyle G{\frac {m_{1}m_{2}}{d_{\max }
^{2}}}\leq \|\mathbf {F} _{12}\|\leq G{\frac {m_{1}m_{2}}{d_{\min }^{2}}}}

Donde {\displaystyle \scriptstyle d_{\min },d_{\max }}{\displaystyle \scriptstyle


d_{\min },d_{\max }} son las distancias mínima y máxima entre los dos cuerpos en un
instante dado.

Consecuencias
Aceleración de la gravedad

Efecto de la atracción gravitatoria terrestre: animación de una esfera en caída


libre desde la Torre de Pisa
Considerando la segunda ley de Newton, que explica que la aceleración que sufre un
cuerpo es proporcional a la fuerza ejercida sobre él, estando ambas relacionadas
por una constante de proporcionalidad que es precisamente la masa de dicho objeto,

{\displaystyle F=m\cdot g}{\displaystyle F=m\cdot g}

e introduciéndola en la ley de la Gravitación Universal (en su forma más simple,


únicamente por simplicidad) se obtiene que la aceleración que sufre un cuerpo
debido a la fuerza de la gravedad ejercida por otro de masa {\displaystyle M}M es
igual a

{\displaystyle g=G{\frac {M}{d^{2}}}}{\displaystyle g=G{\frac {M}{d^{2}}}}

donde {\displaystyle g}g es la aceleración sufrida. Es decir, dicha aceleración es


independiente de la masa que presente nuestro objeto, únicamente depende de la masa
del cuerpo que ejerce la fuerza y de su distancia. Por ello, si se tienen dos
cuerpos de diferente masa (por ejemplo la Luna y un satélite artificial, que
únicamente tenga una masa de unos pocos kilogramos) a la misma distancia de la
Tierra, la aceleración que produce esta sobre ambos es exactamente la misma. Tal
como la aceleración que tiene la misma dirección que la de la fuerza, es decir en
la dirección que une ambos cuerpos, esto produce que si sobre ambos cuerpos no se
ejerce ninguna otra fuerza externa, estos se moverán describiendo órbitas entre sí,
lo cual describe perfectamente el movimiento planetario (o del sistema Tierra—
Luna), o de caída libre aproximándose un cuerpo hacia el otro, como ocurre con
cualquier objeto que soltemos en el aire y que cae irremediablemente hacia el
suelo, en la dirección del centro de la Tierra.

Con esta ley se puede determinar la aceleración de la gravedad que produce un


cuerpo cualquiera situado a una distancia dada. Por ejemplo, se deduce que la
aceleración de la gravedad que nos encontramos en la superficie terrestre debido a
la masa de la Tierra es de {\displaystyle g\approx 9.81\ {\mbox{m/s}}^{2}}
{\displaystyle g\approx 9.81\ {\mbox{m/s}}^{2}}, que es la aceleración sufrida por
un objeto al caer. Y que esta aceleración es prácticamente la misma en el espacio,
a la distancia donde se encuentra la Estación Espacial Internacional,
{\displaystyle g\approx 9.32\ {\mbox{m/s}}^{2}}{\displaystyle g\approx 9.32\
{\mbox{m/s}}^{2}} (es decir, es un 95% de la gravedad que tenemos en la superficie,
únicamente una diferencia de un 5%), siendo necesario recordar que el hecho de que
los astronautas no sientan la gravedad no es porque esta allí sea nula, sino por su
estado de ingravidez (de caída libre continua). Y la gravedad que ejerce una
persona sobre otra, situada a un metro de distancia, es de en torno a
{\displaystyle g\sim 10^{-8}\ {\mbox{m/s}}^{2}}{\displaystyle g\sim 10^{-8}\
{\mbox{m/s}}^{2}} (para una persona de unos 100 kg). Este es el hecho por el que no
sentimos la gravedad que ejercen cuerpos poco masivos como nosotros.

Preeminencia del cuerpo más masivo


Continuando con lo que se acaba de mencionar acerca de la aceleración que sufre un
cuerpo como consecuencia de la presencia de otro objeto masivo, el hecho de que
esta aceleración únicamente dependa de la masa de este objeto masivo muestra que,
para dos cuerpos dados de diferente masa, el cuerpo menos masivo será el que sufra
una aceleración mayor, y por tanto un cambio de movimiento más pronunciado. Con
esto se observa directamente una respuesta a por qué es la Tierra la que órbita en
torno al Sol y no al revés, puesto que este último tiene una masa increíblemente
superior a la de la Tierra (unas 330 000 veces superior), haciendo en cambio que el
movimiento experimentado por el Sol como consecuencia de la atracción que ejerce la
Tierra sobre él sea insignificante. Y de igual modo, es la Luna (cuerpo menos
masivo) la que orbita en torno a la Tierra.

