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Técnicas avanzadas de masterización

Introducción

Hay quien opina que la masterización no existe, que es un parche a una mala mezcla. Realmente, aunque no
estoy totalmente de acuerdo, no deja de tener razón. En general, una buena mezcla requiere un proceso posterior
mínimo. El problema es que, durante el proceso de la mezcla, se tiende a equilibrar unas pistas con otras sin tener
claro cómo debe sonar el conjunto ?acrecentado por la fatiga auditiva?. Esto se evitaría en gran medida teniendo
una pista como referencia constante durante la mezcla o usando un analizador de espectros.

Entonces, ¿cuál es el objetivo de la masterización? En primer lugar, conseguir uniformidad entre las pistas, de
forma que no existan grandes diferencias de sonido dentro de un mismo trabajo; conseguir que suenen igual en
cualquier equipo de audio, corrigiendo picos que han pasado desapercibidos en los monitores de referencia
usados en las mezclas; y ganar algunos dB de volumen medio. En este último punto hay una gran polémica, pero
esta nueva tendencia de apurar al máximo el volumen de una canción tiene su explicación en la psicoacústica.
Para el oído humano, una canción que tiene más volumen que otra es percibida como mejor de forma inconsciente.
Este curioso efecto es el motivo por el que se tiende a comprimir y limitar al máximo posible cada pista,
consiguiendo, en muchos casos, que la pieza pierda toda la dinámica, siendo este un terrible error.

Propongo una situación real y habitual: acabas de terminar de mezclar unos temas y te gustaría que sonasen
correctamente en cualquier sistema de audio y que tuvieran coherencia entre ellas. Sin duda necesitan una
masterización, un ajuste común y preciso. Por tanto, coges tus pistas y las cargas en tu editor de audio y te dispones
con tus bien conocidos monitores de campo cercano a masterizarlas... Sin duda estás comiendo de entrada tres
errores bastante importantes: primero, nunca se debe masterizar sin descansar los oidos. Unos oídos viciados
tenderán a destacar frecuencias en la mezcla; en segundo lugar, unos monitores de campo cercano no son lo más
apropiado para masterizar, al no ofrecer una respuesta clara y amplia de todo el espectro; y en tercer lugar, tú no
deberías nunca masterizar tus propias mezclas, puesto que hay detalles que ya pasas por alto por el vicio de
escucharlos una y otra vez. Por tanto, lo mejor es recurrir a un buen profesional siempre que se pueda.

Las condiciones ideales de masterización distan en muchos casos de la mayoría de los estudios de grabación
?de cualquier categoría?. Para estos menesteres se requiere una sala tratada acústicamente, para ofrecer una
respuesta equilibrada en todas las frecuencias. No se trata de crear una cámara anecoica; consiste en evitar realces
de frecuencias y rebotes dañinos para una correcta audición. Los altavoces son un punto clave: necesitamos
escuchar todas las frecuencias sin coloraciones. Es un error habitual en los monitores de campo cercano y, en
menor medida, en los de medio campo, su incapacidad para reproducir frecuencias graves, siendo atenuadas las
frecuencias por debajo de los 70 Hz. Por tanto, unos monitores de campo lejano, multivía y habitualmente
empotrados, serían el punto de partida ideal para la masterización. Es muy importante, además, disponer de
escuchas de distintos tamaños y calidades para poder chequear el material en condiciones cercanas a las que
dispondrá el receptor final.

La gran polémica surge en cuanto a qué elementos (y en qué orden son adecuados) para una masterización. En el
artículo anterior se sugería el sistema del Finalizer. Sin duda hay cosas fundamentales que no deben faltar en una
cadena de masterización: un ecualizador, un compresor y un limitador. Personalmente, no podría vivir sin un
compresor multibanda y un par de conversores M-S (este elemento lo analizaremos más adelante) y, sin duda, es
muy socorrido un excitador aural, pero la gran pregunta es ¿software o hardware? La respuesta: da igual, pero ha
de ser de primera calidad. En general, la alternativa software suele ser más barata a igual calidad. Hoy en día, la
solución software es la que ofrece mejor calidad-precio. Existen numerosos paquetes de primerísima línea de
Waves, Spectral Design y TC, entre otros. Un ecualizador mediocre o un compresor de baja calidad puede destrozar
una mezcla. En cualquier caso, la clave de todo el proceso es que la masterización no arregla una mala mezcla.

La normalización

Uno de los objetivos principales de la masterización de un disco es que las canciones sean percibidas a un
mismo nivel medio. Cuando empiezas el ajuste de varias pistas, el primer paso lógico es normalizarlas de forma
que el pico de volumen más grande coincida con el máximo permitido. En principio esto es innecesario puesto que,
mediante la compresión y limitación, vamos a ajustar las pistas para que suenen todas a un volumen medio similar y
al normalizar podemos perder sutilezas. Sólo cuando una pista muestre un volumen demasiado bajo se requeriría
una normalización. Además, en ese caso, si la pista fue mezclada a 16 bits, la normalización puede aumentar el
nivel general del ruido de la pista, con lo que es más conveniente volver a la mezcla y subir el nivel de la mezcla.

Compresión multibanda

Con un compresor multibanda se pueden hacer ajustes muy precisos sobre las distintas bandas. Son útiles para
destacar o atenuar instrumentos o frecuencias descontroladas. La diferencia más importante con la ecualización es
que la ecualización recorta las frecuencias seleccionadas en todos los casos, mientras que un compresor ajustado
a una banda de frecuencias sólo actuará cuando el volumen de esa banda supera el umbral establecido. El
compresor multibanda es muy útil para retocar el equilibrio espectral, pero adquiere su mayor esplendor cuando se
usa en modo M-S.

Modo M-S

Sin duda uno de los procesos más útiles para hurgar en las entrañas de la mezcla. La conversión M-S consiste en
convertir una mezcla de dos canales L-R (izquierda ? derecha, una mezcla estéreo normal) en el formato de dos
canales M-S (centro-estéreo), de forma que el canal M contiene la información que se escucha en el centro de la
mezcla y el canal S sólo la información estéreo. El canal S consiste en la señal resultante de restar al canal izquierdo
el derecho. El canal M es la suma de la señal resultante de sumar el resultado de restar a cada canal la señal S.

M = (L-S)+(R-S) ; S= L-R

Para devolverlo al formato L-R, sólo hay que hacer pasar de nuevo el audio por otro conversor M-S.

Generalmente, en una mezcla solemos disponer en el canal central de la voz, el bajo, el bombo, la caja y algún
instrumento solista y en el canal del estéreo suelen estar charles, rebotes de los ecos, reverberación e instrumentos
de adorno. Supongamos que tenemos una mezcla en la que la voz suena demasiado alta; es un gran problema. Si
intentamos atenuarla mediante ecualización, probablemente perdamos las guitarras ?panoramizadas a los lados?. Si
montamos la siguiente cadena...

...y ajustamos el compresor multibanda en la banda de la voz, podremos atenuar únicamente la voz sin dañar el
resto de los instrumentos.

Excitador aural
Este elemento fue en el pasado utilizado ampliamente. Cuando la tecnología musical estaba bajo mínimos, las
mezclas eran bastante opacas y llegó a ser tan imprescindible que su inventor sólo los alquilaba. Su principio activo
se basa en la restauración de armónicos perdidos durante el proceso de la mezcla, añadiendo brillo. En la
actualidad, basándose en el mismo principio, han aparecido un nuevo tipo de excitadores que añaden presencia en
el espectro de los graves o incluso los que permiten la selección de la frecuencia central. Con la mejora de los
procesos de grabación y mezcla, su uso ya no está tan justificado, aunque en muy pequeña cantidad puede añadir
ese brillo que suele faltar en los masters. Es un efecto con el que es muy fácil pasarse, porque el oido se
acostumbra muy rápidamente y se tiende a añadir más de lo necesario.

Los medidores

Para poder ajustar el nivel entre canciones, es necesario usar medidores fiables. Los
vúmetros incorporados en las mesas de mezclas y en los programas suelen ser medidores que
reaccionan muy rápido a los transitorios, ideales para evitar distorsión y saturación que, por otro
lado, es tan peligrosa en la grabación digital y aparece en cuanto superas los 0dBFS (FS = fondo de escala).
Realmente, nuestro oído no escucha así. Aunque tengamos dos canciones cuyos picos máximos llegan al mismo
nivel, el volumen medio puede ser diferente. Para poder medir eso, es necesario la utilización de medidores que
funcionen en modo RMS (Root Mean Square). Una medidor en modo RMS proporciona el valor eficaz del volumen.
Esta forma de medir es más parecida a la forma que tiene el oído humano de escuchar, motivo, además, por el que
los medidores analógicos se siguen usando aún en nuestros días.