Interior de un cuerpo esférico

Intensidad del campo gravitatorio terrestre (desde la órbita del Shuttle hasta el
centro del planeta)
Una de las consecuencias que trae que la gravedad sea una fuerza que depende como
la inversa del cuadrado de la distancia es que si se tiene un cuerpo esférico, con
una densidad que únicamente va variando a medida que nos alejamos del centro del
cuerpo (lo cual podría ser un modelo que describe de forma bastante adecuada a la
Tierra), se puede demostrar a través de la ley de Gauss que la fuerza en su
interior (a una distancia {\displaystyle r}r del centro) únicamente depende de la
masa existente dentro de la esfera de radio {\displaystyle r}r. Es decir, la masa
que hay fuera de dicha esfera no produce ninguna fuerza sobre un cuerpo situado en
dicho punto. Por ello, dentro del cuerpo la fuerza ya no depende de la inversa
cuadrado (puesto que ahora la masa a considerar depende también de dicha distancia)
y resulta que es proporcional a dicha distancia. Esto es, en el interior del cuerpo
la fuerza de la gravedad va creciendo conforme nos alejamos del centro del cuerpo
(en donde esta es nula) hasta llegar a la superficie, donde se hace máxima.

Este razonamiento es válido para esferas homogéneas, es decir, de densidad


uniforme. Sin embargo, la Tierra posee un núcleo metálico (el nife) mucho más denso
que el manto y la corteza, por lo que la máxima intensidad del campo gravitatorio
se produce precisamente en el límite entre el núcleo y el manto.

Una vez alcanzada la superficie exterior, se observa el comportamiento habitual de


decrecimiento conforme nos alejamos del cuerpo. Todo esto se puede ver en mayor
profundidad en la entrada de la intensidad del campo gravitatorio.

Interior de una corteza hueca


Y por extensión de lo que se acaba de mencionar, en el caso en que se tuviese un
cuerpo esférico pero hueco por dentro (es decir que únicamente sería una cáscara
esférica), en cualquier punto externo a él sigue produciendo una fuerza de la
gravedad de acuerdo con la ecuación (1), es decir como si dicho cuerpo fuese
puntual. Sin embargo, al ubicarnos dentro del mismo, observaríamos que no hay
fuerza de la gravedad, puesto que en su interior ya no hay masa.

Movimiento de los planetas


Como se ha mencionado en el apartado histórico, esta ley permite recuperar y
explicar la Tercera Ley de Kepler, que muestra de acuerdo a las observaciones que
los planetas que se encuentran más alejados del Sol tardan más tiempo en dar una
vuelta alrededor de este. Además de esto, con dicha ley y usando las leyes de
Newton se describe perfectamente tanto el movimiento planetario del Sistema Solar
como el movimiento de los satélites (lunas) o sondas enviadas desde la Tierra. Por
ello, esta ley estuvo considerada como una ley fundamental por más de 200 años, y
aún hoy sigue estando vigente para la mayoría de los cálculos necesarios que atañen
a la gravedad.

Uno de los hechos que muestran su precisión es que al analizar las órbitas de los
planetas conocidos en torno a 1800 (cuando todavía quedaban por descubrir Neptuno y
Plutón), se observaban irregularidades en torno a la órbita de Urano
principalmente, y de Saturno y Júpiter en menor medida, respecto a lo que predecía
la ley de Newton (junto con las leyes de Kepler). Por esta razón, algunos
astrónomos supusieron que dichas irregularidades eran debidas a la existencia de
otro planeta más externo, alejado, que todavía no había sido descubierto. Así,
tanto Adams como Le Verrier (de forma independiente) calcularon matemáticamente
dónde debería encontrarse dicho planeta desconocido para poder explicar dichas
irregularidades. Neptuno fue descubierto al poco tiempo por el astrónomo Galle, el
23 de septiembre de 1846, siguiendo sus indicaciones y encontrándolo a menos de un
grado de distancia de la posición predicha.