Software de pasterización

Como comenté al principio del artículo, las soluciones en software para masterización ofrecen mayores ventajas
que sus equivalentes en hardware. Realmente, se puede masterizar con cualquier programa que permita añadir
plugins de efectos y modificar sus parámetros en tiempo real, con lo que abre mucho nuestro abanico, pudiendo ser
desde un secuenciador (Pro Tools, Nuendo, Logic, etc.) hasta un editor de audio (Spark, WaveLab, SoundForge,
etc.) o un programa especializado (T-Racks).

Entre los editores de audio, los más especializados son Spark y WaveLab. Spark permite el ruteo de la señal a
través de distintos efectos, pudiendo separar los canales y procesarlos independientemente de formas muy
complejas. WaveLab trae un rack que permite la carga de varios efectos simultáneos y tienes opciones avanzadas
de análisis del audio. Existen otras opciones como Peak o SoundForge, pero dan menos facilidades a la hora de
masterizar.

El T-Racks 24 es un programa de masterización integrado completamente autónomo. Se basa en la emulación de


procesadores de válvulas y no soporta plugins de ningún tipo.

Dentro de los paquetes de efectos en plugins, confesaré que tres son mis favoritos: DSP-FX, Steinberg Mastering
Edition (diseñados por Spectral Design) y los de Waves.

DSP-FX es un paquete con algunos años que funciona como plugin DirectX y Saw que contiene varios
procesadores (reverbs, chorus, eco) y, en especial, un excitador aural (Enhancer) y un limitador (Optimizer)
fabulosos. Su interfaz es bastante antiguo, pero su sonido es fantástico. En particular, el medidor del limitador es
muy útil para ajustar el volumen relativo entre las pistas.

El Steinberg Mastering Edition es un paquete de plugins DirectX, VST y WaveLab que contienen un buen
surtido de procesadores especialmente dedicados para la masterización que contienen todos los elementos
necesarios para realizar una masterización completa. Son plugins de primera calidad entre los que se encuentran el
popular FreeFilter (un ecualizador gráfico con funciones de adaptación de curvas de ecualización), el Loudness
Maximizer (un limitador bastante musical) y el MultiBand Compressor es un buen compresor/expansor multibanda.

Waves proporciona varios paquetes de plugins, algunos de ellos muy apropiados para la masterización. En
particular, es muy popular el L1-Ultramaximizer, un limitador maximizador para masterización y el Ressinance
Compressor, un estupendo compresor que puede emular varios tipos de compresores, muy suave y cálido. El L1 me
resulta demasiado bruto con la limitación y, de todos los limitadores comentados en este apartado, es el que más
deteriora el sonido, cortando muchas veces los picos. Recientemente, Waves ha presentado el L2, descendiente de
su versión en rack y que mejora mucho en musicalidad el resultado.

Existen otras opciones de muy buena calidad, como el paquete de plugins TC Native Bundle, que ofrece un
surtido de herramientas aptas para masterización y, en forma de programa autónomo, Emagic Waveburner Pro,
ideado para la masterización y grabación de masters en CDs.
Hardware de pasterización

En este apartado existen numerosas opciones posibles, siendo muy habituales los equipos antiguos a válvulas.
Últimamente han ido apareciendo algunas soluciones ?todo en uno? de mano de dbx (Quatum y Quatum II),
Drawmer (Masterflow DC2476) y los más populares de TC Electronic con su gama Finalizer, Finalizer 96K y Plus.

La masterización
La masterización es el arte del compromiso; saber qué es lo posible y lo imposible, y tomar decisiones sobre lo que
es más importante en la música"

Bob Katz

El proceso de pasterización

Así pues, ¿qué es lo más importante en tu música? Quizás quieras destacar la voz, o a lo mejor trabajas un estilo
muy rítmico y quieres primar la presencia de los bombos y bajos. No hay una misma regla para todos; tu música y
tus oídos son los que mandan.

De cualquier modo, el proceso de masterización en general sigue unos pasos determinados; nosotros seguiremos
el esquema que marca una de las unidades de mastering más reputadas, el TC Electronic Finalizer:

I1 e I2 se refieren a las inserciones de efectos que ofrece el Finalizer; hablando en general, antes de pasar a la
fase de compresión/limitación, lo normal es aplicar una EQ general e incluso alguna puerta o de-esser para filtrar
sibilantes o ruidos si están presentes.

Un punto vital a la hora de masterizar es tener unos monitores que ofrezcan nitidez y precisión en el sonido. Si
no escuchamos claramente todos los aspectos de la mezcla, difícilmente e?corregiremos los errores

potenciaremos los aciertos; esto es particularmente importante a la hora de ecualizar.

El mastering actual usa cada vez más los compresores y limitadores multibanda, que afectan selectivamente a
bandas de frecuencias seleccionadas. Son muy eficaces, pero su manejo requiere cierta destreza y, aunque no lo
notes al principio, los ajustes extremos pueden provocar fatiga auditiva con más facilidad que en ajustes suaves,
buscando mayor naturalidad.

El TC Finalizer; un nombre realmente apropiad

La ecualización

Como sabes, la EQ puede cambiar el trazado espectral del sonido; sin embargo, el mayor trabajo de EQ se
lleva a cabo en la fase de mezcla, resaltando las características deseadas de cada pista, equilibrándolas y situando
cada cosa en su sitio sin producir confusión. En el mastering, la EQ nos servirá para darle un toque final al material;
si no has hecho un buen trabajo con la EQ en la fase de mezcla, seguramente ya será tarde para corregirlo.
Repásate nuestro artículo sobre [ la ecualización ] si quieres recordar sus principios.

La EQ en la masterización tiene tres objetivos primordiales:

· Ajustar el nivel general de bajos, medios y agudos. · Hacer que el nivel general de esas tres bandas de frecuencia
suene más uniforme. · Atenuar ciertas frecuencias que causan distorsión, o al revés, potenciar frecuencias que
consiguen un sonido más natural.

Escucha atentamente la mezcla e intenta captar sus debilidades; ¿demasiado oscura y sin aire? Haz pequeños
ajustes en las frecuencias altas. ¿Poco cuerpo? Actúa sobre los rangos medios. ¿Están demasiado embarullados los
graves o retumban los subgraves? Haz cortes o atenúa en esa zona. Como ves, no estamos hablando aquí de
resaltar o solapar un instrumento concreto o una voz; como hemos dicho, eso debe hacerse en la mezcla. Ahora
debes centrarte en el sonido general, considerado como un todo.

Un truco es que el contraste de rangos tiene un efecto interactivo; por ejemplo, una pequeña atenuación en el
rango inferior de medios (alrededor de 250 Hz) puede tener un efecto similar que potenciar el rango de presencia
(alrededor de 5 Khz). Otro truco es restaurar el "aire" que puede ser perdido incluso dando cortes de medio dB a 7
Khz; esto puede arreglarse a menudo aumentando el rango de 15 a 20 Khz; un cuarto de dB puede solucionar las
cosas.

No hay magia en esto; debes guiarte por tus oídos. Pero una buena manera de aprender la ofrecen herramientas
como el [Steinberg Freefilter], que "copia" los parámetros de EQ de una onda dada y te permite usarlos en tus
producciones. Escoge pues una mezcla profesional e?que tenga características similares a la que tienes entre
manos y pásale el FreeFilter; fíjate en los parámetros resultantes y adáptalos a tu mezcla.

La normalización

Una vez que hemos ajustado la EQ, se habrán producido cambios en la ganancia general del sonido. La
normalización aumenta o reduce la amplitud general o nivel de loudness de una señal a un punto seleccionado.
Generalmente, sirve para llevar el pico de amplitud más alto de la señal justo por debajo del nivel de distorsión (0
dB)

Normalizando conseguimos sacar el máximo partido del rango dinámico que dispongamos (en audio digital, es
mayor el rango de un archivo de 24 bit que el de otro a 16 bit). Sin embargo, no afecta al rango dinámico relativo de
la propia señal de audio; en otras palabras, el rango dinámico entre el material de menor y mayor

volumen de la propia señal queda inalterable, pero la señal suena a más volumen en general (aumentan en la misma
proporción las partes de poco y mucho volumen). Para afectar a esa dinámica de la señal tendremos que acudir a la
compresión.