Corrección del peso por la fuerza centrífuga en la Tierra


Artículo principal: Efecto Eötvös
Cuando un cuerpo describe un movimiento circular su velocidad va cambiando
constantemente de dirección, lo que significa que está sometido a una aceleración
por no ser constante su velocidad, aunque su módulo o celeridad no cambie. En estas
condiciones, la aceleración que experimenta el cuerpo se debe a una fuerza que
actúa sobre el y que está dirigida hacia el centro de la trayectoria circular que
recibe el nombre de fuerza centrípeta. Si esta fuerza dejase de actuar, el cuerpo
abandonaría la trayectoria circular en dirección tangencial a la misma, adquiriendo
un movimiento rectilíneo uniforme en ausencia de otras fuerzas.
Si se pone a girar una piedra atada a un cordel, este ejerce una fuerza centrípeta
constante para tirar de la piedra acelerándola hacia el centro del círculo. La
piedra ejerce sobre el cordel una fuerza igual y opuesta originando una tensión en
el cordel que aumentará a medida que sea mayor la velocidad con que gira la piedra.
Para calcular el valor de la fuerza centrípeta se usa la ecuación:

{\displaystyle F_{c}={\frac {mv^{2}}{r}}}{\displaystyle F_{c}={\frac {mv^{2}}{r}}}


Símbolo Nombre Unidad
{\displaystyle F_{c}}{\displaystyle F_{c}} Fuerza centrípeta N
{\displaystyle m}m masa del cuerpo que gira kg
{\displaystyle v}v Velocidad lineal del cuerpo m/s
{\displaystyle r}r radio de la circunferencia m
La fuerza centrífuga, es una fuerza ficticia percibida por un observador sobre la
tierra que es igual en módulo y de sentido opuesto a la aceleración centrípeta de
la superficie de la tierra, por lo que un observador situado sobre el ecuador
terrestre percibirá una mayor fuerza centrípeta que en los polos. Esto se debe a
que en un punto del ecuador se mueve más rápido que en uno próximo a los polos. Por
tanto, cuando la Tierra da una vuelta alrededor de su eje, el punto sobre el
ecuador habrá recorrido aproximadamente 40 000 km, que es el valor de la longitud
de la circunferencia en el ecuador, mientras que el punto próximo a uno de los
polos recorrería una distancia mucho más pequeña (de valor 0 exactamente en cada
polo). Debido a ello, la velocidad lineal de un punto sobre el ecuador será mayor
que la de un punto cerca de los polos y consecuentemente será mayor también su
fuerza centrífuga. Como el efecto de la fuerza centrífuga es un distanciamiento
respecto al eje de giro, la fuerza centrífuga percibida por un observador sobre la
tierra equivale a que este vea que dichos cuerpos se alejan del eje de giro,
reduciendo el efecto de la fuerza de gravedad de acuerdo con las medidas de dicho
observador.

Por esa razón, al medir el peso efectivo de un cuerpo un observador situado cerca
del ecuador medirá un menor peso que uno situado cerca de los polos, toda vez que
la aceleración centrífuga medida es menor en los polos, además de encontrarse más
cerca del centro de la Tierra debido al achatamiento de sus polos.

Limitaciones
Si bien la ley de la gravitación universal da una muy buena aproximación para
describir el movimiento de un planeta alrededor del Sol, o de un satélite
artificial relativamente cercano a la Tierra, durante el siglo XIX se observó
algunos pequeños problemas que no se conseguían resolver (similares al de las
órbitas de Urano, que sí pudo resolverse tras el descubrimiento de Neptuno). En
especial, se encontraba la órbita del planeta Mercurio, la cual en lugar de ser una
elipse cerrada, tal y como predecía la teoría de Newton, es una elipse que en cada
órbita va rotando, de tal forma que el punto más cercano al Sol (el perihelio) se
desplaza ligeramente, unos 43 segundos de arco por siglo, en un movimiento que se
conoce como precesión. Aquí, al igual que con el caso de Urano, se postuló la
existencia de un planeta más interno al Sol, al cual se le llamó Vulcano, y que no
habría sido observado por estar tan próximo al Sol y quedar oculto por su brillo.
Sin embargo, este planeta no existe en la realidad (su existencia era inviable de
todas formas), por lo que dicho problema no pudo resolverse, hasta la llegada de la
Relatividad General de Einstein.

Además de este problema, en la actualidad el número de las desviaciones


observacionales existentes que no se pueden explicar bajo la teoría newtoniana son
varias:

Como se ha mencionado ya, la órbita del planeta Mercurio no es una elipse cerrada
tal como predice la teoría de Newton, sino una cuasi-elipse que gira secularmente,
produciendo el problema del avance del perihelio que fue explicado por primera vez
solo con la formulación de la teoría general de la relatividad. Esta discrepancia
obedece precisamente al límite de validez que actualmente conocemos para la teoría
de Newton: esta únicamente es válida para cuerpos de poca masa o distancias
grandes, lo cual se cumple para todos los planetas del Sistema Solar excepto para
Mercurio, puesto que este se encuentra muy cercano al Sol, un cuerpo lo
suficientemente masivo para producir discrepancias observables (aunque recordando
que dicha discrepancia es únicamente un efecto de 46 segundos de arco por siglo, el
uso de la Relatividad General sigue siendo necesario exclusivamente para cálculos
de alta precisión).
Aunque bajo la descripción de la gravedad de Newton esta únicamente se produce
entre cuerpos con masa, se ha observado cómo la luz también se curva (se desvía)
como consecuencia de la gravedad producida por un cuerpo masivo, por ejemplo el
Sol. Este hecho, que aunque sí podía llegar a interpretarse únicamente usando la
ley de la Gravitación Universal, esta no daba cuenta de la desviación correcta
observada, resultó ser una de las primeras predicciones contrastadas que apoyaron
la Relatividad General.
La velocidad de rotación de las galaxias no parece responder adecuadamente a la ley
de la gravitación, lo que ha llevado a formular el problema de la materia oscura y
alternativamente de la dinámica newtoniana modificada. A través de la Tercera ley
de Kepler hemos mencionado que los periodos de los cuerpos crecen con la distancia
a la que se encuentran del cuerpo masivo. Aplicando dicho principio a las estrellas
de una galaxia, debería observarse algo similar para las estrellas más alejadas del
centro de la galaxia, pero esto es algo que no se observa y que, manteniendo la ley
de la Gravitación Universal, únicamente puede ser explicado si en dicha galaxia
existe mucha más masa de la que se observa, la cual es precisamente la denominada
materia oscura, puesto que sería materia que no vemos.
Problemas filosóficos
Acción a distancia
Artículo principal: Acción a distancia
Aparte de los problemas prácticos mencionados anteriormente, existían algunos
problemas de carácter más filosófico que atañen a la propia teoría en sí. En
concreto, uno de ellos era el concepto de acción a distancia que utiliza la teoría.
Esto es, en todo momento se ha descrito que dos cuerpos alejados una determinada
distancia (y por tanto, no se encuentran en contacto entre sí) se ejercen una
fuerza, la fuerza de la gravedad. Sin embargo, sería necesario responder a las
preguntas de ¿cómo se ejerce dicha fuerza si ambos cuerpos no se tocan?. Esto era
una cuestión por resolver, no únicamente de la teoría de Newton, sino que también
atañía al electromagnetismo, y que no se sabía cómo afrontar. Por ello, esto dio
lugar al concepto físico de campo, que aunque no resolvía completamente el
problema, sí facilitaba la utilización de estas fuerzas a distancia y su
explicación, y que para la gravedad hizo que se comenzase a trabajar a través de la
idea del campo gravitatorio como causante de dicha fuerza de la gravedad.

Posteriormente, este problema quedaría resuelto en la Relatividad General, ya que


en esta se prescindió de describir la gravedad como una fuerza, pasando a
entenderse esta como una consecuencia de que los cuerpos con masa curvan el
espacio-tiempo (donde como analogía se podría imaginar el espacio-tiempo como una
cama elástica, donde los cuerpos pesados hacen que esta se deforme y por tanto los
objetos que pasen por ahí se desvían de sus trayectorias originales).

Masa inercial y masa gravitatoria: principio de equivalencia


Otro gran problema que traía consigo esta teoría (y que sirve como uno de los
postulados desde los que se desarrolla la Relatividad General) es el conocido como
principio de equivalencia. Este aboga por el hecho de que en la Teoría de la
Gravitación Universal se utiliza una cantidad propia de cada cuerpo que es la que
origina la fuerza de la gravedad, su masa. Aunque aquí se ha relacionado
directamente con la masa propia de cada cuerpo, esta realmente podría ser definida
como una masa gravitacional, en contraposición con la masa utilizada en la segunda
ley de Newton, que habla sobre la inercia de los cuerpos, {\displaystyle \mathbf
{F} =m\mathbf {a} }{\mathbf {F}}=m{\mathbf {a}}, y que podría ser llamada masa
inercial.