Señal sin normalizar (arriba) y normalizada (abajo)


El expansor

Un expansor funciona como una puerta y te ayudará a eliminar ruido de fondo. Prueba a escuchar el principio de
tu mezcla, ¿hay algún ruido de grabación o de cinta? Si tiene algo de esto y quieres eliminarlo, utiliza el expansor de
la siguiente forma: ajusta el ratio a 1:32 (esto es, la profundidad del expansor). Ahora ajusta el umbral. El expansor
comienza a funcionar cuando la señal cae por debajo del punto de umbral; ve jugando con este parámetro mientras
reproduces la música desde el principio un par de veces, hasta que el inicio ya no contenga ruidos. Si solo quieres
eliminar el ruido de cinta, puede que sea suficiente con utilizar un expansor multibanda en las bandas agudas.

El compresor Un compresor añade pegada extra a tu material (en la foto, el compresor del software T-Racks),
dándole cuerpo y ajustando la dinámica general. Si no estás familiarizado con los fundamentos de la compresión,
deberías leerte antes nuestro artículo [ Aprende a comprimir tus señales ]; aunque está orientado al proceso de
mezcla, los principios del compresor son los mismos.

Un truco general para el ajuste del compresor a la hora de masterizar es este: busca el threshold aproximado en
primer lugar, con un ratio alto y un tiempo de liberación rápido. Asegúrate de que el medidor de reducción de
ganancia se mueve a medida que pasan las "sílabas" o partes que quieres afectar. Entonces reduce el ratio a un
ajuste muy bajo y coloca el tiempo de liberación a unos 250 ms para empezar. Ahora se trata de ajustar con
precisión el ataque, liberación y ratio, quizás con algún reajuste en el threshold; el objetivo es situar el threshold
entre la dinámica mas baja y más alta, de manera que haya una alternancia constante entre compresión alta y baja
(o no-compresión) en la música. Y cuidado: un ajuste de threshold muy bajo y un ratio demasiado alto hará que todo
suene al mismo nivel constantemente.

Esto para los compresores simples; cuando estás aplicando una compresión multibanda tienes que analizar con
más detalle la señal a procesar; ¿hay demasiado extremo grave o agudo, o demasiado poco? ¿Está el rango medio
bien definido?

Si quieres realizar cambios en la relación global de las bandas grave, media y aguda usando el compresor
multibanda, tienes dos rutas a tomar:

· La primera forma es modificar los niveles de banda, usándolos como en un ecualizador · La segunda forma es
comprimir individualmente las bandas. Es aquí donde oirás grandes diferencias.

Como regla de oro, la banda grave actúa mejor con tiempos de ataque rápidos y con tiempos de liberación algo
lentos dado que las frecuencias graves tienen una longitud de onda larga. En la banda de medios puedes usar
prácticamente el mismo tiempo de ataque, pero el tiempo de liberación debería ser algo más rápido dado que el oído
humano es muy sensible en esta zona. Si ajustas la liberación de medios demasiado larga sonará artificial. La
banda de agudos actúa mejor con un tiempo de ataque un poco más lento que en las otras dos bandas, dado que
esto permitirá que las transiciones de frecuencias altas pasen por el compresor. El dejar que estos picos pasen por
el compresor evita el que se produzca el sonido tensionado y sobrecomprimido. El tiempo de liberación de la banda
aguda debería ser rápido, como el de los medios, por la misma razón, para aumentar la apertura del compresor.
El compresor multibanda software de Waves

El limitador

El limitador debe estar situado a continuación del compresor; esto implica que si usas el compresor en ajustes
extremos, harás que el limitador también vaya a tope. Déjale al limitador un poco de espacio para hacer el trabajo
para el que está pensado, que es sujetar el nivel de vez en cuando.

Si haces que los niveles de salida del bloque de compresor queden demasiado cerca del techo del limitador, tu
mezcla sonará aplastada. Un uso racional del limitador, especialmente usando los valores de ratio más suaves
posibles, hará que tu mezcla siempre suene natural.

Notas finales Utiliza tus oídos en todos los procesos; confía en ellos cuando te dicen que la mezcla suena bien.
Juega con el bypass para observar los cambios que producen tus ajustes. Descansa cuando lleves demasiado
tiempo trabajando en la mezcla; si te agotas perderás la noción de las cosas importantes y cometerás errores.

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