En la práctica, no existe ninguna ley, principio o hecho que establezca que ambas
masas son, en efecto, la misma masa, como se ha supuesto en toda la descripción
realizada (únicamente se conoce que ambas son prácticamente iguales con una gran
precisión). Este hecho que traería una gran importancia, puesto que de no ser las
mismas, la aceleración que experimenta un cuerpo dejaría de ser independiente de su
masa por ejemplo, no ha podido ser resuelto de una manera efectiva, dando lugar al
mencionado principio de equivalencia.

Historia
Primeros trabajos
Isaac Newton en sus Principia menciona como referencias a varios pioneros2 que
incluyen a Bullialdus3 (quien sugirió, sin demostración, que existía una fuerza
desde el Sol y que era proporcional al cuadrado de la distancia), y Borelli4 (quien
sugirió, también sin demostración, que había una tendencia centrífuga en el
movimiento de los planetas que estaba siendo contrarrestada por otra fuerza
dirigida hacia el Sol). D T Whiteside ha escrito que la inspiración de Newton vino
principalmente de Borelli, ya que el primero guardaba una copia del libro del
italiano en su biblioteca.5

Trabajos de Hooke y disputa


Cuando el primer libro de los Principios de Newton fue expuesto a la Royal Society
(la Real Academia de las Ciencias, de Inglaterra), el coetáneo Robert Hooke acusó a
Newton de plagio por copiarle la idea de que la gravedad decaía como la inversa del
cuadrado de la distancia entre los centros de ambos cuerpos. Aunque esta
controversia ha durado incluso hasta nuestros días, no hay datos claros sobre si
realmente Newton conocía los trabajos de Hooke o no, ya que aunque ambos se
carteaban regularmente, en ninguna de esas cartas Hooke menciona la ley de la
inversa del cuadrado, algo que Newton sí hizo con otros autores a los que sí
agradeció2 los trabajos anteriores en los que basó sus ideas. Frente a esta
proclama de Hooke de su idea de la inversa del cuadrado, Newton reiteró que dicha
idea en ningún caso era exclusivamente de él, sino que fueron varios autores en
aquella época los que ya se dieron cuenta de una dependencia de ese tipo, como
reflejó en los agradecimientos de su publicación.

Relación con las Leyes de Kepler


Las Leyes de Kepler eran una serie de tres leyes empíricas que describían el
movimiento de los planetas deducidas a partir de las observaciones existentes.

Aunque estas leyes describían dichos movimientos, los motivos de por qué estos eran
así o qué los causaban, permanecían desconocidos tanto para Kepler como para sus
coetáneos. Sin embargo, supusieron un punto de partida para Newton, quien pudo dar
una formulación matemática a dichas leyes, lo que junto con sus propios logros
condujo a la formulación de la ley de la Gravitación Universal. En especial, a
través de dicha ley Newton pudo dar la forma completa a la Tercera ley de Kepler,
que describe que los cuadrados de los periodos de las órbitas de los planetas son
proporcionales a los cubos de sus distancias al Sol. Es decir, que los planetas más
alejados del Sol tardan más tiempo en dar una vuelta alrededor de este (su año es
más largo).

Véase también
Gravedad
Isaac Newton
Campo gravitatorio
Leyes de Kepler
Teoría de la Relatividad General
Fuerza G
Galileo Galilei
Referencias
Constante de gravitación de Newton (en inglés)
Pages 435-440 in H W Turnbull (ed.), Correspondence of Isaac Newton, Vol 2 (1676-
1687), (Cambridge University Press, 1960), document #288, 20 June 1686.
Bullialdus (Ismael Bouillau) (1645), "Astronomia philolaica", Paris, 1645.
Borelli, G. A., "Theoricae Mediceorum Planetarum ex causis physicis deductae",
Florence, 1666.
D T Whiteside, "Before the Principia: the maturing of Newton's thoughts on
dynamical astronomy, 1664-1684", Journal for the History of Astronomy, i (1970),
pages 5-19; especially at page 13.
Bibliografía
Landau & Lifshitz: Mecánica, Ed. Reverté, Barcelona, 1991. ISBN 84-291-4081-6.
H. Pérez Montiel: "Física 2 Enseñanza Media Superior", México DF 1994 ISBN 968-439-
486-1.
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universal gravitation
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del siglo XVIICiencia de 1687Isaac Newton
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